LA FLOR EN LA CULTURA ANDINA

Francisco Carranza Romero*

Introducción

La flor llama la atención por su color, fragancia y forma de sus pétalos. Ella embellece a la planta y a la naturaleza, y anuncia el advenimiento del fruto y semilla en su ovario o en las raíces. Los pobladores andinos la utilizan como adorno, alimento, medicina y pigmento. Y este escrito no es un tratado de Biología Floral.

En quechua la flor es conocida con varias denominaciones: wayta (Quechua Central), sisa (Ecuador), tika, inkil, ñawiksa. Aunque tuktu se refiere al capullo o botón; algunos dicen así a la flor. Hay también palabras específicas para las flores de algunas plantas. Flor de maíz: shamachka, sahama, parwa. Flor de bromelia: machitu.

Flores comestibles

Algunas flores son comestibles y dan color a la comida. Una vez recogidas son lavadas, sumergidas en agua caliente para matar cualquier bacteria y desactivar la pilosidad espinosa. Luego son picadas o molidas, mezcladas con sal y picante para saborizar la papa sancochada. Cito cuatro flores comestibles en orden alfabético: 

Flor de calabaza: chiklaw (chila) wayta. De color amarillo.

Flor de mastuerzo (Tropaeolum majus): pataw wayta. Es de color rojo.

Flor de mostaza: shitqa wayta. Se come la flor de color amarillo; no la de color morado.

Flor de picante (flor de la caléndula): utsu wayta. Es de color amarillo o anaranjado.

Flor para teñir

Flor de tsintsanco: tsintsanku wayta (crece sobre 3.000 msnm). Se hierve el agua con la flor de tsintsanco y alcaparrosa amarilla; cuando el agua está de color amarillo oscuro se sumerge el hilo o bayeta blanca, se remueve por un rato para que el color penetre en las fibras. Después, se seca al sol lo teñido. La tela así teñida no pierde su color, aunque pase el tiempo.

En la comunidad de Quitaracsa (Áncash, Perú) había un lugar donde crecía esta planta, por eso el barrio se llamaba Tsintsanku; pero, como allí fue construido el local escolar, ahora el barrio es más conocido como Local.

Flores medicinales

Desde épocas antiguas el poblador andino recurre a las flores para curarse de algunos males, así va descubriendo y aprovechando sus virtudes medicinales.

Males. Cito tres enfermedades propias del área rural andina:

Ojeo o mal de ojo: ñawipay. Enfermedad propia de los niños durante los tres primeros meses. Síntomas: fiebre, anorexia, cólico estomacal y diarrea.

Etiología. Resultado de mucha descarga de energía afectiva al cuerpo tierno que aún carece de defensa. El adulto que visita al neonato no debe expresar mucho sus afectos (miradas y caricias) porque puede transmitir bacterias y otros males por el contacto. Los familiares mayores advierten a los visitantes porque algunos no saben cómo tratar a la criatura tierna.

En Corea del Sur no se expone al recién nacido antes del rito pegil a los cien días de vida. Es la presentación a la sociedad.

Susto: mantsakay. Síntomas: anorexia, palidez, pérdida de peso, crecimiento de pestañas y sueño con sobresaltos. Este mal puede ser de niños y adultos.

Etiología. Un acto repentino y violento baja la defensa del ser humano. Situaciones que pueden provocar susto en el área rural: Aparición sorpresiva de alguien o algo extraño. Sonido estremecedor repentino en ambiente silencioso. El perro salta repentinamente sobre la persona. El encuentro sorpresivo con zorro o puma en curva estrecha. El rayo cae en lugar cercano.

Vergüenza: pinqakuy. Se da en casos de personas muy sensibles ante la mirada ajena o burla. Síntomas: fiebre, diarrea, desgano, pérdida de fuerza, insomnio.

Etiología: Acto involuntario de exponerse ridículamente ante la mirada de otros. Ejemplo: exponer la parte privada del cuerpo por caída aparatosa o desgarre del pantalón o falda; peor, si quien lo ve, se ríe con burla.

Curación. Nos referimos al rito de la curación de los males físicos y psíquicos (ojeo, susto y vergüenza) con flores.

Sobada con flores: Waytawan shuqma. Las flores silvestres son las preferidas para este rito. Son consideradas más puras por no haber tenido contacto con la gente. Las flores de huamanpanqui (wamanpanki), huamanpinta (wamanpinta) y huamanripa (wamanripa) son las más apreciadas por sus poderes especiales; por algo waman significa: halcón.

El oficiante del rito de terapia con flores se lava bien las manos, se concentra antes y durante el rito de la curación. Después de sobar el cuerpo del paciente con flores, las lleva para dejarlas en un lugar por donde corre el viento o en el encuentro de los caminos para que los males se vayan pronto. Cuando un caminante encuentra montoncitos de flores en el camino, debe evitar el contacto con ellas para no cargarse de los males ajenos.

Bañarse con flores en el Año Nuevo: Mushuq watachaw waytawan armakuy. Ahora, les comparto una experiencia de mi niñez en la comunidad de Quitaracsa: En la mañana del año nuevo solar mi mamá nos repartía las labores: Ullqu wamrakuna purun waytata apayamunqa. Warmi wamrakuna hatun mankata, tullpata shuyatsiyanqa: Los niños traerán flores silvestres. Las niñas prepararán la olla grande y el fogón. Después del desayuno comenzábamos a cumplir nuestras labores pensando en el baño del Año Nuevo. Cuando hacíamos llegar las flores, nos mandaba ponerlas dentro de la olla para alzarlo sobre el fogón, luego llenábamos agua en la olla. Todos nos contábamos emocionados nuestras peripecias al recoger las flores, y ayudábamos provisionando leña. Cuando el agua hervía quitábamos la leña del fogón para que bajara el calor. A mediodía, cuando la sombra de la palma de la mano caía exactamente debajo, nos preparábamos en el patio para que nuestra madre nos ayudara a bañarnos con el agua tibia de las flores. Los mayores desaparecían del patio con sus porciones de agua de flor para hacerse abluciones en los lugares privados como la huerta. Así nos lavábamos de los males del año anterior. Y comenzábamos el año nuevo con cuerpo limpio y purificado.

Flor y mujer

La flor, como en muchas culturas, está relacionada con la mujer. La expresión quechua Quri wayta (Flor de oro) es un halago a la mujer porque es el reconocimiento de sus virtudes: bondad, laboriosidad, honestidad y belleza.

Baile de recolección de flores:  Wayta pallana tushu. Es un baile grupal de varones y mujeres. Se representa la siembra, riego y recolección de la flor. La mujer de falda exterior floreada del baile es llamada palla. Posiblemente es apócope de pallana. El que lidera el baile avisa en voz alta el proceso del baile que tiene tres tiempos o escenas:

    1. ¡Wayta muruna!: ¡Siembra de flor! Los varones y mujeres comienzan a bailar simulando el arreglo del terreno, esparcimiento de semillas, dan pasos con seguridad en el piso como si estuvieran tapando el hueco o surco donde cayó la semilla.
    2. ¡Wayta parquna!: ¡Riego de flor! Los varones bajan sus pañuelos para acariciar los tobillos y pies de las mujeres. El que no tiene pañuelo extiende sus brazos cogiendo una punta delantera de su poncho. Ellas, felices, dan vueltas bailando.
    3. ¡Wayta pallana!: ¡Recolección de flor! Los varones abren los brazos con el gesto de querer abrazar a sus parejas; ellas, sonrientes y esquivas, dificultan; luego, facilitan el abrazo. Es el momento del zapateo alegre, también llamado siki tapsi (sacudida de la posadera).
Prohibiciones

Por más que la flor sea bella y atractiva, es para ser vista. Para apreciarla, no hay necesidad de tocar, oler ni arrancarla. La naturaleza merece respeto y cuidado. Por eso hay prohibiciones que las personas mejor cultivadas aconsejan, especialmente, a los menores:

Waytaqa mushkunatsu; ama mushkuytsu: la flor no es para ser olida; no la huelas. Hay insectos voladores que entran en contacto con las flores. Estos insectos depositan sus huevos en los estambres y estigmas por ser los lugares seguros para su conservación y desarrollo hasta reventar. Quien huele la flor acercando sus fosas nasales puede aspirar lo que hay allí.

Además, hay flores de olores tóxicos; por algo no son usadas en los ritos curativos ni religiosos. Cito dos: asyaq wayta o supaypa waytan (flor del diablo, geranium, geranio. Asyaq es otro nombre del diablo), wantuq (que carga al muerto, floripondio, especie de Brugmansia).

Waytaqa patsata shumatsin; ama rachiytsu: la flor embellece el mundo; no la arranques. Las flores embellecen a la naturaleza como los cerros y márgenes de los caminos. Se las recoge sólo con fines buenos: para comida, medicina, pigmento y adorno para idolatrar a seres de este mundo o de otro mundo. Quien adorna su cabellera, sombrero y ropa con flores es considerada ignorante, egoísta e irrespetuoso de la madre naturaleza. Upallam waytawan shumaq tukun: Sólo el ignorante presume su belleza con la flor.

Las flores de las zonas altas o de difícil acceso, a donde el ser humano no puede llegar, se salvan de las manos irreverentes. Por eso, el trato a la persona con el calificativo «hallqa wayta» (flor de la jalca -región alta, sobre 3500 msnm) es un elogio porque se refiere a alguien que no está al alcance del maltrato injusto.

Palabras finales. La flor, fuera de su utilidad (comida, remedio, pigmento y adorno) es también símbolo de personas y pueblos que se identifican con ella. Y están presentes en la antroponimia.

 

* Investigador del Instituto de Estudios de Asia y América, Dankook University, Corea del Sur.

Referencias

Carranza Romero, Francisco. Diccionario quechua ancashino – castellano. Madrid: Iberoamericana Vervuert, 2003.

Carranza Romero, Francisco. Diccionario español – quechua ancashino. Madrid: Iberoamericana Vervuert, 2023.  

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NO ES LA ECONOMÍA, ES LA JUSTICIA

Marcelo Javier de los Reyes*

Los que ya tenemos varias décadas conocimos otra Argentina, muy diferente a la actual, por lo que cuando hablamos con los jóvenes y les contamos acerca se esa Argentina que nosotros conocimos cuando éramos chicos o jóvenes parecería que estamos hablando de un país de fantasía, de una ficción.

Hasta mediados de la década de 1970 la Argentina tenía una tasa de desempleo menor al 3%, el trabajo formal era la norma y los argentinos podían pensar en un país que tenía un horizonte prometedor más allá del contexto político nacional.

Recuerdo que la zona sur de la ciudad de Buenos Aires, así como el sur y el oeste de la Provincia de Buenos Aires, eran zonas industriales y de mucha actividad.

La clase media y la educación pública, en la que nos enseñaban a respetar los Símbolos Patrios y a amar la Patria, eran lo que podríamos considerar dos virtudes. Esa educación pública nos había puesto en un lugar de privilegio y causaba admiración en el exterior.

La deuda externa no llegaba a los US$ 8.000 millones, si no me equivoco sería menos del 2% de la deuda externa actual. Éste no es un dato menor.

La Argentina contaba con unas Fuerzas Armadas con un poder regional considerable y era un país respetado y bien considerado dentro de la comunidad internacional a pesar de que ya había entrado en un período de decadencia.

Sin embargo, el gobierno militar que asumió en 1976 impuso una política liberal de la mano del ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, quien retomó algunas imposiciones que se hacían desde el exterior, como

    • la desindustrialización,
    • el cierre de ramales ferroviarios, lo que respondía al denominado «Plan Larkin» diseñado en EEUU para desarticular el sistema ferroviario argentino, plan que le fue presentado al entonces presidente Arturo Frondizi, quien no pudo llevarlo a cabo pero que sí fue trágicamente implementado por el presidente Menem y
    • el sometimiento de la Argentina mediante el endeudamiento externo, lo que incremento la deuda de manera feroz e innecesaria. Fue así que para 1983, cuando los militares entregaron el poder, la deuda externa superó los US$ 45.000 millones.

Los militares argentinos fueron presos por otras razones, pero a Martínez de Hoz la justicia nacional no lo tocó.

La sociedad argentina depositó una gran esperanza cuando la democracia retornó en 1983, una esperanza que ha sido defraudada durante estos 40 años de una «partidocracia» en la que muchos políticos llevan décadas viviendo del Estado mientras lo destruyen.

Aquí quiero hacer una digresión para aclarar la diferencia entre «Estado» y «Gobierno» más aún cuando estamos nuevamente con un gobierno radicalizado cuyo presidente siente orgullo de destruir el Estado, al que representa y del que recibe su sueldo.

El Estado está formado por todos los argentinos, así como la Iglesia está constituida por todos los feligreses. No se concibe una Nación sin el Estado. Todo Estado Nación está conformado por un territorio claramente delimitado, una población y un gobierno. De tal manera que se trata de una organización política y humana.

El Estado es como un consorcio de copropietarios y el gobierno es como el administrador de ese consorcio. Si el administrador lo hace mal, no es el Estado el que lo hace mal y si la población eligió un mal administrador esa mala elección será responsabilidad de la población. Resulta ridículo que el administrador se proponga destruir al consorcio de copropietarios porque sería dejar sin sus bienes a quienes lo eligieron para que los administre. Desaparecidos los bienes, desapareció el consorcio de copropietarios y su razón de ser. ¿Podrían los copropietarios aplaudir y elogiar a ese administrador? No. Sorprende que un número considerable de argentinos elogie y se ponga contento porque un presidente se proponga destruir la razón de ser de la Argentina.

Volvamos a la historia reciente.

Es por todos conocida la famosa frase «¡Es la economía, estúpido!» una frase de James Carville, asesor del demócrata Bill Clinton, que éste utilizó en la exitosa campaña de 1992.

En la Argentina le han llevado a buena parte de la población a creer que el problema es económico y siempre serán los economistas los que vendrán a salvarnos de nuestra caminata hacia el abismo pero en realidad ellos nos ayudan a apurar el paso hacia ese destino.

No quisiera generalizar pero los máximos exponentes que siempre están cerca de la dirigencia política, los que llegan a los cargos con poder de decisión en materia económica, demuestran que tienen dos grandes problemas:

    1. creen que su especialidad forma parte de las ciencias exactas y
    2. carecen totalmente de empatía.

Entonces vamos a aclarar estos puntos. La Economía no es una ciencia exacta sino una Ciencia Social. La palabra «economía» deriva del griego y hace referencia a la «administración del hogar».

Todos los economistas, quiero creer, que han leído el libro Economía de Paul Samuelson, quien en su introducción se pregunta «¿Ciencia o arte?» y aclara precisamente eso: «La economía no es una ciencia exacta». Afirma que es más que un arte pero cuyas predicciones pueden ser tan exactas como el pronóstico meteorológico. Claro está, como agrega Samuelson, que un banco o una empresa no recurrirán a un astrólogo sino a un economista.

Pero los economistas no pueden reducir todo a que «les cierren los números», que «no haya déficit fiscal», aunque siempre lo incrementan con las medidas que toman, las que más de una vez hasta los que provenimos de las humanidades percibimos que nos hundirán más que favorecernos.

Detrás de los números hay personas y muchas de ellas, los más necesitados, terminan siendo perjudicados por sus medidas.

No, no es la economía. Es la Justicia. Y no agregaré lo de «estúpido» porque quienes ejercemos la docencia jamás le diríamos a un alumno «estúpido», porque estamos para formar, para ayudar en la comprensión de determinadas cuestiones.

El problema fundamental de la Argentina es la falta de Justicia o la carencia de moral de buena parte de los jueces que responden al Poder Ejecutivo de turno, tanto por beneficiarse en su carrera profesional como por obtener beneficios económicos.

Aquí entramos en otro problema, el que nos lleva a comprender que, sin una verdadera división de poderes, no hay democracia, porque no hay un control de un poder sobre el otro. No hablaré del Poder Legislativo, cuyos exponentes no son dignos de considerarse representantes ni del Pueblo ni de sus Provincias, tanto sean diputados como senadores. Y los economistas que forman parte de los gobiernos parecen gozar de inmunidad porque, cuando en el mejor de los casos son investigados judicialmente por las medidas que toman como funcionarios públicos, terminan sobreseídos. A pesar de que a ellos no les cierre el blanco de sus respectivos patrimonios que, en general tienen el exterior, dicen que sus políticas están destinadas a traer inversiones a la Argentina. Curioso, ¿no?

Estimo que la mayoría de los argentinos queremos que en nuestro país se desarrolle la industria, que el campo produzca, que la producción se incremente, que la Argentina aumente considerablemente sus exportaciones. Porque la Argentina crecerá y se desarrollará cuando sus sectores productivos trabajen a pleno y no por contraer innecesarias deudas como consecuencia de malas administraciones, de negociados o de intereses externos que sólo aspiran a mantener a la Argentina de rodillas.

Para salir de este laberinto necesitamos de una Justicia independiente que condene a los funcionarios que traicionan a la Patria, los que la endeudan y la empobrecen. La Justicia debe constituirse en la columna vertebral para reorganizar y sanear la Argentina. Para eso se necesitan jueces probos y un sistema judicial ágil. Quizás podríamos pensar en una elección de jueces por parte del pueblo y no por parte del poder ejecutivo para garantizar esa independencia. Es sólo una propuesta.

Por otro lado, los argentinos tenemos que dejar de lado las divisiones, las que son instigadas por los mismos que se benefician de ellas: los miembros de la corporación política y los de la corporación económica y de medios, quienes se han aliado en el presente gobierno.

Precisamos tener en claro los Intereses Nacionales y que nada nos aparte de ese rumbo. El rumbo que debemos tomar es relevante y hay que definirlo clara y de manera urgente porque, como dice Paul Samuelson, «el futuro es más largo que el presente». Y en ese futuro están los jóvenes, nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros sobrinos.

En tal sentido, entonces, creo que hay que dar ciertos pasos:

    • terminar con las divisiones, lo que no supone suprimir el debate sino trabajar juntos pensando en el futuro y no en el pasado;
    • delinear el rumbo y la estrategia para desarrollar la Argentina en función de los Intereses Nacionales;
    • diseñar nuestro propio modelo de desarrollo;
    • recuperar una de las que fuera la característica de la sociedad argentina: «la movilidad social»;
    • lograr la emergencia de una nueva clase dirigente, libre de los vicios de esa dirigencia que nos ha traído a esta angustiante situación;
    • recuperar los valores de la sociedad.

Todo esto requiere de comenzar una «contra revolución cultural» para enfrentar a esa revolución cultural que nos sumergió en la desesperanza, en el desaliento y en una baja autoestima.

Debemos buscar nuevos caminos, nuevas opciones, pensar en el futuro, apelar al pensamiento estratégico para considerar los recursos actuales y los recursos potenciales de los que la Argentina pueda echar mano para recuperarse.

Como ya lo he escrito en un artículo anterior, la sociedad debe ponerse «en camino», como en una peregrinación hacia la Tierra Prometida, que no es otra que la Patria misma. Y en este sentido los argentinos hemos sido privilegiados por esta tierra.

Peregrinar es alejarse, tomar distancia del punto en el que estamos, es caminar, ponerse en marcha, en silencio ―es decir, dejando de lado la confrontación estéril para pasar al intercambio de ideas―.

Sólo de esa manera podremos lograr nuestro objetivo común: llegar a la Patria que tanto amamos.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Profesor de Inteligencia de la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata.

Autor del libro «Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones», Buenos Aires: Editorial Almaluz, 1ª edición 2019, 2da edición 2024.

Embajador Académico de la Fundación Internacionalista de Bolivia (FIB).

Investigador Senior del IGADI, Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, Pontevedra, España. ORCID 0000-0003-0411-4630.

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BIDEN, ACTO FINAL

Roberto Mansilla Blanco*

«Morir matando». Así calificó el presidente de la Duma rusa, Viacheslav Volodin, la información filtrada por The Washington Post sobre la presunta aprobación del presidente Joseph Biden de proveer a Ucrania de misiles estadounidenses de largo alcance (ATACMS) para atacar territorio ruso. Esta información fue confirmada por el representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell, quien informó que EEUU permitirá a Ucrania atacar objetivos hasta 300 kilómetros dentro de territorio ruso.

El ataque no se hizo esperar. Este 19 de noviembre, Moscú aseguró que Ucrania ya había lanzado sus primeros misiles ATACMS contra territorio ruso en la provincia fronteriza de Briansk gracias a la asistencia estadounidense.

«Una nueva fase». Así interpretó el presidente ruso Vladimir Putin esta información que evidentemente abre un compás, quizás inesperado, dentro de la guerra en Ucrania. Un compás determinado por el bajo perfil, casi limitando con la insignificancia, que viene observando el presidente ucraniano Volodymir Zelenski, atenazado ante una previsible ofensiva general rusa con presunto apoyo de soldados norcoreanos, unos 10.000 según medios estadounidenses. No olvidemos que el frente ucraniano ha sido prolífico en cuanto a la presencia de mercenarios (y en otros casos efectivos presuntamente reclutados bajo manipulación) de diversas nacionalidades.

Este escenario implica que, vía Biden, la OTAN se involucraría definitivamente en el futuro de la guerra ruso-ucraniana. La ofensiva rusa en marcha tiene prácticamente neutralizado el sistema eléctrico y energético ucraniano ante el crudo invierno que está a la vuelta de la esquina. Una ofensiva que en los últimos días se tiene concentrado en puntos clave como el puerto de Odesa en el mar Negro, un enclave estratégico tan importante como lo es Jarkóv en el centro ucraniano y que serán los «puntos calientes» de esa «nueva fase» en la que ingresa el conflicto ucraniano con vistas al final de la «era Biden» y con una nueva presidencia a las puertas en la Casa Blanca.

No es casualidad que la filtración del Washington Post venga después del primer encuentro entre Biden y el futuro presidente Donald Trump en la que aseguraron una «transición tranquila», con el evidente interés de despejar parcialmente las inquietudes que se ciernen con el retorno de Trump a la Casa Blanca. Pero tampoco es casualidad que el ataque ucraniano con ATACMS venga tras la inesperada llamada telefónica a Putin por parte del canciller Olaf Schölz en la que se habló de una negociación y alto al fuego en Ucrania. El hecho es significativo tomando en cuenta que Schölz está políticamente contra la pared tras la ruptura de su gobierno tripartito y el adelanto de elecciones generales en Alemania para comienzos de 2025. Con intermitencias, Berlín ha tenido una política de cierto distanciamiento con los imperativos geopolíticos de Biden y de la OTAN en Ucrania.

Más allá de la sintonía que pueda tener con Putin, Trump asume la realpolitik como política inalterable para garantizar los intereses estadounidenses. Y esto lo sabe Biden, razón por la que intenta «atar» a Trump con esos compromisos de la OTAN para garantizar que Ucrania (con o sin Zelenski en el poder) siga bajo su área de influencia. Esta obsesión de Biden por mantener el compromiso con Ucrania con Trump en la Casa Blanca supone igualmente un problema estratégico para el próximo presidente estadounidense, lo cual le obligará a implicarse aún más en este conflicto que no está aparentemente entre sus prioridades de política exterior y de seguridad.

La designación del cubano-estadounidense Marco Rubio como nuevo Secretario de Estado es una clave a tener en cuenta. Los aliados hemisféricos de Rusia y China, principalmente Venezuela, Cuba y Nicaragua, tendrán las cosas más difíciles con el retorno de Trump a la Casa Blanca. «No sobrevivirán cuatro años con Trump en la presidencia», informaron fuentes próximas al próximo presidente estadounidense.

Está por verse hasta qué punto esta filtración del Washington Post tendrá una incidencia decisiva en la política de Washington con respecto al conflicto ruso-ucraniano con Trump de retorno con un poder prácticamente absoluto, controlando el Congreso, el Senado y el poder judicial. Por lo pronto, el ataque ucraniano con ATACMS verifica la certeza de estas informaciones del diario estadounidense y de que esta decisión muy probablemente ya había sido tomada de antemano por Biden.

Por otro lado, Trump no tiene una especial atención prioritaria hacia la guerra en Ucrania ni tampoco con los compromisos que Biden trazó con la OTAN para garantizar la ayuda a Kiev y el mantenimiento de Zelenski en el poder. El rompecabezas geopolítico de Trump se llama China, no Rusia. Trump ya ha declarado su intención de impulsar una solución negociada en Ucrania que implique aceptar el statu quo político, militar y territorial (y esto implica aceptar las ganancias territoriales rusas), algo que Biden y Zelenski no aceptarán. De allí que los ATACMS entren ahora súbitamente en escena.

A escasas semanas de la «transición tranquila» que se pretende (o pretendía) en la Casa Blanca, Biden intenta asegurar un legado que se presume caótico y visiblemente contraproducente para sus intereses. La reciente cumbre de los BRICS en Kazán certificó que Putin tiene bien trazado el camino: fortalecer un eje euroasiático sino-ruso que amplíe sus perspectivas multipolares hacia un Sur que comienza a contrariar sus alianzas con Occidente, preparando el escenario para un nuevo orden mundial y el regreso de un «Trump II» que advierte cambios vertiginosos en la geopolítica global.

 

* Analista de geopolítica y relaciones internacionales. Licenciado en Estudios Internacionales (Universidad Central de Venezuela, UCV), Magister en Ciencia Política (Universidad Simón Bolívar, USB) Colaborador en think tanks y medios digitales en España, EE UU y América Latina. Analista Senior de la SAEEG.

 

Artículo originalmente publicado en idioma gallego en Novas do Eixo Atlántico: https://www.novasdoeixoatlantico.com/biden-acto-final-roberto-mansilla-blanco/