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HAY CERTIFICADORAS DE CALIDAD DE PESCA ILEGAL Y HAY FUNCIONARIOS EN ESTADO DE HIBERNACIÓN

César Augusto Lerena*

Días pasados la representante argentina ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) le solicitó al subdirector de la Organización Panamericana de Salud (OPS), el brasileño Jarbás Barbosa, que corrigiera su informe respecto al Coronavirus, donde a la hora de referirse a nuestros archipiélagos australes habría usado la denominación Falkland/Malvinas en lugar de Malvinas. Es muy interesante que los funcionarios argentinos se preocupen por visibilizar nuestras reivindicaciones e intentar corregir informaciones erróneas sobre nuestro país, pero ello, habla más de nuestra pésima política respecto a Malvinas, que de la simple desinformación de un burócrata o de los comportamientos diplomáticos de las organizaciones.

Está muy bien que todos los años nos ocupemos de reclamar nuestros derechos ante los organismos multilaterales; que busquemos nuevos apoyos a nuestros derechos; que les recordemos a los argentinos las fechas alusivas a nuestras luchas soberanas y que resaltemos aquellos hechos que, aún ajenos a nuestras acciones, pueden servirnos para mantener viva la llama de la nacionalidad y para abroquelarnos atrás de una causa justa; PERO, NO ALCANZA. A la espera del diálogo que propicia la Resolución de las Naciones Unidas 2065/65 y con el peso de los Acuerdos de Madrid y otros actos fallidos o contrarios al interés nacional, hemos perdido el control de importantes espacios marítimos, recursos pesqueros y económicos, etc. y, muy especialmente, se ha favorecido la consolidación del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (en adelante Reino Unido) en Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur (en adelante Malvinas) y la Antártida.

Yo pregunto, qué hacen el secretario de Malvinas Daniel Filmus que coordina el Consejo Nacional de Malvinas y el subsecretario de Pesca Carlos Liberman que preside el Consejo Federal Pesquero (y que hicieron todos los funcionarios de los anteriores gobiernos), para desactivar todos los obstáculos que impiden el desarrollo argentino (no de Malvinas, como refiere el denominado acuerdo Foradori-Duncan que se mantiene vigente); qué hacen cuando el Atlántico Sudoccidental está internacionalizado; cuando todos los años los buques pesqueros extranjeros se llevan ilegalmente un millón de toneladas de pescados por valor de cuatro mil millones de dólares; cuando desde Malvinas se exportan 250 mil toneladas anuales que no pagan derechos aduaneros (contrabando); cuando los puertos de Uruguay sirven de apoyo necesario para sostener la pesca ilegal en el Atlántico sudoccidental; cuando toda la flota mercante es extranjera; cuando no se realizan las acciones necesarias para proteger los recursos migratorios originarios de la Zona Económica Exclusiva (en adelante ZEE); cuando se mantiene desarticulada la red fluvial-marítima; cuando España (habiendo reconocido la soberanía en Malvinas), es el principal socio de los británicos en las islas y el destinatario del 95% de las extracciones que allí se realizan.

El Consejo Federal Pesquero durante el 2020 y en lo que va de 2021 (32 reuniones virtuales) NUNCA trató ninguno de los temas precedentemente citados, al igual que el Consejo Nacional de Malvinas (3 reuniones virtuales) que se limitó a efectuar algunas enunciaciones diagnósticas de algunos de sus miembros. Me respondo, no han hecho NADA. Y sería NADA aun haciendo algo y es NADA, como ocurre administrando el statu quo. No basta la enunciación de derechos, se requieren acciones.

Ahora bien, esta “hibernación de los funcionarios” que, por lo que vimos, es fácil entender que no es inocua, en algún caso, han alcanzado niveles de grotesco, tal es el caso de la publicación en el portal de fis.com (fuente: el medio probritánico MercoPress) del día 28 de enero pasado: «Tras su evaluación quinquenal (NdA: ¿cada cinco años?) del Marine Stwardship Council (MSC), la pesquería de palangre de merluza negra (Dissostichus eleginoides) de Georgias del Sur ha sido certificada por tercera vez como una pesquería sostenible y bien gestionada, según el boletín del gobierno de Georgias del Sur y el Islas Sándwich del Sur. La pesquería está gestionada por GSGSSI con el asesoramiento científico y el apoyo del British Antarctic Survey (BAS) y el Centro de Ciencias de la Pesca y la Acuicultura del Medio Ambiente (CEFASs). El Dr. Mark Belchier de BAS dijo: “…La recertificación del MSC es un fuerte respaldo al valor de la investigación científica a largo plazo para sustentar políticas y decisiones que conducen a una gestión responsable de la pesca (…) Esta es una señal muy bienvenida del compromiso continuo con la conservación de la vida marina en uno de los ecosistemas naturales más valorados del mundo”». (la negrita es mía).

Es evidente que la política expansionista del Reino Unido a través del gobierno ilegal en Malvinas no tiene límites, llevando desde acciones militares y de ocupación marítima, hasta el armado de diversas infraestructuras (puertos, etc.) destinadas a consolidarse en el territorio. Ahora bien, que Marine Stwardship Council (en delante MSC) certifique las pesquerías en Georgias del Sur (no sabemos si lo hizo también en Malvinas), está demostrando el interés netamente comercial de esta empresa certificadora, porque resulta absolutamente llamativo que MSC certifique pesquerías donde se realiza pesca INDNR. Y es ilegal esta pesquería desde la usurpación británica en 1833 de este territorio argentino, a tal punto que la ONU debió dictar las Res. 2065/65 y 31/49 donde quedó clara la situación de disputa y la prohibición de innovar respecto al territorio ocupado. Y ello solo le da el carácter ilegal —internacionalmente observable— a las licencias de pesca que el Reino Unido otorga a barcos propios o de terceros para pescar en el área de Malvinas. El Reino Unido no lo desconoce y el MSC no lo puede desconocer. No es posible que MSC ignore lo prescripto en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (en adelante CONVEMAR) respecto al análisis en conjunto e integral del recurso, ya que no se puede analizar una pesquería sin evaluar el ecosistema y cómo influye en el resto de las pesquerías argentinas —biológica, económica y socialmente— como bien refiere la CONVEMAR. Tampoco el artículo 2º de la Ley 24.543 con la que Argentina ratificó la CONVEMAR y dejó claras las “observaciones” sobre Malvinas y los recursos migratorios originarios de su ZEE. Del mismo modo, las Partes de esta Convención relativas a la pesca por parte de Estados de Bandera en la ZEE de los Estados ribereños (tal es el caso de Argentina).

La violación por parte del Reino Unido y la ocupación de facto del territorio, hace que la Autoridad Argentina no pueda controlar los procesos, las artes de pesca, los eventuales descartes, la registración de las capturas y desembarcos, no disponga de observadores, etc., haciendo netamente ilegal la pesca en Georgias del Sur certificada por MSC. El Reino Unido no es el titular de ese dominio y de los semovientes (los peces) y ello debería ser suficiente argumento para que no pueda acceder a la certificación de MSC que convalidaría en el mundo productos de origen ilegal, con un sello que supone lo contrario.

Esto nos lleva a la reflexión final de que no solo los funcionarios argentinos están “hibernando” frente a la apropiación de los territorios marítimos y sus recursos, sino que estas certificadoras deben ser reguladas nacional e internacionalmente ya que de otro modo se van a constituir en la intermediación y selección del comercio de los recursos pesqueros. Un ejemplo de ello lo da Peter Pahl, presidente de la Asociación de Pescadores de Merluza de Namibia, a propósito de la certificación de MSC en el pasado noviembre (EuropaAzul, 17/11/2020: Obtener la certificación MSC servirá para que la industria de la merluza de Namibia siga siendo competitiva y para que, además de satisfacer la demanda de nuestros mercados actuales, pueda expandirse hacia nuevos mercados en donde los distribuidores y las marcas se surten principalmente de pescado con certificación MSC para poder satisfacer las expectativas de sus consumidores. Ahora que ya tenemos la certificación esperamos ver crecer nuestras cifras en beneficio de nuestras gentes y comunidades, de la economía y, por supuesto, de los océanos”. Lo que deja en claro que se están privatizando los organismos de Calidad de los Estados, quienes definirán a dónde, cómo y cuándo los países podrán exportar. Estamos frente a una nueva barrera parancelaria y de control del comercio.

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Provincia de Corrientes). Ex Profesor Universidad UNNE y FASTA. Asesor en el Senado de la Nación. Doctor en Ciencias. Consultor, Escritor, autor de 24 libros (entre ellos “Malvinas. Biografía de Entrega”) y articulista de la especialidad.

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JAIME APARICIO: “HAY PAÍSES DE AMÉRICA QUE PIENSAN EXIGIR UNA INDEMNIZACIÓN A CHINA”

ENTREVISTA AL EMBAJADOR DE BOLIVIA ANTE LA ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS

 Leopoldo Jose Vegas Rondon

 

Afirma que en esta crisis, la OEA trabaja en el aspecto sanitario, a través de la OPS, y en la parte política y económica negocia con organismos financieros internacionales

 

¿Qué ha cambiado en el sistema interamericano con esta pandemia de coronavirus?

Ha provocado cambios radicales, porque tanto en el sistema interamericano como en los mismos países viviremos un antes y un después del brote del coronavirus. Esta pandemia nos ha encontrado en una situación de indefensión porque nadie estaba preparado para una crisis global de esta magnitud. Todo cambiará, al menos por los próximos meses, y luego tendrá efectos a largo plazo porque, aparentemente, debemos acostumbrados a guardar las distancias y a estar atentos con la vigilancia sanitaria.

En lo inmediato, el Consejo Permanente de la OEA, las instituciones y las comisiones nos hemos ido adecuando a la realidad. Por ejemplo, apenas comenzó el virus tomamos medidas de emergencia. La reelección del secretario general (el 20 de marzo) fue el último acto que se hizo con presencia de los delegados. A partir de la semana pasada se ha entrado al mundo de las reuniones virtuales, lo que significa un cambio muy grande porque nadie estaba acostumbrado a interactuar en este tipo de sesiones.

En los países miembros de la OEA hemos visto sistemas de salud frágiles y con efectos devastadores en sus economías. ¿Hay algunas recomendaciones del organismo para enfrentar esta crisis?

Hay dos esferas: una que está dirigiendo la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que también ha tenido grandes fallas en el pasado debido a que se politizó y fue una de las precursoras del envío de médicos cubanos a diferentes países, pero ahora la OPS está asumiendo el problema y mantiene una interacción con los diferentes ministros de Salud de los países miembros para emitir recomendaciones sobre el manejo del coronavirus. Por otro lado, el rol que está cumpliendo la OEA es fundamental. El secretario general, Luis Almagro, se ha reunido con todos los organismos internacionales, es decir con el BID, con la CAF, el FMI, la Cepal, el Banco Mundial y agencias de cooperación para analizar y buscar respuestas conjuntas a esta crisis económica. Si no existe una coordinación política, y aquí la actuación de la OEA es fundamental, se producirán lineamientos contradictorios y se repetirán acciones del pasado. Ahora se busca coordinar medidas a futuro. Esta crisis ha encontrado a los países sin ninguna preparación.

En el caso de Bolivia es mucho más dramático porque hemos descubierto que no se habían hecho inversiones en salud en los últimos 14 años. Lo peor es lo que se viene porque después de la pandemia corresponde recomponer las economías en medio de una crisis global, peor ahora con la caída de los precios del petróleo. Nuestros ingresos prácticamente se reducirán a nada y tiene que haber políticas de salvamento bien coordinadas, que incluyan inversión privada y fondos de los organismos crediticios; ese rol lo está tomando la OEA.

Algunos economistas mencionan el ciclo de 2015 a 2025 como la década perdida, ¿existen proyecciones o evaluaciones sobre eso?

Sí, se está viendo que habrá un promedio del -5% del Producto Interno Bruto (PIB) a escala mundial, lo que significa que habrá una recesión que nunca antes se había producido por el carácter no solo regional de la crisis, sino por la forma que afectará a países que venían sufriendo algunos problemas económicos después del boom de los precios de las materias primas que hubo hasta 2014. Es una situación muy difícil la que se viene y será un cambio radical para los países porque no se podrán aplicar medidas de austeridad como se hacía en el pasado.

El propio Fondo Monetario Internacional ha cambiado radicalmente su visión. No se pueden exigir cortes de gastos públicos, por ejemplo, que afecten a las poblaciones más pobres. Se tendrán que diseñar nuevas estrategias, entre ellas la de diversificar nuestras economías, de las que tanto hemos hablado y poco se ha hecho. Está comprobado que vivir de la exportación de materias primas es una receta muy frágil porque aunque haya épocas de bonanza, al final acaba siendo un factor que empeora las crisis. Actualmente vemos la caída de los precios del petróleo y los países que viven de la exportación del crudo se quedan en cero, como ha ocurrido en Venezuela. Habrá que invertir más en nuevas energías, en industrias que generen trabajos, en nuevos productos. Es decir, hay que desarrollar un gran proyecto con mucha imaginación y con una idea muy distinta al extractivismo y a la explotación de materias primas. Habrá que imitar algunas acciones asumidas por determinados países, como los denominados Tigres Asiáticos.

¿Qué otro tipo de cambios introducirá el FMI a partir de esta crisis?

Estamos viendo cambios muy radicales. La nueva presidenta del Fondo Monetario Internacional (la búlgara Kristalina Georgieva) ha reconocido muchos de los errores que se han cometido en el pasado, incluso dentro de las víctimas figuran Bolivia, porque se aplicaban muchas medidas de austeridad sin tomar en consideración el contexto político y social, lo que provocaba un efecto desastroso en el pueblo. Creo que todas las instituciones saben que las soluciones no vienen por asumir medidas de austeridad sin criterio. Decir vamos a balancear nuestros gastos y nuestros ingresos no ha funcionado en América Latina, incluso nos ha llevado al borde de la explosión social. Considero que en el contexto actual ningún país en la región puede tomar medidas de austeridad como en el pasado. Por el contrario, creo que habrá que pensar en nuevos modelos de desarrollo que incluyan como prioridades la salud, la educación y la generación de empleos como elementos de inversión, no de gastos.

Se estima que en el mundo habrá unos 25 millones de nuevos pobres, de los cuales 1,7 millones, aproximadamente, estarán en Bolivia. ¿Qué se debe hacer para evitar un estallido social por causa de la falta de empleos y el aumento del hambre?

El aspecto social es el punto central del problema. Hemos descuidado aspectos básicos, como educación, salud y empleos porque siempre hemos vivido de un desarrollo que no era sostenible y ahora estamos pagando las consecuencias. El problema es mucho más grave porque se produce en un contexto mundial. En esta semana (jueves 23 de abril) hay cuatro millones de nuevos desempleados en Estados Unidos. El número de personas que han perdido sus fuentes laborales en este país, considerado entre los tres más ricos del mundo, está cerca de los 26 millones. Estamos llegando a una crisis que afectará a todos los países y cada nación, obviamente, estará preocupada en resolver sus propios problemas. Lo mismo sucede en Europa. España, por ejemplo, ha superado todos los antecedentes de desempleo en su historia. Esto significa que los países no estarán en condiciones de ofrecer cooperación real y eso agrava nuestra situación en Bolivia. Tenemos que buscar un nuevo tipo de desarrollo que permita emplear gente a gran escala y eso significa que por primera vez seamos serios en los aspectos de integración regional; tenemos que ampliar nuestros mercados. En América Latina somos 400 millones de personas y podríamos tener una salida a esta crisis. Esto significa invertir en infraestructura y en energía.

En América Latina existen los mecanismos más antiguos de integración, incluso primero que en Europa, pero las diferencias políticas e ideológicas han impedido que haya avance entre nuestros países. ¿Qué se puede hacer ahora?

Ese es uno de los grandes problemas de la región. Nos hemos embarcado en las peleas ideológicas y ese ha sido otro de los grandes absurdos de nuestros países. Octavio Paz (escritor y diplomático mexicano) decía que en América Latina deberíamos dejar de hacer política en nuestras relaciones y deberíamos tener la ideología del sentido común. Efectivamente, las diferencias ideológicas han acabado con el Mercosur (Mercado Común del Sur), con la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y todos los mecanismos de integración que existían en Latinoamérica. Tenemos que volver a una idea de integración porque existe la complementariedad entre países. Si pudiéramos consolidar la interconexión física desde el Atlántico hasta el Pacífico y dividirnos las funciones en términos de productividad, permitiría diversificar nuestra economía y generar empleos. El gran daño que existe entre nuestros países es por nuestras diferencias políticas e ideológicas.

¿Este gran proyecto de integración incluiría a EEUU?

Estados Unidos tendría que ser un socio de algún proyecto, así como Canadá, pero las condiciones serían distintas. En estos momentos EEUU se ha aislado. Este tiene que ser un proyecto, inicialmente, sudamericano porque están dadas las condiciones de conexión, sobre todo teniendo países como Brasil, Colombia, Chile y Perú con los que tendríamos que buscar una salida a los problemas comunes con soluciones comunes.

¿Cómo evalúa la actuación de Estados Unidos en esta pandemia?

No ha existido un liderazgo de Estados Unidos porque no ha podido controlar internamente la pandemia. Pero, además, ha enfrentado dificultades internas porque la educación y la salud están totalmente descentralizadas, en el sentido de que la administración del sistema de salud corresponde a cada estado. Esto significa que los 50 estados de la Unión definen sus propias políticas, por lo tanto, resulta muy difícil que puedan existir directrices centralizadas en la forma de cómo combatir el coronavirus. Por eso vemos esas diferencias. Algunos estados quieren levantar la cuarentena en mayo, pero hay otros, como Maryland, Washington y Virginia, donde es oficial que hasta el 15 de mayo todo continuará cerrado; también hay gente en otros estados que no cumple con la cuarentena porque es voluntaria. Si no controlas en todo el país y hay un foco de infección en un lugar, es muy fácil que se pueda propagar el Covid-19.

Hay otras situaciones, como en el caso de México, donde su presidente (Andrés Manuel López Obrador) decía que no había nada de malo con abrazarse en esta época de pandemia, lo que hace que se afecte a otros países. No es cuestión de librarse uno solo porque el contagio es muy rápido, muy fuerte, y si no existe una cuarentena total, es difícil controlar el virus. Las autoridades alertan que en el próximo invierno puede haber una recaída con este virus. Estamos en una situación muy seria. Por ejemplo, vemos el caso de Nueva York, que se ha convertido en el foco mundial del problema. Europa tampoco ha podido hacer mucho.

¿Qué tipo de cambios habrá en el mercado global?

Habrá que esperar cuánto tiempo demora la crisis, de eso dependerá. Si se prolonga, tendremos que analizar que tendrá efectos devastadores con algunos sectores de la economía, como por ejemplo los prestadores de servicios. Si pensamos en algunas actividades, como el turismo, en caso de que se extienda esta pandemia veremos que colapsará la economía de algunos países del Caribe o de pequeñas naciones de África. Pronto llegará la temporada de huracanes en el Caribe y si algunos de ellos llegan con fuerza a las islas caribeñas, como sucedió en los últimos años, tendremos países colapsados. Felizmente en Bolivia no estamos en esa situación.

Hay países que están en una situación extrema y eso lo vemos en la OEA. Algunas islas del Caribe pueden convertirse en estados fallidos, y eso cambiará la economía mundial. Habrá que pensar que mientras más se prolongue la crisis, se arruinará más la economía. Tendremos que ir a un sistema de menos consumo, de disminución de competencia para enriquecerse, de más conciencia ambiental y de solidaridad internacional.

¿Cómo se ve el desempeño de Bolivia en esta crisis?

Hay coincidencia en que Bolivia está entre los países que lo está haciendo mejor. Sin embargo, hay dos aspectos que preocupan a la comunidad internacional. El primero, la dificultad de contar con estadísticas reales porque, en América Latina en general, los números derivan de las personas que acuden a los hospitales, pero no hay pruebas masivas para contar con estadísticas totalmente confiables de cuán grave es el problema del coronavirus.

El segundo, es que nuestros hospitales no están preparados para las complicaciones de carácter masivo para recibir a los pacientes contagiados con el coronavirus, como sucedió en Guayaquil (Ecuador). El problema no es solo contar con los recursos y haber estado preparados, sino que esta pandemia todo lo va cambiando según su avance. Estaba leyendo que un 80% de las personas que han sido intubadas o conectadas a ventiladores ha muerto. Esto significa que lo que hasta hace un mes se pensaba que era la solución para los enfermos, ahora resulta que se descubre que no era tan efectivo para todos los casos. Con la desesperación compras ventiladores, pero resulta que los anticuerpos que tenemos para defendernos del Covid-19 atacan el sistema cardiovascular y otros órganos. El problema es que la única solución que existe en muchos países, incluyendo Bolivia, es la cuarentena. No hay otra.

¿Existe alguna propuesta de los países miembros de la OEA para exigir una indemnización a China?

No hay una propuesta en bloque, pero sí hay países que están pensando en esa posibilidad. Ese es un tema que se está mencionando con insistencia, aunque no se ha discutido de forma colectiva, pero eso dependerá del grado de investigación que hagan Europa y EEUU. Si se puede documentar que esto comenzó mucho antes y no se informó o que el virus se desarrolló en un laboratorio, puede ser muy grave y puede generar acciones legales de los países.

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/177520_jaime-aparicio-hay-paises-de-america-que-piensan-exigir-una-indemnizacion-a-china