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AMÉRICA LATINA Y LA REPÚBLICA POPULAR CHINA: LAS DIFICULTADES EN LAS RELACIONES Y COVID-19

Giancarlo Elia Valori*

Imagen: Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China. Foro China-CELAC.

Las relaciones entre China y América Latina se han desarrollado positivamente, pero también se están enfrentando a algunos problemas y desafíos. En primer lugar, la intensificación de la competencia estratégica y económica entre China y los Estados Unidos ha aumentado el impacto negativo en las relaciones entre China y América Latina. La Administración de Trump ya utilizó la competencia de suma cero y la mentalidad de la Guerra Fría para marcar las relaciones China-Estados Unidos, creyendo que el ascenso de China en América Latina podría alterar el orden de los Estados Unidos en el hemisferio occidental.

En febrero de 2018, durante una visita a América Latina, el entonces Secretario de Estado, Rex Tillerson, dijo que China estaba utilizando su influencia económica para llevar a América Latina a su esfera de influencia, y la criticó por buscar un nuevo poder imperial para su expansión geopolítica.

En 2018, la Rand Corporation publicó un informe de 400 páginas, At the Dawn of Belt and Road. China en el mundo en desarrollo. El informe señalaba que los contactos de China en América Latina y sus ventajas geopolíticas limitaron la presencia de Estados Unidos en la región.

Concretamente, en el informe se exploraron las funciones económicas, políticas y de seguridad de China en el Sudeste Asiático, Oceanía, Asia Central, Asia Meridional, Medio Oriente, África y América Latina y el Caribe.

El informe también analizó las relaciones bilaterales de China con los Estados clave de cada región. Por último, abordó las consecuencias negativas de la estrategia china hacia los países en desarrollo para los Estados Unidos. Por lo tanto, sostuvo que los estrategas y los encargados de la toma de decisiones en las Fuerzas Armadas, y todo el personal militar de los Estados Unidos, debían centrarse en China y en cualquier persona interesada en desarrollar relaciones internacionales con ese país. Una actitud de amenaza no sólo hacia China.

Otro factor que impide —al menos aparentemente— el desarrollo de las relaciones entre China y América Latina es la retirada de los progresistas y el avance de los conservadores en el panorama del cambio político en el subcontinente: esto plantea un desafío para el desarrollo de las relaciones mutuas.

2017 y 2018 fueron años de elecciones generales en trece países de América Latina. En Brasil, Argentina, Chile, Perú y otros países, los antiguos partidos tradicionales e izquierdistas perdieron elecciones. Por lo tanto, América Latina se divide en dos campos: uno es el de izquierda representado por Cuba y Venezuela, y el otro es el campo de derecha compuesto por Brasil, Chile, Colombia y Perú.

Por el contrario, el rápido desarrollo de las relaciones entre China y América Latina de 2003 a 2013 se vio favorecido por la atmósfera política del campo de izquierda. Actualmente, sin embargo, la transición de izquierda a derecha nos dice que algunos países confían en los Estados Unidos en términos de proyectos de desarrollo e ideologías. Por lo tanto, la transición política se ha convertido en un desafío adicional para el desarrollo de las relaciones entre China y América Latina.

Otro punto de crisis es el impacto de la pandemia. Estos son algunos datos sobre los casos de Covid-19 hasta el 17 de enero de 2021:

América Latina: 16.753.447

América del Norte: 23.091.187 (EEUU: 22.423.006; Canadá: 668.181)

Europa: 28.291.217

Asia: 18.549.010

África: 3.059.974

Oceanía: 56.556

Los países latinoamericanos registran tasas de urbanización relativamente altas, con picos del 70-80%. Las grandes ciudades están muy densamente pobladas, con un alto porcentaje de empleo informal y débiles capacidades de control nacional, que crean las condiciones para la propagación de Covid-19.

Por otro lado, Estados Unidos —que es el país más afectado del continente americano— ha aumentado la repatriación de inmigrantes ilegales de México y países centroamericanos por razones de prevención y control epidémicos, agravando así aún más la situación en estos países ya desfavorecidos.

¿Por qué la pandemia en Brasil es tan grave? La indiferencia del gobierno del Presidente Bolsonaro hacia la epidemia, así como las medidas ineficaces y las omisiones de control son las principales razones de la propagación de la epidemia en Brasil. El primer caso fue descubierto en Brasil el 12 de marzo de 2020 y la epidemia pronto comenzó a extenderse por todo el país, que actualmente registra 8.131.612 casos y 203.580 muertes.

El ex ministro de Salud de Brasil, Nelson Teich, abogó por el aislamiento, pero la filosofía de Bolsonaro es diferente. Cree que la imposición de cuarentena frena el desarrollo económico. El Ministro de Salud Teich renunció. El nuevo ministro es el General Eduardo Pazuello, quien no tiene formación médica ni experiencia en la gestión de desastres de salud pública.

Un funcionario del Ministerio de Salud de Brasil dijo que el número de personas infectadas por la pandemia es oficialmente de ocho millones, pero en realidad ha superado los diez millones. Esta crisis de salud pública sin precedentes ha desencadenado una recesión económica y podría conducir a nuevos disturbios sociales. Todos estos son nuevos retos.

El impacto de Covid-19 en toda la región latinoamericana es muy grave. Según las estadísticas del Banco Mundial, ha sido la crisis más grave desde la Gran Depresión en las décadas de 1920 y 1930. El golpe a la región se refleja principalmente en cuatro aspectos:

1) las exportaciones han declinado.

2) Los precios de las materias primas han caído. Debido a la reducción de la demanda, los precios han disminuido inevitablemente. Recientemente, todo el mundo ha visto una caída en los precios del cobre, especialmente cuando Perú y Chile, los centros mineros de cobre del mundo, se han visto obligados a cerrar sus minas debido al impacto de la pandemia.

3) El turismo se ha derrumbado. América Latina es una especie de atracción cultural-exótica para norteamericanos y europeos. Con el Covid-19, no hay manera de que el turismo y el transporte de pasajeros vuelvan a los niveles tradicionales de normalidad.

4) La entrada de divisas ha disminuido significativamente. Son una de las principales fuerzas impulsoras del desarrollo económico en la zona, especialmente en regiones como Centroamérica y países como México.

Los inmigrantes latinoamericanos que trabajan en los Estados Unidos ahorran el dinero que ganan y lo envían a sus familias, una fuente clave de ingresos para América Latina. Como la economía estadounidense se ha visto gravemente afectada, también las remesas se han reducido significativamente, en detrimento de todo el subcontinente.

Con referencia específica al Covid-19, también hay que mencionar que el 24 de junio de 2020, el Congreso de los Estados Unidos celebró una audiencia a gran escala e invitó a varios expertos estadounidenses a expresar sus opiniones.

Esos expertos incluyeron a Robert Evan Ellis del Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de los Estados Unidos. Uno de sus principales puntos fue que el gobierno de Estados Unidos debería fortalecer su apoyo a los aliados latinoamericanos para evitar que China utilizara la “diplomacia médica” para expandir su esfera de influencia en América Latina, junto con los avances en las cadenas de suministro, adquisiciones estratégicas y préstamos a gobiernos con problemas, mientras que Occidente sigue económicamente debilitado y distraído políticamente por la pandemia de Covid-19.

Por lo tanto, en su opinión, los Estados Unidos deberían detener decididamente la expansión tecnológica de China en América Latina. Esto significa que los Estados Unidos no deben adquirir ni compartir conocimientos médicos chinos. En última instancia, la pandemia no ha cambiado los objetivos de China ni la estrategia general. Proporciona una oportunidad sin precedentes para que China siga adelante con su aplicación. Con la ayuda de los controles del gobierno chino sobre su población para imponer y hacer cumplir la cuarentena, y gracias a sus enormes reservas financieras y su influencia en la economía, China está saliendo de la crisis (aunque ciertamente debilitada) por delante de la mayoría de los países occidentales y no occidentales.

Es probable que la pandemia y sus efectos en la salud, económicos y de otro tipo persistan y continúen debilitando a los Estados Unidos y Europa durante algún tiempo. La interacción entre la reapertura económica parcial y el tiempo necesario para desarrollar, probar y producir masivamente una vacuna extenderán este proceso.

En América Latina y en otras partes menos desarrolladas del mundo, es probable que la situación sea mucho peor. Los sistemas de salud pública menos capaces, los grandes sectores informales, las pequeñas y medianas empresas vulnerables, así como los límites a la capacidad de los gobiernos de pedir dinero prestado para proteger a las poblaciones vulnerables, y los sectores económicos conexos ejercerán presión sobre las economías a medida que sufren la disminución de la inversión y la demanda de sus exportaciones de los países occidentales. En China, por otro lado, las cosas se están resolviendo.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia. 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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LA OPORTUNIDAD, LA REALIDAD Y LOS POLITICOS. CONFLICTOS E HIPÓTESIS DE GUERRA.

Marcos Kowalski*

A guisa de ser muy reiterativos debemos afirmar que Argentina viene de un proceso de décadas de desinversión en materia de Defensa, propiciada, sin lugar a dudas por una imposición de intereses exógenos, pero más que nada por un desinterés de los políticos, de todos los partidos y sectores, a los que les tocó en suerte gobernar la administración del Estado Argentino.

Esta desinversión ha provocado una gran vulnerabilidad en las capacidades estratégicas de la Argentina, en todos sus dominios. Actualmente nuestro país carece de capacidades militares creíbles, ya que ni siquiera se privilegió el mantenimiento y fortalecimiento de los recursos que se disponían.

Pudiéndose notar que Argentina ha quedado muy relegada y desactualizada en material y avance tecnológico militar en comparación con otros países de la región y del mundo. Es evidente que la pérdida de capacidades que se ha venido gestando con los años y la falta de otras que jamás se introdujeron suponen un atraso sustancial, por lo cual salir requerirá inversión y planificación a largo plazo.

Inversión y planificación que no parecen ser en absoluto prioritarias para la casta de políticos que hoy pululan en todo el espectro partidocrático argentino y que suelen privilegiar banales proyectos contra la raíz cultural argentina, impulsadas por intereses de sectores y actores internacionales, en lugar de llevar a cabo políticas reales de proyección y de dimensionamiento de la Nación.

Estos políticos empeñados en un juego de subterfugios que a nada conducen salvo a la desintegración de nuestra ancestral cultura, poniendo en riesgo la integridad de la Nación toda, no creen necesaria la Defensa de la Nación, por ignorancia, soberbia o simplemente alineación ideológica, más preocupados por cuanto miden en una encuesta que por la grandeza de la Patria, prefieren el oro en su actualidad que el bronce de la posteridad.

Como un despropósito a propósito, desde el Señor Alfonsín, todos los gobernantes han descartado efectuar hipótesis de guerra y han ido desmantelando la política de Defensa y su apéndice más importante, el aparato militar, en un país que, recordemos, tiene un inmenso territorio y una zona económica exclusiva marítima, donde todos pescan menos los argentinos.

Tratemos en una breve síntesis de ver cómo anda el mundo desde el punto de vista de la política estratégica global, en esta era, y donde hay recrudecimientos de conflictos, así como también la probabilidad de que proliferen en toda América, incluyendo los Estados Unidos de Norteamérica.

Rusia, China y Estados Unidos están volviendo a una nueva etapa de “guerra fría”. ¿Los motivos? Varios y de diverso origen; en primer lugar, debemos observar los grandes intereses comerciales que afectan la relación de las tres potencias militares, hoy las más grandes del planeta, sus alianzas y sus áreas de influencia, en un mundo que pasa rápidamente de la globalización a la nacionalización y surgen nuevos e importantes actores.

La influencia en Europa de Alemania y sus acuerdos con los rusos para el Nord Stream 2, que es el nombre con que se conoce un gasoducto que conectará Rusia con Alemania y Europa Central y del Este a través de 1.200 kilómetros por el mar Báltico, encuentra una fuerte resistencia por parte de Estados Unidos.

Las presiones estadounidenses habían logrado suspender los trabajos desde diciembre de 2019, cuando la compañía suiza Allseas, encargada hasta entonces de la construcción del tramo submarino de Nord Stream 2, anunció su retirada definitiva del mar Báltico después de que Estados Unidos introdujera sanciones contra el proyecto gasífero. Tras un año de pausa y búsqueda de otras alternativas, al final asumió Rusia el tramo final de la obra, tal y como había adelantado que haría si no se encontraba otra solución.

Esta cuestión está implicando que buques rusos hayan retomado en aguas alemanas los trabajos. Se trata de un barco tendedor de tuberías submarinas, el “Fortuna”, que está acompañado por los buques logísticos rusos “Katun” y el “Baltiski Issledobatel” que instalará una sección de 2,6 kilómetros de tuberías en la zona económica exclusiva de Alemania, a una profundidad de menos de 30 metros.

Con este gasoducto lo que parece estar en juego es el equilibrio político y militar, aunque no es el único tema que suscita controversia. Para Europa gira, primero y ante todo, en torno a estas dos opciones, gas natural ruso a través de un gasoducto desde Siberia Occidental, o gas natural licuado (GNL) procedente de Estados Unidos mediante fractura hidráulica o por transporte marítimo, siendo éste significativamente más caro.

Europa va a seguir necesitando proveerse de ambas fuentes durante muchos años. Los gasoductos actuales como el Nord Stream 1 ya rinden a su máxima capacidad. Además, El tendido de Nord Stream 2 y su conexión a la red habilitaría técnicamente al Kremlin para reducir e incluso cortar los ingresos por importe de miles de millones que Ucrania recibe en concepto de derechos de tránsito y de los que tanto depende.

Siempre Rusia fue predecible en cuanto a la política de hidrocarburos se refiere. Hoy China, en calidad de mercado alternativo de consumo para Siberia Occidental, solo puede considerarse, de momento como una opción a largo plazo, de entrada, por motivos de distancia y, además, por los elevados costes que implicaría

Todo es muy complicado y casi todo está conectado a casi todo. El GNL estadounidense compite en los mercados con el gas natural ruso; y ambos, a su vez, con las grandes fortunas de la región del Golfo, de allí la complejidad en que ambas potencias elaboran sus hipótesis de guerra, su inquietud por arbitrar los conflictos en la región de Medio Oriente e incluso su proyección e influencia en el mar Mediterráneo.

Pero, además, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, inauguraron juntos el TurkStream, un gasoducto que transportará gas natural desde Rusia a Turquía, así como a países del sur y sudeste de Europa, tales como Bulgaria, Serbia y Hungría, que estarán entre los primeros en beneficiarse cuando la infraestructura esté completamente operativa.

En una especie de guerra del gas, Grecia, Chipre e Israel, han cerrado un compromiso para construir el llamado Estmead un gasoducto de casi 2.000 kms que permitirá llevar a Europa gas chipriota e israelí. Este gasoducto no es competencia para Rusia, ya que transportaría bajas cantidades del hidrocarburo.

En total, el Estmead se estima que podría proveer, para finales de la década, hasta un 10% de lo que hoy consume la UE y ayudar al bloque regional a ganar un margen de independencia de Rusia y Turquía, dos potencias con las que la UE ha mantenido fuertes conflictos políticos en los últimos tiempos.

Desde 1974, la isla de Chipre está dividida en dos: en el Norte, una república separatista apoyada por Turquía que el resto de la comunidad internacional no reconoce; en el Sur, la República de Chipre, un Estado miembro de la UE y cercano y aliado de Grecia,

Turquía no reconoce la República de Chipre y reclama su zona económica exclusiva en el Mediterráneo, la misma que el miembro de la UE ya abrió a exploración con licitaciones a la francesa Total, la italiana ENI, ExxonMobile y la estadounidense Noble Energy. Turquía mantiene una relación política tensa con Grecia, un aliado de la OTAN, pero un histórico rival regional y una de las principales razones por las que Ankara no ha conseguido entrar a la UE.

En el marco de esa rivalidad, Erdogan firmó un acuerdo limítrofe en diciembre pasado con el gobierno libio internacionalmente reconocido para crear una zona económica exclusiva en un corredor en el Mediterráneo que une de manera diagonal la costa de Libia con la turca, al este de la isla de Creta. Este corredor corta en dos el recorrido planeado por Israel, Chipre y Grecia para el gasoducto EastMed y, por eso, Erdogan ya advirtió que necesitarán la luz verde turca para poder construirlo.

Tenemos que decir que en los últimos tres lustros, Ankara ha invertido más de 30.000 millones de dólares en la creación de un complejo militar-industrial, que se mueve por directrices del gobierno y ya ha desarrollado tanques propios además de corbetas, helicópteros y misiles de diverso alcance y drones. Siendo el mayor cambio cualitativo en armamentos de la región; actualmente, el 70 % de las armas utilizadas por las fuerzas armadas turcas son fabricadas allí.

De esta forma, sus Fuerzas Armadas son cada vez menos dependientes de sus aliados occidentales en el ámbito técnico. Lo que también hace a Turquía más independiente política y estratégicamente En los últimos años la relación de la OTAN con Turquía, que forma parte de la misma, ha sido turbulenta, por no decir algo peor.

Preocupan la tendencia independista de Turquía y la adquisición de material ruso como el complejo de misiles escudo antiaéreo más sofisticado de Rusia, el S-400. Estados Unidos también advirtió a Ankara, en virtud de la Ley de lucha contra los adversarios estadounidenses mediante sanciones si se activa el sistema S-400. Se espera que el presidente electo Joe Biden adopte una postura más dura sobre el tema; es así como se han generado conflictos complejos de resultados impredecibles.

Pero si hay un actor que ha aprovechado la inestabilidad en Medio Oriente desde la invasión de Irak en 2003 y con la irrupción de las protestas de la llamada “primavera árabe” y la lucha contra el Estado Islámico, ese ha sido Irán. En los últimos años, la influencia iraní en la región se ha reforzado a través de una red de aliados en varios países.

Esa influencia se da en el contexto de conflictos como el de Siria o Yemen, y en la lucha contra el Estado Islámico en Irak. Es lo que se conoce como “eje de la resistencia” que, es una alianza marcadamente antiestadounidense y antiisraelí con la que Irán está reconfigurando el equilibrio de fuerzas y fortaleciendo su presencia en Medio Oriente

Además de Irán, dentro de esta alianza están Siria, el grupo Hezbolá de El Líbano, las milicias chiitas en Irak, Afganistán y Pakistán, y los hutíes de Yemen. Aunque el denominador común de estos grupos es que son chiitas, como la mayoría de la población de Irán, en el eje también se incluye un grupo sunita, el movimiento palestino Hamás, que debe su presencia en la alianza por compartir el enemigo con Irán: Israel.

Es posible que ningún país haya desafiado tanto a Estados Unidos después de la Guerra Fría como Irán, que no ha perdido oportunidad de limitar la influencia de Washington. Por eso Estados Unidos ha rodeado Irán con bases militares y sus gastos militares rondaron el doble del PIB del país persa en los últimos años. En un conflicto militar convencional, Teherán no tendría ninguna posibilidad.

Ante esto, los iraníes desarrollan una doctrina militar de disuasión basada en tres capacidades, un amplio arsenal de misiles balísticos, de crucero y anti-buque de desarrollo y fabricación propia, la amenaza de una guerra naval asimétrica, con el posible bloqueo del estrecho de Ormuz, y los lazos con grupos militantes no estatales.

En otro de los sectores calientes del planeta, está el conflicto del Mar de la China Meridional, mar que, de acuerdo con la denominación más extendida, aunque no la única, se encuentra emplazado en la región del sudeste de Asia y bordea el sur de China. Sus aguas albergan más de 400 islas, arrecifes y bancos de arena, y numerosos archipiélagos entre los que se destacan las islas Spratly y las Paracel.

El conflicto por este territorio se remonta a mediados del siglo XX, pero ha adquirido notable difusión en los últimos cinco años debido al incremento de acciones concretas de la República Popular China sobre los archipiélagos y a la respuesta político-diplomática de Filipinas en defensa de sus intereses territoriales.

Difícilmente pueda discutirse hoy en día la afirmación de que China se ha convertido en una potencia económica mundial. Lo inquietante en torno a esta aseveración es cómo este poderío económico se traducirá en poder político y, aún más preocupante, militar.

Es también indudable que sobre la base de poder económico se erigirá, eventualmente, un poderío militar con alcance regional, en primera instancia, y posteriormente global. En ese proceso, en el cual Beijing ya ha dado varios pasos firmes, se contemplan intereses estratégicos para la seguridad nacional china, como el abastecimiento energético y de recursos naturales y la defensa de los territorios reivindicados como propios.

En el caso del Mar de China Meridional se cruzan numerosas consideraciones estratégicas, energéticas y económicas, que se relacionan con la necesidad de asegurar el abastecimiento de recursos naturales y de obtener el control de la principal ruta marítima del este de Asia. Dadas estas condiciones, es de esperarse que, a menos que se alcance una resolución diplomática del conflicto que respete los intereses chinos, los enfrentamientos se intensificarán y el conflicto alcanzará una dimensión mayor con la intervención de actores extra regionales, como Estados Unidos.

También hay una escalada china en el Mar de China Oriental que linda con Japón. China está impulsando su reclamo sobre las islas Senkaku, administradas por Japón. Hasta ahora, Tokio ha reaccionado con mucha cautela, pero los últimos avances amenazan las relaciones chino-japonesas. Al parecer la estrategia china consiste en tres etapas de desgaste en el Mar de China Oriental.

La “normalización” de la presencia china en las islas, que ya ha tenido lugar debido al efecto de la habituación, cada vez más por sus propias fuerzas de seguridad, por ejemplo, mediante el amenazante acercamiento a los barcos pesqueros japoneses. Con este último paso, China estaría queriendo tomar el control completo del área. Los expertos en seguridad de Japón no esperaban que esto sucediera hasta dentro de una o dos décadas, pero ahora sucederá dentro de este decenio.

El avance hacia esta región del Mar de la China Oriental probablemente expresa la imagen fortalecida de China de ser una potencia mundial. Y el gobierno japonés es muy consciente de este desafío. En su nuevo Libro Blanco de Defensa Nacional, presenta la amenaza china a las Senkaku de manera tan aguda como nunca antes.

Para Japón, las autoridades chinas están impulsando “implacablemente” su reclamo sobre las islas y socavando lo establecido con actividades marítimas cada vez mayores. En la presentación del Libro Blanco, en julio, el entonces ministro japonés de Defensa Taro Kono dijo que una mayor intensificación podría desencadenar el uso de medios militares por parte de Japón.

Esa es la razón por la cual Japón desarrolla nuevas armas para sus fuerzas de autodefensa e intensifica su acercamiento a Estados Unidos, En ese sentido Japón fue anfitrión del “Diálogo de Seguridad Cuadrilateral” (QUAD) con Estados Unidos, India y Australia, que tiene como objetivo contrarrestar la búsqueda de poder de China en las vías fluviales y marítimas de Asia.

En este trabajo, por una cuestión de espacios, no mencionamos los conflictos puntuales que actualmente están en curso como los de Siria, Libia, República Centroafricana. Sudán del Sur, etc. donde participan facciones nacionales fuerzas extranjeras y “Compañías Militares Privadas” en un complejo entrecruzamiento de intereses en las denominadas “Guerras Proxy” aplicando diversas doctrinas como la de la guerra hibrida o la desarrollada por el General Valery V. Gerasimov.

Como se puede ver, en un mundo de controversias complejas y de muy variada dimensión, donde se producen permanentemente guerras asimétricas, híbridas e incluso moleculares, ningún país puede evadir las hipótesis de conflicto, en un mundo donde la mayoría de las naciones propenden a equiparse con materiales de guerra para afrontar las eventuales amenazas a su integridad. Ninguna nación puede quedar indiferente.

Muchos podrán decir que América del Sur está exenta de este tipo de confrontaciones, pero veremos que NO. Analicemos solo algunos de los conflictos en ciernes en la región, los tradicionales con posibilidades de derivaciones bélicas y los no tradicionales o novedosos como amenazas a las naciones que componen esta geografía.

Comenzaremos refiriéndonos a Venezuela y sus reclamos y conflictos. El primero que debemos mencionar es su controversia con la República Cooperativa de Guyana; el Esequibo es objeto de una histórica disputa territorial. Es administrada por Guyana, pero Venezuela la reclama como suya y la considera un área por delimitar. Es una zona con riqueza forestal y mineral, con abundancia de minerales de hierro y bauxita, lo que ha llevado a que Guyana haya instalado una de las principales industrias pesadas de América del sur. Asimismo tiene un gran potencial hidroeléctrico.

El conflicto se avivó en 2015, cuando la petrolera Exxon Mobil anunció el descubrimiento de un importante yacimiento en el océano Atlántico, justo en la zona que entra en el histórico diferendo territorial. Las exploraciones fueron realizadas con el aval de Georgetown y eso provocó la protesta del presidente venezolano, Nicolás Maduro.

Tras un revuelo diplomático, finalmente se decidió resolver el conflicto a través de los mecanismos de buenos oficios de la ONU, pero, de nuevo, no se llegó a una solución. Sin embargo, el gigante petrolero siguió en la zona haciendo prospecciones, que Venezuela considera ilegales, y halló más yacimientos.

Para comprender el estado de las fronteras venezolanas, es necesario tomar en consideración el amoldamiento a los intereses y estrategias geopolíticas del gobierno bolivariano, en un clima de confrontación permanente de acción y reacción. En este marco, el control militarizado de los territorios limítrofes sustituyó a las políticas públicas como forma de abordaje de las diversas problemáticas en los espacios fronterizos.

Actualmente, Venezuela comparte junto con su frontera colombiana una gran cantidad de problemas sociales y políticos, como, por ejemplo, la presencia de fuerzas guerrilleras en la línea fronteriza y la gran cantidad de contrabando ilícito que transita entre ambos estados. La frontera entre Colombia y Venezuela es una tormenta perfecta en la que proliferan grupos armados, narcotráfico y contrabando. El descontrol de ese territorio de 2.219 kms con apenas ocho pasos fronterizos y decenas de caminos informales, se agravó durante la pandemia de coronavirus.

Entre 2012 y 2020, casi 2,8 millones de venezolanos han ingresado en Colombia, según datos oficiales, a los que hay que añadir los desplazamientos pendulares diarios, en su mayoría fuera de control y que no encuentra garantías en los servicios sociales en materia de protección, acceso a salud, educación, o empleo, en Colombia Esto ha ocasionado que, desde finales del 2019, hayan ido retornando a territorio venezolano.

Es precisamente la precariedad económica uno de los elementos que agrava el cuadro general de inestabilidad. La falta de oportunidades o empleo formal es aprovechada por estructuras armadas ilegales que terminan convenciendo a la población migrante de participar en economías ilícitas, o en el peor de los casos, los convencen de ingresar a sus filas, convirtiéndose estos elementos en nuevas amenazas a la paz e integridad de ambas naciones.

Debemos puntualizar que hoy la denominada Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) está muy bien equipada. Deseoso de convertir a Venezuela en una potencia regional capaz de contrarrestar el poderío estadounidense, Chávez invirtió grandes sumas procedentes de la renta petrolera en modernizar la FANB.

Rusia fue, junto con China, el principal proveedor del armamento adquirido entonces. Durante años suministró varios modelos de aviones y helicópteros, así como tanques y unidades de artillería. La gran aportación rusa a la capacidad disuasoria venezolana fue la venta de los cazas Su-30Mk2, según los expertos, un aparato capaz de competir con los más avanzados aviones de combate estadounidenses gracias a su potencia de fuego, maniobrabilidad y prestaciones.

Venezuela, también potenció su capacidad de respuesta antiaérea; recibió tres unidades del sistema ruso S-300, otras tres del Buk M2A y once del S-125. Los misiles disparados por el S-300 VM tienen un alcance máximo de 200 kilómetros para aeronaves y 40 kilómetros para misiles balísticos.

La industria militar rusa proveyó también de tanques y unidades artilleras. La FANB adoptó además el fusil kalashnikov, quizá el arma de fabricación rusa más extendida del mundo, como su fusil reglamentario e incluso se acordó construir una fábrica de este modelo en la ciudad de Maracay.

Todo ello sin referirnos a los conflictos ideológicos que mantiene Venezuela con Estados Unidos, Colombia y Brasil; con este último con movilizaciones militares y alguna escaramuza en la frontera que comparten. Para muchos analistas esta zona de América del Sur podría convertirse en un escenario de guerra que involucraría a todo el resto de los países americanos. Recuérdese la amenaza concreta del presidente de Estados Unidos de invadir Venezuela, que por suerte no se hizo efectiva.

Si hay un país con hipótesis de guerras concretas y conocidas en esta zona del mundo, ese país es Brasil, donde, incluso, los mandos militares brasileños ven a Francia como amenaza en los próximos 20 años, según se filtró a la prensa de ese país. Brasil siempre consideró seriamente su proyección estratégica, sus avances diplomáticos a través del tiempo, Hoy es el país de América del Sur que tiene una mejor proyección militar y una industria para la defensa realmente de avanzada.

Toda la región está llena de complejos problemas de frontera como las disputas por sus límites de países como Perú y Chile, Perú y Ecuador, Bolivia y Chile, o Brasil y Bolivia. Tenemos que decir que todas las naciones involucradas en esos diferendos contemplan, para sus fuerzas armadas, hipótesis de conflicto, como puede verse al observar sus gastos y equipamientos militares, siendo Argentina el único país que, ocupado en parte de su territorio (las islas Malvinas) y del Atlántico Sur, descarta las hipótesis de guerra.

Siempre hay que repetir que desde 1983 a la fecha, la mayoría de los funcionarios políticos que fueron designados en el Ministerio de Defensa se han caracterizado por su ignorancia y desinterés en hipótesis de conflictos y en su negación por modernizar el equipamiento militar, la doctrina militar, la industria para la defensa dejando estos factores claves para la Defensa Nacional relegados en sus prioridades de gestión.

Como dato que confirma lo que decimos, el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), estableció que los recursos destinados al componente militar en Argentina en 2019 rondaron los US$ 3.143 millones, un nivel similar al que se destinaba a principios de la década de 1990. En ese mismo período el gasto militar brasileño pasó de US$ 7.000 a US$ 27.000 millones; el de Chile de US$ 1.200 a US$ 5.200 millones. Estos datos describen la desinversión del aparato militar argentino.

El factor científico y tecnológico dentro del ámbito militar no solo ha sido postergado, sino que se ha perdido y destruido en la mayor parte por desinterés de la casta política argentina. Acostumbrada a las recurrentes crisis stop and go del país, la industria de defensa nacional se muestra más como un símbolo de aspiraciones que de un conglomerado con una verdadera cuña dentro de las políticas científicas tecnológicas del país. La Industria para la Defensa debe aplicar al fin ulterior de la Defensa Nacional dentro del plano de la seguridad internacional y también convertirse en un medio para brindar beneficios de impacto social y económico que dinamice la actividad de diferentes actores internos de la vida de un país.

Otro aspecto que nunca se ha tenido en cuanta, es la doctrina de uso del aparato militar en la política de Defensa. Analizando la historia de los conflictos bélicos en el mundo, se puede concluir que la Doctrina Militar es tan importante como la disponibilidad de una gran cantidad de los mejores Sistemas de Armas o del personal militar mejor formado y adiestrado. La doctrina militar en una especie de “guía general” que sirve para estandarizar, orientar y dar cierto marco de referencia sobre qué hacer y cómo proceder ante las diversas situaciones a las cuales podría verse expuesta la organización militar. Tanto durante su entrenamiento en tiempos de paz como durante la guerra.

Si bien hay una “individualidad” en la doctrina militar de cada nación se advierte que hay ciertos aspectos que suelen ser “universales”, comunes a la mayoría de los cuerpos doctrinarios de los diversos países, esto debido a que responden a los principios esenciales del arte de la guerra. Dentro de la “doctrina militar” de un país se puede diferenciar tres niveles, a saber: la “Doctrina Militar Específica” (DME), propia de cada una de las Fuerzas Armadas; la “Doctrina Militar Conjunta” (DMC), que orienta y guía el accionar sinérgico y coordinado entre dos o más FFAA de un mismo país; y la “Doctrina Militar Internacional” (DMI), comúnmente conocida como “Combinada”, que permite la interoperabilidad entre FFAA de dos o más naciones.

A pesar de todo lo dicho hoy Argentina, tiene enfrente algunas oportunidades tentadoras. Descartada las compras lisas y llanas y en conocimiento público de la veda impuesta por el Reino Unido a productos de su procedencia para renovar el material de las FFAA argentinas, aparecen propuestas que incluyen la posibilidad de transferir tecnología y establecer centros locales de producción y mantenimiento.

A Argentina se le ofrece algo que debería haber buscado siempre en el tema de adquisiciones de equipos y que, de hecho, debemos recordar se produjo con Alemania en la década de los 70 con la producción del TAM, el Pampa, los submarinos TR-1700 y los navíos clase Meko, el Know How y la transferencia de tecnología para la producción.

Hoy es el caso de Rusia, que está muy interesada en cooperar con Argentina en materia militar y ha avanzado con múltiples propuestas que detonan la intencionalidad de crear un lazo estratégico a largo plazo con el país. Esta propuesta, el traspaso de tecnología, aunque no sea total, genera enriquecimiento del capital humano nacional, mano de obra altamente calificada, y una solución práctica para problemas engorrosos, como, por ejemplo, cuando un sistema se descompone o sencillamente, ingresa en mantenimiento. Esto acortaría los tiempos de reparación y mantenimiento, además de reducir los costos operativos.

Existe además una opción China, en un contexto parecido de traspaso tecnológico y en este caso cuenta, además, y según un reportaje reciente al Jefe de la FAA, Xavier Julián Isaac con el visto bueno de dicha fuerza, el avión JF-17, que está siendo construido por China en forma combinada con Pakistán; es una aeronave moderna y con bajo costo operativo.

En la actual escasez de medios de la Fuerza Aérea Argentina sin posibilidades de resolución a la vista, debería incentivar razones más que suficientes como para focalizarse en alternativas que permitan reponer un mínimo parque aéreo de combate en lo inmediato. Por lo que resulta imposible resistirse por estos días a la evolución del citado JF-17, especialmente cuando se lo aprecia con más que sobradas capacidades para asumir los roles que en la FAA quedaron vacantes tras la baja del SDA Mirage, así como los que se sumarán tras el inexorable y cada vez más cercano destino final de los A/OA-4AR Fighting Hawk.

Seguramente los políticos de turno hoy, seguirán dejando de priorizar la Defensa y quizás estas oportunidades, aun cuando insuficientes, relativamente factibles, no resulten tenidas en cuenta. Es que se requiere cierto conocimiento de casi todo lo público y un arte especial para gobernar. Un bien escaso, ya sea en Washington, Berlín, Bruselas o Moscú, y sobre todo en Buenos Aires. Demasiados “jefes de Estado” pero pocos estadistas.

 

* Jurista USAL con especialización en derecho internacional público y derecho penal. Politólogo y asesor. Docente universitario.

Aviador, piloto de aviones y helicópteros. Estudioso de la estrategia global y conflictos. 

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AMÉRICA LATINA Y LOS DESAFÍOS PARA UNA VERDADERA INDEPENDENCIA POLÍTICA Y ECONÓMICA

Giancarlo Elia Valori*

América Latina —y sus países centrales, a saber, Brasil, Argentina y México— se ha convertido en una región de alto valor estratégico mundial debido a su vasto territorio, abundantes recursos, gran desarrollo económico, posición geográfica única y activo papel en la gobernanza global y regional.

Factores como la historia, la geografía y la realidad, combinados con la complejidad de las lógicas políticas internas de la región, han convertido una vez más a América Latina en un lugar donde las grandes potencias prestan atención y juegan sus juegos.

La cooperación de América Latina con las potencias “externas” se ha vuelto cada vez más estrecha, lo que ha dado lugar a sospechas infundadas y provocaciones maliciosas entre los países de la región en cuestión. Lo que molesta a los “demócratas” y a los “liberales” es la presencia en la zona de países sin un pasado colonialista y explotador.

Históricamente, América Latina y el Caribe fueron el lugar codiciado de varias fuerzas occidentales. Desde la independencia de los países latinoamericanos, e incluso hoy, grandes países dentro y fuera de la región han competido en este ámbito.

La complejidad y la incertidumbre de la actual situación política y económica mundial en América Latina están detrás de la competencia entre las principales potencias en geopolítica y las relaciones internacionales.

Las vastas tierras y recursos de América Latina están vinculados a la seguridad alimentaria mundial, al suministro de productos agrícolas y ganaderos y a la seguridad energética. Es un importante “proveedor de productos” que no se puede descuidar.

América Latina tiene una enorme superficie de más de 20 millones de kilómetros cuadrados, que abarca cuatro subregiones de América del Norte (México), el Caribe, América Central y América del Sur, con 33 países independientes y algunas regiones que aún no son independientes, ya que están ligadas a la carga del viejo mundo liberal-colonialista.

América Latina está bendecida con condiciones naturales favorables. Por ejemplo, se ha convertido en un conocido “granero” y “proveedor de carne” debido a su fértil tierra cultivable y abundantes pastos. Es un área importante para la producción de otros bienes agrícolas y ganaderos. Al mismo tiempo, otros países de la región tienen enormes reservas de recursos naturales como petróleo y gas, mineral de hierro, cobre y bosques, y se han convertido en importantes proveedores mundiales de materiales estratégicos.

En segundo lugar, la región latinoamericana tiene un nivel relativamente alto de desarrollo económico y ha reunido a una serie de importantes economías emergentes, un importante mercado mundial que no puede ser ignorado.

La región latinoamericana desempeña un papel importante en la economía mundial. Brasil y México no sólo son las dos economías más grandes de América Latina, sino también se encuentran entre las 15 principales de la economía mundial.

Al mismo tiempo, cálculos recientes sobre 183 países (regiones) con datos completos del Banco Mundial y estudios conexos muestran que el grupo formado por Brasil, México, Argentina, Chile, Perú, Colombia, etc., ha entrado en el ranking de los “30 mercados emergentes” (E30) en todo el mundo. Según las estadísticas del Banco Mundial, el producto interno bruto (PIB) de América Latina en 2018 fue de unos 5,78 billones de dólares y el PIB per cápita superó los 9.000 dólares. Con la excepción de algunos, la mayoría de los países de América Latina son de ingresos medios y algunos han entrado en el ranking de altos ingresos.

Por lo tanto, América Latina se ha convertido en un gran mercado de consumo que no puede ser ignorado debido a su nivel relativamente alto de desarrollo económico, alto ingreso per cápita y una población de más de 640 millones de personas.

De hecho, América Latina, como región con un alto grado de libertad económica y apertura comercial, ha estado estrechamente relacionada con las economías de otras regiones del mundo a través de diversos acuerdos, iniciativas y mecanismos de libre comercio, bilaterales y multilaterales.

En tercer lugar, la posición geográfica única de América Latina tiene un impacto significativo en el comercio mundial, el transporte marítimo y el cambio climático.

América Latina está situada entre dos océanos. Algunos países limitan con el Pacífico, con el Atlántico, o incluso están bañados por ambos océanos. Esta posición especial otorga a la región latinoamericana la ventaja geográfica de lograr una “cooperación transpacífica” con la región asiática o construir un vínculo de “cooperación transatlántica” con la región europea. Gracias al canal de Panamá, es el centro fundamental para el comercio mundial.

Además de su relevancia estratégica para la seguridad alimentaria y la producción de energía limpia, la selva amazónica, conocida como uno de los “pulmones de la Tierra”, tiene una superficie de más de seis millones de kilómetros cuadrados, que representa alrededor del 50% de la selva tropical mundial. El 20% de la superficie forestal mundial y los vastos recursos que cubren nueve países de América Latina se han convertido en uno de los factores más importantes que influyen en el cambio climático mundial.

Por último, como actor activo en el ámbito político y económico internacional y regional, América Latina es una nueva fuerza decisiva que no puede ser descuidada en el campo de la gobernanza global y regional.

En primer lugar, como miembros de organizaciones como las Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, los principales países latinoamericanos participan y son creadores de normas internacionales.

Además, estos países deben ser considerados desde otros aspectos y puntos de vista del multilateralismo.

Los principales países latinoamericanos, particularmente las potencias regionales, como Brasil, México y Argentina, son miembros del G20. Brasil pertenece tanto al BRICS como a BASIC. México, Chile y Perú están dentro de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). México, Perú y Chile son miembros del Acuerdo Integral y Progresista para la Asociación Transpacífico (CPTPP), mientras que México y Chile son miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Están desempeñando un papel insustituible en la respuesta a la crisis económica y en la promoción de la reforma de los mecanismos de gobernanza mundial; en la promoción de la celebración de importantes acuerdos sobre el cambio climático mundial; en el avance de la cooperación económica entre las distintas regiones; en el liderazgo de la “cooperación Sur-Sur” entre los países en desarrollo y en la celebración de un diálogo sobre las principales cuestiones actuales (oposición al unilateralismo, proteccionismo, protección del multilateralismo, etc.).

También hay que decir que los países latinoamericanos naturalmente también están activos en organizaciones e instituciones regionales —como la Organización de Estados Americanos (OEA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), etc.—, para poder participar directamente y tratar de oponerse al hegemonismo estadounidense.

Dentro de la región latinoamericana, estos países iniciaron primero un proceso de cooperación e integración y más tarde establecieron varias organizaciones subregionales —como el Mercosur (Mercado Común del Sur-Mercado Comum do Sul) y la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Chile y Perú— para cooperar con otras regiones del mundo y sacudirse de la desafortunada definición de “patio trasero de América”.

Ubicados en el hemisferio occidental, donde la conocida superpotencia está presente, los países latinoamericanos han estado profundamente influenciados por los Estados Unidos en la política, la economía, la sociedad y la cultura.

En 1823, los Estados Unidos apoyaron la Doctrina Monroe y expulsaron a los países europeos de América Latina con el lema “América para los americanos”, convirtiéndose así en los maestros del hemisferio occidental.

La Doctrina Monroe también se convirtió en un pretexto para que los Estados Unidos interfirieran en los asuntos internos y la diplomacia de los países latinoamericanos.

En 2013, 190 años después de la declaración antes mencionada, los Estados Unidos declararon públicamente que la era de la Doctrina Monroe había terminado y enfatizaron la relación en igualdad de condiciones y la responsabilidad compartida entre los Estados Unidos y América Latina.

Sin embargo, la actual política latinoamericana demuestra una vez más que el fin de la llamada era de la “Doctrina Monroe” no es más que un mito.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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