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¡BASTA YA DE HOSTIGAR A LOS PRODUCTORES DEL CAMPO!

En algún momento de la historia reciente, un estadista expresó:

El Gobierno evitará en principio los experimentos financieros de cambio. Alimentación y Agricultura. Dos cuestiones económicas de primer orden se destacan sobre todas las demás. La salvación del labrador debe efectuarse a todo trance. El aniquilamiento de la clase labradora en nuestro país llevaría a las consecuencias más difíciles que se puedan imaginar. El restablecimiento de la rentabilidad de la agricultura puede ser, desde luego, dura para el consumidor; pero la suerte que afectaría al pueblo entero si se hundiera el labrador sería incomparablemente más dura. Sólo mediante la rentabilidad, que es necesario alcanzar a toda costa en nuestra agricultura, puede resolverse la cuestión de la protección contra la ejecución de las disposiciones judiciales o de la conmutación de las deudas. Si esto no se consigue, la ruina de nuestros labradores provocaría no sólo la de la economía sino, sobre todo, la del pueblo entero. Su sana conservación es requisito indispensable para el florecimiento y prosperidad de nuestra industria, para el comercio interior y para la exportación… También pondremos el mayor cuidado en favorecer la colonización del suelo.

Estamos hoy, en Argentina, ante un nuevo ciclo electoral. El nuestro es un país agrícolo-ganadero por excelencia, sin embargo, los candidatos políticos no se expresan al respecto, salvo para denostar al labrador, tildándolo de oligarca, de terrateniente, de burgués, utilizando estos términos de manera peyorativa y echándole la culpa de todos los males que aquejan a la sociedad en tiempo pasado, presente y futuro. No importa que renten los campos o que sean dueños de una o doscientas mil hectáreas.

El campo no sólo provee de alimento al mercado interno sino que también aporta el mayor flujo de dólares a través de sus exportaciones, dinero que últimamente es utilizado de manera arbitraria por el des-gobierno de turno para tapar con “planes” y “subsidios” la debacle a la que han llevado a la Nación.

El mismo estadista decía:

Una vez más tenemos que repetir que nada está más lejos del Gobierno que el pensar en una hostilidad hacia la exportación. Estamos convencidos de que nos es necesaria la unión con el mundo y que el trabajo para la colocación de nuestras mercancías en los mercados mundiales alimenta muchos millones de compatriotas.

Todo lo contrario a lo expresado y actuado por nuestro gobierno en materia de exportaciones. Es más, están viendo cómo obtener “más réditos” del campo a través de retenciones e impuestos. Pero, ¿qué va a ocurrir cuando nuestros labradores se cansen de ser esquilmados y abandonen el campo?, ¿quién irá a trabajar los campos para producir alimentos?, ¿Grabois?, ¿quizás La Cámpora? Bien sabemos que ninguno de ellos; ¡hasta ahora no se ha descubierto la vacuna que cure la alergia a la pala y al trabajo!.

Es hora de mirar hacia adentro, de explotar a conciencia nuestros recursos, de reactivar nuestra industria, de exportar no sólo materia prima sino productos elaborados para así convertirnos en aquello para lo que hemos sido llamados, una Gran Nación. Eso será posible con el campo, nunca sin o contra el campo. Aquél que lo entienda debe tomar las riendas y conducirnos a un futuro de bonanza.

¡Argentina Despierta!

Por Der Landsmann para Saeeg

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A MI NO ME REPRESENTAN

Marcelo Javier de los Reyes*

De cara a las elecciones, les preguntaron a los candidatos —los que el entrevistador ha creído que eran los más significativos— ¿Cuál fue el mejor presidente de la historia argentina?

Por supuesto, los de izquierda —Nicolás Del Caño, Myriam Bergman, Manuela Castañeira— no encontraron ningún referente en toda la historia argentina. Es cierto, afortunadamente no tuvimos un Lenin, ni un Stalin ni un Mao, aunque tuvimos otros… Lo extraño es que la historia demuestra que cuando los de izquierda debieron exiliarse se fueron a París, a Suecia, a España, y los más cercanos a Venezuela y México. Ninguno a Cuba, a la Unión Soviética, Rumania o China.

Javier Milei respondió “la ‘primer’ presidencia de Carlos Saúl Menem”. En principio, hay que recordarle que la Real Academia Española nos dice que “el ordinal primero solamente se apocopa ante nombres masculinos (el primer mes), no ante nombres femeninos (la primera semana, la primera palabra, la primera vez)”. En segundo lugar, ya puedo imaginar que si Milei fuera presidente tendría una tarea fácil, porque le quedaría poco por destruir, pues ya de eso se encargó su “presidente preferido”. Menem destruyó los sectores productivos, la industria (entre ellas la de la Defensa), la marina mercante (ELMA), las Fuerzas Armadas, el sistema ferroviario (“ramal que para, ramal que cierra”) y el listado sigue.

Leandro Santoro, el médico abortista Adolfo Luis Rubinstein —perteneciente a la Unión Cívica Radical, ministro de Salud de la Nación y secretario de Salud 2017 y 2018, durante el gobierno de Macri— y Graciela Ocaña se decantaron por Raúl Alfonsín. Rubinstein agregó que fue “fue el recuperador de la democracia”… quizás si Herminio Iglesias no hubiera quemado el cajón en el acto de campaña del Partido Justicialista de 1983, en la Av. 9 de Julio, ese título hoy le correspondería a Ítalo Lúder, quien en ejercicio provisional de la Presidencia de la Nación, el 6 de octubre de 1975, dictó los decretos 2770, 2771, y 2772, conocidos como los “decretos de aniquilamiento”, redactados durante el gobierno constitucional peronista con el objetivo de “neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos”. Sin embargo, no hubo un padre para esta democracia a la que se llegó por los propios errores del gobierno militar y por la derrota en el Conflicto del Atlántico Sur. Precisamente ni Alfonsín ni los que le sucedieron han podido demostrar que “con la democracia se come se cura y se educa”, sino todo lo contrario.

María Eugenia Vidal —quien fuera vice jefa del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos, que cobró sus honorarios como tal para poder hacer campaña y ganar la gobernación de Buenos Aires, la que perdió en 2019 y por eso opta por postularse otra vez por la ciudad de Buenos Aires— ponderó a Domingo Faustino Sarmiento. También lo hizo Martín Tetaz, aunque agregó que decía probablemente “porque Frondizi entendió cómo funcionaba un sistema económico y cómo transformar económicamente a la Argentina, pero no fue capaz de construir el poder político necesario para mantenerse en el cargo”.

Aquí cabe hacer una digresión. Diego Santilli, quien también fue vice jefe del GCBA, también sigue los pasos de su predecesora Vidal, ya que se presenta como precandidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Esta artimaña de cambiar de jurisdicciones tampoco es ajena a los candidatos kirchneristas que fueron tanto candidatos por Santa Cruz como por la provincia de Buenos Aires.

Guillermo Moreno se pronunció por Néstor Kirchner, para luego ampliar su respuesta por “el ciclo Duhalde – Kirchner”, ese mismo Duhalde que en 2020 reconoció que “Decir que el que depositó dólares recibiría dólares fue un error”.

Ricardo López Murphy, quizás recordando su paso por el radicalismo, fue el único que reconoció a Marcelo Torcuato de Alvear, porque supo rodearse de un buen equipo, ya que se decía que el gabinete lo integraban futuros presidenciales”. Es cierto y es algo que algunos historiadores podrán confirmar.

José Luis Espert y Juan José Gomez Centurión elogiaron el gobierno del presidente Julio Argentino Roca y aquí coincido con el dirigente de NOS, en que Roca “fue el fundador del Estado nacional, el que plasmó una idea de proyecto de Argentina y de Nación que sorprendió al mundo”. En este sentido agrego y reitero que Roca ha sido uno de los pocos presidentes que puede ser considerado un estadista.

Para el final dejé a Cinthia Fernández, quien gracias a su bagaje cultural pudo responder que “si hubiera mejor no hubiésemos estado así”. Quizás su juventud y porque estuvo distraída en otras cuestiones, no conozca mucho de nuestra historia pero lo que debe quedar claro es que mostrar el culo en el “Bailando” no es un mérito para ser candidato a un cargo público, aunque muchas lo han logrado. Por otro lado, y con el respeto que los demás apellidados Fernández me merecen, hoy ya tenemos dos Fernández y quizás por eso estamos así, ¿no es así Cinthia?

Además Cinthia insistió en mostrar los mismos méritos en su spot de campaña frente al Congreso Nacional.

Bueno, glosando a la precandidata a diputada nacional del Frente de Todos por la Provincia de Buenos Aires, Victoria Tolosa Paz, quien dio una respuesta contundente al decir “Es tremendo porque en el peronismo siempre se garchó”, para tranquilidad de Cinthia, en el Congreso también se puede.

He visto que a la gente de NOS no le han gustado ciertas críticas que han recibido de otros políticos —entre ellos los del Frente Patriota— por su acercamiento a Javier Milei. En verdad, me resulta incomprensible ver a Juan José Gómez Centurión y a Victoria Villarroel junto a Milei. Me recuerda al error de la conducción del gobierno militar, quienes dejaron en manos de José Alfredo Martínez de Hoz y de Domingo Cavallo —quien para la desgracia nacional también acompañó al presidente preferido de Milei y a Fernando De la Rúa, quien lo usó como figura de reemplazo de López Murphy— la conducción económica del país. Algo que nos salió muy caro y que seguimos pagando.

Bien, así estamos con los candidatos, todos muy prometedores.

Después de ver estos videos, recordé al gran Luis Landriscina cuando en un programa de Mirtha Legrand afirmó, con esa sabiduría que lo caracteriza, que los candidatos debieran hacer un curso de seis meses para poder acceder a sus cargos, algo que luego amplió en una entrevista en la que le preguntaron “por qué cree que esa proposición ha tenido y sigue teniendo tanta repercusión a pesar del paso del tiempo”.

Luis Landriscina respondió:

Porque la realidad es que hay gente que no ha terminado el colegio secundario y son diputados. Quizá, tengan demasiado “vuelo” porque representan una ideología, o lo que sea… pero yo no los escucho nombrar la palabra patria. Entonces, creo que ellos deberían ver la posibilidad de hacer un curso, por ejemplo, de seis meses, de historia, de rigor histórico. Y que haya cuatro profesores universitarios que les tomen examen y los califiquen para discernir y ver si, verdaderamente, pueden representar a la región de donde dicen venir. Porque lo primero que tienen que saber es qué pasó en su provincia… qué anduvo ocurriendo: si es tucumano, por ejemplo, ¿cómo no va a saber sobre la Batalla de Tucumán o sobre la Batalla de Salta… y quién fue el gestor de eso? Como también qué fue el Éxodo Jujeño. Lo que es hoy la patria se construyó con mucha sangre de gente anónima. Pero hay muchos con nombre y apellido. Manuel Belgrano es uno de ellos, José de San Martín es otro, Lamadrid… pero hay infinidad de gente, como los que defendieron en La Vuelta de Obligado” la dignidad de las cosas de nuestro territorio. O sea que vayan a cumplir su labor con conocimiento y otros valores; que asuman esa actitud que me hizo tan amigo del Dr. René Favaloro: “que les duela la patria”. Que les duela la patria y que sepan que gozan del honor de ser diputados o senadores de la Nación. Por eso, también en un programa de Mirtha Legrand del año pasado, me referí a “honorable”: que trabajan “ad honorem” porque es precisamente un honor serlo, y a la patria no se le cobra. Claro que, en esos casos, al venir de sus provincias, los políticos deben asegurarse el pago de sus viáticos porque abandonan sus actividades para venir a Buenos Aires a cumplir otras tareas, y su familia tiene que seguir comiendo. Pero que no haya derecho a jubilaciones de privilegio, con tan solo dos o cuatro años de servicio, cuando todavía hay gente que se ha “gastado” toda la vida trabajando y aún no ha podido llegar a redondear su propia jubilación mínima.

Creo que no hay nada más que agregar… A los creyentes solo nos queda encomendarnos al Señor.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

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ARGENTINA EN EL FONDO DEL MAR Y SIN HIPÓTESIS DE CONFLICTO

César Augusto Lerena*

No podemos asombrarnos de las acciones británicas, tampoco de las de Chile (funcional a esos intereses) ni las de los isleños, que hacen lobby en Europa y conversan con uruguayos, brasileños y chilenos.

El Gobierno no tiene hipótesis de conflicto. ¿Qué organismo estratégico argentino debe establecerlo y cuáles son los parámetros? ¿Quién aconseja al Poder Ejecutivo Nacional respecto a su determinación y acciones? ¿No se enteró la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur que en el Atlántico Sur y, su relación con el océano Indico, Pacífico y la Antártida, hay una extensa zona en conflicto con motivo de la militarización del Reino Unido en Malvinas, en una “Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur” que acordaron todos los países de Africa occidental y América oriental? (Res. ONU 41/11 el 27/10/1986).

¿No se enteró esa misma Secretaría de Estado que el Gobierno de Chile planeaba reclamarle a la Argentina espacios marítimos y del suelo y subsuelo de la plataforma continental argentina? Esta Secretaría tiene como función, según la Cancillería (01/09/2021), “todos los temas vinculados a las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes en el Atlántico Sur. Diseña estrategias y coordina acciones en el ámbito bilateral y multilateral para la mejor defensa de los derechos e intereses argentinos (…) Entiende además en las políticas y acciones que realiza el Consejo Consultor sobre temas vinculados al Atlántico Sur. Además, tiene a cargo, la planificación y dirección de la política antártica…”.

Entonces, antes de opinar sobre las funciones incumplidas de la secretaría después de casi dos años de la designación de Daniel Filmus y, en medio de la situación de indefensión que vive Argentina, sería bueno que la Cancillería corrija la misión de esa secretaría: no son los espacios marítimos “circundantes” como dice, sino los espacios marítimos “correspondientes”.

En primer lugar, porque así lo precisa la Constitución Nacional y, después, porque si la referida secretaría no reconoce la diferencia entre espacios circundantes y correspondientes, mal puede establecer una política o, tal vez, los funcionarios desconozcan que el Reino Unido de Gran Bretaña no solo ocupa Malvinas y tres o doce millas circundantes, sino que ocupa y explotan 1.639.900 km2 de espacios marítimos e insulares (52% de nuestro mar), además de disputarnos 1.410.367 km2 de la plataforma continental y 965.597 Km2 de la Antártida Argentina.

Es decir, el equivalente a tener en disputa u ocupados espacios que superan al territorio continental argentino desde La Quiaca a Ushuaia. Un médico clínico diría: sin un buen estudio semiológico y un diagnóstico etiológico, es imposible instaurar un buen tratamiento y, mucho menos, establecer un pronóstico. Y ello seguramente lleva a que el secretario de Malvinas no tenga un plan y no pueda cumplir con otra de sus funciones: “entender en las políticas y acciones que debe realizar el Consejo Nacional de Malvinas”.

No es de esperar ningún avance argentino sin diagnóstico certero y sin plan y, es posible que, frente a ello, haya acción alguna, como ha ocurrido hasta hoy. El secretario ha promovido tres leyes sin debate alguno, en la búsqueda de su posicionamiento político interno y con ningún efecto internacional. La primera, una ley de incrementos de multas a la pesca ilegal que no sancionó ni un solo buque fuera o dentro del área de Malvinas, donde las empresas de España -cuyo país reconoció la soberanía argentina en Malvinas- son los principales socios para la consolidación de la ocupación en las Islas.

La segunda, una ley sobre la plataforma continental que ni siquiera sirve para profundizar una cultura marítima entre los argentinos, que no describe los reales alcances de la recomendación de la Comisión de Límites y que no se acompaña de un fortalecimiento económico, físico, militar y de integración de Tierra del Fuego con el continente.

Finalmente, una ley para crear un Consejo Nacional de Malvinas, a cuyos miembros —después de un año— ni siquiera se los convoca presencialmente a discutir una idea. ¿Se puede —en serio— un tema estratégico y de carácter secreto tratar en forma virtual, al acceso de todos los servicios de información del mundo? ¿Y pueden semejantes asuntos de Estado, cuyos resultados podrían influir negativamente en los espacios en disputa y en toda en Argentina, inclusive la Antártida, tratarse con asesores ad honorem, con dedicación parcial, muchos de los cuales no tienen ningún conocimiento en la materia e inclusive están en la antípodas de lo que prescribe la Constitución Nacional? ¿Puede integrar ese cuerpo el abogado Marcelo Kohen, quien en 2018 promovió un plan de dar a los isleños la posibilidad que se autofinancien con recursos argentinos, que su Gobierno ilegal determine quién puede o no radicarse en Malvinas y que, a los treinta años, tengan un referéndum sobre si quieren vivir bajo soberanía británica o argentina? Por citar solo un caso.

¿Se sorprende la Cancillería que el Gobierno chileno tenga la pretensión de reivindicar 6.000 km2 de plataforma argentina, contrario a lo acordado en el Tratado de Paz y Amistad de 1984? El PEN a través de la Secretaría de Malvinas no tiene un análisis geopolítico. Miremos nuestras Fuerzas Armadas y las de Chile; luego, veamos la desatención argentina en cuestiones marítimas y la desocupación de la Patagonia; la adjudicación hidrocarburífica offshore en manos británicas en el área en conflicto; nuestra tensa relación con los socios del Mercosur; la falta credibilidad en el mundo y, agreguemos en este escenario, la pasividad de la Secretaria de Malvinas que —según las propias manifestaciones de su secretario— tiene como eje de su acción política la búsqueda del diálogo con el Reino Unido y la cooperación (unilateral), cuyos resultados en estos últimos 60 años han sido absolutamente inconducentes.

No nos podemos asombrarnos de las acciones británicas, pero tampoco de Chile, funcional a los mismos intereses, como lo fue durante la Guerra de Malvinas. Argentina presentó todos los documentos sobre sus derechos sobre la plataforma continental ante la Comisión de Límites y firmó el Tratado de Paz y Amistad con Chile en 1984 que delimitó en su artículo 7º, mediante una línea divisoria, los espacios argentinos al este y los de Chile al oeste, según las coordenadas 67º 16’. Y asombra al secretario de Malvinas que no tiene plan, contrario a los 3.200 isleños en Malvinas que avanzan día a día. Hacen lobby en Europa, en el Reino Unido y conversan con uruguayos, brasileños y chilenos. Construyeron un puerto en Georgias del Sur e invierten 85 millones de libras para construir un puerto en Malvinas que desplazará a Ushuaia como acceso principal a la Antártida.

Por su parte los uruguayos atienden en sus puertos el aprovisionamiento, cambio de tripulación, trasbordos, etcétera, de todos los buques que pescan ilegalmente en el Atlántico Sur y Malvinas y proyectan para el 2022 tener un nuevo puerto a esos efectos. Entre otras cosas.

Nos asisten los derechos por el cumplimiento de las obligaciones de la Convención de las Naciones Unidas del Derecho del Mar y por el Tratado de Paz y amistad con Chile de 1984. Los chilenos tensionan la región y Argentina no tiene hipótesis de conflicto. De lo que estoy seguro es que la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur no tiene plan alguno.

(*) ExSecretario de Estado y experto en Atlántico Sur y Pesca

Nota publicada en El Economista, 08/09/2021, https://eleconomista.com.ar/2021-09-argentina-en-el-fondo-del-mar-y-sin-hipotesis-de-conflicto/