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BOLIVIA: 113 SOBRE 126 EN ÍNDICE DE INNOVACIÓN

Agustín Saavedra Weise*

Imagen de Michal Jarmoluk en Pixabay

Los avances por países en materia de innovación han sido clasificados en el último Global Innovation Index 2019 (GII). En esta su 12ª edición, el GII se ha convertido en una valiosa herramienta para que responsables políticos, líderes empresariales y otras partes interesadas, puedan evaluar el progreso anual de la innovación tanto de su propio país como del resto del mundo. Se elaboró un ranking para 126 estados.

La innovación es un factor esencial para el crecimiento económico y el desarrollo. La propia innovación genera ―como tantas veces lo he explicado― un proceso de destrucción creativa que va dejando en el camino utensilios, bienes o herramientas obsoletos para abrirle el paso a nuevos productos. 

Sin innovación no hay posibilidades de generar cambios sustanciales; ella es el motor que permite el salto cualitativo. Es por eso que muchas naciones invierten importantes sumas en función de poder generar sus propias innovaciones, para así no depender de terceros ni tener que pagar montos exorbitantes por derechos de patentes.

Ahora bien, el panorama de la innovación varía sustancialmente entre unas y otras zonas geográficas. Asia y África muestran bastante dinamismo, América Latina se estanca e incluso retrocede. Lamentable en verdad. El GII es elaborado por tres instituciones de alto prestigio: la Universidad de Cornell, la escuela de negocios europea Insead y la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI). El índice evalúa la innovación en las economías del globo mediante varios indicadores que miden la capacidad (o incapacidad) de innovar en cada país.

Suiza, Suecia y EEUU, encabezan el ranking planetario de innovación. En este campo, el dominio de los países desarrollados es abrumador. De los 15 primeros países del ranking, ocho son europeos. China ha ido escalando y ahora ocupa el puesto 14, con posibilidades de seguir subiendo. La guerra comercial iniciada por EEUU ha propiciado incentivos para la innovación china; progresivamente el dragón abandona parte de su economía basada en baratas imitaciones para producir nuevos bienes de notable calidad. Y Beijing lo está haciendo con vigor; no sería extraño que en próximas ediciones del GII se coloque en lugares más cercanos a los líderes actuales.

El primer país emergente en el ranking es Malasia (puesto 35), seguido de Vietnam (42) y Tailandia (43). Otras economías asiáticas más desarrolladas figuran también en puestos destacados: Singapur (8), Corea del Sur (11), Hong Kong (13), Japón (15). El primer país latinoamericano es Chile, en el puesto 51, seguido de Costa Rica (55) y México (56) y Argentina (73).

Bolivia ocupa un bajísimo lugar: el 113, flanqueada por Mozambique y Malawi. Nuestra capacidad de innovación propia es casi nula, eso se refleja en reducidos niveles de competitividad y desarrollo. Pese a la cháchara oficialista, seguimos estando muy atrasados. Y conste: ya pasaron 14 años desde el día en que Evo Morales aseguró que en 15 años estaríamos en Bolivia igual o mejor que Suiza. Esa naricita debe estar creciendo…

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/156147_bolivia-113-sobre-126-en-indice-de-innovacion

 


 

“ENFOQUE DE OPINIÓN” DE EDGAR RIVERO ZABALA

Agustín Saavedra Weise*

Mi buen amigo, el jurista e intelectual Dr. Edgar Rivero Zabala, decidió que sus artículos publicados entre 2010 y 2019 se consoliden en un solo libro titulado “Enfoque de Opinión”, obra editada con el aval del Ilustre Decano de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la UAGRM Dr. Manfredo Menacho Aguilar, distinguido profesional y sobre cuya tarea en sus altas funciones nos explayaremos próximamente. Loable la decisión del autor, loable también el gesto del Dr. Menacho, al patrocinar esta recopilación que será de obligada consulta.

El volumen objeto de nuestro comentario fue presentado al público el pasado jueves 17 de octubre en el salón de actos del Decanato nombrado, ante una importante y selecta concurrencia. 

En nuestro país las ideas, los propósitos del hombre intelectual de nuestros días, se vierten principalmente en forma de artículos destinados a esas pulsaciones del vivir colectivo que son los diarios.

La huella de cada autor queda en páginas que recogen comentarios, sugerencias, observaciones y propuestas alusivas a una necesidad pública o privada.

El artículo no puede ser ni extenso ni difuso; debe ir a lo concreto, ceñirse a un tema. De ahí que todo articulista que acostumbra entregar con frecuencia sus crónicas, debe escoger como materia para cada columna un asunto preciso.

Así, paulatinamente, irá entregando y compartiendo un jirón de sus ideas y experiencias; incluso impulsará innovaciones y hasta actividades concretas de quienes lo leen. Digno profesional, dotado de sólida formación intelectual, el Dr. Rivero nos brinda en forma didáctica una amplia perspectiva sobre diversos temas de actualidad de carácter local, nacional e internacional.

La lectura de la medular serie de trabajos que componen este libro permite apreciar la continuidad del itinerario seguido por el autor, siempre con un criterio ordenador y acorde con las realidades palpitantes de la época que vivimos.

El rasgo sobresaliente del buen analista es la amplitud de visión, esa que abarca el panorama global de la realidad humana. La actividad como columnista de prensa del doctor Rivero entre 2010 y 2019 se inscribe en ese contexto y ha prestado un notable servicio público. Sus notas tienen valor permanente, permitiéndole al lector de hoy remontarse al origen de muchas de las corrientes y desenlaces políticos del tercer milenio que hoy nos toca vivir.

Esta colección, pulcramente ordenada por el autor, refleja temas que aquejan o preocupan a la sociedad. Sea en defensa del estado de Derecho, de la Democracia y de los intereses legítimos del Oriente boliviano, como, asimismo, en las trayectorias testimoniales de algunas personalidades nacionales o en las inquietudes propias del autor acerca de cuestiones vitales de una era dinámica que nos brinda singulares acontecimientos, la ágil prosa del Dr. Rivero nos presenta con claridad diversos trabajos de gran interés.

Ese conjunto medular, ahora felizmente se encuentra en un solo volumen, cuya lectura recomiendo calurosamente.

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia,https://www.eldeber.com.bo/155391_enfoque-de-opinion-de-edgar-rivero-zabala

DOS TIPOS DE CONQUISTAS ENTRE PUEBLOS Y NACIONES

Agustín Saavedra Weise*

Imagen de DarkWorkX en Pixabay

Hay varias maneras de sojuzgar a un pueblo o grupo de personas. Se lo puede hacer al estilo romano, dejándole a los vencidos algo de libertad, pero con la clara advertencia de que un paso más allá motivará que las legiones destruyan lo que se les plazca. Los ingleses en épocas más recientes fueron maestros en este “arte” y así conquistaron la cuarta parte del globo. Previamente sojuzgaron a las naciones de su propia isla: Gales, Irlanda y Escocia. Irlanda se les fue de las manos pero quedó Irlanda del Norte. Su Majestad Británica abrió las puertas del mundo a los ingleses sin necesidad de que emigren; entre el siglo XIX y mediados del XX, el imperio británico abarcaba los cinco continentes.

Adonde iban los oriundos de Inglaterra ondeaba su pabellón, se hablaba su idioma, se tomaba el té, jugaban al bridge y se bebía whisky. Es más, exportaron deportes hoy universales como el fútbol el rugby, el polo y el cricket. Los nativos de la colonia de turno tenían su auto gobierno pero con la amenaza latente de ordenar la represión imperial ante cualquier rebeldía. Los ingleses convivían sin prodigarse, pero no exterminaron razas ni eliminaron lenguas o costumbres. Trataban con aires de superioridad, indiferencia o desdén a los no ingleses, pero no les hacían daño, salvo situaciones extremas.

Al contrario, el que pretende dominar en forma “dura”, ambiciona todo lo que poseía el subyugado más lo que había en su entorno. Y no quiere como vecino ninguna cara distinta de la suya, sino otras similares a las de él. Para los aristócratas del pasado ese prejuicio les resultaba aberrante; la forma física o el color de piel de los súbditos era algo secundario. No aceptaban la igualdad pero tampoco aceptaban el exterminio; se consideraban “superiores” y punto. El aristócrata y explorador Alexander von Humboldt increpó al presidente estadounidense Thomas Jefferson por el trato de los afroamericanos. El mandatario le expresó al científico alemán que la esclavitud de los negros era “inevitable” y “económicamente positiva”. No en vano se dice que la sumisión caracterizó a las conquistas aristocráticas y el exterminio o la expulsión fue típica de las “democráticas”. La propia Constitución de EEUU afirmaba que “todos los hombres son creados iguales” mientras hombres, mujeres y niños esclavos, eran mera propiedad privada… Esa inconcebible aberración duró hasta 1865.

Si para los expulsados no hay lugar porque los vencedores se apropiaron de tierras y riquezas, su triste destino será desaparecer o sobrevivir en reservaciones. Existen básicamente dos clases de guerra o de dominio, según que la meta sea exterminar o hacer dócil al vencido. En el primero se persigue su eliminación y en el otro sólo torcer su voluntad. En el segundo caso basta con que el enemigo deponga armas, abandone “x” alianza, ceda o devuelva un territorio, etc. Si se trata -por el contrario- no sólo de vencer al oponente sino también de arrebatarle lo que posee, entonces quedan únicamente la expropiación, el genocidio o el éxodo forzado. Es muy triste, pero así han estado las cosas en este mundo cruel a lo largo de siglos; en muchos casos siguen ahora igual e inclusive peor, pese a los avances del Derecho internacional y de los Derechos Humanos.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/154727_dos-tipos-de-conquistas-entre-pueblos-y-naciones