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¿QUÉ ES UNA AGENCIA DE INTELIGENCIA? Y LA NECESIDAD DE COMENZAR DE CERO EN ARGENTINA.

Marcelo Javier de los Reyes*

Au Service de la France, serie francesa ambientada en 1960, en plena Guerra Fría, que ridiculiza al servicio de inteligencia de Francia.

La credibilidad, como la virginidad, solo se puede perder una vez y nunca se puede recuperar.

Charley Reese (1937-2013)

 

En mi libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones” defino la Inteligencia como un concepto polisémico, siguiendo a Sherman Kent (1903-1986), quien ha sido el gran impulsor de los estudios de esta disciplina. Profesor de historia de la Universidad de Yale, durante la Segunda Guerra Mundial y diecisiete años la Guerra Fría prestó servicio en la Agencia Central de Inteligencia CIA, fue un pionero en lo que respecta a la teoría en Inteligencia, a la que define de la siguiente manera:

Es el conocimiento que nuestros hombres, civiles y militares, que ocupan cargos elevados, deben poseer para salvaguardar el bienestar nacional.[1]

Kent considera a la Inteligencia tanto como un proceso que se lleva a cabo cuando se pone en marcha lo que se denomina ciclo de la inteligencia, como un producto de ese proceso, así como una organización, entendiendo por organización a las agencias que llevan a cabo la actividad de inteligencia. Entonces, la “inteligencia es organización”:

La inteligencia constituye una institución; es una organización física de seres vivos que persigue, como fin, una clase especial de conocimiento. Una organización semejante debe hallarse preparada para poner a los países extranjeros bajo vigilancia u observación y debe estar preparada para explicar sus pasados, su presente y probables futuros. Debe tener la seguridad de que lo que produzca en el sentido de información sobre esos países, sea útil a la gente que toma las decisiones, es decir, que sea apropiado para sus problemas, que sea completo, seguro y oportuno.[2]

Este párrafo es sumamente importante porque pone en evidencia la importancia del ser humano en el proceso de la información, ya que por más tecnología de avanzada que se tenga, el hombre es el único capaz de llevar a cabo su análisis. Por otro lado, la “vigilancia u observación de los países extranjeros”, porque esto nos llevará a poder armar el escenario estratégico en el cual estamos actuando y así poder definir nuestras fortalezas, nuestras oportunidades, nuestros desafíos y nuestras amenazas. En Argentina los últimos gobiernos han considerado que nuestro país no tiene “hipótesis de conflicto”, lo cual es un gravísimo error de apreciación —por llamarlo de algún modo— atento a que tenemos parte del territorio ocupado, así como una gran parte del Atlántico sudoccidental. Las ambiciones sobre el territorio antártico son otras cuestiones a tener en cuenta, más allá de que por el momento ningún Estado pueda atribuirse soberanía sobre el territorio al que aspira. Del mismo modo, debe señalarse que aunque nuestro país no perciba a otro como una amenaza no supone que otro Estado perciba al nuestro como tal.

Con respecto a lo expresado por Sherman Kent, también debe resaltarse que lo que se produzca a partir de esa información obtenida debe ser un producto “completo, seguro y oportuno”, es decir que debe abordar el tema en profundidad, debe ser preciso y entregado a tiempo, es decir, anticiparse a un potencial conflicto, o a una crisis, o bien para reducir la incertidumbre. Esto tiene una relevancia fundamental porque esa información de inteligencia debe ser “útil a la gente que toma las decisiones”.

Sin embargo, habría dos observaciones que hacerle a ese parágrafo del libro de Kent, porque fue publicado a fines de la década de 1940. Por un lado, en la actualidad los objetivos de un servicio de inteligencia van más allá de la “vigilancia u observación” de otros países. Existen cada vez más temas a considerar, como el crimen organizado, el terrorismo, el narcotráfico, la inteligencia competitiva, la inteligencia sanitaria[3], una potencial agresión utilizando armas QBN (agentes químicos, biológicos y nucleares), entre tantos otros temas primordiales para la Inteligencia Estratégica.

Por otro lado, la inteligencia no debe limitarse solamente hacia el exterior sino que también debe considerarse la inteligencia interior y la contrainteligencia[4]. En el caso de la Argentina, suele difundirse que no se puede hacer inteligencia interior, lo cual no es verdad pero si la Ley de Inteligencia, en su artículo 4º, menciona las restricciones que tienen los organismos de Inteligencia al respecto. Si la inteligencia interior funcionara se habrían evitado, por ejemplo, los incidentes que se produjeron el 13/03/2021 en ocasión de la visita del presidente Alberto Fernández a la provincia de Chubut[5]. Oportunamente, el actual Ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, manifestó a la prensa que lo sucedido mostró un gran “amateurismo en seguridad e inteligencia”, apuntando a la titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y a la entonces ministro de seguridad, la antropóloga Sabrina Frederic[6]. La interventora le respondió que “el Presidente me encomendó producir inteligencia estratégica desde AFI”, aunque hasta el momento no haya podido demostrar sus conocimientos sobre “Inteligencia Estratégica”, pues se limita a firmar convenios con la Cancillería Argentina —íntimamente vinculada a la Inteligencia dado que los delegados en el exterior desempeñan sus actividades en el ámbito de nuestras embajadas— o con el director de la Casa de la Moneda, convenio que según el tuit oficial de la AFI “busca que ambos organismos trabajen en ámbitos institucionalizados de cooperación”, lo cual queda sujeto a la libre interpretación. También ha procedido a mostrarles a los miembros de las organizaciones sociales y personas individuales los archivos que el organismo tenía sobre ellos. En síntesis, ha convertido a la AFI en una ONG de derechos humanos y la ha desmantelado, tanto de recursos humanos (algo que se dio durante toda la democracia con los sucesivos cambios de gobierno pero sobre todo durante las inoperantes gestiones de los gobiernos de De la Rúa, los Kirchner y Macri) como de bienes, ya que donado —como si fueran suyos— recursos materiales del organismo (autos[7], muebles, televisores[8], armas y chalecos antibalas[9], etc.) a otros organismos y curas villeros.

Volvamos al “deber ser”. En una entrevista que le efectuaron en el programa Código Rojo de la televisión española a quien fuera responsable de la unidad operativa del entonces servicio de inteligencia español, el CESID, Juan Alberto Perote, expresó que una agencia de inteligencia “es una empresa en la que se negocia con información”. Desde esta perspectiva se puede considerar a la agencia de inteligencia como una organización, en coincidencia con lo que también expresa Kent al considerar que está destinada a elaborar un producto (conocimiento) con materias primas (toda clase de datos) y trabajo muy hábil pero no con un objetivo comercial[10]. Se hace necesario agregar que, para que su “producto” sea reconocido en el mundo de la comunidad de inteligencia, debe ser de altísima calidad.

Tomando ese concepto para definir una agencia puede entenderse por qué los gobiernos “negocian” información, es decir, comparten la inteligencia entre sus agencias. Alvin Toffler menciona este tipo de negociación como de comprador-vendedor[11].

A los efectos de ejemplificar lo que sucede en un país que cambia de régimen, de partido gobernante o de un gobierno que accede al poder y que precisa elegir un “proveedor de información secreta” o “mayorista”, Toffler cita el caso del gobierno argentino durante la presidencia de Raúl Alfonsín.

En diciembre de 1983 la República Argentina puso fin al gobierno cívico militar, autodenominado Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983), y retornó a la vida democrática con la asunción del presidente Raúl Alfonsín. La situación no se mostraba fácil para el nuevo gobierno pero, entre tantas prioridades, se hacía necesaria una reestructuración del sistema de inteligencia.

En 1985 hombres cercanos a Alfonsín debatían acerca de cuál debía ser el servicio con el cual la SIDE (Secretaría de Inteligencia de Estado[12]) de Argentina intercambiaría información: la CIA, el servicio francés, el británico o el Mossad de Israel. Debido a la guerra del Atlántico Sur, librada en 1982, el servicio británico fue descartado; la CIA estuvo muy involucrada con el gobierno militar pero debido a que el gobierno de Alfonsín intentaba mantenerse equidistante de las superpotencias que aún dominaban el sistema bipolar de la Guerra Fría, se consideró tomar distancia de la CIA como del KGB soviético. El servicio de inteligencia de Francia, la Direction générale de la sécurité extérieure, DGSE (Dirección General de Seguridad Exterior[13]) eran la otra opción pero, atento a que Francia era el Estado gendarme de África reunía mucha información de ese continente, incluso de Medio Oriente, pero poco de la región de interés de la Argentina: América del Sur[14].

Esta búsqueda de “proveedores de información” nos indica que las fuentes deben ser evaluadas considerando dos aspectos relevantes: la confiabilidad y la proximidad.

La confiabilidad estará dada por la experiencia que hayamos tenido con esa fuente en otras ocasiones. Si con anterioridad esa fuente suministró información precisa, permite que una nueva información sea considerada como confiable. Si se trata de una fuente nueva, que no hemos evaluado porque no hemos trabajado con ella con anterioridad, deberá tenerse cierto resguardo al momento de ser valorada.

La proximidad está relacionada con la vinculación que la fuente puede tener con respecto a la información que proporciona. De tal manera que puede ser un testigo presencial de un determinado hecho o que esté involucrado en la cuestión que nos interesa, constituyéndose en una fuente primaria. Si se trata de una fuente que proporciona información de segunda mano por estar relacionada con ese testigo presencial o con el protagonista de un determinado hecho, se trata de una fuente secundaria y el grado de confiabilidad ya no sería el mismo.

Si se retoma el enfoque de que “es una empresa en la que se negocia con información”, al considerarse que no existe un fin comercial, esa información debe ser pagada con información. Es decir, que se trata de un intercambio dentro del mismo rubro. Esto exige que si nuestro servicio recibe información debe, a su vez, elaborar información propia y de calidad para “entregar en forma de pago” o colaboración. Para poder llegar a producir inteligencia de calidad se precisan buenos agentes operativos y buenos analistas. Si no hay agentes operativos, la organización solo se limitará —tal como se propuso en el proyecto que había presentado la diputada Elisa Carrió— a realizar inteligencia “exclusivamente sobre fuentes abiertas” y/o informes que servicios de otros países nos proporcionen, lo que indica en primer lugar, que los analistas tendrán muy limitada la reunión de información y, en segundo lugar, que sus productos finales carecerán de interés como moneda de intercambio.

Cierto es que un organismo de inteligencia se nutre en un altísimo porcentaje de fuentes abiertas pero los “indicios” y los elementos que enriquecen un informe de inteligencia suelen ser los que se obtienen por “fuentes propias”.

Recapitulando sobre la situación de inteligencia en la Argentina, es evidente que se debe comenzar de cero. Desde el inicio de la democracia en 1983 se puso énfasis en los vicios de un servicio de inteligencia: en lugar de que produzca una inteligencia al servicio del Estado se la produjo al servicio de los diferentes gobiernos, es decir, tuvo un uso meramente político a partir de espiar a la oposición como así también a los propios. Asimismo, durante las gestiones de los gobiernos de los Kirchner y Macri, el organismo fue utilizado para funciones policiales o vinculadas al crimen organizado, para lo cual existe la Dirección de Inteligencia Criminal, dejando de lado su objetivo de producir Inteligencia Estratégica. A esto debe el agente de inteligencia debe proteger su identidad pero durante la etapa macrista a algún funcionario se le ocurrió que nada menos que los operativos utilizaran campera con el acrónimo AFI en la espalda al mejor estilo del FBI o de la PFA… Los medios de comunicación están a la mano gracias a Internet y los ejemplos son numerosos, por lo que no es necesario mencionar casos aquí.

05/07/2016. Operativo durante el arribo del prófugo Ibar Pérez Corradi a la Argentina, procedente de Paraguay. Puede apreciarse “notablemente” a un agente de la AFI. Imagen: La Voz.

Como se trata de una disciplina que puede estudiarse en algún instituto o universidad pero cuyo profesionalismo se adquiere formando parte de un organismo, puede afirmarse que la transferencia del conocimiento se encuentra en los propios organismos. Si los mismos fueron sometidos a constantes purgas por diversas vías, esa transferencia de conocimientos pierde continuidad, se corta. Tanto los gobiernos kirchneristas como el de Macri apuntaron a la “profesionalización” de la inteligencia, procediendo a su “desprofesionalización” dejando en la calle al personal de carrera y haciendo ingresar a personal sin formación, parientes y amigos. Todos estos gobiernos responsabilizaron a la inteligencia como si se manejara autónomamente y responsabilizaron a su personal por los propios desaguisados generados por los políticos. Alberto Fernández y la actual interventora se llenaron la boca hablando de los “sótanos de la democracia” para referirse a la inteligencia pero se trata de las propias cloacas que ellos han creado desde la Casa Rosada. En la actualidad, cada vez es más evidente que todos critican lo que en definitiva terminan haciendo.

Respecto a la capacitación de los agentes, los casos del “Instituto Patria”[15] o lo sucedido con una funcionaria de la Embajada de Irán[16], ponen en evidencia que la tan deseada profesionalización de Mauricio Macri y Alberto Fernández ha sido un fracaso. La filtración a la prensa de las actas ha sido otro caso de “amateurismo” en inteligencia. La Ley 25.520, en su artículo 16º es clara al respecto:

Las actividades de inteligencia, el personal afectado a las mismas, la documentación y los bancos de datos de los organismos de inteligencia llevarán la clasificación de seguridad que corresponda en interés de la seguridad interior, la defensa nacional y las relaciones exteriores de la Nación. […]

La clasificación sobre las actividades, el personal, la documentación y los bancos de datos referidos en el primer párrafo del presente artículo se mantendrá aun cuando el conocimiento de las mismas deba ser suministrado a la justicia en el marco de una causa determinada o sea requerida por la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia.

A partir de lo mencionado en la ley, es claro que la clasificación de la información debía ser mantenida aunque fuera suministrada a la justicia. La filtración ha, precisamente, puesto en peligro al personal, a la defensa nacional y a las relaciones exteriores, en cuanto quedaron expuestas reuniones con servicios extranjeros. Por suerte para los funcionarios siempre hay jueces “oficialistas” dispuestos a dictar un sobreseimiento.

De tal manera que se deben recuperar las capacidades operativas y reconstruir el área de Análisis con personal idóneo que pueda integrar datos, interpretarlos, desarrollar hipótesis y cerrar los informes con su correspondiente consideración prospectiva. Llegar a desarrollar una Inteligencia Estratégica requiere de un esfuerzo aún mayor, ya que no cualquiera puede ser un analista estratégico y esto requiere de unos doce o quince años de análisis y de haber abordado un sinnúmero de temas que su cerebro pueda relacionar: pero fundamentalmente de la formación de equipos.

Por otra parte, debe reducirse el ingreso de determinadas profesiones y reclutar personal con amplios conocimientos de cultura general y de diversas carreras con el objetivo de formar equipos multidisciplinarios. La inteligencia amerita actualizarse para enfrentar las actuales amenazas. En este sentido, es necesario sumar profesionales informáticos y de la salud, pero para aplicar sus conocimientos a la inteligencia.

Nuevamente habrá que poner el acento en el dominio de idiomas. Sin embargo, lo más importante es tener presente lo que ha expresado Peter Drucker: “Nadie debería ser nombrado para una posición directiva si su visión se enfoca sobre las debilidades, en vez de sobre las fortalezas de las personas”.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

 

Referencias

[1] Sherman Kent. Inteligencia estratégica. Buenos Aires: Pleamar, 1967, p. 9.

[2] Ibíd., p. 85.

[3] Marcelo Javier de los Reyes. “La Inteligencia Sanitaria. Una inteligencia sectorial de la Inteligencia Estratégica”. Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos (SAEEG), 16/07/2020, https://saeeg.org/index.php/2020/07/16/la-inteligencia-sanitaria-una-inteligencia-sectorial-de-la-inteligencia-estrategica/.

[4] La Ley de Inteligencia 25.520 define como “Contrainteligencia a la actividad propia del campo de la inteligencia que se realiza con el propósito de evitar actividades de inteligencia de actores que representen amenazas o riesgos para la seguridad del Estado Nacional”.

[5] “Atacan a golpes y pedradas el vehículo de presidente argentino Alberto Fernández”. Deutsche Welle, 13/03/2021, https://www.dw.com/es/atacan-a-golpes-y-pedradas-el-vehículo-de-presidente-argentino-alberto-fernández/a-56865848, [consulta: 02/11/2021].

[6] “Aníbal Fernández golpeo duro a la AFI y Ministerio de Seguridad y Caamaño salió de punta”. TotalNews, 17/03/2021, https://totalnewsagency.com/2021/03/17/anibal-fernandez-golpeo-duro-a-la-afi-y-ministerio-de-seguridad-y-caamano-salio-de-punta/, [consulta: 02/11/2021].

[7] “La AFI entregó dos autos blindados a Presidencia de la Nación”. Sitio oficial del gobierno argentino, 23/04/2021, https://www.argentina.gob.ar/noticias/la-afi-entrego-dos-autos-blindados-presidencia-de-la-nacion, [consulta: 02/11/2021].

[8] “La AFI donó muebles y televisores a la parroquia que dirige el padre Lorenzo ‘toto’ De Vedia”. Sitio oficial del gobierno argentino, 21/09/2020, https://www.argentina.gob.ar/noticias/la-afi-dono-muebles-y-televisores-la-parroquia-que-dirige-el-padre-lorenzo-toto-de-vedia, [consulta: 02/11/2021].

[9] “El Ministerio de Seguridad recibió armas y chalecos antibalas hallados en la AFI”. Sitio oficial del gobierno argentino, 26/06/2020, https://www.argentina.gob.ar/noticias/el-ministerio-de-seguridad-recibio-armas-y-chalecos-antibalas-hallados-en-la-afi, [consulta: 02/11/2021].

[10] Sherman Kent. Op. cit., p. 90.

[11] Alvin Toffler. El cambio de poder. Barcelona: Sudamericana, 1999.

[12] A partir de la Ley n° 25.520 se denominó solo Secretaría de Inteligencia aunque en los medios y en el lenguaje cotidiano se le sigue denominando SIDE. En 2015 se sancionó la Ley 27.126 que disolvió la Secretaría de Inteligencia y se creó la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).

[13] El 2 de abril de 1982 la Direction générale de la sécurité extérieure reemplazó al Service de documentation extérieure et de contre-espionnage, SDECE, (Servicio de Documentación Exterior y de Contra Espionaje), que había sido creado el 28 de diciembre de 1945. Sitio web oficial del DGSE <https://www.defense.gouv.fr/dgse/tout-le-site/historique>.

[14] Alvin Toffler. Op. cit., p. 352-353.

[15] “El Instituto Patria acusó a la AFI de realizar tareas de inteligencia contra Cristina Kirchner”. El Tribuno, 08/08/2018, https://www.eltribuno.com/salta/nota/2018-8-8-8-35-0-el-instituto-patria-acuso-a-la-afi-de-realizar-tareas-de-inteligencia-contra-cristina-kirchner, [consulta: 10/08/2018].

[16] Omar Lavieri. “Identificaron a tres agentes de la AFI que seguían por la calle a una empleada de la embajada de Irán en Argentina”. Infobae, 05/10/2021, https://www.infobae.com/politica/2021/10/05/identificaron-a-tres-agentes-de-la-afi-que-seguian-por-la-calle-a-una-empleada-de-la-embajada-de-iran-en-argentina/, [consulta: 05/10/2021].

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UNIDAD Y PATRIOTISMO

Marcos Kowalski*

Transforma al adversario en enemigo y al país en campo de batalla.

Ya hace tiempo que venimos viendo a muchos grupos, sobre todo dentro del sector del denominado “pensamiento Nacional”, donde algunos incluyen a este autor, llamar a la unidad de acción para lograr la unidad patriótica argentina.

Más allá de los diversos conjuros, imposiciones excéntricas de minorías mundiales y globalista, por sobre “pandemias” aislamientos y pérdidas de libertades, por encima de la facción que resultan ser todos los políticos y muchos de los aspirantes a serlo, está el pueblo argentino y su sentida argentinidad.

Observando la realidad tal cual es y no como nos gustaría que resultara ser, vemos que la finalidad de unificar a grupos patrióticos debe pasar por actualizar los contenidos del patriotismo mismo, reconstruir su mística y fijar una estrategia común que incluya una política para construir poder propio, pero lo más importante, mostrar y demostrar a la sociedad que puede ser una opción con futuro de producir beneficios para todos los ciudadanos y la Patria.

Hoy es tal la confusión y escamoteo de la verdad, que es muy importante persistir en un trabajo esclarecedor sobre las consecuencias nefastas que la contra-cultura impuesta mediante el endeudamiento perpetuo y políticos inescrupulosos, a los que hay que echar del poder y juzgarlos por traición, han desatendido a la soberanía de nuestra Patria favoreciendo su empobrecimiento y dependencia.

No podemos dejar de volver una y otra vez sobre este tema repitiendo que no hay solución posible para la crisis económica argentina, ni medidas paliativas que la resuelvan, si no tomamos el toro por las astas y rompemos el círculo vicioso del endeudamiento perpetuo que el Poder Mundial nos ha impuesto para someternos y arruinarnos y hacer saber que esto solo es posible con un plan de plena producción con capacidad de exportación.

El patriotismo debe contemplar la argentinidad, el “sentido nacional” del compatriota, se tiene que fomentar en la concepción política que propicia el encaminamiento de la Nación a la consecución del bien común por el orden y la unidad, religados en autoridad. Siendo uno el Bien Común, la finalidad perseguida por la Nación debe ser una. Y si es una la finalidad, deben ser adecuados a ella los medios.

Es necesario considerar al hombre como una unidad ontológica no escindible de individuo y persona. Por ello no cabe ser ni individualista, ni personalista, sino plenamente humano, ver en el hombre político patriota no sólo un sujeto temporal sino también espiritual, comprometido en cuanto tal, en todos sus actos de ciudadano. El sentido de unidad y de orden del patriotismo lo opone a todo internacionalismo político y a todo cosmopolitismo, pues uno y otro son factores disolventes de la Nación.

Es necesario encarar un proselitismo nacional en un lenguaje coloquial, dirigiendo los mensajes a cada sector social en forma comprensible para el mismo, despertando el sentido Nacional y el altruismo natural, latente en cada argentino, para poder producir la masa crítica de adherentes necesarios para el cambio total de paradigmas porque un sistema político Nacional que pone el Bien Común como fin es el ideal a perseguir. Para el patriotismo «el Estado es la sociedad natural, revestido de la autoridad suprema dentro de unos límites dados, encargada de realizar el Bien Común de sus miembros».

En cambio, si se pone como fin el hedonismo individualista, se consigue un totalitarismo de ferocidad omnívora, un sistema político que, como la social-democracia liberal, proponga y practique la inmolación de la persona humana al mito y llegaríamos a una anarquía como la que estamos padeciendo. Por otro lado, si el fin es la absorción de la persona por el Estado, como propicia el marxismo, sería totalitarismo esclavizante liso y llano.

La historia de nuestro país no se compromete con ninguna forma política determinada.

En Argentina ha habido autocracia, aristocracia, oligarquía y socialdemocracia, y en cada circunstancia se ha gobernado con resultados positivos y negativos. La historia argentina no es la de demonios y de santos, sino la historia de una Nación con un gran sentido Nacional en el hombre argentino.

Es la mentalidad del mito antinacional la que transforma al adversario en enemigo y al país en campo de batalla, en escenario de una guerra fratricida y de exterminio, al igual que la mentalidad primitiva. En el orden de un mismo Estado y de una sola Nación el adversario político, el antagonista que disputa en el “Agon”, no es un enemigo. Si lo es el traidor, que, sirviendo a sus intereses propios y por su propia corrupción, en lugar de propiciar el bien común sirve a los intereses de la anti patria, sujetando a nuestro pueblo a la ignominiosa miseria y a la Nación misma al endeudamiento empobrecedor.

Como se sabe, desde hace unos treinta años se impuso en las democracias occidentales la teoría del consenso, que tiene su origen ideológico en la neo-marxista “escuela de Frankfurt” con el filósofo Jürgen Habermas a la cabeza. Esto dio por resultado que «el consenso o acuerdo de los grandes partidos políticos» se transformara en el fundamento moral de nuestras menguadas democracias.

Reemplazándose así la genuina representación democrática, transformando al sufragio universal y secreto en una verdadera farsa. Porque viene a justificar las decisiones ya tomadas de antemano por el acuerdo de políticos corruptos. Es solo un sistema procedimental y por ende vaciado de contenido. Al consenso de la partidocracia debemos agregar las múltiples y variadas “mesas de consenso social” patrocinadas por los grandes lobbies e instituciones de la sociedad civil, para que cambiando algo, nada cambie.

Por eso y más que nunca debemos aunar criterios, pero sobre todo actuar, cómo y dónde podamos para propiciar la reconquista de la argentinidad promoviendo la llamada Estrategia Nacional que se refiere a todos los poderes de la Nación, tanto en la paz como en la guerra, y comprende los varios tipos de estrategias para alcanzar los altos fines nacionales del Estado, así se identifica una estrategia política, como también económica, psicológica, interna y externa y también militar.

La esperanza argentina es creer y luchar por un futuro mejor, despertando el sentido Nacional de cada uno de nuestros compatriotas, como decimos siempre, la unidad y los conductores surgirán de la acción política, luchemos con las palabras, pero además con los hechos, sin perder la fe, invoquemos la protección de Dios y recordemos que los patriotas solo debemos morir en el empeño de reconquistar la Patria.

 

* Jurista USAL con especialización en derecho internacional público y derecho penal. Politólogo y asesor. Docente universitario. Aviador, piloto de aviones y helicópteros. Estudioso de la estrategia global y conflictos.

Publicado en Restaurar.org el 18 de octubre de 2021, http://restaurarg.blogspot.com/2021/10/unidad-y-patriotismo.html#more

ARGENTINA SE SUICIDA

Revista Tiempo GNA*

El desarme de nuestras FFAA comenzó después de la Guerra de Las Malvinas y sigue sin detenerse. La mayoría de los sistemas de defensa datan de 1974. Esto provocó que muchos de ellos hayan tenido que ser dados de baja por falta de mantenimiento o porque los fabricantes ya no producen repuestos.

El caso más inquietante es el de la Fuerza Aérea que mantiene en tierra una importante cantidad de aeronaves y aquellos que pueden volar sólo lo hacen en días de buena visibilidad por deficiencia en sus medios de navegación.

En la Marina ocurre otro tanto ya que la mayoría de los buques, submarinos y aviones superan los 30 años. Un almirante retirado que conoce de cerca el funcionamiento de la Marina, destacó que: “Ninguna fuerza armada del mundo, aunque sea la más chiquita, puede estar operativa con el actual presupuesto.

Los buques argentinos de guerra más importantes si tuvieran que enfrentarse contra barcos que le funcionan sus sistemas, estarían perdidos”.

El panorama del ejército no es muy diferente pues tiene tecnología de los años 70’ y varias veces los medios periodísticos aludieron que sólo existe munición para dos horas de combate. La situación es tan seria que si las FFAA tuvieran que cumplir su rol de defensa, apenas podrían hacerlo por breves días. Julio Cesar Martínez, quien fuera Ministro de Defensa (2015-2017) mencionó: “La Argentina no puede entrar en combate en forma exitosa ni con Sierra Leona. Ninguna fuerza está en capacidad operativa, no tienen capacitación ni incentivación”.

Para peor el éxodo por los bajos sueldos, ha llevado a cada vez más a experimentados oficiales y suboficiales a pasarse a actividad privada.

Quien fuera vicepresidente de la Comisión de Defensa del Senado, Arturo Vera, resaltó que: ”Toda la infraestructura que tienen las Fuerzas Armadas está destruida. No cuentan con elementos para nada. Aparte de los equipos, no pueden practicar, no tienen armamentos, balas, ni el trato que se merecen”. Este último concepto es muy importante; la guerra es algo muy serio y es obvio que para pelear por el terruño hace falta estar muy motivado. Es decir, contar el afecto del poder político y de la población. ¿Qué pasaría con nuestros muchachos si llegaran verse cara a cara con el enemigo? ¿Después de tantas humillaciones, tendrán la moral de combate necesaria?

El futuro es hoy

Argentina no tiene enemigos naturales, pero sí alimentos para satisfacer a millones de estómagos, eso la hace apetitosa y un adversario puede aparecer amenazante en cuestión de semanas. Queda latente la pregunta ¿En caso de una agresión externa, nuestro país podrá defender sus fronteras o perderá territorio? En el pasado naciones menos atrayentes fueron invadidas, sus tierras repartidas entre los vencedores y en esos casos de nada sirve el Derecho Internacional.

Hoy existen enormes extensiones que hasta un “batallón de abuelas” enemigas podría invadirlo. Variadas y autorizadas voces como las de Rosendo Fraga, Hernan Dobry y Horacio Jaunarena entre otros, se han escuchado sobre el peligro que representa el desarme y algunas de sus frases están en esta nota. La analista Virginia Gamba (Capetown, Sudáfrica) mencionó: “La falta de preparación de los militares en Argentina, su anulación y desarme absolutos, garantizan que el país será un blanco fácil del próximo conflicto, de una naturaleza absolutamente distinta que los anteriores. Considero que el desarme y la desmovilización de las fuerzas armadas argentinas son garantía de la violencia”.

Así como muchos admiran al “Zorro” Julio A. Roca por haber conquistado la Patagonia, esperemos que nuestros nietos no nos odien por la alegre negligencia de esta generación.

* Revista independiente para el personal de la GNA, Tiempo GNA, Nº 61, octubre de 2021.