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DIEZ PUNTOS PARA ENTENDER LA RELACIÓN VIETNAM ESTADOS UNIDOS EN MOMENTOS DE LA VISITA DE KAMALA HARRIS.

Ruvislei González Saez*

Por estos días se realizó la visita de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris a varios países asiáticos, pero sin dudas la atención mayor ha estado centrada en el segundo destino, es decir Vietnam, del 24 al 26 de agosto. La gira por el país indochino se realizó por invitación de su homóloga anfitriona, Vo Thi Anh Xuan. Los medios de comunicación e incluso analistas occidentales tienden a confundir y realzan las relaciones al punto que algunos han llegado a llamarles aliados, lo cual no es correcto.

Con la visita se concretaron algunos resultados como la firma de un acuerdo sobre la nueva ubicación de la Embajada de Washington en Hanoi. Ambos países firmaron un acuerdo al respecto en 2019 y a principios de este año, el Comité Popular de Hanoi ratificó y emitió una decisión de arrendar la tierra a servicio del proyecto mencionado por 99 años. Con respecto a la lucha contra el COVID-19 y la seguridad sanitaria, la vicepresidenta estadounidense reforzó el compromiso de su país para poner fin a la pandemia y anunció nuevas donaciones de vacunas a Vietnam (un millón de vacunas Pfizer más para completar 6 millones, muy por debajo de las necesidades de la nación del Sudeste Asiático con más de 93 millones de habitantes) y la apertura de una nueva oficina regional del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en Hanoi para mejorar la cooperación en seguridad sanitaria en el Sudeste Asiático.

Mientras, en la cuestión de adaptación al cambio climático, ambas partes coincidieron en la importancia de combatir la crisis correspondiente, incrementar la resiliencia y colaborar hacia un futuro de energía limpia. La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) anunció la Alianza para la Reforma de la Educación Superior, con un proyecto de cinco años que proporciona hasta 14,2 millones de dólares para fortalecer la enseñanza, la investigación, la innovación y la gobernanza dentro de las tres universidades nacionales más grandes de Vietnam.

El “unicornio” tecnológico vietnamita VNG consideró en el marco de la visita cotizar en bolsa en Estados Unidos a través de una fusión inversa con una compañía de adquisición con fines especiales (SPAC), valorada de dos mil millones a tres mil millones de dólares. Sin embargo, al mismo tiempo, el fabricante vietnamita de automóviles VinFast firmó un memorando de entendimiento sobre la cooperación con la compañía china de Gotion High-Tech en la investigación y producción de batería de litio-ferrofosfato (LFP) para sus vehículos eléctricos. Puede añadirse que los propias de la visita la compañía Boeing abrió su primera oficina en Vietnam, que se espera respalde los objetivos de crecimiento de la empresa en sus negocios de aviones comerciales, defensa y servicios. También abrió otra en Indonesia, debido a la relevancia del crecimiento de la clase media en el Sudeste Asiático.

Al analizar las relaciones bilaterales en el marco de la visita es importante destacar una serie de elementos para clarificar el grado de interrelación, sin obviar la relevancia de estas relaciones para las dos partes que si deben plantearse como prioritarias, pero no en grados de alianzas. En ese sentido hay que destacar que:

  1. El presidente Nguyen Xuan Phuc, el primer ministro Pham Minh Chinh y la vicepresidenta Vo Thi Anh Xuan recibieron a la vicemandataria. Sin embargo, el secretario general del Partido Comunista de Vietnam, Nguyen Phu Trong no la recibió.
  2. Las relaciones Vietnam-Estados Unidos existentes desde el 2011 como Asociación Integral, permanecen y no avanzaron a pesar de la insistencia de la parte estadounidense y de la visita de la vicepresidenta de elevarla al nivel de Asociación Estratégica. Para Estados Unidos es más importante relanzar sus relaciones con Vietnam y llevarlas al nivel de socios estratégicos teniendo en cuenta la variable China. A su vez, aprovechando la cuestión del conflicto del mar del Sur de China entre Beijing y Hanoi, sin dudas Washington pretende utilizar a su favor como parte de su política de contención al gigante asiático. Por tanto, hay que entender las relaciones Estados Unidos-Vietnam como una triangulación Estados Unidos-Vietnam-China. En ese sentido, Hanoi evita caer en un conflicto entre dos grandes potencias y promueve el equilibrio estratégico.
  3. El mismo día que arribó la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris a Vietnam el primer ministro, Pham Minh Chinh recibió al Embajador de China, Xiong Bo. En el encuentro expresó que Vietnam atesora las relaciones de vecindad amistosa tradicional y la Asociación de Cooperación Estratégica Integral con Beijing, considerándolas una opción estratégica y máxima prioridad en su política exterior. Destacó que Vietnam persiste en la política exterior de independencia, autodeterminación, multilateralización y diversificación de vínculos, integración internacional proactiva y activa, y ser un miembro responsable de la comunidad internacional. Ratificó también la postura de no integrarse en ninguna alianza en contra de un tercer país. Expresó su deseo de que ambas partes mejoren la confianza política, promuevan los intercambios a todos los niveles, impulsen la colaboración integral y el mecanismo del Comité Directivo para la cooperación binacional.
  4. Un día antes de la visita de la vicepresidenta estadounidense a Hanoi, el presidente de Vietnam, Nguyen Xuan Phuc, sostuvo una llamada telefónica con el presidente cubano, Miguel Díaz Canel. Ello demuestra los principios de vínculos históricos y justo con la visita de Kamala Harris los titulares de noticia vietnamitas se hacían eco de que Cuba apoyaría a Vietnam con la vacuna cubana Abdala, la misma que ha sido cuestionada por el gobierno y algunos medios estadounidenses.
  5. En el Libro Blanco de Defensa 2019, Vietnam ha dejado claro, la concepción de ser amigo de todos y aplicar la concepción de los tres no: “Vietnam no se unirá a ninguna alianza militar, no se asociará con una de las partes para oponerse a otra y no permitirá que ningún país extranjero establezca una base militar en el país”.
  6. Las relaciones militares incluso promovidas por el antecesor visitante en el mes de julio, es decir, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, evidenciaron que los marcos de la cooperación se centran en: colaboración en el alivio de las consecuencias de la guerra (búsqueda de soldados desaparecidos, desactivación de bombas y minas y superación de las secuelas del Agente Naranja/dioxina), la solución de los desafíos de seguridad no convencionales (prevención y lucha contra el COVID-19), asistencia humanitaria y en casos de emergencia, y la asistencia a Vietnam en las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas. Incluso en la venta de armamentos esta es restringida, a la vez que los ejercicios son limitados.
  7. Según datos oficiales, el valor del comercio bilateral se situó en 90.800 millones de dólares en 2020, para un aumento interanual de 19,8%, pese a los impactos del COVID-19. Según el Ministerio de Industria y Comercio de Vietnam, tras la entrada en vigor del Acuerdo de Comercio Bilateral en diciembre de 2001, el valor del trasiego mercantil entre ambas partes aumentó 47 veces y se situó en 77 mil millones de dólares en 2020 las exportaciones vietnamitas a la nación americana, mientras solo 13,7 mil millones de dólares de importación. Estados Unidos constituye el mayor mercado de exportación de Vietnam. A pesar de los impactos de la pandemia de COVID-19, los ingresos por las ventas de esos rubros vietnamitas a Estados Unidos en 2020 aún alcanzaron los 12.200 millones de dólares[1]. Ante el elevado superávit comercial vietnamita, Estados Unidos se ha resistido a firmar un tratado de libre comercio bilateral algo que incluso Hanoi promovió con la visita. Se insistió en desarrollar un nuevo acuerdo comercial y de inversiones al margen del que se desarrolló en el 2001. Ambas partes estuvieron a punto de concretar con la firma del tratado de Asociación Transpacífico (TPP), pero el entonces presidente Donald Trump (2017-2020) retiró a Estados Unidos de dicho megacuerdo.
  8. Estados Unidos mantiene cuestionamientos a la política comercial vietnamita. Plantea que la Circular 182/2015 / TT-BTC, promulgada por el Ministerio de Finanzas de Vietnam en 2016, regula los aranceles preferenciales de exportación e importación en las categorías de bienes gravables. También plantea que el Ministerio de Defensa de Vietnam (MDV) limita el número de empresas que pueden importar o exportar equipos de defensa[2]. Hace cuestionamientos a las prohibiciones de importación: De acuerdo con el Decreto No. 187/2013 / ND-CP del 20 de noviembre de 2013, Vietnam actualmente prohíbe la importación de algunos productos, incluyendo armas, municiones, materiales explosivos, equipo técnico militar, petardos, bienes de consumo de segunda mano, tipos de publicaciones y productos culturales en la categoría de cuya difusión y circulación está prohibida en Vietnam, vehículos motorizados con volante a la derecha, materiales e instalaciones de transporte, productos químicos, agentes de protección de planes cuyo uso está prohibido en Vietnam, desechos y desperdicios, equipos de refrigeración que utilizan CFC , productos, materias primas que contienen amianto del grupo de los anfíboles, productos químicos en la lista de productos químicos prohibidos[3]. Tan solo son algunos ejemplos de diferencias en temas comerciales.
  9. Estados Unidos es el onceno inversionista en Vietnam según fuentes vietnamitas. Singapur, Corea del Sur, China, Japón y la provincia china de Taiwán fueron los cinco principales inversores en 2020[4].
  10. 24 mil vietnamitas estudian en Estados Unidos, contribuyendo con casi mil millones de dólares a la economía del país norteamericano. Es el sexto país con más estudiantes en la nación americana después de China (34,6% del total), India (18%), Corea del Sur (4,6%), Arabia Saudita (2,9%), Canadá (2,4)[5].

* Doctor en Ciencias Económicas (2015). Profesor e Investigador Auxiliar. Jefe del Equipo de Asia y Oceanía y miembro del Consejo Científico del CIPI. Miembro de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos (SAEEG).

 

Referencias

[1] Información obtenida del departamento general de Aduanas de Vietnam, 2021.

[2] https://www.export.gov/apex/article2?id=Vietnam-Defense-Sector

[3] https://www.trade.gov/knowledge-product/vietnam-trade-barriers

[4] Según Vietnaminsider, Vietnamtimes, statista, VNA, etc.

[5] https://www.migrationpolicy.org/article/international-students-united-states-2020

©2021-saeeg®

 

EXPORTACIONES – PIDAMOS A LOS REYES MAGOS

Iris Speroni (gab: https://gab.com/Iris_Speroni)

Entonces tendremos que la exportación será el motor y las inversiones el acoplado enganchado a ésta.

 

Durante esta semana (del 23 al 27 de agosto de 2021), las autoridades nacionales expusieron sobre el futuro inmediato en temas económicos ante la Comisión Bicameral de Deuda del HCN y ante el Consejo de las Américas.

Uno de ellos sostuvo que la Argentina debe volver a exportar US$ 83 mil millones (2011); agregó su predicción de llegar a US$ 70 mil millones a la brevedad.

Al mismo tiempo el ministro de economía afirmó ante los legisladores que el dólar oficial llegará a los $ 104 a fin de año.

Ambas afirmaciones son inconsistentes entre sí.

Veamos las cifras de cerca:

* Dato provisorio para los años 2018, 2019, 2020 y 2021
e  Dato estimado para exportaciones de julio de 2021
Fuente: INDEC, Dirección Nacional de Estadísticas del Sector Externo y Cuentas Internacionales. (https://www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel4-Tema-3-2-40)

Tras la maxidevaluación del gobierno de Duhalde las exportaciones argentinas crecieron ininterrumpidamente hasta alcanzar los US$ 70 mil millones en el 2008. Tras el conflicto con el campo, cayeron, para recuperarse hasta lograr el máximo en la historia de nuestro país de US$ 83 mil millones en el 2011.

A partir del segundo mandato de Cristina Fernández, la cartera de economía y las autoridades del BCRA implementaron un sostenido retraso cambiario.

En estos cuatro años cambiaron los hombres tanto al frente del BCRA como de la cartera de economía, pero las políticas fueron constantes: retraso cambiario a cualquier costo.

¿Qué pasó durante el gobierno de Macri?

En la primera mitad de su mandato tomó dos medidas en favor de quienes producen bienes y servicios exportables: aumento del tipo de cambio y supresión y/o reducción de los derechos de exportación. Sin embargo los resultados se vieron dos años después, con una situación distinta. Los fondos de inversión que en el 2016 habían comprado deuda de corto plazo, decidieron retirarse a pesar de una tasa de 80% anual en pesos. Tras asegurarse las elecciones de mitad de término, Macri y su equipo subieron los derechos de exportación (incluidos servicios) y retrasaron el tipo de cambio, a pesar de la crisis de deuda —solucionada por la intervención del FMI— y de la inflación galopante.

Esto demuestra:

  1. que el cambio en políticas de comercio exterior y tipo de cambio no tiene resultados inmediatos sino que hay un leve diferimiento.
  2. que intrínsecamente la política económica del segundo mandato de Cristina Fernández y de Mauricio Macri no revistieron grandes diferencias.

La caída del salario consecuencia de las medidas de gobierno post-elecciones 2017 implicaron caída de consumo interno y, por lo tanto, caída abrupta de importaciones.

Conclusiones

La caída de actividad del país en los últimos 10 años es una consecuencia directa de la caída de exportaciones.

En efecto, la demanda total de un país está compuesta por tres rubros:

  1. exportaciones,
  2. mercado doméstico,
  3. inversiones.

Nadie invierte si no piensa ganar dinero ya sea al exportar o al vender a sus compatriotas; por lo tanto c es consecuencia de (a o b) o de (a y b).

En una economía en retroceso, no hay forma de fortalecer el mercado interno porque no existe herramienta útil que financie el aumento de ingresos de la población, verdadero motor de la demanda interna.

Los gobiernos entran siempre en la trampa de estimular artificialmente el consumo ya sea con créditos a las familias, aumento de sueldos de la administración pública o compras estatales, en particular la obra pública. Nada de eso funciona, como ya se ha demostrado una y otra vez en los últimos años. Financiar obra pública con inflación implica bajarle el poder de compra a los asalariados a razón del 3% mensual. ¿Para qué? ¿Para crear 1000 trabajos temporarios de 4 ó 6 meses a sueldos mínimos de convenio? Es más el daño que el beneficio. Bajo toda la masa salarial del país un 3% para que 1000 ó 2000 personas tengan empleo por 3 meses. No funciona, porque no puede funcionar. No debe funcionar. Lo mismo sucede con el plan Ahora 12 ó préstamos a los beneficiarios de ANSES o similares. Estimulan la compra de bienes durables, en su mayoría compuestos por componentes importados. Al final del recorrido el gobierno incentiva las importaciones.

Por lo que la única forma de hacer arrancar el país es vía la exportación. De servicios (software, consultoría, auditoría, docencia, arte[1]), bienes industriales, bienes agropecuarios, pesca, minería[2], petróleo y derivados.

Toda la recuperación del país desde que asume Duhalde hasta que en el 2011, cuando la presidente Cristina Fernández hizo un viraje, se basó en el aumento de las exportaciones[3]. Cuando Cristina Fernández desenchufó las exportaciones, se cayó la economía, perdió las elecciones. Es un misterio para mí por qué la presidente desechó un programa que le fue exitoso.

El proceso que a CF le llevó 4 años (2011-2015), Macri lo liquidó en la mitad de tiempo (2017-2019).

La única forma de estimular las exportaciones es con un tipo de cambio competitivo, reducción y/o eliminación de los derechos de exportación.

Cuando se sature la capacidad de producción harán falta inversiones. Entonces tendremos que la exportación será el motor y las inversiones el acoplado enganchado a ésta. Para facilitar este proceso es conveniente eliminar los adelantos impositivos que encarecen artificialmente las inversiones.

Los reintegros, créditos selectivos, etc., sólo sirven para enriquecer funcionarios corruptos que eligen quién sí y quién no los recibe.

Un aumento de las exportaciones y de las inversiones consecuencia de las mismas llevará a más empleo y a una presión al alza de los salarios. A su vez, esto provocará un incremento de la demanda interna.

Por lo cual las medidas para aumentar exportaciones e inversiones son claras:

– aumento del tipo de cambio,

– baja y/o eliminación de los derechos de exportación,

– eliminación de los adelantos impositivos.

Para aumentar el consumo interno:

– eliminación de todo impuesto sobre los alimentos y bebidas, combustibles y servicios públicos[4].

Para quienes sostienen que sin los ingresos del IVA no pueden hacer funcionar el estado, les recuerdo que durante el año 2020 todo lo recaudado por IVA fue equivalente a los intereses pagados por el Tesoro Nacional. Y que los intereses triplicaron el costo de la totalidad de los sueldos de la administración pública. Podemos vivir perfectamente sin IVA, el impuesto que pagan los pobres de nuestro país.

De escuchar a las autoridades esta semana, se comprueba que pretenden seguir con la actual agenda: deuda a 7 días del BCRA, dólar atrasado y rogar a los Reyes Magos que aumenten las exportaciones.

Adoración a los Reyes Magos, El Greco, 1568.

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Referencias

[1] Venta de derechos musicales, libros, películas, revistas, fueron grandes exportaciones de la Argentina por décadas. Parte de ese negocio se arruinó cuando durante el gobierno de Menem se vendieron todas las editoriales a los españoles. Pasaron de promocionar a nuestros autores a hacerlo con los propios. Gran parte del conocimiento internacional de Borges, Bioy Casares, Córtazar, Roa Bastos u Onetti se debe a méritos propios y parte a que tenían una sólida industria editorial detrás. Lo mismo puede decirse con nuestros músicos y nuestra industria filmográfica que colocaba toda su producción en Hispanoamérica y lugares tan impensados como la Rusia soviética.

[2] ¿Usted sabía que Gran Bretaña está detrás de las explotaciones de litio?

https://www.bloomberglinea.com/2021/08/11/reino-unido-financiaria-la-produccion-de-litio-en-catamarca/

[3] Durante ese período 2003-2011 no sólo se exportaba soja. Hace una década atrás las EXPO de maquinaria agrícola era de US$ 200 millones. Actualmente es sólo un tercio de esa cifra.

[4] La caída del precio de los productos que integran la canasta básica aumenta la capacidad de compra del salario. El combustible compone el 20% del costo de todos los bienes.

 

Publicado originalmente por Restaurar.org http://restaurarg.blogspot.com/2021/08/exportaciones-pidamos-los-reyes-magos.html

 

 

 

UNA RUSIA DÉBIL QUE LOGRA GANANCIAS DE PODER INTERNACIONAL

Alberto Hutschenreuter*

Durante los últimos años, aproximadamente desde la anexión o reincorporación de Crimea a su territorio nacional, Rusia ha tenido un desempeño económico cada vez más declinante. Las sanciones internacionales (incrementadas recientemente) han hecho mella y finalmente la pandemia no solo precipitó más las cifras de bajo crecimiento económico, sino que la situación social se tornó muy dificultosa.

En 2020 las inversiones directas extranjeras en Rusia alcanzaron apenas los 1.400 millones de dólares, el nivel más bajo desde mediados de los años noventa, la década que, salvo los magnates de entonces, nadie quiere recordar en Rusia. Aquel “año anti-estratégico» para buena parte del mundo, el crecimiento económico ruso fue -3,4 por ciento y los niveles de desigualdad y pobreza se elevaron sensiblemente.

Frente a tal situación, el ambicioso programa económico de 2019-2024, destinado a evitar que Rusia retroceda en los próximos lustros más allá del lugar 15 en el ranking de economías del mundo, ha sufrido un reajuste de seis años más.

De modo que, en la década actual Rusia definirá nada más y nada menos que su bienestar y seguridad nacional y, por tanto, su estatus internacional. Sin duda, por ubicación, tamaño, activos militares (convencionales y atómicos), condición “V3” en la ONU (voz, voto y veto), ascendente geopolítico regional, poder aeroespacial, proyección de poder, tradición religiosa-cultural, etc., Rusia siempre será un actor del selecto lote de preeminentes en la política internacional y mundial. Pero una cosa es ser un “actor de orden internacional”, y otra ser un “actor estratégico del orden internacional”.

La diferencia entre una y otra condición radica en la lateralización y falta de consultas (a Rusia en este caso) por parte de los pares que implica la primera, y en la capacidad de deferencia internacional y de ser consultado por los pares que supone la segunda.

Este es el gran reto de Rusia en el siglo XXI. Dicho de un modo más local, el desafío de Rusia en los años venideros es dejar de ser un país basado en una “economía Kalashnikov”, como la denominan en Occidente, es decir, una economía barata, irrompible y con baja tecnología, y convertirse en un país apoyado en una economía moderna y cabal. Si Rusia, con Putin u otro líder, supera tal reto, entonces será lo que nunca ha podido ser: un poder grande, rico e integralmente estratégico. En esa condición, nadie podrá considerar a Rusia como una potencia por preponderancia de la economía A, la de las capacidades estratégicas-militares, sobre la economía B, la del consumo y las “capacidades suaves”. Será una potencia completa, sin ambages.

Pero ello aún está por verse; y si bien el buen precio de sus principales materias primas (petróleo, gas y minerales) es clave para movilizar la economía, en el corto plazo podría dejar a Rusia en una vieja situación conocida: la “des-modernización”.

Lo curioso es que, encontrándose Rusia hoy en una situación económica débil (Estados Unidos y China se encuentran muy por delante y han comenzado a retomar el crecimiento), logra ganancias relativas de poder o beneficios en relación con sus intereses en varios frentes externos.

Por caso, la relación de Rusia con Alemania se mantuvo (hecho que demuestra que, más allá de la crisis Occidente-Rusia y de las dos grandes guerras del siglo XX, desde el siglo XVIII las relaciones entre los dos países siempre fueron satisfactorias). Si bien el “caso Navalny” en 2020 (y hoy) elevó el tono crítico de la canciller Angela Merkel ante Rusia, la estrategia de Washington relativa con afectar el vínculo energético entre Berlín y Moscú no tuvo resultados.

En cuanto a Ucrania, Rusia ha dejado más que en claro que la tentación de la OTAN por sumar miembros pertenecientes a su área geopolítica sensible o selectiva, implica para Rusia ejercer la técnica más decisiva en materia de ganancias de poder: la guerra. Si bien Crimea sumó descrédito internacional a Rusia, la anexión le permitió proyectar presencia y capacidades en Europa del este y el Mar Negro, un área estratégica selectiva y de acumulación militar creciente del globo. Como sostiene Angela Stent en un reciente análisis realizado en “Foreign Affairs”, en el Mar Negro Rusia está resurgiendo como potencia naval.

En Siria, Rusia ha logrado al menos tres ganancias: regresar a la región y ampliar su presencia, revertir la situación en el teatro de confrontación y sostener al régimen cliente, y reforzar su proyección en el Mediterráneo oriental, una medida que se complementa con la proyección naval rusa en el Mar Negro. En alguna medida, Moscú ha logrado reparar la desafección estratégica regional que implicó la decisión de la última Unión Soviética de apoyar incondicionalmente a Occidente cuando Irak (otro viejo cliente de Moscú) invadió Kuwait.

Por último, los recientes hechos en Afganistán implican (en principio) relativas ganancias de poder para Rusia, si consideramos que su rival, Estados Unidos, se retira del país asiático. Básicamente, ello supone que desaparece toda presencia e influencia occidental en una zona próxima a su bajo vientre de interés, las ex repúblicas soviéticas del Asia central (es pertinente recordar que, durante la guerra soviética-afgana, en Occidente se llegó a considerar incitar levantamientos anti soviéticos en esas repúblicas, iniciativa que se descartó por los altos riesgos). Asimismo, también supone que Moscú podría ofrecer cooperación a las nuevas autoridades de Kabul, esperando de éstos atender dos cuestiones que preocupan a Rusia: la actividad terrorista en la zona del Cáucaso y el narcotráfico.

Existen otras situaciones que podrían implicar ganancias relativas para Rusia, por caso, mayor cooperación con China, compromiso formal en relación con la continuidad de suministros por ductos que pasan por Ucrania, relativa vigorización de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS), venta de sistemas antimisilísticos a Turquía, etc.

Lo extraño y alarmante es que se trata de ganancias que continúan “recargando” las responsabilidades de una Rusia cuyo frente socioeconómico se halla peligrosamente débil.

La duda es si el Kremlin, empujado por la autopercepción de estar logrando compensar (y hasta revertir) estratégicamente la victoria occidental en la Guerra Fría más los “dividendos de la victoria”, por ejemplo, expansión de la OTAN, decida incrementar tales responsabilidades postergando, una vez más, los cambios estructurales que demanda la economía nacional. Pero si finalmente así sucede, ello podría comprometer seriamente a Rusia.

 

* Doctor en Relaciones Internacionales (USAL) y profesor en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN) y en la Universidad Abierta Interamericana (UAI). Es autor de numerosos libros sobre geopolítica y sobre Rusia, entre los que se destacan “El roble y la estepa. Alemania y Rusia desde el siglo XIX hasta hoy”, “La gran perturbación. Política entre Estados en el siglo XXI” y “Ni guerra ni paz. Una ambigüedad inquietante”. Miembro de la SAEEG. 

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