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COLUMNA “EL ESTADO MARÍTIMO ARGENTINO” A CARGO DE CESAR AUGUSTO LERENA

César Augusto Lerena*

Programa «De Renzis Ayer y Hoy» conducido por Miguel Ángel De Renzis

Todos los viernes 7,15 horas por Radio Belgrano AM650

 

Habiendo sido convocado por Miguel Ángel De Renzis para incorporarme como columnista de su programa, es una muy interesante oportunidad para continuar divulgando a nivel nacional cuestiones que ya se llevan adelante desde “De Renzis Ayer y Hoy” en defensa y promoción de los intereses nacionales, sus recursos, la gente y la soberanía nacional. No se me preguntó qué pienso y no se me puso límite alguno. No fue necesario, compartimos un ideario y yo, la línea editorial de Miguel Ángel y, en la diversidad de las ideas y en la autonomía del pensamiento, el amor a la Patria es el eje conductor. Gracias Miguel Ángel, por darme a esta edad una oportunidad para que con referencia al “Ayer” podamos hablar de temas argentinos de “Hoy” y del futuro, para revalorizar el país y la gente.

Le pusimos a esta columna “El Estado Marítimo Argentino” para resaltar que el territorio marítimo con más de 3 millones de km2 es más amplio que el territorio continental que alcanza a casi 2.800.000 km2 y a pesar de ello, suele decirse que los argentinos vivimos de espaldas al mar.

Para llegar al mar, debemos de hablar del agua, este vital elemento para el hombre y que, la Argentina, es reservorio de los acuíferos más importantes de agua dulce del mundo y cuya contaminación se viene realizando con explotaciones mineras a cielo abierto, el uso de agrotóxicos en las agriculturas transgénicas y otras prácticas sin el debido control ambiental.

La Argentina continental limita y está protegida —o debería estarlo— por importantes masas de agua que transcurren en ríos y mares desde el Río Pilcomayo al norte; pasando el Río Paraná; el Río Uruguay; el Río de la Plata; el Atlántico Sur; el Canal del Beagle y el Estrecho de Magallanes, entre otros, que se individualizan por separado, pero deben ser tratados en forma integral, como los espacios insulares (la Isla Grande de Tierra del Fuego, las Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur, la Isla de los estados, etc.) y la Antártida Argentina. Somos por ello un país bicontinental y bioceánico, porque nos unimos a Chile desde el Atlántico Sur al Pacífico.

Estas masas de agua, no solo nos limitan, sino que son fuente para la explotación de los recursos naturales, de transporte y comercio (pesca, petróleo, minerales, agropecuarios, etc.) y la primera línea de resguardo de la soberanía nacional y por esto, fuertemente vinculadas a la defensa, la seguridad y las relaciones internacionales con nuestros vecinos Brasil, Uruguay y Chile; con todos los países de África Oriental que comparten con nosotros el Atlántico Sur; pero, también con quienes se apropian de nuestros espacios y recursos.

Muchas de estas cuestiones que no suelen estar en la agenda nacional adquieren una significativa importancia en la búsqueda de asegurar nuestra soberanía política, la independencia económica y la justicia social, ideario de los países como el nuestro que tenemos todo y, por incapacidades propias y una fuerte dependencia externa no podemos alcanzar el estado de bienestar para nuestro pueblo.

Vemos con estupor que tenemos ocupados por el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte no solo Malvinas, sino 1.639.900 km2 de mar argentino; es decir, un 52% de nuestro territorio marítimo y, si le sumamos que ese Reino nos disputa 1.430.367 km2 de la plataforma continental argentina y casi 1 millón de Km2 de la Antártida; podríamos decir, que los británicos nos ocupan un territorio equivalente a todos nuestros espacios continentales desde la Quiaca a Ushuaia. Es execrable.

Al margen de la invasión territorial que sufrimos, en términos prácticos, significa, que los ingleses desde 1989 cuando se firmaron los infamantes Acuerdos de Madrid, a través del otorgamiento de licencias ilegales en Malvinas han extraído a razón de 250 mil toneladas por año de productos pesqueros, una cifra del orden de los 32 mil millones de dólares, que afectaron y dañan la economía, a los trabajadores y las empresas de los pueblos pescadores de la Patagonia y la Argentina. Ello sin entrar evaluar las exploraciones petroleras que pueden en un corto futuro ser el más importante ingreso de Malvinas, significando una gravísima consolidación de la ocupación británica en el sur argentino.

Un total de 1 millón de toneladas anuales de pesca ilegal de recursos migratorios argentinos son capturados en el Atlántico Sur por parte de buques españoles, británicos, chinos, coreanos y taiwaneses. Una extracción anual de unos 4 mil millones de dólares anuales, el doble de las exportaciones pesqueras argentinas.

La Argentina exporta con escaso valor agregado y ello significa regalar a los países desarrollados del mundo nuestro trabajo y la creación de una desocupación que alcanza al 11%. Se da el absurdo, que teniendo astilleros públicos y privados importemos buques y exportemos commodities a los españoles y otros países, como en el siglo XVIII y XIX donde nos vendían esclavos y se llevaban las materias primas de bajo costo a Europa producidas con ese trabajo esclavo.

Con los descartes de pescados en aguas argentinas podrían alimentarse con la mejor proteína unos 3 millones de niños y adolescentes en forma diaria todo el año, en un país con 45% de pobreza.

Nuestra incapacidad defensiva en el mar y las troncales fluviales, contrasta con la instalación de la base misilística y naval más importante del Atlántico Sur en Malvinas por parte del Reino Unido. Una situación intolerable que vulnera nuestra soberanía nacional.

A esto, debemos agregar que los ríos y el mar, son un elemento de transporte de cabotaje, importación y exportación del comercio nacional y también de soberanía. Argentina carece de una flota mercante y fluvial, y priman entonces los buques de bandera extranjera, que encarecen nuestros fletes y se llevan riquezas por esta razón. Esto y el Río Paraná y Río de la Plata concesionado, no solo generan una dependencia extranjera monopólica en el comercio, sino que limita la cuestión al dragado (muy importante) en lugar de ser una herramienta de desarrollo regional del país. Aquí se discute la eficiencia y corrupción del Estado, un deterioro al que se lo ha llevado para concesionar la explotación de casi todos los recursos naturales del país (petróleo, la minería, la pesca, etc.) con igual corrupción privada, descontrol, cediendo el poder de policía y generando graves pasivos ambientales.

Todo ello nos llevará a abordar en esta columna las cuestiones desde el punto de vista político nacional e internacional; la promoción de la industria nacional, el consumo y la exportación.

Habrá cientos de cuestiones sobre las que hablar, escuchando las inquietudes de la gente, desde la Organización Nacional; la revisión y reforma de las leyes relativas a la administración de los ríos, el mar, los recursos; los puertos y la industria pesquera y naval; el rol de la investigación, la tecnología y la generación del trabajo; las políticas de Estado respecto a Malvinas, la Antártida y el cumplimiento de la Constitución sobre la irrenunciable soberanía de Malvinas; el desecho de los Acuerdos perniciosos con el Reino Unido y, la búsqueda, de nuevos acuerdos regionales para asegurar la soberanía plena en el mar; promover su defensa; la construcción nacional de buques para las fuerzas navales, la marina mercante, fluvial y pesquera y, la erradicación de la pesca ilegal extranjera y nacional. El desarrollo de la Patagonia y en especial de Tierra del Fuego, como eje central de la defensa nacional austral.

Espero, que esta columna semanal pueda estar a la altura del Programa de Miguel Ángel De Renzis y, acompañe el mismo interés, de contribuir a conocer y divulgar las cuestiones de interés nacional.

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Provincia de Corrientes). Ex Profesor Universidad UNNE y FASTA. Ex asesor en la Honorable Cámara de Diputados y en el Senado de la Nación. Doctor en Ciencias. Consultor, escritor, autor de 26 libros (entre ellos “Malvinas. Biografía de la Entrega”, 2009) y articulista de la especialidad. En prensa: “Argentina. La Casa Común. La Encíclica Laudato Si’ El Cuidado de la Casa Común. Comentada”, 2021. Miembro de la SAEEG. 

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¿ES FINALMENTE TIEMPO DE HIDRÓGENO?

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de akitada31 en Pixabay

Después de décadas de debates con una alta tasa de “contaminación ideológica”, gracias también al paradójico impulso impuesto por las consecuencias económicas de la pandemia Covid 19, el tema de la promoción del renacimiento económico se caracteriza fuertemente no sólo por la innovación tecnológica, sino también por un fuerte compromiso, concreto y visible con la protección del medio ambiente.

En el último G20 dedicado al desarrollo sostenible, Europa, China y los Estados Unidos acordaron emprender esfuerzos conjuntos y coordinados para lograr el objetivo de la progresiva “descarbonización” del planeta comprometiéndose a reducir el uso de combustibles fósiles en la producción de energía, en favor de las energías renovables extraídas del aire, el sol y el mar.

El “Acuerdo Verde” diseñado sobre el papel durante años por la Unión Europea está a punto de convertirse en una realidad desde que se incluyó en el “plan de recuperación”, el gigantesco compromiso financiero destinado en los próximos años para ayudar a las economías de los países de todo el viejo continente a salir de las arenas movedizas de la pandemia.

A nuestro país se le asignan hasta 47.000 millones de euros para gastar en investigación y explotación de fuentes de energía no contaminantes que nos liberen del uso de combustibles fósiles y nos permitan crecer sin dañar el ecosistema y el equilibrio climático.

China, después de décadas de extraordinario crecimiento económico, que ha costado un precio muy alto en términos de contaminación ambiental, ha decidido seguir desarrollando las iniciativas de crecimiento sostenible emprendidas en el marco del 13º plan quinquenal, iniciativas concretas que le han permitido reducir en un 12% la cantidad de CO2 emitido a la atmósfera, con el 14º plan quinquenal, 2020/2025, un ambicioso pero alcanzable proyecto para lograr una «civilización ecológica».

En este sentido, el presidente Xi Jinping, durante un despacho político del Comité Central del Partido Comunista de China dedicado al “estudio colectivo sobre el tema de la realización de la civilización ecológica”, afirmó en términos no inciertos que “es necesario considerar la reducción de las emisiones de carbono como la dirección estratégica del 14º plan quinquenal para promover la reducción de la contaminación y las emisiones de carbono y continuar la transformación del modelo de desarrollo económico y social verde para lograr el objetivo de mejorar la calidad del medio ambiente ecológico”.

Que no se trata de fórmulas sencillas y palabras de una astucia de formulación de políticas que ha olido el viento de la “modernidad” se evidencia en el compromiso real e incisivo que el liderazgo chino ha hecho en el campo de las energías renovables gracias al compromiso en primera persona del joven y dinámico Ministro de Recursos Energéticos, Lu Hao, que quiere hacer de Shenzhen un centro piloto de investigación y desarrollo en la producción de energía desde el mar a través del Centro Nacional de Tecnología Oceánica.

La Expo para la Economía Marítima se celebró en Shenzhen a principios de este año, durante la cual se ilustraron los avances en la investigación y producción energética a partir de la tecnología de las olas y se propuso el tema central del uso del hidrógeno como fuente potencial de energía limpia.

El hidrógeno es el elemento químico más abundante del universo.

Sin embargo, en la naturaleza no está disponible en su forma pura gaseosa, pero «vive» sólo relacionado con otros elementos, como oxígeno en agua (dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno, H2O) y metano (un átomo de carbono y 4 hidrógeno, CH4).

¿Para qué se puede utilizar el hidrógeno una vez separado de sus compañeros en agua y gas?

La respuesta es simple: es un gas ligero, más ligero que el aire, no equipado con ninguna característica tóxica que, si se extrae y almacena adecuadamente, puede proporcionar energía para calentar hogares, propulsión de coches, trenes, aviones y todos los demás medios de locomoción terrestre y que potencialmente puede reemplazar todas las fuentes de energía no renovables actuales , como el carbón o el petróleo, para proporcionar energía limpia a todos los procesos de producción industrial.

Sin embargo, la separación del hidrógeno del oxígeno y el carbono no es un proceso simple y de bajo costo: mientras tanto, su extracción de metano, para llegar al llamado “hidrógeno gris”, requiere enormes cantidades de energía tradicional y por lo tanto es una fuente de producción colateral de gases de efecto invernadero y contaminación.

Para producir hidrógeno limpio, el llamado “hidrógeno verde”, debe extraerse del agua, desasociándolo del oxígeno, con electrólisis. Sin embargo, éste tiene el defecto de que para funcionar necesita grandes cantidades de electricidad y, por lo tanto, para producir energía limpia a partir de hidrógeno encontramos hoy en día en la paradójica situación de tener que consumir grandes cantidades de electricidad de todos modos con altos costos e igualmente altas emisiones de CO2.

Esta paradoja ha frenado la producción de hidrógeno industrial, hasta que ha salido a la luz la idea de crear un ciclo de producción de hidrógeno “verde” utilizando energías renovables como la energía eólica, solar o marina.

Con el uso de este último instrumento, en particular, se crea un ciclo virtuoso y muy simple: el hidrógeno se extrae del agua del mar y para la producción de energía necesaria para la electrólisis del agua se utiliza la producida por el movimiento de las olas y las corrientes marinas.

El hidrógeno es una fuente prácticamente inagotable de energía renovable y su producción a escala industrial puede resolver de una vez por todas la “dialéctica” entre el desarrollo y el medio ambiente.

La Unión Europea ya ha previsto, en el verano del año pasado, una primera aplicación del “Green Deal” con un proyecto de inversión de 470.000 millones de euros denominado “estrategia energética del hidrógeno” que tiene como objetivo establecer las condiciones para permitir a todos los socios continentales producir hidrógeno “verde” con electrólisis para lograr, en 2024, la producción anual de al menos un millón de toneladas de hidrógeno en estado gaseoso, con el uso general de equipos de electrólisis con una sola potencia de 100 megavatios.

Como se ha mencionado, para nuestro país el “plan de recuperación” prevé una asignación de 47.000 millones de euros que se destinarán a la investigación y desarrollo de energías renovables y, en particular, según declaraciones recientes del ministro de Transición Ecológica, Roberto Cingolani, en el ámbito de la producción “verde” de hidrógeno.

Otros países europeos también apuestan por el futuro del hidrógeno.

España ya ha asignado 1.500 millones de euros de su presupuesto nacional para la producción nacional de hidrógeno en los próximos dos años, mientras que Portugal quiere invertir gran parte de los 186.000 millones de euros que le asigna el plan de recuperación en proyectos dedicados a la producción de hidrógeno verde barato.

Nuestro país está a la vanguardia de la búsqueda de herramientas de producción de energía marina.

El Politécnico de Turín, gracias al apoyo de Eni, CDP, Fincantieri y Terna, ha desarrollado una tecnología de vanguardia en la producción de energía a partir del movimiento de ondas.

Se trata del ISWEC (Inertial Sea Waves Energy Converter), una máquina alojada dentro de un casco de unos 15 metros de largo que, gracias a un sistema de giroscopio y sensores, es capaz de producir 250 megavatios de energía «verde» al año, ocupando una superficie marina de sólo 150 metros cuadrados, sin ningún impacto negativo en el ecosistema.

Italia puede decir que está a la vanguardia de la investigación y producción de energía a partir del movimiento de las olas marinas y, por lo tanto, con toda razón, puede estar a la vanguardia de aquellos que pretenden producir hidrógeno “verde” utilizando la energía necesaria para la electrólisis, que resulta del movimiento de las olas: un ciclo virtuoso y potencialmente protagonista de una próxima revolución industrial.

Esto explica la atención y el interés del Ministerio de Recursos Energéticos de China y su jefe, Lu Hao, hacia Italia y algunas realidades empresariales de nuestro país.

Lu Hao ha transformado la ciudad de Shenzhen en lo que se llama una “ciudad oceánica central global” y que está a punto de convertirse, gracias también a una empresa conjunta, propiciada por el Grupo Mundial Internacional, entre el Eldor italiano y el Centro Nacional de Tecnología Oceánica de China, el centro piloto mundial para la producción de energía limpia a partir de las olas del mar.

En un futuro no muy lejano, si existe el apoyo inteligente de todas las instituciones italianas —empezando por el Ministerio de Transición Ecológica— nuestro país y China podrán, junto con otros socios europeos y tal vez con el apoyo, por desconfiado que sea de los Estados Unidos de Biden, para iniciar y desarrollar la revolución de la “economía azul”, la economía que parte del mar, el último grito en términos de producción inteligente de energía, limpio y sostenible.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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HIPÓLITO BOUCHARD, LA FRAGATA “LA ARGENTINA” Y LAS BANDERAS CENTROAMERICANAS

Marcelo Javier de los Reyes*

Hipólito Bouchard

¡Es preferible irse a pique que rendir el pabellón!”.

El Almirante Brown a la escuadra, antes del combate de Quilmes, 30 de julio de 1826.

 

En 2017 se conmemoraron 200 años de la designación de Hipólito Bouchard como comandante de la fragata La Argentina para emprender una nueva campaña de corso que llevó a que ese buque de guerra diera la vuelta al mundo portando la bandera argentina y enfrentando a los españoles en los más remotos lugares del mundo.

El 12 de julio de 1819 el Capitán Bouchard, al comando de la fragata, arribó al puerto de Valparaíso pero por orden del vicealmirante escocés Lord Cochrane, fue arrestado bajo cargos de piratería, siendo su cargamento confiscado. Tras varios meses de juicio fue liberado, recuperando su navío, el que le fue devuelto sumamente deteriorado.

Fue el primer buque argentino en realizar la circunnavegación al mundo.

¿Quién era Hipólito Bouchard?

Nació en Bormes, cerca de Saint Tropez, en Francia, el 15 de enero de 1780. Siendo joven se incorporó a la marina de Francia y combatió contra los británicos en Egipto y Haití.

En 1809 arribó a Buenos Aires, es decir, en vísperas de los acontecimientos de la Revolución de Mayo de 1810. La Junta de gobierno instituida como consecuencia de esos hechos, creó una pequeña escuadrilla naval integrada por el bergantín 25 de Mayo, la goleta Invencible y la balandra Americana bajo el mando del teniente coronel de Marina Juan Bautista Azopardo, quien nació en la población de Senglia, en la isla de Malta, el 20 de febrero de 1772[1]. El segundo comandante de esa escuadrilla fue el capitán Hipólito Bouchard, al comando del bergantín 25 de Mayo.

El 2 de marzo de 1811 esta escuadrilla se enfrentó a la escuadra española en San Nicolás de los Arroyos, en un combate en que fue derrotada, las naves capturadas y el capitán Azopardo tomado prisionero. Fue sometido a un proceso y, acusado de traición, fue trasladado a la prisión de Ceuta[2]. Por su parte, Bouchard logró escapar de ser apresado por los españoles y el 7 de julio y el 19 de agosto de ese mismo año defendió a Buenos Aires de los ataques de la escuadrilla comandada por el capitán de navío Juan Ángel de Michelena enviada por el gobierno realista de Montevideo.

Bouchard también participó del combate de San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813, como teniente del Regimiento de Granaderos a Caballo y luego volvió al mar como comandante de la corbeta Halcón que integró la expedición corsaria de Guillermo Brown[3] al Pacífico. Participó de los combates frente a El Callao, en enero de 1816, donde abordó la fragata española Consecuencia con un importante botín, del cual fue parte la nave misma que fue incorporada y rebautizada con el nombre de La Argentina, y que fue pertrechada y equipada para dar la vuelta al mundo al mando de Hipólito Bouchard.

La epopeya de La Argentina

El almirante Brown encabezó una expedición de corso a las costas del Pacífico de América del Sur entre 1815 y 1816 con el objetivo de importunar el comercio marítimo español y conseguir los recursos necesarios para continuar la guerra contra los realistas. Sin embargo, Brown encontró su límite en Guayaquil.

En ese punto de la campaña emprendida por los corsarios, Bouchard decidió continuar su camino al mando de la fragata Consecuencia y de la goleta Carmen. Bouchard retornó a Buenos Aires por cuestiones personales y el 9 de julio de 1817 partió al mando de La Argentina —la antigua Consecuencia—, cuyas dimensiones eran: eslora, 40m; manga, 6,25m; puntal, 4,85m; calado, 2,10m[4]. A los efectos de emprender la campaña de corso se la artilló con 34 cañones y se la dotó de una tripulación compuesta por unos 180 hombres.

Puso rumbo a las islas Filipinas, para continuar la persecución de las naves españolas y perjudicar el comercio marítimo del Reino de España.

Bouchard navegó hacia el cabo de Buena Esperanza y luego recaló en Tamatave, Madagascar, a los efectos de reaprovisionarse. Buena parte de la tripulación había contraído escorbuto, enfermedad producida por la escasez o ausencia en la alimentación de vitamina C. En su derrotero también combatió contra los barcos negreros, habida cuenta que en el Río de la Plata se había prohibido el tráfico de esclavos. En efecto, el accionar contra los barcos esclavistas se fundamentó en la actitud asumida por las Provincias Unidas del Río de la Plata frente a la esclavitud, conforme a la libertad de vientres decretada por la Asamblea del año XIII. En función de ello, impidió que tres buques británicos y uno francés procedieran a embarcar esclavos procediendo a la liberación de los mismos.

Fragata La Argentina

Bouchard puso proa hacia las Filipinas enfrentando a los piratas malayos en el sudeste asiático con los cañones de La Argentina. El 31 de enero de 1818 la fragata navegó por las aguas de la bahía de Manila y una vez llegada a Filipinas procedió a bloquear a las naves españolas, tomando a algunas y hundiendo a otras. Mediante el cañoneo y el abordaje llegó a tomar unos dieciséis navíos, distinguiéndose en esas operaciones Tomás Espora (1800-1835), quien había sido subordinado de Bouchard cuando era comandante de la corbeta Halcón.

El 18 de agosto de 1818, en Hawaii, Bouchard se encontró con la corbeta Santa Rosa o Chacabuco) —la antigua Liberty, construida en Filadelfia— que había zarpado en corso rumbo al océano Pacífico al mando del capitán José Turner, con una tripulación de 130 a 140 hombres, el 24 de mayo de 1817. Durante la travesía, la Santa Rosa fue escenario de dos motines, uno en proximidades de Valparaíso, en donde tomó el mando el piloto McDonald, y otro en Hawaii. La nave fue desmantelada y vendida al rey Kamehameha I por dos pipas de ron y seiscientos quintales de sándalo y la tripulación se internó en las islas. Bouchard se entrevistó con el rey Kamehameha I y luego de una serie de negociaciones —el rey puso como condición que le fuera reembolsado el valor que había entregado por la embarcación y los gastos ocasionados por la tripulación— devolvió a Bouchard la goleta e hizo entrega de gran parte de los amotinados[5].

Bouchard, por su parte, le obsequió al rey “una espada, sus charreteras, su sombrero, un uniforme a nombre del supremo gobierno junto con el título de teniente coronel de los ejércitos de las Provincias Unidas del Río de la Plata”. Del mismo modo, Kamehameha celebró tratados comerciales con la Argentina y, a través de ese acto, el Reino de Hawaii se convirtió en la primera nación que reconoció formalmente la independencia de la República Argentina[6]. Luego Bouchard y su tripulación navegaron hacia la isla Maui —bajo el consentimiento del rey Kamehameha— con el propósito de aprovisionarse. En esa isla apresaron a diecinueve tripulantes que formaron parte del motín y luego de dirigió a la isla Oahu, para completar el aprovisionamiento de las naves y en donde tomó contacto con el capitán estadounidense Peter Corney, quien fue puesto al comando de la Santa Rosa, con un poder de fuego de 18 cañones y una tripulación de cien hombres, de los cuales 30 eran nativos de las islas Hawaii y el resto eran españoles, portugueses, criollos y algunos ingleses. La tripulación de La Argentina fue completada con 50 hawaianos y por ciudadanos de otras nacionalidades[7].

La flotilla puso proa hacia las costas de California y el 22 de noviembre de 1818 ambos navíos anclaron en la bahía de Monterrey, capital de la Alta California. Al amanecer del día siguiente la corbeta Santa Rosa inició el ataque contra el fuerte de Monterrey pero quedó varada y recibió una fuerte respuesta por parte de los realistas, al punto que dañó seriamente a la nave, la cual arrió el pabellón[8]. Durante la noche trasladaron a los sobrevivientes de la Santa Rosa a La Argentina ―que no pudo intervenir hasta ese momento por falta de viento― y en la mañana del día 24 desembarcaron 200 hombres en botes y tomaron la fortaleza, quedando Monterrey en manos de los marinos argentinos, quienes procedieron a incendiar los depósitos de pólvora y a demoler las edificaciones, respetando sólo aquellas que eran de americanos[9]. La ocupación de la fortaleza se extendió durante cinco días en los que ondeó la bandera argentina. Del mismo modo, los marinos de Bouchard arrasaron la misión de San Juan, Santa Bárbara y otros poblados españoles de la alta y baja California, izando en ellos la bandera de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

El día 29, ya reparada la Santa Rosa, partieron y el 16 de diciembre llegaron a la bahía de San Juan Capistrano donde Bouchard solicitó ser reabastecido a cambio de no hacer daños. Posteriormente emprendió el bloqueo de los puertos de México, arribando el 17 de enero de 1819 a San Blas, puerto que bloqueó desde el 25 de ese mes hasta el 1º de marzo. Luego se dirigió a Acapulco y el 18 de marzo la flotilla partió hacia Sonsonate, en El Salvador.

El 2 de abril las naves de las Provincias Unidas navegaron hacia Nicaragua donde atacaron El Realejo ―importante población, puerto y astillero de la costa oeste de la Capitanía General de Guatemala, situado en el territorio de Chinandega, en la actual Nicaragua―, en donde se apoderaron de dos naves españolas y destruyeron otras dos[10].

Itinerario seguido por la fragata “La Argentina” en su expedición de corso al mando de Bouchard
1817-1819.

Mientras bloqueaba los puertos mexicanos como cuando estaba en El Realejo, Bouchard enfrentó a un barco corsario chileno debido a que los corsarios navegaban con falsas banderas por lo que emprendieron el combate dado que, mutuamente, se consideraban españoles y, por lo tanto, enemigos.

El 3 de abril de 1819 Bouchard decidió poner fin a la expedición y puso proa hacia Valparaíso. El 12 de julio de 1819 atracó en Valparaíso, puerto en el que fue sometido a un juicio bajo el cargo de piratería propiciado por Lord Cochrane, a la sazón jefe naval de ese puerto, quien injustamente lo acusó de apresar naves no españolas, por lo que procedió a capturarlo y a confiscarle La Argentina y otros barcos obtenidos como botín de corso. Fue Tomás Guido, representante argentino en Chile, quien ejerció su defensa y logró la liberación de Bouchard y la restitución de su buque. Tras ello, Bouchard puso sus buques a disposición de la campaña libertadora de José de San Martín, transportando las tropas hasta Perú. Allí San Martín creó la escuadra del Perú y le dio a Bouchard el mando de la fragata Puebla, considerado el buque más importante de esa nueva flota. En agradecimiento por los servicios prestados, el gobierno de Perú le obsequió dos haciendas, por lo que una vez retirado fundó un gran ingenio azucarero. En ese establecimiento, llamado “La Buena Suerte”, murió asesinado por un peón el 4 de enero de 1837[11].

Reflexiones finales

Durante los dos años que duró la campaña de corso, la fragata La Argentina y el capitán Bouchard y su tripulación enfrentaron trece acciones navales importantes, capturaron o destruyeron veintiséis buques y sometieron a registro cuatro barcos negreros, dos naves inglesas y una de los Estados Unidos[12].

De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Banderas de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.

La fragata La Argentina, comandada por Hipólito Bouchard, fue el primer buque argentino en circundar el globo. Su paso por California y de ahí por toda América Central llevó a que la bandera argentina obrara de inspiración para la bandera de varios países de esa región. La de Costa Rica puede parecer bien diferente con su franja roja pero para llegar a la insignia actual hay que ver su evolución y no cabe duda que tomó los colores de la bandera argentina.

Evolución de la bandera de Costa Rica a lo largo de su historia

Del mismo modo, debe considerarse que la creación de las Provincias Unidas del Centro de América, aunque efímera, tuvo su inspiración en las Provincias Unidas del Río de la Plata. En un muelle de California hoy ondean las banderas de los países que alguna vez ocuparon esa región: la del emperador Carlos V, la de España, la del Reino Unido, la de Argentina, la de México, la de cuando California fue independiente…

La República Argentina, quizás, no haya sido lo suficientemente agradecida a las proezas que en nombre de la Patria llevó a cabo el francés de nacimiento y argentino por adopción Hipólito Bouchard, por lo que esta historia que comenzó hace 200 años no es conocida, ni siquiera por muchos argentinos. Finalmente, quizás la República tampoco sea muy agradecida a la Armada que fue orgullo en tiempos del almirante Guillermo Brown, del coronel de Marina Tomás Espora, del griego Pedro Samuel Spiro y de tantos otros que se propusieron hacer de las Provincias Unidas del Río de la Plata una gran nación.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

 

Referencias

[1] “Coronel de Marina Juan Bautista Azopardo”. Sitio oficial de la Armada Argentina, <http://www.ara.mil.ar/pag.asp?idItem=46>, [consulta: 12/08/2017].

[2] “La Primera Escuadrilla Argentina”. Sitio oficial de la Armada Argentina, <http://www.ara.mil.ar/pag.asp?idItem=27>, [consulta: 12/08/2017].

[3] Nacido como William Brown en Foxford, actual República de Irlanda, el 22 de junio de 1777 y fallecido en Buenos Aires, Argentina, 3 de marzo de 1857. Fue el primer almirante de nuestra fuerza naval, primero en la cronología y en el prestigio. Consagró su vida al servicio de su Patria de adopción.

[4] Luis Fernando Furlan. “El ataque corsario de Bouchard al puerto del Realejo”. En: Fundación Histarmar, publicado en Ciclo de Conferencias año 2007, <http://www.histarmar.com.ar/AcademiaUruguayaMyFl/2007/AtaqueBouchardRealejo.htm>, [consulta: 22/07/2017].

[5] Oscar B. Ahumada. “Arribo fragata La Argentina a Hawaii”. Sitio oficial de la Armada Argentina, 15/07/2013, <http://www.armada.mil.ar/Archivos/1808%20Arribo%20a%20Hawai.pdf>, [consulta: 12/08/2017].

[6] Ídem.

[7] Ídem.

[8] Oscar B. Ahumada. “Inicio campaña de corso Fragata La Argentina”. Sitio oficial de la Armada Argentina, 15/06/2013, <http://www.armada.mil.ar/Archivos/0907%20Frag%20La%20Argentina.pdf>, [consulta: 12/08/2017].

[9] Ídem.

[10] “Capitán de Navío Hipólito Bouchard”. Sitio oficial de la Armada Argentina, 15/07/2013, <http://www.ara.mil.ar/pag.asp?idItem=47>, [consulta: 14/08/2017].

[12] Ídem.

[13] Ídem.

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