GUAYANA ESEQUIBA: CONTESTACIÓN (DEFENSA) Y RECONVENCIÓN (ATAQUE)

Abraham Gómez R.*

Había tardado demasiado el gobierno guyanés en iniciar una descomunal campaña en los medios, cuyo contenido apunta a manipular la posible decisión que tomaría Venezuela en cuanto a invocar la no comparecencia ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), para el 08 de marzo del próximo año, o definitivamente hacernos parte del juicio en la demanda que de modo unilateral interpuso la excolonia británica en contra nuestra.

En casi todos los medios audiovisuales de Guyana ha aflorado, en los últimos meses, una sibilina y machacona campaña de (des)información, cuyo contenido apunta a hacerle creer a la población que habita en la Zona en Reclamación que Venezuela no posee los recursos argumentativos probatorios de nuestra contención y que, por tales motivos, le estamos rehuyendo al arreglo judicial, como expedita alternativa que ellos presentaron en la Corte.

El torcido bloque informativo —divulgado  mañana, tarde y noche— que difunden los coagentes guyaneses deja entrever, con malévola sospecha, que los venezolanos no contamos con los recursos históricos o jurídicos densos para desmontar el írrito y nulo Laudo Arbitral de París, del 03 de octubre de 1899; y que ellos, por el contrario, consideran a tal adefesio jurídico “suficientemente válido y oponible”, en el juicio que se lleva a cabo en La Haya; tanto que le atribuyen condición de cosa juzgada (res Judicata) con validez plena. Exactamente están practicando la añeja estrategia goebbeliana.

En ese mismo orden, sentido y propósito, estamos observando y analizando el despliegue inusitado en los canales internacionales; también en los diarios de mayor circulación —los de mucha credibilidad y prestigio y los más leídos en el mundo— la ilimitada propaganda que el gobierno guyanés “ha cancelado”, con la finalidad de darse un barniz favorable en torno al histórico caso del Esequibo. Tratan de diseñarse una matriz opinática acomodaticia.

No quedan dudas que toda la detestable parafernalia mediática, que estamos denunciando, recibe cuantioso financiamiento de las casi cincuenta compañías, de distintas procedencias; con lo cual pretenden resguardar sus intereses en la exploración, explotación y comercialización de los inmensos recursos de la Zona en controversia.

Debemos ser enfáticos en pronunciar con insistencia ante el mundo: no le estamos quitando las dos terceras partes del territorio de Guyana, como ellos “arguyen” en sus vocinglerías por los medios de comunicación a nivel internacional.

Nuestra nación ha sido la víctima, hace más de un siglo, del vil despojo perpetrado con mala fe y añagaza jurídica.

Nosotros tenemos enjundiosa documentación para demostrar que fue el Imperio Británico que nos usurpó y despojó, mediante las trampas y demás tratativas políticas-diplomáticas urdidas a finales del siglo XIX, de una séptima parte de la geografía venezolana; incluso tenían la aviesa intención de arrebatarnos hasta el Delta del Orinoco y una considerable parte del estado Bolívar.

El gobierno guyanés al enterarse de que todavía no se ha producido la determinación si vamos o no al juicio a la Corte han desatado un propagandismo con “descomunal ferocidad”, en dos vertientes: en Georgetown, con la utilización de la televisión a diestra y siniestra contra Venezuela; haciéndonos pasar como avaros en la reclamación, o imbéciles e ignorantes del Derecho Internacional Público. La otra burda estrategia ya la conocemos: vienen organizando sistemáticas visitas a la Guayana Esequiba del presidente Irfaan Ali, de ministros, miembros de las Fuerzas Armadas, empresarios, representantes de todas las organizaciones políticas e iglesias.

En el litigio que sostenemos, desde hace más de un siglo, contra el imperio inglés, primero, y luego con su causahabiente en este asunto la República Cooperativa de Guyana, las posibles alternativas de soluciones han derivado hacia aristas escabrosas.

Lo que hemos descrito, de manera somera, es lo que vergonzosamente ha emprendido Guyana.

Considerando lo antes planteado y frente a tales desmanes: ¿Qué debemos hacer nosotros para defendernos y atacar, para proyectar nuestras verdades sobre este asunto litigioso?

Primeramente, a riesgo de parecer tedioso, considero que —sin perder tiempo— debemos declararnos y dedicarnos  a trabajar tiempo completo, mediante la conformación de una comisión multidisciplinaria para la discusión, análisis,  investigaciones documentales, formular la narrativa de los hechos fundamentales; compendiar las alegaciones de derecho; hacer las precisas consultas públicas y privadas; en fin, todo cuanto haya que diligenciar para elaborar el Memorial de Contestación de la demanda, que deberíamos  consignar en la Corte, —si así lo autoriza el Jefe de Estado— repito,  para el día 08 de marzo del 2023 ¡…diríamos en buen venezolano, eso es mañana mismo…!

En tal Memorial de contestación ratificaremos el contenido parcial (artículo primero) del Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966, que ellos aceptaron (sin intimidación): el Laudo es nulo de e írrito; por tanto, sobre ese abominable documento no hay nada que discutir, no es oponible a nada; porque ha resultado insubsanable, históricamente.

La nulidad absoluta —ipso jure— en la citada sentencia arbitral se generó desde el mismo momento cuando se omitieron los requisitos necesarios para lograr su objetivo y se burlaron los procedimientos. También ocurrió cuando se nos colocó, en tanto parte interesada y concernida en una situación de indefensión, inclusive a partir del Tratado de Washington de 1897.

Como nuestra segunda estrategia —para poner las cosas en claro—, en simultáneo con la consignación de la Contestación, nos encontraríamos en la precisa (y mejor) ocasión para estructurar una contrademanda o Interponer acciones de Reconvención, por todo el daño que Guyana ha venido perpetrando a Venezuela.

La delegación venezolana que comparecería ante la Corte, en la fecha arriba señalada, tiene todo el derecho, en nombre de nuestro Estado para incoar una demanda o instaurar un juicio en paralelo contra quien nos ha demandado. Todo, relacionadamente, en el mismo proceso.

Siendo de esta manera, entonces, el Jurado sentenciador —conforme en pleno y justo derecho— debe admitir la solicitud reconvencional; porque existirá absoluta conexidad entre nuestras pretensiones en nueva litis reconvencional y las que ya han sido identificadas objeto de la demanda principal, introducida y ratificada por la contraparte.

El jurado sentenciador de la Corte Internacional de Justicia, que tramita en juicio el fondo de la controversia, pasará a conocer también —por economía procesal— nuestra causa petendi en reconvención (con solicitudes recientes, de signo diferente, ampliadas e irrebatibles) cuya finalidad procura concluir mediante una Resolución coherente, donde se haga justicia a nuestro país

 

* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV). Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba.

EL BOTÍN DEL BCRA 2021 PROVINCIA POR PROVINCIA

Iris Speroni*

El BCRA se quedó con US$ 39.252 mil millones que pertenecen a familias y empresas argentinas.

 

Todo aquél que se dedica a producir bienes de exportación sabe perfectamente que todo es cuesta arriba gracias al gobierno. Está en inferioridad de condiciones respecto a sus pares en Paraguay, Brasil, Uruguay o Perú. O algún país de África, Asia, Europa, Oceanía o el norte de América. De hecho, debemos ser el único país del mundo donde se le dificulta a sus ciudadanos exportar. Ya sea desarrollo de sistemas, teleteatros, novelas o cuentos cortos, canciones, productos agropecuarios, lingotes de aluminio o marcos de madera para puertas. 

Todo es difícil.

Las trabas más comunes son: a) derechos de exportación, b) alto costo del flete (es el doble del promedio mundial), c) trámites interminables, d) funcionarios de Aduana corruptos, e) dificultad para importar insumos, f) restricciones de cuotas, g) intermediación del BCRA que se queda con la mitad del valor del producto exportado.

Este tema lo traté en dos artículos: EL TAMAÑO DEL BOTÍN (donde analizo las exportaciones del primer semestre 2020) y ZANAHORIA (donde analizo 2020 año completo). Ahora miremos los números del 2021.

Los distintos rubros de las exportaciones

Quienes venden servicios, que fue un rubro importante décadas atrás, optaron por: o dejar de exportar, o hacerlo con sede en otros países. Durante décadas Argentina tuvo una potente industria editorial, grandes autores de historietas, dibujantes, teleteatros que se veían en toda América Hispana y más lejos aún, y periodistas que era codiciados en todo el mundo. Toda esa actividad muere con un dólar sobrevaluado. En los últimos años (SXXI) se había desarrollado un creciente producción de sistemas informáticos, fruto de décadas de inversión en educación en desarrollo de sistemas.

De todos estos servicios, el Estado pretende quedarse con la mitad de la facturación mediante el mecanismo de pagar el dólar a la mitad de su valor. Eso destruye una multitud de servicios que podríamos exportar y de tal manera dejarle un ingreso genuino y bien pago a miles de argentinos. Asesoría, auditorías de multinacionales en sucursales de habla hispana, periodismo, literatura, artes gráficas, televisión, patentes, sistemas, videojuegos. El listado es largo. Con la característica que quienes venden estos productos son todas personas de clase media y por lo general con alto nivel de educación.

Lo voy a hacer más gráfico. Si Quino viviera, el BCRA se quedaría con la mitad de los honorarios que le corresponderían por sus ventas a Italia, Francia, España y el resto de Hispanoamérica. Lo mismo ocurriría con las novelas de Fontanarrosa o con cualquier otro artista.

Ahora bien, toda esta gente vende servicios. Son intangibles. Se soluciona con poner una oficina de 16m2 en Montevideo y facturar desde ahí. Corre para cantantes de ópera que peregrinan por los teatros europeos o los actores que prueban suerte en España o los músicos que cantan en el Grammy.

Sin embargo, existe una multitud de productores que venden objetos tangibles. Los que producen algodón o leña en el Chaco, arroz o madera en Corrientes, porotos en Salta, vino y ajo en Mendoza o frambuesas o aluminio en Chubut. Tienen que facturar desde acá y pagar la parte del león al Banco Central de la República Argentina.

Donde más duele

Antes de dar los números de cuánto se apropió el BCRA en 2021, quiero hacer un par de comentarios.

La mayoría de las exportaciones (casi ⅔) son de productos agropecuarios. Dentro de las “agroexportaciones” hay productos sin procesar (una tonelada de cerezas) o elaborados como vino, aceite de oliva, madera y su industrialización, golosinas. 

El resto (no agro) es pesca, oro y otros minerales no ferrosos, aluminio, tubos sin costura, petróleo y derivados [1].

Todo ese universo totalizó en 2021 la bonita cifra de US$ 77.934 millones, un 42% más que el año anterior.

Esto despierta una serie de comentarios. El primero es que el superávit comercial superó los 15 mil millones de dólares. Es una payasada que los políticos se quejen de la escasez de dólares. Nos deberían sobrar dólares. Deberíamos estar como Brasil o Rusia, con incrementos sustantivos de nuestras reservas año a año, porque somos países intrínsecamente exportadores. El segundo es que no todos los exportadores tienen la obligación de liquidar sus dólares a cambio de una cantidad de pesos determinada por el BCRA. Algunos son privilegiados y pueden quedarse con sus divisas (lo que no está mal sino que debería ser igual para todos). El tercero es que los productores de bienes exportables se quejan públicamente de lo gravoso que les resultan los derechos de exportación y la diferencia de cambio (varias veces más costosa que la Aduana); sin embargo el incremento de los volúmenes exportados desmiente sus reclamos y le dan el mensaje a los funcionarios de que pueden tirar de la cuerda aún más. El cuarto es que el BCRA se quedó en el año 2021 con el 50,37% del total exportado. Debo recordar que la política del BCRA tanto en inflación como en mercado cambiario es responsabilidad del Congreso y no del Poder ejecutivo. La fijación del valor del dólar es atribución del Congreso. Quinto y último: imaginen cuánto podría exportar la Argentina si nos dejaran ser. Podríamos ser un país emergente como los que integran BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), con superávit fiscal, inversiones, reservas crecientes y aumento del nivel de vida de la población. Conformar BRICSA.

Ahora sí, los números de 2021

El dólar del 30/12/2021 terminó en $ 101,75 comprador de BNA (lo que le pagan a quien exporta) y $ 205 el libre. Queda claro que cada día hábil tuvo su cotización y que el número “50,37%” no es preciso. La cuenta correcta es calcular la diferencia día a día y multiplicarla por la liquidación diaria de divisas. De todas formas, la diferencia citada se mantuvo más o menos estable todo el año por lo que el producto de esta cuenta se aproxima verosímilmente a lo que pueda ser el número correcto.

Las exportaciones totales fueron, como ya cité US$ 77.934 (Fuente: INDEC). El 77,7% proveniente de la Región Pampeana (Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, La Pampa).

El BCRA se quedó con US$ 39.252 mil millones que pertenecen a familias y empresas argentinas. Ese dinero pasó momentáneamente por el BCRA para remontar vuelo. Por eso Argentina, a diferencia de Brasil, no acumula reservas. ¿Cómo se va ese dinero? Pago de intereses y capital de deuda, importaciones y venta de dólares para manipular el tipo de cambio. Cortar la hemorragia que representa el BCRA nos llevaría por el camino virtuoso que tiene —en este rubro— un país como Brasil, con reservas crecientes.

Según el INDEC, la estimación de población para el 2021 es de 45.808.747 habitantes. Este año, luego del censo, veremos cuán correcto es este número.

Por lo tanto, el BCRA le quitó a cada persona la suma de US$ 857 en 2021. A una familia de cuatro integrantes, les quitaron US$ 3.427. En pesos 175.658 por familia.

Los números son dispersos según la provincia. A un habitante de Santa Cruz le quitaron US$ 3.745, Chubut US$ 2.523, Santa Fe US$ 2.475. Los menos afectados fueron Capital Federal y Formosa, por su escaso volumen de exportaciones (legales).

Si vemos los números globales y no por habitante, la provincia más afectada fue Buenos Aires, a la cual el BCRA le quitó US$ 28.023 mil millones. Todo ese dinero debió ir a las manos de familias (propietarios y empleados), empresas (productores y proveedores e intermediarios) y a los estados provincial y municipales. Nada de eso sucedió porque quedó en las manos del BCRA, durante el gobierno más unitario de nuestra historia.

¿Lo más doloroso de todo? Saber que podríamos producir el doble o el triple de riqueza y vivir todos un poco mejor.

 

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Notas

[1] Lo de «industria automotriz» es una chantada, porque importa más de lo que exporta.

 

Referencias

Origen Provincial de las Exportaciones – Año 2021 – INDEC

https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/opex_03_22AC291C9FFE.pdf

 

Notas relacionadas

Zanahoria

http://restaurarg.blogspot.com/2021/06/zanahoria.html

El tamaño del botín

http://restaurarg.blogspot.com/2021/02/el-tamano-del-botin.html

 

Artículo publicado originalmente en Restaurar.org, 23/04/2022, http://restaurarg.blogspot.com/2022/04/el-botin-del-bcra-provincia-por.html

NI EBRIOS NI DORMIDOS, PACTANDO CON EL ENEMIGO

César Augusto Lerena*

El Ministro para las Américas del Reino Unido Alan Duncan escribió en sus memorias que, al momento de concretarse el llamado Pacto de Foradori-Duncan, el vicecanciller argentino «Carlos Foradori estaba tan borracho que al día siguiente no podía recordar los detalles del documento» (Télam, 26/04/2022). Si esto fuera verdad, estaríamos en graves problemas, ya que nuestra Cancillería viene tomando decisiones muy favorables a los intereses del Reino Unido y, si ello lo atribuyésemos al alcohol, se trataría de una epidemia que no podríamos imputarla a la Pandemia del Coronavirus COVID-19, porque hace más de 40 años que los británicos avanzan sobre nuestros territorios insulares y marinos. En 1982 ocupaban 11.410 km2 y desde hace muchos años tienen invadido 1.639.900 km2 equivalentes al 50% de la Zona Económica Exclusiva Argentina.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) «El uso nocivo del alcohol desafía al desarrollo social y económico de muchos países, incluidos los de las Américas, donde el consumo es de aproximadamente un 40% mayor que el promedio mundial. En general esta población consume alcohol en un patrón que es peligroso para la salud, así como para la violencia doméstica, la pérdida de productividad, y muchos costos ocultos» (www.paho.org/es/temas/alcohol). Tal vez, dentro de estos costos ocultos, la OPS pudo haber ponderado los probables efectos negativos del alcohol en las decisiones de los altos diplomáticos; pero, nosotros no creemos que esta sea la causa, aunque ya ello lo mantenía preocupado Mariano Moreno cuando decía: “hay determinaciones que no se pueden tomar ni ebrios ni dormidos”, es decir, bajo ninguna circunstancia.

Pensar que Foradori, sobrio o beodo, tomó solo la decisión de semejante cesión intenta quitar de responsabilidad al Presidente y Ministro de entonces y, por cierto a la Cancillería Argentina y a un personaje con gran poder dentro del Ministerio de Relaciones Exterior: el Director General de la Consejería Legal Internacional, en su momento la influyente Susana Ruiz Cerutti y el intermitente Subdirector y ahora Director, su ahijado Holger Federico Martinsen.

Para descartar la cuestión del alcohol de una vez por todas, tengamos en cuenta que el entonces embajador Mark Kent era afecto al buen whisky escocés y, sin embargo, ello no dio motivo a que este odioso pacto termine siendo una decisión desfavorable a los británicos, sino todo lo contrario. A esta altura, si fuésemos tolerantes, podríamos pensar que Foradori al menos estaba dormido, y preguntarnos ¿cómo se le pudo haber ocurrido a un diplomático de carrera cerrar semejante acuerdo en “una fabulosa bodega, con las paredes llenas de botellas de Merlot” y que ésta se encuentre —precisamente— en la embajada del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Arrancamos mal, “firmando” la cesión en territorio británico, en un ámbito que parece más propicio para trasnochadas libaciones que para el tratamiento de cuestiones relativas a la soberanía argentina. Sí sabemos, que fue trabajoso el pacto, Foradori entró a la bodega el día 12 de septiembre y selló el pacto, el fatídico martes 13 por la madrugada.

En realidad, nadie en su sano juicio o que no tuviese el mandato de favorecer los intereses británicos en Malvinas podría acordar «adoptar las medidas apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos». Una verdadera cesión incondicional; una entrega definitiva del ejercicio de la soberanía plena de Malvinas y una clara violación de la Disposición Transitoria Primera de la Constitución.

Deberíamos descartar entonces que para “cerrar” el Pacto el vicecanciller Foradori estuviese borracho. Porque si fuese así, ¿cuál sería el tenor etílico de los funcionarios posteriores que habiendo pasado ya seis años del Pacto, aún lo mantienen vigente?

Refiere el secretario de Malvinas de la Cancillería Argentina Guillermo Carmona, que el «Gobierno del presidente Alberto Fernández llevó a cabo una serie de acciones para dejar sin efecto todas las cuestiones prácticas y los acuerdos posteriores derivados del comunicado conjunto emitido en septiembre de 2016».

Aquí el secretario, con intencionalidad o erróneamente, manifiesta que el Gobierno llevó a cabo acciones para limitar los acuerdos posteriores que derivaron del Pacto en cuestión y, omite decir que el más grave daño que provoca este acuerdo —de eso se trata cuando el llamado “comunicado conjunto” refiere en su texto siete veces a la palabra “acordar”— es la ratificación “de hecho” de los Acuerdos de Madrid y la fórmula del Paraguas, pudiéndose interpretar que el diálogo que reiteradamente la Cancillería Argentina demanda, está siendo llevado a cabo por el Reino Unido, a punto tal, que la Argentina promete quitarle todos los obstáculos para el desarrollo de Malvinas y la continuidad de los citados Acuerdos de Madrid.

Del mismo modo, el Reino Unido sigue otorgando licencias pesqueras ilegales a terceros países en violación a la Res. 31/49 de las Naciones Unidas sin iniciar acciones a las empresas licenciadas, por violación a las leyes 24.922 (1998) y 27.564 (2020) y en algunos casos la Ley 26.386 que impide a las empresas radicadas en el continente argentino operar en Malvinas y, ello significa, la extracción anual de recursos pesqueros argentinos del orden de las 250.000 toneladas, valuadas sin proceso en unos mil millones de dólares.

De igual forma las autoridades argentinas no han cancelado la autorización a los vuelos de Latam de Malvinas a Chile y viceversa y la Secretaría de Malvinas, a instancias del autopostulado Marcelo Kohen, le propuso en diciembre de 2021 al Reino Unido, efectuar “vuelos humanitarios” con la compañía Aerolíneas Argentinas para que los isleños puedan salir de las islas a reunirse con sus familiares, constituyéndose en el hecho inédito que el país invadido ofrezca vuelos humanitarios al invasor, encuadrándose en una política reiterada e inconducente argentina de cooperación unilateral.

Igualmente sigue vigente el otorgamiento por licitación en 2019 de un área con más de 100 mil km2 para la explotación hidrocarburífera offshore en la Cuenca de Malvinas, entre los archipiélagos y el continente argentino a empresas petroleras de origen británico y/o que han intervenido en explotaciones en Malvinas, en abierta violación a la Ley 26.659 (Ley Solanas), tales como Shell, BP Exploration Operating Company Ltd; Tullow Oil y Equinor; al igual que esta última frente a las costas de Mar del Plata. Todas sin análisis de impacto ambiental previo e independiente.

No se ha dejado sin efecto tampoco dentro del Pacto el acuerdo de cooperación antártica lo que constituye un acto de reconocimiento a la posición británica inadmisible. Es interesante transcribir al respecto lo dicho por el catedrático Armando Abruza: «Una reflexión aparte debe hacerse respecto a los acuerdos de cooperación con el Reino Unido en materia de investigación científica en aguas subantárticas circundantes a las Islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur, en lugar de hacerlo en el marco multilateral de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA), que constituye el único régimen jurídico válidamente aplicable en esa región. En esta materia, corresponde igualmente poner de relieve la técnica empleada en la redacción del texto del Comunicado Conjunto, el cual, como se ha expresado, deja traslucir la autoría británica del documento, verificable en este caso específico a partir de su diseño. Curiosamente, la temática aquí abordada no fue incluida junto a los demás asuntos mencionados en el capítulo diez “Atlántico Sur”, sino que se encuentra referida en el último párrafo del capítulo tres “Ciencia y Tecnología, Derechos Humanos y Cuestiones de Género”. La situación así descripta sugiere la intención británica de dividir el objeto jurídico de la controversia, separando a los citados archipiélagos que, por ser islas subantárticas, se encuentran comprendidas en el área de la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos, de las Islas Malvinas, que se encuentran fuera del área de dicha Convención. Los dos aspectos precedentemente examinados parecen confirmar la recepción en el texto del Comunicado Conjunto de desarrollos jurídicos favorables al Reino Unido, necesariamente contrarios a la posición sostenida por nuestro país en la controversia de soberanía sobre los tres archipiélagos australes. Cualquier concesión que el Gobierno argentino pudiera realizar en las materias precedentemente señaladas, sin que se reanudaran prontamente las negociaciones sobre la soberanía y sin ninguna contraprestación sustantiva a cambio, tal como indiscutiblemente ocurrió a lo largo de la década de los ‘90 y hasta entrado el siglo actual, serían incompatibles con la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional y lesivas para los intereses de la Nación». (“El Comunicado Conjunto argentino-británico…” p. 89:116 Anuario Arg de Derecho Internacional, 2016).

Por cierto, sigue vigente la Ley 24.184 de protección y promoción de las inversiones británicas que creó un régimen de privilegio por sobre los demás países y tampoco derogó la Ley 25.290 que aprobó el Acuerdo de Nueva York, que podría dar lugar a fortalecer la posición británica en Malvinas e intervenir en la administración de los recursos pesqueros en todo el Atlántico Sur. Amén de ello, la Secretaría de Malvinas en estos dos años y medio de gobierno no ha promovido la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (1986) refrendada por la Res. 41/11 de la ONU, para que todos los países de África occidental y América oriental se pronuncien enérgicamente y realicen acciones contra de la presencia militar del Reino Unido en Malvinas.

La consigna de que Argentina «adopte las medidas apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos» sigue vigente y nos preguntamos entonces con qué fundamentos se invita al diálogo al Reino Unido y a la cooperación. Si el Pacto de Foradori-Duncan se hubiese firmado ebrio o dormido ¿Cuál de estas condiciones u otras justifican mantener vigente un Acuerdo indigno que lesiona la soberanía nacional?

 

* Presidente de la Fundación Agustina Lerena (fundada 21/10/2002). Presidente Centro de Estudios para la Pesca (CESPE). Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex-Secretario de Estado. Ex-Asesor en la H. Cámara de Diputados y en el Senado de la Nación. Autor de “Malvinas 1982-2022. Una gesta heroica y 40 años de entrega” (2021).

Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales

This site is protected by wp-copyrightpro.com

A %d blogueros les gusta esto: