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ANTE LA CORTE CON SEGURIDAD, SIN APREHENSIONES

Abraham Gómez R.*

La excolonia británica nos jugó una especie de emboscada jurídica al llevar el caso ―unilateralmente― para arreglo judicial ante el Cuerpo Jurisdicente de la ONU, lo que consideramos un vergonzoso fraude legal y una temeridad procesal; porque no poseen el más mínimo Titulo Traslaticio que respalde su pretensión procesal. Además, insisten en el reposicionamiento del írrito laudo como causa de pedir, sabiendo de antemano que ese adefesio quedó rechazado; que porta la condición de nulo de nulidad absoluta, cuando se suscribe el Acuerdo de Ginebra, el 17 de febrero de 1966.

Hemos escuchado en varias ocasiones, quizás como alegato lastimero que fueron los ingleses y no los guyaneses quienes nos arrebataron esa séptima parte de nuestro espacio territorial.

Estamos conscientes que Guyana alcanza su independencia el 26 de mayo de 1966 y en consecuencia adquiere su condición de Estado, con lo cual asume a plenitud entidad de sujeto jurídico internacional para encarar una contención de tal naturaleza, como la que hemos sostenido por el vil atropello que se nos perpetró; y que aún siguen cometiendo, a través de concesiones ilegales a empresas transnacionales en la proyección marítima que todavía no se ha delimitado e inclusive en la extensión atlántica frente al estado Delta Amacuro, área que no se encuentra en pleito.

Una iniciativa, que insistimos en plantear y proponer en las instancias pertinentes ―nada desdeñable― debe partir por motivación de nuestra Cancillería para convocar y concitar a las Academias de ciencias políticas y sociales, de ciencias jurídicas, a las facultades de derecho de nuestras Universidades, a las ONG, a las Fundaciones con interés y pertinencia en este asunto, a nuestro Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela; en fin, a todos los organismos públicos y privados  que deseen participar y aportar ―con seriedad, responsabilidad y fundamentación— ideas y conjeturas para materializar esfuerzos académicos, con la exclusiva finalidad de construir una única estrategia de defensa en la contención que sostenemos y que, para su fase de pruebas, estamos citados a comparecer para el 11 de agosto del próximo año.

Con la acción interpuesta en nuestra contra, Guyana se siente envalentonada y soberbia. Se cree que ya su mandado está hecho.

Todos los discursos de las delegaciones guyanesas en los distintos escenarios internacionales son dedicados a reafirmar la judicialización que ya han concretado del caso, y en espera de la decisión sentencial de la Corte.

Aprovecho de reiterar aquí lo que he venido voceando por todo el país: si ya el litigio tomó cuerpo de juicio y ha recibido la calificación que la propia Corte Internacional de Justicia  le confirió, inclusive si comparecimos en abril pasado en la fase postulatoria (o expositiva); entonces, lo que nos queda es prepararnos, en todos los sentidos, para los trayectos subsiguientes.

¿Qué debemos hacer? Desarrollar tareas urgentes, como equipo que abriga un supremo interés venezolanista.

Concienciar a nuestra población sobre este asunto tan sensible; así, además, reunir en comisión multidisciplinaria a los mejores talentos conocedores del asunto; apertrecharnos con nuestros recursos históricos, con los Justos Títulos que poseemos, que son absolutamente irrebatibles, que no admiten pruebas en contrario (iuris et de iure) para exponerlos y defenderlos con justeza.

Al propio tiempo, he propuesto a la honorable Comisión Presidencial que maneja todo lo relacionado a este asunto litigioso, presidida por el digno constitucionalista venezolano Dr. Hermánn Escarrá, para que se realice un Congreso Nacional con este posible  temario: orígenes sociohistóricos de la reclamación, nuestros  asideros jurídicos traslaticios, fundamentación cartográfica, vinculación demográfica y cultural  con los Esequibanos, alternativas de solución al pleito y perspectiva político-administrativa en esa extensión territorial y su proyección atlántica; en fin, para que se abra un debate transparente que involucre al país como un todo; por cuanto, debe seguir dándosele el tratamiento de Asunto de Estado.

He sido respetuoso (aunque no comparta tal posición) de algunas voces que manifiestan que no nos presentemos en las citaciones sucesivas que nos haga el Alto Tribunal que dirime el caso, porque según ellos, todo debe encuadrarse dentro del Acuerdo de Ginebra.

Sobre el particular me permito decirles que están supremamente equivocados, en su buena fe o ignorancia del tema, tal vez porque el artículo IV del Acuerdo de Ginebra remite, directamente al artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas que contempla el Arreglo Judicial como alternativa de solución.

Veamos las citas de uno y otro, respectivamente:

“…Si dentro de los tres meses siguientes a la recepción del Informe final el Gobierno de Venezuela y el Gobierno de Guyana no hubieren llegado a un acuerdo con respecto a la elección de uno de los medios de solución previstos en el Articule 33 de la Carta de las Naciones Unidas, referirán la decisión sobre los medios de solución a un órgano internacional apropiado que ambos gobiernos acuerden, o de no llegar a un acuerdo sobre este punto, al Secretario General de las Naciones Unidas…” (Artículo IV. Acuerdo de Ginebra)

Las partes en una controversia cuya continuación sea susceptible de poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales tratarán de buscarle solución, ante todo, mediante la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el arreglo judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de su elección.

El Consejo de Seguridad, si lo estimare necesario, instará a las partes a que arreglen sus controversias por dichos medios”. (Artículo 33 Carta de la ONU. Arreglo pacífico de controversias).

Frente a lo anteriormente descrito, prestemos atención a este otro detalle: nuestro país permanentemente ha querido solucionar este pleito entre Estados vecinos, acudiendo a las vías pacíficas directas (autocomposición) conforme a la normativa consagrada en el Derecho Internacional Público.

Sin embargo, nos conseguimos que Guyana jamás creyó en las gestiones de los Buenos Oficiantes y se decidió por la judicialización de la contención que no debemos eludir, porque poseemos el mejor acervo de probanza.

 

* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Asesor de la Comisión de la Asamblea Nacional por el Esequibo y la Soberanía Territorial. Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV). Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba.

CUIDAR LA NATURALEZA, NUESTRO DESTINO

Francisco Carranza Romero*

La laguna Librón, ubicada en el distrito de Chacas en la región peruana de Áncash.

Nadie programa las circunstancias ni las condiciones de su nacimiento. Los nacimientos suceden en diferentes realidades geográficas, étnicas, culturales, económicas… Por esta razón, es necedad juzgar a alguien sólo por el lugar de nacimiento, color de piel, lengua, vestimenta y economía. Superando estas diferencias circunstanciales, nuestra actitud es de aceptarnos y colaborarnos para vivir en paz mejorando el mundo.

 

Amor y gratitud

Aunque no somos los protagonistas responsables del acto de nacer, todos nacemos con un destino común: vivir en este mundo conociéndolo y cuidándolo con amor. Se ama lo que se conoce. Este mundo es nuestra morada pasajera; somos sus huéspedes temporales. Y el huésped agradecido no destruye su hospedaje.

El amor materno y paterno hacia la criatura que necesita cuidado es una actitud natural. Los padres tienen el proceso de aprendizaje diario. Los padres amorosos con sus hijos y con la madre naturaleza son los que ponen la base de la educación. Y los hijos aprenden lo que ven, oyen, tocan y degustan. Experiencias que se internalizan y perduran.

En mi niñez, a fines del mes de marzo, hacíamos el viaje de dos días desde la comunidad campesina de Quitaracsa hasta Huallanca (Áncash, Perú) para tomar el carro hacia Caraz donde seguíamos el proceso escolar porque en mi pueblo había sólo hasta el Segundo Año de Primaria, éxito de los trámites de mi padre con otros dos hasta en la capital del Perú. En esos viajes pernoctábamos en Jatunmachay (hatun machay: cueva grande). Al día siguiente, al reiniciar el camino, mirando a la cueva que nos había cobijado toda la noche, nos despedíamos con venia y afecto: Aywallaa machay (Gracias cueva, me voy). Enseñanza de nuestros mayores, quienes también nos inculcaron la vida solidaria: Kuyanakur kawarqam huk ayllulla kashun. Patsa mamapis kushikunqa (Si vivimos amándonos seremos una sola comunidad. La madre tierra también se alegrará).

El amor es la energía que acerca a los seres. El amor recíproco (kuyanakuy) acerca más a los seres humanos y a los humanos con la naturaleza. El ser humano es parte de la naturaleza. Las ideologías y creencias sanas que promueven el sentimiento y la práctica del amor nos ponen el reto: vivir en un ambiente de solidaridad, esperanza y paz. Por eso, el colonialismo no es la práctica del amor.

Otra vez recurro a mi experiencia infantil en Quitaracsa. Cuando íbamos de nuestra vivienda a la chacra, ya sea por la majada, siembra, aporque, desyerbo y cosecha, mi padre portaba una barretilla que le servía de bastón y herramienta para remover y quitar las piedras que obstaculizaban a los caminantes y acémilas. De tanto transitar por la misma vía, ésta se iba mejorando. Cuando alguien comentaba sobre esto, entre burla y elogio, él les respondía con sonrisa irónica: Ashnullam, ashnu kar, naanita mana allitsar purin. Runaqam naanita allitsar purin. (Solamente el asno, por ser asno, camina sin mejorar el camino. El ser humano camina mejorando el camino). En la primera oración quechua la palabra «ashnu» es un préstamo léxico del castellano «asno» (asinus en latín) ya que el animal llegó a Perú con los españoles; ahora es más conocido como «burro». Por eso, la traducción más adecuada para el español peruano es: Solamente el burro, por ser burro, camina sin mejorar el camino. Este pensamiento y experiencia, grabadas en mi memoria infantil, me sirven para actuar tratando de mejorar cualquier tarea que me toca cumplir.

Por esta memoria, cuando estoy fuera de Perú, algunas veces limpio el piso del pequeño parque donde mis nietos juegan con sus amigos de ancestros plurinacionales. Deseo que todos los niños se distraigan en un espacio limpio. Uso dos palos delgados como pinzas; es que sé usar los palitos al servirme algunas comidas asiáticas. Habiendo botes de basura hay basuras en el piso: colillas de cigarrillos, plásticos, papeles, trapos, chicles masticados y hasta pedazos de latas. Otros mayores de turbantes, velos y saris, sentados en las bancas del quiosco y en los contornos, me miran y cuchichean entre ellos. Y, cuando se marchan, dejan sus manchas en el piso: plásticos, papeles y restos de golosinas. Entonces, recuerdo y parangono a mi padre: Kuchillam taqra hananchaw quchpallin (Sólo el chancho se revuelca sobre la suciedad).

Una vez, un joven se me acercó para instruirme: «La limpieza del parque es labor del municipio». Mientras tanto, ¿que los niños jueguen sobre la suciedad? ¿Que los adultos mayores nos adaptemos a los nuevos tiempos? Sí, señores jóvenes; pero en este caso, no. El mundo no mejorará si cada ciudadano no colabora en el cuidado de la naturaleza; y si la institución no cumple puntualmente sus obligaciones. Y, ¿qué ejemplo damos a los menores? Ahora recuerdo el siguiente poema coreano:

La gente mundana sólo tiene lengua suelta.

Habla mal de otros olvidando sus errores.

¡Que enmiende sus errores antes de criticar a otros!

(Kim Cheon-Tae, 2021, poema 420)

 

Odio e ingratitud

Los que fomentan el odio y la división son los mal nacidos o nacidos para el mal. Las ideologías políticas y religiosas que dividen a la humanidad por sus conveniencias son fuerzas destructivas que, desgraciadamente, se fomentan en el hogar, escuela y sociedad. Las acciones destructivas se demuestran en las guerras y en la contaminación de la tierra, agua y aire; y en la destrucción de la biósfera animal y vegetal. ¿Nacemos para odiarnos y destruir el mundo?

Otra vez brota en mi memoria la voz de mis mayores: Chikinakur kawarqam rakikashqa kashun. Kay patsata ushatsishun. (Si vivimos odiándonos estaremos divididos. Destruiremos este mundo).

El odio aleja a los seres. El odio recíproco (chikinakuy) aleja más. La energía negativa promueve actos negativos como nuestra destrucción y del mundo. La historia nos recuerda las invasiones, usurpaciones, colonialismos y esclavizaciones.

A pesar de todo, el cuento del paraíso es nuestro sueño común del futuro. Lo debemos construir. Un gran reto para que la humanidad no siga repitiendo los errores.

Enuncio los principios y experiencias en la lengua quechua porque es también mi riqueza cultural viva. El largo proceso de la educación escolarizada en español no borró mi memoria ni disminuyó mi afecto a la cultura milenaria andina; al contrario, fortificó mi memoria, despertó la conciencia crítica y maduró mi sentimiento como para mostrarla a los demás. El olvido de la cultura materna es crimen.

 

* Investigador del Instituto de Estudios de Asia y América, Dankook University, Corea del Sur.

 

Referencia

Kim Cheon-Tae. Antología del canto coreano Sijo. Madrid: Verbum, Madrid, 2021 (Traductores: Hyesun Ko, Francisco Carranza Romero).

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EL MATRIMONIO ENTRE NARCOTRÁFICO Y SIONISMO EVANGÉLICO EN BRASIL

Rafael Machado*

Ignorar las religiones como si fueran actividades puramente privadas y sin repercusiones graves en la esfera pública impide al Estado anticipar el surgimiento de sectas peligrosas, lo que facilita fenómenos como el narcopentecostalismo.

 

¿Qué pasaría si te dijera que en cierto lugar un grupo de narcotraficantes fuertemente armados gobierna un territorio de aproximadamente 200 mil habitantes, es dirigido por un sacerdote, tiene sus armas bendecidas en templos y justifica sus actividades criminales con discursos y narraciones sacadas de un libro sagrado?

Probablemente pensarías que estoy hablando de algún lugar del Medio Oriente o África gobernado por otro grupo terrorista salafista-wahabí, que habría encontrado su principal fuente de financiación en el tráfico de drogas.

Pero si te dijera que me refiero a un grupo supuestamente cristiano, entonces dirían que debe ser la trama de una nueva película. Y si les dijera que se trata de un grupo de narcotraficantes evangélicos neopentecostales liderados por un pastor que bautizó su territorio como «Complejo de Israel», entonces dirían que estoy delirando.

Sin embargo, este grupo y este lugar existen justo en Río de Janeiro, Brasil.

El proyecto del «Complejo de Israel» no surgió ahora. Es el resultado del esfuerzo concentrado de uno de los líderes del Tercer Comando Puro (una de las principales facciones criminales de Río de Janeiro), Álvaro Malaquias Santa Rosa, también conocido por los apodos «Aarão» (Aarón) y «Peixão» (Pez Grande), el primero como referencia al patriarca hebreo del Antiguo Testamento y el segundo como referencia a uno de los símbolos más importantes del cristianismo, el pez. El proyecto en cuestión comienza en la favela de Parada de Lucas, para de allí anexar las favelas de Vigário Geral, Cidade Alta, Pica-Pau y Cinco Bocas. Y si la región en cuestión ya pasó por las manos de innumerables líderes criminales diferentes, la mayoría de los cuales ya están muertos, «Peixão» comanda esta fracción del TPC desde 2015, volviéndose cada vez más fuerte.

Este territorio controlado por el narcotráfico sigue la lógica típica de modelos similares: terror y violencia contra quienes se resisten al dominio de los criminales, soborno y cooptación de policías corruptos para ignorar las acciones de las pandillas, y asistencia social para que la «comunidad» tolere o incluso valore a los criminales.

Lo innovador aquí es la dimensión abiertamente religiosa que se da a la acción criminal.

La primera evidencia de algo que podríamos llamar «narcopentecostalismo» en el que están implicados los mismos actores apareció también en 2019, con la llamada «Bonde de Jesús», un grupo de traficantes que realizaba ataques a templos religiosos afrobrasileños. El grupo, liderado por el propio «Peixão», identificado simultáneamente como «jefe del narco» y «pastor evangélico», iba de templo en templo ordenando clausuras, vandalizando y amenazando de muerte a los fieles y líderes.

Era común en estas acciones que los criminales destruyeran específicamente las estatuas e imágenes de las entidades veneradas en estos templos. Antes de eso, este tipo de situaciones solo se veían esporádicamente, también por parte de fanáticos neopentecostales contra imágenes incluso de santos católicos.

Esta iconoclasia evoca,  casi inmediatamente, imágenes de la iconoclasia salafista en algunos países de Oriente Medio y Asia Central, como el trágico caso de la destrucción de las estatuas de Buda en Afganistán.

La iglesia donde «Peixão» es pastor es la Assembleia de Deus Ministério de Portas Abertas, una entre las miles de diferentes denominaciones cristianas existentes en Brasil, ya que el Estado no regula ni siquiera supervisa la actividad de las religiones y sectas, siendo posible que cualquier persona cree una nueva religión, secta o denominación religiosa, lo que implica el acceso a diversos beneficios, como la exención de impuestos para sus actividades «religiosas».

En 2020, Peixão anunció la creación del Complejo de Israel, a partir de las favelas de Parada de Lucas, Cidade Alta y Vigário Geral, con el objetivo de expandirse a otras favelas vecinas. En esta búsqueda de expansión, la retórica es la de una «guerra santa». Durante la invasión de la favela de «Cidade Alta», por ejemplo, la retórica fue que iban a «liberar al pueblo de Cidade Alta».

Las fuerzas del pastor «Peixão» también tienen sus propios apodos, además del temporal y ya superado «Bonde de Jesús». Sus hombres, que se cuentan por centenares, también se autodenominan «Ejército del Dios Vivo», «Tropas de Aarón» y «Bonde de la Cábala”. En varios lugares del Complejo de Israel se izan banderas israelíes, así como grafitis en las paredes en homenaje al Estado sionista.

No se sabe si existen vínculos directos entre este fenómeno y el lobby sionista en Brasil, pero como ya hemos señalado en otro artículo para la Fundación Cultura Estratégica, la difusión del neopentecostalismo en Brasil tiene su origen en un proyecto estadounidense para suavizar el natural rechazo brasileño al neoliberalismo, al atlantismo y al sionismo.

En cierto sentido, tal vez este fenómeno deba considerarse inevitable. El crecimiento demográfico desordenado de las zonas urbanas periféricas de Brasil, las favelas, se produjo precisamente en un momento de crisis «vocacional» en la Iglesia Católica (la religión más tradicional en la formación cultural brasileña), en un momento en que la Iglesia luchaba por formar sacerdotes en cantidad suficiente para hacer frente al crecimiento demográfico.

Pero como el ser humano tiene anhelos espirituales que deben ser satisfechos (y en este sentido el hombre también es «homo religiosus»), alguien debería llenar ese vacío y era precisamente el protestantismo neopentecostal el que estaba mejor preparado para hacerlo. Con un menor tiempo de formación y menos formalidades, las iglesias evangélicas pueden producir pastores en cantidades mucho mayores para ocupar el espacio dejado por la Iglesia Católica.

La forma en que esto se ha mezclado con la violencia es algo más complejo. Las iglesias siempre han tenido que mostrar cierto grado de connivencia y tolerancia con la criminalidad para poder operar en esos territorios. Los pastores también han hecho de las cárceles un lugar de predicación, con el objetivo de convertir a los presos. Muchos se han convertido a la religión; es cierto que algunos de ellos realmente han cambiado sus vidas. Pero muchos presos neopentecostales han vuelto a la vida delictiva sin abandonar su nueva fe.

Con el crimen y el neopentecostalismo ya normalizados y coexistiendo durante décadas en el mismo espacio, tal vez era sólo cuestión de tiempo hasta que convergieran en una figura que desempeñara un papel de liderazgo criminal y religioso a la vez. Esto es lo que permitió el surgimiento del Complejo de Israel. Y tal vez también era sólo cuestión de tiempo hasta que esa peligrosa fórmula desembocara en una persecución religiosa contra los católicos, como años atrás ya había afectado a los seguidores de las religiones afrobrasileñas.

Este mes, sin embargo, sucedió lo mismo: el jefe evangélico del narcotráfico ordenó el cierre y fin de las actividades de las parroquias católicas que aún funcionaban en el Complejo de Israel, prohibiendo la celebración de misas, bautismos, casamientos y festividades. Tres parroquias católicas fueron afectadas: las de Santa Edwiges, Santa Cecília y Nossa Senhora da Conceição e Justino, cuyos sacerdotes y fieles fueron amenazados de muerte.

La policía respondió en los últimos días con un operativo policial a gran escala en la región, pero teniendo en cuenta la historia de Brasil en la lucha contra el crimen organizado, es difícil creer que estas medidas eliminarán definitivamente el Complejo de Israel.

Fenómenos extraños como el del narcopentecostalismo pueden verse facilitados por el hecho de que Brasil aún no cuenta con ninguna política pública específica ni con un organismo estatal especializado en supervisar las actividades religiosas.

El hecho de ignorar las religiones como si fueran actividades puramente privadas y sin repercusiones serias en la esfera pública impide al Estado anticipar el surgimiento de sectas peligrosas, lo que facilita fenómenos como el narcopentecostalismo. En el mismo sentido, preocupan las noticias recientes que indican que también puede haber un cierto crecimiento, aunque modesto, del salafismo en las favelas brasileñas.

 

* Editor, analista geopolítico y político, escritor especializado en asuntos latinoamericanos.

 

Artículo publicado en inglés el 22 de julio de 2024 por Strategic Culture Foundation, https://strategic-culture.su/news/2024/07/21/the-marriage-between-drug-trafficking-and-evangelical-zionism-in-brazil/.