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LUZ, CÁMARA, ACCIÓN – A LA BÚSQUEDA DE AMIGOS Y SOCIOS

Iris Speroni*

¿Quiénes son nuestros amigos? ¿Quiénes nuestros socios? ¿Quiénes deberían serlo? Esas son las preguntas a hacernos.

 

Nuestra clase dirigente tiene la mente fija en un pasado que no existe más. No sólo es una visión obsoleta, sino contraproducente. El noratlantismo (EEUU+Unión Europea) no es más el centro del universo.

Comentario previo: el artículo tiene varias notas al pie, que explican (o tratan) las afirmaciones vertidas. Sin perjuicio de ello, se puede leer sin recurrir a las mismas.

 

La Argentina debe pensar su comercio exterior en el marco de su política general de relaciones exteriores. O al revés. Pensar sus relaciones exteriores en base a sus intereses comerciales.

Los intereses políticos e ideológicos y los comerciales no siempre coinciden, por lo cual es una línea fina que se debe sortear. Hay que pensar y pensar mucho, para no equivocarse.

Argentina durante un siglo tuvo de principal socio comercial a Europa [1]. Por razones culturales y lazos comerciales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, la dirigencia argentina siempre ha mirado a Europa como socio político y comercial. Hace mucho que eso no es verdad.

Durante los viejos buenos años de intercambio comercial argentino con Europa (1890-1950), los argentinos supimos transformar esa riqueza en:

    • enriquecimiento de las familias (no de la oligarquía como erróneamente expone la izquierda, sino los pequeños patrimonios personales: la casita, el almacén de ramos generales, la fábrica de ladrillos, la flota de camiones, mandar al hijo a la facultad, comprar el campo si se arrendaba, genética animal, maquinaria agrícola, maquinaria metalmecánica, etc.) y,
    • gran inversión pública: miles de escuela-palacio en todo el país, hospitales que eran de punta en su momento, el Instituto Malbrán (1916), universidades, fundación de ciudades, edificios públicos, palacios de tribunales, teatros, FFAA bien pertrechadas y formadas.
El divorcio

A partir de la década del ‘50, la entonces Comunidad Económica Europea decide autoproveerse de alimentos [2].

Es por todo esto que la segunda mitad del siglo XX es, en comercio exterior, un largo peregrinar en el desierto para nosotros, los argentinos. Inventamos lo imposible e intentamos todo. Encerrarnos sobre nosotros (substitución de importaciones), en una reproducción especular de la demencia europea. No funcionó. Buscar nuevos mercados (exportamos carne a Sudáfrica y Rusia); funcionó a medias.

Mientras Henry Kissinger explicaba que quien controla los combustibles y los alimentos, controla el mundo, los gobernantes argentinos se abocaron a reducir las producciones de ambos [3].

Y de repente todo cambió

A principios del siglo XX China ingresó como compradora al mercado mundial de alimentos en particular y de materias primas en general (combustibles, minerales). Con sus excedentes de exportación compró (y compra) oro y bonos de los tesoros norteamericano y europeos.

Al tiempo ingresaron al mercado mundial como demandantes India, Indonesia, Viet Nam, Pakistán.

Empujaron a la suba los precios de alimentos, forraje, combustibles y minerales. Es un ciclo largo que está para quedarse. Y gran parte del comercio y el poder internacional mutó del Atlántico Norte (EEUU+Europa Occidental) a Asia.

En ese lugar estamos.

Nos quedamos en el andén

Argentina ya desperdició 20 años de bonanza, con la cual hubiéramos podido construir nuestro capital privado y público.

En el siglo XXI la clase política no dejó que los privados se armaran de su capital y no invirtió en bienes públicos [4].

Todo ese dinero desapareció.

El superávit comercial de 189 mil millones de dólares 2000-2022 se esfumó.

El Futuro

Según los intercambios comerciales de 2022, nuestro principal socio comercial como grupo es el Mercosur y como individual, Brasil. Esto sucede, en gran parte, porque al tener arancel cero, el comercio se desvía a Brasil [5].

El segundo socio es China, con quien tenemos un gran déficit. Dos razones: exportamos poco (no tenemos excedentes de carne de cerdo, el gobierno deja exportar carne vacuna con cuentagotas, otros productos no son competitivos por el tipo de cambio —vino fino—, o sin inversión suficiente —cereza, frutas finas, acuicultura—) y subvencionamos las importaciones con un tipo de cambio barato, lo que hace que el mercado nacional se inunde de baratijas donde el Estado pone la mitad del precio. Sin un tipo de cambio subsidiado, si el importador pagara el precio real, gran parte de las importaciones chinas de productos terminados bajaría notablemente. De todas formas la apuesta tiene que ser a crecer y no a caer. Deberíamos exportar U$D 4.000 millones de carne porcina [6], U$D 4.000 de quesos, ver que la pesca sea exportación local y no captura por izquierda. Con dos o tres toques podemos compensar la balanza comercial.

El tercer socio comercial es EEUU. Exportamos varias cosas, desde aluminio, petróleo crudo a carne vacuna (!). Es un muy buen indicio. Históricamente el intercambio entre nosotros fue pequeño. Es una relación comercial que hay que cultivar y las oportunidades para crecer, de ambas partes, son abrumadoras.

Los países de la Unión Europea no tienen peso en forma individual pero el bloque constituye un poco más del 20% del intercambio total de nuestro país. Con la tesitura extremadamente restrictiva del bloque, parece difícil acrecentar los volúmenes, y tal vez ni valga la pena la energía que esto implica. Están llenos de requisitos, desde dominar sobre el Amazonas hasta cómo tratamos a los pueblos indígenas. Tal vez sea mejor destinar toda esas horas-hombre de negociación a mercados más benignos, como son Medio Oriente, el Magreb y la estrella: el sudeste asiático. Eso no quita que uno cumpla con las formalidades y los protocolos, en caso de que los europeos bajen un poco las pretensiones.

Chile es un muy buen cliente nuestro y hay que conservarlo.

Las niñas bonitas de nuestro comercio exterior, con quien tenemos superávit, además de Chile, son el Magreb, Medio Oriente, India, Vietnam más el resto del sudeste asiático. No sólo eso, sino que lo que exportamos actualmente es sólo una fracción de nuestras posibilidades.

Dos mercados posibles con poco volumen actual: países asiáticos de la órbita norteamericana (Japón, Corea del Sur, Taiwán) y África sub-sahariana. Podrían ser grandes clientes nuestros. Es cuestión de ponerse el mameluco. En el caso de alimentos con los países asiáticos citados, tienen altos estándares sanitarios. Paraguay ya está en proceso de verificación. En el caso de África, es saber qué necesitan y mejorar la oferta. Es un mercado en crecimiento (algunos son petroleros, otros exportan a China e India y cuentan con recursos).

Resumen

La nueva política de Relaciones Exteriores y Comercio Exterior necesita un cambio de la estructura mental de los gobernantes. O un cambio de gobernantes.

Necesitamos que quien esté al frente de los destinos de la Nación se saque el embeleso por los países del Atlántico Norte (EEUU+Unión Europea). Dejar de ser alcahuetes abyectos. Por varias razones:

    1. porque un país de la OTAN tiene ocupado parte de nuestro territorio,
    2. porque la UE es un cliente difícil y nuestro intercambio es deficitario,
    3. porque existe un mundo mucho más grande ahí afuera.

Debemos ingresar a los BRICS. El futuro está ahí. Son nuestros clientes, nos apoyan en la ONU por nuestros reclamos en Malvinas, creen que somos gente valiosa (lo dijo con claridad el presidente chino hace unos meses). Con cautela y sin casarse con nadie, es por ahí.

Continuar el intercambio con países de América Hispana (Chile y Perú son muy buenos clientes).

Aumentar las exportaciones a Medio Oriente y Magreb. Tener representaciones comerciales sólidas, permanentes y con recursos, asistir a todas las ferias, dar a conocer nuestros productos, entender sus necesidades, fomentar en lo posible.

Abrir África.

Aumentar el comercio con Japón. Las nuestras son economías complementarias con enorme potencial, tenemos una historia de amistad desde la segunda presidencia de Roca a hoy. Es un mercado para cortejar.

Pero uno no puede entender el comercio exterior en el vacío sino con sus limitantes geopolíticas, culturales, religiosas, militares.

Por lo tanto creo que la base debe ser volver a las fuentes de política internacional que estableció el presidente Roca: amigos de todos, casados con nadie. ¿Nosotros? Neutrales. Esta línea internacional nos permitió sobrevivir relativamente indemnes ambas guerras mundiales.

Objetivos comerciales

Plantearse como primer objetivo llegar a los U$D 300.000 millones anuales de exportaciones, para luego aspirar a U$D 500.000 millones. 

Lograr amplios excedentes de balanza comercial. Invertirlos en oro y plata (reservas), infraestructura y pertrechos para las FFAA, las cuales deberán estar en su mejor nivel posible por una sola razón: no ser arrastrados a ninguna guerra que las potencias provoquen.

No van a ser las actuales autoridades (FdT o JxC) quienes planteen esto a la población. Hacerlo requiere enormes cambios internos que no están dispuestos a promover. Para llevar las exportaciones de carne de U$D 4.000 millones anuales a U$D 40.000 millones, tenemos que triplicar el rodeo. Para poder hacerlo hay que:

    • Reactivar FFCC.
    • Dejar que el sector privado invierta en frigoríficos en todas las localidades del interior.
    • Que los privados tengan rendimientos suficientes los cuales justiquen el riego e inversión en instalaciones.
    • Tener un dólar competitivo.
    • Invertir dineros públicos en caminos rurales. Sacar los impuestos al combustible.

Son una gran cantidad de cambios concatenados que los actualmente enquistados en el poder no van a realizar.

Podemos ir caso por caso con las aberturas de aluminio, las cerezas, muebles de madera, arvejas, miel, o material quirúrgico. Todo requiere un ordenamiento distinto del país opuesto al que ambas coaliciones gubernamentales nos ofrecen: tipo de cambio atrasado, alta tasa de interés (Leliqs), emisión para cubrir gasto público, planes sociales para mantener a la mitad de la población en negro, no invertir ni una moneda en infraestructura, controlar el precio de los alimentos para que la población no los ahorque. Esta película la conocemos. Es la que vemos desde hace décadas.

Otra Película

¿Y si filmamos esta otra, la que yo propongo, aquélla en que exportamos el triple, la gente gana U$D 1.400 mensuales de promedio, hay pleno empleo, poblamos el interior; hay caminos rurales, FFCC, puertos, flota; y somos todos felices?

Luz, cámara, ¡Acción!

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Notas

[1] Contrariamente al mito popular de que el único destino de las exportaciones era Gran Bretaña, ésta recibía aproximadamente el 50% del total. El destino del otro 50% era mayormente Europa Continental y Brasil.

[2] Varios factores influyen en esa decisión. El miedo al hambre sufrido en la segunda guerra mundial, la necesidad de apaciguar a los votantes del interior agrícola francés, darle un mercado cautivo a la industria química de fertilizantes y a la metalmecánica de maquinaria agrícola alemana. Así De Gaulle logró consolidar una parte de su base electoral y Alemania alambró un mercado cautivo. Ganar-Ganar.

Esa decisión fue catastrófica en varios frentes. Los primeros damnificados fueron los países proveedores de alimentos a los países de la CEE (EEUU, Argentina, Uruguay). La cantidad de damnificados se amplió cuando el Reino Unido ingresó a la Comunidad. Por esa acción quedaron afuera, además, Canadá, Australia y Nueva Zelanda; los que fueron beneficiados por un período de adaptación de 10 años en el cual gozaron de cuotas decrecientes. 

Debido a los altos subsidios a la producción, la zona de CEE comenzó a tener excedentes (granos, manteca, aceites, carnes) los cuales vendieron a precio dumping en el mercado, generando distorsiones; o lo “donaron” a África vía organismos internacionales.

En el primer caso el precio dumping perjudicó aún más a los países productores genuinos, ya nombrados. Tuvimos (EEUU, CAN, AUS, NZ, ARG, URU) no sólo que salir a buscar nuevos mercados sino a competir con productos europeos subsidiados. Una pesadilla.

En el segundo caso, lo que en un primer momento puede verse como un gesto de buena voluntad y caridad cristiana (“donamos alimentos a los países pobres de…”), en realidad provoca una ruptura gravísima y a veces irreparable de las estructuras productivas internas de los lugares de destino. ¿Qué hace un labriego congoleño cuando el gobierno reparte trigo/maíz gratis entregado por FAO/UNICEF/etc.? Quiebra. Pierde su tierra. Debe emigrar a la ciudad.

A EEUU no le fue mejor. Los estados productores de alimentos se vieron largamente perjudicados por la política europea. Tuvo enormes consecuencias internas que resurgieron brutalmente durante la campaña electoral de 2016 la cual dio por ganador a Trump. Sin embargo se trata de movimientos internos de décadas de maduración. Los estados productores de alimentos perdieron importancia política y económica dentro de la Unión, al sufrir una retracción del precio relativo de su producción. El gobierno de EEUU, a través de la influyente Secretaría de Agricultura, ensayó diferentes soluciones para evitar las quiebras masivas de productores: subsidios directos, biodiésel y alconafta como forma de estimular la demanda y así subir el precio, compras para el sistema de seguridad social (en 2016 los EEUU tenían 50 millones de planes sociales). Aún, a pesar de todas las políticas aplicadas, esos estados perdieron (hasta ahora irreversiblemente) el poder que mantenían hasta mediados del SXX. Esto fortaleció a las aristocracias de Nueva Inglaterra y la Costa Oeste y desplazó a la insignificancia al Sur y al Medio Oeste.

[3] Por más de 70 años no hubo ninguna política seria de aumentar la producción agropecuaria y las políticas energéticas fueron más que volubles, llenas de marchas y contramarchas.

El presidente Perón, en 1973, en la presentación del Plan Trienal, sostuvo que debíamos abrazarnos a la actividad agropecuaria y ser líderes mundiales en la exportación de alimentos. Llevar riego a las zonas áridas, convertir todo el Chaco en una zona fértil y regada (un tomo entero del Plan Trienal está dedicado al Chaco), triplicar los rodeos vacunos, ovinos y caprinos. Generar excedentes exportables de carne vacuna mediante la sustitución en el mercado doméstico con carnes rojas de otros animales. En fin, todo se dijo en tiempo y forma.

[4] Ni siquiera hay caminos rurales. Ni siquiera compran forraje para la vaca que les da la leche y que tienen atada.

[5] Ejemplo: si un VW en Brasil sale U$D 12.000 y en Alemania U$D 10.000, pero en el primer caso tengo arancel cero y en el segundo 30%, entonces tengo que el brasileño cuesta U$D 12.000 [U$D 12.000 x (1+0%)] y el alemán U$D 13.000 [u$D 10.000 x (1+30%)]. Termino comprando a Brasil cuando es un producto más caro (y probablemente de peor calidad). En situación no deformada de comercio compraría el auto en Alemania. Gran parte del comercio con Brasil se explica por este “desvío”.

[6] Hecha por productores locales en granjas de no más de 200 madres y si es posible 50, para darle lugar al pequeño y mediano productor.

 

Notas relacionadas

2022: el año que no estuvimos en peligro

https://restaurarg.blogspot.com/2023/02/2022-el-ano-que-no-estuvimos-en-peligro.html

Una ventana al mundo

http://restaurarg.blogspot.com/2022/10/una-ventana-al-mundo.html

Exportar es el único boleto a la prosperidad

http://iris-speroni.blogspot.com/2018/12/exportar-es-el-unico-boleto-la.html

 

Fuente

INDEC – Comercio exterior – Vol. 7, n° 1. Intercambio comercial argentino – Cifras estimadas de diciembre de 2022

https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ica_01_23044100BE61.pdf

 

Artículo publicado originalmente el 11/02/2023 en Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2023/02/luz-camara-accion-la-busqueda-de-amigos.html

EL GRAN JUEGO DE CHINA Y LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA EN ASIA

Giancarlo Elia Valori*

La llamada visión estadounidense de una región libre y abierta del Indo-Pacífico es esencialmente una estrategia para dividir a los países de la zona e incitar a la confrontación interna. Va en contra de la tendencia de los tiempos en la región de Asia y el Pacífico, a saber, el desarrollo pacífico y la cooperación de beneficio mutuo.

La estrategia del Indo-Pacífico de la Administración Biden es contradictoria: Estados Unidos afirma promover la libertad y la apertura en la región como un objetivo, mientras que en realidad coopta con aliados para forjar el sistema de cuenta regresiva 5-4-3-2-1:

-. Los Cinco Ojos (FVEY): la alianza de inteligencia y vigilancia que comprende Australia, Canadá, Nueva Zelanda, el Reino Unido y los Estados Unidos de América.

-. El Mecanismo Quad (Quadrilateral Security Dialogue): la alianza estratégica informal entre Australia, Japón, India y los Estados Unidos de América con el objetivo de contener a China en la región del Indo-Pacífico.

-. AUKUS, un pacto de seguridad trilateral entre Australia, el Reino Unido y los Estados Unidos de América, anunciado el 15 de septiembre de 2021.

Alianzas bilaterales

El Marco Económico Indo-Pacífico (Indo-Pacific Economic Framework, IPEF): es un plan para la inversión y el fortalecimiento de las relaciones comerciales que tiene como objetivo aumentar la presencia de Estados Unidos en la región y contrarrestar la influencia china. Para algunos observadores, sin embargo, IPEF en realidad sirve para amortiguar las críticas de los aliados a la naturaleza de la estrategia estadounidense en la región, centrada solo en la presencia militar y carente de implicaciones económicas concretas, a diferencia de la política china en la macrorregión.

AUKUS apoya a Australia en la construcción de submarinos de propulsión nuclear y el desarrollo de armas hipersónicas, lo que aumenta el riesgo de una carrera armamentista regional y una guerra mundial.

Con el pretexto de combatir la pesca ilegal y hacer que las cadenas de suministro sean resistentes, Quad ha buscado vigorosamente la cooperación militar y el intercambio de inteligencia. Los Estados Unidos también han alentado la participación de la OTAN en la región de Asia y el Pacífico. Todos estos son intentos de materializar una versión Asia-Pacífico de la OTAN y promover la disuasión integrada contra la República Popular China.

La estrategia del Indo-Pacífico está causando creciente alarma y preocupación en muchos países de la región de Asia y el Pacífico. Según informó la BBC, en abril de 2021, la ministra de Relaciones Exteriores de Nueva Zelanda, Nanaia Mahuta, expresó la incomodidad de su país con la expansión del mandato de los Cinco Ojos, presionando así a la República Popular de China, mientras que Nueva Zelanda prefiere continuar relaciones bilaterales pacíficas con la República Popular de China.

En mayo pasado, en la Cumbre especial Estados Unidos-ASEAN, los países de la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental (ASEAN) —a saber, Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar (Birmania), Filipinas, Singapur, Tailandia, Vietnam (Papua Nueva Guinea y Timor Oriental como observadores)— enfatizaron su aspiración a la paz y la cooperación, no al enfrentamiento, la división o la confrontación.

Los Estados Unidos de América han dejado claro que IPEF le permitirá ganar la carrera del siglo 21. Esto significa que IPEF está diseñado para servir solo a la economía de los Estados Unidos. Hace mucho tiempo, la Casa Blanca archivó la idea de desarrollar el Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico. Estados Unidos abandonó el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica y se negó a unirse al Acuerdo Transpacífico Integral y Progresivo.

Esto expone la naturaleza unilateral de Estados Unidos y su enfoque selectivo hacia las instituciones internacionales. Se trata del interés propio de Estados Unidos, y nada mutuamente beneficioso.

IPEF es un instrumento político estadounidense para sostener su hegemonía en la economía regional. La esencia es dominar las cadenas de suministro y valor, así como los nuevos sectores económicos, y marginar a países específicos. Estados Unidos ha optado por hacer que los problemas económicos suenen como políticos e ideológicos, utilizando la economía para obligar a los países de la región a ponerse del lado de China o los Estados Unidos.

La Representante de Comercio de los Estados Unidos, Katherine Tai, ha declarado públicamente que IPEF es un acuerdo independiente de China. La Secretaria de Comercio de los Estados Unidos, Gina Raimondo, dijo que el IPEF marcó la restauración del liderazgo económico de los Estados Unidos en la región y proporcionó a los países del Indo-Pacífico una alternativa al enfoque chino. Anteriormente, también había declarado que el IPEF podía armonizar los controles de exportación y otras «píldoras venenosas», como restringir la exportación de productos sensibles a China.

IPEF busca establecer reglas comerciales lideradas por Estados Unidos, así como reestructurar el sistema de cadena industrial y “desacoplar” económica y científicamente a los países vecinos de China. Muchos países de la región están preocupados y creen que el costo de tal “desacoplamiento” será enorme. El ex primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, señaló que cualquier alianza comercial que excluyera a la segunda economía más grande del mundo no podía ser propicia para una cooperación comercial multilateral más estrecha en la región del Indo-Pacífico. La exclusión de China por parte de Estados Unidos no es una cuestión económica sino política.

Aclamada como cooperación de “enfoque de menú”, IPEF en realidad tiene poco en cuenta el nivel de desarrollo y las necesidades reales de los países de la región. Apenas hace concesiones a los países en desarrollo sobre las reducciones arancelarias y el acceso a los mercados, pero obliga a los participantes a aceptar los llamados altos estándares de los Estados Unidos de América y su programa unilateral. IPEF se centra exclusivamente en los intereses directos de los Estados Unidos y se preocupa poco por las necesidades de las otras partes. No hay beneficio mutuo en IPEF.

En su informe Perspectivas Regionales sobre el Marco Económico Indo-Pacífico, el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de los Estados Unidos ha enfatizado que el IPEF tiene poco más que ofrecer que expandir la presencia económica de los Estados Unidos en la región. No aborda las cuestiones de los intereses más amplios de los países de la región. Existe una preocupación generalizada de que el IPEF sólo beneficiará a los Estados Unidos de América, al tiempo que sobrecargará en gran medida a los países de la región participantes.

La República Popular China está comprometida con el camino del desarrollo pacífico y de los cinco principios de la coexistencia pacífica, al tiempo que se opone a la práctica de la parte más grande y más fuerte que prevalece sobre las más pequeñas y débiles. Al presentar a China como una amenaza y utilizar la “libertad de navegación” como pretexto para socavar la soberanía, la seguridad y los derechos e intereses marítimos chinos, Estados Unidos plantea serias preocupaciones para la paz y la seguridad regionales. En cierto modo, la interferencia en Ucrania, que ha llevado a la guerra entre las partes, ya es una severa advertencia.

En Asia y en todo el mundo, China defiende la igualdad entre todos los países, independientemente de su tamaño. Respeta la elección por cada Estado de la senda de desarrollo adecuada a sus condiciones nacionales y no busca ninguna esfera de influencia. China persigue una política de defensa de carácter defensivo y una estrategia militar de defensa activa. Al desarrollar sus capacidades de defensa, China tiene como objetivo salvaguardar su soberanía, seguridad e intereses de desarrollo y no ataca a ningún otro país. El crecimiento de las capacidades de defensa de China aumenta la fuerza para la paz mundial, de modo que ningún país dicte sus condiciones a la comunidad internacional. Por lo tanto, es completamente ridículo y provocador -como desafortunadamente se lee en alguna prensa incrustada- afirmar que China tiene la ambición de crear una esfera de influencia en la región del Pacífico, especialmente en el área del Mar meridional de China y el Mar oriental de China. Lo mismo es cierto para la afirmación de que algunos países occidentales habituales continuarán oponiéndose a las actividades “ilegales” de China en estos dos mares, y que estos países apoyarán a otros Estados de la región en la defensa de sus derechos marítimos (es decir, los de las flotas de guerra extranjeras occidentales), y buscarán aliados y amigos para defender la libertad de navegación y sobrevuelo de flotas y fuerzas aéreas extranjeras que les gustaría continuar volando y navegando a voluntad, incluso contra el derecho internacional. Echemos un vistazo más de cerca.

La República Popular China es el primer país que ha descubierto, nombrado, explorado y explotado las islas Nanhai y sus aguas, así como el primero que ha ejercido soberanía y jurisdicción sobre ellas de manera continua, pacífica y efectiva. La soberanía china sobre las islas Nanhai y sus derechos e intereses en el Mar Meridional de China se han establecido a lo largo de la larga historia. Están firmemente arraigados en la historia y la ley y han sido defendidos por los sucesivos gobiernos chinos y reconocidos por la comunidad internacional. De acuerdo con la Declaración de El Cairo de 1943 y la Declaración de Potsdam de 1945, China reclamó territorios ocupados ilegalmente por Japón, incluidas las Islas Paracel (Xisha Qundao) y las Islas Spratly (Nansha Qundao) después de la Segunda Guerra Mundial, y desde entonces ha afirmado la soberanía y fortalecido la jurisdicción mediante el establecimiento de nombres oficiales, la publicación de mapas, la creación de unidades administrativas, el despliegue y el estacionamiento de tropas.

La reanudación del ejercicio de la soberanía de China sobre las islas Nanhai es un acto legítimo y legal para heredar los derechos de China establecidos a lo largo de la historia. También es parte del orden internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial y ha sido reconocido por países de todo el mundo, incluidos los Estados Unidos de América. Además, gracias a los esfuerzos conjuntos de China y los países de la ASEAN, la situación general en el Mar Meridional de China se mantiene estable. Con la aplicación plena y efectiva de la Declaración sobre la Conducta de las Partes en el Mar Meridional de China (DOC), firmada por China y los miembros de la ASEAN en la 8ª Cumbre de Phnom Penh el 4 de noviembre de 2002, se reafirma la libertad de navegación y sobrevuelo, la solución pacífica de controversias y el autocontrol en la realización de las actividades.

A este respecto, las partes han intensificado el diálogo, gestionado adecuadamente las divergencias, profundizado la cooperación y mejorado la confianza mutua, así como han hecho progresos activos en el avance de las consultas sobre el Código de Conducta (COC) en el Mar Meridional de China, en un esfuerzo por salvaguardar conjuntamente la paz y la estabilidad en ese mar y dar forma positiva a la seguridad regional y mundial, estabilidad y prosperidad. A pesar de la COVID-19, las partes celebraron reuniones por videoconferencia de altos funcionarios sobre la implementación del DOC y diez reuniones conjuntas del grupo de trabajo a través de un enlace de video para avanzar en las consultas sobre el texto del COC. El 22 de junio de 2022 se celebraron en Camboya las primeras consultas presenciales sobre el COC desde COVID-19. Este progreso positivo dice mucho sobre la determinación y el compromiso de los países de la región de continuar las consultas del COC con firmeza.

China respeta y apoya la libertad de navegación y sobrevuelo de todos los países del Mar Meridional de China, de conformidad con el derecho internacional, y protege activamente la seguridad y el libre paso por las rutas marítimas internacionales. El Mar del Sur de China es de hecho una de las rutas marítimas más seguras y libres del mundo. El cincuenta por ciento de los buques mercantes del mundo y un tercio del comercio marítimo internacional, así como más de 100.000 buques mercantes, pasan por él cada año. La libertad de navegación y sobrevuelo en el Mar Meridional de China nunca ha sido un problema.

Las islas Diaoyu (Senkaku) y las circundantes son territorio de China. Las patrullas chinas y las misiones de aplicación de la ley en las aguas de las islas Diaoyu son medidas legítimas adoptadas por China para ejercer su soberanía, de conformidad con la ley, y son respuestas necesarias a las provocaciones japonesas en violación de la soberanía china. Ningún país debe juzgar mal la firme determinación del gobierno chino de salvaguardar la soberanía y la integridad territorial. Al mismo tiempo, la República Popular China sigue comprometida con la gestión y la solución adecuada de los problemas mediante el diálogo y las consultas y ha realizado grandes esfuerzos para mantener la estabilidad marítima. En 2014 se alcanzó un consenso de cuatro puntos en principio entre China y Japón para gestionar y mejorar las relaciones bilaterales. Incluye un entendimiento claro para gestionar la situación con respecto a las Islas Diaoyu y el Mar Oriental de China.

Mientras actúan de acuerdo con la lógica de la Doctrina Monroe, los Estados Unidos de América a menudo utilizan la política de poder, así como acciones hegemónicas e imponentes, para socavar flagrantemente el orden marítimo internacional a fin de mantener su dominio marítimo. En los 246 años de historia de los Estados Unidos, solo hubo 16 años en los que el país no estuvo en guerra con otros. Los Estados Unidos de América operan más de 800 bases militares en 80 países y regiones. Su gasto militar, que ha crecido consecutivamente durante años, representa una cuarta parte del total mundial y es equivalente al gasto militar de los nueve principales países del mundo combinados. Estados Unidos ha propuesto recientemente una solicitud de presupuesto de defensa nacional de alrededor de 813 mil millones de dólares para el año fiscal 2023. Tal gasto militar masivo hace que Estados Unidos sea el primer y único rival. ¿De quién?

Los Estados Unidos de América ignoran la historia y los hechos relacionados con la cuestión del Mar Meridional de China, alimentan deliberadamente las disputas sobre la soberanía territorial y los derechos e intereses marítimos, y siembran la discordia entre los países de la región. Socavan la estabilidad y alimentan la militarización en el Mar Meridional de China. Los datos de las organizaciones relevantes muestran que el número de actividades de reconocimiento cercano de Estados Unidos contra China se ha más que duplicado en la última década. Un promedio de cinco barcos militares estadounidenses navegan actualmente cerca de la costa china todos los días. En 2022, los barcos militares estadounidenses han navegado a través del Estrecho de Taiwán aproximadamente una vez al mes y los grandes aviones de reconocimiento estadounidenses han volado más de 800 veces cerca de China y han violado repetidamente el espacio aéreo de China. Bajo el supuesto de crear problemas en el Mar del Sur de China, Estados Unidos también ha alentado a sus aliados y colaboradores a hacer que sus barcos militares naveguen por el Mar del Sur de China.

En la tarde del 2 de octubre de 2021, el submarino de ataque rápido clase Seawolf USS Connecticut (SSN-22) golpeó un objeto mientras estaba sumergido y operando en aguas internacionales en la región del Indo-Pacífico. Solo una semana después, Estados Unidos emitió una vaga declaración, afirmando que el submarino había golpeado un objeto desconocido. Un mes después, se informó que el submarino “había encallado en un monte submarino inexplorado”. Un informe final sobre el accidente fue finalmente publicado por la Marina de los Estados Unidos el 23 de mayo de 2022, pero no se proporcionó una explicación clara en respuesta a las serias preocupaciones y preguntas planteadas por muchas personas, que incluyen: 1. el objetivo del submarino; 2, la ubicación específica del accidente; 3. si el submarino había entrado en las zonas económicas exclusivas (ZEE); o 4. incluso el mar territorial de otros países; y 5. si el accidente había causado una fuga nuclear o dañado el medio marino.

Los Estados Unidos comenzaron su programa de Libertad de Navegación (FON) en 1979 antes de firmar la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar en Montego Bay el 10 de diciembre de 1982. Desafiando el nuevo orden marítimo, firmó pero no ratificó el Convenio. La firma no implica ninguna obligación para el Estado, sino que simplemente sirve para autenticar el texto: es sólo con la ratificación que el tratado adquiere efecto legal para el país.

El movimiento “astuto” buscaba maximizar la libertad del ejército estadounidense para expandirse sin reglas en los océanos. El Programa FON no es coherente con el derecho internacional universalmente reconocido, hace caso omiso de la soberanía, la seguridad y los derechos e intereses marítimos de muchos países ribereños, y pone en grave peligro la paz y la estabilidad regionales. Su objetivo es promover la supremacía marítima estadounidense bajo el pretexto de la “libertad de navegación”. Muchos miembros de la comunidad internacional, en particular los países en desarrollo, se han opuesto firmemente al Programa FON y es en sí mismo una amenaza para la paz mundial.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción.

Nota: artículo escrito en julio de 2022.

 

©2022-saeeg®

 

LAS INVASIONES

F. Javier Blasco*

Cuando se habla de invasiones, a una gran mayoría se nos viene a la cabeza aquellas llevadas a cabo a lo largo de la historia por pueblos bárbaros nórdicos en búsqueda de mejores tierras y climas cálidos hacia el sur, las famosas invasiones griegas, fenicias o de Roma con idea de ocupar todo el territorio conocido, cercano y no tanto a sus confines originales, las realizadas por los pueblos musulmanes en sus pretensiones de expandirse al norte de África, los muchos imperios en Europa y en Asia que en su afán de expandirse y anexionarse las llamadas colonias, han llegado a dominar el mundo, como el propio imperio español y, algo más recientemente, las hazañas de Napoleón y las dos grandes guerras mundiales.

Pero ya entrados en el siglo XXI, muchos incautos pensábamos que dicho término, idea y estrategia quedaban para la historia y el recuerdo de épocas que ni por asomo, volverían a ocurrir.

Los afanes de anexionismo como tal, con ocupación presencial de terrenos donde poder echar raíces, establecerse, sembrar y edificar una ideología política, religiosa o cultural y procrear nuevas generaciones, al menos en lo que conocemos como el mundo occidental, quedaban muy atrás. La globalización, las nuevas tecnologías o la rápida intercomunicación entre los territorios y las personas hacían inviable pensar que los pueblos de nuestro entorno, por diversas razones o necesidades, se vieran avocados a recurrir o sufrir cualquier tipo cruento o incruento de invasión.

Pensamiento que, a la vista de los acontecimientos actuales, es claramente erróneo y nos da la opción de pararnos un poco y ponernos a pensar. Estamos siendo testigos mudos y casi impávidos de una cruenta y despiadada invasión de un Goliat, aunque un  poco disminuido y falto de fuerzas, sobre un David cada día más crecido, que a cambio de migajas, palmaditas en la espalda, confusas promesas y algo de variopinto armamento se ha convertido en él, de facto, ‘salvador’ de occidente frente a una Rusia alocada en manos de un demente, al parecer bastante enfermo de otros males mayores, que pretende despedirse de este mundo terrenal a lo grande, evocando las glorias y dominios de una Gran Rusia, que no lo volverá a ser jamás.

Vemos que si las invasiones, en su día, cambiaban el mundo geopolítico y los confines de los territorios o dominios de los estados y movían el equilibrio de la balanza o el yugo de un lado a otro en función de los éxitos y logros obtenidos. Hoy en día, la actual invasión de Ucrania —para muchos poco o nada relevante y hasta lejana— se ha convertido en un terremoto para la economía y las relaciones de todo tipo a nivel mundial, por haber incidido directamente sobre el fulcro o punto de apoyo sobre el que descansaba gran parte del equilibrio y satisfacción económica, energética y hasta ser unos de los mayores graneros para alimentar a los países circundantes y hasta los del denominado tercer mundo, que se tambalean por perder su esfera de confort los unos y para los otros, uno de los mayores flujos sobre los que se sustentaba la escuálida y deficiente alimentación y subsistencia de su gran y paupérrima población.

Las consecuencias iniciales de esta, aparentemente poco importante invasión, son cada vez mayores tanto inicialmente como a medio y a largo plazo. Aparte de los millones de refugiados que éste, como todos los conflictos bélicos propician, las economías mundiales, apenas salientes a trancas y barrancas de una gran crisis económica, sanitaria y de identidad política y social, han recibido un mazazo como ese gancho, a veces definitivo, que recibe un boxeador casi noqueado y tambaleante sobre el ring, que le lleva de bruces a la lona, desde donde tardará en levantarse o para ello necesitará bastante tiempo y la ayuda de los demás.

Vemos entonces que una invasión, aunque sea muy regional y focalizada, en los tiempos actuales, en función de sus actores puede traer consigo implicaciones importantes a nivel mundial y que las consecuencias de todo tipo para salir de ellas, por lo general serán muy duras y costosas; e incluso, para algunos de los directamente implicados, las cicatrices dejadas puede que tarden muchos años en sanar.  

Pero, en estos mismos momentos y desde unos cuantos años atrás, el mundo civilizado y próspero y por lo tanto muy acomodado, está sufriendo otro tipo de invasiones, que podríamos calificar como lentas, progresivas, incruentas y silenciosas. Me refiero claro está, a la incorporación a nuestra sociedad de inmigrantes venidos desde todas las latitudes —al margen de los mencionados refugiados que provocan las guerras y las persecuciones en todos los continentes— influidos por diversas y múltiples circunstancias, diferentes clases de efectos de llamada y muchos tipos de necesidad.

Llevamos lustros viendo como las ciudades en Europa, EEUU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y algunos países más se van haciendo mucho más multiculturales. Es cada vez más frecuente ver copados la mayor parte de los puestos de trabajo de cara o en contacto con el público por personas de diferente raza, cultura y origen social.

La falta de personal aborigen y un desorbitado e imprudente cambio cultural, nos está llevando a que nuestra sociedad rechace puestos de trabajo, hasta ahora considerados normales para nosotros, que aspiremos a otros de mayor cualificación y que prefiramos quedarnos en el paro o, emigrar, a su vez, a países cercanos o no tanto en busca de trabajos, aparente o realmente mejor remunerados y no pensemos en volver a nuestro país de origen en un tiempo prudencial.

La mayor parte de la atención al público, salud y el cuidado de nuestros, mayores e hijos está en un alto porcentaje en manos de estas personas que emigran de sus países buscando prosperidad. Vemos que muchos de los que llegan, se ven forzados a renunciar a su preparación universitaria o dedicación profesional para ejercer otro tipo de trabajo o profesión por ser lo único que, inicialmente se les ofrece, si es que quieren trabajar. 

El trasvase de personas de un país a otro, ya no queda relegado a aquellos habitantes de países lejanos, donde su cultura, exceso de población, hambrunas o problemática social, les obliga a emigrar; no, ahora y cada vez más, hay un trasvase de personas, cerebros y profesionales de verdad que, poco a poco, van abandonando sus países de origen para establecerse en otros con lo que cada vez en los países receptores es mayor el mix social, racial, cultural, político, religioso y social.

Hoy nadie se extraña al ver grandes directivos, gobiernos, alcaldes de grandes ciudades, gobernadores y políticos de diferente raza o cultura a la nacional. Es más, debido a la creciente y peligrosa tendencia a disminuir la natalidad y al citado aumento de la emigración; pronto llegará un día, en que los no aborígenes -más tendentes a la procreación- superen con creces a la población de larga tradición y origen nacional.

Debido a todo lo anterior, pienso firmemente que los gobiernos actuales deben tomarse más en serio sus políticas para evitar la emigración masiva de lugareños, lo que evitará la afluencia cada vez mayor de inmigrantes hacia los territorios donde, al quedar vacíos de mano de obra, les es más fácil encontrar un trabajo inicial y un asiento a la lumbre, a cuyo entorno poder reunir a esos familiares, que dejaron atrás, allí desde donde ellos saltaron a la aventura.

Las consecuencias de estas invasiones silenciosas, no sé sí serán buenas, mejores o peores de lo que cabría esperar de seguir con nuestra forma de vida y tradición; pero lo que sí está claro, es que los movimientos migratorios, ya no son de carácter temporal como antaño; son definitivos, se hacen para siempre y la presencia de tanto extraño al lugar, sin suda cambiará las formas, costumbres y normas de vida de la nación y por ello, hasta se puede afirmar, que muchos países están sufriendo una autentica invasión silenciosa y no se dan cuenta de que esto va cada día a más, basta con utilizar el transporte público y darse cuenta de esta realidad.                       

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

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