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PARADOJA: MEDIANTE LA GUERRA SE ALCANZA LA PAZ

Agustín Saavedra Weise*

Sin duda alguna, la guerra es una de las grandes fuerzas de la historia. La raza humana es guerrera y como tal, la más cruel del planeta. En el período de “paz”, que va desde 1945 a 2021, perecieron 50 millones en diversos conflictos y más de 50 millones de individuos se encuentran desplazados o refugiados. La opinión pública se olvida de esto o directamente no quiere saber nada; cada cual se queda en su espacio, salvo los actores indirectos, quienes por detrás inducen acciones violentas vendiendo armas y/o prometiendo cosas imposibles de lograr.

Se habla también desde hace siglos de guerras justas y guerras injustas. Largo sería analizar el tema. Sí interesa un hecho clave: muchas guerras ayudan a resolver conflictos y otras —en lugar de apagar el fuego— dejan involuntariamente una mecha prendida; el incendio consiguiente será solo cuestión de tiempo. Todo dependerá de la inteligencia y capacidad de previsión que tengan los negociadores de turno, tanto vencidos como victoriosos.

Una verdad desagradable, a menudo olvidada, es que —reitero— aunque la guerra es un mal, tiene una virtud: puede resolver conflictos y lograr la paz. Esto ocurre cuando todos los beligerantes se agotan o cuando uno de ellos gana de manera decisiva. La clave es que la lucha debe continuar hasta alcanzar una resolución. Las esperanzas de éxito militar deben desvanecerse cuando el procurar arreglos sea más atractivo que seguir combatiendo. Este razonamiento hizo que el imperio alemán solicite un armisticio en noviembre 1918 a sus contrarios, básicamente Francia, Gran Bretaña y EEUU. Como es sabido, las condiciones finales impuestas fueron duras para Berlín; provocaron resentimientos diversos, falsas ideas acerca del “puñal por la espalda” e incubaron el totalitarismo de Adolf Hitler, que incendió al mundo entre 1939 y 1945. Un mal acuerdo de paz generó motivos para una guerra aún mayor y más terrible. Hay otros ejemplos, lo que nos habilita para expresar que los “acuerdos de paz” o los llamados “entendimientos previos” muchas veces fracasan y hasta se convierten en fuentes de potenciales luchas recurrentes.

La pregunta del millón: ¿Cómo acabar para siempre con un conflicto? La historia nos demuestra que hay una sola manera: la rendición incondicional del enemigo. Si en 1945 no se hubieran dado estos procesos en Alemania y Japón, ambos países seguirían siendo problemáticos. Ahora no lo son; más bien prosperan, han recuperado plenamente soberanía y economía, sus pueblos son felices y parte activa de la comunidad mundial. La mala voluntad alemana y japonesa hacia las democracias occidentales se disipó rápidamente gracias a la amarga píldora de sus catastróficas derrotas en la Segunda Guerra Mundial.

Una victoria militar contundente pone fin a las guerras. La Pax Romana —un período pacífico de 200 años— comenzó cuando Augusto derrotó a Marco Antonio en la batalla naval de Actium. El Norte venció al Sur en la guerra de secesión estadounidense e hizo que un conflicto que se cobró 750.000 vidas se desvaneciera. El Sur derrotado nunca volvió a causar problemas. Europa pudo reorganizarse recién cuando Napoleón fue definitivamente derrotado en 1814 y se reinstaló el tradicional equilibrio de poder en el viejo continente.

La sabiduría convencional nos dice que las pugnas se resuelven mejor mediante la negociación y el compromiso, pero la realidad nos demuestra que eso no siempre es cierto. Para solucionar conflictos en forma definitiva debe haber una derrota absoluta previa que le impida al vencido volver a intentar golpear y de esa manera, lograr de mutuo acuerdo condiciones que generen una paz estable a largo plazo. Así de simple, así de realista.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

 

Nota original publicada en El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/paradoja-mediante-la-guerra-se-alcanza-la-paz_237710

 

LA TIERRA QUEMADA

F. Javier Blasco*

Se conoce como la estrategia de “tierra quemada” al conjunto de acciones sobre el propio terreno y los diferentes tipos de recursos que se encuentran o se producen en el mismo, a fin de que estos no puedan ser empleados, al menos de forma inmediata, por el enemigo y para que además, sus efectos supongan un retraso para la recuperación por el mucho tiempo y el gran esfuerzo que se precisa en lograr que posteriormente vuelvan a ser producidos en el mismo lugar en cantidades semejantes.

Estrategia, popularmente famosa en las dos últimas invasiones sobre Rusia (Napoleón y Hitler) y que ha venido siendo empleada durante siglos por aquellos mandos militares o dirigentes políticos sobre su territorio frente al avance impulsivo y en masa de un enemigo, muy superior en medios y entidad, que se dispone a invadirles para conquistarlo.

Los efectos de esta teoría, aunque a la larga pueden ser perjudiciales para los propios intereses de los que la empelan, suelen ser francamente beneficiosos para frenar los impulsos iniciales de cualquier invasión; ya que, aunque la dependencia real de la llamada “explotación local” de los recursos necesarios para alimentar la batalla y a las tropas implicadas va disminuyendo por la mejora de las tecnologías y la mayor capacidad de los medios de transporte a gran distancia entre otras características, los recursos locales aún siguen siendo necesarios para evitar gran parte de las largas colas logísticas y exigencia de medios que supone la continuidad en la guerra.

Así, una vez llevada a cabo según lo planeado con el máximo detalle, todo resultará francamente difícil de ejecutar para el invasor en un territorio donde todo quedó arrasado, las comunicaciones y los medios a emplear no funcionarán o estarán severamente dañados, los recursos alimenticios serán difíciles o imposibles de encontrar y explotar, la población civil resultará altamente hostil por la hambruna y desesperación que les amenaza, parte de los recursos básicos, que aún se puedan encontrar, estarán muy deteriorados y hasta puede que estén envenenados.

Pues bien, esta estrategia y teoría, no solo se emplea en la guerra; como bien es sabido, la influencia de las estrategias militares en la vida social, empresarial y en el liderazgo es francamente importante y en algunos casos, sirve de ejemplo y guía en dichos sectores. Por lo tanto, esta maquiavélica actividad no ha pasado desapercibida a muchos políticos que piensan que tras su paso, goce y disfrute por las máximas representatividades de cualquier Estado y forma de gobierno, no les importa, y hasta, en ciertos casos, buscan que cuando ellos desaparezcan o les echen, llegue “el diluvio universal”.

Y uno se puede preguntar ¿Qué ganan los que lo aplican, si los ciudadanos ven que tras el paso de aquellos, el país queda hecho una ruina? La respuesta es bien sencilla, además de ganar tiempo para que los demás puedan encauzar o logren la incipiente recuperación y la vuelta a la normalidad, las penurias que se verán forzados a imponer sobre la población —para subsistir y mejorar poco a poco el clima social, económico y político— serán tantas que lograrán que la poco paciente población se desespere, no invierta el tiempo necesario para ver los frutos y empiece a añorar las prebendas que el previo tirano bien se había encargado de regar entre las facciones más pobres o aquellos que son más fáciles de comprar con un miserable plato de lentejas.

La versión política de la tierra quemada suele consistir en la degradación de casi todas las cosas, los principios y las personas tanto individual como colectivamente, empezando por la educación; por la supresión de los valores morales de tipo religioso, ético, social o familiar; en fomentar las diferencias sociales de forma aparente y patente aunque no sean verdad; saber presentar a los enemigos internos del país como grupos o personas necesarias para la convivencia, la relación y la mejora de la situación política en general; criticar y tratar de derogar todo lo hecho anteriormente por la oposición, aunque a claras luces aquello fuera muy necesario y beneficioso para la relación interna y la marcha nacional.

También es preciso exaltar como imprescindible y fundamental la loa y defensa a ultranza a grupos francamente minoritarios que representan tendencias, ideas o costumbres no muy comunes, partidistas, contrarias y hasta perniciosas en la sociedad en general; manosear las ayudas interesadas a los partidos o regiones que les apoyan a mantenerse en el poder, aun a costa de dejar en franca desventaja a las otros grupos o regiones, que por justicia equitativa o valor real, se merecen mucho más.

Sin olvidarse de gastar desmesuradamente el dinero que no se tiene sin tener en cuenta la deuda, el déficit y los problemas económicos que a la larga, dichas políticas nos pueden acarrear y para colmo, olvidarse de todo lo prometido, legislar a conveniencia y criticar a los demás para acabar gobernando despóticamente como un tirano vulgar, cargándose los principios democráticos, aunque eso sí envolviéndose, cuando se precise, en la bandera nacional prometiendo igualdad.

En lo referente a otros factores fundamentales, no suelen dejar ninguno sin tocar, manosear o prostituir. Para estos rufianes es absolutamente necesario que la separación de poderes desaparezca; hay que legislar al máximo por Decreto, a conveniencia e incluso con nocturnidad; no se deben olvidar apoyar a empresas de amigos, países de su cuerda o incluso a los que más tajada a las arcas propias puedan aportar, es prioritario aún a costa de los que más se lo merecen y deben proteger o salvar y, por último, es preciso modificar el Código Penal a conveniencia y condonar o indultar las penas y deudas; todo ello está en su ADN y debe ser aplicado sin límite, sobre todo, a aquellos que les facilitan su forma y manera de gobernar.

Su rastrera actividad también pasa por hundir el prestigio internacional como una forma de dejar de cumplir con las engorrosas obligaciones internacionales contraídas por los que les precedieron en el puesto; suelen vivir casi exclusivamente de la propaganda, la falacia y la falsedad al ser el medio en el que mejor se manejan para aunar esfuerzos y tratar de convencer a sus poco letrados adeptos y finalmente, como un recurso fundamental, deben buscar la ayuda o el apoyo comprado de la banca, las grandes empresas e incluso la Iglesia a cambio de “promesas” en el horizonte, cuando los recursos a entidades sociales o políticas que lo necesitan más, no dan de sí o nunca llegarán.

Todo esto y algunas negras y sucias cosas más, gota a gota, como si de una tortura china se tratase, van calando en la conciencia de muchos ciudadanos. Los unos cansados de protestar sin resultado alguno, hartos de verse humillados sin que nadie, aparentemente, salga en su defensa y ven que los aprovechados nunca son llevados ante la justicia; los que forman parte de las masas de adeptos por conveniencia como aplicación de alguna dadiva, regalía o sueldo, más aquellos plenamente convencidos por sí mismos; finalmente, todos ellos se van aunando para formar la pléyade de los silenciosos, los silenciados, los conversos o los que han decidido tirar la toalla, dejarse llevar, mirar para otro lado y vivir sin más; lo que les permite a los tiranos perpetuarse o, al menos, respirar en el poder un tiempo más.

Reconstruir tanto daño moral, ético, político, económico y social no es nada fácil; verse obligado a terminar con las prebendas establecidas de forma sistemática e injusta es aún más difícil; porque a la larga, siempre habrá personas que al aplicar las medidas correctoras resulten perjudicadas aunque sus méritos reales no lleguen para cubrir los mínimos requisitos que les hicieron valedores de tales apoyos en contra de lo que se valora en una sociedad que pretende ser justa y equitativa con los necesitados y vigilante o exigente con los que viven de la mamandurria, el favor y la injusticia social.

Son gobiernos que, por norma general, suelen acabar con la economía hundida tanto interna como externamente por su déficit descomunal, con una desproporcionada deuda basura que nadie querrá comprar, máxime en los momentos en los que las medidas de apoyo internacional, a precio de saldo, se acaben y vuelven las exigencias que requieren mucho sacrificio y estricta seriedad. Situación, que no es plato de gusto, porque cuanto mayor sea el desastre económico infligido, mayores medidas correctoras serán impuestas desde fuera; medidas que aunque no se quieran aceptar, todos se las tienen que tragar.

Ejemplos de esta forma de gobernar hemos tenido muchos a lo largo de la historia, se suceden en la actualidad y por desgracia, aunque nos resistamos a ello, también están por llegar. Han sido, son y serán gobiernos que desprecian el valor de la vida de sus gobernados, se ciscan en los valores y principios morales y éticos, no les importa abusar de sus prerrogativas ni en hacerlas agrandar y constituyen un pésimo ejemplo, una desvergüenza y una lacra para la sociedad.

España, como país de los más antiguos en la historia reciente y actual en el mundo, difícilmente se iba a escapar de esta lacra que corroe y reconcome todo el espectro político y social; hemos sido incluso exportadores de esta forma de gobernar, de este mal ejemplo y de cómo cargarse los valores enraizados, las riquezas propias y naturales, así como del verdadero valor de lo nuestro en los aspectos físico y moral.

Ciertamente, y para nuestra desgracia, hoy atravesamos una de las peores épocas de su historia en la que todo lo dicho anteriormente se cumple, elevado a la enésima potencia; nuestro gobierno está dejando el solar patrio, otrora rico y próspero, como una tierra yerma, quemada, vacía y arrasada en la que pocos, muy pocos valores y con mucho esfuerzo, se podrán salvar.

No es una terea de los últimos pocos años, que va; es el resultado de un plan trazado con alevosía y lleno de maldad por ciertos, muchos o demasiados personajes, que recubiertos de diversos pelajes, entendieron que tras casi cuarenta años de dictadura, la llegada de una incipiente, tímida y muy dubitativa democracia, daría paso a la posibilidad de ir medrando poco a poco, atacando sus pilares más pétreos que con el tiempo han sido barrenados y destruidos dejándolos derribados por tierra o sin efecto al no tener nada que sustentar.

Somos un país lleno de adocenados, de personas incapaces de reaccionar a nada que sea injusto, sectario o mendaz y solo mostramos cierto orgullo patrio ante determinados partidos “heroicos” de la selección nacional de futbol; selección, a la que por cierto, muchos desprecian e incluso prohíben que se la pueda ver públicamente en las calles y plazas de ciertas ciudades entre las más importantes de nuestra geografía nacional.

Nos hemos convertido en un país pionero y puntero en aceptar y promulgar inverosímiles leyes que no importan a casi nadie, que no se necesitan ni ilusionan grandemente por su sectarismo y parcialidad, salvo a aquellos que prohíben que se emplee el castellano para enseñar en nuestras aulas o utilizarlo a la hora de hablar o rotular; que reniegan del hecho que significa el que la justicia sea imparcial y a los que implantan el aborto, la execrable ley transexual o la eutanasia como derechos a cualquier edad y a los que nadie debe renunciar a pesar de afectar a unos pocos y ser poco o nada fundamentadas científicamente, muy revanchistas, sectarias y de un interés o eficacia bastante banal.

Como hechos destacables por vergonzosos y muy de actualidad, se puede comprobar que no les importa y bajan la cabeza cuando los indultados les ningunean, aíslan e incluso les ultrajan junto a Su Majestad el Rey (Jefe del Estado), el mismo día y en la misma ciudad que se agasaja a los que trataron de dar un golpe de Estado del que el gobierno pretende que todos nos debamos olvidar. Cuando los golpistas, a pesar de estar inhabilitados, ejercen sus cargos en sede oficial o al reunirse el presidente del gobierno con el de la generalidad para escuchar en su cara que ellos solo aspiran a la amnistía general y a la escisión de España mediante un referéndum que sea solo catalán. Ahora, tras tantos traspiés dados a ciegas, parece que el gobierno quiere, de nuevo, jugar el papel constitucionalista, pero estoy seguro de que no es verdad. Para este viaje no hacía falta tanta alforja y menos seguir hurgando en los tribunales de justicia, como ahora el de cuentas, para perdonarles también los millones de euros que han defraudado a tutti plen a costa de erario nacional.

Dice el acervo popular que cada uno tiene lo que se merece y creo que dicha afirmación es verdad; aunque aleguemos que se nos ha venido adoctrinado poco a poco, los españolitos de a pie y sus sucesivos gobiernos hemos sido testigos silentes e incluso promotores conscientes y culpables de dichos cambios dañinos y envenenados con los que hemos convertido España en una tierra quemada y muy difícil o imposible de recuperar.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

©2021-saeeg®

 

ÜBER UNITARIO

Iris Speroni (gab: https://gab.com/Iris_Speroni)

El unitarismo se manifiesta en la generación de políticas que permiten, en forma consistente, la transferencia de riqueza desde el interior a la capital.

El jueves 17 de junio pasado se cumplieron 200 años desde el paso a la Inmortalidad de nuestro prócer Don Martín Miguel de Güemes, uno de los artífices de nuestra Independencia.

Lo que debió ser un día de festejo para el país en general y para los salteños en particular, se convirtió, en cambio, en una jornada de bochorno, tristeza y sodomía explícita.

Estas cosas nos pasan cuando elegimos unitarios al frente del gobierno de la Nación.

Los hechos

Presuntamente, el gobierno —federal o provincial, no queda claro— impidió la presencia de integrantes de la “Agrupación Tradicionalista Salta Gauchos de Güemes” a los fogones que todos los años se realizan la víspera del aniversario de la muerte del prócer.

También el gobierno —¿provincial o federal?— no autorizó la presencia de los gauchos durante el acto encabezado por el presidente de la Nación.

En ambos casos se adujeron razones sanitarias. (Distancia social, cuarentena, etc.).

A su vez, la policía provincial permitió el ingreso de militantes oficialistas al acto. Según algunos salteños, gente llevada desde Buenos Aires; información no corroborada.

Se realizó el tradicional desfile ante la ausencia presidencial.

Esto llevó a una sucesión de protestas, renuncias y finalmente coronó con un pedido de disculpas por parte del gobernador a sus coprovincianos.

Mis inferencias (por lo que valgan)

Días antes del acto, hubo rumores de que algunos participantes increparían al presidente por la promulgación de la ley del aborto, entre otras razones.

Responsables de ceremonial y del entorno presidencial tomaron medidas para impedir una situación incómoda para Fernández al ponerlo a distancia de la población salteña; en especial, de las agrupaciones tradicionalistas.

Conclusiones:

    • Los pingüinos son cobardes y vigilantes. Tienen miedo, porque saben que todos los odian. Avisados, tomaron las medidas precautorias del caso.
    • El presidente es un porteño unitario que no sólo no conoce el interior del país, ni sus habitantes, sino que los desprecia desde su pedestal urbano y pseudoeuropeizado.
    • No hay que anunciar lo que uno va a hacer. No se avivan giles.
    • Cuando hay que pelear un lugar, se hace a rebenque, fusta y talero. ¿O tienen los facones de adorno? ¿Vienen tres petimetres de capital y los desalojan de su propio acto? Caballeros, a veces hay que poner el cuerpo.
El militante “Madonna” defiende un lugar frente al palco para su agrupación.

Unitarios

El unitarismo es una corriente de pensamiento que surgió en 1810 y que desde entonces osciló entre auges y depresiones. Lo que va del siglo XXI ha sido un período unitario favorecido por la eliminación del Colegio Electoral en 1994.

El presidente actual es el continuador de Macri en numerosos frentes. Uno de ellos es ser un porteño sobrador que desconoce el resto del país y lo desaira; al igual que los actos patrios, a las FFAA, a la bandera y a la religión[1]. Porque los porteños somos inteligentes y cultos y no brutos y atrasados como la gente del interior que venera a la virgen de Itatí y va al Tédeum.

El desprecio por los actos patrios y los desfiles militares es sólo la exteriorización simbólica de un accionar de gobierno que se comprueba en todas las áreas y es prominente en la economía.

En efecto, desde Duhalde a la fecha tenemos a cada gobierno más unitario que el anterior.

El unitarismo se manifiesta en la generación de políticas que permiten, en forma consistente, la transferencia de riqueza desde el interior a la capital. Más precisamente a Reconquista 266.

Capital Federal

Mecanismos de transferencia de riqueza

Primero: tipo de cambio.

Tipo de cambio bajo = UNITARISMO

Tipo de cambio alto = FEDERALISMO

El tipo de cambio bajo permite pagarle barato lo que produce el interior. El BCRA se apropia de la diferencia entre el monto abonado y el precio internacional. Esos dólares, que en el 2020 fueron 27.359 MM para todo el país, quedan a disposición arbitraria del gobierno nacional. [*Spoil Alert!: se lo regalan a los amigos].

Segundo: inflación. El BCRA emite dinero que se lo apropia el gobierno nacional y los gasta a su discreción, sin supervisión del Congreso de la Nación. La mayor parte de la emisión monetaria queda en manos de la banca.

Tercero: impuestos federales. Los que más recaudaron en el 2020 son Imp. Ganancias no aduanero ($ 1.371.188.548.-) e IVA no aduanero ($ 1.289.513.561.-). Esto es dinero que pagan todos los argentinos a la AFIP. Una parte el estado nacional redistribuye entre las provincias y la mayoría se la apropia. El resto son no coparticipables con las provincias (aranceles aduaneros, impuesto al cheque, impuestos internos).

En cuanto a los gastos: El rubro más importante es el pago de intereses a la banca, que equivale a la recaudación de IVA, al menos en 2020 (más de un billón continental de pesos). Luego siguen los subsidios a empresas (petróleo, transporte, otros) y sueldos. De estos últimos, el 90% corresponde a agentes que se desempeñan en la capital federal. Quiere decir que se recauda en todo el país y se reparte en las manzanas que van de Casa Rosada al BCRA.

Respecto a los pagos de beneficios de la seguridad social, éstos tienen su propia contabilidad, con ingresos ad-hoc. Si bien los pagos graciables se producen en todo el país, el grueso va a los beneficiaros del conurbano bonaerense y capital.

Sobre este abuso a los pueblos de las provincias y a los estados provinciales (como entes jurídicos distintos al pueblo) nada dicen ni los gobernadores, ni los senadores nacionales ni los diputados nacionales. ¿Por qué será?

Salta

La pérdida de riqueza de Salta en 2020 por tipo de cambio atrasado fue de U$D 460.000.000; esto es, U$D 334 por habitante[2]. Al tipo de cambio blue del viernes 25/06/2021, $ 57.114 por cabeza. A este expolio hay que sumarle los derechos de exportación y el IVA que paga cada salteño toda vez que compra una botella de gaseosa. Quedémonos en diferencia de tipo de cambio.

Señores salteños: el Estado federal les robó a cada salteño en el 2020 el equivalente a $ 57.114 a cada uno. A una familia con dos hijos, Albertico Fernández le robó $ 228.456.-

Tal vez si los salteños lo supieran, el recibimiento hubiera sido muy otro el día 17/06/2021. Y la falta de respeto a Güemes se hubiera convertido en el menor de los agravios: la víscera más sensible es el bolsillo.

Por esta razón imploro a todos los provincianos que difundan provincia por provincia cuánto dinero les saca el gobierno central. Pensar que el gobernador debe humillarse para que le devuelvan el 1% de esa recaudación, rogar la reparación de un puente, o que rehabiliten un puerto, cuando la riqueza la producen las provincias.

 

No dejen nunca más que un porteño con ínfulas les falte el respeto.

Algo mejor: no elijan nunca más a un porteño unitario de presidente.

 

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA). 

Publicado originalmente por Restaurar.org https://restaurarg.blogspot.com/2021/06/uber-unitario.html

 

Referencias

[1] Recordemos a Macri que juega al ping-pong en lugar de concurrir a un acto patrio. Ni Macron se animó a tanto.

[2] Exacción por habitante, memoria de cálculo: https://docs.google.com/spreadsheets/d/1ySyq7foddl6K0fFyY0kTfaWh0-GzpPAW7kSXGXPszYY/edit?usp=sharing