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PENSAR EN GRANDE

Iris Speroni*

Imperio Austral, Sacro Imperio Romano.

Vaya si Argentina, otrora desafiante y valiente, ha sido emasculada.

 

En TV (y en prensa escrita también) nunca falta el panelista, el “analista político”, el comentarista o el opinador que sostenga que no entiende por qué la República Argentina está en tan mala situación (¿cuál? ¿económica, política, militar, educativa?) a pesar de que somos un país que no sufrió ninguna guerra.

Suelen florecer esos comentarios cuando se publican las cifras de inflación y se comparan con las de Líbano o Haití o Zimbawe.

Ahora bien, ¿es verdad? ¿No sufrimos ninguna guerra?

Y si no es verdad, ¿es la guerra la razón de nuestros males? (*)

Argentina sufrió dos conflictos que cambiaron las reglas de juego internas y externas de nuestra nación: a) el conflicto armado de la década del ‘70; b) la Guerra del Atlántico Sur en 1982.

Con @sashapak_ hemos intercambiado opiniones sobre ambos eventos en numerosas oportunidades. A veces coincidimos, otras no.

Argentina, de 1955 a 1973, invirtió fuertemente en industria pesada, tanto en el ámbito público como en el privado. Energía atómica, represas hidroeléctricas, usinas termoeléctricas, acero, aluminio, fábrica militar de aviones, Fabricaciones Militares (aleaciones raras; municiones, armas en general), tecnología aeroespacial, etc. Como pudimos, con los medios disponibles, según nuestras posibilidades y con enormes restricciones en el sector externo. Porque en esa época ―a diferencia del siglo XXI― sí “faltaban dólares”, por la simple razón de que lo que vendíamos se pagaba mal y porque nuestro principal mercado ―Europa― nos había restringido el ingreso. Todo eso cambió en 2000, pero no voy a aburrir porque ya está dicho.

Así como considero que el golpe de estado de 1955 se orquestó para frenar el crecimiento militar de Argentina (Pulqui, energía atómica, cohetes), más allá de las excusas dadas, como falta de libertad de expresión y prensa, avasallamiento de las libertades individuales, etc.; de igual forma creo que la conmoción interna generada por los levantamientos armados tuvo como objetivo frenar el crecimiento del país. En resumen, fue orquestada desde afuera.

Argentina en la década del ‘70 era un país próspero, más que algunos países de Europa Occidental, con una clase media culta y pudiente y con una clase trabajadora dueña de su casa, su auto, que mandaba a sus hijos a estudiar, iba de vacaciones a la costa o a Córdoba y la pobreza era del 5% de la población.

Para frenar el crecimiento económico argentino había que generar conmoción interna. ¿A quién favorece que se secuestre o asesine al gerente general de una multinacional instalada en nuestro país? Siempre hay que ver quién se favorece. Siempre.

Nunca faltan idiotas útiles. Y nunca faltan excusas para hacer algo. ¿Por qué alguien se levantaría en armas contra un presidente elegido por el 63% del pueblo, como fue el General Perón en 1973? Y sin embargo, en armas se levantaron. ¿Quién se favorecía? ¿Quién creía que se iba a favorecer, más allá que lo hubiera hecho o no?

Lo cierto es que la senda de crecimiento y desarrollo, que son dos cosas distintas, se interrumpió. Para el crecimiento y para el desarrollo.

@sashapak_ sostiene que utilizar a las FFAA para reprimir los levantamientos armados fue la excusa necesaria para desmantelar a las FFAA. Puede que sí, puede que no. Por lo menos es una hipótesis de trabajo que merece ser explorada.

Es cierto que Henry Kissinger, el mismo que perdió frente a Argentina en Bucarest 1974, en una goleada fenomenal, fue uno de los promotores del golpe de estado de 1976. Y fueron los mismos EEUU los que pidieron poner presos a nuestros militares… luego de la Guerra de Malvinas; celo que no tuvieron con Chile, Uruguay o Brasil, países que vivieron procesos similares.

También es cierto que los problemas ―conmoción interna― de Brasil no inhibieron su desarrollo (y crecimiento económico). Por el contrario, con cada golpe de estado, 1955 y 1976, empresas instaladas en Argentina se trasladaron al país vecino.

Los gobiernos militares de 1955-1973 y de 1976-1982 no coartaron el crecimiento del país. Algunas cosas sí se frenaron o abortaron para siempre (Pulqui), pero otras continuaron: acerías, aluminio, El Chocón, Yacyretá, Energía Atómica.

Durante el gobierno de Onganía, nuestro país firmó un acuerdo con el Sha de Persia (Irán), el cual fue honrado por nuestro país y por Irán, tanto por el Sha como por la República tras la revolución (1979). Ellos nos financiaban la construcción de un misil y nosotros les proveíamos tecnología nuclear. Ese convenio Argentina lo dio de baja unilateralmente luego de la Guerra en el Atlántico Sur (durante el gobierno de Alfonsín) a pedido de los EEUU (**).

Desde el final de la guerra, Argentina sufre un embargo militar, tema que raramente toca la prensa o nuestros políticos.

Desde la guerra, Argentina está intervenida. Nos colocan gobiernos socialdemócratas que funcionan como inhibidores de testosterona. Nos vuelven eunucos. Los socialdemócratas son eunucos que nos colocan interventores eunucos para mantenernos con bloqueadores endocrinológicos.

Nosotros somos esto:

La socialdemocracia nos convierte en esto:

Si uno analiza los gobiernos 1983-2023 bajo este criterio, se empiezan a entender autodestrucciones que caso contrario resultan incomprensibles.

Desmilitarizarnos, destruir la educación, dejar de enseñar historia, no festejar las fechas patrias, romper el sistema ferroviario, no tener flota propia, entregar toda la generación de energía y la industria pesada (cemento, acero) a extranjeros,… empieza a tener sentido si uno lo analiza bajo la óptica de la Guerra de Malvinas.

Es Gran Bretaña asegurándose que no volvamos a atacarlos. Financia al CELS y el CELS tiene poder de veto sobre los ascensos militares. Pone interventores que le quitan presupuesto a la Defensa. Ponen socialdemócratas al frente de la educación militar. Los interventores intentan cerrar los liceos militares y cambian el plan de estudios del Colegio Militar. El dinero para poner en funcionamiento los FFCC se desvía a bolsillos privados (hay varios reos con condena firme por este tema). La lista de hechos que, aislados, son incomprensibles pero que aunados tienen sentido, como en un rompecabezas, es enorme.

Uno de los eslabones en este grupo de eventos concatenados es la deuda pública. Alfonsín aceptó toda la deuda contraída por el gobierno militar, sin investigarla. A partir de ahí, todos los gobiernos reconocen la deuda del gobierno anterior, más allá que clamen sobre su supuesta situación fraudulenta. El último caso fue Alberto Fernández, que de la boca para afuera denunció el acuerdo de Mauricio Macri con el FMI, pero en los hechos la reconoció y la hizo aprobar por el Congreso. Quienes se opusieron fueron pocos: quien hoy es la dupla gobernante, Milei-Villarruel, y en la otra punta del espectro, Máximo Kirchner y la izquierda. El resto, obediente, levantó la mano.

Ese acuerdo nos costó el aborto. Nos cuesta 100.000 asesinatos por año. Organizado y perpetrado por funcionarios estatales y financiado con dinero público. Vaya si estamos intervenidos. Vaya si Argentina, otrora desafiante y valiente, ha sido emasculada.

Argentina es un país intervenido.

¿Qué hacer?

Por mi parte, lo primero, intentar convencer a @sashapak_ de que se ponga a escribir. Veremos cómo me va.

El cristianismo se halla bajo asedio. En particular el catolicismo. No por China, no por Rusia, no por la India, sino por los países sajones, que llevan esa pelea no sólo contra otras naciones sino contra su propio pueblo en sus propios territorios.

Argentina está bajo asedio. Parcial, en 1955 y 1976. Total a partir de 1983.

Está en nosotros entender qué sucede y ver cómo salimos de este laberinto.

Como ya dije en varias oportunidades, creo que el gran paso lo dio el pueblo a fines de 2022, cuando defendió sus valores frente a los interventores.

El Pueblo Argentino dejó en off side a todo el arco político. A todos nuestros funcionarios, tan correctxs, tan LGTB y ESI, tan aborterxs

Cuando hubo que ir a elecciones en 2023 el pueblo eligió la opción más disruptiva que encontró.

La socialdemocracia nos castra. No cura, no enseña, no da de comer. Sólo sabe castrar. Castra el crecimiento, castra el desarrollo, castra el progreso económico de familias, individuos y empresas; castra literalmente al bajar la cantidad de nacimientos por año. Los mecanismos para lograr sus objetivos los he descripto varias veces, pero si hace falta, se volverá sobre el tema.

Nuestro gran desafío es pensar el futuro. Cómo lograr un país que sea potencia mundial. Que sea la octava economía del globo. Que no sólo crezca sino que se desarrolle. Que las familias prosperen: sean dueñas de su casa y tengan un automóvil analógico, que coman, calcen y vistan bien y reproduzcan un futuro próspero para sus retoños.

Que recuperemos nuestra superficie territorial y marítima hoy usurpada.

Ése es el plan. Ahora hay que pensar cómo.

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

 

Notas

(*) Si tomamos como indicador la inflación, la tenemos de antes de los conflictos armados, interno o contra el Reino Unido.

(**) Le servía por ambas puntas: no fabricábamos un misil que llegaba del continente a las bases militares del usurpador Reino Unido en el Atlántico Sur; y le cortaban la tecnología atómica a la República de Irán.

 

Lecturas relacionadas:

La ideología del mal

https://restaurarg.blogspot.com/2017/11/la-ideologia-del-mal.html

Derrotados

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A donde vayan los iremos a buscar

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Se robaron dos créditos con el FMI

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Los dólares vienen y se van

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Mis dólares

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Me vuelvo a ilusionar

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Alegría y felicidad

https://restaurarg.blogspot.com/2022/12/alegria-y-felicidad.html

 

Artículo publicado el 13/01/2024 en Restaurar, https://restaurarg.blogspot.com/2024/01/pensar-en-grande.html

LA VENTANITA: BRASIL

Iris Speroni*

Realidad que hace 20 años que no existe. Los funcionarios viven, verdaderamente, en otro mundo.

 

En “Una ventana al mundo” (http://restaurarg.blogspot.com/2022/10/una-ventana-al-mundo.html) afirmé:

Entender el comercio argentino internacional es lo que nos va a dar la pauta para pensar el país futuro. También para desenmascarar mentiras de nuestros gobernantes. Lloran impotencia, “no se puede”, “el mundo nos juega en contra”, “faltan dólares”, para justificar su inoperancia o corrupción.

Argentina es un país rico. Argentina es un país poderoso. Argentina es un país lleno de posibilidades, próspero y fecundo. No hay razones objetivas para estar endeudados ni que haya pobres.

Según datos del INDEC, el superávit comercial de la Argentina desde el 2000 al 2021 fue de US$ 183.482.000.000.

Fuente: INDEC. Elaboración propia.

Tener superávit comercial es la norma y no la excepción. Las exportaciones no pararon de crecer, en parte por la pérdida de poder adquisitivo de la población, en mayor medida porque ha cambiado el entorno mundial. La lógica de posguerra que tanto nos perjudicó hace 20 años que no existe más.

Sin embargo funcionarios, políticos y economistas continúan aún hoy su lloriqueo de “restricción externa”, “la falta de dólares no nos deja crecer”, etc. Realidad que hace 20 años que no existe. Los funcionarios viven, verdaderamente, en otro mundo.

En lo que va del gobierno de Alberto Fernández, el superávit comercial superó los US$ 31.684 millones. ¿De qué restricción externa hablan los funcionarios? ¿Por qué lloran “falta de dólares”? Argentina no hace más que exportar, no hace más que producir divisas, no hace otra cosa que traer divisas al país, las cuales mágicamente desaparecen luego de ser entregadas a las autoridades nacionales.

En lo que va del gobierno de Alberto Fernández, el superávit comercial superó los US$ 31.684 millones. ¿De qué restricción externa hablan los funcionarios?

¿Qué pasó con esos US$ 31.684 millones? La respuesta es fácil: las autoridades federales las malvenden a mitad de precio. ¿A cualquiera? Nooooo. Sólo a los amigos. Si uno vende un bien a mitad de precio, liquida las existencias. Por eso no hay reservas en el BCRA, porque —a los amigos— las venden a precio vil. Esos US$ 31.684 millones es dinero robado por el gobierno federal a las provincias, origen del 99,6% de las exportaciones. La más perjudicada de ellas es la provincia de Buenos Aires, responsable del 35% del total.

Mientras, los senadores, responsables constitucionales de velar por el tipo de cambio, la prosperidad de las provincias y supervisar la actuación del BCRA, miran para otro lado. 

Brasil: la ventanita

En la nota anterior “UNA VENTANA AL MUNDO”, sostuve y lo sostengo ahora, que Argentina vive un momento propicio único. No por nuestra habilidad, porque los gobernantes argentinos patean en contra, sino porque cambiaron las circunstancias internacionales, las cuales desde hace 20 años nos favorecen.

Cuando Argentina ingresó al Mercosur, durante las presidencias de Alfonsín y Sarney, la propaganda política fue que nos abriríamos al mundo vía Brasil, usándolo de locomotora y como piloto del TC, iríamos chupados, para aumentar nuestro comercio internacional.

Nada de lo prometido sucedió. El Mercosur no abrió ni un solo mercado, todo lo que exportamos bien o mal, es por las nuestras. Por el contrario, Brasil es el principal exportador de carne bovina, con la marca “carne sudamericana”. Brasil recibió la industria que se desarraigó de la Argentina para instalarse allá. Para que eso sucediera, nuestro “socio” dio exenciones impositivas, leyes laborables más laxas y créditos blandos. A su vez instaló toda suerte de barreras paraarancelarias contra nuestros productos. Al no haber aranceles desde Brasil a la Argentina, gran parte de las empresas multinacionales se instalaron allá y desde ahí atienden el mercado argentino. Hoy, 35 años después, el mercado interno nuestro es pequeño.

No era esa la situación durante los gobiernos de Alfonsín y Menem. El sueldo argentino era 3 veces superior al brasileño. Éramos menos habitantes pero con mayor poder adquisitivo, con lo cual fue nuestro mercado doméstico el que financió la instalación de las industrias multinacionales en Brasil. Eso hasta que mejoró la calidad de vida de sus trabajadores. Financiado —en parte— por nosotros.

Esta transformación fue ampliamente facilitada por los funcionarios argentinos, los grandes gestores de la desindustrialización de nuestro país. ¿Qué explicación razonable existe para que Unilever mueva shampoo, pasta dentífrica y jabón de tocador 3.000 km por camión? Las medidas que tomaron los funcionarios argentinos —complementarias a las brasileñas— fueron:

    • altos impuestos locales,
    • altos sobrecostos laborales (los costos por encima de los salarios percibidos),
    • inestabilidad macroeconómica en la forma de inflación, tasa de interés alta,
    • pero la medida crucial fue un tipo de cambio artificialmente bajo.

Nuestros gobernantes ni siquiera tuvieron la entereza de dejar algunas actividades a resguardo. Acceder a que Brasil nos superara en agricultura, ganadería e industria mientras se conservaban algunos cotos. Ejemplo: maquinaria agrícola y lácteos. Nosotros le compraríamos cualquier cosa a Brasil a costa de nuestras industrias, como automotrices y artículos de tocador pero los brasileños desarrollarían su campo con maquinaria agrícola argentina (nuestro industria es más que centenaria y contemporánea de la norteamericana).

Nada de eso sucedió.

Se llevaron nuestros ingenieros e hicieron sus propias máquinas. Pasado tanto tiempo creo que la creación del Mercosur tuvo como objetivo consolidar a Brasil como líder/controlador del subcontinente y darle un golpe mortal al movimiento obrero argentino, verdadero objetivo de todo esto. 

La importancia del tipo de cambio

Cuando no hay aranceles, el tipo de cambio es la única barrera. Si el tipo de cambio está artificiosamente bajo, como sucede ininterrumpidamente en los últimos 11 años, se compran dólares (o reales o euros) a mitad de precio y eso permite adquirir productos importados también a mitad de precio. Si, además, no tengo aranceles, como sucede con Brasil, todo lo brasileño cuesta la mitad de su precio (¡gracias a las políticas nacionales de BCRA!). Lo que faculta a colocarlo en el mercado local a precio internacional calculado a dólar libre y duplicar así las ganancias. 

La ventana que es una trampera

Veamos los números del INDEC.

El saldo comercial Argentina-Brasil de enero de 2000 a octubre de 2022 fue deficitario en US$ 54.438.634.143.230 (pérdida de cincuenta y cuatro mil cuatrocientos treinta y ocho millones seiscientos treinta y cuatro mil doscientos treinta dólares).

Excepto durante los gobiernos de De la Rúa y Duhalde y por el último año de gobierno de Macri (2019) —por la caída del poder adquisitivo—, todos los santos años le pasamos dinero a Brasil.

Nosotros nos esforzábamos a vender al mundo (al punto de tener superávit comercial) para financiar a Brasil. De hecho, al resto del mundo sin contar Brasil le vendimos US$ 235.075 millones (2000-2021) para poder darle el 23% de lo obtenido a nuestros socios brasileños.

Hoy Brasil no nos necesita más. Tienen reservas, una macroeconomía estable, exportan al punto de poder prescindir de nuestro mercado, sus obreros ganan más que los nuestros.

Distinto era el cantar cuando Kirchner le compraba aviones a Embraer, fabricados por ingenieros formados en Córdoba y con aluminio de Aluar. Cuando Kirchner prohibía la exportación de carne argentina para que Brasil se quedara con nuestros mercados. Cuando los gobernantes argentinos firmaban protocolos especiales para la industria automotriz para que los argentinos compraran 600.000 automóviles al año, la mayoría de ellos brasileños.

El amor del kirchnerismo a Lula nos costó US$ 36.396 millones de déficit comercial (doce años: 2004-2015) [1].

Cuando vean los cordones industriales de Rosario o el Gran Buenos Aires, llenos de fábricas abandonadas y de gente que vive de changas: acá tienen la explicación. 

Solución

Subir el tipo de cambio. El arancel es irrelevante cuando uno tiene naciones sin arancel o cuando no se controla el contrabando. El tipo de cambio alto es el mejor incentivo a la industria porque protege de las multinacionales instaladas en Brasil y del contrabando por igual.

Hubo cierre de actividades ex profeso, sin esperar que las medidas macroeconómicas tomadas corrieran su curso, como fue desmantelar FFMM y los astilleros, cerrar el laboratorio de investigaciones de YPF y tantas otras. Hay que revertirlo.

Con el gobierno de Alberto Fernández, Argentina pidió ingresar a los BRICS, lo que es una medida acertada. Eso permitirá tener una relación adulta y más equilibrada con nuestro vecino.

Nada servirá mientras el dólar siga artificialmente bajo. El tipo de cambio bajo y la caída del PBI per cápita van de la mano.

Nada servirá mientras continúen los mismos funcionarios a cargo de la administración del Estado.

 

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Nota

[1] Déficit año a año con Brasil durante los 12 años de gobierno kirchnerista.

 

Notas relacionadas

Una ventana al mundo. http://restaurarg.blogspot.com/2022/10/una-ventana-al-mundo.html

Más de lo mismo. http://restaurarg.blogspot.com/2020/08/mas-de-lo-mismo.html

 

Artículo publicado el 26/11/2022 por Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2022/11/la-ventanita-brasil.html