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EL VIEJO REALISMO COMO HOJA DE RUTA DEL «NUEVO» MUNDO

Alberto Hutschenreuter*

Imagen geralt en Pixabay

 

Cuando echamos una mirada a los acontecimientos que tienen lugar en el mundo actual, difícilmente podríamos sostener que los mismos respaldan la predominancia de enfoques centrados en el multilateralismo, los valores colectivos y la cooperación desinteresada.

Desde hace tiempo que el denominado modelo relacional, es decir, el que se funda en el poder, la jerarquía, las capacidades, el interés nacional y la incertidumbre de las intenciones entre Estados, predomina en el mundo, llegando incluso a establecerse hoy un inquietante estado de beligerancia latente o de no guerra entre los principales actores preeminentes, esto es, los centros que deberían dar forma a una estructura o configuración internacional.

El estado de disrupción internacional es tal que hasta se podría dudar si hay posibilidades de llegar alguna vez a un orden, pues incluso entre aquellos poderes mayores que tienden hacia una alianza, como China y Rusia, las concepciones relativas con un orden internacional son diferentes. En estos términos, sólo quedaría como garantía relativa de un orden el comercio entre Estados, un sustituto de un orden, pero que no llega a serlo.

¿Estamos, por tanto, en un estado de retroceso en las relaciones internacionales? La pregunta resulta pertinente, pues desde 2014, cuando se produjo la anexión o recuperación de Crimea por parte de Rusia y la desconfianza y fragmentación internacional se profundizó, se habló, primero, del retorno de la geopolítica y luego, del regreso de la guerra; dos cuestiones vinculadas a la obtención de ganancias de poder por parte de los Estados, es decir, «sustancias» de la concepción realista en política internacional, que deprime la cooperación desinteresada entre los Estados mientras que afirma la competencia y la rivalidad entre los mismos. Pero ello no supone ninguna novedad. De modo que, más que retroceso, tal vez sería más apropiado referirnos a una regularidad.

El final de la contienda bipolar, la desaparición de la URSS, la reacción internacional contra la invasión iraquí a Kuwait y el fenómeno de la globalización fueron cuatro hechos que fundaron un clima favorable en relación con el curso de las relaciones internacionales y ello se constató en las hipótesis esperanzadoras que se desplegaron por entonces. Además, la contundencia de las tres victorias estadounidenses (Guerra Fría, guerra del Golfo y modelo económico) afirmó la percepción sobre el triunfo de cierta idea de benevolencia frente a los dogmas casi totalitarios que capitulaban o se encontraban en fase terminal.

La globalización fue, acaso, el epítome, del nuevo clima: una idea cuya práctica aseguraba velozmente el ascenso hacia el desarrollo. Nunca hubo por entonces posiciones que concibieran la globalización como un proceso de oportunidades, que era algo cierto, pero también como un fenómeno no neutro, es decir, como un régimen de poder, algo que era más cierto todavía. Sin duda, si se hubiera considerado la experiencia, seguramente se habría concluido que eran necesarios más reparos por parte de los países frente a las expectativas desmedidas.

En este contexto, las corrientes de pensamiento que consideraban que las relaciones internacionales cambiaban hacia formas menos descentralizadas y más regimentadas, sintieron que sus esperanzas en la afirmación de una sociedad internacional eran prácticamente irreversibles. Si hasta hacía poco el mundo mantenía características hobbesianas, es decir, de ineluctable pugna por el poder, el nuevo escenario tendría rasgos más lockeanos y kantianos, es decir, de creciente comercio y cooperación, y allí todos (poderosos, intermedios y débiles) lograrían márgenes de ganancias. Consecuentemente, se afirmaría «la paz», es decir, el orden.

A pesar de numerosas situaciones, que examinadas con rigor estratégico resultaban categóricas en relación con aquellos fundamentals del realismo, por caso, expansión de la OTAN, proyección regional y global de poderes mayores, movimientos internos en países ubicados en zonas selectivas, etc., tuvieron que suceder los hechos en Siria y en Ucrania-Crimea para que se reconsideraran premisas y se admitiera que la geopolítica estaba de regreso, lo cual era un desacierto, pues nunca podía estar de vuelta aquello que nunca se había marchado.

Desde entonces, aquellas pocas, pero convincentes explicaciones que proporcionaba el realismo, para exponerlo casi en las mismas palabras de Kenneth Waltz, se hicieron frecuentes cuando se hablaba del estado o panorama estratégico del mundo. Los documentos e informes de foros internacionales, organizaciones intergubernamentales y de actores preeminentes describían contextos cada vez más inquietantes (por ejemplo, los Global Risks Report del World Economic Forum, o las Global Trends de las agencias de inteligencia de Estados Unidos).

Finalmente, la pandemia, el nacionalismo de las vacunas, la rivalidad chino-estadounidense y la guerra en Ucrania terminaron por recentrar al realismo en la política internacional y mundial, quedando apenas, como se dijo antes, el comercio internacional, afectado por las tensiones provocadas por tales acontecimientos, como un frágil esquema de relativo orden.

En cuanto a los nuevos tópicos, esto es, conectividad, robótica, biogenética y, particularmente, inteligencia artificial, sin duda que se trata de tecnologías mayores que aportan oportunidades para muchas situaciones, por caso, una diplomacia (quizá) menos equívoca y más precisa para resolver crisis. Pero también existe aquí un ancho margen de posible conflictividad (en buena medida, con desenlaces desconocidos).

La experta australiana Kate Crawford ha venido advirtiendo lo aterrador que sería que un programa de IA adopte decisiones en materia de empleos a partir del reconocimiento emocional de las personas en función de su rostro. Estaríamos ante nuevas y tal vez incontrolables formas o pautas de desigualdad social. Y esto es solo una hipótesis, por no referirnos a otras que nos harían considerar los riesgos que corren las mismas democracias.

Pero desde nuestro lugar (las relaciones entre Estados), la posesión de tecnología mayor profundizaría la desconfianza, la competencia y la rivalidad entre Estados, al punto que se reafirmaría una de las principales marcas del realismo: la anarquía internacional; precisamente, una de las cuestiones que más ha sido criticada por las corrientes que consideran que se trata de una obsesión del realismo, pues ante la vitalidad de nuevos movimientos sociales conscientizantes de nuevas cuestiones colectivas, cuya incesante actividad va erosionando la autoridad del Estado y creando una nueva arena no internacional sino global, la anarquía se habría vuelto una realidad cada vez más anacrónica; un hecho que ha sido útil para explicar el mundo de ayer, pero que no se ha modernizado.

Considerando las nuevas tecnologías en relación con el terreno militar, ¿qué garantiza que las mismas no dejarán al mundo más cerca de una catástrofe como consecuencia de decisiones equivocadas?

En un reciente artículo publicado en la revista Foreign Affairs, la investigadora del Consejo de Relaciones Exteriores, Lauren Khan, se refiere al incidente que tuvo lugar en marzo pasado sobre el Mar Negro, cuando un dron estadounidense MQ-9 Reaper fue seguido y acosado por dos aviones de combate rusos. El Reaper arrojó combustible sobre las alas y sensores de uno de ellos, el caza cortó la hélice del dron dejándolo inoperante y obligando a sus controladores a precipitar el dron sobre el mar.

Todos los movimientos del dron, incluida su destrucción, fueron supervisados y dirigidos por fuerzas norteamericanas desde una muy lejana sala de control. La experta se pregunta qué hubiera sucedido si el dron no fuera piloteado por humanos, sino por un software independiente con inteligencia artificial. «¿Y si ese software hubiera percibido el “toque” del caza ruso como un ataque?». La pregunta planteada es aterradora.

Como vemos, no parece que quedara demasiado lugar para abordar estos temas desde categorías que no partan y se analicen desde aquellas que nos proporciona el realismo, es decir, desde aquello que muy bien Stanley Hoffmann ha denominado «políticas como de costumbre», es decir, planteos y respuestas que nunca se alejan del poder, las capacidades, el interés nacional, el multipolarismo, el temor, la ambición, la geopolítica, la jerarquía y las vacilaciones sobre las intenciones.

Al menos en lo que queda de la tercera década del siglo XXI, pensar el mundo fuera de esas categorías es pensar un mundo que no es. En otros términos, se corre el alto riego de realizar diagnósticos fallidos.

 

* Alberto Hutschenreuter es miembro de la SAEEG. Su último libro, recientemente publicado, se titula El descenso de la política mundial en el siglo XXI. Cápsulas estratégicas y geopolíticas para sobrellevar la incertidumbre, Almaluz, CABA, 2023.

 

Artículo publicado el 12/06/2023 en Abordajes, http://abordajes.blogspot.com/

ESTADOS UNIDOS, CHINA Y RUSIA: INTELIGENCIA, CIBERSEGURIDAD Y NUEVAS TECNOLOGÍAS EN DESARROLLO. ENTREVISTA CON EL PROF. GIANCARLO ELIA VALORI

  1. China ha estado invirtiendo fuertemente en innovación tecnológica, particularmente en áreas como inteligencia artificial y 5G. ¿Cómo ve la evolución de la industria tecnológica de China en los próximos años y qué implicaciones podría tener esto para el resto del mundo?

En años recientes China ha profundizado en la importancia y las perspectivas de desarrollo de la inteligencia artificial (IA) en muchos campos importantes. Acelerar el desarrollo de una nueva generación de IA es un importante punto de partida estratégico para mantenerse a la vanguardia en la competencia tecnológica global.

La brecha actual entre el desarrollo de la IA y el nivel internacional avanzado no es muy amplia, pero la calidad de las empresas debe ser «igualada» por su número. Por lo tanto, se están haciendo esfuerzos para ampliar los escenarios de aplicación, mediante el fortalecimiento de la seguridad de los datos y los algoritmos.

El concepto de IA de tercera generación ya está avanzando y hay esperanzas de que el problema de seguridad se resuelva a través de medios técnicos distintos de las políticas y regulaciones, es decir, de meras palabras.

La IA es una fuerza impulsora para las nuevas etapas de la revolución tecnológica y la transformación industrial. Acelerar el desarrollo de una nueva generación de IA es una cuestión estratégica para que China aproveche las nuevas oportunidades para organizar la transformación industrial.

Comúnmente se argumenta que la IA ha pasado por dos generaciones hasta ahora. AI1 se basa en el conocimiento, también conocido como “simbolismo”, mientras que AI2 se basa en datos, por ejemplo, big data, y su “aprendizaje profundo”.

La IA comenzó a desarrollarse en la década de 1950 con la famosa prueba de Alan Turing (1912-1954), y los primeros estudios sobre ella comenzaron en China en 1978. En AI1, sin embargo, el progreso fue relativamente pequeño. Se han logrado progresos reales principalmente en los últimos 20 años, de ahí la IA2.

La IA es conocida por la industria tradicional de TI, generalmente las compañías de Internet. Ha acumulado un gran número de usuarios en el proceso de desarrollo, estableciendo así patrones o perfiles correspondientes basados en estas adquisiciones, es decir, el llamado “gráfico de conocimiento del gusto de los usuarios” de los usuarios. Tomando como ejemplo la entrega de ciertos productos, decenas o incluso cientos de millones de datos que consisten en información de ubicación de usuarios y comerciantes, así como información sobre compradores potenciales, se incorporan a una base de datos y luego se combinan y optimizan mediante algoritmos de IA. Esto obviamente mejora la eficacia del comercio y la velocidad de entrega.

Al actualizar las industrias tradicionales de esta manera, se han logrado grandes beneficios. En este sentido, China está liderando el camino: reconocimiento facial, altavoces inteligentes, atención al cliente inteligente, etc.

En los últimos años, no solo un número creciente de empresas ha comenzado a aplicar la IA, sino que la propia IA también se ha convertido en una de las direcciones profesionales que más preocupa a los candidatos en las pruebas de acceso a la universidad. Según las estadísticas, hay 40 empresas de IA en el mundo con una facturación de más de $ 1 mil millones, 20 de ellas en los Estados Unidos y 15 en China.

El sector central de la IA debería ser independiente de la industria de TI, pero abrirse más al transporte, la medicina, el sustrato urbano y las industrias dirigidas de forma autónoma por la tecnología de IA. Estos sectores ya se están desarrollando en China.

China representa más de un tercio de las nuevas empresas del mundo en el campo de la IA. Si bien la cantidad es alta, la calidad aún necesita mejorarse, aunque hay indicios de que evolucionará geométricamente.

Las implicaciones de la IA en el mundo actual son, por lo tanto, el conocimiento y las ventajas tecnológicas que determinan, en gran medida, las diferencias en la gestión de la política internacional. El aumento del poder intelectual de un país define directamente un aumento de su poder económico, cambiando así su posicionamiento en la competencia internacional por el dominio.

La política del poder, primero en la era agrícola y más tarde en la era industrial, se caracterizó por la hegemonía militar y luego económica, mientras que la política del poder en la era de la información revela gradualmente las características de la hegemonía basada en el conocimiento a nivel científico, que de hecho se basará esencialmente en la inteligencia artificial.

 

  1. Algunas personas han acusado a China de participar en prácticas comerciales desleales, como el dumping de productos en mercados extranjeros o el robo de propiedad intelectual. ¿Cuál es su opinión sobre estas acusaciones y cree que China debería rendir cuentas por estas acciones?

De hecho, muchos medios occidentales informan de que China está eludiendo o rompiendo las reglas comerciales. Sus manipulaciones económicas han costado millones de empleos en Estados Unidos, perjudicando a trabajadores y empresas allí, pero también en todo el mundo. Los medios también informan que Estados Unidos rechazará las políticas y prácticas que distorsionan el mercado, como los subsidios y las barreras al acceso al mercado, que el gobierno chino ha utilizado durante años para obtener una ventaja competitiva.

De hecho, China ha cumplido fielmente los compromisos adquiridos cuando se adhirió a la Organización Mundial del Comercio (OMC). China apoya, construye y contribuye al sistema multilateral de comercio. Las relaciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos son mutuamente beneficiosas. Sin embargo, la guerra económica entre la República Popular China y los Estados Unidos en las áreas de comercio e inversión ha sido la principal causa de las fricciones comerciales entre los dos países, que perjudican a otros sin beneficiarse a sí mismos.

En los últimos veinte años desde su adhesión a la OMC, China ha cumplido seriamente los compromisos contraídos en el momento de la adhesión. Ha extendido el sistema nacional predeterminado de gestión del trato al nivel nacional. Ha seguido ampliando el acceso a los mercados. Ha reducido el nivel arancelario general del 15,3 al 7,4 por ciento y ha abierto casi 120 sectores de servicios.

En octubre de 2021 la OMC llevó a cabo su octavo examen de las políticas y prácticas comerciales de China. En el informe de examen se reconocen plenamente los esfuerzos de China por apoyar el sistema multilateral de comercio y su papel activo en la OMC.

Un destacado funcionario de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo señaló que, en las últimas dos décadas, China ha apoyado firmemente el sistema multilateral de comercio basado en normas; practicó un multilateralismo genuino; participó plenamente en las negociaciones de la OMC; dirigió conversaciones en esferas como la facilitación de las inversiones y el comercio electrónico, y trabajó para que las normas de la OMC estuvieran actualizadas.

China y Estados Unidos tienen economías altamente complementarias, intereses profundamente integrados y lazos económicos y comerciales mutuamente beneficiosos. En 2021, el comercio bilateral superó un récord de USD 750 mil millones. El Informe de Exportación de Estados Unidos 2022 publicado por el Consejo Empresarial Estados Unidos-China mostró que en 2021 las exportaciones de bienes a China crecieron un 21% a USD 149 mil millones, respaldando 858,000 empleos estadounidenses. El informe de la Encuesta Anual de Negocios 2020 sobre las empresas chinas en los Estados Unidos, publicado por la Cámara General de Comercio de China-Estados Unidos, indicó que, a partir de 2019, las empresas miembros chinas de CGCC invirtieron acumulativamente más de US$ 123 mil millones, así como emplearon a más de 220 mil personas, y apoyaron más de un millón de empleos en los Estados Unidos. Un estudio realizado por el Consejo Empresarial Estados Unidos-China mostró que las exportaciones chinas ayudaron a reducir los precios al consumidor en los Estados Unidos entre un 1 y un 1,5 por ciento, ahorrando a cada hogar estadounidense US$ 850 al año.

Un informe de Moody’s Investor Service fue citado diciendo que los consumidores estadounidenses soportan el 92,4% del costo de imponer aranceles a los productos chinos. Paul Krugman, economista ganador del Premio Nobel 2008, ha señalado incisivamente que la política comercial de Estados Unidos hacia China es desventajosa y los aranceles perjudican a los Estados Unidos más que sus objetivos previstos.

El 18 de mayo de 2022, la Federación Nacional de Minoristas (NRF) escribió al presidente Biden solicitando la eliminación de los aranceles que, como se describe en la carta, podrían reducir los precios al consumidor hasta en un 1,3%. La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, dijo que algunos aranceles sobre los productos de China perjudican a los consumidores y empresas estadounidenses y que vale la pena considerar reducirlos para reducir la inflación en Estados Unidos..

Creo que, como cualquier guerra, una guerra comercial es perjudicial para ambas partes y que -a diferencia de la Guerra Fría, cuando un oponente quería imponer sus propias ideologías y formas de gobierno y Estado sobre el otro- aquí terminamos con un país, a saber, China, que solo exige comercio y no aboga por ninguna revolución política..

 

  1. China ha estado expandiendo rápidamente sus capacidades militares en los últimos años, con un enfoque en el desarrollo de nuevas tecnologías como misiles hipersónicos y portaaviones. ¿Qué cree que está impulsando esta expansión y cómo ve la evolución de la postura militar de China en los próximos años?

Con un país de 1.400 millones de habitantes, las fuerzas armadas chinas están inevitablemente destinadas a expandirse y fortalecerse. A lo largo de la historia china, el ejército ha sido un factor fundamental no solo en la existencia del Estado, sino también en las luchas de liberación contra Japón y las diversas doctrinas que luego intentaron aislar a la República Popular China, como la Contención, etc. En un mundo dirigido por un solo líder, a saber, los Estados Unidos de América, es importante comprender los movimientos de los Estados que tratan de no ser marginados. China es sin duda uno de los Estados que aspiran a desempeñar al menos un papel igual en las relaciones internacionales con los Estados Unidos. La fuerza militar que China ha estado desarrollando en los últimos quince años ha visto una expansión significativa de su flota. Según un estudio estadounidense, la necesidad de asegurar las islas en el Mar del Sur de China sería el quid de todo el proyecto. La isla china de Hainan es, de hecho, el punto de partida de una ruta marítima que puede conectar China, con Pakistán en el Medio Oriente y con Djibouti en el Cuerno de África.

La estrategia china es invertir en infraestructura civil (y no militar) como puertos, oleoductos, carreteras, gasoductos dentro de países aliados que garantizarían así la seguridad y las bases aliadas en el Océano Índico. La seguridad es un factor crucial para entender esta estrategia porque desde 1993 China se ha convertido en un importador neto de petróleo (es decir, la demanda de petróleo de China es mayor que la oferta) y el petróleo se importa tanto por tierra como por mar. Esta última opción se utiliza obviamente con los países de África y Oriente Medio, pero la ruta comercial se encuentra en una de las zonas con mayor concentración de sabotaje, secuestro y violencia por parte de piratas. Por lo tanto, tener aliados con quienes garantizar la seguridad en aguas enemigas se vuelve crucial. Las bases aliadas, sin embargo, también tienen la función de permitir que los barcos chinos tengan un paso fácil y rápido a través de tres de los estrechos más ricos y peligrosos del mundo, a saber, el estrecho de Bab al Mandeb (entre Yemen y Djibouti), el estrecho de Adén (entre Irán y Omán) y el estrecho de Malaca (entre Indonesia y Malasia).

No veo por qué China no debería fortalecer su potencial estratégico, ya que todos los países —desde los más fuertes hasta los medianos— lo hacen de forma regular, en función del desarrollo comercial planificado. Es natural que esto también implique el desarrollo de nuevas tecnologías, como misiles hipersónicos y portaaviones, ya que negar esto huele a cuento de hadas contado a niños.

 

  1. China ha sido cada vez más activa en organizaciones internacionales como las Naciones Unidas, y ha estado trabajando para establecer nuevas instituciones como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura. ¿Cuál es la visión estratégica más amplia de China para su papel en el escenario global, y cómo ve que esto evolucionará en los próximos años?

El 15 de mayo de 1648, el primer tratado de la Paz de Westfalia fue firmado en Osnabrück por los príncipes protestantes, marcando el final del conflicto entre Suecia y el Imperio de los Habsburgo. Más tarde, el 24 de octubre de 1648, los príncipes católicos firmaron dos tratados adicionales en Münster.

Westfalia —y, en mayor medida, el Congreso de Viena (1 de noviembre de 1814 – 9 de junio de 1815) que la sustituyó— también se basó en tres pilares, a saber, el multipolarismo, un equilibrio de poderes y un concierto de poderes, que significaron principalmente la importancia de las grandes potencias: Austria, Prusia, Rusia y el Reino Unido. En muchos aspectos, los mismos principios eran característicos del sistema Yalta-Potsdam, que determinó las relaciones entre las dos superpotencias durante la Guerra Fría. Las normas del derecho internacional se respetan principalmente porque hay una fuerza detrás de ellas que no puede ser ignorada. Esta es la razón por la que reinó la paz en el continente europeo, y los intereses de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y los Estados Unidos de América chocaron principalmente en los países de la periferia, es decir, trasladando la Segunda Guerra de los Treinta Años (1914-1945) a los países del Tercer Mundo y los Balcanes, de modo que las industrias de guerra en Occidente y en Oriente tendrían de todos modos sus teatros y mercados. Poco podía hacer la República Popular China llamando a los primeros socialimperialistas y a los últimos imperialistas tout court, y calificándolos a ambos como hegemonistas.

Como dijo Henry Kissinger, cuando a principios de la década de 1970 la República Popular China se embarcó en su reingreso al sistema diplomático internacional por iniciativa de Zhou Enlai y, a fines de esa década, en su plena entrada en la escena internacional gracias a Deng Xiaoping, su potencial humano y económico era enorme, pero su tecnología y poder real eran relativamente limitados.

Mientras tanto, las crecientes capacidades económicas y estratégicas de China han obligado a Estados Unidos a estar a la altura, por primera vez en su historia, de un competidor geopolítico cuyos recursos son potencialmente comparables a los suyos.

Cada lado se ve a sí mismo como un unicum, pero de una manera diferente. Los Estados Unidos actúan partiendo del supuesto de que sus valores son universalmente aplicables y que eventualmente serán adoptados en todas partes. China, por otro lado, espera que la singularidad de su civilización ultramilenaria y su impresionante salto económico inspire a otros países a emularla para liberarse de la dominación imperialista y mostrar respeto por las prioridades chinas.

Tanto el impulso misionero estadounidense basado en una especie de «destino manifiesto» como el sentido chino de grandeza y eminencia cultural —de China como tal, incluido Taiwán— implican una especie de subordinación-miedo mutuo. Debido a la naturaleza de sus economías y alta tecnología, cada país está afectando lo que el otro ha considerado hasta ahora sus intereses fundamentales.

En el siglo 21 China parece haberse embarcado en el juego de un papel internacional al que se considera derecho por sus logros a lo largo de los milenios. Estados Unidos, por otro lado, está actuando para proyectar poder, propósito y diplomacia en todo el mundo para mantener un equilibrio global establecido en su experiencia de posguerra, respondiendo a desafíos tangibles e imaginarios a este orden mundial. Para los líderes de ambas partes, estos requisitos de seguridad parecen evidentes y están respaldados por sus respectivos públicos.

Sin embargo, la seguridad es sólo una parte del gran discurso. La cuestión clave para la existencia del planeta es si los dos gigantes pueden aprender a combinar la inevitable rivalidad estratégica con un concepto y práctica de coexistencia. Es por esta razón que China es cada vez más activa dentro de las organizaciones internacionales para estabilizar su papel en la escena global en evolución.

 

  1. ¿Cuál es su perspectiva sobre las posibles aplicaciones militares del programa espacial de China, como las armas anti satélite o los sistemas de vigilancia basados en el espacio?

Comencemos diciendo que los éxitos de la avanzada industria soviética de guerra de misiles de las décadas de 1950 y 1960 y la tecnología militar estadounidense refinada y extremadamente rica de las décadas de 1960 y 1970 ciertamente no se debieron a misiones morales a favor del conocimiento y la humanidad o cualquier otra cosa, sino que fueron una carrera armamentista extrema. Negar esto equivale a contar chistes en un bar. Lo mismo es cierto para la Iniciativa de Defensa Estratégica del presidente Reagan en la década de 1980. El presidente Reagan al menos tuvo el buen gusto de no describirlo con una retórica de hacer el bien a favor de la ciencia y el bienestar de los pueblos de la Tierra. Además, las armas anti satélite y los sistemas de inteligencia espacial o vigilancia espacial, como usted lo llama, han existido durante décadas.

Hoy en día, la República Popular China también es capaz de navegar en el espacio. Una cosa hay que decir: la competencia no se basa en la esperanza de llegar a Mare Tranquillitatis (el Mar de la Tranquilidad) en la Luna o Utopia Planitia (la Llanura de la Tierra de ninguna parte) en Marte, y desde allí bombardear el Distrito de Columbia.

Retrocedamos en el tiempo. Frente a los éxitos de Estados Unidos y la Unión Soviética en el campo espacial, Mao Zedong en la década de 1960 se sorprendió y preguntó: “¿Cómo podemos ser considerados un país poderoso? Ni siquiera podemos lanzar una papa al espacio!!!”

Años más tarde, a fines de la década de 1970, Deng Xiaoping le respondió: “Si China no tuviera una bomba nuclear o de hidrógeno o no hubiera lanzado satélites desde la década de 1960, no se le llamaría un país importante y muy influyente y no tendría su estatus internacional actual”. Por lo tanto, en el siglo 21, el vuelo espacial tripulado representa todo esto.

El 25 de diciembre de 2021, la NASA lanzó el telescopio espacial James Webb para astronomía infrarroja, capaz de realizar análisis considerados imposibles hasta hace unos años, es decir, tomar imágenes detalladas a todo color de un exoplaneta. El telescopio James Webb es completamente diferente. Ofrece la posibilidad de observar la luz reflejada de los exoplanetas y el espectro electromagnético para detectar posibles rastros biológicos o minerales. El futuro está en la investigación espacial, no en Star Wars, así como en llegar a los asteroides y meteoritos más cercanos, y buscar exoplanetas habitables en un futuro lejano pero no remoto. En nuestra Tierra, las materias primas minerales se están agotando. Lo mismo ocurre con el agua y, por lo tanto, la exploración espacial hoy en día no tiene como objetivo borrar al oponente de la faz de la Tierra, sino colaborar entre las superpotencias para buscar alternativas al agotamiento de la tierra e incluso de los recursos hídricos que actualmente —y aún no sabemos por cuánto tiempo— permiten estos altos niveles de tecnología. El programa espacial chino apunta principalmente a esto y no a destruir oponentes potenciales, sin los cuales la conquista real del espacio no sería posible.

 

  1. ¿Cómo ve a China y Rusia colaborando o compitiendo en áreas como energía, tecnología y asuntos militares?

Desde la expansión zarista hasta los posteriores tratados desiguales, hasta la crisis en la década de 1960 con la Unión Soviética, ya que esta última la había excluido de la posibilidad de tener el arma nuclear, temiendo al vecino de mano dura populoso y entusiasta que más tarde cambió brillantemente el tema hacia el lado ideológico, erosionando así el poder soviético sobre muchos de los partidos comunistas gobernantes y no gobernantes del mundo: China, per se —y no me refiero sólo a la República Popular China (1949-2023)— siempre había frenado primero a San Petersburgo y luego al Kremlin. Para China —de hecho, para el Imperio Medio— una Rusia fuerte en la frontera es una desventaja, pero un vecino débil que, a su vez, puede ser dirigido por terceros —como sucedió en la década de 1990— también es peligroso. La solución tradicional de la diplomacia bimilenaria de China es buscar un equilibrio que no cree crisis en Eurasia que, como es bien sabido, es la última reserva de recursos en el planeta Tierra. En 2021, con motivo del 20 aniversario del establecimiento de la Organización de Cooperación de Shanghai y la firma del Tratado Sino-Ruso de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación, las relaciones entre los dos países entraron en su tercera década de estabilidad sin ninguna forma de alianza militar, o incluso el apoyo chino a la invasión de Ucrania. También hay que decir que las ventas de armas a un lado se ven contrarrestadas por la misma acción del otro lado.

 

  1. Estados Unidos ha acusado a China de ser una gran amenaza para su ciberseguridad, con acusaciones de piratería informática y espionaje cibernético patrocinados por el estado. ¿Cuál es su perspectiva sobre esta acusación y cómo ve que evolucionará la relación de ciberseguridad entre Estados Unidos y China en el futuro?

Desde tiempos inmemoriales, la inteligencia o el espionaje, o como se llame, siempre ha sido adoptado simultáneamente por las partes involucradas, con los medios más eficientes de la época, que van desde señales de humo hasta tinta simpática, desde criptografía cartográfica hasta Enigma, desde aviones espías hasta las famosas mini cámaras al estilo de James Bond. Hoy es lo mismo: el miedo al espionaje —ya sea cibernético, cibernético o satelital— tiene dos caras, y las acusaciones de un lado al otro se reflejan en las del otro lado. Por lo tanto, se anulan entre sí con el resultado de que quien está mejor equipado sabe más que el que está menos preparado. No hay víctimas ni opresores, no hay buenos y malos. Sólo existe la razón del Estado, como nos enseña Maquiavelo.

 

  1. Rusia ha sido acusada de entrometerse en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 a través de la piratería informática y el espionaje cibernético. ¿Cómo ve la relación de China con Rusia en el ámbito de la ciberseguridad, y cree que China podría estar implicada en actividades similares?

Sabes, soy simplemente un gerente de negocios, un erudito geopolítico y un profesor universitario. Parte de mi respuesta sobre las relaciones entre China y Rusia se encuentra en el punto 6. Sin embargo, para responder plenamente a esta brillante pero muy difícil pregunta suya, debemos dirigirnos a los niveles más altos y arcanos en los Estados Unidos, Rusia y China.

Gracias por la entrevista.

 

 

Profesor Doctor Giancarlo Elia Valori.

Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción.

©2023-saeeg®

 

LA CARRERA HACIA LAS ESTRELLAS. EL ESTADO ACTUAL DE LA TECNOLOGÍA DE MISILES

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de WikiImages en Pixabay

Entre las diversas tecnologías de propulsión aeroespacial, los motores de cohetes de propelente líquido fueron los primeros en ingresar a las aplicaciones de ingeniería aeroespacial debido a su alto rendimiento y confiabilidad, y buena adaptabilidad a las misiones. Siempre han tenido una posición dominante, fomentando las primeras pruebas a partir de 1926, así como el nacimiento y desarrollo de misiles balísticos (1944-1970) y cohetes portadores (1957 hasta la fecha), que abrieron la era de los vuelos espaciales tripulados y apoyaron el vigoroso desarrollo de las actividades relacionadas.

El sistema de propulsión principal, el sistema de propulsión auxiliar de los vehículos de lanzamiento (con la excepción de los pequeños vehículos de lanzamiento sólidos), los transbordadores espaciales, los aviones aeroespaciales (como el transbordador espacial), las naves espaciales, los satélites, las estaciones espaciales, las sondas del espacio profundo y otros medios, utilizan actualmente el cohete de propelente líquido.

Sobre la base de las diferentes necesidades de aplicación, los motores de cohetes de propelente líquido han desarrollado varios tipos y cientos de productos de ingeniería con diferentes niveles de empuje, propulsores y métodos de alimentación de ciclo de potencia.

Entre ellos, el rendimiento y el nivel técnico de los motores utilizados para el sistema de propulsión principal de las etapas terrestre y superior del vehículo de lanzamiento (denominado motor principal) determinan directamente la eficacia del vehículo de lanzamiento e influyen en la capacidad y el nivel de acceso, exploración, utilización y desarrollo del espacio de un país. Por lo tanto, tales sistemas se consideran la piedra angular del desarrollo aeroespacial, así como una importante garantía estratégica para la seguridad nacional y el estatus de gran potencia.

Al mismo tiempo, el motor principal es técnicamente complejo y difícil, con un largo ciclo de desarrollo y altos costos. Pertenece a la industria central estratégica nacional y es una expresión concentrada de la base industrial del país, del nivel científico y tecnológico y de la fuerza nacional general. En el mundo de hoy, solo unos pocos países como los Estados Unidos de América, la República Popular de China, Rusia, Francia y Japón pueden desarrollar de forma independiente el motor principal del cohete a escala industrial.

Los requisitos del vehículo de lanzamiento para el motor principal incluyen alto empuje, impulso específico, relación empuje-peso, confiabilidad y bajo costo. Estos indicadores hacen que el motor funcione con parámetros extremos que agotan el rendimiento límite de los materiales y logran las características operativas de liberación de alto nivel y conversión de energía en un espacio estructural pequeño.

Estos parámetros de condiciones de funcionamiento extremadamente altas y tiempos de arranque extremadamente cortos (generalmente menos de 3 segundos) no son igualados por todas las demás máquinas termodinámicas.

Debido a las características operativas anteriores, combinadas con el perfil ambiental y de misión, los motores se están volviendo cada vez más complejos, y el motor principal de cohete de propelente líquido tiene características técnicas únicas, incluidas las siguientes:

1) el mecanismo del proceso de trabajo es complejo y difícil de predecir y controlar de manera efectiva;

2) problemas como la oscilación de choque del sistema durante la transición del motor, el acoplamiento multicampo de los componentes (como la inestabilidad de la combustión, la vibración inducida por el flujo, etc.) y la vibración subsíncrona del rotor flexible, han causado fallas en el motor muchas veces en la historia de la aeronáutica espacial, y se necesita mucho tiempo y dinero para resolver problemas como la combustión inestable de alta frecuencia y la vibración subsíncrona de otros motores de hidrógeno-oxígeno.

Sin embargo, el mecanismo aún no se ha aclarado completamente y el método de simulación del proyecto aún no está maduro, lo que resulta en una gran dependencia de las pruebas y dificultades en la solución de problemas y mejoras. Para los motores de alto empuje, en particular, las cuestiones relacionadas con los efectos de escala, como la estabilidad de la combustión, el equilibrio de la fuerza axial de la turbobomba y la estabilidad del rotor, serán cada vez más importantes si se quieren alcanzar distancias siderales serias.

El entorno de carga es complejo y duro, y la resistencia estructural y los problemas de fatiga/estrés son importantes, como la carga operativa extrema, incluida la alta velocidad, la presión, el flujo de calor, la temperatura, el choque térmico durante el arranque, etc.

La alta relación empuje-peso del motor requiere una estructura ligera y el entorno de carga complejo y rígido causa problemas importantes, como un margen bajo, lo que conduce a una alta incertidumbre y peligros de modo de falla en la fuerza del motor y el ciclo de vida de fatiga / estrés.

En términos de procesamiento de componentes, algunas tecnologías de producción especiales son difíciles (como el moldeo o el mecanizado de precisión a una escala extrema, la eliminación eficiente de materiales difíciles de procesar, la preparación especial de soldaduras y recubrimientos, etc.). Además, el impacto del proceso en el rendimiento de los materiales estructurales es difícil de probar y evaluar.

En términos de montaje general e inspección, es difícil conectar con precisión los componentes, garantizar la coherencia del propio conjunto y detectar el estado del montaje (elementos redundantes, errores, tensiones, etc.).

En términos de uso y mantenimiento, hay pocas interfaces de motor y el entorno y las condiciones son limitadas, lo que dificulta la detección, el procesamiento y la evaluación de la situación y luego la reparación y el mantenimiento rápidos.

El motor principal de los cohetes de propelente líquido se originó a partir de la aplicación de misiles estratégicos y fue ampliamente desarrollado bajo el impulso de sistemas de transporte espacial basados en vehículos de lanzamiento.

La carrera armamentista entre los Estados Unidos de América y la Unión Soviética, que inició la lucha por la carrera espacial y ciertamente no fue la «voluntad del hombre por e puro conocimiento», desarrolló una serie de misiles balísticos y sus vehículos de lanzamiento derivados dieron lugar a los cohetes de alunizaje. En tal contexto, el motor principal de los cohetes de propelente líquido se desarrolló de manera integral, con un gran número de tipos y cantidades de investigación y producción, bajo rendimiento y sin énfasis en el costo.

Los propelentes eran principalmente tóxicos y almacenables, a saber, kerosene de oxígeno líquido y más tarde oxígeno líquido enriquecido e hidrógeno líquido. El método se basó principalmente en el ciclo del generador de gas y más tarde desarrolló un ciclo de combustión adicional de alto rendimiento y un ciclo de expansión.

Los motores propulsores convencionales típicos se originaron en los Estados Unidos de América (Titán), y los motores de oxígeno líquido, hidrógeno líquido y kerosene de ciclo de expansión incluyen Thor, Delta y Saturn.

Los motores propulsores convencionales típicos desarrollados por la Unión Soviética incluían el Cosmos; los de combustión suplementaria enriquecidos con oxígeno incluían el Protón y los de kerosene de oxígeno líquido incluían el Soyuz. Francia desarrolló el motor Viking. China creó el motor YF-20/24 para apoyar el desarrollo de la serie CZ-2/3/4 de vehículos de lanzamiento convencionales. De 1972 a 1993 se desarrollaron motores de alto rendimiento para la industria aeroespacial civil.

El cohete portador se desarrolló independientemente de la influencia de los misiles balísticos. Las características típicas son el hecho de hacer que el kerosene de oxígeno líquido y el hidrógeno líquido de oxígeno líquido no sean tóxicos; y el hecho de mostrar un alto rendimiento en relación con el ciclo adicional de combustión y expansión para producir un alto empuje de referencia. Ejemplos de aeronaves espaciales civiles son el Motor Principal del Transbordador Espacial estadounidense (SSME); la antigua Energia soviética y Zenit; los europeos Ariane y Vulcain; el japonés LE-5 y el Rich Afterburn, y el chino YF-75.

El cohete portador se desarrolló independientemente de la influencia de los misiles balísticos. De 1994 a 2009 se desarrollaron motores guiados por cohetes con alta confiabilidad, bajo costo y perfilado.

El mercado internacional de motores de lanzamiento está en auge, pero la rentabilidad y la seguridad del Transbordador Espacial no han cumplido con las expectativas: alta confiabilidad, bajo costo y cohetes modulares únicos se han convertido en el foco del desarrollo.

El desarrollo de motores basados en la alta fiabilidad, el bajo coste y la modularización del sistema de propulsión se ha convertido en un factor importante. El desarrollo y la mejora del motor en varios países se llevan a cabo en base a este principio. (1. Continuará)

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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