Archivo de la etiqueta: Corea del Norte

TRAMPA DE MIEL (parte II)

Revista GNA*

La “trampa de miel” ha sido una práctica común desde hace siglos y las técnicas que han usado las mujeres espías para lograr sus objetivos no han cambiado en lo absoluto en los últimos 3000 años. Pero a no confundir, para que ellas usen sus artimañas se requiere una forma especial de coraje.

Técnicas ancestrales

Todo es válido, pero ningún servicio de inteligencia serio emplea a sus espías para objetivos sexuales. Por razones de seguridad siempre se les recuerda a los agentes varones que deben tomar ciertas precauciones aún en su propio país, para no caer en las redes de una hermosa mujer del bando contrario. El mayor problema (según los especialistas), es que los hombres no siempre piensan con la cabeza…

El coqueteo es un juego necesario cuando se trata de la seguridad nacional. Un hombre para acceder a un área prohibida tiene menos posibilidades de ser admitido, que una mujer sonriente. Por eso algunos servicios de inteligencia, entrenan chicas jóvenes y atractivas.

Las trampas de miel, son una práctica muy común en Israel, Rusia, China y tal vez en algún otro país. La CIA y el servicio de inteligencia británico, prohíben a sus agentes femeninas a tener sexo a cambio de información, pues una mujer inteligente que sepa utilizar sus atractivos personales de manera adecuada, tiene en su arsenal un arma formidable.

En la mayoría de los servicios de inteligencia se les prohíbe a sus agentes a tener sexo con la persona investigada. Pero ello no es por disciplina ni razones morales, sino por el riesgo que se enamore y favorezca al enemigo. 

Las necesarias trotacalles

Históricamente las mujeres de “vida alegre” fueron muy necesarias para los servicios de inteligencia, pues no todas las misiones son para agentes altamente capacitadas, donde su condición social contrastaría.

Entonces se busca una desconocida muchacha de mortífera seducción, que por una buena paga pueda entretener un centinela o ingresar a un boliche de mala fama para un fin determinado. Para ellas, no hay problemas de pasar una noche en un lugar restringido, lograr información y memorizar detalles. Desde la antigüedad, existen innumerables ejemplos de sus valiosos servicios en la paz como en la guerra.

Es sabido que en todos los países la mayoría de las mujeres de “vida alegre”, son informantes de la policía o de algún servicio de inteligencia. También que en algunos prostíbulos donde concurren delincuentes y/o extranjeros, en habitaciones especiales hay micrófonos y cámaras ocultas. 

Las chicas de Corea del Norte

Alrededor del 40% de las mujeres norcoreanas de entre 18 y 25 años realiza el servicio militar obligatorio que tiene una duración de 7 años. En ese lapso hay tiempo suficiente para seleccionar a las futuras agentes de inteligencia, pero no todas son mayores de edad, algunas tienen 16 años, deben ser atractivas y seductoras con condiciones artísticas. Las más voluntariosas, alegres, inteligentes y sexys ingresan al servicio secreto.

La inteligencia británica estableció que en Corea del Norte existe un programa de 8 años para mujeres donde entrenan a universitarias en el arte del espionaje, todas son inteligentes y hermosas. Son años de mucho estudio, preparación física muy intensa, aprendizaje de idiomas, etc., y salen expertas en el arte de seducir, para atraer al hombre indicado y matarlo según se les ordene. El sometimiento mental es absoluto y se las condiciona para tomar cianuro antes que ser apresadas. Cuando completan su entrenamiento son casi perfectas en una profesión que difícilmente suele aparecer en los medios periodísticos.

Se documentaron varios casos de mujeres espías que Corea del Norte que desertaron y a cambio de no ser encarceladas relataron las técnicas que usan para lograr información de importantes jefes militares, donde según la situación no dudan en dormir con el hombre indicado.

Como la frontera entre ambas Coreas tiene a su largo hasta tres muros de alambradas paralelas, está sembradas de minas y es imposible de cruzar, en ocasiones las ex espías fueron transportadas en un submarino.

El periódico Sunday Times de Londres mencionó que había adquirido una copia del documento, titulado Manual de Seguridad, escrito por el Ministerio de Defensa del Reino Unido para su uso por parte de funcionarios de alto rango. Advertía, que los servicios de inteligencia extranjeros siempre usan mujeres para enredar a funcionarios claves.

Las chicas chinas

Para aquellos que creen que las trampas de miel son un truco olvidado de la guerra fría, deben saber que sólo ha cambiado el contexto geopolítico en la puja para imponer el nuevo orden mundial. El chantaje sexual tipo “De Rusia con amor”, ha sido reemplazado por el “De China con amor”, con un éxito impresionante, a tal punto que su depurada técnica es igual o superior a Israel y Rusia. Los funcionarios británicos, entre otros también lo pagaron caro. El caso más conocido fue en 2008, cuando un miembro de la comitiva de Gordon Brown llevó a una mujer a su habitación de hotel en Shanghai y se despertó sin su Blackberry y sin sus documentos. Esa vieja táctica jamás falla y los casos que se publican en los periódicos son minoría con otros hechos que mantienen en secreto.

En 2016 cuando Ron Keller de 58 años, fue nombrado embajador holandés en Pekín, dada su antigüedad debe haber sido muy consciente, que los diplomáticos extranjeros que llegaban a China no debían tener relaciones personales locales por ser siempre un riesgo. Se les dice que informen de cualquier obsequio, en particular dispositivos electrónicos como tarjetas de memoria, tarjetas SIM o cargadores móviles y se les advierte que es probable que la habitación del hotel donde se hospede tenga micrófonos y video. Sobre todo, sobre el peligro del señuelo más antiguo de todos: la trampa de miel, que para hombres o mujeres de la diplomacia, es un destructor indiscriminado de sus carreras. Si bien eso puede parecer descabellado en un mundo posterior a la guerra fría, esa recomendación actualmente es dada a todo el personal diplomático de los países occidentales. Sin embargo, el embajador se relacionó con una belleza china, que ocasionalmente lo visitaba en su residencia privada. No pasó mucho tiempo para que el embajador denunciara que su celular se había perdido.

Cuando la cancillería holandesa efectuó las investigaciones, resultó que Ron Keller había estado en un hotel con esa mujer que lo drogó, robó su teléfono con correos electrónicos, le hurtó documentos de su maletín y desapareció sin dejar rastro. Tiempo después se supo que ella era un oficial de inteligencia chino, lo que fue desestimado por Beijing.

Lo cierto es que, a pesar de su entrenamiento, Keller cometió ese error y eso puso fin a su carrera diplomática.

Esta historia es una de las tantas que existen, donde él 90% no llega a ser conocidas y que indica que el uso de trampas de miel sigue en vigencia en todos los servicios secretos.

El Servicio de seguridad e inteligencia de Dinamarca advirtió a los soldados daneses desplegados en países bálticos en el marco de la operación de la OTAN, que no visiten bares nocturnos por el peligro que representan atractivas mujeres que pueden ser agentes rusas.

Fuente: Copenhagen Post. 

Las chicas paquistaníes

Según un informe de inteligencia de la India, en octubre del 2018, el ISI de Pakistán ha estado utilizando jóvenes chinas y paquistaníes de inusitada belleza para atrapar sentimentalmente a militares de alto rango y a jóvenes científicos indios. Después de perfilar objetivos potenciales por Internet, les enviaban solicitudes de amistad en Facebook, modificaban el IP y comenzaban a chatear desde cuentas falsas. Intercambiaban números de celulares y luego venía el conocimiento personal, para pasar a las relaciones sexuales. El último paso era el chantaje para proporcionar información clasificada. Según dicho informe, 13 militares indios fueron víctimas y arrestados por espiar para el ISI. Para neutralizar estas trampas de miel, la inteligencia militar está haciendo controles selectivos en teléfonos, computadoras portátiles y de escritorio de oficiales en áreas sensibles y se ha preparado para el personal, una lista de lo que se debe y no se debe hacerse.

Cortesía: New Indian Express.

Continuará…

 

Artículo publicado en la Revista Tiempo GNA 72, septiembre de 2022.

LA TRADICIONAL INDEPENDENCIA Y EQUILIBRIO DE LA REPÚBLICA POPULAR DEMOCRÁTICA DE COREA (COREA DEL NORTE)

Giancarlo Elia Valori*

Hace años, mientras hablaba con Kim Il-Sung sobre temas mediterráneos, me habló de un episodio sobre un país geográficamente muy cercano a Italia, a saber, Albania.

Durante el 22º Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (17-31 de octubre de 1961) —que marcó la división entre Rusia y Albania—, la delegación encabezada personalmente por mi amigo no aceptó en absoluto el llamado de Rusia a estigmatizar a los comunistas albaneses, y ni una palabra de condena fue dirigida a Albania.

Cinco años más tarde, una delegación del Partido Laborista coreano asistió —con plenos honores— a la labor del 5º Congreso del Partido Laborista de Albania (el tercero por orden de importancia después del Partido Comunista de China (CPC) y del Partido de los Trabajadores vietnamitas).

El resto de los países socialistas que sobrevivieron (y no sobrevivieron) en el período de tres años 1989-1991 sufrieron grandes crisis políticas (Madagascar); disidencia y depresión económica (Cuba, la antigua URSS); nacionalismo e irredentismo (los países de la antigua Yugoslavia, las antiguas Repúblicas Soviéticas, etc.); compromisos con la oposición armada (Angola, Mozambique); reformas radicales (la antigua URSS, Mongolia) o reformas estructurales (Vietnam, Laos), sin olvidar la guerra civil camboyana (1975-79); y guerras entre los países socialistas (Etiopía y Somalia en 1977, Vietnam y China en 1979).

El único régimen que sobrevivió ileso a los momentos fatales de la transición del comunismo internacional fue la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte), aparte de los Estados que, en mayor o menor medida, ajustaron su estructura económica, a saber, la República Popular de China, Cuba, Laos, Vietnam, etc…

Una de las dos razones básicas de la resistencia norcoreana es la ideología Juche, analizada lúcidamente por Antonio Rossiello en un periódico italiano en 2009.

La aplicación de un marxismo-leninismo perfecto en el contexto asiático nunca ha sido convincente. Sólo en los pocos estudios serios que se han llevado a cabo hasta ahora en Italia sobre las democracias del pueblo en el Lejano Oriente, incluyendo el de Rossiello, podemos entender plenamente cómo las tradiciones asiáticas dejan sólo espacio formal a los efectos de la Revolución Francesa.

Mientras que, en Occidente, el maoísmo de alguna manera se diferenció del mito palingenésico del marxismo-leninismo estalinista, el pensamiento de Kim Il-Sung nunca ha sido explorado completamente debido al ostracismo del comunismo al estilo italiano y sus sacerdotisas, galantes, lacayos y pseudo-intelectuales.

Sin duda, la posición internacional adoptada por la RPDC en los últimos setenta años es la causa adicional que subyace a la estabilidad interna y externa del país.

En la práctica, para una gran parte de los pueblos asiáticos, la Segunda Guerra Mundial fue una guerra de liberación. A corto y largo plazo, el mensaje japonés “Asia a los asiáticos” —destinado a desarrollar el diseño imperial de la expulsión de Europa de Asia— condujo a un debilitamiento de las antiguas y nuevas estructuras colonialistas: en este sentido, la venganza china (1934-1949) y la redención vietnamita (1945-1975) son emblemáticas.

En la ideología Juche, la palabra libertad no tiene ningún significado capitalista liberal-burgués y de libre mercado, sino que simplemente significa: “patria sin presencia extranjera en suelo nacional”.

La RPDC (proclamada el 8 de septiembre de 1948, mientras que el 25 de abril es el Día del Ejército) se adelantó a su tiempo, anticipando así definitivamente los pilares de su política de equilibrio, sugerida y motivada por su contigüidad con las dos grandes potencias comunistas.

El 25 de diciembre de 1948, el Ejército Rojo de Stalin y la agencia administrativa soviética se retiraron de la RPDC a petición de Kim Il-Sung.

Durante la guerra civil (1950-1953), la RPDC disfrutó de una ayuda y un apoyo chinos decisivos, aunque sin vincularse después a China. Sin embargo, eso no significaba una entrada en la órbita soviética o china: después de la devastación de la guerra, la RPDC se negó a unirse al Comecon (a pesar de la considerable presión), haciendo pública su postura y defendiéndolo en términos claros y de principios contra cualquier forma de división socialista internacional del trabajo.

Fue en ese contexto cuando la idea de Juche o autosuficiencia tomó forma: “la independencia económica es también una garantía para eliminar todo tipo de yugos”, con miras a salvar al país como destino como una provincia económica, y por lo tanto política, de uno u otro de sus grandes vecinos.

Cuando los nuevos Estados obtuvieron la independencia en las décadas de 1950 y 1960, y varios países africanos, asiáticos, caribeños y latinoamericanos aparecieron en la escena mundial, la RPDC trató de desarrollar sus relaciones, que se limitaban a los países socialistas (pero no con los Estados socialistas o con la Yugoslavia pro-EE.UU. de Tito.

Por lo tanto, la política de Corea del Norte hacia el Tercer Mundo estaba orientada a objetivos diplomáticos, económicos e ideológicos, inicialmente para obtener apoyo y más tarde para mejorar su posición dentro de las Naciones Unidas (de las cuales aún no era miembro).

Según Kim Il-Sung, el Tercer Mundo podría proteger el interés de Corea del Norte esforzándose por obtener declaraciones favorables y votos indispensables sobre cuestiones relativas a la unificación pacífica de la patria, así como facilitar el intento de entrar en el Movimiento de los No Alineados.

Además, el apoyo a los movimientos de liberación y a algunos grupos insurgentes fue visto como un medio para crear nuevas entidades estatales que erosionarían el poder estadounidense, es decir, oponerse militarmente a la Casa Blanca en vista de su retirada final de sus zonas de influencia.

En 1957, la RPDC lanzó sus primeros acuerdos comerciales con Egipto, Birmania, India e Indonesia. En 1958 reconoció al gobierno provisional argelino y más tarde firmó acuerdos culturales con los Estados afroasiáticos y Cuba.

La ayuda general al desarrollo se destinó a los países de reciente independencia, que la apreciaron mucho, ya que se consideraba incondicional. Las manifestaciones de solidaridad en caso de desastres naturales enviando dinero a las víctimas fueron fundamentales: en 1958 para el huracán en Ceilán (Sri Lanka); en 1960 por el terremoto en Marruecos; en 1961 por el tifón en Indonesia y la inundación en Somalia.

En la década de 1960, el prestigio internacional de la RPDC también aumentó debido a su alto nivel de desarrollo y autonomía, con el control de los recursos, la naturaleza y las razones del progreso en un antiguo país colonial con sólo unas pocas décadas de independencia a sus espaldas.

Las dudas sobre la política soviética hacia los países de su lado en cualquier tipo de enfrentamiento con Estados Unidos (ver retirada de misiles soviéticos de Cuba), así como los contrastes entre la República Popular China y la URSS en la coordinación de ayudas a la República Democrática de Vietnam (Vietnam del Norte), convenció cada vez más a Kim Il-Sung de tomar caminos separados.

En este sentido, fue uno de los países que proporcionó una contribución importante, no sólo verbalmente, a Vietnam del Norte y al Frente de Liberación Nacional Viet Cong (NLF). Su oferta de enviar voluntarios, sin embargo, no fue aceptada por los vietnamitas, a pesar de la presencia de surcoreanos en Vietnam del Sur. Al hacerlo, los vietnamitas confirmaron el mencionado sentido asiático de libertad, es decir, no hay extranjeros.

Por último, las preocupaciones de Rusia y de China sobre la captura del barco estadounidense Pueblo por las fuerzas norcoreanas (1969) mostraron a Kim Il-Sung que los soviéticos y los chinos eran mucho más cuidadosos para proteger sus intereses que los de los pequeños países “hermanos”.

En la década de 1970, con una creciente moderación y autocontrol en la política exterior —en vista de tranquilizar al público mundial de su deseo de unificación pacífica— en su alianza con el Tercer Mundo, Kim Il-Sung también acentuó el logro de la causa de la democracia entre los Estados, así como la independencia nacional y el progreso social. Sin embargo, un pasado común de humillaciones e insultos, así como luchas contra el colonialismo y el imperialismo, seguía vivo en las actividades internacionales de Corea del Norte.

La RPDC fue el primer país en ofrecer voluntarios a Camboya después del derrocamiento del príncipe Sihanouk (1970), y también ayudó y financió numerosos movimientos de liberación afroasiáticos y latinoamericanos.

En 1972, sin embargo, el gobierno norcoreano —a excepción de la asistencia militar al Frente Patriótico-Unión Nacional Africana de Zimbabwe— detuvo el apoyo activo a los movimientos (manteniendo la solidaridad política con ellos) en favor de una campaña sistemática para obtener un reconocimiento diplomático generalizado. De hecho, prefirió ayudar a realidades ya establecidas, a saber, Egipto, Malta, Mozambique, Seychelles, Uganda, Lesotho, etc.

Los resultados no tardaron en llegar: en 1973 se le concedió la condición de observador en las Naciones Unidas, ya que ya era miembro de la Organización Mundial de la Salud. En agosto de 1975, la Conferencia de Ministros de Asuntos Exteriores de los Países No Alineados de Lima aceptó la candidatura de la RPDC (mientras que la de Corea del Sur fue rechazada).

Los esfuerzos realizados directamente en las Naciones Unidas lograron un gran éxito simbólico, ya que por primera vez un documento que reconocía la posición de Corea del Norte ganó la mayoría. Ese año, la Asamblea General aprobó la Resolución 3390 B (XXX) de 18 de noviembre por 54 votos a favor y 43, con 42 abstenciones y 4 ausentes, en la que se pedía la retirada de las tropas extranjeras presentes en Corea del Sur bajo la bandera de la ONU y la apertura de negociaciones entre Estados Unidos y la RPDC (se ignoró al gobierno surcoreano).

Entre 1975 y 1979, la RPDC siguió celebrando nuevos acuerdos económicos, científicos, de transporte y culturales con los países emergentes, previos al 6º Congreso del Partido Laborista —inaugurado el 10 de octubre de 1980— que, ante nuevos problemas internacionales, aclaró la línea política tradicional sin malentendidos ni fórmulas de compromiso.

Corea del Norte denunció la intervención de Vietnam en Camboya (1978), pero se distanció de los Jemeres Rojos y no invitó a las delegaciones camboyanas al Congreso. Sólo se aceptó un mensaje de Sihanouk, que vivía en la capital.

Cuando se les preguntó, algunos líderes dejaron claro que nunca habían aprobado la presencia soviética en Afganistán, pero que no querían adoptar una postura oficial porque “no sirve de nada”. Durante el Congreso, se limitaron a denunciar las tendencias “dominacionista” (se evitó la palabra “hegemonista” porque fue utilizada por los chinos contra los soviéticos).

Kim Il-Sung dio gran importancia en su informe al Movimiento de los No Alineados. El presidente rechazó la teoría cubana según la cual el Movimiento sería el aliado natural del campo socialista, afirmando que “los países alineados no deben absolutamente seguir a uno u otro bloque, ni dejarse influenciar ni permitir divisiones dentro de ellos”.

Estas declaraciones iban acompañadas de una actitud de apertura hacia los partidos de la Internacional Socialista. Teniendo en cuenta las numerosas y grandes delegaciones socialistas europeas invitadas, estaba claro que la RPDC deseaba asistir a las reuniones internacionales socialistas como observador.

Aunque algunos partidos socialistas (el SPD alemán) fueron más hostiles que otros a la naturaleza del régimen, se mantuvieron sensibles a la voluntad siempre expresada en esos años y mostrada en la posición adoptada durante la primera Guerra del Golfo (1980-1988). Corea del Norte apoyó a Irán, víctima del intento de invasión iraquí, al proporcionar al país atacado armas y tecnología avanzada en un momento en que Saddam Hussein tenía a Estados Unidos, Rusia y China de su lado. La RPDC, Siria, Libia y Albania fueron los únicos países que apoyaron a Irán, que tenía al mundo en su contra.

En 1991, las dos Coreas fueron admitidas por separado ante las Naciones Unidas: el consenso se expresó en la apertura del 46º Período ordinario de sesiones de la Asamblea General (17 de septiembre). Esto se produjo porque la RPDC había decidido el 28 de mayo renunciar permanentemente al principio de representación confederal única, después de los éxitos surcoreanos en obtener garantías de China y de la Unión Soviética de que retirarían sus vetos a su candidatura.

Un acontecimiento histórico tuvo lugar a finales de 1991. Los dos primeros ministros coreanos, Yon Hyong Muk (para Corea del Norte) y Chung Won Shik (para Corea del Sur), firmaron un tratado de no agresión y conciliación en Seúl el 13 de diciembre, poniendo fin formalmente al estado de guerra que había existido desde el Armisticio (27 de julio de 1953).

El acuerdo restableció las comunicaciones, el comercio y los intercambios económicos, y permitió la reunificación de las familias separadas tras el conflicto (25 de junio de 1950). También estableció la presencia de una guarnición conjunta en Panmunjon, a lo largo de la zona desmilitarizada. Ese fue el primer paso hacia la unificación de la península, que fue deseada por ambos gobiernos, aunque en términos diferentes.

El resultado positivo se debió en primer lugar a la decisión de Corea del Norte (expresada apenas veinticuatro horas antes de la firma del acuerdo) de renunciar a la idea de negociar sólo con la Casa Blanca, como contraparte del Armisticio. Estaba claro que Estados Unidos no quería ceder a los intentos diplomáticos norcoreanos de considerar a la República de Corea como una de sus dependencias.

Más allá de los entusiasmos fáciles, la desconfianza y las sospechas mutuas persisten. La permanencia misma de las fuerzas estadounidenses (bajo la bandera de la ONU) —temida por Corea del Norte— fue reconfirmada por el entonces secretario de Defensa, Dick Chaney, en noviembre de 1991.

Actualmente hay 28.500 militares estadounidenses en Corea del Sur. Es el tercer contingente más grande de soldados estadounidenses en el extranjero, una cifra que no coincide con el sentido típicamente asiático de la libertad: Japón (53.732); Alemania (33.959); Corea del Sur (28.500); Italia (12.249); Reino Unido (9.287); Bahrein (4.004); España (3.169); Kuwait (2.169); Turquía (1.685); Bélgica (1.147); Australia (1.085); Noruega (733), etc.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

©2021-saeeg®

 

 

ESTADOS UNIDOS, RUSIA Y CHINA. LA NUEVA ESTRATEGIA DE TENSIÓN.

Giancarlo Elia Valori*

En la noche del 17 de marzo, la diplomacia occidental y analistas políticos de todo el mundo seguían cuestionando las verdaderas razones del brutal ataque verbal del presidente Joe Biden contra su homólogo ruso Vladimir Putin (“un asesino…”), cuando en Anchorage, Alaska, la diplomacia estadounidense arremetió frontalmente contra una delegación china de alto nivel durante lo que se suponía que sería la primera gran cumbre entre Estados Unidos y China desde que la nueva administración asumió el cargo en Washington. presidencial.

Aquellos que habían imaginado que con el fin de la era Trump, las relaciones internacionales de Estados Unidos volverían a las fronteras elegantes de la diplomacia y el “multilateralismo” rápidamente tuvieron que ser informados.

Joe Biden hizo su debut internacional ordenando el bombardeo de una aldea iraquí que albergaría a milicianos chiítas respaldados por Irán.

Entre 22 y 27 personas han muerto como resultado de la acción, no se sabe si fueron guerrilleros o víctimas colaterales. El hecho es que un presidente que ha ordenado fríamente una acción de guerra necesariamente sangrienta, llevada a cabo en el territorio de un Estado soberano, llama a su colega ruso “un asesino” y al mismo tiempo declara que China es un “enemigo estratégico” de los Estados Unidos.

Esta nueva línea de agresión insospechada del nuevo inquilino de la Casa Blanca fue de hecho fuertemente compartida por el nuevo secretario de Estado, Antony Blinken (que era el número 2 de Hillary Clinton cuando se concibió la deshonrada operación de “acercamiento” a las milicias libias, que costó, en 2012, la vida del embajador Chris Stevens), quien en la noche del 17 de marzo abrió la cumbre con los chinos, acusando a Beijing en términos inequívocos de reprimir a la minoría musulmana uigur en Xinjiang, de acciones antidemocráticas en Hong Kong y de “ataques cibernéticos contra Estados Unidos”.

La respuesta de Jang Jei Chi, jefe de relaciones exteriores del Partido Comunista Chino, a su vez se salió de los rieles de la cortesía diplomática: “Estados Unidos —respondió el diplomático chino— utilizó su fuerza militar y hegemonía financiera para aplastar a otros países… abusan de la llamada doctrina de seguridad nacional para obstaculizar el comercio e incitar a otros estados a atacar a China… Tienen que abandonar esta mentalidad de la Guerra Fría. Esta no es la manera de tratar con nuestro país, la cooperación puede beneficiar a ambas partes, pero debemos seguir el protocolo diplomático”.

La cumbre terminó con un vago acuerdo preliminar sobre la lucha contra el cambio climático, no sin otra “desviación” de los cánones de la diplomacia, cuando Blinken canceló abruptamente la cena con la delegación china en un gesto que los invitados encontraron innecesariamente grosero e irrepetible.

La cumbre de Anchorage, sin sentido, también afectará negativamente el problema de las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte.

La red tejida por Donald Trump para convencer a los líderes norcoreanos de iniciar un proceso de desnuclearización real del país se ha vuelto cada vez más evanescente desde que el presidente estadounidense, a mitad de su mandato, demostró que estaba más interesado en su reelección que en las relaciones internacionales, hasta el punto de que su secretario de Estado, Mike Pompeo, regresó de un papelón en Roma donde no había sido recibido por el Papa Francisco, evidentemente irritado por la injerencia estadounidense en las relaciones entre el Vaticano y China, también hizo una innecesaria antesala en Pyongyang, cuando el líder norcoreano Kim Jong Un se negó a recibirlo.

Aquellos que esperaban un cambio de música con la nueva administración presidencial, tuvieron que cambiar de opinión.

Si el problema de una Corea del Norte equipada con armas nucleares y portaaviones modernos se considera un problema real, entonces Foggy Bottom debe reconocer que su solución pasa por Beijing, porque sin sólidas garantías chinas, Kim Jong Un difícilmente abandonará su estrategia de autodefensa atómica.

Por tanto, parece muy difícil para el nuevo Secretario de Estado reabrir el canal de diálogo con Corea del Norte, insultando duramente a un invitado de la delegación china en territorio estadounidense, mientras Estados Unidos —en el silencio de la nueva administración— es atravesado por una ola de protestas por la violencia que sufren los estadounidenses de origen asiático.

Incluso los rusos, tras el frío ataque lanzado por televisión por Biden contra Putin, reaccionaron con una firmeza indiferente: el embajador en Washington fue llamado a Moscú —una medida apenas menos grave que la ruptura de las relaciones diplomáticas— y Putin se contentó con ironizar sobre la salud y estado mental de su colega estadounidense, mientras que su canciller, Sergey Lavrov, absteniéndose de comentar las acusaciones del presidente estadounidense, prefirió ir a Beijing el 21 de marzo para consultas con el presidente Xi Jinping.

En resumen, frente a una administración estadounidense que quiere parecer decididamente más agresiva que la de Trump, que al final de su mandato ha logrado actuar como catalizador de las nuevas relaciones entre Israel y el mundo árabe, Rusia y China están fortaleciendo los lazos y la cooperación, con la creación de un eje que pueda trasladar al este el verdadero centro de gravedad de las relaciones internacionales, sin descuidar la atención geoestratégica que tanto Moscú como Beijing dedican al Mediterráneo.

Mientras que los rusos, de hecho, están firmemente presentes en Siria, donde tienen su sede en el puerto de Latakia y son los principales socios de Damasco en la reconstrucción del país de las ruinas de la guerra civil, los chinos, que tienen la flota comercial más grande del mundo, después de haber dedicado energía e inversiones al teatro africano, han pasado por el Mediterráneo realizando fuertes inversiones en Grecia (se dice que después de haber “conquistado” El Pireo miran cuidadosamente a Palermo y Trieste) y un sólido inicio de contactos con Israel para el uso del puerto de Haifa.

China, como Israel, de hecho ha salido de la crisis pandémica del Covid 19 y parece inteligentemente orientada a favorecer el renacimiento de la economía internacional después del colapso posterior a la emergencia sanitaria.

En esta situación, en la que los países más avanzados del mundo deberían tratar de implementar esfuerzos conjuntos y sinérgicos para reactivar la economía a nivel mundial, superando viejas y obsoletas vallas ideológicas, Estados Unidos incluso piensa en trasladar la atención de la OTAN hacia el Este, con miras a la confrontación con Rusia y China que parece querer revivir el clima más sombrío y fatal de la Guerra Fría.

Una estrategia de tensión, la inaugurada por el presidente Biden y su secretario de Estado Blinken, a la que Europa mira con evidente vergüenza, a sabiendas de que sólo un enfoque innovador de las relaciones comerciales, financieras y políticas a nivel mundial será capaz de sacar a nuestro mundo de la crisis más grave del siglo.

Una estrategia de tensión que parece miope e injustificada y que no tiene en cuenta el antiguo dicho de que “donde pasan los bienes, los soldados no pasan”.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

©2021-saeeg®