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LA ECONOMÍA DE LOS ELEFANTES AZULES

Gonzalo Chavez A.*

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Cuenta una leyenda de Tailandia, que cuando el monarca no estaba satisfecho con los mimos y adulaciones de algún súbdito – hermano y compañero, diríamos en el lenguaje actual – le regalaba un elefante blanco que, en realidad, era un animal con albinismo. El súbdito agraciado con el regalo divino debía cuidar del elefante como si fuese la encarnación del poderoso. Bañarlo con jabones perfumados y especies raras, darle comida especial, manís chapareños, por ejemplo y permitir que el séquito de seguidores del Jefazo de la época lo visite y venere, por supuesto, todo esto tenía un altísimo costo, lo que, muchas veces, arruinaba o inclusive quebraba financieramente al súbdito .

Contemporáneamente y en ámbito económico, los elefantes blancos pueden ser proyectos públicos que no tienen retorno ni económico ni social, son muy costosos de mantener y se convierten en una carga para la sociedad. La variedad y tamaño es inmensa: aeropuertos, museos personales, empresas públicas, presas, puentes, y estadios de fútbol construidos para el campeonato binacional Villazón – La Quiaca y otros.

Siendo consistentes con la nueva religión del cambio, por estos paisajes revolucionarios, debíamos hablar de elefantes azules, ya que así están pintados a diestra y siniestra por el país.

¿Pero cómo se distingue un elefante blanco o azul? ¿Toda obra pública es un paquidermo? ¿Toda inversión en infraestructura lleva desarrollo económico?

Respondamos estas preguntas desde varias perspectivas. La visión económica: La evaluación de un proyecto de inversión en infraestructura o de la construcción de una empresa pública es un proceso complejo que usa varios criterios técnicos. Se deben evaluar los impactos positivos y negativos de la obra pública en términos:

a) ambientales ¿ la obra en cuestión destruye patrimonio natural, lo preserva o mejora?

b) Financieros, ¿el proyecto público es rentable o arroja pérdidas?

c) Económicos, ¿la infraestructura contribuye al desarrollo económico?

d) Sociales, ¿la obra pública tiene un impacto social grande o sólo favorece a unos cuantos?

e) Tecnológicos, ¿el proyecto ayuda que el país tenga avances en innovaciones tecnológicos?

f) Regional, ¿la empresa pública tiene un impacto de desarrollo local significativo? En suma, se trata de ver la rentabilidad económica y la social. Un elefante blanco no cumple ninguna des estos criterios técnicos.

Pero, no todas las obras públicas son un peso para la sociedad y la economía, pueden existir una obra financieramente muy cara y de retorno de muy largo plazo, pero de alto impacto social como generalmente son el transporte público, o el sistema de salud. Entre tanto, tampoco hay una relación directa entre inversión pública y desarrollo económica.

Los criterios técnicos para evaluar la calidad económica, social y productiva de una obra pública son complejos y polémicos. Los elefantes blancos son difíciles de identificar. Además, cabe también recordar, que una obra pública es sobre todo una decisión política, una opción de poder, y una construcción de un imaginario de desarrollo.

El cientista político James A. Robinson de la Universidad de Chicago, elaboró una teoría de la construcción de elefantes blancos y maneja dos hipótesis: 1) Estas obras inútiles son el resultado del clientelismo. Los políticos intercambian obras por votos y soporte político. Poco importa la necesidad o viabilidad de los proyectos. 2) Los elefantes blancos son una fuente de generación de rentas y de corrupción. “Tal político, roba, pero hace”. Obras de infraestructura resultan de la presión de grupos de poder económico. Muchas veces, en torno de carreteras o puentes se congregan empresas constructoras, financiadores, sindicatos y políticos. Esta vía fue llevada al extremo en Brasil (Lava Jato).

También podemos añadir, que los elefantes blancos son una consecuencia negativa de la construcción de un imaginario de desarrollo que sobre valoriza el gigantismo de las obras, el cemento como símbolo de riqueza, que asocia modernidad a edificios y carreteras.

Así mismo, la predisposición social a la construcción de nuevas infraestructuras, se potencializa ante el peligro de una recesión en la economía. En este contexto, las políticas keynesianas consistentes en impulsar la demanda agregada mediante un aumento de la inversión pública, en obras públicas, gozan de popularidad. Es decir, existe una visión sacralizada de la inversión pública ya sea en infraestructura o empresas estatales, pero posteriormente, cuando se descubre que estas obras eran grandes elefantes azules, ya es demasiado tarde. El daño económico está hecho.

Con todos estos criterios, y siguiendo un excelente artículo de Raúl Peñaranda sobre el tema publicado 2 de junio del 2019, “Abecedario de los elefantes blancos de la era de Evo”, le propongo hacer una taxonomía de los elefantes azules de los últimos 14 años y elegir el más vistoso y grande. Publicaremos la lista en las redes sociales. Doy el puntapié inicial: Museo azul de Orinoca, una especie de Dumbo de la revolución.

* Economista con estudios en PUCRJ, Harvard, Columbia y Manchester.

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, <https://www.eldeber.com.bo/opinion/La-economia-de-los-elefantes-azules-20191005-0002.html>.

70 AÑOS DE LA REPÚBLICA POPULAR CHINA

Agustín Saavedra Weise*

 

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El 1º de octubre se celebrará el 70º aniversario de la fundación de la República Popular China (RPC), proclamada en la plaza Tiananmen por Mao Tse Tung, tras vencer en la Guerra Civil a su rival nacionalista Chiang Kai-shek. Mao expresó en esa célebre ocasión: “China al fin se ha puesto de pie”. Tras la histórica visita a Beijing del presidente Richard Nixon y de su secretario de Estado (Canciller) Henry Kissinger, la República Popular China recuperó el asiento como miembro permanente con derecho a veto en las Naciones Unidas y con su nueva legitimidad se insertó en la comunidad mundial. Atrás quedaron los miles de años de dinastías imperiales y sucesivas ocupaciones territoriales por potencias extranjeras. Los dos últimos casos (Macao y Hong Kong) fueron debidamente atendidos, hoy ambas regiones son parte plena de la República Popular China.

Desde el histórico aforismo de Deng Xiaoping “no importa de qué color sea el gato con tal de que sepa cazar ratones”, pronunciado en momentos de crisis tras el fracaso de la “revolución cultural”, la República Popular China inició un período de pragmatismo político con progresiva apertura hacia el exterior y hacia las economías de mercado, lo que le ha brindado espectaculares tasas de crecimiento en las últimas décadas, transformando así al milenario dragón del Oriente. Pasada la era de Mao y una vez fallecido éste, los líderes principales del cambio cualitativo chino han sido Deng Xiaoping, Jiang Zemin, Hu Jintao y Xi Jinping, actualmente al mando. Ellos produjeron la metamorfosis para que una sociedad campesina obnubilada por bolsones de pobreza y hasta algunas hambrunas, pase a encontrarse entre las naciones más poderosas y de mayor crecimiento, al mismo tiempo que dotó a su población de mejores condiciones de vida. Asimismo, la República Popular China cuenta hoy con sofisticadas fábricas de alta productividad y un sorprendente liderazgo en algunas áreas de alta tecnología. El Partido Comunista Chino (PCC) que gobierna al país, aglutina personas aptas para ocupar puestos de responsabilidad. Se ha creado una clase de funcionarios preparados y eficientes. Es por eso que el PCC cuenta con una buena base de legitimidad. Y no es para menos, ha logrado transformar al milenario país en potencia universal.

Hay problemas y los habrá. Por otro lado, la República Popular China enfrenta en estos momentos el embate de la “guerra comercial” impulsada desde Washington por Donald Trump. Asimismo, persiste una tensa situación geopolítica en el Mar Meridional y el tema de Taiwán (o de “las dos Chinas”) sigue sin resolverse. Empero, pienso que surgirán soluciones constructivas para esos escollos. Si bien Rusia y la República Popular China se han aliado para contrarrestar el poderío norteamericano, es un hecho que la gama de intereses económicos existente entre la República Popular China y EEUU es intensa; ello contribuirá en la búsqueda de acuerdos y no exacerbará los conflictos de la hora. Un sólido intercambio entre partes siempre ha sido semillero de la paz y creo que así será en la relación sino-estadounidense.

La República Popular China cumple 70 años y mira orgullosa al resto del planeta. Tiene razones para hacerlo, aunque persisten problemas. Cabe destacar —al concluir— que mediante su comercio e inversiones globales la República Popular China coopera con muchas naciones emergentes, Bolivia entre ellas.

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, <https://www.eldeber.com.bo/opinion/70-anos-de-la-Republica-Popular-China-20190928-9113.html>

DE GATOS, FÚTBOL, ROTONDAS Y ANILLOS

Agustín Saavedra Weise*

Santa Cruz de la Sierra, Bolivia

A) Ante la tenebrosa posibilidad de una expansión epidémica del fatal Arenavirus, debe actuarse con certeza y rapidez. El gato es la salvación, es el mejor control de plagas que tiene la humanidad como regalo de Dios. En 1971 se mandaron gatos a Beni y en ese entonces rápidamente controlaron la fiebre hemorrágica dedicándose a lo que mejor saben: cazar ratones.

En 1986 en otra región ocurrió algo similar y el remedio gatuno también funcionó como reloj suizo. Y esto nos lleva a una reflexión: la necesidad imperiosa de equilibrar ecosistemas. La caza de gatos monteses y la expansión de cultivos de coca pueden estar provocando el incremento de roedores en la zona afectada, que al no tener frente a sí al gato (su enemigo natural) se han multiplicado rápidamente.

El pronto envío de felinos se impone. Algunos pobres mininos morirán, pero otros se adaptarán y generarán un nuevo equilibrio zoo-ecológico que acabará con cualquier vestigio de peste. En paralelo, las autoridades de salud deben hacer lo suyo y hacerlo bien, sin tanto bláblá y yendo a lo concreto.

B) Según los informes financieros auditados de la Federación de Fútbol de los Estados Unidos, desde 2018 los juegos de mujeres en ese país han generado más ingresos totales que los juegos de hombres. Empero, la disparidad de sueldos sigue siendo muy grande. Luego de culminar la reciente Copa Mundial de Francia, el presidente de la FIFA prometió intervenir para que los salarios entre jugadores hombres y mujeres se aproximen más, tal como corresponde con la filosofía actual de igualdad de género.

Ojalá sea pronto, a mí en la actualidad me gusta más ver el fútbol femenino que el masculino, hoy por hoy plagado de mañas y triquiñuelas.

C) En Santa Cruz de la Sierra, ciudad de la llanura por excelencia, sigue predominando entre muchos la mentalidad de referirse a la “ciudad de los anillos”, apelativo nada original (como casi todo acá) copiado de la película “el señor de los anillos”. Lo creen lindo el nombre y se repite ad nauseam, sin percibir que anillo es limitación y que esta urbe no tiene límites en su infinita llanura ni tampoco limitaciones naturales, salvo el río Piraí, algo que se resuelve fácilmente con puentes.

Los anillos y las excesivas rotondas del ahora obsoleto Plan Techint fueron imaginados para una idílica ciudad de 500.000 habitantes, no para una urbe que sobrepasó las expectativas. Anillos y rotondas hoy obstaculizan muchísimo; en lo inmediato hay que abrir —con expropiaciones de utilidad pública— grandes diagonales y avenidas troncales, tanto horizontales como verticales, ya no más anillos y mucho menos rotondas, que tanto entorpecen la de por sí asfixiante tarea de conducir un vehículo en nuestra ciudad. Colegio de Arquitectos: ¡A las cosas! Ortega y Gasset dixit…

* Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG.

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://www.eldeber.com.bo/opinion/De-gatos-futbol-rotondas-y-anillos-20190720-8505.html