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UCRANIA, PRIMERAS CONCLUSIONES TRAS DOS MESES DE GUERRA

F. Javier Blasco*

Cuando un conflicto bélico, creado y manipulado por Putin en este caso y que no le está dando los resultados esperados ni deseados, lleva ya dos meses en activo e in crescendo y en él se han empleado muchos medios y todo tipo de unidades, se puede decir que, tanto por cuestión del tiempo como por la forma, deben sobresalir un buen número de conclusiones que pongan de manifiesto gran parte de los aciertos y de los errores que se han cometido en el mismo.

En primer lugar, cabe destacar que por la parte rusa no se ha tenido en consideración ninguno de los siguientes tres ‘principios fundamentales’ que nosotros consideramos fundamentales para lograr el éxito en las operaciones.

No existía una determinada ‘voluntad de vencer’ en un ejército cuyos dos tercios, como mínimo, son de tropa de recluta, mal preparada y dotada de un material de dudosa capacidad y modernidad a la que se le sometió a más de un mes de constantes trasiegos y movimientos de distracción alrededor de las fronteras ucranias, aparentando estar de maniobras. Principio que, por el contrario, ha sido vital en las filas ucranias.

La más que necesaria ‘acción de conjunto’ de todos los medios terrestres, navales y aéreos implicados en la operación, debido a diversas circunstancias, errores y falta de previsión, munición o de entrenamiento, fundamentalmente del sector aéreo, tampoco se llevó a efecto cómo debía.

Por último, el principio de la ‘sorpresa’ nunca fue tenido en consideración, dieron tiempo a los ucranios a recibir todo tipo de información sobre el despliegue enemigo y los tres esfuerzos por donde iban a romper el frente. En definitiva, los ucranios, gracias a la inteligencia norteamericana conocían su orden de batalla y, debido a los dilatados amagos, les dio tiempo a recibir apoyos, instrucción o refuerzos, principalmente por parte de EEUU.

El ‘punto decisivo’ (aquel que se marca y define en toda operación y cuya toma, caída, mantenimiento o posesión determina el éxito o el fracaso de cualquier operación de envergadura), Kiev fue bien definido, pero no se emplearon los medios necesarios para su toma rápida, efectiva o total, tal y como estaba prevista en la maniobra inicial.

La ‘Doctrina’ rusa (documento base que marca la correcta manera de conducir el combate) es una mera evolución de la soviética de los años 30 del siglo XX. Doctrina que se basaba en el empleo en profundidad de unidades completas en masa que eran sobrepasadas cuando las de primera línea quedaban anuladas o muy desgastadas, no se puede aplicar en estos momentos, porque la entidad del ejército ruso es muy inferior a la del de la URSS.

Otro tanto sucede con la forma de ejecutar el ‘planeamiento y la conducción de la maniobra’ que, en este caso, ha sido totalmente ‘centralizada’ a pesar de haber requerido una descentralización en la ejecución, ya que esta era llevaba a cabo por tres frentes y ejes diferentes.

La pobreza de la capacidad logística del ejército ruso para alimentar la batalla en profundidad y por varios ejes diferentes, pone de manifiesto que esta lacra, arrastrada tradicionalmente por los rusos en otros enfrentamientos, no ha sido corregida ni mejorada a pesar de los fracasos pretéritos en el mismo tema, así como no ha mejorado mucho el empleo, recuperación y mantenimiento de los materiales en un terreno hostil en condiciones adversas.

Es de resaltar, que este conflicto ha puesto de manifiesto grandes cambios en los conceptos sobre el ‘valor táctico y en las formas de empleo de los carros de combate y de los buques armados’. Ambos elementos, considerados durante muchos años como auténticas y eficaces máquinas de guerra, cuasi inexpugnables, que proporcionaban un gran valor especifico a la capacidad de combate de las naciones y sus ejércitos, han demostrado una gran vulnerabilidad ante los medios modernos a base de misiles de largo alcance y elevada precisión o a los mortíferos efectos de simples drones, incluso de fabricación casera, guiados en proximidad, capaces de descargar sobre ellos bombas o artefactos explosivos de gran efectividad.

Dichas “nuevas vulnerabilidades” exigirán cambios en la forma de empleo de los mismos, en su cobertura o protección y en las mínimas distancias del enemigo a las que deben o pueden ser empleados. De lo contrario, tales costosas maquinas dotadas con todo tipo de capacidad de destrucción, quedaran al albur y a la constante amenaza y alcance de unas armas sencillas, baratas y de gran efectividad.

El empleo de unidades de mercenarios y francotiradores a sueldo o por simpatía con la causa en ambos bandos, no es una buena solución, porque si bien puede proporcionar éxitos iniciales y selectivos en algunos momentos, suelen ser soldados de circunstancias que operan por una elevada soldada, que son más bien asesinos a sueldo o depravados saqueadores y violadores a los que no les importa expandir el odio y el terror entre la población civil y los mismos combatientes tradicionales y además, a la larga, su erradicación o extermino, supondrá un grave problema para los que finalmente gobiernen los territorios en liza.

En este conflicto, convertido en una ‘guerra total’, el liderazgo y la exaltación el sentimiento patriótico vienen jugando un papel muy importante en uno y otro sentido. Sin menospreciar en nada el rol desempeñado por la ‘propaganda y la desinformación’. Uno y otro bando, han conseguido que sus públicos objetivo, hayan recibido clara y nítidamente los mensajes que se les ha querido transmitir.

La guerra cibernética y también la electrónica (que parece haber recuperado gran parte de su protagonismo en el campo de batalla), unido a la poca calidad y eficacia de los medios de comunicación propios, principalmente los rusos, no solo han logrado atacar redes de mando y control esenciales de comunicación, también, han obligado al uso de medios comerciales propios en altos mandos, lo que ha facilitado su localización y aniquilamiento por francotiradores cercanos.

El empeño y obcecación de Putin en destruir y allanar los núcleos urbanos que se le resisten, incluso en las zonas prorrusas del Donbass, ha logrado un triple efecto negativo; aumentar el odio hacia él y los rusos por parte de los que han perdido sus hogares y ciudades; facilitar su defensa favoreciendo los efectos de las líneas y puestos de defensa, la colocación de minas y trampas y que el precio de la factura para la reconstrucción de los mismos se eleve a cifras insospechadas; elementos que le llegarán a perjudicarle de forma directa o indirecta.  

Zelenski ha sabido mantener hábilmente la presión sobre los principales parlamentos en Occidente mediante programadas y bastante arriesgadas videoconferencias para que, al menos, no decayese el ánimo o la intención en su apoyo en material de guerra. Apoyo que, realmente, se inició de forma timorata y casi testimonial, para ir subiendo y completándose con materiales que realmente le interesan; aunque no cabe la menor duda de que muchos de dichos apoyos han sido a base de material de surplus o no en muy buenas condiciones.

La enorme cantidad de bajas civiles y militares ponen de manifiesto que esta guerra no ha sido ninguna broma; que los excesos, abusos y crímenes de guerra han existido —y no en pocos casos— en ambos bandos y que la Comunidad Internacional (CI) deberá tomar cartas en el asunto de forma clara, patente y seria a pesar del peso que tiene Rusia y su apoyo incondicional chino en el mundo de las finanzas internacionales y en el CSNU.

Los refugiados y desplazados internos ucranios, mayoritariamente al menos de forma inicial, muestran su deseo de volver a sus hogares de procedencia; ello será más efectivo y real cuanto mayor, mejor y más rápida sea la reconstrucción del país desolado por una guerra injusta, que para el resto del mundo, solo sirve para mantenerlo entretenido tras los televisores, viendo y viviendo en directo una cruenta guerra con cientos y miles de cadáveres, destrucción y desolación, cuando hace muy pocos meses, escondíamos nuestros propios miles de fallecidos debido a una pandemia que en general no se supo gestionar bien a nivel global ni particular.  

Putin tenía varios ‘objetivos marcados en los niveles geoestratégicos, geopolíticos y geográficos’. Contrariamente a lo que se piensa, porque así le interesa lanzarlo a la CI, ya ha logrado algunos de ellos.

Está a punto de ocupar todo el Donbass y unir la península de Crimea con Rusia a través de aquellos y otros puntos neurálgicos. Le falta poco para denegar el acceso a Ucrania al mar con lo que le corta un gran lazo de unión con el exterior para exportar sus productos.

Machaconamente, se nos viene repitiendo el mantra de que se ha logrado un gran efecto positivo en los organismos de la CI como la OTAN, la UE y la ONU; cosa que no es así del todo o más bien lo contrario.

Podríamos afirmar que la OTAN se ha fortalecido, aunque parcialmente al aumentar su “intención” de gastar más en defensa y en despertar ante la comprobación de que el enemigo, que la originó, sigue vivo y con deseos de expansión. Pero, por otro lado, esa manifiesta piña, proclamada a todos los vientos, ha sido fruto y entorno a una falacia que denota una gran debilidad individual y colectiva y una alarmante falta de compromiso ante los excesos de los sátrapas contra las personas, la cultura y la democracia en territorios vecinos a su área de interés y responsabilidad. Falacia que realmente consiste en hacer creer al mundo que la Alianza no entra ni entrará en el conflicto para evitar que se desencadene una tercera guerra mundial; guerra que con mucha probabilidad podría degenerar en un conflicto de índole nuclear.

La ONU y la UE han demostrado su ineficacia e inutilidad para afrontar e influir en este tipo de conflictos y, al día de hoy, se puede asegurar que varios miembros de la propia Unión son los que le están subvencionando la guerra a Putin al seguir comprándole gas y petróleo para mantener su esfera de confort; lo que está provocando no pocos conflictos y diferencias en la misma UE a la hora de decidir cómo y cuándo se deben o no, cortar dichos suministros.  

La capacidad de ‘disuasión del empleo o amenaza del arma nuclear’ por parte de Putin ha logrado el efecto deseado; la CI debido al miedo creado con ello, ha decidido sin pestañear ni dudarlo por un instante, dejar solos a los ucranianos frente al invasor y calmar sus conciencias a base de prestarles información y algo de adiestramiento y que sean ellos los que desgasten o incluso, de ser posible derroten —al falazmente proclamado por todos los occidentales como super poderoso ejército ruso— con un importante derramamiento de su sangre, en sus propias tierras y ciudades a cambio de unas palmaditas en la espalda, el envío de pequeñas cantidades de armas y con visitas guiadas del tipo de campaña electoral o de propaganda política indigna de quienes presumen de lo que no saben, ni son.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

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LA GUERRA EN UCRANIA, LECCIONES APRENDIDAS (Parte 3)

Transcurridos cuarenta días desde el inicio de la invasión, tiempo en el que han ocurrido muchas cosas y casi ninguna tal y como era de esperar, parece que nos enfrentamos a una posición en la que, tras desastres, desolación y muerte, una vez puestas las cartas sobre la mesa y agotados ambos bandos por los intensos combates y los problemas para alimentar la batalla, ya no queda más remedio que avocarse a una dura y puede que peligrosa negociación.

Desde luego Putin no ha ganado esta guerra, ni tampoco Zelenski; ha sido una guerra de desgaste; de momento corta en el tiempo, pero demasiado cruda, fratricida y bastante inhumana sobre el terreno y en la realidad humana.

Guerra en la que las poco instruidas, no muy bien armadas y bastante mal dirigidas, aplastantes y mayoritarias fuerzas rusas se han enfrentado, de nuevo, a la cruda realidad de lo que supone la alta moral de combate del adversario, que entorno a un inusitado líder, defiende su territorio con todo, si fuera preciso.

Ucrania, sola y más o menos abandonada por la cínica, acomodaticia y cuasi silente Comunidad Internacional (CI) y con unos pocos recursos que les han ido llegando a sus manos, ha sabido aprovechar otras formas y métodos de combate que le han ofrecido su voluntad de vencer a toda costa y las nuevas tecnologías; aspectos, que se han mostrado tanto o más eficaces que la honda de David, para derribar a Goliat.

Drones simples, de bajo coste, fabricación casera o comprados a Turquía y operados a corta distancia, han sido capaces de destruir carros de combate de alta tecnología y buen grado de auto protección. La invasión de las redes por auténticos y aficionados hackers, no sólo han valido como herramientas de inteligencia, sino que han puesto en jaque las redes de mando y control rusas y los sistemas de detección, control de movimientos y de aprovisionamiento en las grandes empresas estatales o particulares, relacionadas con su logística militar.

Rusia sigue sin aprender a analizar bien los factores de la decisión, ni antes de iniciar el conflicto, en los primeros momentos de la invasión ni ahora para propiciar los grandes cambios en su estrategia a tan solo pocas fechas de entablar los duros combates.

La logística rusa sigue siendo un gran hándicap; no han aprendido nada tras sus dolorosas y nefastas intervenciones en diferentes y complicados conflictos. Fue su tumba y lo será en gran parte de este conflicto, si es que acaba con la balanza en su contra. Ello ha paralizado la alimentación de la maquinaria de guerra y ha dejado vacíos los estómagos de sus tropas que, obligados a comer raciones caducadas de fecha, han tenido que recurrir a la explotación local, con los riesgos de sabotajes y envenenamiento que ello supone.

Las fuerzas expedicionarias extranjeras desplegadas para el combate a modo de mercenarios, han servido para el establecimiento de una política de revancha, brutalidad y de difícil limpieza o expulsión del país el día de mañana.

La política de tierra quemada, tiene muy grandes y graves consecuencias inmediatas y también a medio y largo plazo, dado que muchas de las ciudades han quedado arrasadas, llenas de minas, trampas, y cadáveres en fosas individuales y comunes por todas partes, lo que, por un lado, pondrá en grave peligro la movilidad en la zona y por otro, la salubridad a nada que el tiempo cambie a temperaturas más altas.

Las masacres de civiles apreciadas ayer en ciudades abandonados por los rusos son fruto de su mala formación militar, el desprecio a la legislación humanitaria y la desesperación o rabia individual y colectiva, al verse obligados a retirarse, sin presión militar que les obligue a ello, cuando tantas bajas les costó conquistarlos.

Masacres y crímenes de guerra, que en el argot militar ruso se conoce ‘zachistka’ desde que se empleó masivamente en Chechenia; que forzosamente, no se pueden ocultar y que deberían ser juzgados por tribunales internacionales, aunque dudo mucho, que algún día, el máximo responsable, Putin se siente en un banquillo para responder por dichos cargos.

La destrucción casi total de varias ciudades enteras ha provocado la emigración masiva de sus ciudadanos, quienes pueden cambiar de pensamiento, con respecto a su deseo inicial de regresar cuanto antes, lo que producirá una gran pérdida de la mejor y más preparada sociedad ucrania.

Reconstruir el país no será tarea fácil; al contrario, será muy costosa y Ucrania no podrá afrontar los costes que ello supone. Pensar que será Rusia la obligada por la CI, es de momento, algo falaz o utópico. Sin duda, tanto EEUU como la UE deberán sufragar diversos planes de recuperación y reconstrucción casi total del país, porque su industria y comunicaciones también han resultado extremadamente afectadas.

Los reiterados y elocuentes discursos -apoyados en masivas videoconferencias- de Zelenski a los parlamentarios de los países más importantes de occidente no han servido para mover ninguna conciencia individual o colectiva; a lo sumo, para propiciar más, cautelosos y mejores apoyos de material de combate; pero en nada para avanzar en las pretensiones políticas y de alianzas de Ucrania.

El efecto CNN a modo de un seguimiento en directo de los combates, actuaciones y decisiones adoptadas durante esta guerra, ha sido aprovechado por ambos bandos para realizar una buena inteligencia sobre las redes abiertas (OSINT); tanto que, en algunos momentos, ha habido que parar los pies a la mucha información, veraz o no, lanzada por todos los medios, noticiarios y redes del mundo.

La CI sigue adoleciendo de una gran falta de planificación previa, sincronización, despliegue de medios rápidos, capaces y efectivos, así como de normas y procedimientos adecuados para la extracción, el acompañamiento, el trato, manejo, la transferencia de responsabilidades y la acomodación final de los refugiados que este tipo de conflictos bélicos producen de forma masiva y sin solución de continuidad.

Una vez más el tema de los refugiados ha recaído en la decisión política, en los propios medios y las pocas o muchas capacidades de apoyo de los países fronterizos para llevar a cabo la aceptación de incontroladas avalanchas de personas, muy jóvenes y mayores. Agravado en este caso, por llegar masivamente sin apenas acompañamiento masculino realmente servible, por la movilización general de los varones ucranios. Situaciones desbordadas desde el principio, que han propiciado, a pesar de las advertencias, la trata de blancas y el fomento de la prostitución hasta en países muy lejanos al conflicto.

La primaria y natural tendencia a recoger y enviar por cualquier medio, sin orden ni concierto, ropa usada y todo tipo de enseres, víveres, y productos útiles para los refugiados; una vez más, ha inundado, los campos o centros de acogida; ha llegado mínimamente a quien la pueda utilizar y, finalmente supone un engorro o, lo que es peor un negocio futuro para la segunda mano de quienes no han sufrido las consecuencias de la guerra.  

El resultado final del conflicto dependerá de la capacidad, voluntad de presión y de sincronización de las grandes potencias que apoyan a uno u otro bando con especial atención a China y la India, así como del porcentaje y el valor de los objetivos alcanzados cuando se sienten realmente a negociar.

Es de destacar, de nuevo, el papel intermediario de Turquía en este conflicto; papel, que ya arrancó hace años de la mano rusa en el conflicto sirio. Con ello, parece pretenderse, aumentar la consideración internacional de Erdogan y, en parte, desplazar a EEUU, tradicionalmente hegemónico en estas lides. Sorprenden bastante la ambigüedad de Israel desde el comienzo del conflicto y la negativa de los ‘amigos árabes’ a secundar los intentos de Biden para paliar los efectos de la carestía de los carburantes.  

Increíblemente, las tropas rusas, sin ser forzados a ello, han caído en el grave riesgo sanitario que producen las zonas contaminadas con alta radiación nuclear, cuando se entra y permanece en ellas durante largos periodos de tiempo y sin los apropiados equipos de protección individual y colectiva.

Es muy vergonzoso que, mientras todo esto ocurre, y particularmente por parte de la UE, salvo honrosas y anecdóticas excepciones, se sigan comprando a Rusia materias primas como crudo, gas e incluso minerales como el aluminio, propiciado fundamentalmente por la codicia y necesidad de Alemania para no parar sus producciones.

Con independencia del grado de participación e intervención militar de la OTAN y la UE, esta guerra ha valido para volver a levantar las orejas y elevar el grado de atención porque el lobo, sigue ahí fuera, llamando a nuestras puertas ansiando comerse débiles e indefensas presas.

Por ello, una Alianza, que estaba a punto de ser casi desmantelada o quedar en algo residual, vuelve a coger brío tal y como se verá en la próxima Cumbre de Madrid, donde se reflejará que obligatoriamente deberá cambiar de tono, intensidad y timbre su discurso y recuperar su radicalidad. Son ya michos los países que han declarado su firme propósito de aumentar, en mucho, sus gastos en defensa.

Igualmente, sucede en el seno de la UE; una vez más, ha vuelto a ponerse de manifiesto, que la capacidad de influencia e intervención militar de la Unión fuera de sus fronteras y en defensa de sus miembros es casi nula y, que los esfuerzos e iniciativas hasta el momento en dicho aspecto, han sido tan solo unos parches para tenernos entretenidos e incluso engañados con algo, que nunca ha servido para nada.  

Quede como quede o finalice esta guerra, Rusia saldrá muy mermada en su capacidad de relación, intercambio y reconocimiento internacional en todas las esferas imaginables: políticas, económicas, industriales y de tipo social.

Internamente, las protestas, inicialmente minoritarias, por mucho que las pretendan ocultar y acallar, pueden llevar a provocar un cambio importante en la sociedad rusa y por consiguiente, en su liderazgo político.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

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LAS SOMBRAS QUE ACECHAN A UN LADO DE LA GUERRA

María Eugenia Álamos*

Los colores de la Bandera de Ucrania aparecen en estos días por todos los medios de comunicación, en distintos programas, documentales, análisis periodísticos y hasta en la ceremonia de los Oscar intentando visibilizar la situación de guerra que atraviesa este territorio.

Imágenes de tanques rusos, soldados ucranianos, ciudades sitiadas y bombardeos nocturnos se suceden incesantemente en la televisión por todo el globo. Con ellas, también enormes flujos humanos de refugiados que escapan improvisadamente del horror de la guerra en medio de frágiles “corredores humanitarios” establecidos por las partes en conflicto como medio de evacuación.

Este éxodo forzoso está compuesto esencialmente por mujeres, niños y ancianos, quienes son excluidos del “llamamiento a defender con armas su tierra” y deben abandonar todo su universo conocido si quieren preservar su vida y la de su familia mientras dure el conflicto.

Más de 3,7 millones de personas han huido de Ucrania desde que comenzó la ofensiva militar rusa el 24 de febrero y, de acuerdo con las estimaciones actuales de Naciones Unidas, es la crisis de desplazamiento humano que más rápido crece desde la Segunda Guerra Mundial[1].

No obstante, hay un murmullo que está empezando a sonar en medio de estos puntos fronterizos agolpados de refugiados y que preocupa cada vez más a las Organizaciones Internacionales que trabajan en puntos de extrema vulnerabilidad: el tráfico de personas.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) señala que las mujeres que llegan como refugiadas a las fronteras “necesitan protección frente a la violencia de género, el abuso y la explotación sexual (…) porque son particularmente vulnerables a ser víctimas de trata y pueden no ser capaces de buscar ayuda de las autoridades estatales para escapar de una situación de explotación”[2].

En los últimos días, han sido denunciados y apresados varios criminales que pertenecen a redes de trata de personas y que están operando en estos corredores humanitarios, aprovechando la situación de desesperación que existe en las caravanas de refugiados compuesta esencialmente por mujeres y niños que no entienden otro idioma que no sea el suyo y no tienen más opciones que confiar en los voluntarios que van encontrando en el camino y les ofrecen algún tipo de ayuda. En la última semana de marzo, fueron apresados dos ciudadanos italianos que se hacían pasar por “voluntarios” de ayuda humanitaria y que estaban intentando secuestrar mujeres ucranianas para sus redes de trata[3].

La precariedad en la que se encuentra todo el recorrido que deben realizar los refugiados que huyen de la guerra posibilita que estas redes actúen con mayor rapidez producto de la falta de organización y vigilancia necesaria en numerosos puntos del camino para preservar la integridad de estas mujeres y muchos niños que escapan solos, sin comprender los idiomas de quienes se acercan a ayudarlos quedando envueltos en situaciones de extrema vulnerabilidad.

Las redes de trata que trabajan en Ucrania no son nuevas; desde los años noventa, con el desmembramiento de la Unión Soviética, la situación social de la población dentro de Ucrania conllevó a una crisis económica que obligó a muchas familias a fragmentarse y migrar para buscar un sustento a futuro. Según un informe de Human Rights Watch (HRW), entre 1995 y 2000 en dos de las principales ciudades de Ucrania, Lviv y Kiev, las tasas de desempleo femenino superaban el 70%[4].

Según el informe de la Comisión Europea, Ucrania también destacaba como el país en el que más tratantes fuera de la UE habían sido detenidos por tráfico de seres humanos entre 2017 y 2018[5]. De esta manera, muchas mujeres, migraron al exterior o quedaron solas dentro de Ucrania, cayendo en redes de trata que se instalaron en la zona captando mujeres y niños para su mercado internacional, llegando incluso a liderar la temida escala de tráfico de personas con el puesto Nº 8 en países con mayor presencia de redes de trata de mujeres en Europa.

Las actividades ilícitas encuentran un punto de ebullición en el contexto de las guerras actuales, por la intensidad de los movimientos que allí se generan y por las características de trauma que poseen quienes escapan o participan en ellas. Es menester de la comunidad internacional, no sólo dar ayuda y cobijo a quienes llegan o atraviesan sus fronteras, sino preservar la seguridad humana de quienes escapan de la muerte.

De esta manera, la Comisión Europea comunicó oficialmente el 2 de marzo de 2022: «A través de una medida histórica, sin precedentes, la Comisión ha propuesto hoy conceder una protección inmediata y general en la UE a quienes huyen de Ucrania. Todas las personas que huyen de la guerra gozarán de un estatuto seguro y tendrán acceso a educación, atención médica y trabajo. Al mismo tiempo, estamos trabajando para facilitar el cruce eficiente de las fronteras para las personas y sus animales de compañía, con los controles de seguridad necesarios. Se trata de un momento de gran presión para nosotros, pero la Unión Europea y todos y cada uno de sus Estados miembros están demostrando sin lugar a duda que estamos dispuestos a pasar a la acción y a mostrar nuestra solidaridad con Ucrania»[6].

Sin embargo, aunque la solidaridad es necesaria, no alcanza para preservar la vida de quienes se encuentran en este momento en situaciones de peligro inminente. No sólo en puntos fronterizos, donde la vigilancia este presente, sino en los caminos espontáneos que toman los refugiados que van orientándose unos a otros, atravesando bosques, montañas, aldeas desoladas o puntos despoblados. Ahí, donde no están presentes los ojos que protegen y vigilan, es dónde los peligros se hacen realidad.

Todos nos hemos conmovido con la imagen del niño ucraniano de 11 años de la localidad de Zaporiyia, en Ucrania central, que recorrió 1.700 kilómetros —1.200 de ellos en soledad— hasta reunirse con unos familiares en Bratislava (Eslovaquia) con sólo una bolsa de plástico, su pasaporte y un número de teléfono escrito en su mano. De acuerdo con la publicación del cuerpo de seguridad eslovaco que lo recibió, el niño “llegó completamente sólo” a Eslovaquia porque su madre viuda y con varios hijos ha tenido que quedarse en la ciudad de Zaporiyia cuidando de la abuela del niño que está inmovilizada.

Para muchos de nosotros, es impensado enviar a nuestros hijos solos en un tren con destino a un país que se encuentra a 1.700 kilómetros de distancia, pero esta historia se replica miles de veces en este momento para quienes están inmersos en situación de guerra. La desesperación es tan fuerte, la necesidad de supervivencia en contextos de incertidumbre nos lleva a situaciones que jamás imaginamos. El niño, en riesgo extremo. La madre, en riesgo extremo también sola en un territorio ocupado a merced de las bombas.

Esta historia, que se viralizó en las redes gracias a los voluntarios que asisten en la frontera, se asemeja a la de otro niño de cuatro años que ingresa a la frontera en Medyka (Polonia) llorando en soledad… Lo hemos visto TODOS, incluso los monstruos que acechan en la oscuridad a la espera de cazar a sus víctimas. Este niño, tuvo suerte (¿?) porque lo recibió un voluntario de Cruz Roja y enseguida lo protegió, pero ¿cuántos niños, niñas y mujeres no tienen la misma suerte desapareciendo del camino sin dejar rastro alguno?

La ayuda es necesaria, la solidaridad en tiempos de guerra. Pero no debemos olvidar que la protección y la seguridad son fundamentales para preservar a quienes huyen de la guerra, desolados, desesperanzados y sin voz, caminando sin saber dónde ir y con lágrimas en los ojos.

El crimen organizado (incluido el tráfico sexual, de órganos y, con frecuencia, el trabajo forzado) no es la única amenaza. Los refugiados también son explotados por individuos. Personas en Polonia, Alemania, Reino Unido y otros lugares han abierto sus hogares a los refugiados, la mayoría con las mejores intenciones. Pero lamentablemente no todos, habiendo actualmente muchas denuncias de mujeres que fueron alojadas por particulares que se ofrecieron a ayudarlas en estaciones de tren y luego terminaron quitándoles el pasaporte para retenerlas y explotarlas[7].

Debemos organizar y extremar sistemas de vigilancia específicos en todo el trayecto humanitario con la finalidad de minimizar todo lo posible la actividad de estas redes criminales que actúan en la oscuridad y convierten en sombras a quienes anhelan vivir en paz.

* Geógrafa (UNLP) y Becaria Doctoral del Programa Argentino Alemán de Intercambio Académico en Estudios Culturales Interdisciplinarios de Europa y América Latina CUAA; Ibero-Amerikanisches Institut von Berlín, Universität Rostock y UNLP. Consultora Externa en Migraciones Internacionales para África, Europa y América en la Organización Internacional para las Migraciones – OIM/ONU. Especialista en Contenidos sobre Derechos Humanos y Defensores del Medio Ambiente en el Instituto Interamericano de Derechos Humanos – IIDH en Costa Rica. Miembro de la Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior – RAICES y la Red de Científicos Argentinos en Alemania (RCAA). Miembro de la SAEEG.

Referencias

[1] Lola García. “El desgarrador llanto de un niño al abandonar Ucrania y entrar en Medyka (Polonia) | Vídeo”. El Periódico, 09/03/2022, https://www.elperiodico.com/es/internacional/20220309/nino-llora-entrar-medyka-polonia-refugiado-ucrania–dv-13346287

[2] Noemí López Trujillo. “Tráfico de mujeres ucranianas: el riesgo de que las refugiadas sean captadas para la explotación sexual”. Newtral.es , 26/03/2022, https://www.newtral.es/trafico-mujeres-ucranianas-redes-trata/20220326/.

[3] Katya Adler. “Rusia y Ucrania: los traficantes que se hacen pasar por falsos voluntarios para captar refugiadas ucranianas”. BBC News, 28/03/2022, https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-60895320

[4] Ídem.

[5] “Ucrania: la Comisión propone la protección temporal para las personas que huyen de la guerra en Ucrania y directrices para los controles fronterizos”. Comisión Europea (Representación en España), comunicado de prensa, 02/03/2022, https://spain.representation.ec.europa.eu/noticias-eventos/noticias-0/ucrania-la-comision-propone-la-proteccion-temporal-para-las-personas-que-huyen-de-la-guerra-en-2022-03-02_es

[6] Ídem.

[7] Katya Adler. Op. cit.

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