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ABSOLUTA PRIORIDAD EN EL AÑO 2023: LA RECUPERACIÓN DEL ESTADO INSTITUCIONAL

Grl Heriberto Justo Auel*

“Civitas filia temporis” *

 

1) ¿Cómo alcanzamos la categoría de “Estado fallido”?

A fines del 2021 publicamos el ensayo “Es la tormenta que lleva al puerto” (1). Lo tomaremos hoy como punto de partida para el presente.  Decíamos entonces:

“Los dos jueces prevaricadores del TOF Nro. 5 —Adrián Grünberg y Daniel Obligado— se “han llevado” lo que quedaba de la Institución Judicial. La Argentina llegó —con este aberrante hecho jurídico/político— al estadio de “Estado Fallido”.

Un continuo “proceso revolucionario castro-comunista” —que cumple más de sesenta años de actividad sediciosa— está llegando a alcanzar su objetivo inicial, que nunca cambió: tomar el poder, definitivamente. Lo que si cambió —a lo largo del tiempo— fue su estrategia: han transcurrido —en esas seis décadas— cinco diferenciadas campañas ininterrumpidas —1959/2022— (2) (3). La consigna “vamos por todo” indica esa intencionalidad.

Entendíamos por Estado Fallido” —en aquel ensayo— lo siguiente:

“aquel que no puede garantizar su propio funcionamiento o los servicios básicos a la población. Eso puede deberse a que ha perdido el monopolio de la fuerza, sufre un vacío de poder, legitimidad disputada, instituciones frágiles o carece de capacidades y recursos para satisfacer las necesidades esenciales de sus ciudadanos, entre otras causas. Se mide el fracaso de un estado con los siguientes parámetros:

      1. Corrupción política e ineficacia judicial.
      2. Sobre población contaminación.
      3. Altos niveles de criminalidad inseguridad ciudadana.
      4. Altos niveles de informalidadpobreza pobreza extrema.
      5. Crisis económicasinflación desempleo.
      6. Fuga de talentos(emigración altamente cualificada).
      7. Bajos porcentajes de personas con educación superior.
      8. Gran parte de la población con la primaria y/o secundaria incompleta.
      9. Pérdida de control físico del territorio o del monopolio en el uso legítimo de la fuerza.
      10. Incapacidad de responder a emergencias nacionales.
      11. Vulnerabilidad frente a desastres naturales.
      12. Incapacidad para suministrar servicios básicos”.

(Hemos señalado aquellos parámetros que entendemos señalan el fracaso del Estado argentino).

El Estado —en nuestra Patria— en todos sus niveles ha sido demolido constante y progresivamente a través del vaciamiento de sus Instituciones Constitucionales, hasta alcanzar —en el presente— la categoría de “estado fallido”. Cuando en nuestras calles oímos el grito clamando ¡Justicia!, se debe a que los Tribunales existen, pero la Justicia —que es su razón de ser— ha desaparecido. Cuando el clamor es por la ¡Seguridad!, no es porque no haya cuarteles y comisarías, sino que la misión constitucional que tienen, no se cumple. Y así podríamos continuar con la educación, la salud, la economía, etc.

Desde 1983, hasta hoy, la revolución explota intensamente sus éxitos estratégicos de posguerra. Habiendo transcurrido cuatro décadas de explotación de sus éxitos estratégicos, ¡¿cómo es posible que nuestra dirigencia política no lo vea¡? Nos hemos preguntado —reiteradamente— ¿Es ignorancia, miopía o “compromiso”? ¿Le temen a la “revolución castro-comunista”? ¿O simpatizan con ella? ¿Tienen conciencia de que somos un país en doble posguerra y con dos estados de guerra activos? ¿Tienen como enemigo al neoliberalismo? ¿O aún están atascados en los odios del pasado? (4) (5).

Al respecto, el periodismo “converso” —feroz enemigo de la corrupción— cuando debe citar hoy al enemigo terrorista revolucionario, retiene el antiguo discurso aprendido en los ´80, plagado de palabras simbólicas: “dictadura”, “represores”, “desaparecidos”, etc.… ¿No les llama la atención que los derechos humanos estén en manos comunistas en nuestra Patria? ¿No se apercibieron que el Nüremberg argentino cumple cuarenta años y aún continúa…?

Compatriotas dirigentes: ¿No les parece que hay que despertar? “Civitas filia temporis”* ¿Uds. no oyen a los clarines que llaman a reunión?… ¿o creen que el “golpe institucional” del 01/02/2022 —del Ejecutivo y del Legislativo— contra la SCJ, fue por los motivos que se aducen? Las falacias oficiales hace mucho tiempo que no son creíbles ni viables. Por ello vale la pena insistir —una vez más— en la concientización de la verdad a través de una breve síntesis de la situación estratégica que algunos miran y no ven —o no quieren ver—. Es insoslayable salir de la confusión, cuanto antes.

La guerra es un fenómeno sociopolítico que tiene una dirección estratégica y un desarrollo táctico, en el que se logra la victoria o la derrota. Los argentinos triunfamos en los combates —nivel táctico— en los ´70. Pero la derrota convencional del ´82 —en el Atlántico Sur— llevó al colapso al gobierno militar y en la inmediata doble posguerra la inteligencia británica “trastocó” nuestra victoria táctica de los ´70, en derrota político-estratégica —decreto 158/83 mediante— en colusión con la inteligencia castro-comunista.

El eje de la maniobra colusiva fue el CELS de Verbitsky —triple agente— y su objetivo fue la destrucción del núcleo duro del Estado Nacional: las FF.AA. y el Poder Judicial. Para ello se inició simultáneamente —con la judicialización de la guerra— una profunda manipulación del cerebro de los conmocionados argentinos, con todos los medios de comunicación del Estado.

Este proceso de transculturización fue muy eficiente y sus consecuencias se evidenciaron en sucesivos comicios y aún se puede reconocer en amplios sectores dirigenciales “progresistas” —de derecha y de izquierda— categorizados como “palomas” o  “transversales”proclives a alinearse con los pseudo-revolucionarios—. Además, hay dirigentes que atrasan décadas. Aún permanecen en el estadio peronismo/antiperonismo de los ’50.

Quienes en realidad ocupan hoy nuestro escenario conflictivo son los extemporáneos revolucionarios castro-comunistas y quienes abrazamos a nuestras tradiciones, a la Libertad y a la Constitución alberdiana y asumimos decididamente la lucha contrarrevolucionaria: democracia Vs. dictadura.

Ahora bien, cabalgando a este conflicto están además las mafias corruptas infiltradas en la política y en las instituciones con la única finalidad de evitar su inexorable encarcelamiento. Su impunidad les exige la “reforma constitucional” que pregonan.

2) El Poder y el Estado (6)

¿Fue casual que el enemigo revolucionario seleccionara al “núcleo duro” del Estado, para iniciar la toma del Poder? No, no fue casual. “Las Instituciones —como la verdad— son hijas de su tiempo” —dice Norberto Bobbio— y en la actualidad la institución FFAA son el sostén de la Política Exterior y el brazo armado que permite el desarrollo de una fuerte sociedad civil, así como la institución Poder Judicial es garantía de credibilidad de la nación y de su paz social.

Hoy carecemos totalmente de instituciones sanas. En consecuencia no hay Política Exterior ni de Seguridad Nacional, no existe credibilidad en la Argentina y por ello tampoco hay Economía. El espacio argentino se presenta como una “zona liberada” a las mafias, en particular las del narcotráfico, que sostienen financieramente al castro-comunismo.

El Poder se ejerce a través de las Instituciones del Estado. Al atacar y destruir al núcleo duro del Estado, el castro-comunismo licuó al instrumento jurídico-institucional y a la vez transfirió el poder a sus organizaciones mafiosas que colonizaron a la Política. A esta acción debe sumarse el “entrismo” ideológico y como resultante la extrema debilidad de los partidos políticos, carentes hoy de liderazgos y de contenidos doctrinarios.

Ante la ausencia de los partidos, gobiernan las coaliciones “electorales”, asociación de personalidades que encabezan agrupamientos burocráticos que, al no estar “unidos” por objetivos políticos proyectados en el tiempo, carecen de coherencia para gobernar.

Si estas coaliciones no eliminan a sus “quintas columnas” ** antes del 2023, la parálisis gubernamental nos llevará a un grave conflicto social.

3) La recuperación de la democracia y de la libertad

Iberoamérica —bajo “contraofensiva revolucionaria” ordenada por el Foro de San Pablo en julio de 2019— está siendo reconquistada por el castro-comunismo —por vía electoral— y establece “democracias de partido único” a través de reformas constitucionales inspiradas en el modelo cubano/boliviano —caso Chile—. De ese modo las dictaduras “de hecho” se orientan a un estatus “de derecho” que les otorgue permanencia, a pesar de los escandalosos niveles de corrupción que les exige su supervivencia mafiosa, fundada en el narcotráfico.

Nuestra Patria —encuadrada en una situación geopolítica caracterizada por la “decadencia de Occidente”— vive una situación que “Justicia y Concordia. Asociación de Abogados por la Verdad y la Justicia” —respetadísima asociación que agrupa a cientos de profesionales del Derecho— ha sintetizado en estos días —acertadamente— en los siguientes términos:

“Ya no existe para nosotros el mal menor. La Argentina está en manos de la peor gente que este suelo vio nacer en toda su historia. La Argentina reclama, pues, una respuesta proporcionada a la gravedad de esta hora. Y esta tiene que partir de la verdad sobre sus causas y sus responsables”.

Monseñor Aguer, simultáneamente, —bajo el título “Enajenados”— describió magistralmente la situación social que alcanzamos. Rescatamos del artículo el siguiente párrafo:

“Los medios de comunicación dan cuenta de un fenómeno social que para la gente de mi edad y aún para muchos adultos, resulta insólita y reciente. Las noticias cotidianas son alarmantes y no es posible acostumbrarse a convivir con un fenómeno semejante. Me refiero a la cantidad abrumadora de delitos —robos y crímenes— que tienen como protagonistas a jóvenes y adolescentes. Por ejemplo, son frecuentes los casos en que atacan a las víctimas que han elegido o que se les presentan circunstancialmente como una oportunidad, a la que intentan despojar del teléfono celular o de cualquier otro bien y aunque no logren arrebatarlo, le disparan un balazo o le arrojan un puntazo cortante y lo matan. Lo hacen con total naturalidad”. 

Ambas conceptualizaciones —originadas en el máximo nivel cultural del país— indican con toda claridad la profundidad de la crisis generalizada que hemos alcanzado. La recuperación del país hace imprescindible la “recuperación del Estado Institucional” como instrumento jurídico de la Gran Política para recuperar nuestro futuro, dentro de los cánones de la democracia liberal de Occidente, de la Libertad como valor central de nuestra cultura y de la responsabilidad, como factor de la cordura que nos permita regresar al concierto del mundo occidental.

Los objetivos de la revolución castro-comunista en curso —en gran parte de Iberoamérica y en nuestro país— y la necesidad de alcanzar la impunidad para un sector gravemente corrompido de nuestra sociedad, han impulsado el “salto de garrocha”*** que hemos citado en numerosas publicaciones del año 2021. La reciente visita de “Tartufo” a Moscú y a Beijing ha tenido esa finalidad inmediata, dada la extrema debilidad de su gobierno para llegar a fines del año 2023.

“Tartufo” ha “ofrecido” a Putin a la Argentina como “base de operaciones” o su “puerta de entrada” a Iberoamérica. El ex-KGB hace mucho tiempo que aspira a la presidencia de la OPEP para regular el precio del gas. Su posicionamiento en PDVSA y ¿en YPF? le allanarían el camino a su objetivo. A su vez el “ofrecimiento” —¿entrega?— a Xi Jinping abarca —sin duda— temas mucho más trascendentales: se trata de lograr el cumplimiento del contrato que lo llevó a la presidencia (7) y al presidente chino “no le preocupa la confrontación de las “autocracias Vs. democracias” —como a Biden—. Centralmente le preocupa y ocupa el poder imperial chino en ascenso” (8).

Decíamos hace menos de un año (8):

“Xi se aproximó a Moscú —interesado en su arsenal— y con ello a la “alianza invencible” planteada por el Cap Haushofer en su “Tesis”  —ciertamente más fuerte que la de Xi— (4). Sigilosamente —desde el 2011— con estrategias indirectas y “zonas grises” (7) China se posiciona en el “anillo exterior” a modo de “contra cerco” sobre el Occidente talasocrático, desplegando su nueva capacidad expansiva en Iberoamérica, África, Australia y también en su vecindario limítrofe —en el “anillo interior”—.

En la Argentina está presente con finanzas, bancos, puertos, ferrocarriles, producción de alimentos, minería, etc. Cuenta con una base estratégica espacial en la Bajada del Agrio y ha ingresado a espacios culturales en las principales universidades nacionales  (7) y (8).

En el pico de la pandemia, el retardo de Xi en la entrega de la vacuna Sinopharm a Buenos Aires ha provocado variados supuestos acerca de promesas KK incumplidas. Cuenta en el gobierno —desde 2020— con figuras que llenan el rol de Rasputín ante la zarina: el “Chino” Carlos Zannini, —profundo lector de los “Cinco Escritos Militares de Mao” (9)— y el “Perro” Verbitstky, leal seguidor de la doctrina estratégica de Sun Tzu. Ambos, factores operativos centrales de Ella. La oposición demuestra un total desconocimiento de las maniobras estratégicas en curso. Su lectura de la situación es totalmente superficial”.

La reciente —sorpresiva y extemporánea— “reacción por impotencia” de Tartufo —en el momento álgido del despliegue militar ruso sobre la frontera de Ucrania— con la banal cobertura de asistir a la inauguración de los “Juegos de Invierno” en Beijing, tiene como única finalidad efectivizar el “pase” argentino a la órbita “asiática chino-rusa”, adoptando el sistema político autocrático oriental, modelo del nuevo comunismo posguerra fría que incluye al “capitalismo de estado”, en desarrollo en la “Isla Mundial”.

EE.UU. de inmediato reaccionó e hizo advertir a la Región que Buenos Aires ha puesto “en riego a la Seguridad Hemisférica”. Sería conveniente prestar atención a la advertencia.

Cuando la “Asociación de Abogados por la Verdad y la Justicia” expresan: “La Argentina reclama, pues, una respuesta proporcionada a la gravedad de esta hora”, entiendo que perciben con toda claridad lo que está en juego: nuestra Libertad. Más de diez proyectos comprometidos en Beijing, con una inversión superior a los veinte millones de US$, se traducen en el ingreso de nuestro país a la órbita de dominio imperial chino, instrumentado por una macro-maniobra geopolítica: la “Franja y Ruta de la Seda”. (9).

Una cosa es ser “socio comercial” de China y otra muy distinta es ser “aliado estratégico”, como lo expone insistentemente el cubano-argentino que se desempeña actualmente como Embajador en China, el joven Vaca Narvaja. Salir de nuestra identidad cultural occidental para ingresar a la órbita cultural oriental es absolutamente inviable.

El hombre libre de nuestra Argentina raigal —simbolizada por los jinetes criollos galopando en nuestra inmensa pampa— jamás será vasallo de ninguna autocracia importada. Hemos nacido bajo el palio de la Libertad en Mayo de 1810.

Solo la inopia de dirigentes políticos ignorantes y amorales puede entender que su salvación judicial está en un trasvasamiento cultural disimulado por la atroz destrucción que vienen realizando en todos los frentes del poder nacional. El subsuelo cultural de aquellos lejanos países está abonado por religiones que admiten el autoritarismo, que es repulsado por la cristiandad. Putin lleva más de veinte años en la presidencia y su aliado Xi ha obtenido una continuidad “sine die” en la cabeza de la nueva superpotencia comunista.

Además de intentar cumplir con el contrato que lo llevó al “sillón de Rivadavia”, un Tartufo sin reservas en el Banco Central debe continuar con el “distribuicionismo” electoralista de Ella —hasta el 2023— y China “no da puntada sin nudos”. Es imposible que en las cláusulas secretas del acuerdo estén ausentes las facilidades argentinas para una gran base naval-logística en el extremo sur, bajo administración china, con una cesión de soberanía similar a la otorgada en Neuquén o que no esté comprometido el G5, para su solapado ingreso al país, a pesar de las advertencias del Pentágono y de la Secretaría de Estado.

Así como “no fue casual” que la revolución castro comunista iniciara sus campañas atacando al “núcleo duro” del Estado, “su recuperación exige absoluta prioridad” a partir del año 23, para recuperar el futuro y la dignidad de los argentinos.

Como hemos adelantado, la Democracia no es solo el ejercicio de la Libertad, sino también de la Responsabilidad. He ahí su grandeza. Si las FFAA son un reflejo de su sociedad, es necesario entender que deben ser su representación legítima. Las elecciones de medio tiempo ya se han expresado claramente en favor de la Constitución Alberdiana.

En 2023 —sin duda— ese mandato se ampliará. Será el momento de rescatar a las FFAA para que representen a la voluntad del soberano. Deberán volver a tener las misiones que la Constitución les otorga, volverán a tener el fuero militar —que es universal— y se volverá a un Servicio Militar Obligatorio que hoy las Flia (s) claman para una juventud que “han perdido con naturalidad” —en palabras de Mons. Aguer— el amor al prójimo y a la Patria.

Simultáneamente, la recuperación del Poder Judicial y de sus Fuerzas Auxiliares tendrá la misma prioridad. El solo hecho de las declaratorias, marchas, concentraciones y los reiterados intentos de su “democratización” por parte de elementos delincuenciales radicalizados, nos eximen de explicitar la importancia de su regreso a los andariveles de la Justicia.

Ha llegado la hora de producir “la respuesta proporcionada a la gravedad de esta hora”.

La Argentina debe decidir los pasos a dar —en el corto plazo— para evitar los propósitos mafiosos de una minoría enajenada que para evitar su inexorable ingreso a la cárcel, están entregando nuestro futuro a una revolución perversa y a las potencias que disputan la hegemonía mundial con un Occidente decadente.

“Civitas filia temporis”

 

* Oficial de Estado Mayor del Ejército Argentino y del Ejército Uruguayo. Ha cursado las licenciaturas de Ciencias Políticas, de Administración, la licenciatura y el doctorado en Relaciones Internacionales. Se ha desempeñado como Observador Militar de la ONU en la Línea del Cese de Fuego del Canal de Suez. Comandó tropas de llanura, montaña, aerotransportadas y mecanizadas.

 

Aclaraciones y citas

* “Civitas filia temporis”: “La verdad es hija de su tiempo”.

** Quinta columna: es una expresión utilizada para designar, en una situación de confrontación bélica, a un sector de la población que mantiene ciertas lealtades (reales o percibidas) hacia el bando enemigo, debido a motivos religiosos, económicos, ideológicos o étnicos.

*** Salto de garrocha: intención y acción revolucionaria que intenta el gobierno kk,  para alcanzar el “cambio del sistema político constitucional” de la Argentina, saliendo del bloque “Occidental Cristiano” para ingresar a la órbita asiática —China/ Rusa— en pugna por la primacía mundial con EE.UU. y la UE.

 

Referencias

(1). H. J. Auel. “Es la tormenta que lleva al puerto”. Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires (IEEBA), diciembre de 2021, www.ieeba.org.

(2). H. J. Auel. “Guerra contrarrevolucionaria en la Argentina. Estrategia del terrorismo revolucionario para la toma del poder”. Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires (IEEBA), julio de 2021, www.ieeba.org.

(3). H. J. Auel. “La amenaza híbrida en la Quinta Campaña”.  Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires (IEEBA), julio de 2020, www.ieeba.org.

(4). H. J. Auel. “La dirigencia argentina frente a los desafíos de la Seguridad Nacional en el siglo XXI”.  Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires (IEEBA), agosto de 2015, www.ieeba.org.

(5). H. J. Auel. “La larga guerra civil argentina y el actual estado de guerra civil-revolucionario”.  Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires (IEEBA), julio de 2013, www.ieeba.org.

(6). F. Aznar Fernández Montesinos. “Las FF. AA. en la construcción del Estado”.  Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires (IEEBA), 26/03/2014, www.ieeba.org.

(7). H. J. Auel.  “Alberto Ángel Tartufo Fernández; candidato del Foro de San Pablo”. Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires (IEEBA), 10/08/2019. www.ieeba.org.

(8). H. J. Auel. “El encuadramiento geopolítico internacional de la actual situación estratégica argentina”. Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires (IEEBA), marzo de 2021, www.ieeba.org.

(9). H. J. Auel. “La geopolítica del “virus chino”. Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires (IEEBA), mayo de 2020, www.ieeba.org.

RESISTENCIA ASIMÉTRICA

Iris Speroni*

El Estado nos sale el doble que durante el siglo XX, pero sin contraprestación alguna.

 

Desde que se instaló la socialdemocracia al frente del gobierno del país, en 1983. No paramos de retroceder.

Habrá quienes sostengan que viene de antes y ofrezcan fechas alternativas. Es válido.

De 1983 subió sin cesar el costo del Estado como proporción del PBI. Esto quiere decir que del total que los argentinos producen año tras año, el 50% se lo llevan los administradores del país (los políticos) para gastar como ellos crean conveniente. La contracara de esto es que de todo lo que producimos nos queda para nosotros solamente el 50% y nos tenemos que arreglar con eso. El tema no es menor, porque la Argentina, para no perder capital (para producir bienes y servicios) necesita reinvertir al menos el 20% de lo que produce. Con lo que los privados o bien nos dedicamos a vivir con el 30% restante y reinvertir el 20% o no reinvertimos nada y nos queda el 50% para vivir; o algo intermedio. Ahora bien, si no invertimos, mínimamente el 20%, cae el capital total y entonces el país cada vez puede producir menos. Que es exactamente lo que sucede. El país no para de decrecer porque la inversión anual no alcanza el nivel de reposición del capital que se amortiza. Por otra parte, un nivel de consumo bajo (con el 50% que nos dejan, tenemos que hacer malabarismos entre invertir y consumir) lleva a una caída general de actividad. Sufren todos aquellos que producen bienes y servicios para el consumo doméstico, porque tienen un público empobrecido.

Lo más paradójico de todo esto es que todos los servicios públicos son peores que décadas atrás. Ahora se quedan con el 50% en lugar del 25% (el standard durante el SXX) y sin embargo los hospitales se caen a pedazos y pagan monedas a médicos y resto del personal; las escuelas necesitan pintura, reparar techos y aberturas, limpieza; no tenemos FFAA; las fuerzas de seguridad necesitan buenos sueldos, entrenamiento, uniformes, hasta balas para practicar tiro. No hablemos de la administración de justicia, que brilla por su ausencia a pesar de los sueldazos de los jueces.

Con el 25% el Estado hacía escuelas; con el 50% no pinta las escuelas que existen. Con el 25% el Estado construía Chocón-Cerros Colorados, Salto Grande y Atucha. Con el 50% actual debe endeudarse para levantar represas en Santa Cruz o ampliar Atucha. Con el 25% teníamos submarinos, cientos de aviones de guerra, miles de argentinos hacían el servicio militar todos los años y teníamos miles de militares profesionales repartidos por todo el país. Con un Estado que cuesta el 50% del PBI anual, los militares ganan miseria, no le dan instrucción militar a los ciudadanos, no tenemos submarinos, tenemos pocos barcos, no tenemos aviones de guerra, interrumpieron la construcción de misiles y la lista continúa. Con 25% teníamos algo parecido a administración de justicia (con fallas), pero los chorros iban presos. Con 50% llenamos de hippies la justicia, y entonces paz y amor con supersueldos y los chorros y asesinos libres.

Con lo cual, el Estado nos sale el doble que durante el SXX, pero sin contraprestación alguna. Ni siquiera mantienen los bienes en las mismas condiciones en que estaban. Lo que existe, se deteriora por falta de mantenimiento. Además los gobiernos kirchneristas (2003-2015) y de Macri se caracterizaron por la venta indiscriminada y acelerada de bienes (propiedad de las FFAA, del FFCC, edificios antiguos y de alta categoría como el que alojaba el Instituto Antártico) y la destrucción del patrimonio cultural arquitectónico de nuestro país. O sea que dándoles un 50% de todo lo que producimos anualmente, reducen el patrimonio común.

Además, nos endeudan, que es la segunda manera de reducir el patrimonio común. El patrimonio es todo lo que uno tiene menos todo lo que uno debe.

Más importante que cuánto gasta el Estado es cuánto nos queda a nosotros. Durante el SXX el Estado se llevaba el 25%. Eso quiere decir que en los bolsillos nuestros nos quedaba el 75% de lo que se producía. Por eso antes un trabajador podía hacerse una casa y ahora no. Por eso se podía ir 10 días a Santa Teresita y ahora no. Tener el 75% en nuestros bolsillos nos permitiría consumir más, invertir en bienes de capital (una camioneta para hacer reparto, un pequeño comercio, herramientas), o en bienes durables (vivienda). Nuestro nivel de vida no para de caer para que ese dinero pase —momentáneamente— a las arcas del Estado, para que luego los políticos y sus amigos se abalancen y se lo repartan entre ellos.

Mientras nosotros estamos cada vez más pobres, los políticos y sus amigos están cada vez más ricos, a niveles impensados cuarenta años atrás.

Se abocaron a una bacanal de saqueo. Es la remuneración por ser interventores del país y no dejarnos levantar cabeza. Tanto los políticos como los “empresarios” amigos acatan cuanta imposición les venga del exterior, con tal de no perder su posición de privilegio.

Podríamos hablar de cómo le regalan la cordillera y el Mar Argentino a los ingleses y españoles o cómo abandonaron la causa Malvinas o cómo destruyeron sistemáticamente la educación o cómo dejan que las empresas nos vendan porquerías bajo el rótulo de alimentos. Son detalles adicionales de la traición.

Lo que importa es que nosotros somos cada vez más pobres mientras vemos que los políticos viven en un lujo soñado décadas atrás no sólo por estos individuos sino por la casta política en general. El país se cae a pedazos y la población se agarra con las uñas a su cada vez más escaso patrimonio, mientras la casta ya no recuerda qué significa trabajar en la economía real, acumula más y más patrimonio y sus integrantes tienen veleidades de millonarios.

Cuando uno los escucha hablar a algunos diputados o senadores, aún a gente que en otra situación es sensata, se da cuenta que:

a) no tienen proyecto de país,

b) no tienen verdadera dimensión de cuán mal están las cosas para el pueblo de a pie,

c) no se les cae una idea de cómo mejorar la situación,

d) no les importa,

e) sólo piensan en continuar la depredación del patrimonio nacional para su beneficio personal,

f) con tal de seguir en el puesto aceptan cualquier cosa (g. el aborto impuesto desde el exterior, v.g. que el CELS y Amnistía Internacional fueran los censores de los ascensos militares, v.g. que el BID y el BM impongan la destrucción del FFCC y de la educación),

g) no importa cuánto dinero les demos, siempre es poco —como todo vicioso—,

h) jamás se preocupan por mejorar las condiciones de vida de la población (ej. pintar escuelas y hospitales, bajar los niveles de criminalidad),

i) son socios de los “empresarios” saqueadores y entre ambos grupos nos comen las entrañas hasta dejarnos en la carcasa,

j) kirchneristas, massistas, radicales, cc, pros son socios en arruinarnos, acá no hay buenos,

k) Argentina está intervenida.

Por lo tanto, hasta que reconstruyamos el proyecto de país, nos deshagamos de todos ellos y hagamos andar a la Argentina (totalmente factible), debemos encarar una resistencia pasiva. Pagar la menor cantidad de impuestos posible, interponer amparos ante la Justicia para frenarles todo lo que quieran hacer, no importa qué, y complicarles la vida en la medida de nuestras posibilidades. Enseñar a nuestros hijos cómo creemos que son las cosas, rechazar todas las porquerías que nos quieren imponer.

Hasta que podamos echarlos a patadas.

 

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

 

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Equilibrio inestable

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Enduro

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Nuestra tragedia: cancelar en 1982 nuestro proyecto de nación

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A LA ARGENTINA LE URGE UN GRAN REDISEÑO ESTRATÉGICO. EJES DE LA PROPUESTA.

Marcelo Javier de los Reyes*

«La planificación a largo plazo no es pensar en decisiones futuras, sino en el futuro de las decisiones presentes».

Peter Drucker

 

Si me preguntaran que haría para reconstruir la Nación, tendría que presentar una propuesta integral pero, dado el desastroso estado en que la casta política ha dejado las arcas nacionales, provinciales y municipales, habrá que trazar algunas prioridades, pero lo cierto es que no se debe emparchar sino proceder a un proyecto estratégico de reordenamiento nacional.

Para poner en contexto la tarea que se debe llevar desde el gobierno, me permito compartir con ustedes algunos párrafos de mi libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales: un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”[1]:

La inteligencia, entonces, resulta íntimamente vinculada a la geopolítica, a la economía, a la estrategia y a las relaciones internacionales —por ende, a la diplomacia—, a partir de relaciones cooperativas, competitivas o confrontativas que los actores internacionales —en este caso los Estados— generen entre sí.

Les cabe a los decisores del más alto nivel de un Estado diseñar, planificar y ejecutar los objetivos geopolíticos a partir de la información proporcionada por la Inteligencia Estratégica. De este modo, Geopolítica e Inteligencia deben actuar estrechamente[2]. Cabe aclarar que la Geopolítica debe ser entendida en un sentido actualizado que excede el concepto de “territorio”, habida cuenta la proyección de los Estados en el espacio celeste y en el espacio virtual. La observancia de esos objetivos nacionales es lo que lleva a los diversos gobiernos a jugar en el escenario internacional. De modo tal que es casi imposible que un país pueda desvincularse del acontecer internacional, de las tendencias y de las ideologías que se imponen en el escenario mundial, así como de las amenazas, riesgos y crisis que se convierten en transnacionales.

El mundo actual, plagado de incertidumbres, de cambios impredecibles, sometido incluso a alteraciones con motivo del cambio climático, lleva a que los Estados precisen, imperiosamente, de un alto nivel de inteligencia y de sus métodos de análisis para resolver o prevenir conflictos, para desarrollar el planeamiento estratégico y para llevar adelante los procesos de toma de decisiones. […]

La política exterior de un Estado no está necesariamente desvinculada de su política interna, por el contrario. […]

Para desarrollar su política exterior un Estado precisa de una estrategia, de objetivos nacionales claramente especificados y de instrumentos que no significan otra cosa que los recursos de poder con que cuenta para influir sobre los otros miembros de la comunidad internacional. […]

El concepto de estrategia, si bien es propio del lenguaje militar, puede ser aplicado a diferentes ámbitos y nos permite evaluar entre un determinado número de alternativas cuál es la solución más conveniente y aplicable para los intereses nacionales. De forma más clara podría expresarse que la estrategia nos sugiere cómo llevar adelante determinados objetivos.

El vocablo estrategia proviene del griego y se origina en strategós—στρατηγός— que traducimos por “general”. El diccionario la define como el arte de dirigir operaciones militares.

Es un término que en la actualidad ha sido muy aceptado por diferentes disciplinas y ha ocupado incluso espacio en la vida cotidiana: se habla así de estrategias de mercado, de estrategias publicitarias, de estrategia de vida, etc. Por ende la estrategia es una disciplina a la que tanto los militares, los políticos, los economistas, los profesionales de las ciencias sociales y de la ciencia política recurren para llevar a cabo sus respectivos objetivos y toman de ella la terminología necesaria para adaptarla a las diferentes ciencias o disciplinas.

Para ponerla en práctica la estrategia debe identificar actores, intereses —tanto propios como ajenos—, los obstáculos actuales o potenciales para el desarrollo de los objetivos. La estrategia constituye una habilidad o herramienta sumamente necesaria en materia de política exterior para que un Estado pueda imponer sus intereses en función de sus objetivos nacionales o saber cómo accionar ante estímulos externos.

En función de lo expuesto, se debe llevar a cabo una propuesta integral, estratégica, que nos permita diagnosticar los recursos disponibles y potenciales con que cuenta la Argentina para su desarrollo, para su proyección exterior —para lo cual es imperativo instrumentar las herramientas que le permitan desplegar un “poder blando”— y siempre trabajando de forma articulada sobre los ejes interno y externo.

Los ejes centrales

A los fines de llevar adelante una propuesta estratégica debemos debatir acerca de qué modelo de país queremos construir para fijar los Objetivos Nacionales. No cabe duda que Argentina debe ser reconstruida prácticamente desde cero y para ello se debe trabajar para que:

    1. surja una nueva dirigencia nacional en todos los órdenes;
    2. poner fin a la corrupción, un “impuesto” que a la sociedad argentina la somete a la pobreza y a restarle recursos —por ejemplo— a la Educación y a la Salud. En este sentido, se debe tener en claro que el problema de la Argentina no es económico, sino de falta de ética por parte de la clase dirigente;
    3. la población logre tomar conciencia de la crítica situación del país y tome conocimiento de la necesidad de abordar temas que, aunque parezcan distantes, son fundamentales para mantener/recuperar/defender la Integridad Territorial. Uno de ellos es reclamado por la sociedad, la Seguridad, el otro es la Defensa.

«Una buena estrategia comienza con tener el objetivo correcto».

Michael Porter

A estos efectos, es fundamental poner énfasis en el sistema de Justicia, porque el Poder Judicial tiene una gran responsabilidad en el estado de anomia que existe en el país. El Poder Judicial debe ser autónomo pero requiere poner fin al “garantismo” y ser la herramienta para atacar la corrupción, retomar el Estado de Derecho y garantizar el funcionamiento de las instituciones y de la República.

Para llevar adelante la Propuesta de Reconstrucción de la Argentina, se hace necesario implementar desde el primer día la “Reforma del Estado”, algo de lo que mucho se habló y que hasta dio lugar a que el gobierno de Macri, sin ningún sentido y solo a los efectos de generar más gastos, creara un Ministerio de Modernización.

A falta de inversiones externas e internas, mientras se procura la llegada de las mismas, el Estado deberá ser nuevamente el motor del desarrollo nacional —como lo fue para crear la industria petrolera y la industria siderúrgica con los generales Enrique Mosconi y Manuel Savio— y deberá reconstruir las áreas y las infraestructuras abandonadas y perdidas como consecuencia de la implementación de políticas liberales que prometían un Estado más eficiente y un compromiso del sector privado que no tuvo lugar.

Para lograr un Estado eficiente es relevante contar con personal de carrera idóneo y evitar las intromisiones del nepotismo y de los funcionarios políticos con “ideas innovadoras”.

Del mismo modo, se debe proceder a reducir considerablemente la cantidad de ministerios, de secretarías y de subsecretarías de Estado. No se deben crear esas áreas en función de un amigo que se quiera nombrar como funcionario sino como respuesta a los Intereses de la Nación. De modo tal que se deben mantener los ministerios necesarios para administrar el Estado Nacional y eliminar los que fueron funcionales para los gobiernos precedentes, los cuales en muchas ocasiones multiplicaron innecesariamente las funciones con resultados significativamente perjudiciales para el erario público.

La propuesta de Ministerios es la siguiente:

    • Jefatura de Gabinete
    • Ministerio de Producción, el cual abarcará las áreas de Agricultura, Ganadería, Pesca, Recursos Forestales, Industria, Minería, Ambiente y Desarrollo Sostenible y Turismo.
    • Ministerio de Defensa.
    • Ministerio de Desarrollo Social, que incluirá Deportes y áreas afines.
    • Ministerio de Economía.
    • Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología.
    • Ministerio de Obras Públicas, el cual tendrá a cargo, entre otras funciones, las que se refieren a Transporte, Infraestructura y Energía.
    • Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.
    • Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.
    • Ministerio del Interior, que incluirá la Secretaría de Seguridad Interior.

En el marco de una reestructuración del Estado —uno de los principales ejes— debe reducirse el número de ministerios a un máximo de 10 u 11, dentro de los cuales se deberán incorporar otros ministerios actuales como secretarías o subsecretarías. Es esencial cerrar el Ministerio de Género que se lleva un alto porcentaje del Presupuesto Nacional, del que buena parte podrá disponerse para Defensa.

La tan proclamada reestructuración del Estado debe ser real, reduciendo el costo de la política y apelando al personal de carrera capacitado para ocupar los cargos directivos. Esto implicará rescatar los funcionarios de carrera en actividad o la contratación de técnicos y especialistas que hayan sido dados de baja o jubilados para ser reemplazados por las diferentes “camadas de la política partidaria”.

La Inteligencia deberá ser puesta en valor, para lo cual se procederá a una reforma que permita crear nuevamente la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE), tema sobre el que me explayaré más adelante.

Este es el achicamiento del Estado que permitirá que el mismo se convierta nuevamente en motor del desarrollo económico y de la producción, favoreciendo las condiciones para ello. Se reducirá así el gasto en funcionarios innecesarios (parte del “gasto político”) y se reasignarán los fondos para favorecer las áreas productivas.

En este sentido, será necesario potenciar y revalorizar la Dirección Nacional de Vialidad —lo que incluirá la reapertura de las cinco escuelas técnicas dependientes de esa dirección cerradas en 2018 por el gobierno de Macri— y la reconstrucción de la red ferroviaria acorde a los Intereses Nacionales y a las necesidades de las economías regionales. Se implementará un Plan Ferroviario Nacional que incluirá el transporte de pasajeros, el de mercancías, el estratégico y el de turismo. Por las mismas vías nacionales podrán transitar ferrobuses nacionales, provinciales o privados que permitirán las conexiones interurbarnas y el desarrollo de pueblos y ciudades.

La Planificación Estratégica requiere la reconstrucción del sistema ferroviario nacional, el cual podrá ser articulado con el de aquellas provincias que posean un servicio propio. Debe destacarse que por las mismas vías podrán circular:

    • trenes de larga distancia de pasajeros,
    • trenes de carga,
    • ferrobuses que podrán interconectar pueblos y ciudades del interior entre sí,
    • trenes turísticos de lujo, con lo que implicaría en el sector turístico;
    • y trenes estratégicos para el desplazamiento de material militar. Es inconcebible que se empleen camiones para el traslado de blindados (así se hace hoy) o que el Ejército Argentino debe rendar bandejas si desea usar ese medio.

El desarrollo ferroviario requerirá la modernización de los talleres ferroviarios (actualmente en estado calamitoso) y estudiar potenciales acuerdos o subsidios a empresas argentinas (por ejemplo Materfer y otras) así como alianzas estratégicas con otros países.

A los efectos de articular nuevamente el territorio nacional —cuya destrucción se produjo fundamentalmente durante el gobierno de Carlos Saúl Menem y continuada por sus sucesores— también se procederá al fortalecimiento y renovación de la empresa Líneas Aéreas del Estado (LADE), la que deberá cumplir nuevamente con el rol social que tenía hasta la década de 1990. Del mismo modo, la presencia de LADE en los diferentes puntos del país a donde no vuelan las empresas comerciales significa una defensa de nuestra Soberanía Nacional, una presencia esencial en el sostenimiento de nuestra integridad territorial.

En materia de transporte también se debe crear nuevamente la Marina Mercante, es decir, una empresa como ELMA (quizás con el mismo nombre ya que aún goza de reconocimiento) lo que debe impulsar nuevamente la reactivación de los astilleros. Una Marina Mercante Nacional reducirá costos de fletes, de seguros y garantizará el transporte de nuestra producción al interior y al exterior.

En el mismo campo, potenciar el transporte aéreo con un eficiente servicio de Aerolíneas Argentinas hacia el exterior e interior, retomando sus rutas internacionales que este gobierno ha —misteriosamente— compartido con Aeroflot.

Oportunamente, y considerando el desarrollo de un “poder global” para la Argentina, en 2007, formando parte de un grupo de trabajo asesor ad honorem para las direcciones de África Subsahariana (DIASA) y África del Norte y Medio Oriente (DANMO) de la Cancillería Argentina, había propuesto la creación de un “hub” de Aerolíneas Argentinas en Guinea Ecuatorial (sugiero leer mi artículo “Argentina y su inexistente poder blando”) ¿Por qué Guinea Ecuatorial? Porque tenemos lazos culturales, ya que ese país dependió del Virreinato del Río de la Plata, y porque hablamos español. Esta propuesta significaría trabajo e inversiones argentinas en ese país, con un gran potencial petrolero. Esto requeriría la participación de Aerolíneas Argentinas que desde allí podría expandirse a los países del Golfo —lo cual puede significar inversiones en la Argentina (por ejemplo Catar financia buena parte del desarrollo de la industria de Defensa de Turquía)— y a Asia (China, Corea, Japón, India, Vietnam, etc.) y con aviones de menor tamaño expandirse con una línea propia dentro del continente africano y conectando éste con Europa. Asimismo, involucraría a la empresa Aeropuertos Argentina 2000, que opera numerosos aeropuertos a nivel nacional e internacional (entre ellos en Armenia). Esta propuesta también apuntaba a la incorporación de otras empresas, como por ejemplo las de construcción.

Por su parte, un acercamiento a África que incluya la capacitación de personal por parte de nuestras Fuerzas Armadas y de Seguridad podrá favorecer el fortalecimiento e institucionalización de la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (ZPCAS), vital para defender nuestros intereses soberanos en esa área así como potenciar nuestros astilleros y nuestra industria aérea a través del desarrollo de buques patrulleros y aeronaves.

La inversión en infraestructura y articulación del territorio basado en las comunicaciones terrestres, aéreas, fluviales y marítimas —a la que se suma la interconexión virtual— será relevante para generar riqueza, para desarrollar las economías regionales y para crear empleos en el sector privado.

El gran objetivo debe ser el Desarrollo Nacional, para lo cual debajo se dan algunas pautas. Este tema debe articularse con otros tres grandes temas: Educación, Salud y Ciencia y Tecnología. Estos grandes cuatro temas son de una proyección y consolidación a largo plazo. Todos están, en alguna medida, interconectados y giran en torno a la Educación, la que debe ser “desideologizada” descontaminada de los desvaríos ideológicos que provinieron de la “infiltración” llevada a cabo por los últimos gobiernos. Debe instrumentarse el respeto a los Símbolos Patrios y a la autoridad para que estos valores sean mantenidos durante la adultez. Sin embargo, debe tenerse presente que en esta democracia la Educación fue uno de los principales objetivos para proceder a un cambio de los valores y a la “reprogramación” de las mentes. Esto requerirá una evaluación de los diversos cuerpos docentes en todos los niveles.

Desde la vuelta de la democracia, la Educación denominada “enciclopedista” fue atacada por los “innovadores” pero ¡cuánto más sabemos aquellos que hemos recibido esa formación! La Educación debe servir para el desarrollo nacional y ser congruente con la reconstrucción del Ser Argentino porque estamos en la era del conocimiento y a los educandos se les debe instruir para que tengan avidez por el conocimiento.

El Desarrollo Nacional implica poner en marcha la producción, lo que a su vez favorecerá la creación de empleo.

Los jóvenes sin trabajo, que tampoco estén estudiando y que reúnan ciertas condiciones psicofísicas, podrán incorporarse a un “Servicio de Defensa” en las Fuerzas Armadas, ya que se precisa incrementar el número de efectivos y esto podría significar una salida laboral para esos jóvenes. Se deberá analizar la conveniencia o no de levantar la suspensión del Servicio Militar Obligatorio creado por la “Ley Riccheri” y suspendido por el presidente Carlos Menem en 1994. En paralelo debe considerarse una verdadera profesionalización y capacitación de las Fuerzas Armadas y el considerable incremento de sus efectivos.

Con el objetivo de lograr un gobierno que pueda llevar adelante una política estratégica para el Desarrollo Nacional se debe poner el acento en la reconstrucción del Sistema de Inteligencia Nacional (SIN).

Para el ello debe aprobarse una nueva Ley de Inteligencia Nacional que no debe ser un corsé para los organismos que integren el SIN. Asimismo, es imprescindible contar con nuevas leyes de Defensa y de Seguridad Interior, la que deberá ser llamada como corresponde, Ley de Seguridad Nacional. Las actuales leyes responden al interés de la casta política de tener subordinadas a sus intereses —no al de la República— a las Fuerzas Armadas y a las Fuerzas de Seguridad, las que tras décadas han dado claras muestras de estar subordinadas a un gobierno civil.

La Inteligencia debe estar al servicio del Estado, de la Nación, y no de un gobierno. Pese a los cambios, los medios y la ciudadanía siguen hablando de la “SIDE” o de la “ex SIDE”. Esto facilitaría desterrar el nefasto nombre de AFI impuesto por el kirchnerismo, una nueva denominación para un organismo que tanto los gobiernos kirchneristas como el de Macri han utilizado —y utilizan en la actualidad— para manipular al Poder Judicial y mantener vigente no los “sótanos de la democracia” sino el “inframundo de la democracia”.

Sería apropiado considerar la conveniencia de jerarquizar la Inteligencia devolviéndole el rango de Secretaría de Estado con rango de ministerio —como tenía hasta la creación del engendro AFI— o, bien, crear el Ministerio de Inteligencia del Estado (MIDE) o Ministerio de Inteligencia de la Nación (MIN) por si no se desea volver al acrónimo SIDE. Ambas propuestas permitirían darle el lugar de relevancia que debe ocupar la Inteligencia. Este Ministerio absorbería a la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la Nación, la cual representa una duplicación inoperante para nombrar a un grupo de amigos. La nueva denominación de ésta área sería la Secretaría de Inteligencia Estratégica, inmediatamente por debajo del ministro y a la que deberán reportar todas las demás áreas: la Subsecretaría de Inteligencia Interior (Reunión y Análisis Interior) y la Subsecretaría de Inteligencia Exterior (Reunión y Análisis Exterior), a los efectos de evitar los “cajones estancos” a la que suelen recurrir los funcionarios.

El Ministerio deberá contar, asimismo —esto sería novedoso y esencial—, con una Subsecretaría de Inteligencia Competitiva que deberá implementar “bases regionales” (por ejemplo Cuyo, Patagonia, Centro, NOA, NOE) que tomarán contacto con las autoridades provinciales y los sectores productivos correspondientes a los efectos de favorecer el desarrollo de las economías regionales y articular los medios de comunicación apropiados para la exportación de productos o el transporte de las mercancías por el territorio nacional al menor costo. Esto supone el armado de diversos equipos interdisciplinarios que incluirían a Ingenieros (Viales, Ferroviarios, Aéreos, Agrónomos), así como a Médicos, etc., para llevar a cabo una Planificación Estratégica para cada región. De ese modo se contribuirá a la federalización real de la Argentina.

Otra de las innovaciones sería la creación dentro del Ministerio de una Dirección de Desarrollo Científico y Tecnológico con el objetivo de lograr una independencia respecto del material sensible. Esta aérea deberá tener vasos comunicantes con el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEDEF), el cual deberá recibir un fuerte incremento de presupuesto.

En función de este desarrollo —del mismo modo en que se procuraría favorecer a la industria ferroviaria nacional—, desde el Estado se debe impulsar otros rubros de la industria. Por ejemplo, acompañar a la empresa Cicaré Helicópteros S.A., la que había desarrollado una nave destinada al Ejército Argentino y a las Fuerzas de Seguridad. El Estado debe colaborar con la creación de productos de un alto nivel de tecnología para cubrir las necesidades nacionales y suplir la importación en lo que hace a la industria de la Defensa, tanto económicamente como procurando inversiones para ese sector.

El Desarrollo Nacional en su conjunto debe apuntar a incrementar las exportaciones. Argentina en 2021 exportó lo mismo que hace una década, es decir que en 2011, lo que requiere poner el acento en la Producción y el Comercio Exterior como políticas de Estado. Un sector sumamente afectado es el de la industria metalmecánica y el de material agrícola, que ha visto una reducción en su producción y exportación.

En realidad, todo lo abordado debe ser considerado como políticas de Estado para tener continuidad y comprometiendo a la dirigencia de todos los sectores en estas políticas. Para ello, habida cuenta que el período de gobierno es de cuatro años, se debe proponer un plan trienal que permita a la gestión comenzar y terminar con propuestas reales y realizables, único camino para que la Argentina pueda nuevamente gozar de credibilidad en la comunidad de naciones.

Colegas de países de América del Sur me han sugerido en numerosas oportunidades que la Argentina debe recuperar su lugar —perdido— de liderazgo regional. Para ello es primordial contar con una nueva dirigencia nacional … o formarla.

En síntesis, se debe poner el acento en:

    • Justicia
    • Inteligencia
    • Seguridad (agenda propia y no global)
    • Reforma del Estado
    • Educación y Salud
    • Desarrollo Nacional
    • Producción y Comercio Exterior
    • Defensa

Con respecto a este último punto, ya me he explayado en la apremiante necesidad de reconstruir nuestra industria de la Defensa, destruida durante el gobierno de Menem, los Kirchner y Macri.

Como podrá apreciarse, todos estos temas están íntimamente relacionados y de ahí la necesidad de desarrollar un Pensamiento Estratégico, una Planificación Estratégica.

Sugerencias relevantes

Desterrar del discurso político conceptos o términos como progresismo, género, feminismo, lenguaje inclusivo, etc. La sociedad está hastiada de su utilización. Del mismo modo, alejarse de todo lo que implique socialdemocracia, neomarxismo y agenda global. Argentina debe tener su propia agenda.

Deben emplearse “ideas fuerza”.

Para implementar un Proyecto Estratégico Nacional se requiere armar un equipo multidisciplinario, evitando a rajatablas los advenedizos y los jugadores amateur, los cuales ya han pululado por los diversos organismos en 38 años de supuesta democracia.

Vale aquí recordar una frase de Peter Drucker:

«La mejor manera de predecir el futuro es crearlo».

Los argentinos debemos crear nuestro futuro.

Argentina necesita Voluntarios para su reconstrucción.

 

“En medio del caos, también existe la oportunidad”.

Sun Tzu

 

Invitación/Convocatoria: la presenta propuesta puede estar sujeta a variaciones pero ante todo se trata de una convocatoria para quienes consideren que pueden contribuir en la formación de un espacio de debate para crear un futuro para la Argentina. Los espero en: jreyes1@ceid.edu.ar

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

 

Referencias

[1] Marcelo Javier de los Reyes Giménez. Inteligencia y Relaciones Internacionales: un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones. Buenos Aires: Almaluz, 2019.

[2] Pedro Baños Bajo. “Geopolítica e Inteligencia”. En: Fernando Velasco, Diego Navarro, Rubén Arcos (eds.), La inteligencia como disciplina científica. Madrid: Ministerio de Defensa y Plaza y Valdés Editores, 2010, p. 24-25.

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