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INSÓLITA CENA DE NAVIDAD

Comandante Espuela (Revista Tiempo GNA*)

Aunque en todo conflicto bélico abundan los episodios de muerte y venganza, en la navidad de 1944 se produjo un hecho en el que, en medio de los combates, hizo aflorar el sentimiento de reconciliación propio de esas fechas. El suceso ocurrió en Nochebuena, durante la Batalla de las Ardenas (Bélgica). Dos jóvenes soldados norteamericanos deambulaban desorientados por el tupido bosque de Hurtgen en la frontera germano-belga, pues habían perdido contacto con su Unidad. Uno de ellos presentaba una herida, por lo que no podían continuar caminando por aquel terreno cubierto de nieve. Desesperados y pese a encontrarse en zona ocupada por alemanes, se arriesgaron a llegar hasta la puerta de una casa solitaria en busca de ayuda. La dueña de la casa era una señora mayor, al contemplar el soldado herido, no lo dudó un momento. Les hizo entrar y una vez que el joven fue atendido de su herida, les invitó a compartir con su familia la cena de navidad. Sorprendidos por esta hospitalidad, los norteamericanos aceptaron la cena y pasar la noche en la casa.

Cuando estaban todos sentados a la mesa, alguien llamó a la puerta. La dueña abrió y se encontró con cuatro soldados alemanes que, al parecer, habían seguido la pista de sangre dejada en la nieve por el soldado estadounidense.

La interrogaron sobre presencia de enemigos y al no obtener respuesta gritaron:

¿Quién está ahí dentro?

Los alemanes lanzaban miradas de odio hacia el interior de la casa. La señora no se dejó impresionar y respondió desafiante:

Americanos”

Los alemanes empuñaron sus armas, dispuestos a irrumpir en la casa, cuando ella les dijo con calma pero con autoridad:

Vosotros podríais ser mis hijos y los que están aquí dentro también. Uno de ellos está herido, están cansados y hambrientos, como vosotros, así que entrad, pero esta noche nadie tiene que pensar en matar.

Sin duda el espíritu navideño ayudó a que los soldados germanos accediesen a la petición de la mujer. Bajando sus armas entraron en el comedor y cruzando miradas de mutua desconfianza fueron sentándose junto a los norteamericanos. Poco a poco las prevenciones se fueron disipando y la cena acabó discurriendo por unos impensables cauces de compañerismo. Al final todos entonaron canciones navideñas reeditándose las muestras espontáneas de confraternización que se dieron entre soldados enemigos en la Navidad de 1914. Todos estaban muy agotados y en habitaciones distintas durmieron en el suelo. A la mañana siguiente seguía aquella confraternización surgida durante la cena y los soldados alemanes indicaron a los norteamericanos como llegar hasta sus propias líneas. Afortunadamente la Navidad había vencido a la guerra.

Es que a veces, el ser humano tiene salidas inesperadas a situaciones desesperadas. Pequeños resortes que aplican la chispa adecuada en el corazón y lo vuelven más amable, solidario, generoso y menos desalmado de lo que suele ser.

 

* Revista independiente para el personal de la GNA, Tiempo GNA, Nº 63, diciembre de 2021.

 

II GUERRA MUNDIAL Y EX URSS: AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR

Agustín Saavedra Weise*

Stalingrado, noviembre de 1942. Foto: Georgi Zelma

En un trabajo reciente Vladimir Putin instó a recordar la contribución decisiva de la ex Unión Soviética en la derrota de la Alemania nazi. La URSS se fragmentó en 1991 y Rusia es su principal heredera política. No es la primera vez que Putin hace alusión al tema; esta vez fue con mayor énfasis por tratarse del 75º aniversario del fin de la 2GM. Más de 27 millones de soviéticos murieron en el terrible enfrentamiento.

El rol soviético en la lucha no debería ser ni siquiera objeto de discusión. Más de las dos terceras partes del ejército alemán fueron diezmadas por los rusos; el sacrificio conjunto de la entonces poderosa URSS fue inmenso. Todo lo ocurrido en el frente oriental empequeñece al frente occidental. Los inmensos espacios de Eurasia fueron el trágico escenario de una epopeya que merece ser respetada y ubicada en el lugar correcto.

Solo en las batallas de Rzhev murieron dos millones de soldados; poca gente conoce este conjunto de combates que justificaron para el lugar el tétrico nombre de “máquina trituradora de carne” por el espantoso número de bajas. De la misma manera, al margen del archi publicitado cerco del VI Ejército alemán en Stalingrado, hubo muchos otros combates de enormes dimensiones. Al lado de esos números, lo ocurrido en el frente occidental quedaba muy disminuido. Pero los aliados occidentales tenían en su manga un as llamado “Hollywood”. Inflamaron con sus películas al mundo, magnificando la intervención occidental y no divulgando (o ignorando) las grandes batallas libradas entre la URSS y el Tercer Reich. El desembarco en Normandía del 6 de junio 1944 —calificado como “decisivo”— no fue tal. Lo decisivo probó ser el esfuerzo ruso, el sacrificio enorme de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. El ataque germano contra la URSS se lanzó el 22 de junio de 1941. Una vez trenzados en mortal combate los dos gigantes totalitarios, las acciones en el resto de Europa resultaron prácticamente marginales. En términos numéricos los rusos hicieron mucho más por la liberación de Europa que la sumatoria de todo el resto de sus aliados, incluyendo el modesto contingente enviado por Estados Unidos.

El Ejército Rojo inició su ofensiva final en enero de 1944, una vez recuperado el territorio anteriormente tomado por los alemanes. La marcha del Mariscal Georgi Zhukov fue implacable e imparable hasta culminar en Berlín a fines de abril de 1945. Pocos días después capituló Alemania (mayo 8 de 1945) y terminó la lucha. Se calcula que los rusos han sido causantes del 80% de las fatalidades de la Wehrmacht (fuerza armada) germana durante la 2GM. Las batallas libradas en el frente oriental hacen ver a las campañas aliadas en Europa como meras escaramuzas, por simple comparación. Stalin venía reclamando desde mucho tiempo atrás por un “alivio” militar desde Occidente y éste llegó tarde, aunque debe reconocerse que los convoyes navieros con pertrechos ayudaron al titánico esfuerzo de la URSS. Pero militarmente no fue así: la ayuda fue tardía o, más bien, quizá vino no para ayudar a los rusos, sino para prevenir que la URSS llegue hasta el Atlántico en su incontenible arremetida. Todo es posible. El desembarco de las potencias anglosajonas y sus aliados en las costas de Francia no cambió el curso de la historia; los días del Tercer Reich ya estaban contados.

Los rusos fueron los que más sufrieron, los que más pelearon y los que verdaderamente ganaron la guerra. Todo lo demás es exagerado, como lo visto en films que sobredimensionan la modesta participación de los aliados en el terrible y largo conflicto.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

 

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/187735_ii-guerra-mundial-y-ex-urss-al-cesar-lo-que-es-del-cesar