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PERÓN, PERONISMO, POLÍTICA Y ESTADO. A 50 AÑOS DEL FALLECIMIENTO DEL GENERAL PERÓN.

Marcelo Javier de los Reyes*

19 de noviembre de 1972. El histórico abrazo Perón – Balbín.

Introducción

Se cumplen cincuenta años del fallecimiento de quien fuera tres veces presidente de la Nación, el general Juan Domingo Perón, por lo que estimo que es una oportunidad para abordar ciertos temas y romper algunos mitos que circulan a través de las redes sociales, los que no tienen otra intención que seguir dividiendo a la sociedad argentina, fomentando el individualismo y la desconfianza entre sus miembros.

Como he sostenido varias veces en reuniones privadas y públicas, la Argentina está siendo sometida a una guerra cognitiva que tiene por objetivo la fragmentación y la disolución de nuestro país. Buena parte de la población no puede percibir que es objeto de una manipulación pero es hora de empezar a hablar de ello para contrarrestar las «usinas de odio» constantemente encendidas.

Es necesario revertir este rumbo lo antes posible y comenzar a trabajar para reconstruir nuestra Argentina.

Un momento «bisagra»

Desde el 29 de junio de 1974 María Estela Martínez de Perón se encontraba en ejercicio de la presidencia debido a la enfermedad de su esposo. A las 14:10 del 1° de julio anunció al pueblo argentino el fallecimiento del presidente.

El 12 de octubre de 1973 Juan Domingo Perón había asumido su tercer mandato presidencial luego de dieciocho años de exilio y «operar» para desplazar del gobierno a quien había fungido como su delegado personal pero que al asumir la presidencia tomó un rumbo ideológico que no era el que el general predicaba.

Perón llegó a esa tercera presidencia luego de un llamado a elecciones tras la renuncia del presidente Héctor J. Cámpora y de su vicepresidente, Vicente Solano Lima. El 62% del electorado lo respaldó para tomar las riendas de un país convulsionado, con una sociedad dividida y con varias organizaciones terroristas sembrando el miedo en la población en diferentes puntos del país. Algunos de esos grupos actuaron para favorecer el regreso del general al gobierno pero cuando él les pidió que depusieran las armas, los miembros de esa «juventud maravillosa» decidieron no hacerlo. La violencia política se acrecentó y Perón decidió enfrentarlos.

El general trabajó en su exilio para lograr un regreso triunfal tras una salida forzada en 1955 y los militares argentinos, incluso aquellos que lo habían combatido y que verían el fracaso de su gestión al frente del gobierno tras el derrocamiento del presidente radical Arturo Umberto Illia, consideraron que era el hombre apropiado para devolver la gobernabilidad a la Nación.

Fue así como su regreso aspiraba a lograr la unidad de buena parte de los argentinos. En ese sentido debemos tener presente que quienes otrora habían sido tenaces enemigos iniciaron un camino de convivencia y de amistad e incluso se consideró que podían integrar la fórmula presidencial que llevaría como vicepresidente al radical Ricardo Balbín. Pero «las bases peronistas» prefirieron que a Perón lo acompañara su esposa.

A pesar de esa compleja situación política, la Argentina era otra, muy diferente a la del presente, a la que conoció buena parte de la juventud actual. Era un país con movilidad social, cuya sociedad giraba en torno de la familia y de una amplia clase media real. Era un país con un sector agropecuario fuerte pero también era industrialista y tanto en la zona sur de la Capital Federal, como en amplias zonas del Gran Buenos Aires había amplios sectores de producción industrial. El trabajo formal y el número de asalariados constituían un porcentaje mayor al actual. La población por esos años rondaba los 25 millones de habitantes, la pobreza era del 3,8% y la desocupación del 4,2%. La deuda externa argentina era de unos US$ 4.000 millones.

Antes de asumir su tercer mandato, el 25 de septiembre de 1973, Perón sufrió un fuerte golpe con el asesinato de José Ignacio Rucci ―a la sazón secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) de la República Argentina― cuando salía de su casa en el barrio de Flores. La responsabilidad del crimen cayó sobre el grupo terrorista Montoneros.

La violencia política se acrecentó. Un nuevo grupo violento apareció en escena: la «Triple A», «Alianza Anticomunista Argentina», era una organización parapolicial que actuaba a la sombra de importantes funcionarios del gobierno.

La sociedad se fue acostumbrando a vivir en ese contexto violento y nuestros padres nos instruían sobre cómo andar por la calle, de no levantar cosas de la calle ni de patear paquetes que podían ser artefactos explosivos. Así se vivía en esa época. Civiles, agentes del orden y militares morían como consecuencia de los atentados.

El 19 de enero de 1974 un comando del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) llevó a cabo un ataque a la Guarnición Militar de Azul, degollaron al soldado Daniel González, asesinaron al coronel Camilo Arturo Gay y a su esposa, Nilda Cazaux. Los terroristas secuestraron al teniente coronel Jorge Ibarzábal, jefe del Grupo de Artillería Blindado 1, a quien asesinaron tras 300 días de cautiverio.

Perón no titubeó y tomó la decisión de eliminar a los guerrilleros y escribió una carta dirigida a los militares que defendieron la guarnición en calidad de «comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y soldado experimentado». En la misiva los felicitó «por el heroico y leal comportamiento con que han afrontado el traicionero ataque» y agregó:

«Quiero asimismo hacerles presente que esta lucha en que estamos empeñados es larga y requiere en consecuencia, una estrategia sin tiempo».

El objetivo perseguido por estos grupos minoritarios, es el pueblo argentino, y para ello llevan a cabo una agresión integral».

Les escribió que todo el pueblo «está empeñado en exterminar este mal y será el accionar de todos el que impedirá que ocurran más agresiones y secuestros» y que la lucha contra la subversión quedaba «a cargo de toda la población, las fuerzas Policiales y de Seguridad, y si es necesario de las Fuerzas Armadas». Finalmente expresó que «el repudio unánime de la ciudadanía hará que el reducido número de psicópatas que van quedando, sea exterminado uno a uno para bien de la Republica».

Se trató de una firme decisión ante la violencia terrorista que lejos de calmarse se incrementó. El 25 de junio de 1974, el director del diario El Día de la ciudad de La Plata, David Kraiselburd, fue secuestrado en esa ciudad por un comando guerrillero.

Los hechos ocurrieron en un país que desde hacía años se había habituado a la violencia, una violencia que para esa fecha se estaba acelerando peligrosamente. Una semana después del secuestro, el presidente Juan Domingo Perón se iba de este mundo dejando en el poder a su viuda María Estela (Isabel).

Pensar cómo hubiera seguido su enfrentamiento contra la subversión sería hacer ficción. Lo cierto es que durante el gobierno de su esposa la convulsión social y la violencia terrorista se incrementaron.

Su gobierno firmó los decretos destinados «neutralizar y/o aniquilar el accionar de elementos subversivos que actuaban en la provincia de Tucumán» (Decreto 261/75) y el que luego ampliaría esa misión a todo el territorio nacional (Decreto 2772/75).

El 24 de marzo de 1976 el golpe de Estado llevado a cabo por las Fuerzas Armadas derrocó al gobierno constitucional y comenzó no sólo una profundización de la guerra contra las organizaciones terroristas sino también el establecimiento de una política económica a cargo de Alfredo Martínez de Hoz que llevaría a un fuerte endeudamiento del país, a iniciar el proceso de desindustrialización y el inicio de la incomunicación regional debido al cierre de algunos ramales ferroviarios.

No puede ni debe soslayarse en esta etapa de nuestra historia el conflicto con Chile y la guerra que nos fue impuesta en el Atlántico Sur, la Guerra de Malvinas, pero abordar estos temas nos alejaría del propósito de este artículo.

Fue así como la muerte del general Perón se convirtió en un momento bisagra de nuestra historia que abrió un camino que hubiera sido deseable no transitar.

El peronismo es el responsable de «todos los males»

Avancemos en la historia a tiempos más recientes y para luego volver hacia atrás siguiendo el estilo cinematográfico.

En los últimos años ciertos sectores de la dirigencia llenan discursos en los que proclaman que hemos llegado a este punto tras 70, 75 u 80 años de peronismo. ¿Será verdaderamente así?

Quienes esgrimen esos argumentos dicen que el peronismo no deja gobernar y que el de Mauricio Macri es el único gobierno «no peronista» que terminó su mandato durante estas últimas décadas.

Es cierto que Perón ha formado parte de los golpes de Estado de 1930 y de 1943 y que desde el exilio, durante ese período en que el peronismo estuvo proscrito, ha intentado esmerilar los gobiernos de Arturo Frondizi y de Arturo Umberto Illia. La realidad es que ambos gobiernos fueron derrocados por golpes militares, ajenos a la ideología peronista.

El historiador Robert A. Potash ha sido muy claro con respecto al papel de los medios en el golpe que derrocó al presidente Illia. Expresa que desde mediados de 1965 ciertos periódicos operaban para desacreditar al gobierno del presidente Illia y para alentar a los militares a llevar a cabo el golpe de Estado. Entre esos medios se encontraban los semanarios Confirmado y Primera Plana, el cual hasta realizó «una encuesta de opinión pública sobre hasta dónde era deseable un golpe, publicando los resultados el mismo día de la toma del poder militar»[1].

La revista Primera Plana fue creada en noviembre de 1962 por Jacobo Timerman ―a propuesta de algunos coroneles del bando «azul» para difundir la acción de ese grupo― y el reconocido abogado y periodista Mariano Grondona fue columnita del medio. Timerman fue su director hasta 1964, pero en mayo de 1965 inició un nuevo proyecto a partir de Confirmado, que desde su origen se destacó por sus ataques al gobierno de Illia. Su principal editorialista era Álvaro Alsogaray, hermano del general que con Onganía decidieron derrocar al gobierno. Unos meses después tomó la dirección el comodoro Juan José Güiraldes y el secretario de redacción era Horacio Verbitsky[2].

Caricatura del presidente Illia en la tapa de la revista Primera Plana.

En 1971 Timerman fundó La Opinión ―durante el gobierno del general Lanusse―, proyecto del que participó en un comienzo Miguel Bonasso, el cual dejaría de salir en mayo de 1977. Según Graciela Mochkofsky, «Timerman siempre intentó moverse con la seguridad de su acceso al poder de turno» y agrega que «basó su ascenso social y profesional en asociaciones pragmáticas con el poder político y militar dominante en la Argentina de los años ’50, ’60 y ’70»[3].

Ni en el caso del golpe de Estado que derrocó al presidente Frondizi ni en el que provocó el derrocamiento del presidente Illia podría verse una mano directa del peronismo.

Panorama era otra revista crítica del gobierno del presidente Illia, a quien llamaban injustamente «la tortuga» porque decían que gobernaba lentamente.

El papel de la prensa y de encumbrados periodistas como Timerman, Mariano Grondona, Horacio Verbitsky, Bernardo Neustadt ―quien escribía sus columnas críticas en Todo― no sólo fue crucial en el derrocamiento del presidente Illia sino también durante el retorno de la «democracia». Neustadt fue un operador del presidente Carlos Menem y desde su poder en los medios denostó al Estado y favoreció la destrucción del mismo a partir de su prédica pro privatización. Verbitsky hizo lo propio desde otro ángulo ideológico y se alió al gobierno de Néstor Kirchner, lo cual ha quedado en evidencia en el libro El Pacto: Kirchner– Verbitsky, publicado por la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia. Ese pacto ha llevado a la infiltración en el Poder Judicial y al desarrollo de una «ingeniería social y cultural» que transformó a la sociedad argentina o, al menos, a buena parte de ella[4].

No están exentos de esta manipulación social otros periodistas como por ejemplo Jorge Lanata, fundador de Pagina 12, quien reconoció recibir fondos del Movimiento Todos por la Patria (MTP) de Gorriarán Merlo. En una entrevista Lanata explicaba:

Los tipos eran un partido político, legal, tenían una revista, jefe de prensa, no estaban clandestinos. Y tampoco me llamaban de todos lados para ofrecerme guita para poner el diario. Fue lo que conseguimos y después tuvimos que sobrevivir pidiendo plata en cualquier lado, sea una cueva o un distribuidor. Pero si a mí no me condicionaban lo que tenía que poner… yo quería hacer un diario. Y no estaba haciendo nada que estuviese mal o fuese ilegal.[5]

Luis Majul, biógrafo de Lanata, ya había escrito sobre esto en un artículo de La Nación publicado en 2012:

También mantuvo reuniones clandestinas con el primer gran sponsor del diario, Enrique Gorriarán Merlo, cuando el guerrillero estaba prófugo de la justicia.[6]

Lanata también fue el inventor del concepto de «la grieta», la cual se ha venido agigantando a lo largo de esta partidocracia.

Estos mercenarios del periodismo han tenido un gran protagonismo en la manipulación de la realidad y en la formación de opinión en la sociedad y esto no ha cambiado, al punto que otros operadores conocidos tuvieron un papel crucial en el proceso electoral de 2023 impulsando las campañas de ciertos candidatos.

¿Y el peronismo?

Tras la muerte de Perón ese vacío fue disputado por algunos dirigentes que estuvieron más cerca del general pero la realidad es que el Partido Justicialista fue usado como un sello partidario para llegar al poder. ¿Podría considerarse al gobierno de Carlos Menem un gobierno peronista? Llegó al gobierno con la ayuda de Álvaro Alsogaray, aquel que escribía en contra de Illia y hermano del general golpista, el que como ministro de Economía del presidente Frondizi, el 29 de junio de 1959, le dijo al pueblo argentino: «hay que pasar el invierno».

Menem, hombre pragmático, incorporó las medidas liberales para su gobierno. Llevó a cabo un profundo proceso de privatización de las empresas del Estado que lejos está de poder considerarse un beneficio para la Nación y para la población. El territorio nacional quedó desarticulado por el cierre de los ramales ferroviarios dejando desconectadas a varias provincias, poniendo en vigencia el «Plan Larkin» o Plan de Transporte de Largo Alcance para Argentina diseñado en Estados Unidos a instancias del Banco Mundial y desarrollado bajo la dirección del ingeniero y militar estadounidense teniente general Thomas Bernard Larkin. El plan le fue presentado a Frondizi pero no lo pudo llevar adelante debido a la fuerte oposición de los gremios ferroviarios.

Menem, de la mano de su ministro de Economía, Domingo Cavallo, con el apoyo de ciertos periodistas y medios, además de sindicalistas que traicionaron su fuente de trabajo, logró destruir el sistema ferroviario. Lo propio hizo con la empresa Empresa Líneas Marítimas Argentinas (ELMA), crucial para la exportación de los productos argentinos, la Flota Fluvial del Estado Argentino (FFEA), YPF, Aerolíneas Argentinas, etc. Del mismo modo, destruyó las industrias de la Defensa y dio por terminado el Proyecto Misilístico Cóndor desarrollado por la Fuerza Aérea Argentina.

En política exterior, Menem se acercó a la OTAN y a los Estados Unidos, los que fueron aliados de nuestro enemigo en 1982. Quizás se olvidó del famoso lema «Braden o Perón». También recurrió a la fórmula de la «seducción» para atraer a los isleños, los que ni siquiera quisieron integrarse a la Argentina cuando nuestro país les daba todo ―salud, educación, viaje al continente, correo, combustible, etc.―, por el Acuerdo de Comunicaciones de 1971[7] , mientras el Reino Unido no les daba un penique y los consideraba habitantes de segunda.

¿Hubiera realizado eso el general Perón?

Sin duda que no. Su visión del desarrollo del país desde el Estado era clara y se correspondía con su época y con su concepción ideológica. A diferencia de otros países, la Argentina se desarrolló a partir del Estado y de una dirigencia que, en todo caso, supo coordinar el esfuerzo privado con el estatal pero debemos mencionar que relevantes sectores productivos y estratégicos nacieron a partir de militares con visión estratégica como la del general Enrique Mosconi ―ingeniero y general de división del Ejército que potenció la organización de la exploración y explotación de petróleo en Argentina― y como la de Manuel Savio ―ingeniero argentino y general del Ejército que desarrolló la industria siderúrgica desde la dirección de Fabricaciones Militares y SOMISA (Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina)―. También podemos sumar en esta lista a otros militares con visión geopolítica y estratégica como el comandante Luis Piedrabuena, el almirante Segundo Storni, el almirante Manuel Domecq García o el general Juan Enrique Guglialmelli.

Más allá de sus defectos y virtudes, Perón pertenecía a esa generación de militares y abogaba por la integración regional. Se le atribuye al barón de Río Branco la iniciativa de un pacto pacifista, pergeñada en 1908, para favorecer una distensión en la región entre la Argentina, Brasil y Chile. Un nuevo paso en ese sentido se dio el 25 de mayo de 1915 cuando los cancilleres de Argentina, Brasil y Chile firmaron en Buenos Aires el «Tratado de No Agresión, Consulta y Arbitraje», el cual fue percibido con desconfianza tanto por Estados Unidos, como por otros países americanos, por considerarlo como una eventual alianza militar. Sin embargo, durante el gobierno de Perón el contexto mundial y el marco regional parecían favorecer una propuesta más abarcativa.

En la década de 1950 se inició el proceso de integración en Europa pero por esos años Perón también aspiraba a lo mismo en nuestra región. El 11 de noviembre de 1953, en la entonces Escuela Nacional de Guerra —dependiente del Ministerio de Defensa—, el presidente Perón pronunció un discurso que permaneció como «Documento Reservado» (secreto) hasta 1967, año en que fue dado a conocer públicamente, conocido como «Unidos o Dominados», tema que ya he abordado en otro artículo en 2021[8].

Por esa época Perón lanzó su propuesta del «ABC», la «necesidad de la unión» de Argentina, Brasil y Chile. A ella luego se sumarían los demás países de la región. Esto lo llevó a conversar —tiempo antes— con los presidentes de Brasil (1951-1954, su última presidencia) y de Chile, Getulio Vargas y el general Carlos Ibáñez del Campo (1952–1958, segunda presidencia), respectivamente. Infelizmente, diversos sectores e intereses externos conspiraron ―y continúan conspirando― en contra de una integración regional con capacidad de crear un modelo de desarrollo propio.

Una nueva pregunta sería apropiada para quienes consideran que el peronismo está en la raíz de todos los males: ¿Puede considerarse peronismo al kirchnerismo?

La respuesta también sería negativa. Nuevamente se usó el sello partidario y las imágenes de Perón y Evita para un proyecto personal, de apariencia «nacional». De ahí que se considera que el peronismo va y viene entre la privatización y la estatización, en este caso implementada a un alto costo para la Nación por parte de los gobiernos kirchneristas. Como se ha expresado ut supra, Néstor Kirchner hizo una alianza con un personaje que juega para intereses extranjeros, como Verbitsky, para construir su base de poder. De ese modo también atrajo a sectores de la izquierda, algo que seguramente Perón no hubiera hecho. Aún más, está la anécdota de la respuesta de Cristina Fernández de Kirchner a Antonio Cafiero, el impulsor del monumento a Perón: «Yo, para ese viejo de mierda, no pongo mi firma». Cristina ¿peronista? Ni en sueños. Otra pragmática.

En este listado entran también otros neoperonistas como Sergio Massa y Amado Boudou, originalmente afiliados a la UCeDe de Alsogaray.

Esa propaganda que los medios han llevado a cabo manipulando la opinión pública nos lleva también a situaciones insólitas en las que ciertos sectores de la población se expresan contra el peronismo y se manifiestan en favor de Macri y del PRO. ¿No saben que buena parte de la dirigencia del PRO es peronista? Horacio Rodríguez Larreta, Cristian Ritondo, Emilio Monzó, Patricia Bullrich ―asidua al travestismo político al igual que Massa, Martín Lousteau y tantos otros―… y la lista sigue.

Pero hay más… Ningún peronista se esforzó por erigir un monumento en memoria de Perón en la Ciudad de Buenos Aries. Para muchos, la siguiente foto será una novedad:

Ese monolito se encontraba en la playa de estacionamiento de la Presidencia de la Nación, casi en la esquina de la Avenida Madero con la calle Presidente Perón y decía: «Piedra fundamental. En este sitio se emplazará el monumento al Tte. Gral. Juan Domingo Perón. Tres veces presidente de los argentinos». Sin embargo el monumento nunca se levantó y el progresista Larreta arrasó con el monolito cuando hizo construir el Paseo del Bajo.

Pero, hay un enorme monumento a Perón en la plaza frente a la Aduana. ¿Quién lo hizo erigir? Mauricio Macri, otro pragmático.

El 8 de octubre de 2015, aniversario del nacimiento del general Perón ―y del autor del presente artículo― Macri y Ritondo inauguraron el primer monumento a Perón en la Ciudad de Buenos Aires con la asistencia de Hugo Moyano, Gerónimo Venegas, Eduardo Duhalde, y la plana mayor del PRO: la vicejefa de Gobierno la Ciudad de Buenos Aires y entonces candidata a gobernadora bonaerense por Cambiemos, María Eugenia Vidal, el entonces jefe de Gabinete y jefe de Gobierno electo, Horacio Rodríguez Larreta y su compañero de fórmula Diego Santilli.

En su discurso Macri expresó:

Perón decía que a la Argentina la arreglamos entre todos, o no la arregla nadie. Por eso tenemos que volver a unir al país, porque ese es el camino del progreso. Perón y Evita devolvieron los derechos a los trabajadores. Yo creo en el diálogo con las organizaciones sindicales, porque un gobierno no está para reprimir trabajadores. Debemos trabajar para lograr tener pobreza cero en el país, con eso defenderemos las banderas del justicialismo, eso es justicia social.[9]

Macri agregó que:

algunos dicen que son peronistas pero sólo se dedican a manipular desigualdades. Por eso quiero invitar a los verdaderos peronistas a cambiar el país, porque mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar. Porque un gobernante que no genera trabajo, no es un gobernante.[10]

Al final de su gobierno Macri hizo un balance en el que afirmó: «El mío, fue un Gobierno de corte socialista»[11].

¿Cómo los seguidores de Macri o del PRO pueden considerarse antiperonistas o de derecha cuando su «líder» se ha asumido como peronista y/o socialista? De hecho parecería, al menos, una contradicción.

Del circo romano al futuro apocalíptico

El actual presidente, Javier Milei, ha manifestado hace un tiempo que él y Conan se encontraron por primera vez hace 2000 años en el Coliseo romano. En una entrevista que le realizaron en Estados Unidos al medio Free Press expresó: «Yo vengo de un futuro postapocalíptico para impedir el avance del socialismo. Algo así como Terminator; de hecho, Schwarzenegger es libertario».

Lo más grave de esa entrevista son dos afirmaciones que jamás debiera hacer el presidente de un país: «Amo ser el topo dentro del Estado». «Soy el que destruye el Estado desde adentro».

Su «traslación» a través de la historia, que le permite ir al pasado y al futuro, no sería preocupante si tuviera la posibilidad de aprender de esa experiencia. Parece por lo menos risueño que diga que viene desde el futuro para impedir el avance del socialismo. Por empezar, para ver lo que ha hecho el socialismo bien se podría ir hacia atrás más que hacia el futuro pero, por otro lado, sigue anclado en categorías de la Guerra Fría y carece de conocimientos históricos y de política internacional … y en la práctica tampoco de economía si uno observa como ha empeorado la situación económica del país desde que asumió el gobierno.

No tenía que ir tan lejos en el pasado para darse cuenta de que sus propuestas ya fueron llevadas a cabo por sus tan ponderados Menem y Cavallo con resultados desastrosos para la Argentina. Nuevamente el tema de las privatizaciones, o de reprivatizaciones de empresas que fueron reestatizadas, es poco serio, más allá de que esto resulte un «negocio» para los políticos y los economistas que se sientan en Ministerio de Economía.

La propuesta de Milei es otro paso, quizás el último, que tiene como antecedentes el gobierno militar con Martínez de Hoz, el de Menem y el de De la Rúa con Domingo Cavallo, el de Macri con sus equipos económicos que endeudaron al país de una manera irracional cuando debió haber reducido el gasto público. Si Menem desarticuló las comunicaciones de la Argentina a partir de la destrucción de uno de los sistemas ferroviarios más extensos del mundo, de la privatización de Aerolíneas Argentinas y de la paralización de las Líneas Aéreas del Estado (LADE), empresa estatal con un compromiso social al conectar localidades a las que no llegaban las aerolíneas comerciales, el proyecto de Milei profundiza la desarticulación territorial al considerar el cierre de más ramales ferroviarios y la reprivatización de Aerolíneas Argentinas. Aún peor, ha procedido a cerrar oficinas de correos en pequeños pueblos y en los que había un solo empleado y considera la privatización y/o cierre de sucursales del Banco Nación. Léase, se intenta borrar toda presencia del Estado en amplias regiones del país, se intenta borrar así todo lo que represente la identidad nacional. Se trata de un gobierno que procede a terminar de entregar el país a los que financiaron su campaña tanto dentro como fuera de la Argentina.

El caso de los gobiernos kirchneristas son de otra naturaleza pero no menos perjudiciales para la Argentina. Sin embargo sus desaciertos y sus negociados parecen haber estado más expuestos por los medios. El gobierno de Milei ha deslumbrado a sus seguidores con sus informes acerca de sus antecesores pero no ha llevado a ningún funcionario a la justicia. Como suele decirse, «todo para la gilada».

La corporación política constantemente introduce divisiones en la sociedad de modo tal de que dos personas no puedan encontrar puntos en común. Por otro lado, el discurso de atacar al Estado ha dado sus frutos pero se trata de un discurso mentiroso y más si lo llevan a cabo funcionarios o presidentes que son empleados de las corporaciones prebendarías, corporaciones económicas que han crecido a la sombra del Estado.

Se confunde, seguramente intencionalmente, «Estado» con «gobierno». El Estado es uno de los requisitos fundamentales para la existencia de una nación. No se puede concebir una nación sin Estado y que la máxima autoridad del mismo afirme que es un «topo» que se propone destruir lo que representa; suena, por lo menos, demencial.

Veamos este ejemplo. El Estado sería como un consorcio de copropietarios y el gobierno sería el administrador del consorcio. Si el administrador cumple mal su función no hay que destruir al consorcio sino echar al administrador. Pensar en destruir el consorcio de copropietarios sería destruir el edificio. En el Estado todos somos «copropietarios» y el administrador es el gobierno, el que nos impone impuestos pero a cambio debe darnos ciertos servicios básicos y de buena calidad: salud, educación y seguridad. Si no lo hace es porque hemos elegido un mal administrador y entonces deberá ser reemplazado. Considerar al Estado como el enemigo es considerar enemigo a cada ciudadano del país.

Ya que tanto se habla de «liberalismo» y recurren a figuras de nuestra historia como Juan Bautista Alberdi, Julio A. Roca o Carlos Pellegrini, deberían leer más o mejor lo que predicaron y sus obras. No cabe duda de que el general Roca pensó y trabajó para lograr un Estado fuerte con presencia en todo el territorio nacional. Quienes ven a Pellegrini como un liberal desconocen su labor en favor de la industria nacional. Vale aquí recordar una frase en ese sentido: «Es necesario que en la República Argentina se trabaje y se produzca algo más que pasto, sin industria no hay Nación».

 

«Es necesario que en la República Argentina se trabaje y se produzca algo más que pasto, sin industria no hay Nación».

 

A modo de conclusión

En una entrevista que le hiciera un periodista español a Perón durante su exilio en España, le pidió que diseccionara el espectro político argentino. Perón le respondió: «Mire, en Argentina hay un 30% de radicales, lo que ustedes entienden por liberales; un 30% de conservadores y otro tanto de socialistas». «Y entonces, ¿dónde están los peronistas?», inquirió el informador. «¡Ah, no, peronistas somos todos!».

Como podrá apreciarse, la respuesta de Perón caló hondo en quienes continuaron en la arena política tras su muerte. La mayoría de ellos ha recurrido al amparo del Partido Justicialista o del Movimiento Peronista para llegar al gobierno, como si fuera la autopista más segura para llegar a destino.

Sin embargo, a pesar de que muchos políticos aducen que el mal de la Argentina en los últimos ochenta años es el peronismo podrá apreciarse, tras leer este extenso artículo, que la responsabilidad no es del peronismo sino de los argentinos. Desde 1943 han pasado gobiernos peronistas, militares, radicales y del PRO, todos con los mismos desafortunados resultados para el país. Los golpes de Estado han sido propiciados por militares, por civiles que fueron a golpear las puertas de los cuarteles, por periodistas mercenarios como los que hoy ocupan espacio en los medios de comunicación.

La decadencia cultural se ha extendido a toda la sociedad pero principalmente a la dirigencia política, ignorante de la historia nacional pero que en el mejor de los casos recurre a frases que las saca del contexto histórico. Es suficiente con leer los debates del Congreso de principios y mediados del siglo XX y compararlos con los que sostienen los legisladores en la actualidad: ni riqueza en su vocabulario tienen la mayoría de ellos.

Coincido plenamente con Julio Bárbaro cuando afirma que «el peronismo murió con Perón». Los que vinieron después sólo se aprovecharon del movimiento para sus fines personales, independientemente de las consideraciones que cada uno pueda tener respecto del general Perón.

No obstante, como de toda ideología debe tomarse lo mejor para lograr los Objetivos Nacionales y, al conmemorarse cincuenta años de su muerte, deberíamos valorar su abrazo con quien fuera su acérrimo enemigo, Ricardo Balbín, como un ejemplo para emprender la unidad nacional. En el plano internacional, recrear su propuesta de la integración regional sin importar si se trata del Tratado ABC o del Tratado APU ―por tomar las iniciales de otros países de la región― y volver a la Tercera Posición, retomando el camino de la neutralidad de la que nos han sacado en su momento Menem y en la actualidad Milei.

Es urgente que los argentinos empecemos a trabajar sobre las coincidencias y dejar a un costado lo que nos separa porque la Patria precisa que echemos a los administradores que no sirven o que ya están viciados y que demos espacio para que nuevas generaciones se hagan cargo de la conducción de la Nación.

Lamentablemente hemos pasado el año 2000 y la realidad es que no estamos unidos sino dominados.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Profesor de Inteligencia de la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata.

Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019 (2da edición, 2024).

Embajador Académico de la Fundación Internacionalista de Bolivia (FIB).

Investigador Senior del IGADI, Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, Pontevedra, España.

 

Referencias

[1] Robert A. Potash. El Ejército y la política en la Argentina, 1962-1973. Buenos Aires: Sudamericana, 1994, p 228.

[2] Alain Rouquié. Poder militar y sociedad política en la Argentina II. 1943-1973. Buenos Aires, EMECÉ, 1982. p. 244.

[3] Mochkofsky, Graciela: Timerman. El periodista que quiso ser parte del poder (1923-1999). Buenos Aires. Sudamericana. 2003. Citado por Edgardo Vannucchi, «La Opinión, Timerman y la dictadura». Haroldo. La revista del Conti, https://revistaharoldo.com.ar/nota.php?id=644.

[4] Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia. El Pacto: Kirchner – Verbitsky. ISBN: 9789874774010,  152 p.

[5]Diego Sehinkman. «Jorge Lanata: “La generación del 70 nos arruinó la vida”». La Nación, 18/06/2017, https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/jorge-lanata-la-generacion-del-70-nos-arruino-la-vida-nid2032884/.

[6] Luis Majul. «Jorge Lanata: secretos y pecados de un periodista». La Nación, 02/12/2012, https://www.lanacion.com.ar/sociedad/jorge-lanata-secretos-y-pecados-de-un-periodista-nid1532483/.

[7] «El acuerdo de 1971 – Declaración Conjunta entre Argentina y el Reino Unido comprendía un conjunto de medidas prácticas, que a partir de ese momento ambos gobiernos comenzaron a implementar para facilitar el movimiento de personas y bienes entre el territorio continental argentino y las Islas Malvinas, en ambas direcciones, con el fin de promover el establecimiento de vínculos culturales, sociales y económicos». Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, https://cancilleria.gob.ar/es/politica-exterior/cuestion-malvinas/antecedentes/periodo-1966-1982#:~:text=El%20acuerdo%20de%201971%20%2D%20Declaraci%C3%B3n,las%20Islas%20Malvinas%2C%20en%20ambas.

[8] Perón, J. D. «Unidos o Dominados» (Discurso pronunciado el 11 de noviembre de 1953 en la Escuela Nacional de Guerra). Geopolítica(s). Revista de estudios sobre espacio y poder, 11(1), 2020, p. 173-183.

[9] «Macri y Ritondo inauguraron el primer monumento a Perón en la Ciudad». Parlamentario, 08/10/2015,https://www.parlamentario.com/2015/10/08/macri-y-ritondo-inauguraron-el-primer-monumento-a-peron-en-la-ciudad/

[10] Ídem.

[11] «Macri: ‘El mío, fue un Gobierno de corte socialista’». Agencia Nova, https://www.agencianova.com/nota.asp?n=2019_12_29&id=81728&id_tiponota=4.

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“AL AMIGO TODO; AL ENEMIGO, NI JUSTICIA”

Marcelo Javier de los Reyes*

22 de agosto de 1972. José López Rega, Juan Domingo Perón y Giancarlo Elia Valori en Madrid. La foto está dedicada por Perón “al querido amigo Dott. D, Giancarlo Elia Valori”.

Introducción

El 14 de septiembre el Equipo SAEEG publicó un documento inédito, una carta con fecha 20 de mayo de 1971 y escrita por el general y tres veces presidente de la República Argentina, Juan Domingo Perón, dirigida a su amigo el Profesor Doctor Giancarlo Elia Valori[1].

En esta oportunidad, publicaré nuevas cartas que el Doctor Valori me ha enviado personalmente y que él, oportunamente, ha recibido de su amigo el general Perón. Estas cartas ponen en evidencia no solo la amistad que los unía sino también la contribución que el Doctor Valori ha hecho para favorecer el retorno de Perón a la Argentina, retorno que le permitió asumir la presidencia por tercera vez el 12 de octubre de 1973, con su esposa, María Estela Martínez de Perón —“Isabel”— como vicepresidente. Como veremos más adelante, los buenos oficios de Valori fueron recompensados gentilmente por Perón.

Quiero dejar en claro que lo que me une a Perón es haber nacido, como él, el 8 de octubre y que el propósito de publicar estas cartas es la intención de hacer un aporte a la historia argentina, así como también que ellas contribuyan a conocer mejor el pensamiento de Perón y a superar las viejas divisiones de nuestra sociedad en pos de que solo nos detengamos a pensar en los objetivos nacionales y en el bien de la Patria y de la sociedad que la integra. En este sentido, estoy dispuesto a reconocer aquellos aspectos y aquellas visiones de estadista que, a mi juicio, fueron acertados por parte de Perón.

Una carta manuscrita

En una carta manuscrita, fechada el 22 de junio de 1970, Perón le escribe a su amigo en respuesta a una carta suya. El general, en su exilio, le hace llegar un “afectuoso saludo” y “los mejores deseos” de parte de su esposa. Además le informa que estaba en conocimiento de que el Doctor Valori pensaba viajar a Madrid, dado que el “señor López Rega” se lo había comunicado.

Carta manuscrita de Perón a Valori, Madrid, 22 de junio de 1970 

El texto de la carta es el siguiente:

Madrid, 22 de junio de 1970

Señor D. Giancarlo Elia Valori

Roma

Estimado amigo:

He recibido su amable carta y deseo hacerle llegar mi agradecimiento por su recuerdo y saludo que retribuyo con mi mayor afecto. De la misma manera mi Señora me encarga le transmita junto con su afectuoso saludo, sus mejores deseos.

Le tendremos presente en nuestros votos este 24 de junio que brindaremos por su próspera felicidad.

Me ha dicho el Señor López Rega que piensa Usted viajar a Madrid, en cuyo caso deseo tener el placer de poderle saludar con un abrazo. Probablemente saldremos de vacaciones en julio pero espero estar nuevamente aquí en pocos días.

Le ruego que, junto con nuestro más afectuoso saludo, quiera aceptar nuestros mejores augurios.

                                               un gran abrazo

                                                       Juan Perón

Reconocimiento, amistad y política

En otra carta fechada el 6 de marzo de 1971, Perón pondera unos artículos sobre la Iglesia y América Latina que había escrito el Profesor Giancarlo Elia Valori y le reconoce, del mismo modo, sus conocimientos sobre la región. Como ya se ha mencionado en la referida nota del Equipo SAEEG, el Profesor Valori era un gran conocedor de la Argentina debido a que su hermano Leo trabajó en nuestro país desde 1948 enviado por Enrico Mattei (1906-1962), impulsor de la creación del Ente Nazionale Idrocarburi (ENI), del que luego llegó a ser presidente. Por ese motivo y por otros, el Doctor Valori viajaba asiduamente a la Argentina. Cabe agregar que Leo falleció joven en la Argentina y que estableció una estrecha amistad con Arturo Fondizi y que también conoció a Perón.

El texto de la carta es el siguiente:

 

MADRID, 6 de marzo de 1971

Señor Doctor Don Giancarlo Elia Valori.

ROMA

       Mi querido amigo: 

He recibido vuestra carta del 1º de marzo próximo pasado y le agradezco el recuerdo y saludo de retribuyo con mi mayor afecto. Me informaron en mi casa que Usted había llamado por teléfono pero lamentablemente estaba fuera: no debe preocuparse por no haber podido despedirse e imagino sus ocupaciones en los pocos días que ha permanecido en Madrid.

He leído sus excelentes artículos “La Iglesia en el Proceso de Integración Nacional en América Latina” y “Misión de la Iglesia en América Latina” donde Usted enjuicia con evidente acierto y ecuanimidad la situación de nuestro Continente, como asimismo la tarea de la Iglesia en nuestra integración y desenvolvimiento espiritual. No es común en los escritores europeos, encontrar un conocimiento tan completo y ajustado como el que Usted tiene de nuestros problemas. Sus viajes y su agudo sentido de observación le han permitido penetrar profundamente la situación de nuestros países y de ahí la eficacia con que los expone y juzga. Lo felicito.

Cuando viaje a Chile puede contar con toda la colaboración que yo pueda prestarle. Se encuentra allí un sacerdote peronista y amigo: ALBERTO BALLERINI que podrá ponerse a sus órdenes para acompañarlo en lo que sea. Él es amigo personal del Ministro de la Gobernación como asimismo del Presidente Allende. Además está vinculado a mucha gente. Es mi representante allí y también le podrá informar sobre cualquier cosa que a Usted le interese. Yo le daré una carta de presentación para él como para el Doctor Allende.

He leído también el artículo que me adjunta del “CORRIERE DELLA SERA” escrito con un gran sentido de la realidad de nuestro Movimiento. Es absolutamente real que la fuerza de aglutinación peronista se basa especialmente en la amistad, quizá el sentimiento más noble y verdadero que suele cultivar el hombre. Los peronistas, más que nada o por sobre todo, somos amigos. Dentro de eso practicamos el apotegma de un viejo amigo mío brasilero que decía: “AL AMIGO TODO; AL ENEMIGO, NI JUSTICIA”.

Tiene razón Virgilio Lilli, yo he tratado de ser un “amigo del Pueblo Argentino” y servirlo como a tal. Por eso también nuestra unidad indestructible a pesar del tiempo y la distancia. Por eso también puedo yo tener absoluta fe en la conducta de ese Pueblo que sigue y seguirá siendo mi amigo. Ello también destruye la leyenda que nuestros enemigos han pretendido formarme como “DICTADOR”: yo fui elegido legal y constitucionalmente por una mayoría jamás alcanzada por Presidente Argentino alguno en toda la historia política de la República Argentina.

Por eso también sé que, en las actuales circunstancias, yo mando más que la dictadura militar que desgobierna la Argentina, porque mando sobre muchos millones de corazones argentinos.

Hay mucha gente que se asombra de mi popularidad después de más de quince años de estar ausente de la Patria: es que a los amigos se los recuerda siempre, cuando han sabido honrar esa amistad. No es extraño entonces que aun los jóvenes y los niños sean peronistas y amigos míos, porque es un sentimiento que han heredado de sus padres y se sienten amigos míos aunque no me hayan conocido personalmente. Así llegan a mi casa en Madrid, cientos de jóvenes universitarios que anhelan conocerme personalmente porque han oído a sus padres hablar de mí desde que nacieron. Estas son satisfacciones. De las pocas que el Gobierno puede ofrecer a un hombre de estado. Así la vejez puede ser más amable y llevadera.

La situación argentina sigue de mal en peor: ya nadie cree en las promesas de la dictadura militar que cuenta con la oposición generalizada de todo el país. Yo no alcanzo a comprender la necia contumacia de la camarilla militar que intenta gobernar con la repulsa y el odio de todos los argentinos. Cada día pienso más en que esto no puede terminar sino en un gran desastre. Desgraciadamente, será como siempre el Pueblo el que ha de pagar los platos rotos y eso es precisamente lo que me aflige.

También la situación del Mundo, la veo cada día más comprometida en los cinco continentes, es que en el mundo pasa lo que en la Argentina: la necia contumacia del imperialismo nos llevará paulatinamente hasta el borde del abismo. Dios quiera que todos nos demos cuenta antes de caer en él.

Querido amigo Valori: muchas gracias por todo. Le ruego que, junto con nuestro saludo más afectuoso, quiera aceptar nuestros mejores deseos. López ya ha regresado de la Argentina y de Brasil por donde ha viajado durante casi un mes y me encarga sus saludos.

                                                       Un gran abrazo

                                                               Juan Perón

Fragmento de la carta de Perón a Valori, Madrid, 6 de marzo de 1971

 

En esta carta, además de reconocer el conocimiento que el Doctor Valori tiene acerca de nuestra región, de poner a su disposición sus contactos en Chile y de manifestar su malestar por un artículo publicado en el “Corriere della Sera”, se explaya sobre su concepto de la amistad, la que destaca como un factor aglutinante del peronismo y expresa una célebre frase que le atribuye a un “viejo amigo brasilero”. “AL AMIGO TODO; AL ENEMIGO, NI JUSTICIA”.

 

“Es absolutamente real que la fuerza de aglutinación peronista se basa especialmente en la amistad, quizá el sentimiento más noble y verdadero que suele cultivar el hombre. Los peronistas, más que nada o por sobre todo, somos amigos. Dentro de eso practicamos el apotegma de un viejo amigo mío brasilero que decía: ‘AL AMIGO TODO; AL ENEMIGO, NI JUSTICIA’”.

 

 

Este fragmento forma parte de la serie de videos que integran “Actualización política y doctrinaria para la toma del poder”, grabados a mediados de 1971 por Pino Solanas y Octavio Getino en Madrid. En el video, Perón responde a la pregunta que le formuló Solanas: “¿Cómo identificamos al aliado y al enemigo? Usted definió al compañero y al traidor; ¿puede definir al aliado?”

La respuesta, obviamente, cercena el sentido de justicia, ya que la misma es un derecho que alcanza a todos los hombres, incluso a aquellos que han cometido sus peores felonías. Perón no estaba dispuesto a que los enemigos pudieran apelar a la ley.

El ex presidente en el exilio estaba perfectamente al tanto de lo que ocurría en la Argentina, así como de la situación difícil por la que atravesaba el gobierno militar, al punto que en la carta expresa: “yo mando más que la dictadura militar que desgobierna la Argentina, porque mando sobre muchos millones de argentinos”. Y no era mentira…

Perón era consciente de su poder a pesar de los años que llevaba en el exilio y se sentía la persona apropiada para llevar a cabo la pacificación que la Argentina necesitaba, tal como lo expresa en la carta del 20 de mayo de 1971, publicada en la nota anterior.

Aún más, a diferencia de nuestra clase política actual, Perón gozaba de una gran cultura, era un gran conocedor de los diferentes escenarios internacionales y era un ferviente anti imperialista. A su juicio, “el imperialismo nos llevará paulatinamente hasta el borde del abismo”. En este sentido es oportuno recordar su concepción acerca de la Tercera Posición, algo que alguno que se consideró seguidor y partidario suyo supo olvidar cuando fue presidente de la República.

Otras cartas

El 13 de marzo de 1971 le escribió nuevamente una carta manuscrita para saludar a su querido amigo, el Doctor Valori, con motivo de la Santa Pascua y para felicitarlo por su hijos.

Carta fechada el 13 de marzo de 1971 

La carta del 25 de octubre de 1971 es muy importante porque le expresa al Profesor Valori un enorme agradecimiento:

Un millón de gracias por sus valiosas gestiones que tenemos que agradecerles todos los peronistas. Como me han llegado las ayudas prometidas, sé que se las debemos a Usted y a Usted nuestra gratitud.

Finaliza la misma enviándole saludos de “Isabelita y López” (Rega).

Carta fechada el 25 de octubre de 1971

La amistad entre Perón y Valori

Diversos autores que han investigado a Perón en el exilio y a todo lo concerniente a su retorno a la Argentina han considerado la importancia de la relación que existía entre Perón y Valori. Entre ellos puede mencionarse a Juan Bautista Yofre y a Carlos Manfroni.

En su libro La trama de Madrid. Los documentos secretos sobre el retorno de Perón a la Argentina, Juan Bautista Yofre lo menciona y deja en claro la confianza que Perón le tenía, al punto que le entregaba cartas para que se las diera a su delegado personal, Jorge Daniel Paladino, a quien también le comunicaba que Valori le informaría acerca de charlas que habían mantenido personalmente en Madrid[2]. Yofre también menciona que el Profesor Giancarlo Elia Valori fue un protagonista en la célebre visita que Arturo Frondizi le hizo a Perón, de la que también participó el propio Valori, el 13 de marzo de 1972. La presencia de Valori, destaca Yofre, “estaba vinculada con sus gestiones por un Plan Europa para la Argentina que nunca se llevó a cabo, ya que era una suma de grandes intenciones para un país carcomido por la violencia terrorista”.

El 29 de marzo de 1972, Frondizi volvió a visitar a Perón en Madrid.

Histórica visita de Frondizi a Perón en Madrid, 29 de marzo de 1972. A la izquierda el Doctor Valori. Fuente: Giancarlo Elia Valori. 

Carlos Manfroni también le dedica al Profesor Valori un lugar protagónico en el retorno de Perón al país, un paso previo para asumir su tercer mandato como presidente de la Argentina[3].

 

15 de noviembre de 1972. Foto publicada por el Herald Tribune, que registra la llegada de Perón y de su esposa a la Argentina. En el centro Giancarlo María Valori.

Como reconocimiento y gratitud, Perón le entregó al Dr. Valori la Medalla Peronista por “los importantes servicios prestados a la causa peronista”.

Revista Las Bases, 2 de noviembre de 1972. Ceremonia de entrega de la Medalla Peronista a Giancarlo Elia Valori.

 

La Medalla Peronista que Perón le entregó a Valori.

La amistad siguió con María Estela Martínez de Perón

Juan Domingo Perón falleció en ejercicio de la presidencia el 1º de julio de 1974. A su muerte, le sucedió su esposa María Estela Martínez de Perón, quien fue derrocada por el golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976 y puesta bajo arresto domiciliario durante cinco años, siendo liberada en 1981. Luego se exilió nuevamente en España, donde aún vive.

Su amistad con el Doctor Valori continuó tras la muerte de Perón como puede apreciarse en la siguiente carta manuscrita del 14 de enero de 1986, donde nuevamente —como en aquella que escribió el general el 6 de marzo de 1971— estuvo presente el tema de la amistad.

 

Don Giancarlo E. Valori.

       Querido amigo:

Gracias por las infinitas atenciones y muestras de cariño de quien siempre ha sido un amigo fiel y sincero.

       El Libro del Eclesiástico dice:

“Un amigo fiel es poderoso protector, el que le encuentra halla un tesoro.

Nada vale tanto como un amigo fiel, su precio es incalculable.

Un amigo fiel es remedio saludable; los que temen al Señor lo encontrarán.”

Los días pasados en Roma, tu madre como siempre tan tierna y maravillosa, tus amigos tan afectuosos conmigo y tu constante preocupación por mi salud y miles de detalles que sería largo enumerar.

Gracias Giancarlo por todo, un abrazo muy grande de tu amiga, extensivo a tu madre de

                                       Ma. Estela Isabel Perón

 Madrid, 14 de Enero de 1986 

 

Carta de María Estela Martínez de Perón al Doctor Giancarlo Elia Valori, Madrid, 14 de Enero de 1986. 

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

 

Referencias

[1] Equipo SAEEG. “Documento inédito: carta de Juan Domingo Perón a su amigo, El Profesor Giancarlo Elia Valori”. Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG), 14/09/2020, https://saeeg.org/index.php/2020/09/14/documento-inedito-carta-de-juan-domingo-peron-a-su-amigo-el-profesor-giancarlo-elia-valori/

[2] Juan Bautista Yofre. La trama de Madrid. Los documentos secretos sobre el retorno de Perón a la Argentina. Buenos Aires: Sudamericana, 2013, 512p.

[3] Carlos Manfroni. Propaganda Due. Historia documentada de la Logia Masónica que operó en la Argentina sobre políticos, empresarios, guerrilleros y militares. Buenos Aires: Sudamericana, 2016, 504 p.

 

Cartas y fotos enviadas por el Profesor Doctor Giancarlo Elia Valori al Doctor Marcelo Javier de los Reyes para ser publicadas en exclusividad por la SAEEG.

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