F. Javier Blasco*
En la mayoría de los conflictos en los que su protagonista principal es rebelde con la comunidad internacional, se suele proceder al cierre o cancelación de sus fuentes de financiación exterior, le niegan o retienen los créditos internacionales, suprimen los intercambios comerciales, congelan las cuentas del país o de sus mandatarios incluso en los llamados paraísos fiscales y se intenta que ese acogotamiento económico comience a dar frutos lo más pronto posible, baje su cerrazón y se acerque a las exigencias y estándares internacionales ya que ningún país es capaz de sobrevivir de forma prolongada únicamente con sus propios recursos.
Teoría interesante y bastante buena pero de difícil o hasta imposible aplicación cuando el país en cuestión —como es el caso de Afganistán— cuenta con apoyos abiertos o encubiertos de potencias poco ortodoxas o seguidoras a rajatabla de los acuerdos internacionales (China, Rusia, Irán, Arabia Saudí, Catar y Paquistán entre otros); cuando genera productos muy codiciados y demandados en el exterior (drogas y tierras raras o litio); en función de su situación geoestratégica y porque la memoria internacional suele ser bastante laxa y, una vez adoptada dicha decisión, paralelamente ya se está estudiando la salida al atolladero. No creo que el anunciado acogotamiento económico a Afganistán, dure mucho ni llegue a ser efectivo de verdad.
Mis experiencias profesionales como Jefe de la Sección de Cooperación Cívico Militar (CIMIC) en el Mando Regional Sur de la OTAN, me enseñaron la necesidad y el excelente resultado de realizar, antes y durante cualquier conflicto, los llamados Estudios de Área. Estudios, que proporcionan muchos datos sobre el país, su cultura, historia, religión, clima, tendencias políticas, lazos exteriores, fuerzas armadas, población y un largo etcétera. Datos, que por su valor incalculable, incluso son muy apreciados por la comunidad de inteligencia y sobre todo, a la hora de la toma de decisiones ante cualquier tipo de planeamiento operativo o acciones de mayor calado.
Estoy seguro, de que tras veinte años en el terreno, ejecutando todo tipo de operaciones y con despliegues tan grandes y amplios, los hombres de inteligencia y los CIMIC norteamericanos y de la coalición habrán hecho bien su trabajo. Pero sin embargo, todo ha fallado como un castillo de naipes mal apoyado en su base; lo que indica que posiblemente sus informes no se tomaron en consideración, el Mando erróneamente los obvió o lo que me resulta mucho más peligroso y probable, fueron las autoridades civiles las que se empecinaron en hacer de su capa un sayo, sin tener en cuenta el valor y las consideraciones que se desprenden de dichos análisis militares.
Otro grave error, del que nunca se suele aprender, porque en pocos años he podido comprobar que se repite con demasiada frecuencia; cuestan miles de vidas, cientos o miles de millones a la sociedad, disminuyen el prestigio de las Organizaciones o Alianzas internacionales y engañan a un pueblo al que se usa y masacra cuantas veces sea preciso.
Deberíamos considerar la obligatoriedad de hacer responder judicialmente a los dirigentes políticos ante tribunales internacionales cuando adoptan decisiones mal tomadas, de graves consecuencias o por hacerlo contra el criterio bien fundado de los verdaderamente preparados.
Si no hubiera ocurrido así, la definición, el seguimiento y la salida de la misión hubieran variado mucho. Estoy completamente convencido que en aquellos documentos habrían definido verdaderos planes de extracción y evacuación para evitar tener que recurrir al desastre de esta evacuación a marchas forzadas, sin plan alguno por la mayoría de los contingentes, que abandonaron el teatro a su aire sin considerarlos en absoluto. Para colmo de la vergüenza internacional está lo que presenciamos ayer cuando todo un G-7, con la potencia y capacidad económica, militar y de disuasión que tiene, no fue capaz de doblegar la voluntad de unos terroristas yihadistas de mantener el 31 de agosto como fecha límite de extracción y presencia extranjera.
La respuesta de los talibanes era bien conocida y esperada, nadie se puede o debe sorprender, por lo que era fundamental tener unas listas completas y actualizadas y haber adelantado la extracción con orden, seguridad y concierto antes de que el caos se adueñara de Kabul y se enloqueciera la ciudad y sus gentes. Máxime cuando la mayor parte de los afganos a extraer no residen en Kabul.
Este conflicto pone de manifiesto, una vez más, que el eterno conflicto de prevalencia y posibilidades finales en la lucha entre las democracias contra las graves dictaduras y regímenes comunistas fuertemente arraigados no es sencillo y no se suele obtener fáciles y permanentes resultados.
Imponer la democracia a base de cañonazos y soldados, a pesar de muchos años de insistir en un mismo territorio, no es muy factible y da paso a que los países en los que no convence plenamente, se sientan cada vez más capaces y seguros, porque saben que sus pensamientos, deseos y planteamientos no serán extirpados. Máxime cuando el CSNU está bloqueado por dos de ellos (China y Rusia).
A la vista de todo desprestigio anterior y de los problemas que surgirán con la repartición de los refugiados, se puede afirmar que el mundo ha caído y que sus estructuras se resquebrajan o derrumban; ya nadie es capaz de nada, hemos quedado al albur de los caprichos de los terroristas y de sus zarpazos por doquier, a nada que se lo propongan.
China, país dictatorial y comunista, es el más claro ejemplo de dicha realidad; ha crecido mucho como país y potencia económica y militar y cada vez se orienta y acerca más a llegar a constituirse, en breve, en el relevo natural de EEUU en el liderazgo mundial.
Potencias como Rusia, Turquía, Irán, Pakistán y Arabia Saudí entre otras muchas más, vienen comprando y siguiendo su idea y tratan de recobrar esplendores pasados, por lo que cada vez se encuentran más lejos de adoptar regímenes democráticos o están más cerca de abandonarlos definitivamente, si es que algún día los hubieran adoptado.
No es que la idea del repliegue militar estadounidense sea un reciente invento del presidente Biden; ya con Obama hemos ido escuchando y viendo diversos planes de abandono de misiones, territorios, aliados y población civil en varias zonas y países en conflicto a pesar de haber formado parte de sus alianzas bilaterales o haberlos usado como fuerza de choque o carne de cañón en combates contra fuerzas superiores o muy crueles a la hora de luchar.
Está claro que EEUU y sus gentes están hartos de ser siempre los que ponen la mayor parte de los esfuerzos económicos, militares y el número de bajas en todos los conflictos en los que intervienen (propios o adquiridos).
Pero no es menos cierto que, ese es el canon que un país debe pagar por mantener su liderazgo mundial; como también lo es, el hecho de que hoy en día la importancia geoestratégica de las diferentes partes del mundo, sus recursos energéticos o la necesidad de mantener alineados a determinados países varía a mayor velocidad que antaño. Todo cambia rápidamente y entre estos cambios se encuentran las nuevas prioridades de EEUU a la hora de prestar una mayor atención o dedicarles importantes recursos.
Tras los últimos abandonos yanquis en los últimos años, incluido Afganistán, cabría hacerse la siguiente pregunta ¿hacia dónde va u orienta sus esfuerzos EEUU? Las respuestas vienen siendo varias y todas ellas exigen muchos recursos para ser cubiertas con garantías de éxito.
Se habla de que el cambio climático propiciará en breve que el Ártico sea prácticamente navegable todo el año lo que acortará en mucho las vías de comunicación entre continentes y que se puedan extraer sus muchos recursos bajo las aguas o los hielos de hoy en día; situación en la que también están muy interesados China y Rusia.
Otra gran aspiración es la dotación de recursos económicos y humanos a las recientemente creadas fuerzas aeroespaciales, en liza con otras fuerzas similares rusas, chinas y hasta de la India. Todos los países se esfuerzan en llegar a ser los primeros en dominar el espectro espacial por entender que quien lo consiga, dominará el mundo.
Nadie es ajeno a pensar en la necesidad de controlar el amplio territorio Asia-Pacífico donde China lleva años invirtiendo mucho para la creación de islas artificiales y aumentar exponencialmente su capacidad aeronaval con posibilidad de basarse en ellas para controlar las aguas del Mar de China Meridional, situación que pone en peligro a varios aliados de EEUU en la zona como Corea del Sur y Japón; así como las relaciones con la India, que también está por la labor de aumentar su capacidad militar grandemente.
Por último, pero no menos importante, EEUU ve que su patio trasero, Centro y Sudamérica se está convirtiendo en un gallinero alborotado, con gobiernos populistas de corte comunista bolivariano que van creciendo y se sustentan en países estratégicos por los carburantes, la droga, la masiva emigración y en servir de negocio y cobijo a enemigos tradicionales como China, Rusia e Irán. Por lo que es de esperar que pronto tenga que dedicar una mayor atención y esfuerzos a la zona que hasta la fecha.
Posiblemente, Biden se sentía el hombre más feliz del mundo hasta hace muy pocos días; los ecos vocingleros de Trump aunque insistentes se iban apagando poco a poco; la vacunación de sus ciudadanos progresaba a pasos agigantados; el índice de mortandad por el virus descendía; la economía en proceso de mantenimiento o recuperación y en breve iba a celebrar como un gran triunfo el 20º aniversario del 11-S cómo una misión cumplida, el repliegue de Afganistán completado y todos a salvo en casa.
La falta de previsión a los más altos niveles, la precipitación por la proximidad de dicha fecha, el exceso de confianza en sus falsos o interesados informes de inteligencia y la rigidez negociadora de los talibanes para no facilitar la extracción de colaboradores, han hecho que la imagen de EEUU tanto a nivel mundial como internamente haya caído por los suelos. Rusia y China están celebrando este fracaso y esperan mayores acontecimientos y el momento para echárselo en cara.
EEUU es un país algo más serio y diferente al resto, por lo que los errores de sus presidentes y otros altos dirigentes civiles y militares se estudian con luz y taquígrafos en el Senado y en los tribunales de Justicia; por ello, pronto veremos movimientos en dicha dirección. La Vicepresidenta Kamala Harris, que vivía apaciblemente a la sombra del anciano Joe a la espera de su oportunidad para sucederle pacíficamente, empieza a poner sus barbas a remojar porque puede saltar a la arena mucho antes de lo esperado. En pocas palabras, Afganistán puede fácilmente haberse convertido en la tumba de EEUU en general y de Biden en particular.
La situación en la que dejamos el país tras la desastrosa espantada es de auténtico caos aún a pesar de los esfuerzos propagandísticos talibanes por esconder la realidad y reprimirse mientras aún queden algunos medios, cámaras y móviles que puedan grabar sus abusos y atrocidades. Doy por seguro que cuando desaparezcan los medios libres y las comunicaciones vía internet y telefonía móvil queden bajo el absoluto control de los talibanes, la situación cambiará mucho y se podrá asegurar que la guerra civil en Afganistán puede llegar a ser inevitable; en la que gracias al armamento que se les ha “transferido” a los talibanes, el resto de afganos, llevará la peor parte.
Con esto doy por terminado, de momento, un documento que ha pretendido analizar, de modo previo y sin muchos datos todavía, las posibles derivas y secuelas de la crisis en Afganistán. Sé que pasado un tiempo volveré a escribir sobre el tema porque habrá más secuelas; aunque mucho me temo, que la sociedad lo habrá casi olvidado y ya no interesará grandemente a pesar de las muchas bajas y masacres que se han producido y producirán allí sobre los no evacuados, simplemente por ser familiar de alguien que trabajó como personal auxiliar de los “diablos extranjeros” que hace veinte años osaron invadir su tierra o por no aceptar sus preceptos religiosos.
Pero, no quisiera cerrarlo sin honrar a los militares y al personal auxiliar que han dejado generosamente sus vidas allí o por el camino (algunos han estado bajo mis órdenes directas). Personas, que fueron enviados a su muerte por forzadas o extrañas razones de inexpertos gobernantes; y también reprochar a los políticos que aún siguen actuando ciegamente o que aprovechan la amargura de las situaciones para hacerse fotos de portada y darse auto propaganda con mendaces declaraciones, tales y como ésta que se me ha quedado grabada “En España estamos a las duras y a las maduras”.
* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.
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