Archivo de la etiqueta: Crimea

UNA RUSIA DÉBIL QUE LOGRA GANANCIAS DE PODER INTERNACIONAL

Alberto Hutschenreuter*

Durante los últimos años, aproximadamente desde la anexión o reincorporación de Crimea a su territorio nacional, Rusia ha tenido un desempeño económico cada vez más declinante. Las sanciones internacionales (incrementadas recientemente) han hecho mella y finalmente la pandemia no solo precipitó más las cifras de bajo crecimiento económico, sino que la situación social se tornó muy dificultosa.

En 2020 las inversiones directas extranjeras en Rusia alcanzaron apenas los 1.400 millones de dólares, el nivel más bajo desde mediados de los años noventa, la década que, salvo los magnates de entonces, nadie quiere recordar en Rusia. Aquel “año anti-estratégico» para buena parte del mundo, el crecimiento económico ruso fue -3,4 por ciento y los niveles de desigualdad y pobreza se elevaron sensiblemente.

Frente a tal situación, el ambicioso programa económico de 2019-2024, destinado a evitar que Rusia retroceda en los próximos lustros más allá del lugar 15 en el ranking de economías del mundo, ha sufrido un reajuste de seis años más.

De modo que, en la década actual Rusia definirá nada más y nada menos que su bienestar y seguridad nacional y, por tanto, su estatus internacional. Sin duda, por ubicación, tamaño, activos militares (convencionales y atómicos), condición “V3” en la ONU (voz, voto y veto), ascendente geopolítico regional, poder aeroespacial, proyección de poder, tradición religiosa-cultural, etc., Rusia siempre será un actor del selecto lote de preeminentes en la política internacional y mundial. Pero una cosa es ser un “actor de orden internacional”, y otra ser un “actor estratégico del orden internacional”.

La diferencia entre una y otra condición radica en la lateralización y falta de consultas (a Rusia en este caso) por parte de los pares que implica la primera, y en la capacidad de deferencia internacional y de ser consultado por los pares que supone la segunda.

Este es el gran reto de Rusia en el siglo XXI. Dicho de un modo más local, el desafío de Rusia en los años venideros es dejar de ser un país basado en una “economía Kalashnikov”, como la denominan en Occidente, es decir, una economía barata, irrompible y con baja tecnología, y convertirse en un país apoyado en una economía moderna y cabal. Si Rusia, con Putin u otro líder, supera tal reto, entonces será lo que nunca ha podido ser: un poder grande, rico e integralmente estratégico. En esa condición, nadie podrá considerar a Rusia como una potencia por preponderancia de la economía A, la de las capacidades estratégicas-militares, sobre la economía B, la del consumo y las “capacidades suaves”. Será una potencia completa, sin ambages.

Pero ello aún está por verse; y si bien el buen precio de sus principales materias primas (petróleo, gas y minerales) es clave para movilizar la economía, en el corto plazo podría dejar a Rusia en una vieja situación conocida: la “des-modernización”.

Lo curioso es que, encontrándose Rusia hoy en una situación económica débil (Estados Unidos y China se encuentran muy por delante y han comenzado a retomar el crecimiento), logra ganancias relativas de poder o beneficios en relación con sus intereses en varios frentes externos.

Por caso, la relación de Rusia con Alemania se mantuvo (hecho que demuestra que, más allá de la crisis Occidente-Rusia y de las dos grandes guerras del siglo XX, desde el siglo XVIII las relaciones entre los dos países siempre fueron satisfactorias). Si bien el “caso Navalny” en 2020 (y hoy) elevó el tono crítico de la canciller Angela Merkel ante Rusia, la estrategia de Washington relativa con afectar el vínculo energético entre Berlín y Moscú no tuvo resultados.

En cuanto a Ucrania, Rusia ha dejado más que en claro que la tentación de la OTAN por sumar miembros pertenecientes a su área geopolítica sensible o selectiva, implica para Rusia ejercer la técnica más decisiva en materia de ganancias de poder: la guerra. Si bien Crimea sumó descrédito internacional a Rusia, la anexión le permitió proyectar presencia y capacidades en Europa del este y el Mar Negro, un área estratégica selectiva y de acumulación militar creciente del globo. Como sostiene Angela Stent en un reciente análisis realizado en “Foreign Affairs”, en el Mar Negro Rusia está resurgiendo como potencia naval.

En Siria, Rusia ha logrado al menos tres ganancias: regresar a la región y ampliar su presencia, revertir la situación en el teatro de confrontación y sostener al régimen cliente, y reforzar su proyección en el Mediterráneo oriental, una medida que se complementa con la proyección naval rusa en el Mar Negro. En alguna medida, Moscú ha logrado reparar la desafección estratégica regional que implicó la decisión de la última Unión Soviética de apoyar incondicionalmente a Occidente cuando Irak (otro viejo cliente de Moscú) invadió Kuwait.

Por último, los recientes hechos en Afganistán implican (en principio) relativas ganancias de poder para Rusia, si consideramos que su rival, Estados Unidos, se retira del país asiático. Básicamente, ello supone que desaparece toda presencia e influencia occidental en una zona próxima a su bajo vientre de interés, las ex repúblicas soviéticas del Asia central (es pertinente recordar que, durante la guerra soviética-afgana, en Occidente se llegó a considerar incitar levantamientos anti soviéticos en esas repúblicas, iniciativa que se descartó por los altos riesgos). Asimismo, también supone que Moscú podría ofrecer cooperación a las nuevas autoridades de Kabul, esperando de éstos atender dos cuestiones que preocupan a Rusia: la actividad terrorista en la zona del Cáucaso y el narcotráfico.

Existen otras situaciones que podrían implicar ganancias relativas para Rusia, por caso, mayor cooperación con China, compromiso formal en relación con la continuidad de suministros por ductos que pasan por Ucrania, relativa vigorización de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS), venta de sistemas antimisilísticos a Turquía, etc.

Lo extraño y alarmante es que se trata de ganancias que continúan “recargando” las responsabilidades de una Rusia cuyo frente socioeconómico se halla peligrosamente débil.

La duda es si el Kremlin, empujado por la autopercepción de estar logrando compensar (y hasta revertir) estratégicamente la victoria occidental en la Guerra Fría más los “dividendos de la victoria”, por ejemplo, expansión de la OTAN, decida incrementar tales responsabilidades postergando, una vez más, los cambios estructurales que demanda la economía nacional. Pero si finalmente así sucede, ello podría comprometer seriamente a Rusia.

 

* Doctor en Relaciones Internacionales (USAL) y profesor en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN) y en la Universidad Abierta Interamericana (UAI). Es autor de numerosos libros sobre geopolítica y sobre Rusia, entre los que se destacan “El roble y la estepa. Alemania y Rusia desde el siglo XIX hasta hoy”, “La gran perturbación. Política entre Estados en el siglo XXI” y “Ni guerra ni paz. Una ambigüedad inquietante”. Miembro de la SAEEG. 

©2021-saeeg®

 

CONFLICTOS HÍBRIDOS Y LA DOCTRINA GERASIMOV

Marcos Kowalski*

Foto: © Sergey Guneev ©  Sputnik

Actualmente, en la época de la globalización, del debilitamiento de las fronteras entre estados, del desarrollo de los medios de comunicación, el cambio de las formas de resolver las contradicciones entre estados ha pasado a ser un factor de la máxima importancia. En los conflictos contemporáneos es cada vez más frecuente que se dé prioridad a un uso conjunto de medidas de carácter no militar, políticas, económicas, informativas y de otro tipo, que se ponen en práctica con el sostén de la fuerza militar. Son los llamados métodos híbridos

Jefe del Estado Mayor General ruso, Valeri Gerasimov

 

En el mundo contemporáneo la línea que separa a la guerra de la paz es cada vez más difusa, dentro del campo de análisis de la defensa y de la seguridad de las naciones; ocupa un lugar de importancia la “hibridación” de los conflictos armados y las amenazas transnacionales, esto demanda, sin duda una particular atención

La referencia al conflicto hibrido, apunta a la heterodoxa forma de guerra que plantea un eventual oponente que abandona los cánones tradicionales e integra diversas formas de combate y también, por otra parte, la amenaza puede ser híbrida en sí misma, en función de sus características intrínsecas, con independencia de su circunstancial protagonista. A priori, puede decirse que una amenaza híbrida combina, en cierto grado, características propias de al menos dos amenazas en su formato “puro”, o de una amenaza en estado puro y otro fenómeno o situación, de ribetes claramente diferenciados.

Las amenazas híbridas como explicaba el Coronel español Calvo Albero en 2009, en la “Guerra Híbrida” … al menos uno de los adversarios recurre a una combinación de operaciones convencionales y guerra irregular, mezclada esta última con acciones terroristas y conexiones con el crimen organizado

Desde hace bastante tiempo especialistas occidentales, estimaban que cualquier actor, que quisiera enfrentar en el plano armado a una superpotencia, debería echar mano a una variedad de combinaciones tecnológicas y tácticas para compensar la superioridad de su enemigo.

Los conflictos híbridos expresan una “metamorfosis de la violencia” que para muchos analistas irrumpe en el escenario internacional en el año 2006, momento en que sus rasgos son suficientemente nítidos para permitir su identificación y la consecuente elaboración de una tipología. La ocasión para esa novedad fue, para la mayoría de los estudiosos del tema, la llamada Segunda Guerra de El Líbano, denominación que se aplica usualmente a la “Operación Recompensa Justa”, ejecutada por Israel contra la organización chiita Hezbollah en suelo libanés.

Los estudios que realizó en 2007 el teniente coronel Frank G. Hoffman sobre el caso libanés definieron como guerra híbrida a “una combinación de la letalidad de la guerra estatal con el fanatismo de la guerra irregular”. En otras palabras, a la conjunción de modos de combate clásicos e irregulares, por parte de actores no estatales, en su enfrentamiento con instrumentos militares más poderosos, con el objetivo de lograr efectos favorables, no solo físicos, sino también psicológicos.

Es decir que la guerra híbrida se asemejaría más a lo que se concibe como un conflicto multimodal, en el que al menos uno de los contendientes utiliza en forma simultánea y complementaria formatos asimétricos para conseguir una mayor letalidad en sus acciones.

Así definido este tipo de guerra, observamos que tanto China como Rusia, con doctrinas propias, incursionan con estrategias estatales de hibridación de conflictos, echando mano a recursos heterogéneos. Esas estrategias involucran acciones en el límite de lo permitido por el Derecho Internacional, incluyendo formatos que obligan a replantear el concepto de paz vigente.

La versión china de guerra híbrida difiere tanto de la concepción rusa como de la de Occidente; su rasgo más notorio consiste en excluir la violencia directa y en Estados Unidos se le dio el nombre de guerra irrestricta, traducción no literal del libro que en 1999 redactaron los coroneles Qiao Ling y Wang Xiangsui. Transformada recientemente en doctrina oficial china al ser adoptada por el Ejército Popular de Liberación.

Estos autores sostienen que, simultáneamente a la reducción relativa de la violencia militar en el tablero internacional, se incrementa la violencia en los ámbitos políticos, económicos y tecnológicos, violencia que se ejerce a través de la desinformación o información errónea para controlar sectores sensibles de la sociedad.

La rusa, también conocida como doctrina Gerasimov en referencia a su creador y actual Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Rusas Valeri Gerasimov, que introdujo esta doctrina en su discurso “El valor de la ciencia radica en la anticipación” publicado por Voienno-Promyshlenny Kurier en 2013 donde formula una novedosa versión de la guerra no lineal.

En un ulterior discurso en 2016, incluye por primera vez en el léxico militar ruso el término “hibrido”. Para Gerasimov, la guerra actual se desarrolla simultáneamente en los planos legal, económico, comunicacional, cibernético y mediático, creando una confusión y logrando la fragilidad de los adversarios mediante campañas psicológicas utilizando herramientas tecnológicas de avanzada.

En este discurso Gerasimov analiza que en los conflictos contemporáneos ya no existe una distinción entre zonas aliadas y enemigas y que en la actualidad tienden a diluirse los límites claros entre paz y guerra, por eso le otorga una altísima importancia a las capacidades no militares del contendiente que persigue un objetivo político o estratégico subrayando que en un conflicto de este tipo se aplican cuatro veces más medidas no militares que militares.

La doctrina describe la nueva forma de guerra con utilización de represalias económicas, propaganda, subversión política y operaciones psicológicas, por lo tanto, para lograr el triunfo se tiene que conseguir supremacía en el manejo de la información y comunicación estratégica.

Se postula que la ventaja de las acciones de carácter “hibrido” es que dificulta la identificación por parte del oponente en razón de los limites difusos de la paz y la guerra, pudiendo los Estados amenazarse y agredirse sin echar mano al instrumento militar que se deja para una incorporación en una segunda etapa del conflicto y para explotar lo logrado con las políticas antes descriptas.

Las reflexiones de 2013 estaban basadas en una serie de experiencias ajenas, mientras que los últimos años han ofrecido a las Fuerzas Armadas rusas numerosas ocasiones prácticas para poner a prueba conceptos, procedimientos y materiales. El caso icónico, fue la crisis desatada en Ucrania en el año 2014, que culminó con la anexión de Crimea donde la doctrina Gerasimov se puso en práctica, explotando Rusia intensamente los planos psicológicos y mediáticos, incluyendo las denominadas redes sociales, alcanzando con eficacia casi todas sus metas.

Las acciones que se realizaron consistieron en desacreditar a su oponente y erosionar su imagen internacional, explotar las diferencias étnicas de la población ucraniana para fragmentar el cuerpo social, promocionar los éxitos de los rebeldes pro rusos, y envolver en un halo de misterio las acciones de unidades de combate propias, las acciones bélicas estuvieron ejecutadas por unidades especiales y milicias locales.

En los términos de la estrategia militar rusa, los hechos fueron efectuados dentro del concepto de “maskirovka” (mimetización, enmascaramiento) con operaciones de engaño y distracción para favorecer las acciones de la propia tropa, capitalizando el efecto sorpresa y confundiendo al enemigo.

En la utilización de esta doctrina se utilizan un abanico de opciones que incluyen la generación de inestabilidad interna del país oponente, la presión externa al régimen para impedir que utilice la fuerza en el restablecimiento del orden interno, La asistencia militar y económica a las insurgencias y grupos opositores y recién, de no ser suficiente, el uso de la fuerzas militares propias.

En el discurso de Gerasimov, la discusión sobre los procedimientos híbridos ocupa un lugar central. Podemos añadir que, en la práctica, Gerasimov llega casi a identificar “métodos híbridos” con “subversión”. De hecho, entiende que las “revoluciones de colores” son magníficos ejemplos de acciones híbridas.

Aunque el concepto “revolución de color” empezó a utilizarse para nombrar revoluciones incruentas (o casi) en el espacio postsoviético, Gerasimov lo amplía para incluir en él fenómenos similares ocurridos en otros países. En particular, caracteriza como “revoluciones de colores” los movimientos ocurridos en diversos países del Norte de África y Oriente Medio durante la llamada “primavera árabe”.

Entre las características de los “métodos híbridos”, el ruso destaca la dificultad para prever las consecuencias de su uso. Algo que contrastaría con la predictibilidad de los efectos de los métodos militares tradicionales, pero el factor que subraya, el Jefe del Estado Mayor General ruso, es la importancia que en la “guerra híbrida” tiene la “guerra informativa”. Sus efectos, son comparables a los del uso masivo de tropas.

También destaca esta doctrina un gran interés por la Defensa Territorial siempre en el contexto de hacer frente a posibles amenazas híbridas, que se materializarían probablemente como “revoluciones de colores” como en la práctica, el interés ruso por la Defensa Territorial parece ser aún muy limitado y, en cualquier caso, inferior al que puede advertirse en otros países postsoviéticos, como Bielorrusia o Ucrania.

Al menos en publicaciones abiertas rusas, las referencias a la defensa territorial son excepcionales y no parecían existir en 2014 estudios sobre ejemplos clásicos de sistemas de defensa territorial, como la Defensa Popular Total y Autoprotección Social yugoslava o la Guerra de Todo el Pueblo cubana. Por eso, Gerasimov pide a los pensadores militares agrupados en la Academia de Ciencias Militares que dediquen una atención mayor a este tema.

Recordemos que hace dos décadas, se desarrolló en Estados Unidos un interesante debate sobre la utilidad de las inversiones en medios militares de alta tecnología cuando la probabilidad de un enfrentamiento con ejércitos bien equipados era muy baja y el uso normal de las Fuerzas Armadas sería en operaciones contra la insurgencia, como las de Iraq o Afganistán.

Precisamente, el concepto de “guerra híbrida” surge, al menos en parte, como consecuencia de este debate. No se podían abandonar las costosas inversiones en material militar de alta tecnología porque guerra regular y guerra irregular no constituían necesariamente dos opciones alternativas, sino que podían ser las dos caras de una misma moneda. Gerasimov llega a una conclusión similar.

Tras analizar los rasgos definidores del entorno de los conflictos del siglo XXI, Gerasimov concluye que es necesario para Rusia un enfoque integral de la Defensa y Seguridad como habilitador para las acciones hibridas en las guerras futuras, recomendando un esfuerzo gubernamental para que se integre el aparato militar con las actividades de otros organismos y departamentos del Estado ruso, considerando esta cooperación cívica- militar como la base de las medidas en la resolución de los conflictos.

En la IX Conferencia de Seguridad Internacional en Moscú, entre el 23 y el 24 de junio de 2021, organizada por el Ministerio de Defensa de Rusia, en la que se discuten temas como las amenazas y los retos modernos para la seguridad en Europa, Asia, África y América del Sur. Donde los participantes del coloquio internacional abordaron cuestiones como el control de armamentos, la cooperación militar, la transparencia de la actividad militar, así como la ciberseguridad, la desinformación y la prevención de la propagación del covid-19.

Valery Gerasimov, consultado en su condición de Jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia, expresó su preocupación por el desarrollo de armas de destrucción masiva, las nucleares, biológicas y químicas, e hizo hincapié en la necesidad de tratados internacionales para mantenerlas bajo control, pero califico al arsenal nuclear de Rusia como “puramente defensivo”.

Sin embargo, consideró que si bien la política de Rusia no es ser agresiva con ese tipo de armas, señaló que el país “se reserva el derecho de implementar el uso de armamento de destrucción masiva, como el nuclear, como respuesta a una situación provocada por otro país si se utilizaran armas de destrucción masiva, nucleares o de otro tipo, o incluso en casos de agresión con armas convencionales contra Rusia o sus aliados si se pone en peligro la existencia del Estado.

El 3 de julio de 2021, el actual presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, aprobó la estrategia de la seguridad nacional de Rusia y el documento entró en vigor a partir de la fecha de su firma. Es un documento básico de planificación estratégica que define los intereses nacionales y las prioridades estratégicas del país, así como los objetivos y medidas en el campo de la política interna y externa en aras de fortalecer la seguridad nacional y garantizar el desarrollo sostenible de Rusia a largo plazo.

En este nuevo instrumento se ve reflejada claramente que la estrategia de Defensa de los rusos se basa en la doctrina Gerasimov toda vez que prioriza en el mismo la colaboración cívico-militar, sobre todo en materia de información, ciberguerra, comunicaciones, incluyendo acciones en casi la totalidad de los organismos rusos, incluida la salud pública.

 

* Jurista USAL con especialización en derecho internacional público y derecho penal. Politólogo y asesor. Docente universitario. Aviador, piloto de aviones y helicópteros. Estudioso de la estrategia global y conflictos. 

©2021-saeeg®

 

 

LA CRISIS ENTRE RUSIA Y UCRANIA

Giancarlo Elia Valori*

Ucrania, la UE y Estados Unidos han interactuado a menudo entre sí y la crisis en Donbass es difícil de detener, ya que la situación en la frontera ruso-ucraniana se ha sobrecalentado desde mediados de marzo. El 13 de abril, el Ministro de Asuntos Exteriores ucraniano participó en la reunión extraordinaria del Comité OTAN-Ucrania y mantuvo conversaciones con el Secretario General de la OTAN Jens Stoltenberg y el Secretario de Estado de los Estados Unidos Tony Blinken, con la esperanza de obtener el apoyo de los países de la OTAN en la confrontación con Rusia.

El mismo día, el presidente estadounidense Biden habló con su homólogo ruso Putin. El presidente Biden reiteró el apoyo de Estados Unidos a Ucrania y propuso celebrar una cumbre en un tercer país en los próximos meses para discutir exhaustivamente los problemas actuales que enfrentan los dos países.

La razón por la que las partes han caído en una situación tan tensa está obviamente relacionada con el conflicto histórico entre Ucrania y Rusia. Desde principios de 2021, el gobierno ucraniano ha tomado una serie de medidas en temas como la situación en el este de Ucrania y las relaciones con Rusia.

Fotos difundidas por la agencia de noticias Reuters y algunas redes sociales mostraron que las tropas rusas reunidas en la frontera tenían sistemas de misiles antiaéreos como Doyle y Beech, así como algunos tanques y vehículos blindados.

BBC, Reuters, Associated Press y otros medios occidentales informaron oficialmente que Rusia había enviado recientemente un gran número de tropas a las zonas fronterizas orientales de Crimea y Ucrania.

Ante esta tensa situación, el gobierno ucraniano ha tomado a menudo medidas internas y externas y también ha intensificado su interacción con los gobiernos turco y estadounidense.

El 2 de abril, el presidente Biden habló por primera vez con el presidente ucraniano, el populista y ex actor, Volodymyr Oleksandrovych Zelens’ky, quien dijo que no permitiría que su país enfrentara solo la presión de Rusia cuando la situación en el este de Ucrania se intensificaba y empeoraba.

El 5 de abril, el portavoz del Departamento de Estado, Edward Price, acusó al ejército ruso de reunir un gran número de tropas en la frontera ruso-ucraniana y pidió explicaciones al bando ruso. Además, la Marina estadounidense había planeado enviar dos buques de guerra al mar Negro a través del Bósforo del 14 al 15 de abril, pero el 15 de abril, la parte turca declaró que el plan había sido cancelado.

Con una referencia específica a las relaciones turco-ucranianas, el Presidente Zelensky visitó Turquía el 10 de abril y se reunió con el Presidente turco Erdoğan para discutir la situación en el este de Ucrania, así como otras cuestiones. El Presidente Erdoğan también subrayó que Turquía apoyaba la integridad territorial y la soberanía de Ucrania, y su posición no era reconocer la anexión de Crimea, que el idiota Jrushchov regaló a Ucrania después de unas copas en 1954, menos de un año después de la muerte de Stalin. Teniendo en cuenta su estrecha mentalidad y su ignorancia grosera, no entendía que la Constitución estalinista del 5 de diciembre de 1936 tuviera una base jurídica fundada y también respetara la secesión de las Repúblicas de la URSS (Artículo 17: “Toda república federada conserva el derecho de secesión libre de la URSS”). Como es bien sabido, la primera consecuencia destructiva del alcohol es la pérdida de control mental.

Además, la reciente cooperación e interacción militar entre Ucrania y Turquía también ha suscitado mucha preocupación. Según Al Jazeera, en 2018 Ucrania compró 6 vehículos aéreos no tripulados TB2 (UAV) de fabricación turca y 200 armas guiadas por precisión por un precio total de 69 millones de dólares. El 15 de marzo de 2021, varios aviones de transporte C-17 volaron de Turquía a Ucrania, portando armas y equipo.

Según el informe, en el reciente conflicto sobre Nagorno-Karabaj, Ucrania envió expertos militares para vigilar de cerca cómo el ejército azerbaiyano utilizó esos aviones no tripulados de hecho turcos. Algunos de ellos dijeron que encontraron que los métodos de guerra del ejército azerbaiyano “tienen mucho en común” con la guerra de las fuerzas gubernamentales ucranianas contra los militantes en el Este.

El 13 de abril, el sitio web de noticias militares Defense Blog informó que el avión no tripulado TB2 había sido desplegado cerca de Donbass, mientras que funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso presentaron una protesta pública. Vale la pena señalar que Turquía fue sólo la primera parada en la visita al extranjero pagada por el presidente populista Zelensky. También se reunió con el presidente francés Macron. Previamente, los líderes de Alemania y Francia habían celebrado una videoconferencia con el presidente ruso Putin. El portavoz del presidente Zelensky comentó que las partes no deben excluir a Ucrania al tomar alguna decisión al respecto.

Según la Casa Blanca, el presidente Biden expresó su preocupación por la presencia militar rusa en la frontera con Ucrania e instó al presidente Putin a desescalar la tensión. La Casa Blanca concluyó: “El presidente Biden destacó el firme compromiso de Estados Unidos con la soberanía y la integridad territorial de Ucrania”. El Kremlin subrayó: “Durante el intercambio de opiniones sobre la crisis interna de Ucrania, el presidente Putin esbozó las bases para las medidas del ‘paquete de Minsk’ (acuerdo de alto el fuego) del 12 de febrero de 2015 como una solución política”.

Por esta razón, en julio de 2020, el grupo de contacto tripartito sobre Ucrania (Ucrania, Rusia y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) celebró una videoconferencia con representantes de las fuerzas armadas civiles en la región de Donbass, en el este de Ucrania, con miras a lograr un alto el fuego global en la región a fin de llegar a un futuro acuerdo.

Sin embargo, desde finales de febrero de 2021, los incidentes y las víctimas han aumentado en el este de Ucrania. Las fuerzas gubernamentales ucranianas y las fuerzas armadas civiles en el Este se han acusado mutuamente de romper el acuerdo de alto el fuego.

El gobierno ucraniano dijo a finales de marzo que la reunión de tropas rusas en sus zonas fronterizas representaba una grave amenaza para la seguridad nacional. Por el contrario, la parte rusa cree que es precisamente porque las fuerzas militares de los países de la OTAN y otras partes se están volviendo más activas en áreas cercanas a la frontera rusa que Rusia se ha visto obligada a permanecer vigilante, garantizando la estabilidad y la seguridad en su frontera.

Durante ese período, el lado ruso tuvo reacciones que sorprendieron a Occidente. Además de la información sobre la movilización de tropas que se informó intensamente en los medios occidentales, Rusia también envió señales más intensas a través de los canales de medios de comunicación. Russia Today planteó públicamente la cuestión del “Donbass ruso” por primera vez mientras participaba en el Foro “Rusia-Donbass” el 28 de enero de 2021. Rusia subrayó que no se descarta recuperar el “modelo de Crimea” en situaciones desesperadas y controlar directamente la región de Donbass.

En apoyo de Ucrania, la Administración del presidente Biden revirtió la decisión del expresidente Trump de retirar tropas de Alemania el 13 de abril. Mientras tanto, tanto el secretario de Defensa estadounidense Lloyd James Austin III como el secretario de Estado Blinken visitaron países europeos en la primera quincena de abril. El 13 de abril Austin anunció que, además de detener la retirada, Estados Unidos enviaría 500 soldados adicionales a Alemania. Cuando se le preguntó si la medida fue diseñada para transmitir un mensaje a Rusia, Austin dijo que estaba “enviando una señal a la OTAN” para mostrar el compromiso de Estados Unidos con la alianza transatlántica y con Alemania.

Al mismo tiempo, Blinken se reunió con los aliados de la OTAN en Bruselas y mantuvo una reunión separada con el ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Ivanovyč Kuleba. Blinken le dijo: “Estados Unidos apoya firmemente la integridad territorial y la soberanía de Ucrania”. Y el Ministro respondió que Ucrania necesitaba urgentemente la ayuda de la OTAN.

También cabe señalar que la OTAN siguió prestando asistencia a Ucrania. El 10 de marzo, una delegación de comandantes de la fuerza terrestre de la OTAN, encabezada por el teniente general de la OTAN Roger Cloutier, llegó a Ucrania. Según un informe anterior en el sitio web de noticias Ukrinform, el ejército ucraniano comentó que el viaje demostró que la OTAN consideraba a Ucrania como un “socio estratégico”.

Según el Secretario General Stoltenberg, la OTAN está proporcionando actualmente diversas formas de ayuda al ejército ucraniano, incluyendo entrenamiento, ejercicios conjuntos y modernización militar. Aunque Ucrania no es un Estado miembro de la OTAN, ha obtenido armas occidentales como el misil antitanque Javelin a través de varios canales.

Nos preguntamos si vale la pena una tercera guerra mundial, en caso de una invasión de la zona geopolítica rusa por parte de la OTAN. ¿Vale la pena tener al menos entre 4.000 y 5.000 millones de muertos y un planeta devastado en el tiempo, con el que los 20 millones de muertos de la Segunda Guerra Mundial parecerían un accidente automovilístico en comparación? ¿Y para qué? ¿Por el viejo odio interétnico que a terceros les gustaría explotar para su propio beneficio, probablemente creyendo que están contrarrestando al ejército panameño o granadino?

Supongamos que la República Popular China enviara una fuerza expedicionaria —con unidades de la Armada y misiles— a su México amistoso: ¿qué crees que pasaría?

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

©2021-saeeg®