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CUATRO ASPECTOS DE LA POLÍTICA EXTERIOR

Julio C. Ferrari Freyre*

El objeto de este artículo es introducir algunas cuestiones elementales para los que no se han iniciado en el estudio de las Relaciones Internacionales o cuya formación y trayectoria profesional no les ha dado la oportunidad de acercarse a los asuntos de otros países. Espero que las ideas vertidas no sean aburridas en demasía y contribuyan a esclarecer los hechos y ayudar a interpretar las informaciones que nos llegan del exterior.

Para escribirlo me he apoyado tanto en mi formación académica en Ciencias Políticas en la Universidad de Sophia en Tokio, en Relaciones Internacionales en la Universidad del Salvador y en Economía Europea en la Universidad de Deusto en Bilbao, como así también en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación cuanto, en mi actividad profesional, ahora finalizada, como Diplomático de carrera.

Desde el siglo XVIII se ha estudiado la Política Exterior de los países, aunque recién con el final de la Segunda Guerra Mundial se la ha investigado sistemáticamente, formándose varias escuelas de pensamiento que agrupan a los distintos teóricos de las Relaciones Internacionales, entre los cuales podemos mencionar el realismo, el liberalismo, el estructuralismo, el constructivismo, funcionalismo, el feminismo, el institucionalismo y otras que no mencionaremos aquí por su menor relevancia. En cada caso es posible encontrar como representantes a autores que, siendo ciudadanos y basados en sus experiencias nacionales prefieren o apoyan las escuelas que mejor explican las políticas exteriores o las situaciones en que se encuentran sus países. Al mismo tiempo, encontramos autores que se interesan en la materia desde otras ópticas, ellos son los especialistas y teóricos del Derecho Internacional, de la Geopolítica, de los Estudios Estratégicos y los economistas en todas sus especialidades que también suman sus opiniones sobre las cuestiones internacionales y, en muchos casos, aportan distintas visiones y novedosos elementos al estudio en cuestión.

Más allá del valor, importancia o interés que le asignemos a las distintas teorías de las Relaciones Internacionales, es necesario considerar que los Estados deben tener en cuenta cuatro aspectos fundamentales en su Política Exterior: la Integridad Nacional, la Defensa Nacional, la Prosperidad Económica y la Proyección hacía el Exterior[1].

Antes de comenzar con los cuatro aspectos, es conveniente recordar que el sistema internacional está compuesto primordialmente por Estados independientes. Le siguen los organismos internacionales tal como las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, la Unión Europea, y muchos otros. También debemos añadir las empresas multinacionales como Siemens, Mitsubishi, Ford, Unilever y una amplia población de firmas de muy variados tipos, tamaños e intereses. Finalmente, ha de incluirse a las Organizaciones No Gubernamentales que, naturalmente, en muchísimos casos son los brazos «civiles» o encubiertos de gobiernos, de servicios secretos y de múltiples organizaciones, instituciones y empresas poderosas, y a personalidades influyentes por su trayectoria académica, por ser celebridades o por tener amplias fortunas heredadas o producto de su capacidad tecnológica o empresarial.

El Estado tiene cuatro componentes sin los cuales no es reconocido como tal y no puede existir:

Población:

La población es sin duda el capital más valioso y primordial del Estado. Es el factor humano e incluye a los ciudadanos del Estado (el pueblo) y a los extranjeros residentes en el mismo. La población o pueblo forma parte esencial y necesaria del Estado ya que sin ella no puede existir. Es importante que ella tenga el acuerdo, propósito o sentimiento de regirse por las mismas instituciones, comulgue con los mismos intereses vitales y tenga identificados sus objetivos nacionales y destino político.

Se podría pensar que es normal que la población de un Estado sea de etnias y de creencias religiosas similares. Estas condiciones ideales se dan en pocos países y en la mayoría de los casos son territorios aislados como por ejemplo Japón, Tíbet, Nepal, Finlandia, los países escandinavos, etc., donde se puede hablar de una población de características iguales.

El caso contrario son los países de América, especialmente de la América hispana, donde es normal la mezcla de razas, etnias y otros factores y donde se ha dado un importante mestizaje de pueblos originarios («indios» en el léxico tradicional), españoles, e inmigrantes de los más variados orígenes, africanos (en su momento llegados como esclavos) y más recientemente asiáticos. Estos habitantes viven bajo un régimen de igualdad gracias a las tradiciones legales hispanas y a las enseñanzas de la Iglesia Católica. No es extraño ver históricamente altas autoridades con ascendencia indígena o africana. Solamente en el caso de la Argentina podemos mencionar a Bernardino Rivadavia, Justo José de Urquiza y Juan Domingo Perón como ejemplos. También se dan casos de hijos de inmigrantes que han alcanzado las máximas jefaturas de gobierno como Carlos Pellegrini, Alberto Fujimori y Carlos Saúl Menem, situaciones que no se dan en muchos países aún con importantes corrientes migratorias[2].

Territorio:

Por territorio se debe entender la superficie terrestre ocupada por el Estado, el espacio aéreo sobre el mismo y sobre las zonas marítimas contiguas, lo que significa una franja de 12 millas náuticas de aguas territoriales y hasta 200 millas náuticas de zona económica exclusiva.

Gobierno:

El gobierno se encarga de dirigir, controlar y administrar las instituciones que conforman al Estado y normalmente, en su concepción moderna, está compuesto por el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial, aunque en algunos sistemas políticos esta división no siempre se da con mucha claridad, notablemente los países marxistas y en algunas monarquías. Es normal que los tres poderes del gobierno se controlen y complementen mutuamente, siguiendo la visión de Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y Barón de Montesquieu, en el Libro XI de su «Espíritu de las leyes» (1748). El tipo de gobierno, su estructura y los mecanismos para integrarlo normalmente están incorporados en la constitución del Estado, que habitualmente es un documento escrito. Ésta debe reflejar las pautas culturales, históricas y jurídicas del país.

Más allá de la estructura que pueda tener el Estado, el gobierno tiene la responsabilidad de ejercer y defender sus intereses vitales definiendo los objetivos nacionales permanentes e inalterables contenidos en la constitución incluyendo las normas de conducta y pautas aceptables y respetuosas de los otros Estados y actores de la comunidad internacional.

Soberanía:

La Soberanía es la capacidad del Estado de imponer leyes que aseguren el bien común —el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección[3]— de la comunidad y tiene efecto dentro del mismo Estado. Es la autonomía que requiere el Estado para imponer esas leyes y las condiciones necesarias para resguardar ese bien común de la población. Es, asimismo, la fuerza que requiere para ejercer y defender sus decisiones, su territorio y su población. Holsti resume la idea de la siguiente manera:

El principio de soberanía {implica} que los gobiernos son los legisladores supremos en sus propios territorios. Los Estados son libres, en virtud de su soberanía, para gobernar como deseen dentro de su propio territorio y para formular sus propias políticas exteriores. Los estados difieren en tamaño, población, ubicación o capacidades militares, todos los estados son iguales con respecto a los derechos y deberes legales. [4]

Jean Bodin, en «Los seis libros de la República» (1576), nos enseña que es el poder absoluto y perpetuo del Estado. En las monarquías, la soberanía reside en el rey mientras que en las repúblicas el soberano es el pueblo. Claro está que, en nuestra época de monarquías constitucionales, repúblicas de distinta especie y aún en alguna que otra dictadura personalista, la soberanía reside, al menos según la mayoría de las constituciones, en el pueblo.

La idea de la Soberanía del Estado está plasmada en la Paz de Westfalia (1648) y es una de las bases de las Relaciones Internacionales. El reconocimiento de la Soberanía por otros Estados implica la independencia del país y su capacidad para actuar en el ámbito internacional. La Soberanía supone que ningún Estado podrá o deberá interferir en los asuntos internos de otro Estado. Los organismos regionales e internacionales de todo tipo están conformados por Estados Soberanos.

Sin contar con este cuarto elemento, un territorio o una población no sería un Estado aun teniendo un «gobierno», pero teniendo algunos de estos tres elementos: población, territorio o gobierno, no será un Estado si no está reconocido como tal por otros miembros de la comunidad internacional. En pocas palabras, sin Soberanía, el Estado no existe.

Por consiguiente, el Estado debe resguardar el Territorio, proteger a la Población, administrarse por medio de un Gobierno y ejercer la Soberanía para lograr y asegurar la gobernabilidad y el bien común.

Teniendo en cuenta los cuatro componentes del Estado que hemos descrito podemos comenzar a exponer los cuatro aspectos fundamentales de la Política Exterior.

Integridad Territorial

La Integridad Territorial se funda en la inviolabilidad de la independencia política y de las fronteras de un Estado se asienta en la igualdad Soberana de los Estados. Este es un principio fundamental del Derecho Internacional y está plasmado en la carta de las Naciones Unidas y de los otros organismos internacionales y regionales.

La Integridad Nacional se puede «medir» por los conflictos fronterizos con otras naciones y por territorios propios ocupados por fuerzas extranjeras o grupos rebeldes, secesionistas o regímenes contrarios al gobierno propio.

La existencia de problemas fronterizos implica una disputa o conflicto con otra nación sobre los límites entre ambos. Sus causas pueden ser el resultado de mediciones o demarcaciones equivocadas, sectores mal definidos o áreas que fueron «olvidadas» por negligencia burocrática y que fueron ocupadas por otro. Estos problemas pueden convertirse en conflictos de mayor envergadura y eventualmente en una guerra como ha ocurrido en muchas instancias. Felizmente, existen métodos más pacíficos como el arbitraje, la mediación o la actuación de la Corte Internacional de Justicia en La Haya para resolver los diferendos sin el derramamiento de sangre. En otros casos, las disputas continúan largo tiempo sin que lleguen a la violencia, aunque la posibilidad siempre queda latente y una situación de este tipo puede convertirse en un conflicto violento.

La Integridad Territorial también se puede ver afectada por las actividades de otros actores dentro del Estado. Así vemos que colonias agrícolas, barrios urbanos, sociedades e instituciones conformadas por extranjeros o grupos religiosos, étnicos, raciales, etc., específicos y excluyentes de la población propia pueden convertirse en causa de conflicto tanto con la población local (por envidia, resentimiento o prejuicio), o por los reclamos de los países de origen de esa población extranjera. Viene a la mente como ejemplo el conflicto desatado por los alemanes de la región del Sudeten en la década de 1930 que resultó, tras la Conferencia de Múnich, en la incorporación de los territorios de población alemana de Checoslovaquia que pasaron a formar parte del Tercer Reich.

Similarmente, grupos con características religiosas, étnicas o raciales que se perciben diferentes del resto de la población aun siendo considerados de la misma nacionalidad y gozando de las mismas libertades y obligaciones que el resto de la población, pueden crear un conflicto por concebir sus «derechos», costumbres o tradiciones como especiales y diferentes a las del resto de la población. Estos «movimientos» son en ocasiones promovidos por otros países u organizaciones para obtener ventajas o directamente poder controlar territorio por sus recursos naturales o situación estratégica. Un ejemplo de este tipo de conflicto es la Crisis del Congo de 1960-64 donde los intereses mineros de empresas extranjeras promovieron la secesión de la provincia de Katanga del resto del país.

De la misma manera las adquisiciones de tierras por personas adineradas, empresas, ONG’s (organismos no gubernamentales) e instituciones con el objeto de crear «áreas ecológicas» o «naturales», zonas de esparcimiento, cotos de caza u otras figuras de posesión, pueden resultar en causas de un contencioso con otros países que podrían reclamar la protección de sus ciudadanos, intereses o propiedades ante cualquier inconveniente. Un buen ejemplo fueron las actividades del empresario Douglas Tomkin en el sur de Chile (junto a Hansjörg Wyss), y en los Esteros del Iberá en la Argentina que suscitaron amplios debates y sospechas, aunque se debe aclarar que el señor Tomkin nunca sugirió la secesión de los territorios de su propiedad para formar su propio «país».

La cesión exclusiva de terrenos a otro país o institución oficial extranjera es aún más grave ya que significa una pérdida de soberanía (y por ende de los derechos propios y del control) sobre el territorio nacional. Los usos que se le den a estas tierras enajenadas pueden ser pacíficos, pero siempre estará presente la posibilidad de un uso militar o para operaciones de inteligencia contra el propio país o contra otro Estado, creando un conflicto con un tercer Estado. En todo caso, debe incorporarse una cláusula de inspección, control y coparticipación en cualquier acuerdo de este tipo, definiendo con exactitud las actividades que pueden ser desarrolladas en los mismos, los derechos y obligaciones de las partes y los alcances prácticos de la cesión. Serviría como ejemplo las bases que los Estados Unidos mantiene en Alemania, en el Reino Unido y en otros países.

El respeto a la Integridad Territorial también depende de la consideración que el gobierno, las autoridades y las instituciones tengan de su propio territorio. La idea de que el territorio nacional se pueda entregar a agentes extranjeros sin una mayor atención a los posibles efectos ulteriores es un despropósito que atenta contra la misma integridad del Estado y bien podría calificarse como una traición.

Más aceptable son los emprendimientos y las instalaciones científicas, técnicas, ecológicos y de otro tipo establecidos y mantenidos por terceros países, instituciones u ONG’s conjuntamente con el Estado Nacional para fines específicos. Estos normalmente involucran personal calificado local junto a extranjeros que desarrollan actividades transparentes y eventualmente informadas a la población y a la comunidad científica.

Naturalmente debemos excluir de este acápite las instalaciones de las Embajadas y Consulados extranjeros y sedes u oficinas de organismos internacionales y regionales dentro del país que son regidas por las pertinentes Convenciones y acuerdos, y cuya «sesión» de territorio y soberanía es parcial y temporaria.

Defensa Nacional

La Defensa Nacional es un aspecto de la Soberanía y responsabilidad primordial del Estado. La Defensa Nacional implica proteger el territorio, su población, el Gobierno y la Soberanía contra las posibles aspiraciones exacerbadas de otros Estados, organismos diversos, grupos de presión o de interés internacionales, del terrorismo internacional, del crimen organizado y de otras entidades, movimientos y agrupaciones. También involucra la protección contra bandas armadas internas, intentos secesionistas, grupos abocaos a derribar un gobierno legalmente constituido, etc.

La Defensa Nacional es ejercida por el gobierno mediante las Fuerzas Armadas, de Seguridad (policía de frontera y marítima) y Policiales, con los aportes del organismo nacional de inteligencia y, en su caso, de la información proporcionada por la red de Embajadas y Consulados propios en el exterior. La Defensa Nacional es una competencia que el Estado ejerce con exclusividad.

Hay Estados que consideran que su Defensa puede ser atendida por un cuerpo policial o una guardia nacional. Esta es una solución para países compuestos por islas o de tamaño y condición tal que la existencia de una fuerza defensiva más extensa no se justificaría por razones económicas y fiscales. El número de Estados que no cuentan con Fuerzas Armadas es muy escaso siendo estos de reducido tamaño, islas aisladas o rodeados de montañas y otros obstáculos defensivos formidables.

Las Fuerzas Armadas no sólo aportan una garantía a la existencia del país, sino que conforman un cuerpo disciplinado que presta auxilio en ocasiones de desastres naturales de todo tipo, participa en la formación de los jóvenes, ya sean voluntarios o conscriptos, en muchos casos han posibilitado la educación y capacitación técnica de sus integrantes, y en ocasiones han provisto el respaldo de las autoridades nacionales y locales frente a desordenes internos.

Es obvio que la Defensa significa resguardar y salvaguardar al Estado de los intereses de otros países y entidades extranjeras con pretensiones sobre el territorio, la población, los recursos naturales, y otros factores económicos, pero implica también la protección contra la penetración de formas de pensar o actuar contrarias a la cultura y tradiciones de la población.

No debe ser considerada la Defensa simplemente como una cuestión militar o de seguridad, sino que su influencia alcanza aspectos tan importantes como el desarrollo de determinadas áreas del país, el resguardo de sus recursos naturales, la salud pública, la educación, la cultura y otros aspectos de la nación. La pretensión de otro país sobre un territorio nacional ajeno despoblado o físicamente marginado o separado del resto puede tentar a su ocupación por parte de aquél o a ser explotado por agentes económicos inescrupulosos sin el efectivo control de la autoridad competente nacional. Se extiende además a la protección de ciudadanos amenazados por residentes extranjeros dentro de las fronteras del Estado y al resguardo contra las acciones de bandas armadas o criminales (narcotraficantes, contrabandistas, traficantes de personas, etc.), que corroen la dignidad y el bienestar de la población, su modo de vida y su desenvolvimiento económico.

Aun cuando algunas personas idealistas piensen lo contrario, ningún país serio puede descuidar su Defensa, la protección de sus fronteras y dejar de contar con información precisa para contrarrestar cualquier intento de actividad agresiva. Descuidar la Defensa Nacional es un ingenuo infantil de quienes confían en un idealismo absurdo como bien demostró la Gran Guerra de 1914-1918 y los muchos otros conflictos desde esa época. Pensar que «entidades supranacionales», como los organismos internacionales o regionales, correrán en su auxilio es equivalente a las maquinaciones de un demente. Cuando deciden actuar estos organismos rara vez han intervenido en forma inmediata y sí siempre después de la pérdida de centenares de vidas y de la destrucción de propiedades.

Otros consideran que al participar el Estado en organizaciones multilaterales y regionales, no existen razones para formular hipótesis de guerra. Esta es otra ilusión que no evita los conflictos y contribuye a la potencial destrucción del propio país. Las hipótesis de guerra no significan necesariamente que se busque un conflicto, sino que se esté preparado para enfrentarlo. Las hipótesis también pueden incluir los planes de cooperación de las fuerzas armadas de un país en auxilio de un vecino cuando azotan los desastres naturales o un vecino aliado que haya sido atacado por otro Estado. Un buen ejemplo fue la nutrida cooperación brindada por varios países cuando se hundió el submarino A.R.A. San Juan. Los ejemplos de este tipo de cooperación —hipótesis de cooperación podríamos llamarlos— son muy numerosos, especialmente en nuestra región.

Un buen estado de Defensa Nacional siempre dará seguridad a la Política Exterior del país y ayudará a disuadir a un potencial enemigo de entrar en conflicto.

Prosperidad Económica

La prosperidad económica de un Estado frente pasa necesariamente por el comercio y las inversiones.

En términos de la política exterior de un Estado, el comercio exterior se puede definir como el intercambio de bienes y servicios con otro país. Esto significa la salida de productos agropecuarios, manufacturas o servicios de nuestro país —las exportaciones— y la entrada de productos de otros países en el mercado propio —las importaciones—. En este sentido, la tasa de cambio entre la moneda nacional y las monedas más comunes del comercio internacional, esencialmente el dólar estadounidense y el euro, deben idealmente favorecer las exportaciones del país.

Desde la antigüedad hasta nuestros días, el comercio exterior ha sido de capital importancia en la economía permitiendo la venta del exceso de producción en otros mercados, el suministro de bienes escasos en la economía propia eliminando distorsiones del mercado por faltantes, ampliando la oferta de productos e introduciendo nuevos alimentos, manufacturas o servicios.

El comercio exterior puede acelerar el crecimiento de la economía ya sea por medio de las ventas como por la introducción de nuevos productos que eventualmente podrían ser cultivados o producidos en el país, reduciendo la dependencia de las importaciones y promoviendo nuevos productos para la exportación.

Las ventajas comparativas de un país facilitarán las exportaciones, la especialización en la producción y la formación de los trabajadores y el posicionamiento del Estado en el comercio internacional.

Las exportaciones permiten la entrada de divisas que pueden ser utilizadas para la adquisición de las importaciones o para acumular (reservas) para su uso en caso de necesitar cubrir la importación de alimentos, materias primas o manufacturas. Similarmente las divisas obtenidas pueden incrementar el respaldo de la moneda local.

El comercio internacional hace más prósperas las condiciones para el consumidor promoviendo la mejora de la calidad y la eficiencia de las empresas y ayuda a reducir los costos. Esta situación le permite al consumidor mayor libertad para elegir según sus preferencias de calidad y precio.

La competencia entre las empresas del país y las de otro resultará en una mayor competitividad promoviendo que las firmas nacionales desarrollen más adecuada tecnología, más ajustados procesos y eleven la calidad de la producción.

El comercio exterior también puede promover el crecimiento de los sectores agropecuario, industrial y comercial creando de esta forma mayores posibilidades de empleo, formación y especialización resultando en una mejora en el nivel de vida de la población.

El Estado debe promover el comercio exterior por las razones mencionadas, pero también debe procurar que no se cree una dependencia en uno o en pocos mercados lo que resultaría una seria desventaja para la economía y política exterior. También se debe procurar que el valor de las exportaciones de bienes y servicios supere el valor de las importaciones.

La situación ideal sería que el comercio exterior tenga mercados en distintos países y bloques económicos (Unión Europea, Mercosur, NAFTA, ASEAN, etc.), sin que ninguno o sea predominante. Esta relación permitiría poder mantener cierta independencia evitando presiones y la amenaza de pérdida de un mercado crítico para la economía del país, ya sea en términos de exportaciones cuanto de importaciones.

Muchas naciones mantienen estructuras dentro del gobierno para promocionar el comercio exterior, especialmente las exportaciones y establecen oficinas en el exterior que investigan la apertura de nuevos mercados, buscando compradores, tomando parte en ferias, exposiciones y competencias, y participando en licitaciones. Estas oficinas bien pueden formar parte de la estructura del Estado o ser mixtas contando con la colaboración de cámaras, asociaciones y empresas privadas que buscan mayores ventas para sus productos en un mercado más amplio que el propio. Este segundo esquema permitiría un menor costo de mantenimiento de la estructura, incluyendo las oficinas que se abrieran en el exterior, y evitaría que el Gobierno se involucre directamente en los asuntos comerciales de personas o empresas mientras que acompaña el comercio exterior para que se lleve a cabo dentro de los parámetros de los objetivos e intereses nacionales.

Esta oficina también debería realizar el seguimiento de las empresas involucradas en el comercio exterior promoviendo su participación o investigando casos de fraude y estafa tanto de exportadores como de las empresas extranjeras que suministran las importaciones a nuestro mercado, manteniendo un registro de las medidas paraarancelarias, sanitarias, legales, impositivas, etc., de los mercados adonde se dirigen las exportaciones, los medios de transporte disponibles, etc.

Otro aspecto de la Prosperidad Económica son las inversiones extranjeras en el país. De especial interés son las Inversiones Extranjeras Directas (IED), por las cuales empresas extranjeras establecen firmas subsidiarias en el exterior para promover la producción agropecuaria o industrial en un nuevo territorio. La IED también puede ser destinada al comercio interno.

Para lograr la Prosperidad Económica se debe asegurar que las inversiones extranjeras sean productivas y que resulten en la construcción o mejoramiento de fábricas, campos agrícolas, redes de distribución, etc. Preferentemente las inversiones buscarían solventar la demanda local y exportar el excedente que bien podría ser la principal razón de ser de la inversión. Las inversiones puramente dirigidas a satisfacer la demanda local, que por su puesto exportan las ganancias, siempre llegarán a agotar esa demanda sin generar una expansión por medio de las exportaciones. Las inversiones además deben asegurar el respeto por el medio ambiente produciendo una mínima contaminación según las normas locales, del país de origen y las recomendaciones internacionales.

Debe advertirse que en muchos casos las inversiones extranjeras consisten en la adquisición de una firma nacional afectada por problemas financieros, de tecnología o de «coyuntura». En este caso, aportando capital y tecnología, la firma extranjera vuelve a poner en marcha a la fábrica otrora nacional, logrando conquistar el espacio correspondiente en el mercado para llevarse las ganancias a la casa matriz[5].

Si el país que recibe las inversiones extranjeras se encuentra en vías de desarrollo, deberían incorporarse cláusulas sobre formación y capacitación del personal, como así también sobre el bienestar y la salud, en los acuerdos, promoviendo un mejor nivel de vida para los trabajadores. Con el tiempo esto resultará en una ventaja para la firma inversora al contar con personal entrenado por ellos mismos.

Para que las inversiones extranjeras sean un motor para el crecimiento, el Estado debe procurar que sean implantadas en zonas de menor desarrollo relativo, posibilitando mejoras en esas regiones del país y favoreciendo la creación de riqueza en áreas que no sean las desarrolladas o las más ricas del país. Como criterio general, las mismas deben estar situadas cerca de donde se obtienen las materias primas a ser transformadas, ya sean agropecuarias o minerales, posibilitando una mejor distribución de la riqueza y de la población. Esta distribución de las inversiones también tendría implicancias para el mejor desarrollo de las instituciones políticas del país ya que colaboraría para una mejor la distribución de la población y por ende de los representantes en el congreso o parlamento y reduciría la concentración de la población en unas pocas aglomeraciones urbanas.

Por otra parte, los Estados deberían procurar el establecimiento de «Empresas Conjuntas», también llamadas «Joint Ventures». Estas contarían con la participación de agentes económicos locales o inclusive del Estado Nacional o de los gobiernos municipales, departamentales o provinciales, asegurando la concreción de la inversión a nivel local y eventualmente de la distribución de las ganancias de las mismas a nivel local. Por otra parte, este mecanismo sería útil para mantener una presencia del Estado en el proyecto de inversión con el objeto de controlar y facilitar el accionar respecto de los objetivos e intereses nacionales, fomentar la educación y formación técnico-industrial, etc.

Debe procurarse que las inversiones no sean puramente especulativas buscando ventajas bancarias para irse al poco tiempo llevándose el capital invertido y los intereses devengados, resultando en una pérdida neta para el país y el sistema financiero. Esta forma de «inversión» ha sido muy aprovechada por los interesados en las ganancias propias, a saber, como ladrones o usureros quienes deben ser tratados como tales.

Claro está que el Estado no debe realizar acciones que ahuyenten las inversiones extranjeras por el vacío que pueden llegar a infligir a la economía nacional. La desaparición de empresas extranjeras puede resultar, especialmente si es repentina, en un mayor desempleo, la creación de un vacío de tecnología, la fuga de técnicos y científicos calificados, tanto propios como extranjeros, el retiro de importantes sumas de dinero, especialmente de divisas extranjeras, etc. Un clásico ejemplo fue la finalización de la cooperación económica y técnica entre la Unión Soviética y la República Popular China en 1958-60, al iniciarse la ruptura ideológica entre ambos países.

Una economía pujante con una amplia balanza comercial a favor, inversiones productivas, suficientes reservas sosteniendo la moneda nacional y un nivel de inflación manejable dan independencia a la política exterior de un Estado.

Proyección Global

La Proyección hacia el Exterior o Global de un Estado es el perfil que pretende mostrar hacia la comunidad internacional, teniendo en cuenta la constitución, valores, leyes, costumbres, tradiciones y “sentimientos” del pueblo. Es esencialmente la Política Exterior del Estado la que debe encarnar y hacer visibles, tanto a la ciudadanía como a los actores internacionales, el Interés Nacional y los Objetivos Nacionales[6].

Amadeo considera que el Interés Nacional no es un objetivo en sí, sino que corresponde a un supuesto esencial: «Cualquiera sea el objetivo que el Estado se trace debe estar basado en el interés nacional y todo lo que lo contradiga debe quedar terminantemente excluido»[7].

Los objetivos de la Política Exterior son «aquellas metas estables que los Estados se proponen alcanzar en el plano internacional y para cuyo logro emplean los procedimientos y se valen de los métodos propios de esa política». Su «elaboración es el fruto de la consciencia nacional a través de la historia, y en esa elaboración participan varias generaciones»[8].

A mayor complejidad, tamaño y riqueza del Estado, mayor será la necesidad de su integración en la comunidad internacional y el mantenimiento de una presencia activa en ese ámbito en distintas áreas que bien podrían resumirse en los siguientes niveles:

Político. Mantener buenas relaciones con los países vecinos y las potencias regionales y mundiales; buscar y mantener un espacio en los organismos regionales e internacionales para proyectarse y defender sus intereses nacionales

Económico-Comercial. Mantener relaciones con los organismos internacionales económicos, organizaciones del comercio y del desarrollo económico; asegurar el comercio exterior, especialmente las exportaciones «tradicionales” del país así como los productos novedosos abriendo nuevos mercados; promover las inversiones extranjeras al país y buscar oportunidades para las inversiones en el exterior de mutuo provecho.

Social. Lazos entre los inmigrantes y sus parientes en sus países de origen; intercambio turístico entre los países; relaciones creadas por el intercambio de académicos, estudiantes y funcionarios/oficiales militares; turismo cultural; aprendizaje de idiomas; intercambio de profesionales de distintos rubros.

Cultural. Diseminación de la Cultura Nacional, especialmente de la literatura, las expresiones plásticas y la música, sea esta popular o clásica; fomentar los teatros, museos y centros de exposiciones del país; promocionar las creaciones artísticas y a los intérpretes; promover el intercambio de académicos y estudiantes universitarios,

Científico-Tecnológico. Buscar el intercambio en las investigaciones científicas y técnicas; procurar los intercambios de estudiosos; protección de las investigaciones propias y de las patentes; promocionar las investigaciones científicas en el exterior.

Militar-Estratégico. La participación de las Fuerzas Armadas en operaciones de mantenimiento de la paz de los organismos internacionales y regionales; intercambio de oficiales con otros países, especialmente dentro de la misma región; participación en maniobras, estudios y simulacros con países amigos.

La Proyección Global presenta otra dimensión que es la visión que tienen los otros actores internacionales del país. Políticas cortoplacistas, interesadas, cambiantes o inestables no ayudan a presentar una imagen coherente y seria del Estado. Lo mismo puede decirse de las políticas seguidas internamente para con los foráneos e inmigrantes, el respeto por los derechos humanos, económicos y políticos, las inversiones extranjeras y otros factores que preocupan a la comunidad internacional. Se supone que el Estado es un actor racional que busca el interés nacional y las buenas relaciones con otros países[9].

Esta Proyección hacia el exterior requiere de una política de Estado que tenga en cuenta las cuatro dimensiones que hemos descripto y mire hacia el exterior para lo cual necesita de una Administración Pública y un Cuerpo Diplomático capacitados, profesionales y motivados con visión de conjunto hacia el futuro en un mundo cada vez más complejo. La claridad de esa Proyección Internacional se retroalimenta con las Políticas Internas impulsadas por el Interés Nacional

 

* Estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Sophia (Tokio, Japón), Relaciones Internacionales en la Universidad del Salvador y Economía en la Universidad de Deusto (Bilbao, España). Egresó del Instituto del Servicio Exterior de la Nación, ISEN (1984) y como Diplomático ha cumplido funciones como Cónsul en Bilbao, en la Embajada Argentina en la República Popular China y como Cónsul General en Guangzhou (R. P. China). En Cancillería fue Director de Documentación de Viaje dentro de la Dirección General de Asuntos Consulares y estuvo a cargo de la Representación Especial para Asuntos de Terrorismo. Se retiró del Servicio Exterior de la Nación como Ministro Plenipotenciario de Primera Clase en 2018.

 

Referencias

[1] Gerald Segal. “Chinese Foreign Policy”. En: Goodman, David y Segal, Gerald, China at Forty, Oxford: Oxford University Press, 1990.

[2] Amadeo, p.81.

[3] Gaudium et Spes -Constitución Pastoral-, 26

[4] Holsti, p. 84

[5] Speroni, Iris: El Cascabel al Gato

[6] Dougherty y Pfaltzgraff p 95

[7] Amadeo, p.147

[8] Amadeo, p.145-6

[9] Dougherty y Pfaltzgraff p 32

 

Bibliografía

Amadeo, Mario: Manual de Política Internacional. Buenos Aires: Abeledo-Perrot, 1978.

Dougherty, James A. y Pfaltzgraff, Robert L. Contending Theories of International Relations. Nueva York: Longman, 2001.

Giménez Morera, Antonio. Organización y Gestión del Comercio Internacional. Universidad Politécnica de Valencia, 2019.

Goodman, David y Segal, Gerald. China at Forty, Oxford: Oxford University Press, 1990.

Holsti, Kalevi J. International Politics: A framework for Analysis, Prentice-Hall, Englewoods, Nueva Jearsey, 1972.

Speroni, Iris. «El Cascabel al Gato». Restaurar, 18/01/2022, https://restaurarg.blogspot.com/2020/01/aumentar-la-inversion-quien-le-pone-el.html

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GAS

Iris Speroni*

Importaciones y Exportaciones de gas licuado en Argentina y en el mundo.

Ergo, Europa va a tener que reevaluar no sólo sus consumos de energía sino todo su armado industrial

 

«Cuando no sabes hacia dónde navegas, ningún viento es propicio».

Séneca

 

El presidente Alberto Fernández acaba de realizar una gira por España, Alemania y Francia. Ofreció proveer alimentos y energía.

No es descabellado pensar que Europa sufra carencias de ambos grupos de productos, expuestas descarnadamente por la guerra en Ucrania.

La falta de combustibles y alimentos ha sido descripta en Restaurar en varias ocasiones y por diversos autores. En cuanto a energía, Europa trazó un círculo de baba a su alrededor, encerrándose en una trampa en diversas oportunidades. a) Cuando Thatcher cerró las minas de carbón (con el inconfeso doble objetivo de favorecer el negocio petrolero, en particular en el Mar del Norte, y debilitar a los fuertes sindicatos mineros de Escocia, Gales y el Norte de Inglaterra, férreos opositores). b) Las “políticas verdes”, la histeria del calentamiento global, han sido caballos de Troya, con fuertes lobbies financiados con el fin de recibir multimillonarios fondos públicos en inversiones, en su mayoría disparatadas. Eso llevó a desactivar generadoras eléctricas a base de carbón (b.1.) o de uranio (b.2) en la mayoría de los países de la UE. El carbón es el único combustible genuinamente europeo. Todo el resto lo deben importar. El uranio francés proviene de África, lo que implicó e implica sangrientas dictaduras subsumidas a Francia en los países productores.

Por lo tanto, están en la situación actual: la energía solar y eólica es cara y poco confiable. Días sin viento dejan a Londres con un apagón. La “chatarra” de ambos métodos es aún más contaminante que las energías desplazadas. ¿A quién se le puede ocurrir que deshacerse de baterías, paneles solares o aspas de fibras de vidrio es fácil?

Resulta todo una mentira. Alemania continúa con su electricidad a carbón, con la idea de incrementar su uso. Francia archivó su plan de desactivación de plantas nucleares y ahora va a construir nuevas. España no tiene otra opción que postrarse a los pies de los países norafricanos si quieren calentar su comida con algo que no sea leña.

Mientras, los precios suben

En cuanto a los alimentos, Europa importa el 70% de su forraje, mayormente de Brasil, Argentina y EEUU. Eso les permite a España y Alemania ser los mayores exportadores de carne de cerdo del mundo (particularmente a China) y Francia, Holanda y Alemania ser los de queso. Gracias al forraje americano. Europa prohíbe (mediante cuotas y aranceles) que los americanos les exportemos alimentos (desde Alaska a Tierra del Fuego, acá no hay distingos) pero sí compran forraje. Si hubiéramos tenido algún plan general estratégico, desde Canadá a Argentina, hubiéramos negociado vender forraje si y sólo sí también compraban alimentos. Faltó voluntad e inteligencia política desde 1956 [1] a la fecha.

Europa importa gran parte de sus fertilizantes de Ucrania y Rusia. Han subido de precio, toda vez que los mismos (o gran parte de ellos) se fabrican en base a gas.

Ergo, Europa va a tener que reevaluar no sólo sus consumos de energía sino todo su armado industrial. Hasta su forma de transportar, cocinar y calefaccionar los hogares. Deberán calcular cuántos animales (ganado) podrán criar, cuántos litros de leche y kilos de queso producir. Cuánto consumir y exportar. Va a ser una modificación sustancial de sus economías, finanzas y poblaciones [2].

En otro orden, los países desarrollados jugaron todas sus fichas a la globalización. A importar productos (¿baratos?) del sudeste asiático y mantener a su propia población en trabajos precarizados, con sindicatos debilitados. Dejaron que China prácticamente monopolice el transporte de carga marítima y se vieron con faltantes en la cadena de producción luego del simulacro que resultó la supuesta pandemia de gripe. Algo huele mal en Dinamarca.

La gira del presidente argentino

 

https://es.euronews.com/2022/05/11/alberto-fernandez-presidente-de-argentina-ofrece-su-gas-a-europa

Euronews reportó que Alberto Fernández sostuvo que Argentina era el segundo exportador mundial de gas. Pero se trata de las palabras del locutor en off. Lo único que pude encontrar es que el presidente afirmó que teníamos una de las reservas más grandes del mundo y que para que ese gas llegara a Europa (supongo que con el fin de suplantar el gas ruso) necesitábamos construir un gasoducto (ya en marcha) y plantas para licuarlo en puerto para ser cargado a barcos. Les dijo a los españoles que ellos poseen el 30% de las terminales receptoras de gas licuado de Europa, por lo que podían ser la puerta de ingreso del gas argentino a Europa. No está mal para alguien de quien yo, al menos, espero muy poco.

Estrategia, historia, pensar con dos dedos de frente

Y acá voy a una de mis tantas obsesiones, la planificación estratégica de nuestro país. ¿Qué vamos a producir? ¿Cómo? ¿Quién? ¿Quiénes son nuestras naciones amigas, enemigas y ni-fu-ni-fa? ¿Cuál debería ser el ordenamiento interno para lograr la mayor producción, mayores excedentes de exportación y el mayor nivel de vida posible para nuestros compatriotas?

A veces creo que todos esos puntos, que para mí son tan claros, ni se cruzan por las cabecitas de nuestros políticos, sin distinción de partido político, formación, puesto burocrático o edad.

Argentina podría exportar tres veces los volúmenes y los montos actuales, no sólo de bienes agropecuarios sino de bienes industriales (maquinaria agrícola, textiles, aluminio y acero) o servicios (informáticos, patentes, arte, turismo receptivo). Sin embargo todas las medidas gubernamentales de los últimos 10 años (y un poco más) son consistentemente antiexportadoras. Tipo de cambio atrasado, carga tributaria (nadie importa impuestos), falta de infraestructura (trenes, puertos, flota), trabas paraarancelarias (cupos), burocracia (permisos, DDJJ, trámites, Aduana kafkiana, etc.).

Exportación de gas

Actualmente Argentina es un importador neto de gas. Así lo sostiene el INDEC y organizaciones internacionales de comercio.

Exportaciones e importaciones de gas natural, en Argentina y en mundo. Nuestros valores son ínfimos.

Argentina en poco tiempo podría, tal vez, producir más gas. Shale gas. Siempre y cuando los precios sigan altos. Si en un futuro baja el precio, los costos de Vaca Muerta no se cubrirán. Así que el gas está, pero según sea el precio internacional, su explotación es o no redituable. Planificar en momentos de precio inusualmente alto no resulta razonable.

Fuente: INDEC.

El gobierno anunció un gasoducto desde Tratayén, Neuquén, a Saliquelló, provincia de Buenos Aires. Télam sostiene que el presupuesto es de Us$ 1.500 millones. Ahora bien, se lo planificó para abastecer el mercado doméstico. Lo que se refuerza por el anuncio de un segundo tramo hasta la provincia de Santa Fe.

Exportaciones de combustibles de Argentina 2020.

El gobierno sostiene que una planta de licuación de gas costaría US$ 2.000 millones adicionales (a construirse en Bahía Blanca). En total US$ 3.500 millones entre gasoducto y planta. Supongamos mayores costos o adecuación del puerto o lo que sea. ¿Hablamos de US$ 4.000 millones? Es de creer que ese dinero está disponible para las empresas petroleras con intereses en Vaca Muerta sin necesidad de que los contribuyentes tengamos que poner de nuestro dinero para que ellos hagan negocio. ¿O no son empresas privadas? Si necesitan de un gasoducto para darle valor a su producto ¿por qué lo tengo que pagar yo? Y si lo pago yo, ¿cuánto me van a pagar a mí, contribuyente, por el uso del mismo?

El presidente en varios de sus discursos europeos dijo que está en contra de apoyar a los poderosos. Suena o bien que no entiende de qué habla o extremadamente hipócrita. ¿Las empresas petroleras no integran el grupo de “poderosos”, lo que esto signifique?

Sin embargo el presidente propone que todos los ciudadanos argentinos paguemos los activos fijos que las empresas petroleras usufructuarán para, lean bien, lucrar. Si van a lucrar, ¿no debería ser sobre su propio capital?

Dejemos las preguntas incómodas de lado. Si el gasoducto y la planta de transformación la va a hacer la Argentina. ¿Para qué necesitamos financiación europea? ¿Nosotros no tenemos US$ 4.000 millones tirados en algún cajón del escritorio? En realidad los excedentes de dólares del año pasado (2021) fueron de US$ 15.000.000.000. Podemos hacer tres gasoductos, tres plantas para licuar y sobra dinero.

Esquema de licuación, transporte y regasificación de gas natural.
Recaudación AFIP enero-abril 2022

Sólo de derechos de exportación la AFIP recaudó entre enero y abril del 2022 la suma de 412.181 millones de pesos. Equivalente a US$ 3.493 millones si tomamos el dólar oficial de $ 118. En cuatro meses tenemos para hacer el gasoducto y la planta de conversión. Si sumamos los derechos de importación por 141.772 millones de pesos, equivalentes a US$ 1.201 millones con cambio oficial, llegamos a US$ 4.694 millones en un cuatrimestre.

Fuente: AFIP. Última columna a la derecha elaboración propia, tipo de cambio a $ 118. https://www.afip.gob.ar/institucional/estudios/

Entonces ¿por qué va el presidente Fernández con la escupidera en la mano a Europa a pedir dinero? 

Infraestructura para todos y todas

Al gobierno le parece bien que el estado provea a su costo la infraestructura para que el sector petrolero se desarrolle, exporte y traiga dólares al país. Supongamos que el razonamiento esté bien (ya expuse mis prevenciones).

¿Por qué entonces no tiene la misma actitud respecto al sector que hoy sí trae dólares a diferencia de los petroleros que tal vez, en una de esas, los traerán? ¿Por qué no están cuidados los caminos rurales? Es un tema de todos los partidos políticos [3].  El sector rural necesita: ferrocarriles, caminos rurales cuidados, baja de los impuestos en el combustible y a las transacciones, eliminación de derechos de exportación, tipo de cambio alto o retener los propios dólares (facilidad que sí tienen las petroleras y las mineras). Lo que es bueno para el sector petrolero (que el estado financie la infraestructura) no lo es para el rural, evidentemente. Sin embargo, sólo con ocuparse de esto, las exportaciones agropecuarias se triplicarían. No la ven o no la quieren ver.

Viejas facturas pendientes

Los europeos nos pusieron a parir desde que implementaron sus subvenciones agrícolas a partir de mediados de la década del ‘50 del siglo pasado con el fin de autoabastecerse. Nos perjudicaron a nosotros junto a todos los países productores, incluido los EEUU. Sobrevivimos 45 años exportando trigo y carne a Sudáfrica y Rusia hasta que apareció China como comprador. Compro que les vendamos comida ahora. De acuerdo. ¿Pero no deberíamos hacernos rogar, aunque sea un poquito? ¿No deberíamos poner condiciones, como por ejemplo, que levanten las restricciones a las importaciones de carne vacuna? Sabemos que alimentamos a los europeos durante la guerra y la posguerra y en la primera oportunidad nos dieron vuelta la espalda. ¿Va a ser gratis en esta nueva oportunidad que nos regalan en bandeja?

¿No serían mejores socios Medio Oriente, el Sureste Asiático, África o los mismos EEUU?

Cuando uno no sabe a dónde va ni la guerra Ucrania-Rusia le es propicia.

 

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Referencias

Declaraciones de Alberto Fernández en Europa. DW, https://www.dw.com/es/alberto-fern%C3%A1ndez-se-despide-de-europa-ofreciendo-a-argentina-como-socio-energ%C3%A9tico/a-61795083

Euronews

https://www.youtube.com/watch?v=SohkfbRcnvw

https://es.euronews.com/2022/05/11/alberto-fernandez-presidente-de-argentina-ofrece-su-gas-a-europa

TVE

https://www.youtube.com/watch?v=ApOBji4k-N8

Bloomberg

https://www.bloomberglinea.com/2022/05/11/alberto-fernandez-busca-en-europa-clientes-e-inversiones-para-el-gas-de-vaca-muerta/

Licitación Gasoducto desde Neuquén a Provincia de Buenos Aires. 

Télam 

https://www.telam.com.ar/notas/202204/590107-alberto-fernandez-dara-comienzo-a-la-construccion-del-gasoducto-nestor-kirchner-en-neuquen.html

El Gas Licuado

Ing. Ernesto López Anadón

https://www.petrotecnia.com.ar/junio12/sinpublicidad/GNL.pdf

España, puerta de ingreso del gas licuado a Europa

Enrique Pérez

https://www.xataka.com/energia/espana-puede-convertirse-granero-gas-europa-para-eso-necesita-apostarlo-todo-al-gnl

INDEC

Exportaciones Mapa Dinámico

https://opex.indec.gov.ar/index.php?pagina=mapa_dinamico

AFIP

Recaudación – Cuadros Estadísticos

https://www.afip.gob.ar/institucional/estudios/

Notas

[1] La fecha se debe al inicio del plan de autosuficiencia alimentaria de la CEE y no del golpe de estado en Argentina. Algún día deberemos averiguar si es casualidad o hay causalidad. Creo que es lo primero.

[2] Piensen que hace menos de cinco años Alemania importó cinco millones de humanos. Detrás de esa decisión hay un marco conceptual de una oferta infinita de comida, vivienda, calefacción. Alimentar cinco millones de personas más de un día para el otro no es juego de niños. Lo que hace pensar que o tenían un plan muy preparado detrás o improvisaron.

[3] En Provincia de Buenos Aires cuando hay gobernador peronista, el Tribunal de Cuentas está en manos de radicales. Sin embargo no hay procesos por malversación de fondos para mantenimiento de caminos rurales. Los cuatro años en que gobernó el PRO, con la Sra. Vidal al frente, tampoco hubo cambios al respecto.

Artículo publicado originalmente el 14/05/2022 en Restaurar.org http://restaurarg.blogspot.com/2022/05/gas.html

EE.UU.-CHINA. ¿UN ENFRENTAMIENTO NECESARIO?

Giancarlo Elia Valori*

En el año que acaba de terminar, la opinión pública mundial estaba justa y comprensiblemente distraída por la tragedia de la pandemia Covid 19.

Por esta razón muchos acontecimientos de gran importancia geopolítica que en otros tiempos habrían polarizado la atención de los medios de comunicación, analistas y al público han pasado casi desapercibidos, cubiertos como lo han sido por el gran alboroto mediático sobre infecciones y vacunas.

Entre estos acontecimientos algo “subestimados”, el histórico acuerdo político-diplomático entre Israel, los Emiratos Árabes Unidos, Omán y Sudán es sin duda el más significativo.

Gracias a la mediación activa de un Trump al final de su mandato y al príncipe heredero saudí Mohamed Bin Salman, un muro de hostilidad y enemistad durante 70 años entre Israel y una parte importante del mundo árabe-musulmán se ha agrietado parcialmente, sentando las bases para una paz duradera en la región más crítica de Medio Oriente o al menos para el lanzamiento de políticas de ajedrez más pragmáticas y pacíficas.

El deshielo en las relaciones entre una parte significativa del mundo árabe y lo que hasta hace unos meses se refería despectivamente como “la entidad sionista”.

El paso hacia la paz en Medio Oriente claramente no fue considerado de particular importancia en Washington por la nueva administración Biden.

Lejos de confirmar el enfoque algo pacifista y conciliador mostrado durante la campaña electoral contra el “duro” Donald Trump, el nuevo presidente estadounidense optó inmediatamente por mostrar al mundo que prefiere el enfrentamiento a la confrontación.

Después de debutar en la escena de Medio Oriente con un repentino bombardeo en Irak contra posiciones de milicias supuestamente pro-iraníes, Joe Biden dirigió su atención a China, conocida como un enemigo estratégico contra el que reunir a todas las fuerzas del Occidente democrático.

En resumen, el nuevo inquilino de la Casa Blanca parece creer que cuando finalmente gracias a la vacunación masiva el mundo ha superado la crisis de salud, en lugar de dedicarse a la reconstrucción de las economías seriamente afectadas por los efectos del virus, las potencias mundiales deberían volver sobre los viejos pasos de la era de la Guerra Fría para lograr una “superioridad estratégica” que reafirme el papel de Estados Unidos como la potencia líder mundial.

Para dar forma concreta a este proyecto y enviar una clara señal de enemistad y hostilidad a Pekín, Biden ha ordenado al Pentágono que proceda con la planificación del plan de Trump de instalar una red de misiles de 27.400 millones de dólares que se desplegará, según la agencia NIKKEI ASIA, en países que representan un cinturón estratégico alrededor de China, Taiwán, Japón, Okinawa, Filipinas, una red de misiles de corto y medio alcance considerados adecuados para que China sienta el peso militar de la presencia estadounidense en el Lejano Oriente.

El mensaje de Biden, claramente destinado a intimidar a Pekín incluso militarmente, fue recibido con superficialidad desarmadora por el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien, olvidando los objetivos institucionales de la Alianza Atlántica, dijo ante el Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York que “la OTAN tendrá que lidiar con China, adaptando su enfoque estratégico a una relación más estrecha con Japón, Australia e India”.

Es lamentable que incluso en nuestro país comentaristas autorizados de importantes periódicos se hayan dedicado a señalar a los lectores, en tonos que recuerdan a los utilizados contra el Pacto de Varsovia en los años 60 y 70 del siglo pasado, el “peligro chino”, en una alineación poco crítica con posiciones estadounidenses que, además, no se reflejan ni en la política china ni en las relaciones entre la Unión Europea y el gobierno chino.

China, de hecho, parece decididamente orientada más que a abrir una nueva carrera armamentista, a tomar medidas concretas para elevar su economía y hacer a su población más “moderadamente rica”.

El 26 de octubre del año pasado, después de la primera ola epidémica de Covid 19, se inauguró en Pekín la quinta sesión plenaria del 19º Comité Central del Partido Comunista de China, con el ambicioso objetivo de definir, tras meses de preparación y en cuatro días de debate a puerta cerrada, las líneas estratégicas del 14º plan quinquenal del país, lanzado —a diferencia del resto del mundo— prácticamente libre de la pandemia Covid 19.

El plan, destinado a cubrir el período quinquenal 2021-2025, tiene el título, lleno de significados, “Visión 2035”, un título destinado a destacar su potencial impacto a mediano plazo en la economía china y sus relaciones internacionales. La agencia económica estadounidense Bloomberg calificó el plan como un “disparo de advertencia”, un “disparo de advertencia de cinco años a Estados Unidos”.

Un “disparo de advertencia” que claramente tiene como objetivo desafiar a los Estados Unidos no a una nueva carrera militar a los que más amenazan, sino más bien a poner en marcha, incluso con nuevos modelos de cooperación internacional, recursos frescos y creativos para elevar la economía mundial, tratando también de activar políticas de recuperación ambiental.

Es sobre la base de estos objetivos que el Presidente Xi Jinping ha dictado las directrices del nuevo plan quinquenal cuyo enfoque central es el de la “doble circulación”, una estrategia que tiene como objetivo aumentar simultáneamente la demanda interna y la inversión extranjera en bienes de consumo y tecnología, con un enfoque “dual” y coordinado de gran impacto potencial en las condiciones de vida de la población china y en las relaciones internacionales de Pekín.

Europa, por supuesto, todavía no parece querer seguir sin críticas las ideas belicosas de Washington sobre China.

El 30 de diciembre de 2020 se anunció la noticia del acuerdo entre China y la Unión Europea sobre inversiones. Después de siete años de negociaciones, durante una conferencia telefónica entre el presidente chino Xi Jinping y Ursula Von Der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, flanqueada por el presidente francés Emmanuel Macron, la canciller alemana Angela Merkel y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se aprobó el Acuerdo Global sobre Inversiones (CAI).

Se trata de un acuerdo histórico que abre una nueva “Ruta de la Seda” entre el Viejo Continente y el inmenso mercado chino.

Los principios básicos del CAI están dirigidos a un reequilibrio sustancial del comercio entre Europa y China, ya que este último ha mostrado hasta ahora poco abierto a los europeos.

Con este acuerdo, Pekín se abre a Europa en muchos sectores significativos, en particular en lo que respecta a las manufacturas y los servicios.

En estos ámbitos, China se ha comprometido a eliminar las normas que hasta ahora han discriminado fuertemente a las empresas europeas, garantizando la seguridad jurídica de quienes pretenden producir en China, alineando a las empresas europeas y chinas en términos reglamentarios y favoreciendo el establecimiento de empresas conjuntas y la celebración de acuerdos comerciales y de producción.

En lo que respecta a los servicios, China fomentará la inversión europea en servicios “en la nube”, servicios financieros, servicios privados de salud, transporte aéreo y marítimo.

Es la primera vez en su historia que China se abre a empresas e inversiones extranjeras.

China y Europa parecen haber entendido que en el mundo postpandémico no tendrá que haber espacio para “Juegos Olímpicos geopolíticos” que establezcan quién gana la medalla de “primera superpotencia”, sino que habrá una necesidad de un nuevo y creativo multilateralismo económico que vea al Este y al Oeste del mundo trabajando juntos para sentar las bases concretas para el renacimiento del planeta.

Todos esperamos que los Estados Unidos estén en juego, tal vez tomando como ejemplo el realismo de Israel y de aquellos Estados árabes que parecen haber entendido que con los conflictos son todos más pobres.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Porhibida su reproducción.

 

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