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EN EL DÍA MUNDIAL DE LA LIBERTAD DE PRENSA

Editorial El Deber*

En el Día Mundial de la Libertad de Prensa que se celebra este domingo 3 de mayo, nuevas amenazas contra este derecho de la humanidad han llegado del brazo de la pandemia del Covid-19, pero también de algunos gobiernos, a quienes la información de los medios de comunicación les resulta incómoda.

Las democracias no serían tales sin libertad de prensa, los ciudadanos estarían expuestos a los abusos del poder y los gobiernos ejercerían el poder con arbitrariedad e impunidad, por citar sólo dos de los casos más evidentes donde este derecho consagrado por la humanidad muestra su importancia.

En esta fecha, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, llamó a los gobiernos y a otras partes interesadas a garantizar que los periodistas puedan realizar su trabajo durante toda la pandemia del Covid-19 y en especial ante la amenaza de la desinformación, que se convirtió en la otra “pandemia” que ataca al mundo en este tiempo.

“La prensa nos brinda el antídoto: noticias y análisis verificados, científicos y basados en la realidad. Pero desde que comenzó la pandemia, muchos periodistas están siendo objeto de mayores restricciones y castigos tan sólo por hacer su trabajo”, ha afirmado el Secretario General.

En el caso específico de Bolivia, la libertad de prensa sufre una nueva amenaza derivada de la cuarentena: los medios escritos dejaron de circular por las calles, pero no dejaron de informar a través de sus plataformas digitales porque entienden que en la emergencia sanitaria es cuando más información requieren las sociedades para cuidar, en este caso, la salud y la vida de las personas.

Sin embargo, en el cumplimiento de las restricciones, los medios escritos dejaron de percibir prácticamente el 100 por ciento de sus ingresos: al no tener impresos no tienen publicidad ni ingresos por circulación, y sin embargo deben continuar cumpliendo sus obligaciones económicas con sus trabajadores pagando salarios.

Por esa razón, los medios agrupados en la Asociación Nacional de la Prensa han acudido al gobierno de la presidenta Jeanine Áñez para juntos encontrar fórmulas que permitan garantizar la supervivencia de las empresas de comunicación que imprimen diarios. Y lo han hecho porque comprenden que la libertad de prensa no es el derecho de los medios a informar, sino el derecho de las sociedades a estar informadas, es la garantía de las democracias y la vigencia del sistema de derechos. Por tanto, la vida de los diarios compromete también la responsabilidad del Estado boliviano.

La demanda aún no ha merecido más que un anuncio de una próxima reunión por parte del gobierno de Áñez después de un largo silencio más parecido a una indiferencia o, peor aun, a un cálculo político para estirar los tiempos hasta donde sea posible.

El trabajo de la prensa no simpatiza a los gobiernos, ni a los del pasado ni a los del presente, porque dicen la verdad, porque destapan lo que se cocina a escondidas, porque se hace público aquello que se preferiría ocultar, porque demanda el cumplimiento de las leyes y políticas en beneficio de las sociedades, porque denuncia los actos de corrupción, una práctica tan extendida en gobiernos sean estos de izquierda o de derecha.

Por todas esas razones, más que una celebración, el Día Mundial de la Libertad de Prensa debe ser un día de compromiso de los medios por no abandonar su tarea en estas circunstancias difíciles, de acompañamiento por parte de las sociedades que tienen derecho a la información necesaria y verdadera, y de responsabilidad de los gobiernos para facilitar el trabajo de los periodistas y garantizar la supervivencia de las empresas, hombres y mujeres que hacen periodismo.

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/177465_en-el-dia-mundial-de-la-libertad-de-prensa   

 

LOS GNOMOS DE ZURICH Y EL ORDEN MUNDIAL

Agustín Saavedra Weise*

Imagen de PublicDomainPictures en Pixabay

El 12 de agosto de 2011 publiqué un artículo llamado Kennedy y los gnomos de Zurich. Pasados 19 años, esos figurativos “gnomos” siguen haciendo de las suyas. Hoy en algunos lugares se los llama de otra manera, pero siempre son los mismos y actúan en las principales urbes, no solo en la ciudad suiza que les dio su nombre. Washington, Nueva York, Los Ángeles, Moscú, San Petersburgo, Beijing, Shangai, Paris, Londres, Berlín, etc., detentan grupos de poder vía líderes políticos y ejecutivos de sus grandes empresas transnacionales. Forman un conjunto multiforme que actúa sutilmente silencioso, como si el planeta y sus inmensos recursos le perteneciera.

La frase “Gnomos de Zurich” la divulgó el ex Primer Ministro británico Harold Wilson en los años 50 del siglo XX. Usó la expresión para referirse a la forma oculta en que los banqueros suizos de Zurich —centro financiero de alcance mundial— especulaban, agigantando o aminorando las crisis de turno en función de sus intereses. Pasados los años, el presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy popularizó mundialmente la expresión al referirse explícitamente —en uno de sus últimos discursos de 1963—  a los gnomos de Zurich. En esa oportunidad, Kennedy englobó en el apelativo a poderes ocultos de nivel planetario que deberían ser develados, por traficar con crisis internacionales o creándolas a su gusto cuando así les convenía. Con el tiempo, la expresión gnomos de Zurich pasó a formar parte de varias teorías conspirativas, algunas extremas y alejadas de la realidad, otras no tanto. Lo que quiso decirnos Kennedy quedó en el misterio por su trágica muerte en noviembre de 1963. Es más, muchos piensan que fue asesinado para que no revele nombres ni fuentes de esos misteriosos personajes.

El 20 de enero de 1960, el general Dwight Eisenhower al dejar el mando presidencial (justamente en manos de Kennedy) durante su discurso de despedida acusó a un “Complejo Industrial-Militar” de conspirar y manipular la economía. Esos poderosos eran sin duda parte de los gnomos de Zurich, élite privilegiada que controla los resortes que generan guerras, amén de otros factores geopolíticos y económico-sociales.

Y podemos pasar en el presente a otra grave crisis planetaria que nos acosa: el Covid-19. Hasta el momento, no se puede afirmar 100% que el Coronavirus se desarrolló autónomamente o si fue gestado en laboratorio. Tampoco se puede afirmar por completo que nació en China; otros dicen que fue trasladado allí y, en fin, hasta que no se sepa la verdad verdadera (si eso ocurre algún día) solo podemos especular que todo lo gestado y por gestarse viene de la mano de los gnomos de Zurich, tal vez con la idea de recomponer el orden mundial una vez se mitigue la pandemia. ¿Teoría conspirativa? Sin duda alguna, pero no muy alejada de la realidad y de los días que vendrán en la etapa post pandemia. Al final, llámense gnomos de Zurich, duendes, capitanes y reyes o como quieran denominarse hoy, reitero que convivimos con empresas y poderosos que regulan aspectos fundamentales del planeta. Los tales gnomos se mueven en función de intereses y potenciales beneficios, reviente quien reviente, caiga quien caiga; ese grupo de poder planifica procesos al milímetro. Desde esta nuestra Bolivia periférica y emergente, debemos estar siempre alertas ante las movidas de los gnomos de Zurich, que está visto sí existen, no son fábulas.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/175334_los-gnomos-de-zurich-y-el-orden-mundial

EL OTRO VIRUS, EL QUE NO LLEGÓ DE AFUERA.

Editorial de El DeberSanta Cruz de la Sierra, Bolivia.

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Bolivia ha entrado en la cuarentena completa: todos deben permanecer en sus hogares las 24 horas durante al menos 14 días, después de los cuales probablemente se extenderá la medida porque nada hace pensar que hasta entonces se resuelva el mal del coronavirus

La decisión fue anunciada este sábado e implica que mercados y centros de abastecimiento abrirán hasta mediodía y que solo una persona por familia podrá salir a hacer las compras, que ojalá se haga una vez por semana en cada familia y no todos los días porque entonces veremos mucha gente por las calles. Farmacias, banca, fábricas y transporte de alimentos continuarán funcionando y atendiendo las necesidades de las personas. El transporte público y privado quedaron suspendidos.

Ahora lo que se necesita es que la población asuma por fin conciencia de la gravedad del virus y acate las restricciones, cosa que hasta ahora no ha estado ocurriendo. Se ha visto una actividad muy intensa durante las horas permitidas de circulación y en las horas del confinamiento tampoco se ha estado cumpliendo la medida porque en muchas casas se continuaban organizando reuniones sociales ‘a escondidas’, como si esto se tratara de un juego.

Que los bolivianos son ciudadanos muy particulares y especiales, lo sabemos todos, pero eso no les da derecho a afrontar esta emergencia sanitaria del país y del mundo con la irresponsabilidad con la que se ha estado actuando. Hay que vencer primero ese otro virus interno que nos hace actuar en forma imprudente, poco responsable ante la emergencia y sin la conciencia necesaria para el caso.

No tendría que hacer falta el uso de la fuerza pública y la penalización para que la cuarentena se cumpla, debiera ser suficiente con comprender que no exponerse a los contagios es la única forma de evitar que el mal se propague de la manera que lo ha hecho en países como Italia y España.

Hace falta mucha educación para que la gente lo entienda y aprenda a convivir con esta nueva realidad que hoy nos toca con madurez y sensatez.

En ese sentido, son cuando menos incomprensibles esos gestos de los ciudadanos que este sábado, tras el anuncio de la presidenta Jeanine Áñez, se volcaron sobre los surtidores a llenar de combustible los tanques de sus vehículos, los cuales no podrán usar quién sabe por cuánto tiempo hasta que pase la crisis sanitaria. ¿Para qué? Es la pregunta que nadie podría responder con algo de coherencia tras observar ese bochornoso espectáculo en las gasolineras. De manera insistente se informó que el abastecimiento del combustible sería normal durante estos días, pero nada alcanzó para detener a los frenéticos propietarios de autos a ‘fulear’ los tanques, provocando enormes colas, estrés y sensación de desesperación.

Vienen días de encierro real y la población tendrá que armarse de mucha paciencia, y encontrar formas creativas de pasar el tiempo dentro de casa. No caben las actitudes falsamente rebeldes ante el encierro sanitario: lo están haciendo en todo el mundo, no es un capricho de nadie. Es por el bien de ellos mismos y del resto de la población. Más bien es una ocasión oportuna para desarrollar actividades que en condiciones normales están en desuso o en el olvido en la sociedad boliviana como la lectura, por ejemplo, que buena falta hace.

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, <https://eldeber.com.bo/170406_el-otro-virus-el-que-no-llego-de-afuera>.