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TIRAR CON LA PÓLVORA DEL REY

F. Javier Blasco*

“Disparar (o tirar) con pólvora del Rey” es una frase bastante antigua y de uso muy frecuente, fundamentalmente, en el ámbito político. Expresión, que se suele utilizar cuando alegremente y sin reparo, se emplean muchos recursos ajenos para cubrir cualquier necesidad social, casi siempre en busca de réditos políticos y sobre todo, si el gasto se realiza aunque suponga un gran estipendio.

Es muy frecuente y relativamente sencillo ver que muchos cargos públicos emplean dichos gastos extraordinarios, que no le son propios, en novedosas y costosas iniciativas o para cubrir exigencias no programadas. Gastos, que ni siquiera pueden salir del remanente presupuestario y que para costearlos, es necesario recurrir al patrimonio ajeno con el consiguiente costo y riesgo para los que finalmente los deben sufragar.  

Supongo que etimológicamente esta frase entró en el acervo popular porque allá en tiempos pretéritos, los reyes europeos pasaban la mayor parte del tiempo guerreando por notoriedad, envidias contraídas, cubrir ambiciones personales, buscando la expansión de sus territorios o por distraerse sin más; sin importarles el hecho de que las guerras en si mismas, así como el empleo o mantenimiento de las tropas tras ellas, nunca ha sido cosa barata y pudiera darse en caso, de que algunos incautos pensaban que era el Rey quien los costeaba de sus arcas personales, sin caer en la realidad por la que siempre es al pueblo liso y llano al que, con mucho esfuerzo y gran sacrifico personal, le tocaba rellenar dichas arcas cuando estas se quedaban vacías demasiado frecuentemente.

Esta tradición y falsa expectativa de solucionarlo todo a lo grande, muy usada antaño y por desgracia, arrastrada hasta nuestros días aunque no se guerree con tanta frecuencia e intensidad, se viene usando con mayor frecuencia, por gobiernos de izquierdas; variopintas coaliciones o asociaciones de países que por contagio o por no quedare atrás, contraen compromisos, a falta de auténticos expertos, sin evaluar sus costes reales y sin conocer el verdadero alcance de las decisiones de tipo económico, social e industrial que, por separado o en coalición, se adoptan con relativa alegría y que en breve, dada su intensidad o gravedad se vuelven contra la política adoptada como un gran y peligroso boomerang.

Es el caso de la inusitada alegría mostrada, sobre todo en Europa, por y para la adopción de drásticas y sangrientas medidas —sobre todo para el bolsillo del contribuyente— en referencia a las necesarias y obligatorias actuaciones individuales y colectivas a adoptar para “hacer frente o evitar los desastres que propicia el nocivo y creciente cambio climático por la abusiva acción del hombre” principalmente, en lo concerniente a la importante reducción en la emisión de dióxido de carbono (CO2).

Tradicionalmente, los grandes productores de este componente químico como China, Rusia, La India y EEUU y alguno más de menor entidad, se vienen resistiendo al embriagador impulso del resto del mundo en aceptar los compromisos que vienen arrastrándose de las pasadas cumbres sobre el cambio climático en Kioto, Madrid o París y algunas otras más.

Aunque algunos han cambiado un tanto su actitud, muchos, siguen sin dar su brazo a torcer totalmente dado que la alternativa al uso del carbón o el gas —en un mundo en el que queda muy bonito y progre declararse “no nuclear” y cerrar las pocas y restantes centrales de este tipo, aunque sea muy “limpia”— es realmente muy costosa, dependiente de variables e incontrolados factores climáticos (viento, sol y lluvia), claramente insuficiente para cubrir las necesidades totales, aún funcionando todas ellas al unísono y a pleno rendimiento; cosa que nunca ocurre, por lo que resultan incapaces de suplir con garantías todo lo que producen los elementos que se pretende cerrar.

En el viejo Continente, la muy joven e inexperta Europa, con la Alemania de Merkel a la cabeza (quizá para evitar que la oposición le comiera la tostada a su partido a la hora de retirarse), lleva años tirando del carro de lo verde, cerrando gran parte de sus centrales nucleares (no así en Francia) y dando pronta fecha de caducidad a las restantes centrales del mismo tipo. España, como siempre, ha sido arrastrada por la alemana modalidad.

Mientras tanto, y en espera de alguna otra alternativa en ciernes como las centrales de fisión nuclear, en algunos lugares aún se mantiene el pernicioso y costoso uso del carbón para evitar su gran dependencia de la fluctuante, tanto en cantidad como en precios, importación del gas ruso o argelino con el que enfriar sus calurosos lugares turísticos o calentar sus fríos hogares y mover su gran industria mediana y pesada.

Inicial impulso aquel, del que los alemanes ya comienzan a arrepentirse o a calcularlo algo mejor; porque, como listos y buenos calculadores que son, han echado cuentas y empiezan a temblar al ver la que en breve se les avecina para sufragar los costos de la energía por el pago del CO2 emitido según la normativa europea; aunque, para evitar entrar en una espiral de precios como en España, Italia o Portugal, ya llevan tomadas ciertas medidas sobre los grandes impuestos nacionales que la encarecen.

En España, país en el que estamos acostumbrados a la chapuza u ocurrencia del momento, al parche mediático aunque poco meditado o improvisado y a hacer las cosas mal con demasiada frecuencia, nos encontramos en este aspecto en una situación de caos y crisis total. Situación, que supone un hándicap para un gobierno que se pasó bastantes años en la oposición criticando a su antecesor porque la política energética de aquel suponía un gran desencuentro con la sociedad tras subir, en aquellos tiempos, los precios en un pequeño porcentaje y se hartó de hacer vanas promesas de corregirlos seriamente y proteger a los más necesitados de tales desmanes. Promesas, que trató de cumplir nada más hacerse con el poder y que ha olvidado por completo en menos de dos años. A fecha de hoy, y al menos en la Comunidad de Madrid, decenas de miles de familias siguen sin percibir en este 2021 una de las ayudas prometidas por el Gobierno de Pedro Sánchez, el Bono Social Térmico.

Resultado, el precio de la luz, impulsado por diversos factores endógenos y exógenos, es hoy en día cuatro veces más caro que cuando ellos prometían la arcadia energética (en estos días el megavatio llegará a los 200 euros, y al alza, en su hora punta), sube a todos por igual y no respeta ni a los ciudadanos que viven de un pequeño sueldo, una subvención o una pensión, ni tampoco a las pequeñas o medianas empresas, ni a las grandes industrias que consumen grandes cantidades de energía; por lo que incrementos tan importantes como los presentes, suponen una subida de sus precios de producción difíciles de absorber a costa de los cada vez, más reducidos beneficios de las industrias energéticas.

Por si fuera poco, a los mayores costos mencionados hay que añadir el gran incremento del coste de los derivados del petróleo (líquidos y gaseosos) lo que supone un encarecimiento indirecto de los precios de la producción de energía eléctrica y repercuten directamente en los del transporte, mantenimiento del ciclo del frio, el almacenamiento de los productos y su misma distribución. En consecuencia, el IPC sube proporcionalmente a lo anterior, lo que influye directamente en la capacidad y el nivel de consumo de los ciudadanos y a corto plazo, en los compromisos adquiridos por el gobierno para el mantenimiento del poder adquisitivo de los salarios mínimos y pensiones en próximas revisiones. 

Sufrimos un gobierno que a pesar de confesar ser socialista y comunista hasta la medula, vive de, por y para los impuestos. Allá donde atisba un resquicio de donde sacar un céntimo al ciudadano y al pequeño o al gran empresario, se lanzan a su captura incumpliendo con ello su promesa de sólo freír a impuestos a los que más tienen; hoy en día, todos sufrimos su vorágine recaudatoria y sus sucesivos zarpazos.

Ha sido precisamente en el precio a pagar por la energía (de cualquier recibo de la luz, la Hacienda pública recauda casi el 60% de su importe) y de los carburantes, que no por su valor real, donde el gobierno ha encontrado uno de sus mayores filones recaudatorios. Impuestos que, unos son heredados, otros nuevos y la mayoría como resultado de concesiones o pagos a cuenta de ofertas anteriores para imponer determinados cambios en la forma de obtener la energía.

A pesar del enorme bocado que llega a las arcas del Estado por este concepto y en lugar de reducirlos a límites más razonables, tras muchas presiones, tiras y aflojas, el gobierno ha optado por un doble juego; bajarlos temporalmente —cómo mucho hasta abril del año que viene para volverlos a recuperar trascurrida dicha fecha— y meterle un palo a los beneficios de las empresas eléctricas quitándoles una serie de ingresos (posiblemente también temporal), que por cierto, habían sido pactados con ellas hace años a cambio de diversas y costosas inversiones y modificaciones en la red para hacerla más competitiva por su actualización y mayor eficiencia.

Como todo lo que suele vendernos el gobierno y sobre todo, su presidente, no solo gira en el entorno de la mentira, casi siempre es provisional, lo suele rectificar y se encuadra en los parámetros de lo que se conoce como “el pan para hoy, pero el hambre del mañana” porque al ser temporal su aplicación, la vuelta a los mismos parámetros transcurrido cierto tiempo, supone simplemente un traslado en tiempo del mismo problema sin haberlo solucionado.

Por otro lado, toda drástica e hiriente medida adoptada contra lobbies o empresas multimillonarias, enlazadas con fuertes inversores o importantes entidades bancarias afincadas en diversos territorios con tendencia al independentismo o la autosuficiencia, legislada de forma precipitada, populista, drástica, en caliente y sin escuchar a todas las partes implicadas, puede y debe tener repercusiones inmediatas o a corto plazo en la estabilidad económica, la seguridad jurídica a futuro, e incluso, también en la estabilidad parlamentaria, dado que aquellos territorios y los partidos políticos de corte nacionalista o separatista que los gobiernan, son contrarios al interés general del Estado, muy recelosos de las empresas en ellos afincadas y hasta, como sucede en este caso, forman parte sustancial de la alcayata en la que se apoya el gobierno de la nación para seguir adelante en su mandato o para aprobar sus necesidades legislativas.

El precipitado Decreto aprobado esta semana por el ejecutivo supone un mazazo a las eléctricas  a base de recortar unos 4.000 millones los beneficios a las eléctricas y dejar de percibir las arcas de Hacienda unos 2.000 millones de euros aunque será de forma provisional, ha tenido una rápida respuesta bursátil en los dos primeros días desde su publicación; dichas compañías ya habían perdido más de 7.500 millones en su cotización.

Todos los gobiernos populistas, que gastan a manos llenas un dinero que no tienen y tiran de dicho recurso como antaño se hacía con la pólvora del Rey, acaban encontrando en esto su talón de Aquiles por lo que, tarde o temprano, los imprudentes y felices tiempos del “pan y circo” se tornan contra ellos, porque al pueblo, por muy vago, comprado o con pocas luces que tenga, cada vez pide más pan y le gusta menos el circo.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

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ESPAÑA: EL ARRESTO DE “EL POLLO” DE HUGO CHÁVEZ

Marco Crabu*

La captura del fugitivo Hugo Carvajal (conocido como El Pollo) hace que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, entre en pánico.

 

La Policía Nacional española atrapó a “El Pollo” de Hugo Chávez (el fallecido presidente de Venezuela), el pasado jueves 9 de septiembre en Madrid, durante una acción combinada en colaboración con la DEA, la Agencia Antidrogas de Estados Unidos.

La noticia de la detención de Hugo Carvajal pasó casi desapercibida en la prensa internacional, a pesar de que este evento es uno de los grandes éxitos internacionales de la agencia federal de drogas y del Departamento de Justicia de Estados Unidos.

“El Pollo” Carvajal era buscado por Estados Unidos por cargos de violaciones a derechos humanos, crímenes de lesa humanidad, narcotráfico, lavado de dinero y colaboración con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con el objetivo de introducir drogas en territorio estadounidense. El gobierno de Estados Unidos había emitido una orden de arresto internacional contra él y ofreció una recompensa de 10 millones de dólares a cualquiera que proporcionara información útil para su captura.

Fuente: Twitter

En este sentido, es muy interesante el análisis realizado por Johan Obdola, de la Global Organization for Security and Intelligence – IOSI, y los operadores de Hagana Consulting, dos empresas internacionales especialmente conocidas y especializadas en análisis de inteligencia y gestión de seguridad. Así se ha esbozado el camino que llevó a la captura de Hugo Carvajal y su posible extradición a Estados Unidos (se espera la luz verde del poder judicial español), y al complejo de acontecimientos relacionados con Venezuela y su máximo líder Nicolás Maduro.

Hugo Armando Carvajal Barrios fue durante ocho años, hasta 2019, jefe de la Dirección de Inteligencia Militar de Venezuela, bajo las presidencias de Hugo Chávez primero y Nicolás Maduro después. Pronto, sin embargo, entró en conflicto con el dictador Maduro y se alejó definitivamente del “chavismo”, el movimiento homónimo fundado por el presidente venezolano y líder de la revolución bolivariana Hugo Chávez, cuya acción e ideología política se basa en el socialismo democrático y antiimperialista.

Tras la reciente crisis política, económica y social en Venezuela, “El Pollo” Carvajal se había acercado a las ideas de Juan Guaidó, un opositor político y enemigo acérrimo de Maduro. En esa ocasión incluso escribió una carta abierta a Nicolás Maduro, pidiéndole que asumiera toda la responsabilidad por la crisis social y económica que galopaba en el país, atenazado como estaba por la falta de alimentos y medicinas, y rogando al líder chavista que permitiera el ingreso a Venezuela de la ayuda humanitaria estacionada en Cúcuta.

Guaidó fue elegido en enero de 2019 como presidente de la Asamblea Nacional y luego se proclamó presidente pro tempore de Venezuela, antes de que Maduro asumiera el cargo por segunda vez respaldado por Irán, Rusia, Turquía, China y la Liga Árabe. En marzo del mismo año, Guaidó fue destituido durante el segundo gobierno de Maduro del cargo de presidente de la Asamblea Nacional y por 15 años de cualquier cargo público.

Fue entonces cuando Hugo Carvajal huyó de Venezuela y se le perdió el rastro, muy probablemente escondiéndose en los últimos años entre Marruecos, Portugal y España y solicitando asilo en el país ibérico.

En la lista de multi-investigados por Estados Unidos también se incluyó a Diosdado Cabello, el número dos del chavismo en Venezuela, así como al propio líder venezolano, Nicolás Maduro, se busca con las mismas acusaciones.

Fuente: Small War Journal

Hugo Carvajal también está acusado de formar parte, junto con Maduro, Cabello y otros, del notorio “Cartel de los soles”, una organización criminal, integrada por una red de altos funcionarios de la Guardia Nacional Pretoriana Bolivariana (GNB), dedicada al tráfico internacional de armas y drogas, así como a actividades ilícitas relacionadas con productos derivados del petróleo, también conocida por haber tenido vínculos con las organizaciones terroristas de las FARC, de Hezbolá y Hamas. Se dice que el “Cartel de los Soles” ha sido particularmente activo en el reclutamiento de terroristas de Hezbolá y Hamas para ser entrenados en Venezuela con el fin de planificar y organizar ataques contra los intereses de Estados Unidos. También en esto está involucrado Hugo Carvajal y está al tanto de todos los detalles relacionados con el suministro ilícito de gasolina y combustible a grupos terroristas de Medio Oriente, así como la emisión de pasaportes diplomáticos venezolanos que han permitido a sus líderes moverse libremente en todo el mundo.

Los afiliados de la organización (por ejemplo, Alex Saab, Adel El Zabayar, etc.) también habían actuado como intermediarios entre el gobierno venezolano y el presidente sirio Bashar al-Assad, así como con los regímenes iraníes de Ahmadinejad y Rouhani.

En 2014 habían recibido de sus socios en Medio Oriente, a cambio de cocaína, una carga de armas (principalmente lanzacohetes, fusiles de asalto AK-103 y diversas municiones), llegadas al aeropuerto de Maiquetía en Caracas en un avión de carga desde el Líbano, armas que estaban destinadas a los militantes revolucionarios de las FARC.

Según un informe de la DEA estadounidense, los cargamentos de droga desde Venezuela a Estados Unidos y Europa incluso se han cuadruplicado en la última década, tanto que se exportan alrededor de 269 toneladas desde Sudamérica al año, el 17% de toda la cocaína mundial.

Del comercio internacional de drogas desde Venezuela recordamos algunos de los episodios más llamativos en los que también estuvo involucrado Hugo Carvajal. Por ejemplo, la de París, cuando un vuelo de Air France estaba literalmente lleno de drogas; la policía fronteriza francesa no podía creer lo que veían sus ojos mientras cientos de maletas que contenían cocaína eran descargadas por la compañía aérea. Un incidente similar ocurrió en México, donde se encontraron 128 maletas abarrotadas con 5,6 toneladas de cocaína en un avión DC-9 procedente de Caracas 128 valijas con 5,6 toneladas de cocaína.

El Cártel de los Soles también está acusado de haber cometido excelentes asesinatos, entre ellos: el periodista Mauro Marcano, asesinado al salir de casa; Eudo González Polanco, líder del cártel de la Guajira, asesinado en Bejuma; Wilber “Jabón” Varela, del cártel del Norte del Valle, asesinado junto con sus guardaespaldas en un hotel del estado Mérida.

Fuente: efectococuyo.com

Washington también está convencido de que El Pollo Carvajal está vinculado a las actividades de “lavado de dinero” del régimen venezolano y está al tanto de sus cuentas en el exterior por donde fluye el dinero relacionado con la corrupción del país, y esto es lo que lo vincularía a Alex Saab.

Alex Nain Saab Morán es un empresario colombiano de origen libanés, buscado por Estados Unidos porque se le acusa de haber realizado una mega operación de lavado de dinero por contratos estipulados con Venezuela por valor de más de 350 millones de dólares, y de asociación criminal, enriquecimiento ilícito, exportaciones e importaciones ficticias y fraude agravado por hechos relacionados con su empresa Shatex. También es considerado un peón clave del régimen de Maduro y, según la DEA, podría desentrañar los acuerdos secretos que vinculan al país sudamericano con Irán, Turquía y Rusia. Saab está actualmente detenido en Cabo Verde, donde su avión hizo escala el 12 de junio de 2020 mientras se dirigía de Irán a Venezuela. Fue detenido por la policía local sobre la base de una “notificación roja” de Interpol, porque era buscado por Estados Unidos que pidió su extradición inmediata, confirmada pronto -contra toda la resistencia de Rusia, Irán, Venezuela y diversas instituciones internacionales- por el Tribunal Constitucional de Cabo Verde el 8 de septiembre de 2021.

Las extradiciones de Hugo Carvajal y Alex Saab a Estados Unidos representarían, por tanto, un golpe para Nicolás Maduro, pues sus posibles revelaciones a investigadores estadounidenses podrían sacudir al régimen del líder venezolano.

Fuente: elperiodicodemonagas.com.ve

Volviendo a la atrevida captura de El Pollo Carvajal en Madrid, aún quedarían muchas preguntas por resolver, una de ellas es ¿cómo desapareció en el aire un buscado internacional, mientras residía —al parecer— hasta hoy, en la turbulenta capital española?

Carvajal afirmó que cambiaba de refugio cada tres meses donde llevaba una vida de jubilado, sin salir ni mirar por la ventana y siempre protegido por personas de confianza. En su casa se encontraron pelucas, barbas y bigotes falsos, así como una docena de pasaportes falsos y se cree que incluso se sometió a una cirugía plástica para hacer cambios en su fisonomía.

Vivía con un venezolano de 30 años en un lujoso y tranquilo apartamento a las afueras de Madrid, en la calle Torrelaguna, en el número 123. Fuentes de la policía española dicen que el arresto se produjo pocos días después de que el ex jefe de inteligencia militar venezolano reactivara imprudentemente su cuenta de Twitter. Y es precisamente un mensaje de su relato el que permitió a los investigadores rastrear la ubicación de su guarida. “…Los falsos positivos de Alvaro Uribe me van dando la razón…” Carvajal escribió en Twitter, sin pensar en lo más mínimo que las Unidades de Intervención Policial Española (UIP), en colaboración con la DEA estadounidense, intervendrían poco después para detenerlo.

Fuente: twitter

Hugo Carvajal ya había sido detenido por primera vez en abril de 2019, cuando llegó a la capital española por entrar en el país ibérico con un pasaporte falso. En esa coyuntura, la Audiencia Nacional española rechazó la solicitud de extradición de Estados Unidos y lo liberó porque se creía que el objetivo de Washington era exclusivamente político, con la intención de extraer información sobre el régimen venezolano. Meses después, sin embargo, el plenario de la Sala de la Corte confirmó la extradición de Carvajal, pero ya había huido.

Pero al parecer la trama se espesa, porque justo en estos días nos enteramos por el diario español “El Mundo” de que la tercera sección penal de la Audiencia Nacional ha vuelto a suspender provisionalmente la entrega de “El Pollo” Carvajal a Estados Unidos, parece estar a la espera de que se resuelva la anterior solicitud de asilo que el ex jefe de la contrainteligencia venezolana hizo a su llegada a España.

¿Cómo terminará? ¿Será el tan buscado internacional pronto llevado ante la justicia y juzgado por los cargos que han sido emitidos por los Estados Unidos en su contra? ¿Qué revelaciones trascendentales sobre el “Cartel de los Soles” y los vínculos de las FARC y el ELN con el régimen venezolano, así como con los grupos terroristas de Hezbolá y Hamas, El Pollo podrá dar a conocer a los investigadores estadounidenses?

Y por último, ¿qué políticos españoles cercanos a Venezuela lo han protegido hasta ahora y pueden haber estado involucrados en su increíble fuga en el país ibérico?

Una reflexión final está diligentemente dedicada al papel cada vez mayor de las agencias de inteligencia privadas.

Las actividades, a menudo llevadas a cabo en plena sinergia entre diferentes realidades unidas por las mismas intenciones de seguridad global, han demostrado ser cada vez más decisivas en la contribución info-investigativa adecuada para hacer posibles las operaciones de la Policía o de las diversas Inteligencias del Estado.

Sería conveniente reevaluar el papel de estas entidades también en vista del delicado momento de tensiones internacionales que estamos atravesando. Justo en los últimos días hemos vuelto a hablar de la Policía Europea y la agencia de inteligencia, sin considerar que ya dentro de cada país la falta de colaboración, la envidia, los celos y la absoluta falta de un intercambio real y honesto de información entre las distintas fuerzas de seguridad representan la ausencia de bases sólidas para extender sinergias más allá de las fronteras nacionales.

* Licenciatura en sociología, Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Bolonia. Especialista en Seguridad, Geopolítica y Defensa.

Artículo publicado originalmente el 17/09/2021 en OFCS.Report – Osservatorio – Focus per la Cultura della Sicurezza, Roma, Italia, https://www.ofcs.it/internazionale/spagna-il-benservito-a-el-pollo-di-ugo-chavez/#gsc.tab=0

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor.

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EL ODIO INDUCIDO

F. Javier Blasco*

Para saber qué es lo que significa realmente este vocablo, es necesario consultar el diccionario de la RAE en el que aparece una sola definición “Antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea”. Definición que quizá sea demasiado tajante y hasta limitativa u orientada al campo que se encuadra en el mal deseado.

Sin embargo, si acudimos al diccionario de “Oxford languages” vemos que la definición de la misma palabra masculina no es única y tiene o presenta dos acepciones distintas, “Sentimiento profundo e intenso de repulsa hacia alguien que provoca el deseo de producirle un daño o de que le ocurra alguna desgracia” y “Aversión o repugnancia violenta hacia una cosa que provoca su rechazo” y cita como sinónimos “antipatía, aversión, repulsión, inquina, aborrecimiento y malquerencia”.

Por una vez y sin que sirva de precedente, prefiero quedarme con la información del diccionario de Oxford porque, aparentemente es más completa, amplia y convincente y creo que aglutina entre sus definiciones y el listado de sinónimos lo que hace más comprensible el significado del vocablo.

Analizar etimológicamente el origen, las causas, derivaciones y ramificaciones del odio, nos llevaría mucho tiempo y no me creo capacitado para ello y además tampoco es la principal razón que me llevó a escribir este pequeño trabajo.

El odio, sensación y actitud tan antigua como la propia humanidad, es uno de nuestros viejos conocidos y compañeros de viaje o un miembro muy allegado de la familia; siempre está a nuestro lado y dispuesto a aparecer a la menor circunstancia; con la particularidad de que sus resortes de contención son tan frágiles que, funcionan a duras penas y no tantas veces como deberían hacerlo.

El hombre en su proceso evolutivo y creador, dentro de su afán de intentar cambiar las cosas, al menos de cara a la galería y fundamentalmente a hora de la compra de votos o seguidores, ha encontrado en esta fea y despreciable actitud un filón de incalculable valor. Cómo de entrada nadie en su sano juicio se puede negar a rechazarlo, hemos hecho de su “aparente lucha para erradicarlo” algo para ser explotado políticamente con mucho éxito, y como casi siempre ocurre con los movimientos o tendencias para la agitación y la propaganda, la izquierda lo ha convertido en su bandera para llenar de basura a las “terribles derechonas que lo pisotean y desprecian todo”.

Así, en muchas partes del mundo en general y en España en particular, hemos creado los denominados “delitos de odio” que son aquellos que consisten en una infracción o acto penal motivado por prejuicios contra una o varias personas por el hecho de pertenecer a un determinado grupo social y que nuestro Ministerio del Interior define en su página web como:

“(A) Cualquier infracción penal, incluyendo infracciones contra las personas o las propiedades, donde la víctima, el local o el objetivo de la infracción se elija por su, real o percibida, conexión, simpatía, filiación, apoyo o pertenencia a un grupo como los definidos en la parte B”;

“(B) Un grupo debe estar basado en una característica común de sus miembros, como su raza real o perceptiva, el origen nacional o étnico, el lenguaje, el color, la religión, el sexo, la  edad, la discapacidad intelectual o física, la orientación sexual u otro factor similar. (OSCE, 2003)”.

En España, su gobierno y muchos de los partidos que le sustentan y apoyan sobreviven principalmente de y con la carroña, las noticias falsas y la sucia propaganda; por lo que este fenómeno de “oficial lucha para su erradicación” no solo debe quedar reflejado en su Código Penal, sino que es constantemente usado, manoseado y prostituido por el propio gobierno, su presidente, varios ministros del gabinete y diversos partidos o movimientos populistas y progresistas de variopinto pelaje y nada sanas intenciones.

Por si fuera poco, para darle un mayor empaque y oficialidad al tema, el gobierno ha creado una “Comisión contra los delitos de odio” que está presidida por el mismísimo presidente Sánchez; comisión que, a pesar de la norma no escrita pero tantas veces manida de no legislar en caliente, ha sido reunida estos días con carácter de urgencia para adoptar medidas al amparo o motivada por una noticia falsa sobre un inventado delito de odio.

El odio a secas y la amplia panoplia de los delitos de odio constituyen una esplendida arma arrojadiza que la izquierda suele sacar a colación siempre que haya cercano o por en medio un proceso electoral, le van mal las cosas al gobierno —para lo que no duda hasta en inventarse actos o amenazas que tengan toda la apariencia, aunque en breve quede demostrado ser mentira o un invento y las graves declaraciones y acusaciones queden aparcadas tras miles de litros de tinta y horas de publicidad— o cuando la derecha presenta claras indicaciones de que sube en las encuestas y puede poner en peligro la continuidad de un gobierno de izquierdas, basado en la mentira, las falsas promesas y la mezquindad.

Muchas de las múltiples denuncias de delitos de odio, quedan demostradas ser falsas o son exageraciones o desviaciones y constituyen una simple manera de buscar notoriedad o una forma zafia de atacar, sin fundamento, los principios y bases de la derecha sin más.

Para que el fenómeno tenga repercusión y notoriedad, hace falta la impagable colaboración de unos medios y redes vendidos al mejor postor que subsisten de las cuantiosas dádivas o subvenciones de un gobierno que no duda en comprar los deseos y la profesionalidad de cualquier persona o entidad por muy seria y digna que pueda o deba ser en función de su trabajo o por su aportación a la sociedad.

Medios y redes que, sin embargo, enmudecen cuando pasa el tiempo sin que hayan aparecido los execrables autores de cualquier tamaña indignidad por mucho que la policía y la sociedad se empeñen en desenmascararles o cuando a pesar de los esfuerzos para ocultarlo, se descubre el pastel de la ignominia y la falsedad de un hecho inventado, exagerado y publicitado hasta la saciedad.

El odio y sus delitos no son un fenómeno exclusivo de los ambientes o situaciones creadas entorno al género, las desviaciones o personales usos sexuales, la raza, el lugar o país de procedencia o la religión que se profesa. Es aún más grave cuando nace, crece y se desarrolla por culpa o a raíz de movimientos políticos de corte separatista o independentista.

Insisto en este punto, porque suele crear graves y despreciables situaciones que fácilmente derivan en sangrientos encontronazos, escisiones territoriales más o menos cruentas o incluso en auténticas guerras civiles; guerras estas, quizá aún más sucias si cabe entre aquellas, porque implican a hermanos contra hermanos o a compatriotas envueltos en unos falsos e inventados ideales que poco o nada tiene que ver con la realidad.

El concepto es un arma de doble filo; ampara o da pie a un gran abanico de posibles delitos bajo el epígrafe general de delitos de odio y, con ello, se abre el grifo para “oficialmente” tratar de combatirlos por todos los medios, incluso aún antes de que estos realmente se produzcan. El uso y abuso de esta posibilidad lleva fácilmente a la imposición de una subjetiva tabla rasa que puede derivar en coartar un derecho inalienable a las personas en todo país democrático como lo es el derecho a la libertad de expresión.

Es muy fácil disfrazar o caer en dicha confusión, incluso de manera no buscada. De ahí el peligro en permitir a los gobiernos usar en demasía o abusar amparándose en este concepto; es un hecho más que probado, que muchos gobiernos lo utilizan a modo de guadaña para impedir la crítica o protesta libre y sana ante situaciones de uso o abuso de actuaciones o decisiones muy dudosas por parte de la autoridad.

Es muy fácil dejarse influir para hacer un uso muy discriminatorio de este concepto; la tendencia a ver la paja en el ojo ajeno, cuando se desprecia o ignora la viga en el propio, hace que muchos piensen que sus cercanos, allegados o de la misma tendencia política están libres de toda carga al respecto. Casualmente, son siempre los del bando contrario los que practican el odio, lo ensalzan y, por el contrario, nunca ven actuaciones execrables e indignas en el propio. Es un hecho característico de las izquierdas, quienes suelen anunciar o incluso creen sinceramente que son los partidos de derechas los que constantemente y viven instalados en el odio a los demás.

Sucias artimañas que aunque parezca mentira, aún en nuestros días funcionan porque, en la sociedad actual el grado de desinterés, la incultura generalizada y la falta de aplicación o desconocimiento del pensamiento crítico para el análisis de lo que nos llega, es muy grande o total. Tanto, que en pocos años será imposible encontrar alguien con la mínima capacidad de discernimiento.

No debo terminar esta breve reflexión sin condenar con todas mis fuerzas a los insensatos que por motivos políticos mangonean los delitos de odio, en cualquiera de sus versiones, sin darse cuenta —o lo hacen a sabiendas— que el aireamiento, falsa presentación y la exageración de ellos aún en su fase de presunción supone, en la mayoría de los casos, una mayor y muy grave agitación de las personas —que fácilmente se contagia a las masas—, lo que rápidamente se traduce en crear mucho más odio individual y colectivo entre los que “oficialmente” pretenden manifestarse o actuar como repulsa para combatirlo.

Como conclusiones  a esta reflexión, se puede afirmar que el odio es algo malo, tenebroso, que consiste en una vehemente aversión de una persona hacia otra, o hacia algo más o menos identificado con esa otra o su grupo por razones diversas de género, región o país de procedencia, diversos usos y costumbres o convicción. Es algo tan ruin que son muchos los afamados autores que le han dedicado mucho tiempo a su estudio y definición.

Ya Aristóteles se esforzó en distinguir entre la ira y el odio. Nietzsche llegó a firmar que “El hombre de conocimiento debe ser capaz no solo de amar a sus enemigos, sino también de odiar a sus amigos”. El mismo Papa Francisco asegura que “El odio, la envidia y la soberbia ensucian la vida”. “Ensucian el alma, la vida del que odia y de cuantos permanecen en derredor suyo”. En opinión de Nelson Mandela no es una tendencia o defecto innato ni surge de la nada, se adquiere con el tiempo o por el uso o abuso de las costumbres de donde uno se desarrolla “Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, su origen o su religión”.

Por lo tanto, el odio como algo inculcado es una mala cualidad autogenerada, adquirida o inducida y que generalmente se nos inocula, más o menos disfrazada, en la educación recibida. Contra el odio debemos luchar siempre, pero sin dejarnos arrastrar que por un exceso de celo, la propaganda perversamente dirigida o por falta de precaución, su honrada lucha nos llegue a cegar y confundamos torpemente dónde deberían encontrarse los auténticos principios y la verdad.

Precisamente el 11-S se cumplió el vigésimo aniversario de uno de los ejemplos más claros de odio que ha presenciado y conmovido a la humanidad. Esperemos que este fenómeno no se vuelva a repetir, ni siquiera en su mínima intensidad.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

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