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GUAYANA ESEQUIBA: NUESTRA FIRMEZA Y DEDICACIÓN EN LA PATRIÓTICA TAREA DE RESTITUCIÓN DEL SAGRADO SUELO

Abraham Gómez R.*

En nuestro indetenible recorrido por las universidades venezolanas y por algunas instituciones públicas y privadas para atender invitaciones académicas nos complace reconocer e informarles que en todos estos organismos visitados se nos pide con avidez que deliberemos con precisión pedagógica el asunto de la contención territorial que sostenemos con la excolonia británica y que expliquemos el contenido, esencia e intención de las cinco preguntas que aparecerán en la boleta del Referendo Consultivo.

Además, nos inquieren sobre las estrategias que seguirían una vez que se analicen e interpreten los resultados obtenidos del evento electoral del (3) de diciembre.

Ciertamente, es posible desarrollar algunas descripciones en detalles de lo expuesto en el párrafo anterior; como también hay elementos que por expresa precaución y moderación se deben omitir.

Las estrategias no se develan por anticipado.

Conseguimos profesionales densamente formados, lo cual nos honra y llena de profunda satisfacción venezolanista.

Me nutro de conocimientos al escuchar, con detenimiento, sus respectivas elucidaciones sobre este tema. Encontramos, en muchas partes del país, gente sabia para grandeza de la Patria.

Estamos dispuestos siempre además a intercambiar criterios con los participantes, en general, centrados en tal asunto litigioso.

Hay un bastión enorme que ha acumulado muchas indagaciones documentales; lo cual les ha permitido acrisolar vivencias y experiencias. Tales compatriotas portan en sí mismos sendas “cajas de herramientas” intelectuales, siempre al servicio del país.

Guyana nunca estuvo dispuesta a continuar el litigio con Venezuela a través de la figura del Buen Oficiante.

Hubo un permanente saboteo, durante veinticinco años, a los procesos de conciliación y mediación.

Jamás quisieron negociación directa, conforme al Acuerdo de Ginebra, suscrito y ratificado el 17 de febrero de 1966; por cuanto, según palabras recientes del cuestionado presidente Irfaan Ali:

“Eso ha constituido una perdedera de tiempo, y no arrojó los resultados satisfactorios para ninguna de las dos partes en controversia. Y ese referendo de Venezuela es una amenaza a la Paz de América Latina y el Caribe”.

Añade, también, que “el Laudo de París ha sido ejecutoriado en el proceso de demarcación en 1905; y debe tenerse como Cosa Juzgada”.

Precisamente sobre este último argumento falaz basan su Pretensión Procesal en la Corte Internacional de Justicia.

El gobierno guyanés y sus tutores financieros, las (52) empresas transnacionales, que han recibido ilegales concesiones para explotar (esquilmar) los recursos en la zona en reclamación y su proyección atlántica, celebran, por anticipado, los posibles resultados sentenciales del Alto tribunal de la Haya (inclusive en ausencia de Venezuela).

Por lo pronto, nosotros estamos a la espera de la resolución de la Sala Juzgadora sobre la medida provisional que accionó Guyana contra el Referendo Consultivo y la réplica que hizo debidamente nuestra delegación; aunque, la población venezolana se encuentra decidida a realizar ―indistintamente al fallo del mencionado Ente Jurisdicente― su consulta popular, por cuanto, comporta un legítimo recurso consagrado en nuestra Carta Magna.

La Corte sabe que nuestro país ha invocado siempre el Acto procesal de No Comparecencia; por cuanto, no le reconocemos jurisdicción, como instancia idónea para dirimir la controversia; y menos conocer forma y fondo de este asunto.

No hemos admitido ninguna Cláusula Facultativa de Obligatoria Jurisdicción, conforme al artículo (36) del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia.

Venezuela, al no reconocerle jurisdicción a ese Ente Juzgador no se ha hecho Parte en este pleito, cuyo recurso interpusieron, unilateralmente, los coagentes de Guyana.

Entonces, si Venezuela no legitima, jurisdiccionalmente, a la Corte, el Alto Tribunal pierde cualquier piso competencial para dirimir fondo y forma la cuestión litigiosa que ha incoado Guyana

Un jurado puede tener jurisdicción y no competencia, pero no al contrario. Si no posee la jurisdicción, menos tiene la competencia.

La Competencia de la Corte Internacional de Justicia, para el caso Venezuela-Guyana, sería deducible a partir de la potestad jurisdiccional, que legalmente nuestro país le atribuiría a ese órgano judicial frente a la cuestión contenciosa que planteamos por más de cien años.

Debemos aclarar en igual sentido que no cometemos ninguna arbitrariedad, ni contrariamos el Derecho Internacional, con aplicar a lo interno de nuestra nación la diplomacia abierta” para que “la diplomacia siempre avance de manera franca y a los ojos de la opinión pública” (Woodrow Wilson).

Consideramos que las cuestiones de índole internacional deben tratarse pública y francamente (y lo reafirmamos con la invocación de los artículos 5 y 71 de nuestra Constitución Nacional); porque los pueblos no pueden ser relegados a la condición de simples objetos.

Es justo que la nación entera pueda dar su opinión (como efectivamente lo hará este domingo) sobre cuestiones vitales y mucho más si trata de nuestra reclamada integridad territorial.

El consenso percibido en toda Venezuela en torno al Referendo Consultivo es el producto de la suma de voluntades de todos los sectores de la sociedad, que ha asimilado este caso litigioso, única y exclusivamente como Asunto de Estado.

Ya habrá la ocasión y bajo distintas circunstancias de arreglar las otras cuentas pendientes.

Se hace imprescindible en este momento crucial, dejar sentado que el Acuerdo de Ginebra ―único documento que reconocemos para todo efecto de la contención― contempla que ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras se halle en vigencia este Acuerdo constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía territorial en los Territorios de Venezuela o la Guayana Británica, ni para crear derechos de soberanía.

Sin embargo, Los gobiernos que ha tenido Guyana de cualquier signo político; ya sea del partido Indoguyanés Partido del Progreso Popular (PPP) o el afroguyanés el Congreso Nacional Popular (CNP); aunque se antagonizan entre ellos para muchas cosas, pero coinciden en la deleznable posición de desconocimiento y desacato al contenido y aplicación del Acuerdo de Ginebra, y han otorgado en os últimos meses concesiones —como un acto de provocación― a diestra y siniestra en tres bloques petroleros (Pomeroon, Stabroek y Kaieteur) a más de treinta transnacionales para que exploren, exploten y comercialicen con los inmensos recursos en un área marítima que se encuentra por delimitar. Justamente en el espacio marítimo que genera la Zona en Reclamación; es decir, en el Mar territorial, Zona Contigua y Zona Económica Exclusiva.

Peor todavía, Guyana otorga, con irrespeto hacia Venezuela, licencias a compañías de muchos países ―que dicen ser nuestros amigos y aliados― para que aprovechen sendos yacimientos que se encuentran dentro de las 200 millas náuticas que genera nuestra propia plataforma continental, proyección marítima del estado Delta Amacuro, que no está sometida a ninguna controversia.

Frente a tamañas tropelías ¿Qué nos corresponde hacer?: defender lo nuestro, por todos los medios.

Todos, sin excepción

 

* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba. Miembro de la Comisión por el Esequibo y la Soberanía Territorial. Consultor de la ONG Mi Mapa. Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV).

EL MUNDO ÁRABE, ISLÁMICO Y SUS RELACIONES CON OCCIDENTE

F. Javier Blasco Robledo*

Con independencia de que hoy España haya sido víctima de una de las mayores felonías que haya sufrido jamás, si no la mayor de ellas. Cosa, de la que pronto espero escribir y denunciar largo y tendido, y de que, en lo personal, recientemente, haya tenido que lidiar con la mayor pérdida que un hombre casado puede tener en su vida, hoy quisiera presentar un tema totalmente ajeno a lo dicho y que llevaba en el tintero y en mi ordenador cierto tiempo.   

Por suerte o por desgracia para unos u otros, el núcleo duro y más importante de los árabes e islamistas se concentra en la región conocida como Oriente Medio o Próximo. Una región, antaño un páramo desértico y cuasi estéril y hoy en día, llena de posibilidades tras haberse encontrado en sus confines las mayores reservas de petróleo y de gas mundiales, conocidas hasta la fecha.

Un territorio montañoso, extremadamente cálido y ampliamente desértico que, antes de la mencionada aparición, no era objeto de deseo o codicia por parte de las potencias colonizadores occidentales, salvo por aquello, muy en boga en tiempos pretéritos, de sumar metros cuadrados a sus bastos imperios, a los que realmente, difícilmente podían atender con los recursos y medios de la época; máxime, si estos eran casi o totalmente baldíos.

Un terreno hostil de por sí, al que, además había y hay que añadir que es un auténtico avispero en ebullición, un lugar donde las rencillas por cuestiones de raza, religión, vecindad o por la mera imposición de vecinos no deseados, como Israel, hacen que sea prácticamente imposible la convivencia o la paz, ni encontrar una postura común duradera y férrea en los aspectos económicos, industriales que abra un camino de proyección hacia un próspero futuro socio cultural.

Allí y desde hace muchas décadas, unos por otros, las guerras, las intrigas, los ataques y las múltiples traiciones están a la orden del día. Los conflictos en la zona van en aumento en número e intensidad. Por otro lado, son perennes, arraigados y tan fratricidas que los lleva a sacrificar a pueblos enteros por cualquier causa inconcebible para alguien ajeno al lugar, pero que, a sus ojos o creencias, está mucho o totalmente justificada.

Una vez puesto a correr a borbotones y por doquier el maná del petróleo y sus derivados en ese mundo de constantes y largas guerras entre hermanos o vecinos, Occidente supo encontrar rápidamente su sitio para hacer negocios sucios con ellos mediante la imposición de cambios en sus modos y usos de vida o la instrucción de sus fuerzas armadas y la venta masiva de armamento moderno primero y después, de tecnología para que ellos mismos pudieran desarrollarlos bajo su patente o especial apoyo, a cambio de diversos tipos de concesiones energéticas y contratos muy beneficiosos para el foráneo.

En el campo del mecenazgo interesado, el doble mando o simplemente la tutela disfrazada ―tras el fin de la II Guerra Mundial― fueron los EEUU los primeros en ver y usar sin tapujos las posibilidades de negocio e influencia sobre una zona muy rica casi a perpetuidad, una vez comprobado que ellos no jugaban ningún papel en la vergonzosa partición de tales bastos territorios conocidos hasta entonces por el Medio Oriente Otomano; partición, que fue llevada a cabo en secreto por dos sicarios, cuando con el consentimiento de Rusia, el francés François Georges-Picot y el británico Mark Sykes negociaron el ahora conocido y famoso Acuerdo Sykes-Picot (1916).

Acuerdo que no solo supuso un simple reparto de unos baldíos y casi despoblados territorios, sino de facto, una partición y brusca separación de pueblos, razas, religiones y costumbres; partición y separación, que se siguen arrastrando o, por ende, son la causa de provocar la mayor parte de los conflictos en la zona, desde entonces. 

Así pues, EEUU no solo ha venido jugando un papel de explotador encubierto mientras necesitaba el petróleo que allí se producía, sino también de mecenazgo e influencia total, forzando el cambio de sus usos y costumbres en países que no los apoyaban como el propio Irán, lo que llevó a la revolución de 1979 con el derrocamiento del Sha Mohammad Reza Pahleví y la restauración de la República, al cambio radical de los modos que aquel trajo y desde entonces pasó a convertirles en un eterno e irreconciliable enemigo de los norteamericanos y de todos aquellos que le bailan el agua.

A pesar de tal traspiés, EEUU ha seguido manteniendo sus acciones en una amplia área de influencia en la zona, llevándole a invadir Iraq en defensa de Kuwait y principalmente en apoyos de todo tipo a Israel, Jordania y Arabia Saudí, con los que mantiene vínculos inquebrantables tal y como se percibe en todos y cada uno de los conflictos en los que interviene alguno, varios o todos de los citados anteriormente.

Rusia por su lado, tampoco se ha rezagado en buscar sus áreas de influencia, negocio y expansión y así clavó sus ojos y esfuerzos en Siria y sus tiránicas dinastías reinantes que, si aún permanecen en pie, es solo y gracias al inquebrantable apoyo ruso a cambio de permitirles a estos poder establecerse en lugares y puertos estratégicos, lo que les da una buena cobertura a sus despliegues, principalmente navales, en el Mediterráneo.

Fue bajo la presidencia de Trump cuando, a la vista de la decreciente y casi nula dependencia o necesidad norteamericana del petróleo de Oriente Medio y fundamentalmente por el costo que suponían los mencionados apoyos en inversiones, despliegues militares y demás acciones económicas o comerciales cuando EEUU empezó a recoger velas y ―al igual que ha ocurrido en Afganistán― amplias zonas y gobiernos de diverso pelaje han quedado abandonados a su suerte con lo que, en consecuencia, han aumentado los conflictos en la zona y, como de costumbre, cada vez que una potencia abandona el control o mecenazgo un estado o región, otro u otros rápidamente, tienden a heredar dicha influencia y en este sentido vemos claramente que Rusia trata de mejorar sus constreñidas posiciones y también a un Erdogan, el turco, que tampoco descarta convertirse en un líder político religioso apareciendo y tratando de influir de una forma u otra, como el perejil en todas las salsas.

Biden que recogió el guante de su predecesor en la política de abandonos consumando algunos muy notables, parece que se está viendo forzado a recuperar posiciones, al menos por el momento, debido al presente conflicto entre Israel y las importantes guerrillas de Hamás en Gaza y de Hezbollah en el Líbano que, a modo de pinza militar, han forzado y están llevando a Israel a protagonizar un nuevo y quizá el más importante conflicto de su historia reciente. Guerrillas, que ya nadie duda que han sido creadas, alimentadas, entrenadas y protegidas por Irán con la finalidad de mantener la inestabilidad en Israel, su mayor enemigo, y en busca de una desproporcionada reacción de los israelíes que vuelva a poner en su contra a todos o a la mayoría de los pueblos árabes de la zona. Nunca hay que olvidar que es Irán quién mantiene viva su ferviente e inquebrantable promesa de erradicar del mapa a Israel como pueblo y nación.

Los demás actores occidentales como Francia, Italia o Reino Unido, no han podido o sabido mantener sus zonas de acción o influencia y algunos, como Francia, decidieron buscar pingües beneficios en zonas más al sur adentrándose en África, zona que, por cierto, se está complicando mucho desde hace unos años, por lo que ahora parece estar decidida a abandonarles a su suerte, por carecer de la capacidad militar que se requiere para tamaña empresa.

Por su parte, otros países, como Arabia Saudí o Qatar, han sabido encontrar en el aprovechamiento de sus recursos naturales, la fuente de diversificar sus economías en la creencia y convencimiento de que el petróleo, hoy por hoy inagotable, en un día no muy lejano, va a contar con un menor mercado o reclamo dados los rápidos cambios hacia otros medios de energías no fósiles y por tanto, más limpias y menos contaminantes que, poco a poco, se van introduciendo en la mente y en la economía de todos los países, hasta que el consumo de aquellos llegue a reducirse al mínimo.

Con este panorama por delante, va creciendo por momentos la apertura de muchos de sus moradores hacia Occidente y aunque sus intereses fuera de zona inicialmente eran mínimos; hoy en día, abarcan muchos aspectos del mundo industrial, el deporte de elite, la generación de espacios verdes, importantes obras de arquitectura e infraestructura en lugares donde no había nada salvo arena o agua de mar, el aprovechamiento de todo tipo de recursos y sobre todo la compra de importantes empresas, patentes de medios y máquinas con las que se aseguran un puesto en el desarrollo y la búsqueda del confort propio y ajeno en fechas próximas, cada vez menos lejanas.

A pesar de que las fobias siguen siendo mayores e irreconciliables entre ellos y la existencia de un enemigo, prácticamente común (Israel), al que durante los últimos sesenta años han combatido y asediado en diversas ocasiones, tanto de forma individual como colectiva, es la religión y su diversa interpretación del Corán (chiitas y sunnitas), a lo que hay que unir la problemática derivada de la ubicación o del libre acceso a las cuidades sagradas en su obligatoria peregrinación ―al menos una vez en su vida― lo que más les lleva a su exacerbado distanciamiento.

Encontrar la forma de hacer daño a sus incomodos o irredentos vecinos es la norma imperante en una zona del mundo que gasta ingentes cantidades de dinero en combatir o amenazar directamente o, como ya se ha mencionado, en crear, alimentar, mantener y entrenar miles de terroristas concentrados en unos pocos, pero compactos y bestiales grupos terroristas, que son tan extremistas que no les importa sacrificar lo que fuera menester, con tal de hacer daño a quien les molesta o les pueda interferir en un futuro.

En definitiva, creo que a pesar de que sus conflictos no solo se mantienen sino que aumentan en volumen o intensidad, las relaciones comerciales, industriales, políticas y sociales entre Oriente Medio y Occidente irán incrementando el cambio de sentido y cada vez serán más y mayores las búsquedas en los aspectos y facetas de inversión o negocio que provenga de ellos hacia nosotros, que, a la inversa, como tradicionalmente ha venido ocurriendo.

En el capítulo de los intermediarios vemos que China, por primera vez, aparece con fuerza en este campo y lugar de actuación. Las causas de ello son varias y principalmente apuntan a que Xi Jin Ping quiere jugar un papel de mayor protagonismo en la pacificación de los conflictos internacionales, quiere aparecer como un hombre de paz junto a Biden, a pesar de los grandes y calientes problemas que tiene en sus fronteras y por su imparable expansión por el mar meridional de China y quizá también, como una forma de proteger su renovada Ruta de la Seda. Protagonismo emergente y con fuerza que puede que sea una causa más para que Turquía, Jordania y Qatar hayan cambiado recientemente, la intensidad y hasta el rumbo de sus apoyos pacificadores en este conflicto.

Es necesario recalcar de nuevo que en el aspecto de futuros encontronazos o verdaderos conflictos, no tiene pinta de que vayan a decrecer en número ni en intensidad, más bien lo contrario, tenderán a aumentar en ambos aspectos y por ello, la zona será mucho más conflictiva; fundamentalmente, cuando Irán sea oficialmente admitido por la Comunidad Internacional como una potencia nuclear ―ya lo es de facto por el abandono, dejadez o intereses ocultos de EEUU―, lo que sin duda obligará a Israel a aumentar sus arsenales nucleares y la capacidad y precisión de los actuales y, con alto grado de probabilidad, algún país rico como Arabia Saudí y otros, a la vista de que su acérrimo enemigo Irán vaya por delante en materia ofensiva de tal calado, se anime a unirse y se suba al carro, con lo que la zona constituirá un hervidero de artefactos nuclear en manos de lunáticos, ineptos o irreconciliables enemigos.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

GUAYANA ESEQUIBA: VERGONZOSA EXPLOTACIÓN SOBRE UNOS RECURSOS PETROLEROS CUESTIONADOS

Abraham Gómez R.*

El petróleo, como importante factor productivo en Venezuela, irrumpe a partir de 1875.

Lo que quiere decir que poseemos abolengo, probado densamente, en estas tareas.

En breve síntesis, relatamos que un hecho fortuito devela para la posteridad nuestro posible destino, luego de un terrible terremoto comienza a manar el magma fósil en grandes cantidades por una de las grietas producidas por el movimiento telúrico, en la hacienda «La Alquitrana» del Estado Táchira. Inmediatamente, se instalaron allí extraños equipos de perforación.

Todo un espectáculo para los pobladores de la región, quienes se acercaban para ver lo que estaba sucediendo. Nada más que una prodigalidad de la naturaleza para esta tierra venezolana; que abundaremos con otros detalles epocales, más delante de este escrito.

Hoy, a estas alturas del siglo XXI, requerimos mayores estudios y disciplina para llegar a dominar (con rigor administrativo) ese accidente geológico.

En otro orden, en varios escenarios académicos, se nos solicita ―insistentemente― una opinión objetiva, en cuanto a cómo es eso que Guyana nos puede llegar a superar en tanto y en cuanto explorador, explotador y comercializador de petróleo.

Hay una inquietud generalizada que apunta a querer conocer cómo es que Guyana pueda tener un crecimiento vertiginoso de su Producto Interno Bruto (PIB), en los próximos meses, sobre la base de esquilmar los recursos que se encuentran en la zona controvertida, que ahora se dirime por ante la Corte Internacional de justicia. Un descaro mayúsculo el que están cometiendo.

Hemos respondido, con suficiente asertividad y contundencia, en los siguientes términos: Guyana se ha burlado de Venezuela, de muchas maneras.

La excolonia británica ha irrespetado el contenido esencial del Acuerdo de Ginebra de 1966 que de ninguna manera confiere soberanía a alguna de las partes en el conflicto, en la señalada zona del pleito. En dicho texto, además, se restringe a los concernidos en el litigio a explotar ―unilateralmente― los recursos en esa área hasta que haya un “arreglo amistoso, práctico y satisfactorio” o una decisión sentencial firme por la Sala Juzgadora de la ONU.

No nos cansaremos de denunciar ―siempre con mayor fortaleza― que hay un enjambre de empresas operando, ilegal e ilegítimamente, bajo la coordinación de la Exxon-Mobil, la cual fija los procedimientos en el área para la Shell holandesa, diseña los planes para la CGX estadounidense, impone los criterios operativos a la Hess Corporation y a la israelí Ratio Guyana Limited, al tiempo que  establece las cuotas de explotación a la Anadarko canadiense, a la CNOON china, en fin, se conoce que sobrepasan de (52) compañías que allí se instalaron, procedentes de muchos países que se dicen amigos de Venezuela; incluso algunas naciones que hemos estado apoyando a través de Petrocaribe.

Esos incalculables recursos nunca han sido ni británicos ni guyaneses.

Tenemos una reclamación centenaria que ahora se dirime en la Corte Internacional de Justicia. Poseemos suficientes elementos de convicción, de pleno derecho; documentos probatorios para exponer y alegar que la Guayana Esequiba es nuestra jurídica, cartográfica e históricamente.

Desde hace algunos años ha habido una ocupación abusiva de las transnacionales a partir de concesiones fraudulentas que recibieron (y siguen en tales afanes) de los gobiernos guyaneses.

No son más que entregas impregnadas de añagaza económica. Por supuesto que esas adjudicaciones serán reversibles, una vez que el señalado Ente Administrador de justicia resuelva a nuestro favor.

Guyana no es un país petrolero. Esos recursos no le pertenecen.

Están aprovechando, como mejor les plazca, los recursos madereros, acuíferos, mineros, petrolíferos y energéticos en general, en nuestra Guayana Esequiba; no únicamente en el área territorial de los 159.500 km2 que nos arrebataron sino además han otorgado permiso a grandes consorcios en nuestra proyección atlántica, en los que ellos han denominado los Bloques Pomeroon, Roraima, Stabroek y Kaieteur, ubicados, precisamente, en la zona marítima no delimitada o frente al estado Delta Amacuro.

Dejamos sentado ante el mundo que la condición de Venezuela de país petrolero no es un artificio de ayer para hoy, una sospechosa invención para coquetear con las transnacionales o una caricatura económica para justificarnos por el asunto litigioso ante la Corte.

Para una mejor precisión socio-histórica diremos que, en la madrugada del 14 de diciembre de 1922, los lugareños del pueblito La Rosa, cerca de la empobrecida Cabimas, estado Zulia, quedaron perplejos y sobresaltados, por cuanto no comprendían lo que estaba sucediendo.

Quienes hicieron las crónicas de tales acaecimientos relatan que los trabajadores de la Shell demoraron varios días en controlar con una válvula la potencia del incontenible líquido que cada vez brotaba con más fuerza.

Dicen que los dueños de la hacienda Los Barrosos estaban asombrados y recelosos; porque ese pozo estuvo arrojando unos 100 mil barriles diarios de crudo día y noche, que se terminaron desperdiciando pero que sirvió para develar el tamaño del yacimiento y su importancia.

Acontecimientos similares ―en mayor o menor proporción―, y con otras circunstancias se suscitaron en varias regiones de Venezuela; con lo cual podemos enfatizar que a lo largo del siglo XX se fueron emprendiendo nuevos y precisos descubrimientos; exploraciones tecnificadas y sostenidas explotaciones que le confirieron a nuestra nación la merecida categoría de país petrolero y la ocasión de hacerse cofundadora de la OPEP.

De modo que no somos una caricatura de país petrolero o una estrategia sobrevenida para quedar bien con las transnacionales.

Coincidimos plenamente con la Asamblea Nacional, no únicamente con todo lo relacionado con el referendo consultivo, cuya realización será el 3 de diciembre, sino también con el pronunciamiento emitido por las descaradas declaraciones del arrogante presidente de la transnacional Exxon Mobil; y la adjudicación directa del citado funcionario de contratos multimillonarios, sin cumplir las regulaciones y aprobaciones del gobierno guyanés para proyectos pertinentes.

Ese señor actúa por encima de toda norma, inclusive, dentro de nuestra histórica propiedad.

El Parlamento venezolano lamenta que el Gobierno de Guyana se comporte como una franquicia de la transnacional norteamericana petrolera Exxon Mobil cuyos intereses son esencialmente la apropiación del petróleo existente en este territorio.

 

* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Asesor de la ONG Mi Mapa. Asesor de la Comisión por el Esequibo y la Soberanía Territorial. Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba. Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV).