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LA ARGENTINA NO EJERCE SOBERANÍA EN EL ATLÁNTICO SUR

César Augusto Lerena*

Somos un Estado Marítimo invadido y disputado y no ejercemos en el mar argentino y sus archipiélagos una administración plena.

 

La soberanía política. De resulta del siguiente análisis y de los temas que abordaremos podemos lastimosamente afirmar que la Argentina no ejerce soberanía plena sobre el Atlántico Sudoccidental, además de en las islas Malvinas, San Pedro (Georgias del Sur) y Sándwich del Sur que no se encuentran en nuestro poder y, como claramente indica la Disposición Transitoria Primera de la Constitución, «la recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía (…) constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino» y, en los hechos, desde los Acuerdos de Madrid I (1989) y II (1990) la Argentina ha quedado congelada, mientras el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (Reino Unido) ha avanzado con prisa y sin pausa hasta la fecha y la Cancillería Argentina y su Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur se han limitado a la acción inconducente de propiciar el diálogo con el Reino Unido, cooperar en forma unilateral y buscar el apoyo de países para la promoción del referido diálogo.

El Consejo Nacional de Malvinas creado en el año 2020 por Ley 27.558 está integrado por varios miembros que intervinieron en la política de sumisión de los años 90; autores intelectuales de los ruinosos acuerdos con el Reino Unido y, entre ellos, Marcelo Kohen, quien en 2018 les propuso a los isleños un referéndum para determinar si querían ser británicos o argentinos, manteniendo el régimen migratorio actual de las islas, lo que hace suponer que poco hay que esperar de este cuerpo respecto a la recuperación de Malvinas y la administración de las aguas y archipiélagos argentinos.

Mientras ello ocurre, el control de la parte meridional del Atlántico Sudoccidental se encuentra en manos del Reino Unido, quien viola sistemáticamente la Res. 31/49 del 1º de diciembre de 1976 de las Naciones Unidas que “Insta a las dos partes a que se abstengan de adoptar decisiones que entrañen la introducción de modificaciones unilaterales en la situación, mientras las Islas están atravesando por el proceso recomendado en las resoluciones arriba mencionadas (1514/60, 2065/65, 1965/73, 3160/73)”, podemos ver que, entre otras cosas, construyó una pista aérea para grandes aviones de guerra y carga; una base naval y misilística; modernizó el sistema de radares; llevó adelante obras de infraestructura logística, comunicación y transporte; emplazó un nuevo puerto en la isla San Pedro y licitó para la construcción de otro en Malvinas que concentrará todo el tráfico pesquero, mercante, comercial, científico y turístico de la región, controlando de esta manera la región y el acceso a los Océanos Pacífico e Índico y fortaleciendo su acceso a la Antártida.

El gobierno ilegal de Malvinas otorga licencias ilegales de pesca a buques extranjeros y a partir del 1º de enero de 2023 lo hará por 25 años. Estos buques extraen unas 250.000 toneladas por año (más los descartes) de especies pesqueras argentinas, poniendo en riesgo la sostenibilidad del ecosistema, en una clara demostración del desinterés por el dominio y cuidado de los recursos migratorios originarios de la ZEE Argentina, su sostenibilidad y desprecio por la contaminación del medio marino.

Por otra parte, vuelos de la RAF hacen escala en Brasil y Uruguay previo a su descenso en Malvinas y vuelos comerciales de LATAM, con la autorización del uso del espacio aéreo argentino, facilitan el tráfico de trabajadores y tripulantes, intercambio de materias primas frescas y otros insumos y, el Puerto de Montevideo recibe más de 700 buques por año que realizan pesca ilegal en el Atlántico Sur y Malvinas.

Podemos afirmar que, mal que nos pese, las aguas y recursos argentinos del Atlántico Sudoccidental no son administrados por el gobierno argentino e, incluso, organizaciones extrañas, por acción u omisión de los responsables del gobierno argentino, intervienen en el diseño de la política de administración de los territorios marítimos y sus recursos.

Por ejemplo, ¿por qué la norteamericana Wildlife Conservation Society (WCS) diseñó el Área Marina Protegida Bentónica de 164.000 Km2 enclavada en un sector aledaño al área marina ocupada y disputada por el Reino Unido? dando lugar a un proyecto de ley que ya tuvo media sanción en la Cámara de Diputados de la Nación y contó con el apoyo de la Cancillería y la Secretaría de Malvinas, a pesar de todos los argumentos en contrario de científicos, pesqueros, medioambientales, económicos, territoriales y estratégicos de los expertos que se opusieron al aparente “infundado” proyecto.

La citada Fundación WCS, cuenta con el apoyo, entre otros, de OCEANS 5, organización que, sus «primeras subvenciones apoyaron el trabajo en los territorios de ultramar del Reino Unido, la Antártida, el Ártico y varias grandes Zonas Económicas Exclusivas (ZEE), entre ellas, la de Estados Unidos» (sic) incluyendo entre sus socios y miembros, a trece fundaciones de los Estados Unidos, el Reino Unido y los Países Bajos, y esto, que podría pasarse por alto, adquiere suma importancia, ya que la citada “Área Marina Protegida” completaría el “blue belt” (cinturón azul) que ya en 2017 los ingleses anunciaron que rodearían a Malvinas (entre otros territorios de ultramar) asegurándose el control y la explotación de los recursos pesqueros en las islas, que se inició en 1990 con el Acuerdo de Conservación (FOCZ) al este de Malvinas firmado por Cavallo y el Santuario Ecológico al sur de Malvinas, establecido en forma unilateral por el Reino Unido alrededor de la isla San Pedro y Sándwich en 2011.

Pero, además de ello, la referida WCS es propietaria de dos islas (Grand Jason y Steeple Jason o las islas Sebaldes o Sebaldinas para la Argentina) desde 2001 en el archipiélago de Malvinas y entonces entendemos el interés de esta Fundación por el Agujero Azul, que pasaría a cerrar el “cinturón azul” al norte de Malvinas y, también, su especial preocupación, por el cuidado de los albatros de ceja negra que se encuentran en las islas de “su propiedad” y, estando esta especie, según el informe de la filial local de WCS, relacionada al Agujero Azul-ZEE.

La Fundación WCS no solo administra estas islas, sino que «está trabajando con el gobierno local para proteger aún más todo el archipiélago de las Islas Jason y el área marina circundante» (Christopher J. Mckenzie, Wildview, WCS, agosto 15 de 2017). Es obvio que este solo hecho impide toda participación de esta organización en el territorio argentino, por cuanto sería violatorio de la DTP de la Constitución Nacional.

Además, pareciera que el CONICET colabora eb actividades de la WCS para trabajos de investigación en Malvinas: “…Ian publicó extensamente sobre las aves de New Island (Isla de Goicoechea en Malvinas), y fue autor de trabajos de investigación con los investigadores asociados de WCS P. Dee Boersma, Juan Masello y Andrea Raya Rey”, siendo esta “Investigadora Principal del CADIC, cuya especialidad es la Ecología y Conservación de Aves y mamíferos marinos de Tierra del Fuego y el Atlántico Sudoccidental con implicancias en la conservación, manejo y sustentabilidad regional y global”.

Por otra parte, el pasado 20 de septiembre de 2022 en Washington, la Argentina habría firmado una “Declaración Conjunta sobre la Cooperación Atlántica” junto a Brasil, Canadá, Irlanda, Países Bajos, Noruega, Portugal, España, el Reino Unido y los Estados Unidos, entre otros, varios de ellos pescadores ilegales, con el compromiso de tener “una región atlántica pacífica, próspera, abierta y cooperativa, preservando al mismo tiempo el océano como una región saludable, recurso sostenible, (evitando) la piratería; la delincuencia organizada transnacional; la pesca ilegal; el cambio climático; la contaminación y degradación ambiental (…) la cooperación en la región (…) y la gobernanza marítima a través del Atlántico (…) desarrollar un enfoque compartido de las cuestiones del Océano Atlántico (…) comprometidos a ver el Atlántico Sur como una zona de paz y cooperación que contribuya significativamente al fortalecimiento de la paz internacional (…) asociarnos con otras organizaciones apropiadas, incluidos los organismos regionales de pesca…”. “región abierta”; “cooperación regional”; “gobernanza marítima”; “organismos regionales de pesca” (léase OROP), etc., una serie de decisiones absolutamente contrarias al interés nacional y la sola firma del Reino Unido que ha incumplido con todas consignas que en esta Declaración se citan, manteniendo una base naval y misilística, depredando los recursos pesqueros argentinos y pretendiendo constituir las OROP que le permitirían, ya no seguir explotando los 1.639.900 Km2 que le usurpa de territorio marítimo a Argentina, sino administrar los recursos de todo el Atlántico Sur, incluso la ZEE Argentina, junto a sus principales socios en Malvinas, los españoles.

Pero llama la atención que con el mismo objeto de “Gobernanza Marítima” dos Fundaciones cuyos integrantes no tienen ninguna experiencia en materia marítima y mucho menos pesquera: la Fundación Argentina Global y la Konrad Adenauer Argentina, el día 20 de septiembre convoquen a participar siete días después en forma presencial (¿?) en Puerto Madryn del “primer taller federal del ciclo de conversatorios titulados “Gobernanza Marítima: de las ideas a la acción”, de 10 a 13 horas (este tiempo no alcanzaría ni siquiera para tratar la pesca incidental y mucho menos para proponer acciones) para dialogar “acerca de la relevancia estratégica del mar y en la necesidad de mantener el buen orden en los espacios marítimos (…) contribuyendo a la elaboración de un documento conjunto de conclusiones (…) sobre la base de un seminario previo realizado en Buenos Aires (¿?) y, además, el lugar de convocatoria, que podría ser cualquiera de los puertos del litoral marítimo, parecería desconocer que la provincia de Tierra del Fuego es la principal responsable junto al Estado Nacional, de las cuestiones de la Antártida e islas y mares del Atlántico Sur.

Nada es casual, revisando los integrantes de las Fundación Global que presidiría Fulvio Pompeo, apreciamos que provienen de una alianza de gobierno que entre otras cosas otorgó concesiones petroleras offshore en el área austral a empresas británicas violando la ley 26.659, firmó el pacto de Foradori-Duncan que hubiera facilitado la logística de Malvinas con vuelos a San Pablo y, desde ahí, la inserción al mundo post-Brexit y ratificó las investigaciones conjuntas pesqueras con el Reino Unido que le permitían a este otorgar licencias ilegales en Malvinas para la captura de los recursos pesqueros argentinos y compró patrulleros oceánicos a Francia que pudieron fabricarse en Argentina y la Fundación Konrad Adenauer en Argentina, presidida por Susanne Kass, que no entendemos que puede aportar sobre la materia esta organización alemana.

Políticas extrañas; intereses externos e internos; incapacidades; dependencias económicas; falta de cultura marítima y alimentaria pesquera, son el motivo, entre otros, de la administración laxa del mar argentino y de su consecuente intromisión, ocupación, apropiación, depredación y pérdida de soberanía política.

La soberanía territorial. La Argentina tiene, entre la superficie marítima e insular 6.247.842 Km2, mientras que la superficie bicontinental alcanza solo a los 3.757.407 km2. La Zona Económica Exclusiva (ZEE) Argentina es de 3.146.345 Km2 y la superficie continental (sin la Antártida) llega a los 2.791.810 Km2. Es decir que la acreditada “Pampa Húmeda”, la de los granos y el bife de chorizo, tiene una superficie menor al mar argentino; pero, “no todo lo que reluce es oro”, el Reino Unido no ocupa solo 11.410 Km de Malvinas, como se suele divulgar, sino 1.639.900 Km2 de territorio marino e insular argentino y nos disputa 1.430.367 Km2 de la plataforma continental argentina extendida y 2.426.911 Km2 del Continente Antártico y sus aguas correspondientes. Es decir, tenemos invadido —proporcionalmente— un 52% de la ZEE Argentina; el equivalente a toda la Patagonia, las provincias de Cuyo, Salta, Jujuy y Formosa y, junto a los territorios disputados, unos 5.497.178 Km2; es decir, dos (2) continentes argentinos (sin contar la Antártida). Seguramente, muchos lectores recién se están anoticiando que no son solo los 11.410 Km2 de Malvinas los que están ocupados o en disputa. Y es que ningún gobierno argentino quiere pagar el costo político de contarnos que el problema no se limita a unas pequeñas (aunque dolorosas) islas del Atlántico Sur. Es un relato. Pero eso no es todo. Cuando se aprobó la Ley 27.557 y nos mostraron un mapa bicontinental a todo color y lo exhibieron como un maravilloso triunfo de la diplomacia argentina por el cual nuestro país incorporaba 1.782.000 Km2 de Plataforma Continental extendida, se olvidaron contarnos que los técnicos de la Comisión de Límites que funciona en la oficina de las Naciones Unidas solo recomendaron 351.633 Km2 y no trataron 1.430.367 Km2 por encontrarse en disputa con el Reino Unido. Fue un mensaje para la tribuna. Nos siguen mostrando como los eternos campeones morales y, mientras tanto, el Reino Unido, pese a la “Fórmula del Paraguas”, ha seguido avanzando territorialmente: en 1982 tenía ocupados unos 20.000 Km2 insulares (Malvinas, más San Pedro y Sándwich del Sur) más tres millas alrededor y hoy, como dije, ocupa y/o disputa 5.497.178 Km2.

En contraste con ello, la Patagonia, que es la región más extensa de la Argentina continental, tiene la densidad más baja poblacional con 2,5 habitantes por km2 y la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur una densidad poblacional de 0,1 habitantes por Km2 y, evidentemente, es una debilidad importante frente a un Atlántico Sur ocupado por potencias extranjeras y, misiles en Malvinas apuntando al continente.

La soberanía económica y laboral. La extracción de los recursos pesqueros en el Atlántico Sudoccidental, son del orden de las 2.250.000 toneladas/año (incluidos los descartes), donde operan entre 350 y 500 buques chinos, españoles, coreanos, taiwaneses, británicos, portugueses y otros (rusos, polacos, noruegos en su momento). Ello supone una extracción de recursos pesqueros por unos 4.500 millones de dólares/año (FOB); lo que equivale a decir, que en los últimos 40 años se han extraído unos 180.000 millones de dólares (FOB) de los cuales, 26.000 millones de dólares (FOB) son divisas producto de las licencias británicas de Malvinas otorgadas a buques extranjeros.

En este escenario, los gobiernos argentinos no han colocado una sola sanción desde 1998 (Leyes 24.922 y 26.386) a los buques extranjeros que pescan en Malvinas, ni con posterioridad al 2020 donde se aumentaron las sanciones (Ley 27.564) y, en los últimos 40 años, se apresaron un promedio de dos buques por año por pesca ilegal en la ZEE Argentina, con una población de pesqueros ilegales de entre 350 a 500 buques.

La extracción de hidrocarburos offshore por parte del Reino Unido en el área de Malvinas, por el momento, no puede ponderarse, pero se estima que de subir los valores del petróleo las Malvinas se habrán de consolidar económicamente con solo este recurso (Hoy el PBI per cápita de los isleños es de US$ 100.000). A ello se agrega la licitación de áreas (100.000 Km2) para la explotación offshore por parte del gobierno argentino en 2019, donde se adjudicaron a empresas británicas vinculadas a Malvinas, pese a la Ley 26.659 (Solanas) de 2011 que lo prohibía. No se han ponderado tampoco los recursos minerales.

Gustavo Baruj y Sergio Drucaroff del Centro Interdisciplinario de Estudios de la Ciencia, la Tecnología e Innovación (CIECTI, Informe Nº 10, 2018) entendieron que el potencial económico del mar de 2016-2035 es de los US$ 669.598 millones y generaría unos 568.751 empleos directos, sin evaluar los recursos mineros. Potencial que entendemos muy conservador, en atención al avance en explotaciones petroleras offshore; las potencialidades y acuerdos pesqueros sobre los recursos migratorios originarios de la ZEE,; los derivados de los fletes marítimos donde la Argentina ha perdido la bandera; la administración de la logística portuaria a miles de buques de gran porte que comienzan a transitar por el estrecho de Magallanes; la construcción y reparación naval, etc.

Se estima que la Argentina está perdiendo unos 50.000 empleos directos por no administrar y/o acordar y/o capturar los recursos migratorios originarios de la ZEE Argentina.

La debilidad en el aprovechamiento del Atlántico Sur también se ve cuando la Argentina importa buques navales y pesqueros, a pesar de tener suficiente capacidad pública y privada para la construcción de embarcaciones y, como contrapartida, exporta productos pesqueros con bajo valor agregado transfiriendo el trabajo a los países más desarrollados, en un comportamiento retrógrado, después de etapas, donde la Argentina, tuvo una importante producción industrial naval nacional. Esta política, es seguramente un plan, destinado a desocupar el mar y depender de terceros en el comercio.

Complementariamente a ello, el Paraná, «entre el puerto de Santa Fe y las aguas profundas del Río de la Plata exterior (1.477 km) es el principal curso de agua argentino, donde ingresan y egresan 4.000 buques de bandera extranjera que en el año 2020 transportaron 74 millones de toneladas de carga, más del 90% del comercio exterior argentino» (Lugarini, Fabian. Informe Marítimo, 08/09/2022), lo que demuestra la debilidad argentina respecto a la autonomía en el comercio y las dificultades de control e integración entre los cursos fluviales y el mar argentino, además de dejar en manos extranjeras la administración de esas vías navegables fluviales y el desarrollo regional consecuente en manos extranjeras, que el 20 de noviembre de 1845 motivaron la recordada Batalla de la Vuelta de Obligado, en defensa de nuestra soberanía nacional.

La soberanía alimentaria. La Argentina carece de política de consumo interno de productos pesqueros. A pesar de estar entre los que más captura de Latinoamérica y el Caribe, después de Perú, Chile y México y es de los países que menos consumen sus habitantes con 4,8 Kg de consumo per cápita/año, estando por debajo de El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Uruguay, entre otros. Por cierto, muy por debajo del consumo promedio de Latinoamérica con 9,8 Kg., de África con 10,1 Kg. o del mundo con 20,2 Kg. No es casual que no se promueva en la Argentina el consumo interno: se evita que los argentinos miren el mar y cuiden a este y sus recursos.

Si no se descartasen pescados en el mar (en la ZEE, en alta mar y en Malvinas) se podrían disponer de unas 750.000 toneladas/año de productos pesqueros aptos para el consumo. Con 300 mil toneladas de los descartes que se industrialicen se podría proveer raciones a 3 millones de niños y adolescentes por día de proteína de la mejor calidad, todos los días, todo el año, en un país con 37,3% de pobreza y 8,2% de indigencia (INDEC, 30/03/22).

Pobreza, indigencia, subalimentación y descuido de los recursos naturales es parte de la colonización.

La defensa del territorio. No hay política de disuasión. Los distintos gobiernos han declarado que la Argentina no tiene hipótesis de conflicto, una llamativa calificación ante semejante escenario, mientras la Ley General de Pesca de México (DOF 24/4/2018, Art. 17º) indica: «El Estado reconoce que la pesca es una actividad que fortalece la soberanía alimentaria y territorial de la Nación. Un asunto de seguridad nacional y prioridad para el desarrollo nacional». La Argentina debería cuadruplicar su capacidad existente naval y aérea para controlar solo la ZEE Argentina y asignarle un presupuesto a la Armada Argentina y a la Prefectura Naval que, en la actualidad, está dentro de los más bajos de Latinoamérica. En el hipotético caso de aprobarse el Área Marina Protegida Agujero Azul, la Argentina para controlar esos espacios marinos, necesitaría unos US$ 15 millones anuales, lo que da una idea de la falta de presupuesto para vigilar y gobernar nuestros mares.

Desculturalización y relaciones con el Reino Unido. El 2 de febrero de 1825 las Provincias Unidas del Río de la Plata firmaban el Tratado de Amistad, Libre Comercio y Navegación con el Reino Unido. El mismo reconocía, entre otras cosas, la independencia de nuestro país, no obstante «para la obtención de dicho reconocimiento la Corona británica requirió que Buenos Aires contrajera un empréstito de la banca inglesa Baring Brothers por 1 millón de libras esterlinas (llegaron solo £ 550 mil) y dicho monto fue devuelto 81 años más tarde, pagándose 5 veces la cifra inicial». En 1831 Luis Vernet apresó tres goletas norteamericanas que pescaban en forma ilegal. En 1833 y pese al Tratado de Paz citado el Reino Unido destruyó la población argentina en Malvinas. Desde entonces, los gobiernos han mantenido relaciones diplomáticas con el fin de obtener la restitución de las islas y, desde 1982 se inició un proceso de desmalvinización y desculturalización que, se profundizó en 1989, con la aceptación de la ocupación del territorio marítimo y los recursos pesqueros argentinos, cuando en los prolegómenos de la firma de los Acuerdos de Madrid el diplomático negociador argentino indicó: “No nos preocupa la exclusión pesquera sino la militar”. Esa desmalvinización sigue hasta nuestros días.

Necesitamos la determinación del Gral. Manuel Belgrano (“un Estado sin pesca nada puede sobre la mar”); la preclaridad del Almirante Segundo Storni (“el Mar será el vehículo y el sostén de su fortuna y de su gloria”); el esfuerzo del Almirante Guillermo Brown (“El honor nacional requiere un esfuerzo”) y de todos los combatientes que mantienen viva la llama de Malvinas.

“Nada está hecho mientras quede algo por hacer” (Romain Rolland)

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado. Presidente de la Fundación Agustina Lerena (Fundada el 21/10/2002), Presidente Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana, CESPEL (Fundada el 02/04/1989).

Autor de “Malvinas 1982-2022. Una gesta heroica y 40 años de entrega” (2021) y de “Pesca Ilegal y Recursos Pesqueros Migratorios Originarios de los Estados Ribereños de Latinoamérica y El Caribe” (2022).

GUAYANA ESEQUIBA: NEXOS IDENTITARIOS CON NUESTROS ESEQUIBANOS

Abraham Gómez R.*

Todas las actividades —de cualquier tipo— que los gobiernos de Guyana han desarrollado en la Zona en Reclamación (aunque ellos no le dan esa denominación a este espacio geográfico) tienen una marcada determinación coactiva.

Prestemos atención a lo que, estratégicamente, han venido haciendo en las distintas gestiones ejecutivas, de cualquier signo ideológico, (para tales hechos no mantienen diferencias ideológicas) desde Forbes Burnham hasta el actual Irfaan Ali.

Trabajos de reforzamiento de las infraestructuras en escuelas, hospitales; así, además, cooperación crediticia para la construcción de hoteles, balnearios; instalación y puesta en funcionamiento de medios de comunicación audiovisuales. Consolidación de vías carreteras, pistas de aterrizajes. Apostamiento de bases militares y la implementación de operativos conjuntos con otros países etc.

Si antes, en condición de nación pobrísima, se apoyaban en los aportes dadivosos  suministrados por la Commonwealth, desde hace cinco años para acá, con la Exxon a la cabeza de todo este enjambre esquilmador, no tienen reparos o limitaciones en los gastos e inversiones oficiales, por cuanto están percibiendo inmensos caudales de recursos dinerarios producto de la ilegal explotación petrolera, maderera, energética y minera, en el área en conflicto; en contravención al  Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966, en cuyo artículo V, numeral (2) señala:

«Ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras se halle en vigencia este Acuerdo constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía territorial en los Territorios de Venezuela o la Guayana Británica, ni para crear derechos de soberanía en dichos territorios, excepto en cuanto tales actos o actividades sean resultado de cualquier convenio logrado por la Comisión Mixta y aceptado por escrito por el Gobierno de Venezuela y el Gobierno de Guyana. Ninguna nueva reclamación o ampliación de una reclamación existente a soberanía territorial en dichos Territorios será hecha valer mientras este Acuerdo esté en vigencia, ni se hará valer reclamación alguna sino en la Comisión Mixta mientras tal Comisión exista».

Con la descarada entrega de concesiones —inconsultas y unilaterales— a las empresas transnacionales pretenden —sibilinamente— «hacer valer o crear derechos de soberanía».

Reviste igual gravedad, parte del contenido de la Constitución de la República Cooperativa de Guyana de 1980. En esa Carta Magna detectamos la auto asignación y la distribución político-territorial, por regiones, que ellos han establecido, precisamente en la Guayana Esequiba.

Delimitaron toda la extensión —la que vilmente nos despojaron— de la siguiente manera: Waini-Barima (región 1); Poomeron-Supenam (región 2); Cuyuní-Mazaruni (región 7); Potaro-Siparuni (región 8); AltoTúkutu- Alto Esequibo (región 9).

Hay importantes ciudades, pueblos y asientos demográficos de varios tipos y clases sociales; cuyo registro censal, más reciente, arroja una población que sobrepasa las 300.000 personas, entre ellas: indoguyaneses, afroguyaneses, chinos, amerindios, portugueses, mixtos y demás europeos; incluyendo en la cifra arriba mencionada a las etnias Waiwai, Makushi, Arawakos, Akawayos, Saraos, Patamonas, Waraos, Caribes y Wapashi;  quienes habitan, principalmente hacia el sur, en las llanuras del Rupununi.

Cuando reivindiquemos en la Corte, con nuestros justos títulos, la Guayana Esequiba, con todos esos grupos humanos estaremos obligados a imbricarnos como compatriotas, y a darle fuerza y consistencia al enunciado del artículo 15 de nuestra Norma Suprema:

«El Estado tiene la obligación de establecer una política integral en los espacios fronterizos terrestres, insulares y marítimos, preservando la integridad territorial, la soberanía, la seguridad, la defensa, la identidad nacional, la diversidad y el ambiente, de acuerdo con el desarrollo cultural, económico, social y la integración. Atendiendo a la naturaleza propia de cada región fronteriza, a través de asignaciones económicas especiales, una ley orgánica de fronteras determinará las obligaciones y objetivos de esta responsabilidad»

Un aspecto resaltante (que siempre ha sido nuestra preocupación) lo conseguimos al analizar el currículo oculto —la intencionalidad que subyace en todo proceso educativo— en los planes y programas de estudios de primaria y bachillerato, en esa excolonia británica.

En los textos escolares guyaneses revisados, pesquisamos contenidos que persiguen exacerbar la sensibilidad de niños y jóvenes en contra de Venezuela; al tiempo que les imprimen a las tareas de enseñanza-aprendizaje —con carácter continuo— recurrentes elementos de ideologización, nacionalismo exagerado y de torcidos orígenes históricos de su identidad.

Por nuestra parte, debo decirlo que resulta triste tener que reconocer que mientras reclamamos la Guayana Esequiba, a los compatriotas que proceden de esa zona son ignorados y les negamos sus más mínimos derechos.

Por propia experiencia puedo mencionar que los Esequibanos que viven aquí —entre nosotros— todavía conservan algunas tradiciones religiosas, curativas; igualmente, en cuanto al cultivo de la tierra y producción piscícola, manufacturera; en lo relacionado con actividades gastronómicas.

Apreciamos como muy interesante sus propias metodologías educativas y técnicas en general.

Acaso no podemos nosotros aprovechar esos conocimientos; al tiempo que, en tal dialógica de saberes, los compatriotas Esequibanos recibirían los estímulos necesarios, que conlleven a la transformación actitudinal que refuercen su carácter identitario de venezolanidad, que, a su vez, puedan replicar hacia sus familiares, que aún viven en la Guayana Esequiba, separadas por la frontera de facto.

Aprovecho para exponer, como acto de contrición, que es obligante ofrecer un trato más igualitario y decoroso a los esequibanos que viven en Tucupita, San Félix, Ciudad Bolívar, Tumeremo, El Callao etc.

Reiteramos una denuncia, por todos ya conocida, consistente en la negación del Estado Venezolano a sistematizar un proceso de cedulación de los Esequibanos; conforme se encuentra establecido en  el Artículo 32 de nuestra Constitución Nacional:

“Son venezolanos y venezolanas por nacimiento:

1.Toda persona nacida en el territorio de la República. (Omissis).

Ha habido algunos asomos en tal sentido sin concretarse nada.

Evitemos de cualquier manera seguir cayendo en lo que luce como una seria contradicción.

Mientras reclamamos con esfuerzo acendrado la Guayana Esequiba o quienes en los medios de comunicación y en las redes se dicen defensores de esa extensión territorial; sin embargo, jamás   hablan de la considerable población que habita y convive ese territorio, que nos fue arrebatado vilmente, hace ya más de cien años, y que en justo derecho lograremos nos sea restituido, mediante sentencia favorable que obtendremos de la Corte Internacional de Justicia.

 

* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV). Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba.

LA GUERRA DEL AGUA

F. Javier Blasco*

Hace ya varios años que, algunos de los analistas a los que nos gusta como distracción e interés personal, o por los que profesionalmente se dedican al estudio de los conflictos, sus causas, actores y repercusiones o consecuencias, venimos añadiendo, cada uno desde su perspectiva y opinión, algunos nuevos motivos o hechos que sean o puedan ser impulsores de los mismos, aunque con variopinta potencia y capacidad y que se suman a las tradicionales causas arrastradas durante siglos.  

Todos ellos y cada uno por separado, son capaces por sí mismos de generar grandes conflictos de carácter interno o internacional. De entre los mismos destacan la guerra cibernética, los ataques a la economía, las pandemias, el cambio climático, las migraciones masivas, la explotación de los recursos naturales, la expansión del comunismo o del yihadismo, la abusiva e indiscriminada proliferación nuclear y por supuesto, el efecto de la falta de agua.

Aunque a simple vista, parezcan motivos independientes, muchos tienen cierta conexión, se complementan o se derivan unos de otros. En cualquier caso, todos tienen una importante relevancia y, es bien seguro que algunos ya se encuentran en efecto, con plena eficacia o en vías de su implantación a corto o medio plazo.

Pero cuando hablábamos de lo que gira en torno al agua, solíamos pensar que la falta de agua en las regiones muy o más cálidas del planeta originaría migraciones masivas en busca de ese preciado oro transparente hacia regiones más verdes y, por ende, con más frutos alimenticios para llevarse a la boca. Pero, a simple vista, no encontrábamos en la falta de agua otro tipo de consecuencias y derivadas de mayor gravedad.

Si hablábamos del cambio climático, entre sus consecuencias se encontraba la falta de agua, la desertización de las regiones lindantes a las más cálidas y la necesidad de mucha agua para hacer frente a sofocar los grandes incendios, para la agricultura o alimentar a la población y al ganado.

Nunca, o por lo menos yo no tengo constancia, se hablaba de que, en breve, incluso Europa, Asia y Norteamérica centrales se quedarían sin agua de la noche a la mañana, que sus grandes ríos llegarían a desvelar los secretos celosamente guardados en sus cauces y que los pantanos, aparte de descubrir joyas inundadas de por vida, verían morir toneladas de peces que durante lustros han vivido con todo tipo de lujos sin preocuparse por su subsistencia, salvo por la pirámide alimentaria.

Este año la sequía generalizada, la alocada mano del hombre y la falta de previsión política de las administraciones han llevado a cotas increíbles no vistas nunca o desde hace siglos en lo referente a grandes incendios. Incendios, incapaces de ser enfrentados directamente por las fuerzas que los combaten a pesar de los muchos y sofisticados medios que actualmente se emplea en dicha lucha y, por desgracia, todo apunta, a que la situación irá en aumento en los años venideros.

La ausencia de caudal de agua en los principales grandes y medianos ríos que refrigeran las piscinas para en mantenimiento en condiciones óptimas el material nuclear de las centrales de dicho tipo, ha llevado a parones técnicos en la mayoría de ellas y al paro obligado de las centrales hidráulicas. Cosa, que complica la producción combinada en uno de los momentos en los que más se necesita por dejarla casi exclusivamente bajo la dependencia del gas para producir electricidad junto a los medios fotovoltaicos o a base de aero generadores.

Por si fuera poco, las contramedidas rusas a las represalias europeas por el tema de la guerra en Ucrania a base de reducir o controlar los flujos de gas hacia Europa, han llevado a pensar que seremos incapaces de calentarnos tranquilamente durante todo este invierno, lo que se une a las restricciones o imposibilidad del uso del agua por su escasez y su influencia en la producción de energía.

En definitiva, vemos que la escasez de agua en el planeta no es un tema baladí y que fácilmente se concatena con otros de tipo económico, industrial y de relación entre vecinos. Algo, que de momento no ha generado grandes crisis migratorias como se temía, aunque no hay que dejarlas atrás, pero si una gran revolución en nuestras economías, en los efectos sobre la esfera de confort en la que nos escondemos o refugiamos y, con mucha probabilidad, será motivo de discusiones territoriales entre regiones y países por el uso y el disfrute que cada uno de los actores hace de los caudales de agua de los ríos que cruzan varias de ellas.

Primer punto de fricción inesperado por la falta de un elemento muy preciado y de indudable necesidad para el ser humano. Tal y como hemos visto y como está ocurriendo en estos momentos, la generación de energía mixta también se verá afectada en las épocas calurosas por lo que la dependencia del gas aumentará exponencialmente, lo que eleva y mucho el precio de la energía eléctrica. Indudablemente, de persistir esta sequía y si persiste la ausencia de agua en los reservorios, más pronto que tarde las migraciones hacia zonas menos tórridas, templadas y verdes no se dejará esperar porque las cosechas, sin agua no existen o son de paupérrima calidad y escaso rendimiento.

Los animales de los que nos alimentamos a diario, necesitan grandes cantidades agua y piensos frescos para su engorde y subsistencia; de no tenerlos al alcance de la mano o por ser muy caros, deberán ser sacrificados cuanto antes para minorizar al máximo los gastos y las pérdidas. Ello ocasionará a corto y medio plazo un descenso en la oferta alimentaria, un aumento excesivo de precios y unos importantes cambios en nuestros usos y costumbres, que no todos están dispuestos a sacrificar.

El desmesurado encarecimiento de la energía ya ha dejado bien demostrado que supone un palo muy fuerte para todas las economías, desde la familiar hasta de la industria más potente y boyante a nivel mundial.

Muchas personas y, sobre todo, los gobiernos irresponsables, achacan esta situación única y exclusivamente, a los efectos del famoso cambio climático, como si este fenómeno fuera un cajón de sastre donde cupiera todo. Si bien es cierto que dicho cambio en el clima tiene mucho que ver, también lo es, que las administraciones locales, regionales, estatales e internacionales tienen mucho papel que jugar en ello y no limitarse a quitarse la corbata, apagar la luz de los escaparates y edificios, subir encubiertamente los impuestos y en regular unos grados por arriba o por abajo, según corresponda, el termostato de los medios de ambientación.

Es preciso que, de una vez por todas, se afronten medidas, que las hay, para la conservación de los montes y páramos. Se necesitan importantes y ambiciosos planes hidrológicos que faciliten mucho más el embalsamiento del agua en sus cursos que garanticen la generación hidroeléctrica y eviten que se viertan ingentes cantidades de agua al mar en las grandes crecidas con ocasión de las lluvias de importancia. Se deben cuidar, de verdad, los montes y bosques para evitar la desertización, la pérdida definitiva de acuíferos subterráneos y el empobrecimiento progresivo de la tierra. La generación de energía nuclear se debe recuperar y potenciar a marchas forzadas, dotando a las centrales de mayores piscinas de refrigeración para evitar caer en la situación ya expuesta anteriormente que las para forzosamente. La regeneración del agua fecal mediante plantas potabilizadoras, así como desalinizadoras es más que urgente y debe dejar de ser testimonial. Y, por último, no estaría demás, que se profundice e invierta más en procedimientos artificiales para provocar las lluvias.

Poner todos los huevos en un mismo y único cesto (el gas, las placas y los aerogeneradores) para la generación de energía es un acto de irresponsabilidad política, cívica -porque estos medios y métodos no están siempre garantizados- y de un elevado grado de sobreactuación verde y ecologista, de corte claramente comunista, que solo sirve para embaucar a personas irreflexivas y prepotentes que no piensan más que en nimiedades, o que en su escala de valores, ponen algunos principios menores y de nula trascendencia antes que las auténticas necesidades para la subsistencia del ser humano.

La población mundial, a pesar de que en algunas áreas se estanca e incluso decrece, va en aumento en progresión geométrica o exponencial en el mundo global. Las nuevas costumbres, modos de higiene y otro tipo de necesidades o exigencias en las costumbres hacen que el consumo del agua, no pare y suba progresivamente, alcanzando cotas insospechadas hace nada.

Cerrar los ojos, mirar para otro lado o echarle la culpa a fenómenos que aparentan estar lejos de nuestro control, es el acto más irresponsable y execrables que pueda existir.

Hemos llegado a alcanzar una situación de crisis o guerra a causa del agua y no precisamente, por la obtención del agua. Y alguien se preguntará, quien se beneficia o como lo hace; la respuesta es bien sencilla, aquel que tiene la llave para paliar los efectos del incremento de los precios energéticos abriendo y cerrando los flujos de trasvase del gas, quienes cuentan y controlan inmensos graneros de cereales y de otras cosechas sumamente necesarias y que según sea su actitud, pueden salvar o poner en peligro la vida de los hombres y de los animales por su consumo; creando con ello, una grave situación que indudablemente, llegará a ser fatal, sobre todo si dichas llaves están en manos de un mismo personaje, país o coalición de ellos.

Nada tan barato y relativamente fácil de obtener, puede ocasionar un grave efecto mariposa en otros factores que indudable, y debidamente concatenados y explotados de forma adecuada, nos llevarán a situaciones de crisis de alta intensidad o hasta conflictos de graves consecuencias internacionales.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.