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NO ES ORO TODO LO QUE RELUCE

F. Javier Blasco Robledo*

Existe una tendencia universal a magnificar todo lo que nos llega precedido o acompañado de una buena y aparentemente inocente y bien calibrada propaganda.

El marketing bien llevado y sin escatimar esfuerzos es francamente muy rentable y son numerosos los adeptos que se crean y apuntan al carro de lo novedoso, lo acogen, aplauden, lo hacen suyo y hasta lo defienden sin ningún tipo de miramiento o duda.

Los que asiduamente me leen, conocen que una parte muy importante de mi vida profesional la he dedicado directa o indirectamente al estudio, análisis, desarrollo, dirección y aplicación de la Inteligencia tanto como a través de la diplomacia militar. Son precisamente los varios destinos y comisiones de servicio en cada uno de ellos, los que me han llevado a conocer de primera mano las tácticas, técnicas y procedimientos (TTP) de bastantes servicios de inteligencia militares de países aliados o amigos y poder comprobar la eficacia de casi todos ellos, con especial mención o fijación en los jordanos e israelíes.

Es por ello que siempre he dudado de la eficacia de la tan cacareada y elogiada nueva inteligencia más bien conocida y llamada Inteligencia Artificial (IA). Una herramienta que apareció hace escasos años, como algo novedoso y con mucha fuerza a la que una inmensa mayoría auguraba grandes éxitos y que, en breve, sería capaz de desplazar los viejos procedimientos, antenas, medios desplegados en el terreno y analistas especializados en nuestros centros, porque un simple ordenador cubriría y superaría con creces, las débiles, peligrosas y costosas capacidades de todo ese mencionado tinglado desplegado entorno a un territorio o evento de más o menos importancia.

El otro día, repasando mis apuntes y conocimientos sobre el tema, me encontré que entre las causas que pueden provocar un fallo de inteligencia de este tipo, se encuentran: el cansancio por la observación repetitiva sobre el objeto de atención especial, la obsolescencia del motivo que la originó, la reducción de los presupuestos y personal necesario para obtener ciertas garantías de éxito y fiabilidad, el profundo desconocimiento del tema de observación y análisis por parte de los nuevos implicados en caso de relevo de observadores, el no repasar y aplicar las lecciones aprendidas en otros eventos o momentos similares como el Yom Kippur ―hace cincuenta años― tal y como refleja la fotografía, la extensión del objetivo y los cambios en sus formas de actuar y, por último, pero no menos importante, los cambios de procedimiento empleado por la parte observadora sin haber mantenido un mínimo tiempo de solape entre los nuevos y los viejos, para poder contrastar los resultados de cada uno de ellos.

En razón a uno de aquellos destinos, conozco de primera mano y creo que bastante bien, las TTPs empleadas por las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) tanto en Gaza como en El Líbano para mantener un control fiable y preciso sobre Hamás y Hezbollah respectivamente, dado que ambos grupos terroristas, fuertemente alimentados y armados por Irán (su eterno enemigo a ultranza), son movidos por estos cada vez que quieren desestabilizar la zona o impedir que se practiquen negociaciones o iniciativas de paz israelíes con países árabes de la zona, o se lleven a efecto, una vez firmados.

Una teoría y situación que lleva ya muchos años sobre el tapete de juego y que no aporta nada nuevo, salvo dos cosas de mucha importancia, tanto el numero como las capacidades de entrenamiento y el armamento a su disposición puesto por Irán ha mejorado exponencialmente y quedaron muy atrás aquellos tiempos que disponían de una serie de cohetes de fabricación artesanal, con corto alcance y fácilmente detectables por sus trayectorias y velocidad de crucero; también figura entre sus cambios importantes, sus medios de comunicación, que se basan más en el mensajero a pie, en bici o patinete y cada vez se usan menos las obsoletas radios militares o civiles, que eran fácilmente detectables.

Pues bien, a pesar de aquellas facilidades que ya no existen hoy en día, el número de personas infiltradas, compradas u obligadas a permanecer disfrazadas y dispersas entre los terroristas y sus dirigentes políticos -por diversos motivos o deudas contraídas con Israel- al parecer, ha decrecido enormemente. Parece ser que era muy caro, tremendamente delicado y se confiaba en que la propia IA era la que les proporcionaría la necesaria información, pero que, en razón a lo expuesto en el párrafo anterior, no les llega nunca o en cuentagotas.

No quisiera pontificar con este tema, no me encuentro en disposición de elementos de peso en estos momentos para hacerlo categóricamente, pero esta posibilidad con un elevado grado de probabilidad de ser cierta, cosa que se llegará a saber dónde y en qué ha estado el fallo de información, cuando ―una vez acabado este grave conflicto― se aclare de verdad, porque de no corregirlo adecuadamente, va en ello su supervivencia y ni los políticos ni sus fuerzas armadas, están en situación de soportar una vergüenza similar en otra ocasión cercana. Israel y los israelíes son gente que, como hemos visto, se juegan el cuello a diario sin importar quien se es o que hace y por ello son muy exigentes con su seguridad.

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

PACIENCIA ESTRATÉGICA IRANÍ: GUERRA BLANDA E ISRAEL

Salam Al Rabadi*

Desafortunadamente, siguiendo el patrón de las estrategias de muchos países basadas en un interés exagerado en temas de derechos humanos, mujeres y democracia en Irán (como el caso de la muerte de la joven iraní Mahsa Amini), ya no es posible ignorar el alcance de la explotación política, seguridad y cultural que se está produciendo. Este patrón fue adoptado previamente en Siria, lo que llevó a su entrada en el atolladero de la guerra desde 2011. Por lo tanto, con base en la presencia de Irán en la misma dirección política, se siguió el mismo patrón, en el que la problemática se relaciona principalmente con la confrontación del creciente poder iraní.

En principio, hay una estrategia que ha quedado clara y conocida y que se basa en trasfondos culturales cuyo principal objetivo es fragmentar las sociedades desde dentro (guerras blandas). Hay muchos países (Israel en particular) no pueden aceptar en absoluto la realidad de la presencia de Irán como una gran potencia regional. A pesar de todas las políticas de sanciones seguidas para aislar y marginar a Irán durante los últimos 45 años, pudo desarrollar su propia fuerza y ​​consolidar su influencia regional.

En consecuencia, aquellos países que son hostiles a Irán no tienen más remedio que avanzar hacia la explotación de algunos temas controvertidos dentro de la sociedad iraní relacionados con los derechos humanos, las mujeres y la democracia, con el fin de desestabilizarla y debilitarla. Por lo tanto, estos países avanzaron hacia la opción de la guerra blanda a través de:

    1. Penetración cultural dentro de la sociedad iraní para desgarrar su estructura política.
    2. Apoyar movimientos terroristas, incluido el intento de reproducir un nuevo ISIS.

En este contexto, hay mucha evidencia que confirma estas intervenciones externas destinadas a sumergir a Irán en conflictos y guerras internas, que incluyen, entre otros:

    • Incautación de cargamentos de armas procedentes del extranjero, coincidiendo con el inicio de disturbios internos.
    • Desmantelar células terroristas que planeaban asesinar a figuras de origen árabe y realizar operaciones terroristas en lugares religiosos para desencadenar una guerra civil.
    • Detención de grupos terroristas vinculados a inteligencia extranjera que trabajen en el contrabando de armas.

Sobre la base de estos hechos, parece que el objetivo principal es destruir la estructura social, exagerar la polarización política y socavar la estabilidad de la seguridad, para que Irán se vuelva más frágil y sujeto a división. Prácticamente, la República de Irán se enfrenta a una guerra híbrida, cuyo objetivo político se basa en enfrentar la influencia iraní que se basa en:

    1. Insistir en continuar con el programa nuclear.
    2. Apoyar los movimientos de resistencia frente a la ocupación israelí de Palestina.
    3. Estar presente en Siria y ayudar al ejército sirio en su guerra contra los movimientos terroristas.
    4. Apoyar a los hutíes en Yemen de forma permanente.
    5. Consolidar la influencia en Irak a todos los niveles.
    6. Acercamiento estratégico tanto con Rusia como con China.

Aquí hay que reconocer que las tensiones internas iraníes son una carta ganadora que Estados Unidos e Israel han tratado de explotar para incitar al pueblo iraní contra el régimen y chocar con él. Esta nueva situación o desafío requirió que el gobierno iraní adoptara una visión diferente sobre cómo lidiar con tales desarrollos. De hecho, el gobierno iraní y sus instituciones de seguridad siguieron una política de moderación y no dieron ningún paso provocativo que pudiera conducir a un enfrentamiento. Por el contrario, se ha trabajado en:

    • Absorber la ira de la gente y permitir manifestaciones.
    • Supervisar de cerca la situación de seguridad y controlar las células terroristas.
    • Revelar a la sociedad iraní las sucias políticas de movilización e incitación mediática.
    • Evidencia de que muchos movimientos de oposición están vinculados a la agenda de países extranjeros.
    • Vincular los hechos internos con el patrón basado en la implementación del modelo sirio en Irán.

En este contexto, e independientemente de la capacidad del gobierno iraní para enfrentar estas guerras blandas, existen desafíos políticos, culturales y de seguridad interna muy serios que ya no se pueden ignorar y requieren una reconsideración de muchas políticas que se pensaban se han vuelto axiomáticos, incluyendo:

    • Ya no es posible seguir una política que se basa en responsabilizar a los gobiernos iraníes y neutralizar al Líder Supremo de la Revolución (o la institución de la Guardianía del Faqih) de cualquier responsabilidad.
    • La existencia de cambios radicales vinculados a las amenazas a la seguridad, que ya no se limitan a la amenaza israelí, sino que se extienden a los movimientos terroristas.
    • Aumentando las complejidades asociadas a los planes extranjeros que buscan socavar los cimientos del estado iraní.
    • Las crisis internas parecen ser las más peligrosas, y pueden llevar a hacer concesiones estratégicas a nivel del expediente nuclear, la causa palestina, la relación con Siria y los movimientos de resistencia.

En resumen, el interés exagerado en los temas de derechos humanos se da en el contexto de las presiones a las que Irán ha estado expuesto durante décadas para lograr objetivos geopolíticos. Sin embargo, de acuerdo con cómo Irán enfrentó los desafíos anteriores, parece que es capaz de superar las dificultades actuales, ya que los pilares del Estado siguen siendo sólidos en todos los niveles.

Además, no debe subestimarse la capacidad de Irán para reevaluar sus relaciones exteriores, basándose en la ecuación de que la seguridad de Irán está vinculada a la seguridad de la región. Irán tiene muchas opciones que mejoran esta ecuación. Hay complejidades multidimensionales vinculadas a la realidad iraní, ya sea en términos de programa nuclear o de aumento de la intensidad de la colisión con Israel o de seguridad energética. Por ejemplo, ya no es posible confiar siempre en la continua moderación de Irán en Yemen y las repercusiones estratégicas regionales y globales resultantes, al menos en el nivel de los equilibrios de seguridad energética global.

Sin mencionar que si la paciencia estratégica de Irán se agota, no es nada improbable que Irán apunte directamente a los intereses israelíes. Quizás en algún momento la confrontación sea directa dentro de la propia Palestina ocupada. Como Irán es plenamente consciente de que todos los intentos de desestabilizarlo no pueden desligarse en absoluto de las reacciones de Israel, que se enfrenta a un peligro existencial tras perder todas sus guerras con el eje de resistencia que es apoyado total e ilimitadamente por la República de Irán.

 

* Doctor en Filosofía en Ciencia Política y en Relaciones Internacionales. Actualmente preparando una segunda tesis doctoral: The Future of Europe and the Challenges of Demography and Migration, Universidad de Santiago de Compostela, España. 

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IN MEMORIAM ROBERT FISK (30 de octubre de 2020)

Juan José Santander*

Robert Fisk (Maidstone, Reino Unido, 1946 – Dublin, Irlanda, 30 de octubre de 2020)

Las páginas refieren a The Great War for Civilisation: the Conquest of the Middle East. EEUU: Vintage Books, febrero 2007.

 

Ante la reciente nueva explosión de violencia en el ámbito del conflicto palestino-israelí evidenciando la disparidad de fuerzas entre los contendientes; con un profundo sentimiento de rechazo ante lo que personalmente percibo, casi sin excepciones, como una muestra de doble vara y manifestación de abrumadora generalizada hipocresía –en su raíz etimológica que refiere a la actuación de los actores en escena-; sin pretender establecer un criterio de apreciación de esas conductas o zanjar sobre su valoración aunque sí aspirando a humillar cierta ignorante arrogancia intelectual, deseo rendir homenaje a una de las plumas más certeras y honestas en el análisis de ése y otros conflictos, el periodista británico Robert Fisk, cuya voz continúa presente en sus escritos.

Ya que coincide con el tema de estas reuniones, me permito recordar muy sucintamente algunos fragmentos de la obra citada.

Los primeros refieren a la visión prospectiva en perspectiva de protagonistas y estudiosos de la cuestión una década antes de la declaración del Estado de Israel, que brindan un marco de análisis no por aparentemente remoto menos vigente.

 

1936, Lloyd George, Primer Ministro, ante los Comunes, sobre la Declaración Balfour, pág. 366.

“Fue en uno de los más oscuros períodos de la guerra que el sr Balfour preparó primero su Declaración. En ese tiempo el Ejército Francés se había amotinado; el ejército italiano estaba al borde del colapso; América había apenas comenzado de veras a prepararse. No había nada sino Bretaña confrontando la combinación militar más poderosa que el mundo haya nunca visto. Era importante para nosotros buscar toda ayuda legítima que pudiéramos conseguir. El Gobierno llegó a la conclusión, sobre información recibida de todas partes del mundo, que era muy vital que tuviéramos las simpatías de la comunidad judía… Ciertamente no teníamos prejuicios contra los árabes porque en ese momento teníamos cientos de miles de tropas peleando por la emancipación árabe del Turco. En estas condiciones y con el consejo que recibieron, el Gobierno decidió que era deseable para nosotros asegurarnos la simpatía y cooperación de esa tan distinguida comunidad, los judíos, alrededor del mundo. Fueron de ayuda para nosotros en América con amplio alcance; y fueron de ayuda hasta en Rusia en ese momento porque Rusia estaba por salirse y dejarnos solos. En esas condiciones, lo propusimos a nuestros aliados. Francia, Italia, y los EEUU lo aceptaron… Los judíos, con toda la influencia que poseían, respondieron noblemente al llamado.”

 

1937, Winston Churchill, sobre la partición de Palestina, pág. 368.

‘El rico, poblado, progresivo Estado Judío se halla en las llanuras, y en las costas (de Palestina). Alrededor de él, en las colinas y tierras altas, abarcando a lo ancho y hacia la lejanía en los desiertos ilimitables, los árabes guerreros de Siria, de Transjordania, de Arabia, respaldados por las fuerzas armadas de Iraq, presentan la incesante amenaza de guerra… Para mantenerse, el Estado Judío debe estar armado hasta los dientes, y debe convocar todo hombre apto para fortalecer su ejército. ¿Pero cuánto tiempo permitirán continuar este proceso las grandes poblaciones árabes en Iraq y Palestina? ¿Puede esperarse que los árabes permanezcan impasibles contemplando la construcción con capital judío mundial y recursos de un ejército judío equipado con las más mortíferas armas de guerra, hasta que sea lo bastante fuerte como para no temerles? ¿Y si alcanzara alguna vez el ejército judío ese punto, quién puede asegurar que, aferrado a sus estrechos límites, no se lanzarán sobre las nuevas tierras no desarrolladas de su entorno?”

1938, George Antonius, historiador, pág. 367.

“El tratamiento dado a los judíos en Alemania y otros países europeos es un baldón para sus autores y para la civilización moderna; pero la posteridad no exonerará a cualquier país que no asuma su propia parte en los sacrificios necesarios para aliviar el sufrimiento y penurias judíos. Colocar el grueso de esa carga sobre la Palestina árabe es una evasión miserable del deber que compete a todo el mundo civilizado. Es también moralmente indignante. Ningún código moral puede justificar la persecución de un pueblo con la intención de aliviar la persecución de otro. La cura para la expulsión de judíos de Alemania no debe buscarse en la expulsión de los árabes de su solar natal; y la ayuda a la penuria judía no debe realizarse al costo de infligir una penuria equiparable a una población inocente y pacífica.”

 

Nuevamente George Antonius, sobre los riesgos de confiar demasiado en el ya entonces nutrido cuerpo de literatura sobre el tema, pág. 365.

“…debe ser utilizado con cuidado, en parte porque el alto porcentaje de abierta o velada propaganda, y en parte porque lo remoto de las fuentes árabes indispensables ha militado en contra de una real ecuanimidad, aun en las obras de historiadores neutrales y ecuánimes. La propaganda sionista es activa, muy organizada y difundida; la prensa mundial, al menos en las democracias occidentales, es ampliamente susceptible a ella; domina muchos de los canales disponibles para la diseminación de noticias, y más particularmente los del mundo de habla inglesa. La propaganda árabe es, en comparación, primitiva e infinitamente menos exitosa: los árabes tienen poco de la habilidad, ubicuidad políglota o recursos financieros que hacen la propaganda judía tan efectiva. El resultado es que, de hace más o menos una veintena de años, el mundo ha estado mirando Palestina principalmente a través de lentes sionistas y ha inconscientemente adquirido el hábito de razonar con premisas sionistas.”

 

Demos ahora la palabra al autor:

Pág. 377. “Siguiendo sus esfuerzos, la tarea de reportar sobre su dirigencia política sin esperanza, su victimización —más cruelmente evidenciada cuando eran presentados como los agresores por un todopoderoso Israel y, después, un cada vez más hegemónico EEUU— y sus patéticos, bravos y a menudo brutales intentos por buscar la simpatía del mundo ha sido una de las experiencias periodísticas más depresivas. Cuanto más escribíamos sobre el despojo palestino, menos efecto parecía tener y más atacados éramos como periodistas.”

Pág. 378. “Porque a través de estos largos años, había un notable, virtualmente inmutable fenómeno que aseguraba que el balance de poder en Medio Oriente permaneciera sin cambios: El sostén inconmovible, ampliamente acrítico, a menudo involuntario de América a Israel. La ‘seguridad’ de Israel —o su supuesta falta— se convirtió en la vara de medida de todas las negociaciones, de todas las amenazas militares y de todas las guerras. La injusticia hecha a los palestinos, el despojo, las masacres, no sólo la pérdida de esa parte de Palestina que se volvió Israel —y está internacionalmente reconocida como tal— sino también la ocupación del resto del territorio del Mandato (británico) y la sangrienta supresión de cualquiera y toda manifestación de resistencia palestina: todo esto tenía que quedar en segundo lugar ante la seguridad de Israel y los valores civilizados y la democracia por los que Israel era ampliamente promocionado. Su ejército, que a menudo se comportaba con crueldad e indisciplina, debía ser visto como un ejemplo de ‘pureza de armas’ y aquéllos de nosotros que testimoniábamos la muerte de civiles por Israel debíamos ser tildados de mentirosos, antisemitas o amigos del ‘terrorismo’…”

‘‘Terrorismo’ es una palabra que se ha vuelto una plaga de nuestro vocabulario, la excusa y razón y permiso moral para la violencia promovida por los Estados —nuestra violencia— que ahora se usa contra inocentes en Medio Oriente cada vez más indignante y promiscuamente. Terrorismo, terrorismo, terrorismo. Se ha convertido en un punto final, un signo de puntuación, una frase, una figura de elocución, un sermón, la suma final de todo lo que debemos odiar para ignorar la injusticia y la ocupación y el asesinato en masa. Terror, terror, terror. Es una sonata, una sinfonía, una orquesta afinada a cada televisor y receptor de radio y reporte de agencias de noticias, el culebrón del Diablo, ofrecido en horario de máxima audiencia o destilado en fatigosamente vacuas y mendaces formas por los ‘comentaristas’ de derecha de la costa este americana o el Jerusalem Post o los intelectuales de Europa. Golpe contra el Terror. Victoria sobre el Terror. Guerra al Terror. Guerra Incesante contra el Terror. Raramente en la historia soldados y periodistas y presidentes y reyes se han alineado en rangos tan sin pensar ni cuestionarse.”

A propósito de la previa a los Acuerdos de Oslo y el surgimiento de Hamás

Pág. 390. “…La quimera de un estado palestino y su capital en Jerusalén que nunca —jamás— se les darían.”

“No era difícil ver por qué tanto los israelís como Arafat hicieron causa común en un pacto secreto. La ocupación israelí se volvía cada vez más brutal y la creciente fuerza de las milicias religiosas palestinas, especialmente Hamás, amedrentaban a la vez a los israelís y a la dirigencia palestina. Por años, los israelís habían animado a Hamás en su construcción de mezquitas y servicios sociales como rival a la ‘terrorista’ OLP y a la dirigencia del exilado ‘súperterrorista’ Arafat. Igual que América ayudó a crear a Osama bin Laden y a Saddam Hussein, así Israel nutría Hamás y su dirigencia de imanes y autoconvencidos luchadores que pedían ahora Palestina —toda Palestina— para los palestinos. Al final, lo que sacó a Arafat de la oscuridad fue el poder de estos rivales islámicos entre los palestinos, y la medida en que estaban sangrando a Israel en los territorios ocupados. Sin la oposición de Hamás y la Yihad Islámica, los israelís no habrían tenido deseo alguno de retirarse. Sin su existencia —sin esas intransigentes demandas panislámicas que sobrepasaban de lejos las aspiraciones de Arafat— los israelís habrían tenido escaso interés por reconocer a la OLP o devolver una mota de Palestina a Arafat.”

Estas apreciaciones contribuyen a mi juicio a mejor comprender las circunstancias presentes a través de sus antecedentes.

 

* Diplomático retirado. Fue Encargado de Negocios de la Embajada de la República Argentina en Marruecos (1998 a 2006). Ex funcionario diplomático en diversos países árabes. Condecorado con el Wissam Alauita de la Orden del Comendador, por el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, M. Benaissa en noviembre de 2006). Miembro del CEID y de la SAEEG. 

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