NOS DESPRECIAN

Iris Speroni*

Les cobraron medio mes de alquiler a las personas más vulnerables de la Argentina, esto es, quienes no tienen techo propio.

 

Actualmente se encuentran disponibles los datos de recaudación de la AFIP correspondiente a los meses enero-julio del corriente año 2023.

En ese lapso, gobierno federal recaudó $ 21.254.362.780.425,60. Esto es veintiún y un cuarto de billones (continentales) de pesos.

O lo que es lo mismo, un montón de dinero.

Si sacamos de esta cifra la recaudación de la Seguridad Social (porque no es dinero del gobierno, sino de los trabajadores activos y pasivos), hablamos de $ 15.045.074.487.843,40. Esto es quince billones de pesos.

La composición de la recaudación

Elaboración propia en base a datos de la AFIP.

Elaboración propia en base a datos de la AFIP.

Como se puede comprobar, la mayor fuente de ingreso del gobierno federal es el IVA. No es el mal llamado impuesto a las ganancias (el salario no es ganancia), no es el impuesto a los bienes personales.

IVA – Impuesto al Valor Agregado

Es un impuesto con la particularidad de que lo pagan únicamente las personas físicas. En criollo, los seres humanos. Las empresas no pagan IVA. Así que el 44% de los ingresos del Estado ―al menos, ya lo veremos (*)― proviene de las compras de supermercado, calzado, luz y teléfono, útiles escolares, cargar nafta y el pago de los honorarios de la kinesióloga.

Así que cuando alguien le diga que el gobierno “cuida” el precio de los alimentos, o que el Estado gasta en tal o cual cosa porque “da” derechos o “protege” a la población, debe saberse que gran parte viene de los bolsillos más débiles.

Cuando el Estado paga intereses por bonos del Tesoro (**) ya sea a fondos de inversión extranjeros o al BAPRO, el 44% de los intereses proviene de las personas que compran una pizza. Debemos razonar de igual manera frente a los despilfarros del Ministerio de la Mujer o los canapés de la ministra de Trabajo.

El IVA es un impuesto que no todos los países tienen. Los que sí, como los europeos, no gravan a los alimentos. En realidad, casi ningún país del mundo paga IVA o ningún otro impuesto sobre la comida. Acá se da la paradoja que los recitales de Dua Lipa o Luis Miguel no pagan IVA pero sí lo hace una lata de tomate. Esto para tener una dimensión del desastroso sistema impositivo que nuestros gobernantes nos supieron, quisieron y pudieron dar.

Ingresos Aduaneros

Los ingresos aduaneros son del 9% de la recaudación total. Si alguien sostiene: “no se pueden quitar los derechos de exportación – DEX”, lo que en realidad quiere decir es “no quiero quitar los derechos de exportación”. Las razones son varias y dignas de hablar en otro momento.

Debemos aclarar que no constituyen una parte significativa de la recaudación total y que los ingresos aduaneros ―si respetamos el espíritu de Alberdi― deberían provenir de las importaciones exclusivamente y no de las exportaciones; al revés de lo que sucede. Dicha anomalía (que los ingresos por aranceles de exportación sean mayores que los correspondientes a la importación) lo postulé en EL MISTERIO DE LA ADUANA.

Si llegáramos a tener un comercio exterior robusto, obtendríamos altos ingresos aduaneros aún si aplicáramos alícuota cero a las exportaciones y aranceles bajos a las importaciones.

Resto de los impuestos

Existen innumerables impuestos que la AFIP agrupa como puede. Son impuestos a los combustibles, al tabaco, uno muy gracioso que se llama “adicional de emergencia cigarrillos”, internos que van desde impuestos al alcohol, a las gaseosas ―si uno decide no tomar cerveza o vino, le cobran por tomar Coca-Cola―, a las alfombras (sí, lo puso el nunca suficientemente vituperado Machinea), a las entradas de cine, a la promoción cooperativa y mil cosas más. Algunos rubros alcanzan el 0,0146% del total. Todos los agrupados en “Resto” constituyen el 0,37% de los ingresos

Traduzco: arruinan la vida de miles de personas, que destinan tiempo a completar formularios interminables, para recaudar monedas.

Numerosas personas han denunciado la existencia banal de innumerables impuestos. Pocos llaman la atención sobre la carga pública que implica para los contribuyentes las horas de trabajo dedicadas a llenar decenas y decenas de formularios. Uno, pero no el único, que lo ha reclamado, es el candidato Milei.

Sin embargo, quiero resaltar que hará un mes, la vicepresidente de la Nación y ex presidente, Cristina Fernández, en un discurso a sus conmilitones, remarcó que existían decenas de impuestos de los cuales el costo administrativo para el fisco es superior a la recaudación. Más allá que uno lamente que no lo haya pensado en sus ocho años de gobierno o en sus tres años y medio de ocupar la segunda magistratura del país, debemos celebrar su epifanía. Lo valioso de las declaraciones de la líder del Frente de TodEs, es que se pueden invocar sus palabras al momento de decidir la supresión de impuestos absurdos y pedir el voto a los diputados de su subgrupo político.

La mezquindad de los políticos argentinos

Nuestros políticos gravaron la transferencia de inmuebles con un 1,5% del valor de la transacción. La recaudación por este impuesto es del 0,0855% del total. Es decir, le generan una barrera más a una persona que quiere acceder a la propiedad ―como si los salarios de hambre no fueran obstáculo suficiente―. Si alguno de ellos llegara a retrucar que no se cobra en la primera vivienda, díganle que es un cínico y mentiroso, porque sí lo debe pagar el vendedor y por supuesto, lo va a cargar al precio de venta.

La razón por la que la nefasta ley de alquileres fue votada por unanimidad es porque forzaba al pago de un impuesto del 1,5% sobre el valor del contrato, con la particularidad de que se debía pagar en su totalidad en el momento cero, aún si después hubiera una precancelación. Si el contrato es a 36 meses, entonces el impuesto es del 1,5%x36 el valor de un mes de alquiler, 54%, un poco más que medio mes de alquiler adicional, que va al fisco federal.

Los diputados ―representantes del Pueblo de la Nación― dieron apoyo a esta ley, porque le sacaron medio mes de alquiler a las personas más vulnerables de la Argentina, esto es, quienes no tienen techo propio. Son muy malas personas. Insensibles a los sufrimientos del pueblo. Les deseo toda suerte de calamidades; por la simple razón de que ellos las arrojan a baldazos sobre todos nosotros.

Impuestos a futuro

Propongo:

  • eliminar IVA a los alimentos, forraje, combustible y servicios públicos, con el fin de abaratar el costo de vida de las personas.
  • reducir a una alícuota del 10% de IVA al resto de los productos. El incremento de recaudación vendrá por mayor nivel de actividad.
  • eliminar las exenciones de pago de IVA. Nadie deberá estar exento.
  • que ganancias cuarta categoría se empiece a pagar a partir de que el sueldo del contribuyente alcance el nivel del magistrado (juez o fiscal) mejor pago del país.
  • alícuota de ganancias para las empresas del 15% y del 10% para las personas físicas.
  • eliminar todo el chiquitaje impositivo, en particular lo que hace al acceso a la vivienda propia.
  • los aranceles aduaneros deben enfocarse en la importación y recaudarse en divisa, así como IVA y Ganancias aduaneros.

Toda la recaudación en divisa deberá destinarse a la cancelación de deuda pública en divisa y a la compra de pertrechos militares.

Para la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Patria.

 

Fuentes

AFIP Estadísticas

https://www.afip.gob.ar/institucional/estudios/serie-anual/

Lecturas recomendadas

Decime cuánto me querés

https://restaurarg.blogspot.com/2023/01/decime-cuanto-me-queres.html

Eliminar la coparticipación federal

https://restaurarg.blogspot.com/2023/05/eliminar-la-coparticipacion-federal.html

El misterio de la Aduana

https://restaurarg.blogspot.com/2023/02/el-misterio-de-la-aduana.html

Seis latitas de atún

https://restaurarg.blogspot.com/2022/04/seis-latitas-de-atun.html 

Deuda pública

https://restaurarg.blogspot.com/2022/08/deuda-publica.html

El Conde Drácula

https://restaurarg.blogspot.com/2021/09/el-conde-dracula.html

 

Notas

(*) Los impuestos internos, por lo general, también sólo los pagan las personas físicas, como el tabaco (las empresas no fuman), o las bebidas alcohólicas o las gaseosas.

(**) El Estado federal tiene deuda financiera de varios tipos. Una, son los bonos del tesoro, que pueden estar nominados en pesos o en divisa. Los intereses y otros cargos se solventan con la recaudación del gobierno federal. Otra, es la deuda del BCRA, mediante Leliqs y remuneración de encajes. Se paga con inflación (SEIS LATITAS DE ATÚN, https://restaurarg.blogspot.com/2022/04/seis-latitas-de-atun.html). Por último hay préstamos directos de otros gobiernos o de organismos multilaterales. Ver DEUDA PÚBLICA https://restaurarg.blogspot.com/2022/08/deuda-publica.html ).

 

Artículo publicado el 26/08/2023 en Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2023/08/nos-desprecian.html

¿POR QUÉ LOS ESTADOS UNIDOS QUIEREN EXPULSAR A FRANCIA DE ÁFRICA?

Raphaël Chauvancy*

Artículo originariamente publicado el 27/08/2023 en francés en la revista Conflits https://www.revueconflits.com/pourquoi-lamerique-veut-elle-chasser-la-france-dafrique /

Michael Shurkin, especialista estadounidense en el Sahel y del ejército francés, acaba de escribir la oración fúnebre de Francia en África[1] un artículo sin concesiones, pero revelador de las intenciones encubiertas de los Estados Unidos.

¿Debería Francia abandonar el continente negro? Para Michael Shurkin, la suerte está echada. “Se acabó el tiempo para Francia en África”, escribe este antiguo analista de la RAND y de la CIA, reflejando el sentir de los círculos militares y diplomáticos estadounidenses.

Considera que Francia no tiene ningún interés fundamental en el Sahel; de hecho, su ”patio trasero” en África ya no existe salvo en algunas mentes enfermas. También señala con razón que algunas de las masas sahelianas no culpan a Francia por lo que hace, sino por estar allí.

Así pues, no se trata de que Francia se aferre a un miserable y superpoblado trozo de desierto donde ya no la quieren, sino de encontrar una forma de resolver entre la renuncia y la obstinación. Es imperativo que Francia revise a fondo sus modos de acción y las condiciones de su presencia en África, asegurándose al mismo tiempo de no seguir consumiendo sin beneficio una parte demasiado grande de sus fuerzas.

Intenciones estadounidenses ocultas

Pero Shurkin va mucho más lejos. Cree que Francia debería repatriar sus tropas, cerrar sus bases y renunciar a cualquier papel estratégico en África, aunque ello signifique conservar un resto de poder blando a través de la francofonía.

En su opinión, ese sería el problema, incluso más que Rusia, ya que la actual ola pro rusa no es más que la expresión de una francofobia que se ha vuelto endémica en el continente. De hecho, la pobreza creciente y la inseguridad persistente predispusieron a las poblaciones a encontrar un chivo expiatorio. Los operadores rusos de la guerra informacional proporcionaron el blanco ideal al nombrar y avergonzar al antiguo colonizador. Sólo que, y esto se pasa por alto en silencio, tenían la ventaja porque el terreno había sido preparado hacía mucho tiempo por el “French bashing” y las operaciones de influencia estadounidenses.

De hecho, Shurkin adopta una narrativa estratégica estadounidense clásica cuando escribe que sus relaciones con Francia “han obstaculizado sin duda el desarrollo económico y político de los países africanos”. Por el contrario, podemos reprochar a los franceses de haber fomentado el complejo de un hijo pródigo en algunos de ellos al recibirlos generosamente en París tras cada desencuentro o bancarrota. Se gastaron en ello más de lo que los recursos y los intereses justificaban. Es dudoso que alguna otra potencia haga lo mismo.

En el trasfondo, los ataques al laicismo[2] por parte de la prensa y de los funcionarios estadounidenses alimentan las sospechas de islamofobia de parte del Estado francés, incluso en países amigos como Senegal. La promoción de la desastrosa política anglosajona de minorías ha erosionado al proyecto de sociedad post-racial que era uno de los factores de la influencia universalista de Francia. La financiación del movimiento extremista “descolonial” por Washington ha tenido efectos nocivos en los suburbios franceses, pero también en el África francófona. Sus teorías de victimismo conspirativo, a veces retransmitidas por las diásporas en Francia, se han tomado al pie de la letra. Si Rusia financió y retransmitió el discurso francófobo del activista Kémi Séba, Estados Unidos promovió el de Rokhaya Diallo. Ambos imperios tenían el mismo interés en eliminar el “poder de equilibrio” francés. París no vio venir el peligro y quedó atrapada en un cerco narrativo.

Paralizados por las frustraciones e impregnados de narrativas descolonizadoras, una parte de la juventud urbana, ociosa y protegida del terrorismo, se levantó contra Francia. Sin embargo, las ONGs presentes en el terreno constataron que el sentimiento antifrancés florecía allí donde la amenaza se reducía y los soldados franceses estaban ausentes… En las zonas donde estaban desplegados, por el contrario, aparecían sistemáticamente como una garantía de seguridad e incluso de prosperidad, regando la economía local[3]. Obsesionada con sus compromisos en el terreno, Francia ha abandonado y perdido la batalla informacional.

Shurkin llega a la conclusión de que los Estados Unidos y otras naciones europeas no provocan la misma reacción que Francia y pide a ésta que les ceda el paso en el Sahel. Sin embargo, las necesidades de la región están relacionadas principalmente con la seguridad, y nadie se imagina seriamente a los alemanes abandonando sus tiendas con aire acondicionado para acompañar a los ejércitos locales a la batalla. La referencia a los europeos es puramente semántica. Los estadounidenses quieren sacrificar la presencia francesa para sustituir y perpetuar la suya.

Entre la hostilidad y la pérdida de confianza

Para comprender el punto de vista estadounidense, es necesario recordar dos constantes en la forma en que se ve en Washington al ejército y a la diplomacia francesa. La primera es la exasperación respecto a su autonomía. Los estadounidenses tienen una lógica de bloque y ven a la alianza como una alineación. Cualquier distorsión es vista como una traición. Recordemos la aguda crisis provocada por la negativa de Francia a apoyar la invasión de Irak. El premio Pulitzer Thomas Friedman resumió el estado de ánimo del otro lado del Atlántico cuando escribió que Francia no merecía su puesto en el Consejo de Seguridad. Hace poco, el Wall Street Journal describía a Francia como “el aliado y enemigo más antiguo de los Estados Unidos”[4]. Una idea común y corriente es que Francia ya no existe en la escena internacional salvo por su capacidad y propensión a oponerse a los Estados Unidos.

Otra tendencia estadounidense, recurrente desde 1940, es dudar de la capacidad de Francia para asumir responsabilidades internacionales. Así, al tiempo que prestan lealmente un apoyo vital a la operación antiterrorista “Barkhane”, han avanzado sus peones y han desarrollado sus propias redes. Desde su retirada de Malí, ya no creen que París sea capaz de mantener un frente, aunque sea secundario en África, en la nueva Guerra Fría que le enfrenta al buey chino y a la rana rusa. Los Estados Unidos tienen los medios para olvidar sus propios fracasos, pero no perdona los de los demás. Su cultura de los resultados lo incita a retirar de la mesa al socio que ha perdido sus fichas[5].

Desde su punto de vista, el único acto brillante de Francia en los últimos veinte años ha sido su oposición a la guerra de Irak, que Washington sigue echándole en cara. Por lo demás, Francia ha mostrado un flagrante amateurismo diplomático a través de su intervención en Libia, desestabilizando todo el Sahel a largo plazo; sólo logró salir dolorosamente de la trampa marfileña; se puso en fuera de juego en el Levante; pensó demasiado a lo grande en el Indo-Pacífico antes de ser devuelta a la realidad por la alianza AUKUS; a pesar de sus notables éxitos militares tácticos, ha sido ridiculizada en República Centroafricana, Malí, Burkina Faso y Níger, donde se ha dejado sorprender sistemáticamente sin reaccionar; ha mostrado su incoherencia en Ucrania al pasar del diálogo con Putin, “a quien no debemos humillar”, a promover la adhesión de Ucrania a la OTAN; por último, sus proyectos europeos de defensa se han topado con la amenaza rusa, contra la que ha podido desplegar un millar de hombres, mientras que los estadounidenses han desplegado 100.000.

Neutralizar a Francia normalizándola

Para Michael Shurkin, “salir de África disminuiría, en cierta medida, la estatura global de Francia, pero la realidad es que Francia ―al igual que el Reino Unido― tiene muchos recursos y, francamente, otras prioridades que reflejan mejor sus intereses”. Estas prioridades se limitarían a una mayor participación en la defensa del glacis europeo dentro de un marco atlantista y, posiblemente, a una presencia exótica en el Indo-Pacífico, donde carece de un espacio susceptible de perturbar el sistema estadounidense.

París entraría en la carrera por ser el mejor aliado de Washington, como las demás naciones del Viejo Continente, en lugar de cultivar su propio excepcionalismo.

El estatus de Francia en África confiere a París un prestigio y un margen de maniobra irreconciliables con el proyecto “occidental” alineado tras la bandera estrellada. El juego estadounidense consiste en hacer pasar la excepción estratégica de Francia por una anomalía; por el peligroso capricho “separatista” de un pueblo simpático, pero pretencioso cuyos mejores intereses se verían beneficiados si se uniera al bloque occidental y de consolidarlo. Esta curiosa antífona encuentra eco no sólo en las naciones europeas que han abdicado de su soberanía ante el protectorado estadounidense, sino también en el resto del mundo. Difunde la idea de que París es ilegítimo para desempeñar un papel internacional independiente.

La convergencia entre federalistas europeos y atlantistas contra la autonomía estratégica francesa refuerza esta tendencia. En Le Monde, Pierre Haroche pide que Francia reoriente sus esfuerzos militares en Europa[6]. Se hace eco de Shurkin quien pretende confundir la adaptación del ejército francés a los enfrentamientos de alta intensidad con una opción de capacidades convencionales pesadas volcadas hacia el este. Afortunadamente, la ley de programación militar ha evitado este escollo, salvaguardando sus capacidades de proyección global.

De todas las amenazas estratégicas a las que se enfrenta Francia, las más amenazadoras son la provincialización y la normalización. El fin de su identidad estratégica significaría su absorción definitiva en el mundo anglosajón. Perdería su alma y el mundo un defensor del multilateralismo.

Francia dispone aún de los fundamentos de una potencia mundial

¿Tienen los franceses los medios para invertir la tendencia? Probablemente, siempre que demuestren un mayor rigor y coherencia estratégicos que en las dos últimas décadas. Su situación no es tan mala como nos quieren hacer creer sus competidores. A falta de un gran número de tropas, han desplegado sólidos destacamentos en Estonia y Rumanía frente a la amenaza rusa. Desempeñan un papel importante en el entrenamiento de los combatientes ucranianos y en el suministro de material a Kiev.

En Oriente Medio, los puntos de apoyo en Yibuti y en los Emiratos Árabes Unidos confieren a París capacidades de intervención reconocidas y apreciadas en la región.

América Latina es otra zona prometedora para la acción francesa. La reciente conclusión de una asociación anfibia entre las Troupes de Marine y el Corpo de Fusileiros Navais de Brasil simboliza un interés renovado por la región y una toma de conciencia de las oportunidades que se presentan.

En el Indo-Pacífico, el éxito de la misión Pegasus de este verano, en la que se envió a la región una fuerza aérea de 19 aviones, entre ellos diez Rafale, demostró una capacidad de proyección de potencia única en Europa, hasta el punto de suscitar reacciones hostiles por parte de Corea del Norte y entusiasmo por parte de Corea del Sur, Japón e Indonesia. Invertir en ella y reasignarle algunos de los recursos ya desplegados en el Sahel, la Polinesia y Nueva Caledonia, hasta ahora infravalorados y mal defendidos, constituiría un activo notable. ¿Es totalmente utópico imaginar que Nouméa se convierta un día en una pequeña Singapur francesa y concebir una ambiciosa política indopacífica, que sería la contrapartida moderna de la política árabe de Gaulle?

París también podría volver a centrarse en el “África útil”, la del litoral. Aunque ha perdido su posición de socio exclusivo, sigue siendo un actor importante y solicitado. Sus bases de Dakar, Libreville y Abiyán han sido rebautizadas como “centros de cooperación operativa”, lo cual supone una valiosa garantía de estabilidad para los países beneficiarios. También le permiten llegar al África no francófona, donde tiene muchos más intereses económicos y ningún pasado colonial. Las alianzas estratégicas y militares con Francia son buscadas y están en pleno apogeo fuera del agujero negro del Sahel. Potencia no alineada cuya excelencia operativa es unánimemente reconocida, Francia ya no dispone de medios para ser verdaderamente intrusiva. Por tanto, está especialmente bien adaptada a las necesidades y aspiraciones multipolares del continente.

Así pues, lo que está en juego no es simplemente la presencia de Francia en el Sahel o en África, sino si sigue siendo una potencia mundial soberana o si queda reducida a una potencia periférica “edulcorada” en Europa. Por extensión, de ello depende la propia naturaleza de las relaciones entre las grandes democracias: ¿formarán un bloque rígido e imperial detrás de Estados Unidos o serán capaces de formar una alianza flexible en un marco multilateral, mucho más capaz de defender sus intereses y valores?

Probablemente, Estados Unidos y Europa necesitan una voz que les recuerde los peligros respectivos de su arrogancia y de su debilidad. Sin duda, el mundo necesita potencias intermedias autónomas como Francia para encontrar nuevos equilibrios, dar su lugar a las naciones emergentes, apoyar a los Estados más frágiles sin asfixiarlos y evitar la lógica del enfrentamiento directo entre bloques.

 

* Raphaël Chauvancy, alto oficial de las tropas marinas, es también profesor en la Escuela de Guerra Económica, donde es responsable del módulo de inteligencia estratégica dedicado a la política de poder. Es, en particular, el autor de Cuando Francia era la primera potencia del mundo y de Nuevas Caras de la Guerra.

Referencias

[1] https://www.politico.eu/article/france-africa-sahel-niger-al-qaeda-islamic-state/

[2] ¡La violencia de los ataques de los medios anglosajones contra el concepto francés de laicidad obligó incluso al presidente Macron a reaccionar públicamente en 2020!

[3] https://www.revueconflits.com/la-france-au-risque-du-decrochage-reputationnel-et-strategique-en-afrique/

[4] https://www.wsj.com/articles/france-us-history-australia-naval-deal-china-11632257691.

[5] En un contexto radicalmente diferente, las relaciones entre Francia y Estados Unidos en Indochina siguieron el mismo patrón. Al final, los Estados Unidos se resignaron en apoyar a Francia y a dejarla dirigir la lucha contra el comunismo en esta parte del mundo, proporcionándole el apoyo militar masivo indispensable para sus operaciones, al tiempo que se infiltraba en las redes de poder autóctonas. Después de Diên Biên Phu, considerando que París había tenido su oportunidad y se había mostrado ineficaz, los estadounidenses aniquilaron por completo la influencia francesa.

[6] https://www.lemonde.fr/idees/article/2023/08/22/la-crise-de-la-presence-militaire-francaise-en-afrique-peut-etre-l-occasion-d-un-reequilibrage-en-faveur-de-l-europe_6186144_3232.html.

Artículo traducido del francés por el Equipo de la SAEEG.

 

GUAYANA ESEQUIBA: LA CORTE SOLICITARÁ QUE PROBEMOS LA NULIDAD ABSOLUTA DEL “LAUDO”

Abraham Gómez R.*

Cada vez más nos resulta sumamente interesante compartir ―de modo pleno― con quienes sostienen la posición de que la cuestión reclamativa por la Guayana Esequiba debe tratarse libre, abierta y públicamente; por lo que se hace inaplazable insistir en las jornadas de concienciación, que estamos desplegando por todo el país; desde hace cuatro décadas.

Hemos ido, para atender invitaciones, a los más recónditos lugares de la nación; para que nuestros compatriotas asuman con entereza el compromiso de juntar voluntades, inteligencias y soluciones.

Lo que menos aspiramos es a la adhesión ciega y automática de quienes aún desconocen lo que ha venido sucediendo con el citado asunto; por el contrario, requerimos que haya un consenso generalizado, producto de conocimientos sostenidos y densamente constituidos.

Auguramos que nuestra gente se apertreche de densos argumentos; para enterarse sobre tales hechos, y defender en cualquier escenario esa extensión territorial que nos arrebataron.

En las conferencias, nos demoramos ―con regusto― en bastantes explicaciones y respondemos las preguntas que surgen; entre otras, nos piden que digamos: cuáles son los elementos que nos asisten y respaldan en este asunto controvertido. Además, nos piden que ofrezcamos razones sobre las suficientes probabilidades de salir airosos ―en estricto derecho―; una vez que la Sala Juzgadora escuche, admita, valore nuestras pruebas irrebatibles.

He mencionado, en todas partes, que nuestra reclamación no constituye un capricho, una malcriadez diplomática o empecinamiento de Venezuela; a partir de las circunstanciales exploraciones y explotaciones petroleras que se vienen acometiendo allí, ilegalmente desde el 2015; contrariando el contenido esencial del Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.

Así también, me he permitido justificar en las diversas audiencias que nos han escuchado: por qué decimos que la tratativa urdida en París el 3 de octubre de 1899, que concluyó en una decisión arbitral denominada “laudo” es nulo de nulidad absoluta; y que, además, tal adefesio jurídico quedó rechazado para cualquier tipo de solución; que no posee validez en la presente contención, ni tiene la más mínima posibilidad de surtir efectos de ningún tipo.

La expresión que hemos venido divulgando “no hay nada que temer”, no comporta un exagerado optimismo o una manipulación con efecto placebo. Lo que decimos, lo divulgamos con sobrada justificación; porque poseemos los Justos Títulos que respaldan lo que pronto mostraremos y demostraremos —aportación de Parte― ante el Alto Tribunal de La Haya.

Probaremos la más grande tropelía que se haya perpetrado contra un país pobre e indefenso para la época, frente a la arrogancia y soberbia del Imperio Inglés.

La decisión arbitral que tomaron ingleses, estadounidenses y rusos ha devenido, desde sus orígenes, en un infeliz y vergonzoso escrito; desprovisto de elementos esenciales para que pueda ser considerado jurídicamente válido.

Hoy, cuando nos encontramos preparando el Memorial de Contestación de la Demanda, destacamos ―una vez más― el significativo aporte doctrinal para el mundo del reconocido jurista sueco Gillis Weter, quien, en un enjundioso estudio de cinco tomos, denominado “Los Procedimientos Internacionales de Arbitraje” (Edición-1979); precisamente en su 3er. tomo, dedicado al arbitraje entre Venezuela y la Gran Bretaña, concluye que:

 “…Ese laudo Arbitral constituye el obstáculo fundamental para que se consolide la fe de los pueblos en el arbitraje y en la solución de controversias por vías pacíficas. Tal sentencia adolece de serios vicios procesales y sustantivos, y fue objeto de una componenda de tipo político”

Entonces, jamás podemos imaginarnos; resulta impensable conforme al derecho aplicable, que ese Laudo ―como pide la contraparte guyanesa, en su pretensión procesal— puede producir Cosa Juzgada (res Judicata) cuya fuerza sea oponible a Venezuela.

Cabe aquí desempolvar una antiquísima máxima del Derecho Romano, que cobra validez y vigencia en el Derecho Internacional Público: “Lo que ha resultado nulo desde su inicio, no puede ser convalidado por el transcurso del tiempo”.

La nulidad absoluta ―ipso jure— de la sentencia arbitral ocurrió desde el mismo momento cuando se omitieron los requisitos necesarios para lograr su objetivo. También se produjo cuando se nos colocó ―en tanto y en cuanto parte interesada y concernida― en una situación de indefensión.

Nosotros, que sabemos que esa mencionada tratativa tramposa es perfectamente desmontable y develable su perversión, nos permitimos exponer ―en breve síntesis― lo que en ese escrito quedó urdido.

Comencemos. En las pocas deliberaciones no hubo participación directa de Venezuela (nos asistieron dos abogados estadounidenses); por cuanto la representación inglesa cuestionó la presencia de nuestra delegación al considerarnos “ignorantes, negros y hediondos”.

Otro elemento gravísimo, la sentencia arbitral carece de Motivación y Fundamentación; asimismo, hubo excesos en los límites trazados en el compromiso arbitral, previamente suscrito el 2 de febrero de 1897 (Consenso de Washington).

Incurrieron en inadmisible y descarada incongruencia sentencial por ultra petita y ultra vires; es decir, fueron mucho más allá de lo que se les estaba pidiendo; y abarcaron con su determinación lo que no les estaba permitido, según acuerdo contraído.

No se produjo ninguna Investigación de los estudios y orígenes cartográficos ni de los Justos Títulos Traslaticios que nuestros abogados consignaron. Obviamente, entendemos que ese jurado arbitral no procedió a los análisis respectivos, dado que en una confrontación de esa naturaleza los coagentes del Imperio Inglés no saldrían en nada favorecidos. Como hasta hoy Guyana que no tiene el más mínimo documento ―de cesión histórica de derechos de nadie— para oponerlo ante la Corte.

En lo único que basamenta su causa de pedir la excolonia británica en su demanda es en el ineficaz y nulo Laudo de París.

Añádase que el jurado arbitral, de ingrata recordación, en ningún momento mostró interés en admitir como propio y bueno, para la definición de la controversia, el Principio del Utis Possidetis Juris, el cual estructuraba la legítima posesión histórica-jurídica de Venezuela.

El jurado componedor de la trampa desestimó a todo evento tan irrebatible argumento; como, además, eludió la aplicación del Principio de Prescripción Adquisitiva, de 50 años en este caso; no obstante, habiéndose establecido, con antelación, el compromiso para considerarlo en las deliberaciones.

No hubo visitas (in locus) a la zona controvertida.

Se supo, por las memorias de Mallet-Prevost, que el presidente del jurado arbitral, DeMartens, ya tenía el escrito sentencial preelaborado, el cual alcanzó a hacerlo unánime mediante extorsión, presión y amenazas al resto de los jueces.

Apenas, hemos asomado algunos elementos probatorios contundentes que se aparejarán con la demostración que haremos, en su debida ocasión, del fraude procesal y legal cometido; hechos de prevaricación, colusión, falta de reciprocidad procesal; como tampoco mostraron interés en valorar ni apreciar ―independientemente— ni de forma autónoma las pruebas.

 

* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Asesor de la Comisión por el Esequibo y la Soberanía Territorial. Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba. Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV). Asesor de la ONG Mi Mapa.