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César Lerena denuncia «Un instituto oficial colabora con los ingleses en Malvinas»

César Augusto Lerena*


«Me he ocupado durante décadas de defender la tarea de la investigación pesquera y, con ello, a los científicos y técnicos del INIDEP, el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero; ahora, una cosa es hacer investigación independiente y otra, tener un Instituto intervenido que responde a las consignas insustentables del Ejecutivo y colaborar con el invasor británico en Malvinas.

Seré preciso para evitar malos entendidos: colaborar con el invasor, es acordar con éste la investigación conjunta de los recursos pesqueros argentinos en el Atlántico Sur, fuera y dentro de la arbitraria y prepotente Zona de Exclusión Británica, aportándole al Reino Unido el buque de investigación argentino Victor Angelescu y los científicos del INIDEP, formados y perfeccionados por el Estado Nacional, acercándole a estos ocupas, toda la información pesquera necesaria para que los ingleses sigan sosteniéndose en Malvinas, ratificando, lo que el Director británico de Recursos Pesqueros John Barton manifestaba el 14 de marzo de 2012: «Sin las Licencias de Pesca no hubiéramos sobrevivido en Malvinas» y, ello es así, porque el 75% de los recursos económicos de las Islas provienen de la pesca.

Nada más evidente que los hechos: ni durante, ni una vez concluida esta «investigación conjunta» los buques pesqueros argentinos podrán ingresar a la zona de exclusión impuesta por los ingleses y, por el contrario, lo harán los cientos de buques extranjeros que pescan con licencia ilegal británica.

El INIDEP no puede prestar información a los administradores ilegales de Malvinas y a través de éstos a los buques extranjeros que depredan nuestros recursos pesqueros dentro de la Zona Económica Exclusiva o fuera de ella, sobre las especies migratorias o asociadas, extrayendo más de un millón de toneladas anuales que provocan un desequilibrio biológico en el Atlántico Sur y  compiten con productos de origen argentino en los mercados internacionales con las empresas radicadas en el continente argentino.

Y, aún más, no puede prestarse información al enemigo porque lo prohíbe la Constitución Nacional, la Ley de Defensa Nacional y, desde lo específico, la ley 24.922. Puede resultar un poco duro utilizar la palabra enemigo para referirse al invasor británico, pero, parece la más adecuada para definir a «alguien que resulta contrario o antagónico a uno mismo o a lo propio» y porque «la enemistad surge por un desacuerdo extremo e intolerante entre ambos países» que ya lleva 186 años y, que en la confrontación de 1982 por recuperar el territorio nacional murieron 629 argentinos y quedaron más de mil heridos.

Y, aunque la voluntad general sea caminar hacia una amistad entre los pueblos, las condiciones para hacerlo deben ser de equilibrio entre las partes y no la cesión total e incondicional por parte de Argentina, mientras Gran Bretaña se niega sistemáticamente a negociar la soberanía de Malvinas, a pesar de que las Naciones Unidas y toda la comunidad internacional se lo reclame.

El Art. 119º de la Constitución Nacional precisa: «La traición contra la Nación consistirá únicamente en tomar las armas contra ella, o en unirse a sus enemigos prestándoles ayuda y socorro…».

Por otra parte, la Ley de Defensa Nacional establece las bases jurídicas, orgánicas y funcionales fundamentales para la preparación, ejecución y control de la defensa nacional, y tiene la finalidad de «garantizar de modo permanente, la soberanía e independencia de la Nación Argentina, su integridad territorial y capacidad de autodeterminación…» y esa defensa abarca, no solo los espacios continentales, sino las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y demás espacios insulares, marítimos y aéreos, así como el Sector Antártico Argentino y, ello constituye un derecho y un deber para todos los argentinos (Ley 23.554 art. 2º, 5º y 6º y Ley 15.385).

Finalmente, la Ley 24.922 solo habilita al INIDEP a cooperar con organismos nacionales y provinciales (Art. 11º) y, por lo tanto, no está autorizada a hacerlo a terceros países y mucho menos suministrarle información que, en todos los casos, debe ser evaluada previamente por el gobierno nacional (Art. 13º).

Al mismo tiempo el Reino Unido está impidiendo al INIDEP establecer el Rendimiento Máximo Sostenible Anual (Art. 12º) de todo el Atlántico Sur, porque no tiene acceso directo y cierto de las capturas extranjeras y no puede relevar todo el territorio marítimo nacional y, por lo tanto, los invasores británicos incumplen con los art. 17º a 27º de la citada ley, depredando el recurso y provocando «excesos en la explotación y efectos dañosos sobre el entorno y la unidad del sistema ecológico».

Y en lugar de proteger los derechos preferentes de la Nación en la condición de Estado Ribereño (Art. 22º) el INIDEP realiza tareas conjuntas con el Reino Unido para conocer los recursos naturales argentinos del área de influencia de Malvinas, colocando en un plano de igualdad a Gran Bretaña, como si se tratara de otro Estado Ribereño, sin una disputa territorial, quebrantando todas las Res. de las N.U. relativas a la explotación de los recursos naturales de los países ocupados.

El Código Internacional de Conducta Responsable de la FAO precisa: «Los Estados deberían adoptar las medidas de conservación, ordenación y el uso sostenible de los recursos pesqueros. Éstas, deberían basarse en los datos científicos y estar concebidas para garantizar la sostenibilidad de los recursos, promoviendo una utilización óptima y su disponibilidad para las generaciones actuales y futuras». Ello no es posible, mientras los ocupantes británicos exploten ilegalmente los recursos, a través de licencias pesqueras, consolidando esta actividad construyendo puertos con la colaboración de empresas españolas, otorgando licencias y, constituyendo, incluso, sociedades con empresas pesqueras de esta nacionalidad.

En este estado, la Argentina no puede prestar cooperación alguna, porque no solo está poniendo en juego los derechos territoriales y las toneladas que capturan ilegalmente los buques extranjeros habitados por Gran Bretaña, sino que a la luz del reciente Acuerdo de la Unión Europea-MERCOUR estaría aceptando que esas capturas sean tratados como originarias de los Buques de Bandera (los que no son de los Estados Ribereños), según las Reglas de Origen Sección A del citado Acuerdo.

En el momento, que, con motivo del Brexit, Gran Bretaña y con ello Malvinas, como territorio de Ultramar de la U.E., perderán los beneficios arancelarios de pertenecer a la Unión Europea y el MERCOSUR firma un Acuerdo al respecto, el gobierno argentino, colabora con invasores de Malvinas a mantener su economía y comercio.

Desde la creación del INIDEP pocos directores reunieron los requisitos de la ley. Muchos fueron delegados del Subsecretario, en otros casos éste asumió la función y, en ocasiones, se intervino. La presente es una de ellas; pero, los investigadores del INIDEP siempre estuvieron indicándole a los Subsecretarios de turno los límites de la sobreexplotación. Así ocurrió con los Acuerdos Marco con la URSS-Bulgaria, con el de la Unión Europea, con el charteo de calamar o con el festival de permisos de merluza de entonces o del langostino de hoy. Nunca ocurrió que se pusiese el INIDEP al servicio extranjero y mucho menos de quienes ocupan en forma prepotente 1,6 millones de km2 de nuestro territorio marítimo e insular y otorgan licencias pesqueras por 25 años.

Raramente, el Interventor, que pone el INIDEP al servicio de los británicos, es un Almirante retirado de la Armada, que parece conocer muy poco de soberanía nacional y mucho menos de pesca, a juzgar por el rol que cumple a pie juntillas. Su intervención en el Senado de la Nación, el pasado 18 de junio de 2019 es una prueba de ello:

Marcelo Lobbosco, de él se trata, subrayó en esa reunión que el INIDEP «abarca la totalidad de la problemática del Mar Argentino, por ende, tratamos cuestiones que son también comunes a otros países», dejando poco claro a qué otros países se refería, porque, en el Mar Argentino, hay una sola Zona Común, que es la acordada por el Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo en 1973 con la República Oriental del Uruguay, no habiendo cuestiones comunes en el Canal del Beagle ni en el llamado “Mar de la Zona Austral”, derivadas del Tratado de Paz y Amistad entre la Argentina y Chile, firmado en 1984. No creemos que Lobbosco, incluya dentro de esos países al Reino Unido, aunque es verdaderamente temerario en su informe cuando dice: «hicimos prospecciones -o tenemos previsto hacerlas- dentro de la Zona Económica Exclusiva o, mejor, autotitulada “exclusiva” por los ingleses» al referirse al Mar Argentino que rodea a las Malvinas.

No es, ni una “Zona Económica Inglesa” ni una “Zona Exclusiva Inglesa”. Este Interventor le da legitimidad a la Proclama Nº 4 de 1986 del Gobernador Inglés ilegítimo en Malvinas, que estableció una Zona de Exclusión Pesquera denominada «Zona Provisional de Conservación y Administración de Pesquerías (FICZ)», un arbitraria área de exclusión que, luego se ampliaría, a los límites establecidos por la CONVEMAR y, en la que -como hemos dicho- está prohibida al ingreso de los buques pesqueros argentinos, pero, que el responsable del INIDEP insiste en prestarle servicios a los ingleses, a través de este «Acuerdo de Conservación Conjunta argentino-británica de los recursos marítimos argentinos en el Atlántico Sur» firmado el 28 de noviembre de 1990, destinado a evaluar la situación de los recursos pesqueros desde la altura de la Península de Valdez (Latitud 45ºS), por encima del Golfo de San Jorge de Chubut hasta debajo de las Islas Sándwich del sur (Latitud 60ºS), es decir, no solo en la FICZ, sino frente a los mares de Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego y la Antártida, consolidando la ocupación británica en Malvinas y el Atlántico Sur y Océano Austral.

Llama la atención que, teniendo a su cargo la totalidad de la problemática marítima no haya sido convocado el INIDEP a la hora de licitar las áreas de exploración de hidrocarburos offshore, para el impacto sísmico y físico sobre las áreas sensibles de los recursos, a pesar de que «es necesario una prospección antes, durante y después» y, como bien refieren los investigadores del INIDEP si bien «existe innumerable bibliografía, no es aplicable directamente a nuestros recursos». Aunque el Sr. Lobbosco, entienda, vaya a saber con que conocimiento académico, que estas acciones «afectan de forma diferente según la especie” (sic) (¿?).

También que la Intervención no haya elaborado un informe relativo al daño ecológico que producen las capturas ilegales en el mar argentino por parte de buques extranjeros y, sugerido al Poder Ejecutivo Nacional, las medidas técnicas necesarias para erradicar estas extracciones ilegales de buques españoles, chinos, coreanos etc. con o sin licencia británica. Tal es el desorden, que, en el caso de los cuatro stocks de calamar, del mar argentino, el más importante el del Sur, que los investigadores del INIDEP sostienen que «es el que se comparte con Malvinas (con los británicos en la ZEE Argentina) y, para manejarlo, se necesitan saber todas las capturas. No puede haber un manejo exitoso si desconocemos cuánto se pesca; mucho más cuando afuera se está pescando más que adentro. Si acá hay 70 barcos, afuera hay 300, entonces, todo está muy desbalanceado».
Por otra parte, cuando varios asesores, en esa misma reunión, le preguntaron al Interventor, cuál proyecto de renovación de la flota le parecía más adecuado, en atención a que alguno preveía otorgar cuotas de pesca como incentivo, respondió, que «esos temas, al igual que la sobreexplotación de los recursos no le atañen al INIDEP sino a la subsecretaría», desconociendo, que el Rendimiento Máximo Sostenible de las Capturas le corresponde al Instituto a su cargo, al igual que la determinación anual de especies excedentarias y otras cuestiones relativas a la disposición de los recursos; por cierto, opiniones que fueron contradichas por la Directora Nacional de Investigaciones del INIDEP, que al respecto dijo: «Nosotros elevamos todas las recomendaciones a la autoridad de aplicación y, esta es la que concede las cuotas a la flota, es decir que esta está limitada por la cifra que el INIDEP recomienda. Nosotros somos los responsables de decir: se puede pescar esto».

Al tiempo que dejaba claro el propio Lobbosco, que menos del 20% de los buques pesqueros llevan observadores y aceptaba en silencio que «estamos frente a una reducción de personal; un día de barco sale diez mil dólares, con lo cual, imagínense (los asesores de los Senadores) que a veces no se cuenta con los recursos como para hacer las campañas de todos los recursos y de todos los datos que se necesitarían».

Pero lo alucinante estaba por llegar, el Asesor del Senado disparó la pregunta clave (a modo de anzuelo) sobre el calamar Illex argentinus, el que da sustento a los británicos en Malvinas:
 
“…(transcripción oficial del Senado)
 
-ASESOR: ¿Para el manejo adecuado del calamar estiman necesario un 40% de escape de las capturas para asegurar que la próxima generación de también se exitosa, no es así?
-INVESTIGADOR: SI.
-ASESOR: Pero hablaste también de 300 buques que están pescando afuera, de otra nacionalidad, ¿ese 40% por ciento se escapa también?
-INVESTIGADOR: NO, el 40% de nosotros. Nosotros indicamos: «corresponde cerrar la pesquería porque detectamos que ya estamos en el 40 por ciento de escape. ¿Quién cierra la pesquería? La Argentina»
-LOBBOSCO: Claro.
-INVESTIGADOR: Afuera los 300 siguen pescando. Esta es una pesquería totalmente desregulada. Nada de lo que podamos hacer nosotros acá… Y para el recurso es totalmente negativo, por supuesto.
-LOBBOSCO: Siguen pescando…                                                 …”
 
Un aire de asombro y desolación envolvió a los presentes.             
 
En esta situación, el Sr. Interventor del INIDEP Almirante Marcelo Lobbosco sigue colaborando para que los británicos puedan asegurarse la llegada del Calamar a Malvinas y el sostenimiento de los usurpadores ingleses».

* El Dr. César Augusto Lerena, ex Secretario de Estado, experto en Atlántico Sur y Pesca, y actualmente asesor en el Senado de la Nación, ha publicado otras veces en AgendAR -por ejemplo, aquí y aquí– sobre temas de su especialidad. Ahora nos ha hecho llegar una grave denuncia, que debe ser esclarecida.

** Tomado de AGENDAR, https://agendarweb.com.ar/2019/07/12/cesar-lerena-denuncia-un-instituto-oficial-colabora-con-los-ingleses-en-malvinas/

EL COLLAR DE PERLAS BRITÁNICO EN EL ATLÁNTICO SUR. UNA AMENAZA A LA SEGURIDAD REGIONAL.

Marcelo Javier de los Reyes*

 Foto: Histamar

Introducción

El actual escenario internacional nos muestra varios puntos en los que se producen fuertes tensiones, como en Siria, Iraq, la región Afganistán-Pakistán, Ucrania, Mar de China, norte de África, pero se observa que el centro de gravedad de la confrontación en el Golfo Pérsico —nodo relevante para el control del flujo petrolero internacional— se trasladó al océano Índico.

La expansión de China a través del Índico se ha consolidado a través de la construcción de lo que se ha denominado “el collar de perlas”, una serie de bases y puertos militares y de inteligencia que le aseguran la provisión de las materias primas necesarias y rutas seguras para continuar su desarrollo económico, principalmente el abastecimiento de petróleo.

Frente a ello, las potencias occidentales y la India han hecho lo propio y asumen una posición crítica respecto a ese pretendido dominio del Índico por parte de China.

Sin embargo, el Atlántico Sur es el espacio en el que se estableció el “collar de perlas británico”, un remanente del imperialismo británico que encierra una amenaza latente para los países del litoral atlántico meridional, que alcanzaría una gravedad mayor si estallara un conflicto en el Índico. La presencia británica en el Atlántico Sur representa la presencia de un bloque ajeno a esta región: la OTAN.

Intereses en juego

Durante la visita que el 16 de mayo de 2015 realizó a China, el Secretario de Estado estadounidense, John Kerry, manifestó la posición crítica de su gobierno con referencia a las disputas territoriales en el mar de China Meridional y a la política de Beijing al respecto. A través de Kerry, la Casa Blanca expresó su preocupación respecto al “ritmo y el alcance de la reclamación territorial de China” en ese espacio oceánico e instó al gobierno de Beijing a emprender acciones que reduzcan las tensiones y permitan alcanzar soluciones diplomáticas” al conflicto. Los intereses de China chocan con los de Brunei, Filipinas, Indonesia, Japón, Malasia, Taiwán y Vietnam, países que comparten pretensiones territoriales en algunos archipiélagos en disputa: Paracel/Xinsha, Diaoyu/Senkaku, Natuna y Spratly/Nansha.

Por su parte, el Ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, reafirmó la posición de su país y manifestó que su país no dará marcha atrás a su proyecto de construir islas artificiales en la zona marítima en disputa porque “entra dentro de la soberanía china”[1].

Estados Unidos, siempre aludiendo a sus intereses —que incluyen su asociación estratégica con Filipinas y su apoyo a Taiwán—, ha internacionalizado un conflicto regional. Cabe mencionar que en enero de 2015 la India se unió a Estados Unidos en su “Visión Estratégica Conjunta para la Región de Asia-Pacífico y el Océano Índico”.

China está incrementando su presencia naval en el Índico y como parte de su estrategia ha desarrollado lo que se denomina el “collar de perlas”, el establecimiento de puertos que garantizan su abastecimiento de petróleo y su comercio internacional: Hong Kong, que posee el tercer centro financiero del mundo, un puerto y una terminal petrolera; Sanya, en la isla Hainan de China, con una base aérea y una base de submarinos nucleares, en cavernas bajo las rocas, protegidos de la detección de los satélites espías[2]; isla Woody (islas Paracel, reclamadas por China, Vietnam y Taiwán), en donde hay un puerto y una base aérea y se desarrollan proyectos turísticos; Islas Spratly (reclamadas por Brunei, China, Filipinas, Malasia, Taiwán y Vietnam, en las que se realizan prospecciones gasíferas y petroleras, además de exploraciones submarinas; Sihanouville (Campong Som) y Ream (Camboya), donde se realiza la ampliación de puertos, acceso naval; el istmo de Kra (Tailandia), proyecto de corredor estratégico (autopista, ferrocarril, oleoducto, canal marítimo); islas Coco, en el mar de Andamán, territorio de Myanmar desde finales del siglo XIX pero que ha cobrado especial relevancia geopolítica desde la década de los noventa con la supuesta presencia militar china en dichas islas; Kyaoukyu, también perteneciente a Myanmar, con un puerto, una terminal petrolera y un proyecto de corredor estratégico para China, que incluye un oleoducto, ferrocarril y carretera; Chittagong, perteneciente a Bangladesh, donde China colaboró en desarrollar el mayor puerto de ese país a cambio de emplazar una amplia estructura para el transporte de contenedores; Hambantota, en Ceilán, donde el gobierno chino invirtió millones de dólares en la construcción de un puerto próximo a la costa de la India a cambio de ayuda para liberar a Sri Lanka del terrorismo tamil; Marao, en las islas Maldivas, en donde se realizan exploraciones marinas y se proyecta la construcción de una base militar; Gwadar, Pakistán, área en la que China construyó un puerto a sólo 180 millas náuticas del estrecho de Ormuz y que motivó una protesta por parte de la India; un puerto en Sudán del Norte, con una terminal petrolera, un corredor estratégico que incluye un oleoducto y una base de inteligencia; Sittwe, en Myanmar, donde China construye un oleoducto que transportará petróleo de Sittwe a Kunming, capital de la provincia china de Yunnan, y que constituye otro punto del conflicto potencial entre China e India. Por otro lado, en junio de 2011 China National Petroleum Corporation —la compañía petrolera más grande de China— inició sus operaciones en el campo petrolífero de Al-Ahdab en Iraq, la mayor explotación de China en Medio Oriente[3].

El almirante estadounidense Alfred Thayer Mahan (1840-1914) expresó que “quien domina el mar, domina el mundo” y se le atribuye, asimismo, haber enunciado: “quien controle el océano Índico controla Asia. Este océano es la llave de siete mares en el siglo XXI. El destino del mundo se decidirá en esta agua”. En su estrategia no incluía las posesiones que Estados Unidos obtuvo luego de provocar la guerra hispano-estadounidense (Guam, Filipinas, Cuba, o Puerto Rico) sino el control de la zona de un canal transoceánico y el arriendo de, al menos, un buen puerto en América Central o América del Sur.

En principio, debe reconocerse el alto valor geopolítico de la visión de Mahan, sobre todo en el presente contexto que la muestra como una profecía autocumplida. La proyección de China sobre el mar, la apertura de enclaves en el Índico, su expansión sobre África y América se corresponde a una actitud imperialista dispuesta a rivalizar con el imperialismo de Estados Unidos y disputarle su hegemonía en determinadas regiones.

Tanto la India como las potencias occidentales se han ocupado de establecer sus propios collares de perlas en el Índico, como por ejemplo la base Diego García, Camp Lemonnier en Yibutí, el despliegue de la operación “Atalanta” de la Unión Europea con la intención de enfrentar el terrorismo y la piratería en el golfo de Adén, la isla Mayotte de Francia controlando el canal de Mozambique, Reunión —también de Francia— y tantas otras.

La teoría del poder marítimo de Mahan se basó en el despliegue del Reino Unido que, por entonces, tenía bajo su control las importantes vías marítimas entre Europa, Asia y África y las rutas comerciales de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico. En el esquema de Mahan era relevante la construcción de un canal en el Istmo de Panamá para unir el Atlántico con el Pacífico. En un momento en el que la injerencia es normal, bien vale recordar que luego de haber generado un conflicto en territorio colombiano, en mayo de 1901, los Estados Unidos y el Reino Unido firmaron el tratado Hay-Pauncefote por el que se desconoció la soberanía de Colombia en el istmo y se otorgó el estatus de “zona de importancia internacional”.

El avance de los Estados Unidos y la puja con China por el control del Pacífico pone en evidencia que el gobierno estadounidense está dispuesto a recuperar su rol hegemónico en la región del Pacífico, para lo cual deberá apartar a las naciones asiáticas que integran los BRICS[4] [5]. Para ello también cuenta con una herramienta geopolítica que le proporcionó el Congreso al aprobar la ley para la creación del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), la que le brinda poderes especiales para negociar con mayor libertad tratados comerciales internacionales sin que el Senado pueda enmendar detalles o utilizar minorías de bloqueo.

El “collar de perlas británico”

La ristra de bases británicas funcionales a la OTAN en el Atlántico Sur es una continuidad de las que están establecidas en el hemisferio norte, como el peñón de Gibraltar (España), las islas portuguesas de las Azores y las propias colonias del Reino Unido, Francia y los Países Bajos en el Caribe y las Antillas. Debe recordarse que estas potencias integran la OTAN.

Entre África y América del Sur existe una serie de bases que, de alguna manera, pareciera que —obviamente de forma figurada— cortan los “puentes” que podrían establecerse entre ambos continentes.

De norte a sur se encuentran Ascensión, Santa Helena, Tristán da Cunha y en el Atlántico Occidental la ocupación ejercida sobre las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, reclamadas por la República Argentina.

Ascensión, con una superficie de 91 kms2, es un territorio británico de ultramar que forma una dependencia junto con Santa Helena y Tristán da Cunha, gobernado desde Santa Helena, donde reside el gobernador.

A pesar de que los portugueses descubrieron la isla en su camino hacia la India, nunca la ocuparon en forma efectiva. Cuando Napoleón Bonaparte fue derrotado definitivamente tras su aventura de los “cien días”, en 1815, fue capturado por las tropas británicas y enviado confinado a la isla de Santa Helena, en donde falleció en 1821. Durante su cautiverio, el gobierno británico consideró que la deshabitada isla de Ascensión podría ser usada como una base en un intento para rescatarlo por lo que decidió su ocupación efectiva en octubre de 1815[6].

En 1939 fue establecida una estación de radio HF/DF para cubrir las rutas comerciales. Cuando Estados Unidos declaró la guerra al Eje, durante la Segunda Guerra Mundial, construyó una pista de aterrizaje y en 1942 aterrizó el primer avión. En 1943, en acuerdo con el gobierno británico, fue construido el primer aeródromo que fue abandonado al concluir la guerra. En 1956 Estados Unidos volvió a otorgarle valor estratégico a la isla por lo que procedió a reabrir el aeródromo en 1957. En 1960 —en plena Guerra Fría— la pista fue alargada y ensanchada para posibilitar la operación de aviones de gran porte. En 1967 la NASA estableció instalaciones para seguimiento de satélites en Cat Hill, al sur de Georgetown, sede del administrador de Ascensión, dependiente del gobernador de Santa Helena.

En 1982, como consecuencia del Conflicto del Atlántico Sur, la Royal Air Force centró sus operaciones militares y luego continuó siendo utilizada como escala para los vuelos con destino a las islas Malvinas.

En la actualidad la base presta servicios a las fuerzas aéreas estadounidense y británica. Posee una pista de asfalto de 3.054 metros de longitud.

En 1990 fue cerrado el puesto de observación de la NASA pero se inició la construcción de otra estación de observatorio para el cohete espacial Ariane en el marco de los proyectos de la Agencia Espacial Europea[7].

Los residentes de la isla Ascensión imputan al gobierno británico la intención de forzarlos a abandonar la isla para, supuestamente, establecer allí nuevos objetivos militares de Estados Unidos. Los habitantes locales se quejan de que las empresas que ejecutan servicios militares y civiles en la isla están remplazando gradualmente a las familias nativas con trabajadores contratados de fuera. Se observa que en los últimos años se ha reducido casi en una cuarta parte la población nativa de la isla[8].

Las revelaciones del analista estadounidense Edward Snowden dejaron al descubierto que desde Ascensión, ubicada a 2.500 kilómetros de Recife, Brasil, se espiaban las conversaciones telefónicas, intercambio de correos electrónicos y mensajes en las redes sociales. Los técnicos de la NSA, una de las agencias de inteligencia de Estados Unidos, espiaban las conversaciones de la presidente Dilma Rousseff y de algunos de sus ministros más cercanos. La estación de interceptación de señales (SIGINT) forma parte de los Five Eyes —la alianza de espionaje electrónico integrada por los cinco países anglófonos, Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Canadá y Nueva Zelanda— o red Echelon y es utilizada para monitorear en tiempo real todas las comunicaciones de la región, particularmente las de Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia y Venezuela. Su capacidad le permite capturar, aproximadamente, dos millones de mensajes por hora[9].

Las antenas de Ascensión consiguen captar los mensajes inmediatamente después de ser producidos, antes incluso que lleguen a los satélites para ser distribuidos[10]. En la isla también se encuentra un equipo del servicio de inteligencia criptológica británica (GCHQ), estaciones de monitoreo de pruebas nucleares y una de las dos estaciones de la emisora de radio The Counting Station, llamada “Cynthia”, por la cual la CIA se comunica con sus agentes secretos dispersos por América del Sur y África[11]. La “E05 Cynthia”, “CynthIA”, habría iniciado sus operaciones en 2003[12].

La isla Santa Helena, con una superficie de 121 kms2, fue descubierta en 1502 por João da Nova, navegante gallego al servicio del rey de Portugal, quien regresaba de un viaje desde la India y llamó así a la isla por Helena de Constantinopla, emperatriz romana y, posteriormente, proclamada como santa de las Iglesias católica y ortodoxa. En 1588 llegó el primer inglés, Thomas Cavendish, al que le siguieron, en 1593, el capitán Abraham Kendall y en 1593 sir James Lancaster, quien regresó en 1603 en su primer viaje para la Compañía Británica de las Indias Orientales. En 1645 desembarcaron los holandeses pero en 1651 la isla fue transferida a la mencionada compañía que estableció un destacamento y, en 1658, construyó un fuerte al que llamó Jamestown en honor al duque de York, Jaime II. En 1673 los holandeses tomaron posesión de la isla pero pocos meses después fueron expulsados. En 1810 la compañía trasladó ciudadanos chinos desde Cantón y, como ya se ha mencionado ut supra, entre 1815 y 1821 fue confinado Napoleón. Durante la guerra contra los Boers, los británicos enviaron a Santa Helena a algunos prisioneros, entre ellos al general Piet Cronje, quien permaneció allí entre 1900 y 1902.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Santa Helena fue utilizada como base para las patrullas que perseguían a los submarinos alemanes.

La isla se encuentra situada a 2.800 kilómetros de la costa de Angola, en África, a 5.500 kilómetros al noroeste de Buenos Aires y a 6.134 km de Puerto Argentino, islas Malvinas. En noviembre de 2011 se firmó el contrato por el que el gobierno del primer ministro David Cameron emprendió la construcción de un aeropuerto que será la alternativa de Londres frente a los vuelos que parten desde Punta Arenas, Chile, hacia las islas Malvinas[13]. El costo de la obra se estimó en US$ 314,6 millones y estaría a cargo del gobierno británico. Tras el anuncio de la firma del contrato, medios estadounidenses mencionaban la posibilidad de establecer un puente aéreo Santa Helena – Malvinas, cuyo vuelo demandaría 07:40 hs. La construcción le fue adjudicada a la empresa sudafricana de ingeniería Basil Read, la que luego administrará y operará la terminal aérea[14]. La pista tendrá unos 2.250 metros de longitud, lo que permitirá el aterrizaje de aviones Airbus A320 y Boeing 737-800, con capacidad de hasta 200 pasajeros cada uno.

Si bien las estimaciones preliminares aseguraban que el aeropuerto estaría finalizado para 2015, ahora se calcula que será inaugurado en 2016. Al presente el único vínculo de Santa Helena con cualquier continente es con África del Sur, a través de una conexión por barco que se realiza mensualmente. En julio de 2015 la empresa británica Flight Calibration Services Ltd., junto con Thales, la empresa responsable del equipamiento del aeropuerto, realizarán un primer vuelo para comprobar los equipos de navegabilidad y complementos que se están terminando de instalar en el aeropuerto[15].

Actualmente Santa Helena cuenta con una población de 6.500 habitantes y recibe anualmente un presupuesto cercano a US$ 30 millones por parte del gobierno de Londres.

Tristán da Cunha lleva el nombre del navegante portugués que la descubrió en 1506. Al igual que Ascensión, el gobierno británico decidió ocuparla para evitar que se utilizara de base para una operación de rescate de Napoleón.

Es un archipiélago situado a 3.360 kilómetros de América del Sur y a 2.820 kilómetros de África del Sur. El territorio habitado más cercano es Santa Helena, a 2.161 km al norte. Tiene una superficie de 207 kms2 y una población de 302 habitantes, lo que hace que existan solamente ocho apellidos en el archipiélago debido a la endogamia. En su isla principal, Tristán da Cunha, se encuentra el pico más alto del Atlántico Sur, el Queen Mary, un volcán de 2.062 metros de altura, cubierto por la nieve durante el invierno.

A Tristán da Cunha primero llegó internet y luego la televisión, en 2001. No posee ningún aeródromo y su contacto exterior se limita a la llegada anual de un buque que abastece a la población de productos, como medicinas, libros, videos, revistas y correo. Es el lugar habitado más remoto y alejado de cualquier otro lugar habitado del planeta.

Las islas Malvinas (Falklands para los ocupantes británicos) fueron descubiertas en 1520 por Esteban Gómez, tripulante de la nave San Antonio, uno de los barcos de la expedición de Magallanes, y pertenecieron a España por la delimitación de tierras establecida por la bula menor Inter caetera, otorgada por el papa Alejandro VI en 1493 en favor de Fernando e Isabel, reyes de Aragón y Castilla.

Con posterioridad, navegantes de diversas potencias desembarcaron en las islas. En 1690 el capitán de la marina británica John Strong navegó por el estrecho de San Carlos, que separa a las islas mayores, y lo llamó estrecho de Falkland en memoria de sir Lucius Cary, segundo vizconde de Falkland[16].

En 1764 se procedió a una ocupación francesa por parte de Luis de Bougainville, quien fundó el puerto de San Luis en la isla oriental. Como estos franceses procedían del puerto francés de Saint Maló, denominaron a las islas Malouines, del que se tomó el nombre de “Malvinas”.

En 1770 fueron ocupadas por británicos, quienes debieron abandonarlas ante el reclamo diplomático de la corona de España, la que, en adelante, fijó su dependencia de la gobernación de Buenos Aires. Entre 1774 y 1810 España designó a sucesivos gobernadores hasta que, con la independencia de las Provincias Unidas, Buenos Aires envió la fragata La Heroína en 1820 para una posesión definitiva de las islas. En 1825 el Reino Unido reconoció la independencia argentina y no formuló ningún reclamo sobre las islas Malvinas. En 1829 el gobierno de Buenos Aires nombró gobernador a Luis Vernet, quien en 1828 había recibido una concesión para formar una colonia.

El 31 de diciembre de 1831 se produjo el ataque del buque de guerra estadounidense USS Lexington a Puerto Soledad. Su capitán, Silas Duncan, junto a su tripulación, desembarcaron en el establecimiento de Puerto Soledad y procedieron a la destrucción de la colonia fundada por Luis Vernet.

En 1833 una fuerza expedicionaria británica a bordo de la corbeta HMS Clio invadió las Malvinas y expulsó a las autoridades argentinas. Desde entonces, la Argentina no ha dejado nunca de reclamar su soberanía sobre el archipiélago.

Durante la Primera Guerra Mundial la flota alemana del Pacífico del vicealmirante Maximilian Graf von Spee, tras la batalla de Coronel, se dirigió hacia el Atlántico y se aproximó a las islas Malvinas, donde fue avistada por los británicos, quienes enviaron a una fuerza naval para enfrentarla. La victoria fue para los británicos y en esa batalla del Atlántico Sur von Spee murió combatiendo junto a sus hijos, los tenientes Otto Ferdinand y Heinrich Franz[17].

A raíz de un incidente que se produjo en Grytviken, en las islas Georgias del Sur, el gobierno militar argentino procedió a la recuperación por la fuerza de las Malvinas el 2 de abril de 1982. Las Fuerzas Armadas ocuparon pacíficamente las islas y desalojaron al gobernador británico, estableciendo una gobernación militar argentina y cambiando el nombre de la capital de Puerto Stanley por el de Puerto Argentino. El gobierno británico envió una fuerza de tareas dando origen a un conflicto armado que concluyó el 10 de junio del mismo año con una nueva ocupación británica de las islas.

Desde 1982, los británicos realizaron fuertes inversiones en materia de defensa, otorgándole al espacio marítimo circundante a las islas una relevancia que no había tenido hasta ese momento. Hasta 2007, sin contar los gastos correspondientes al esfuerzo de guerra, las inversiones en materia de defensa fueron de, aproximadamente, US$ 5.000 millones. Parte de ese monto (US$ 500 millones en 1986) estuvo destinado a la construcción del complejo militar Mount Pleasant Complex (MPC) —conocido asimismo como RAF Mount Pleasant o como Mount Pleasant Airport (MPA)—, en el que se estableció un aeródromo con capacidad para operar diurna y nocturnamente bajo cualquier condición meteorológica, siguiendo las normativas implementadas por la OTAN para sus bases militares[18].

El complejo comprende residencia para los militares destinados en esa base e instalaciones con capacidad para alojar hasta 4.000 efectivos. MPC está localizado a casi 50 kilómetros al sudoeste de Puerto Argentino (Stanley para los británicos), capital de las Malvinas. Cuenta con dos pistas de asfalto de 2.590 y 1.525 metros, áreas para la práctica de diversas actividades deportivas, peluquería, un centro médico, un centro educacional, un café y una tienda[19]. En proximidades del complejo se construyó Mare Harbour, base naval de aguas profundas, en la que pueden atracar y ser atendidas varias naves en forma simultánea[20].

Los británicos han desplegado en las islas una flotilla de aviones Eurofighter Typhoon, una pequeña flota de helicópteros Sea King, al menos un buque de la Royal Navy y se cuenta con información de que se ha destinado un submarino a propulsión nuclear con capacidad para transportar armamento nuclear.

El sistema de comunicaciones instalado asegura la comunicación, mediante la isla Ascensión, con el Reino Unido. La red de radio enlace del sistema TRIFFID, conformado por dieciocho estaciones repetidoras, diseñada en anillo, permite integrar las principales islas del archipiélago[21]. El 22 de octubre de 2010, los británicos iniciaron la instalación, en Prado del Ganso, Islas Malvinas, de un radar HF, con el apoyo del British Antarctic Survey y la Universidad de Leicester, el que habría comenzado a operar a partir del 10 de diciembre de ese año. El parque de antenas que conforma este sistema está constituido por dieciséis mástiles de quince metros de alto. Existen cinco radares de este tipo instalados en la Antártida e islas subantárticas. Integra la red mundial de radares de alta frecuencia (HF), conocida como Super Dual Auroral Radar Netwok (SuperDARN), constituida por veintiocho estaciones emisoras / receptoras de ondas en las frecuencias mencionadas, cuya finalidad sería el estudio científico de la alta atmósfera en las regiones polares[22]. Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Japón, Canadá, África del Sur, Australia y Nueva Zelanda poseen estas estaciones[23]. Militarmente, este sistema está siendo utilizado para ejecutar tareas de vigilancia, reconocimiento y control marítimo y aéreo de una amplia zona del Atlántico Sur y América dek Sur, complementando la red de alerta temprana que el Reino Unido ha desplegado en las Malvinas[24].

En marzo de 2015 la prensa sensacionalista británica ha informado que, ante el temor de un ataque por parte de la Argentina con el abastecimiento militar de Rusia, el Ministerio de Defensa británico decidió reforzar la defensa de las islas. El ministro de esa cartera, Michael Fallon, informó que invertirá unos US$ 270 millones “para la protección de los isleños ante cualquier amenaza que pueda surgir de Argentina”.

Es importante destacar que, a partir de este acondicionamiento en términos de defensa, los británicos han dado la posibilidad de que fuerzas de la OTAN concurran a las Malvinas para realizar entrenamiento en un escenario de zona fría.

Consideraciones finales

El despliegue de posesiones y bases militares británicas en el Atlántico Sur, con sus vinculaciones con la parte septentrional del mismo océano, obedece a la relevancia geopolítica que tanto el Reino Unido como la OTAN le otorgan a este espacio. A través del “collar de perlas británico” se ejerce una estricta vigilancia económica y militar no sólo sobre el espacio marítimo sino también sobre la parte continental del hemisferio sur, habida cuenta del control que desde estos territorios de ultramar se ejerce sobre las comunicaciones de nuestros países.

Estas islas permiten no sólo el control de las riquezas oceánicas —petróleo, gas, pesca y, particularmente en la plataforma epicontinental argentina, nódulos polimetálicos compuestos de magnesio y manganeso, hierro, níquel, cobalto, silicio ferroso, cromo y potenciales yacimientos minerales incluso de oro y de diamantes— sino también el de dos relevantes pasos bioceánicos, Pacífico y Atlántico y Atlántico e Índico. Este último es sumamente importante porque por allí transita buena parte del transporte de petróleo proveniente del Golfo Pérsico.

Como ya se ha destacado, las tensiones en el Índico y en el Mar de China podrían derivar en un conflicto que podría extenderse al Atlántico Sur o, al menos, favorecer una fuerte militarización de la OTAN en ese espacio marítimo. Asimismo debe considerarse que una escalada del conflicto Rusia – OTAN podría afectar al Atlántico meridional.

En la cumbre de la alianza atlántica de Cardiff, Gales, que tuvo lugar a comienzos de septiembre de 2014, los responsables de la misma contemplaron que en caso de que se produzca una crisis “en las fronteras exteriores de la OTAN” podrá ser movilizada una fuerza de acción rápida en un término de pocos días. La mención de las “fronteras exteriores” podría estar contemplando al conflicto de Ucrania pero también podría estar considerado a todo lo que esté más allá del espacio que fundacionalmente había determinado esa alianza militar. Cabe destacar que la Unión Europea incluyó en la misma a los territorios de ultramar, conteniendo asimismo a los que están sometidos en función de una relación colonialista.

Para la OTAN su preocupación es lo que sus miembros denominan “el expansionismo ruso”. Para los países africanos y americanos del litoral atlántico, que en numerosas oportunidades se manifestaron en contra de la militarización y la presencia de armas de destrucción masiva en el Atlántico Sur, la amenaza es la expansión de la OTAN y el traslado de un conflicto ajeno a la región.

Esto debe ser tenido en cuenta atento a que en la cumbre de Cardiff se habló de una “reorientación de la OTAN” que “va mucho más allá de la crisis entre Ucrania y Rusia”. Entre los miembros de la alianza “existe consenso acerca de que la OTAN no puede volver a ser solo una alianza de defensa puramente euroatlántica, sino que no puede perder de vista crisis y conflictos fuera de Europa y cuestiones de seguridad cooperativa”[25]. Si bien parece no estar claro su rol a futuro lo que si se percibe claramente es la intención de asumir un protagonismo en cuestiones de seguridad global y, de hecho, ya ha dado claras muestras de ello. Las catástrofes humanitarias y los Estados que se desintegran son y serán un pretexto para su intervención.

Ante un conflicto de alcance global, el Atlántico Sur no estará exento de convertirse en un teatro de operaciones militares. El “collar de perlas británico” es una amenaza para la seguridad regional en tanto se han instalado bases militares que, llegado el caso, estarán al servicio de la OTAN.

En tal sentido y como forma preventiva, los países con mayor capacidad militar de la región, Brasil, África del Sur, Argentina y Uruguay, deberían asumir la responsabilidad de controlar el Atlántico Sur para mantenerlo fuera de las ambiciones de potencias extra regionales. De lo contrario, la presencia de la OTAN se incrementará y el conflicto se les impondrá a como dé lugar.

 

Referencias.

[1] Alma López Figueiras. “Washington y Pekín dejan claras sus discrepancias en las disputas del mar de China Meridional”. El Mundo (España), 16/05/2015, <http://www.elmundo.es/internacional/2015/05/16/5557431f22601dc7708b4576.html>, [consulta: 20/06/2015].

[2] Hans M. Kristensen. “New Chinese SSBN Deploys to Hainan Island”. En: Federation of American Scientists (FAS), 24/04/2008, <http://fas.org/blogs/security/2008/04/new-chinese-ssbn-deploys-to-hainan-island-naval-base/>, [consulta: 26/04/2008].

[3] Edward Wongjune. “China Opens Oil Field in Iraq”. En: The New York Times, 28/06/2011, <http://www.nytimes.com/2011/06/29/world/asia/29chinairaq.html?_r=0>, [consulta: 19/06/2015].

[4] “EE.UU. desea «expulsar» a Rusia, China y la India de Asia”. En: RT, 28/06/2015, <http://actualidad.rt.com/actualidad/178778-eeuu-expulsar-rusia-china-india-brics-asia-ttp>, [consulta: 28/06/2015].

[5] Автор Агата Бестужева. “США хотят ‘выгнать’ Россию, Индию и Китай из Азии”. En: RIA Novosti (РИА Новости), 27/06/2015, <http://ria.ru/radio_brief/20150627/1090764769.html>, [consulta: 28/06/2015].

[6] “Ascension”. En: Misterra Magazine, <http://www.mysterra.org/webmag/ascension-island/history.html>, [consulta: 25/06/2015].

[7] Ídem.

[8] “La isla Ascensión, ¿punto de apoyo de la expansión imperialista de EE.UU.?”. En: RT, 13/09/2013, <http://actualidad.rt.com/actualidad/view/105586-isla-ascension-expansion-imperialista-eeuu>, [consulta: 18/06/2015].

[9] Claudio Dantas Sequeira y Josie Jeronimo “Como eles espionam”. En: Istoé, n° de edición 2286, 06/09/2013, <http://www.istoe.com.br/reportagens/323087_COMO+ELES+ESPIONAM>, [consulta: 12/04/2014].

[10] Ídem.

[11] Ídem.

[12] “E05 Cynthia – CIA Numbers Station”. En: Numbers Station. Research and Information Center, <http://www.numbers-stations.com/E05>, [consulta: 12/04/2014].

[13] “Un aeropuerto en la mitad del Atlántico sería la conexión británica a Malvinas”. En: La Nación, 29/01/2012, <http://www.lanacion.com.ar/1444373-un-aeropuerto-en-la-mitad-del-atlantico-seria-la-conexion-britanica-a-malvinas>, [consulta: 20/06/2015].

[14] “St. Helena airport a key Falklands link”. En: United Press International, 07/11/2011, <http://www.upi.com/Business_News/Security-Industry/2011/11/07/St-Helena-airport-a-key-Falklands-link/UPI-78911320686806/>, [consulta: 20/06/2015].

[15] “Aeropuerto en St Helena a inaugurarse en 2016”. En: Mercopress, 10/03/2015, <http://es.mercopress.com/2015/03/10/aeropuerto-en-st-Helena-a-inaugurarse-en-2016>, [11/03/2015].

[16] Adriana Patricia Galván. “Títulos argentinos y los alegados títulos británicos”. En: Gustavo Barbarán. La cuestión de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur. Salta: Universidad Católica de Salta, 2015, p. 55 y ss.

[17] Marcelo Javier de los Reyes. “O Atlântico Sul: seu pasado recente, cooperação e perspectivas de potenciais conflitos”. En: Jonuel Gonçalves (organizador), Atlântico Sul XXI. África Austral e América do Sul na virada do milênio. São Paulo: UNESP, 2009, p. 17.

[18] Marcelo Javier de los Reyes. “Las islas Malvinas y el Atlántico Sur. Configuraciones estratégicas y económicas”. En: Revista Militar, Nº 791 (edición especial), 2012, Buenos Aires, Editorial Grl. Alberto Capdevila, Círculo Militar, p. 74-83.

[19] Ídem.

[20] Ídem.

[21] “Despliegue militar británico en el Atlántico Sur”. Web oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, República Argentina, 10/02/2012, <http://www.mrec.gob.ar/node/34957>, [consulta: 18/02/2014].

[22] Ídem.

[23] Ídem.

[24] Ídem.

[25] Karl-Heinz Kamp. “La OTAN ante nuevos desafíos”. En: Magazin Deutschland, 3/2004, p. 14-15.

* Licenciado en Historia graduado en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Presidente del Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo (CEID).Profesor de Inteligencia en la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de la Plata, jreyes1@ceid.edu.ar

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