Archivo de la etiqueta: Historia

“AL AMIGO TODO; AL ENEMIGO, NI JUSTICIA”

Marcelo Javier de los Reyes*

22 de agosto de 1972. José López Rega, Juan Domingo Perón y Giancarlo Elia Valori en Madrid. La foto está dedicada por Perón “al querido amigo Dott. D, Giancarlo Elia Valori”.

Introducción

El 14 de septiembre el Equipo SAEEG publicó un documento inédito, una carta con fecha 20 de mayo de 1971 y escrita por el general y tres veces presidente de la República Argentina, Juan Domingo Perón, dirigida a su amigo el Profesor Doctor Giancarlo Elia Valori[1].

En esta oportunidad, publicaré nuevas cartas que el Doctor Valori me ha enviado personalmente y que él, oportunamente, ha recibido de su amigo el general Perón. Estas cartas ponen en evidencia no solo la amistad que los unía sino también la contribución que el Doctor Valori ha hecho para favorecer el retorno de Perón a la Argentina, retorno que le permitió asumir la presidencia por tercera vez el 12 de octubre de 1973, con su esposa, María Estela Martínez de Perón —“Isabel”— como vicepresidente. Como veremos más adelante, los buenos oficios de Valori fueron recompensados gentilmente por Perón.

Quiero dejar en claro que lo que me une a Perón es haber nacido, como él, el 8 de octubre y que el propósito de publicar estas cartas es la intención de hacer un aporte a la historia argentina, así como también que ellas contribuyan a conocer mejor el pensamiento de Perón y a superar las viejas divisiones de nuestra sociedad en pos de que solo nos detengamos a pensar en los objetivos nacionales y en el bien de la Patria y de la sociedad que la integra. En este sentido, estoy dispuesto a reconocer aquellos aspectos y aquellas visiones de estadista que, a mi juicio, fueron acertados por parte de Perón.

Una carta manuscrita

En una carta manuscrita, fechada el 22 de junio de 1970, Perón le escribe a su amigo en respuesta a una carta suya. El general, en su exilio, le hace llegar un “afectuoso saludo” y “los mejores deseos” de parte de su esposa. Además le informa que estaba en conocimiento de que el Doctor Valori pensaba viajar a Madrid, dado que el “señor López Rega” se lo había comunicado.

Carta manuscrita de Perón a Valori, Madrid, 22 de junio de 1970 

El texto de la carta es el siguiente:

Madrid, 22 de junio de 1970

Señor D. Giancarlo Elia Valori

Roma

Estimado amigo:

He recibido su amable carta y deseo hacerle llegar mi agradecimiento por su recuerdo y saludo que retribuyo con mi mayor afecto. De la misma manera mi Señora me encarga le transmita junto con su afectuoso saludo, sus mejores deseos.

Le tendremos presente en nuestros votos este 24 de junio que brindaremos por su próspera felicidad.

Me ha dicho el Señor López Rega que piensa Usted viajar a Madrid, en cuyo caso deseo tener el placer de poderle saludar con un abrazo. Probablemente saldremos de vacaciones en julio pero espero estar nuevamente aquí en pocos días.

Le ruego que, junto con nuestro más afectuoso saludo, quiera aceptar nuestros mejores augurios.

                                               un gran abrazo

                                                       Juan Perón

Reconocimiento, amistad y política

En otra carta fechada el 6 de marzo de 1971, Perón pondera unos artículos sobre la Iglesia y América Latina que había escrito el Profesor Giancarlo Elia Valori y le reconoce, del mismo modo, sus conocimientos sobre la región. Como ya se ha mencionado en la referida nota del Equipo SAEEG, el Profesor Valori era un gran conocedor de la Argentina debido a que su hermano Leo trabajó en nuestro país desde 1948 enviado por Enrico Mattei (1906-1962), impulsor de la creación del Ente Nazionale Idrocarburi (ENI), del que luego llegó a ser presidente. Por ese motivo y por otros, el Doctor Valori viajaba asiduamente a la Argentina. Cabe agregar que Leo falleció joven en la Argentina y que estableció una estrecha amistad con Arturo Fondizi y que también conoció a Perón.

El texto de la carta es el siguiente:

 

MADRID, 6 de marzo de 1971

Señor Doctor Don Giancarlo Elia Valori.

ROMA

       Mi querido amigo: 

He recibido vuestra carta del 1º de marzo próximo pasado y le agradezco el recuerdo y saludo de retribuyo con mi mayor afecto. Me informaron en mi casa que Usted había llamado por teléfono pero lamentablemente estaba fuera: no debe preocuparse por no haber podido despedirse e imagino sus ocupaciones en los pocos días que ha permanecido en Madrid.

He leído sus excelentes artículos “La Iglesia en el Proceso de Integración Nacional en América Latina” y “Misión de la Iglesia en América Latina” donde Usted enjuicia con evidente acierto y ecuanimidad la situación de nuestro Continente, como asimismo la tarea de la Iglesia en nuestra integración y desenvolvimiento espiritual. No es común en los escritores europeos, encontrar un conocimiento tan completo y ajustado como el que Usted tiene de nuestros problemas. Sus viajes y su agudo sentido de observación le han permitido penetrar profundamente la situación de nuestros países y de ahí la eficacia con que los expone y juzga. Lo felicito.

Cuando viaje a Chile puede contar con toda la colaboración que yo pueda prestarle. Se encuentra allí un sacerdote peronista y amigo: ALBERTO BALLERINI que podrá ponerse a sus órdenes para acompañarlo en lo que sea. Él es amigo personal del Ministro de la Gobernación como asimismo del Presidente Allende. Además está vinculado a mucha gente. Es mi representante allí y también le podrá informar sobre cualquier cosa que a Usted le interese. Yo le daré una carta de presentación para él como para el Doctor Allende.

He leído también el artículo que me adjunta del “CORRIERE DELLA SERA” escrito con un gran sentido de la realidad de nuestro Movimiento. Es absolutamente real que la fuerza de aglutinación peronista se basa especialmente en la amistad, quizá el sentimiento más noble y verdadero que suele cultivar el hombre. Los peronistas, más que nada o por sobre todo, somos amigos. Dentro de eso practicamos el apotegma de un viejo amigo mío brasilero que decía: “AL AMIGO TODO; AL ENEMIGO, NI JUSTICIA”.

Tiene razón Virgilio Lilli, yo he tratado de ser un “amigo del Pueblo Argentino” y servirlo como a tal. Por eso también nuestra unidad indestructible a pesar del tiempo y la distancia. Por eso también puedo yo tener absoluta fe en la conducta de ese Pueblo que sigue y seguirá siendo mi amigo. Ello también destruye la leyenda que nuestros enemigos han pretendido formarme como “DICTADOR”: yo fui elegido legal y constitucionalmente por una mayoría jamás alcanzada por Presidente Argentino alguno en toda la historia política de la República Argentina.

Por eso también sé que, en las actuales circunstancias, yo mando más que la dictadura militar que desgobierna la Argentina, porque mando sobre muchos millones de corazones argentinos.

Hay mucha gente que se asombra de mi popularidad después de más de quince años de estar ausente de la Patria: es que a los amigos se los recuerda siempre, cuando han sabido honrar esa amistad. No es extraño entonces que aun los jóvenes y los niños sean peronistas y amigos míos, porque es un sentimiento que han heredado de sus padres y se sienten amigos míos aunque no me hayan conocido personalmente. Así llegan a mi casa en Madrid, cientos de jóvenes universitarios que anhelan conocerme personalmente porque han oído a sus padres hablar de mí desde que nacieron. Estas son satisfacciones. De las pocas que el Gobierno puede ofrecer a un hombre de estado. Así la vejez puede ser más amable y llevadera.

La situación argentina sigue de mal en peor: ya nadie cree en las promesas de la dictadura militar que cuenta con la oposición generalizada de todo el país. Yo no alcanzo a comprender la necia contumacia de la camarilla militar que intenta gobernar con la repulsa y el odio de todos los argentinos. Cada día pienso más en que esto no puede terminar sino en un gran desastre. Desgraciadamente, será como siempre el Pueblo el que ha de pagar los platos rotos y eso es precisamente lo que me aflige.

También la situación del Mundo, la veo cada día más comprometida en los cinco continentes, es que en el mundo pasa lo que en la Argentina: la necia contumacia del imperialismo nos llevará paulatinamente hasta el borde del abismo. Dios quiera que todos nos demos cuenta antes de caer en él.

Querido amigo Valori: muchas gracias por todo. Le ruego que, junto con nuestro saludo más afectuoso, quiera aceptar nuestros mejores deseos. López ya ha regresado de la Argentina y de Brasil por donde ha viajado durante casi un mes y me encarga sus saludos.

                                                       Un gran abrazo

                                                               Juan Perón

Fragmento de la carta de Perón a Valori, Madrid, 6 de marzo de 1971

 

En esta carta, además de reconocer el conocimiento que el Doctor Valori tiene acerca de nuestra región, de poner a su disposición sus contactos en Chile y de manifestar su malestar por un artículo publicado en el “Corriere della Sera”, se explaya sobre su concepto de la amistad, la que destaca como un factor aglutinante del peronismo y expresa una célebre frase que le atribuye a un “viejo amigo brasilero”. “AL AMIGO TODO; AL ENEMIGO, NI JUSTICIA”.

 

“Es absolutamente real que la fuerza de aglutinación peronista se basa especialmente en la amistad, quizá el sentimiento más noble y verdadero que suele cultivar el hombre. Los peronistas, más que nada o por sobre todo, somos amigos. Dentro de eso practicamos el apotegma de un viejo amigo mío brasilero que decía: ‘AL AMIGO TODO; AL ENEMIGO, NI JUSTICIA’”.

 

 

Este fragmento forma parte de la serie de videos que integran “Actualización política y doctrinaria para la toma del poder”, grabados a mediados de 1971 por Pino Solanas y Octavio Getino en Madrid. En el video, Perón responde a la pregunta que le formuló Solanas: “¿Cómo identificamos al aliado y al enemigo? Usted definió al compañero y al traidor; ¿puede definir al aliado?”

La respuesta, obviamente, cercena el sentido de justicia, ya que la misma es un derecho que alcanza a todos los hombres, incluso a aquellos que han cometido sus peores felonías. Perón no estaba dispuesto a que los enemigos pudieran apelar a la ley.

El ex presidente en el exilio estaba perfectamente al tanto de lo que ocurría en la Argentina, así como de la situación difícil por la que atravesaba el gobierno militar, al punto que en la carta expresa: “yo mando más que la dictadura militar que desgobierna la Argentina, porque mando sobre muchos millones de argentinos”. Y no era mentira…

Perón era consciente de su poder a pesar de los años que llevaba en el exilio y se sentía la persona apropiada para llevar a cabo la pacificación que la Argentina necesitaba, tal como lo expresa en la carta del 20 de mayo de 1971, publicada en la nota anterior.

Aún más, a diferencia de nuestra clase política actual, Perón gozaba de una gran cultura, era un gran conocedor de los diferentes escenarios internacionales y era un ferviente anti imperialista. A su juicio, “el imperialismo nos llevará paulatinamente hasta el borde del abismo”. En este sentido es oportuno recordar su concepción acerca de la Tercera Posición, algo que alguno que se consideró seguidor y partidario suyo supo olvidar cuando fue presidente de la República.

Otras cartas

El 13 de marzo de 1971 le escribió nuevamente una carta manuscrita para saludar a su querido amigo, el Doctor Valori, con motivo de la Santa Pascua y para felicitarlo por su hijos.

Carta fechada el 13 de marzo de 1971 

La carta del 25 de octubre de 1971 es muy importante porque le expresa al Profesor Valori un enorme agradecimiento:

Un millón de gracias por sus valiosas gestiones que tenemos que agradecerles todos los peronistas. Como me han llegado las ayudas prometidas, sé que se las debemos a Usted y a Usted nuestra gratitud.

Finaliza la misma enviándole saludos de “Isabelita y López” (Rega).

Carta fechada el 25 de octubre de 1971

La amistad entre Perón y Valori

Diversos autores que han investigado a Perón en el exilio y a todo lo concerniente a su retorno a la Argentina han considerado la importancia de la relación que existía entre Perón y Valori. Entre ellos puede mencionarse a Juan Bautista Yofre y a Carlos Manfroni.

En su libro La trama de Madrid. Los documentos secretos sobre el retorno de Perón a la Argentina, Juan Bautista Yofre lo menciona y deja en claro la confianza que Perón le tenía, al punto que le entregaba cartas para que se las diera a su delegado personal, Jorge Daniel Paladino, a quien también le comunicaba que Valori le informaría acerca de charlas que habían mantenido personalmente en Madrid[2]. Yofre también menciona que el Profesor Giancarlo Elia Valori fue un protagonista en la célebre visita que Arturo Frondizi le hizo a Perón, de la que también participó el propio Valori, el 13 de marzo de 1972. La presencia de Valori, destaca Yofre, “estaba vinculada con sus gestiones por un Plan Europa para la Argentina que nunca se llevó a cabo, ya que era una suma de grandes intenciones para un país carcomido por la violencia terrorista”.

El 29 de marzo de 1972, Frondizi volvió a visitar a Perón en Madrid.

Histórica visita de Frondizi a Perón en Madrid, 29 de marzo de 1972. A la izquierda el Doctor Valori. Fuente: Giancarlo Elia Valori. 

Carlos Manfroni también le dedica al Profesor Valori un lugar protagónico en el retorno de Perón al país, un paso previo para asumir su tercer mandato como presidente de la Argentina[3].

 

15 de noviembre de 1972. Foto publicada por el Herald Tribune, que registra la llegada de Perón y de su esposa a la Argentina. En el centro Giancarlo María Valori.

Como reconocimiento y gratitud, Perón le entregó al Dr. Valori la Medalla Peronista por “los importantes servicios prestados a la causa peronista”.

Revista Las Bases, 2 de noviembre de 1972. Ceremonia de entrega de la Medalla Peronista a Giancarlo Elia Valori.

 

La Medalla Peronista que Perón le entregó a Valori.

La amistad siguió con María Estela Martínez de Perón

Juan Domingo Perón falleció en ejercicio de la presidencia el 1º de julio de 1974. A su muerte, le sucedió su esposa María Estela Martínez de Perón, quien fue derrocada por el golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976 y puesta bajo arresto domiciliario durante cinco años, siendo liberada en 1981. Luego se exilió nuevamente en España, donde aún vive.

Su amistad con el Doctor Valori continuó tras la muerte de Perón como puede apreciarse en la siguiente carta manuscrita del 14 de enero de 1986, donde nuevamente —como en aquella que escribió el general el 6 de marzo de 1971— estuvo presente el tema de la amistad.

 

Don Giancarlo E. Valori.

       Querido amigo:

Gracias por las infinitas atenciones y muestras de cariño de quien siempre ha sido un amigo fiel y sincero.

       El Libro del Eclesiástico dice:

“Un amigo fiel es poderoso protector, el que le encuentra halla un tesoro.

Nada vale tanto como un amigo fiel, su precio es incalculable.

Un amigo fiel es remedio saludable; los que temen al Señor lo encontrarán.”

Los días pasados en Roma, tu madre como siempre tan tierna y maravillosa, tus amigos tan afectuosos conmigo y tu constante preocupación por mi salud y miles de detalles que sería largo enumerar.

Gracias Giancarlo por todo, un abrazo muy grande de tu amiga, extensivo a tu madre de

                                       Ma. Estela Isabel Perón

 Madrid, 14 de Enero de 1986 

 

Carta de María Estela Martínez de Perón al Doctor Giancarlo Elia Valori, Madrid, 14 de Enero de 1986. 

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

 

Referencias

[1] Equipo SAEEG. “Documento inédito: carta de Juan Domingo Perón a su amigo, El Profesor Giancarlo Elia Valori”. Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG), 14/09/2020, https://saeeg.org/index.php/2020/09/14/documento-inedito-carta-de-juan-domingo-peron-a-su-amigo-el-profesor-giancarlo-elia-valori/

[2] Juan Bautista Yofre. La trama de Madrid. Los documentos secretos sobre el retorno de Perón a la Argentina. Buenos Aires: Sudamericana, 2013, 512p.

[3] Carlos Manfroni. Propaganda Due. Historia documentada de la Logia Masónica que operó en la Argentina sobre políticos, empresarios, guerrilleros y militares. Buenos Aires: Sudamericana, 2016, 504 p.

 

Cartas y fotos enviadas por el Profesor Doctor Giancarlo Elia Valori al Doctor Marcelo Javier de los Reyes para ser publicadas en exclusividad por la SAEEG.

©2020-saeeg®

 

 

 

 

El rincón de los sensatos ¿Y SI MONTONEROS Y EL ERP HUBIERAN TENIDO ÉXITO?

Emilio Guillermo Nani* (Publicado en La Prensa**)

Mario Firmenich.

El 7 de septiembre de 2020, escuchando el programa de Fernández Díaz emitido por Radio Mitre, tuve una especie de shock. Durante su transcurso, escuché una crítica feroz, tanto a los festejos por el Día del Montonero, como a sus crímenes. En el desarrollo de la emisión, él y Miguel Wiñazki —que no dudó en seguir calificándonos a los militares de “genocidas” y en atacar a la Iglesia Católica, omitiendo las complicidades de los otros credos—, hicieron una clara descripción de lo que fueron las acciones de la organización terrorista. Y ésto es una constante en estos programas. Recuerdo que en la emisión el del 23 de junio de 2020, escuché un diálogo entre él y Jorge Sigal, a raíz de un libro que éste había escrito, condenando al comunismo.

Pero como no son pocos los periodistas que, de golpe, se dieron cuenta de que los montoneros y erpianos, al igual que los integrantes de las más de 20 organizaciones terroristas que ensangrentaron nuestra Patria, eran muy «malas personas», no puedo menos que expresar mi asombro, porque me he cansado del ensañamiento encarnizado de los comunicadores sociales que, por un lado nos tratan de represores, genocidas y perpetradores de delitos de lesa humanidad, a quienes, en los ’60, ’70 y ’80, defendimos la república democrática y a su pueblo y, por el otro, dan tratos almibarados y hasta obsecuentes, a quienes los atacaron, muchos de ellos, hoy, periodistas, políticos, jueces o empresarios. Y tratando de encontrar una palabra que sintetice ese asombro, solamente encontré una: hipocresía.

Porque lo que realmente me desconcierta de esta gente es que esté de acuerdo con la persecución judicial desatada contra quienes participamos en la guerra contraterrorista que aseguró la libertad que, hasta hace unos pocos meses atrás, disfrutaban todos los argentinos, incluso ellos.

APOLOGIA DEL DELITO

Hemos asistido en días recientes a la apología del delito perpetrada por 750 terroristas montoneros o apologistas de ellos, materializada en una solicitada a la que se atrevieron a titular “Murieron para que la patria viva”’. ¿Cuál patria? ¿La que ellos ensangrentaron? ¿La de los 300.000 desaparecidos que nos auguraba Firmenich o del millón de muertos anunciados por Santucho?

Es por ello que no puedo menos que sentir repulsión ante tanta hipocresía de la sociedad como del periodismo y otros. Fernández Díaz continúa con su latiguillo de la teoría de los dos demonios. Recuerdo que en diciembre de 2017, a raíz de uno de sus artículos dominicales, escribí una carta a La Nación (que no fue publicada), titulada “Los once demonios”’, en la que refutaba su teoría diciendo que en los ’70 no fueron sólo dos los demonios, y en la que expresaba la existencia de otros 9 que también actuaron, tanto de uno o de otro lado: periodistas y medios de comunicación social, intelectuales, empresarios, políticos, jueces y fiscales, sindicalistas, docentes (secundarios y universitarios), credos, todos, y la propia sociedad, hoy tan distraída y adormecida.

Unos buscando la paz que les asegurara poder desarrollarse económicamente; otros alentando la toma del poder para imponer el “hombre nuevo” y el “mundo mejor”, que tanto cacareaba el Che Guevara en sus discursos.

Nos procesan por haber arriesgado nuestras vidas para impedir que el proyecto castrocomunista del ERP/MTP o Montoneros se instalara en nuestra Patria. Entonces pregunto, ¿qué creen los periodistas, políticos, jueces, sindicalistas, docentes, intelectuales, empresarios, religiosos de todos los credos y el resto de la sociedad, que habría sucedido con ellos si hubieran tenido éxito? Yo les respondo:

  • Seguramente algunos habrían sido miembros del Comité Central del régimen totalitario instalado.
  • Muchos otros habríamos sido fusilados;
  • Otros eternamente habrían sido privados de su libertad en cárceles horrorosas (en las cuales, con el correr de los días, algunos también habrían sido fusilados).
  • Otros habrían terminado en granjas colectivas y sus mujeres e hijas, prostituidas para poder sobrevivir.
  • Todos estarían haciendo largas colas en los depósitos para recibir las migajas del régimen, para poder alimentarse;
  • Y absolutamente todos habrían perdido su libertad. La libertad que quienes hoy están presos les aseguraron hasta estos días. Libertad que nos ha sido conculcada por quienes liberamos.

** Nota publicada originalmente en La Prensa, 17/09/2020, http://www.laprensa.com.ar/493774-Y-si-Montoneros-y-el-ERP-hubieran-tenido-exito.note.aspx

DOCUMENTO INÉDITO: CARTA DE JUAN DOMINGO PERÓN A SU AMIGO, EL PROFESOR GIANCARLO ELIA VALORI

Equipo SAEEG

Días atrás el prestigioso Profesor Doctor Giancarlo Elia Valori tomó contacto telefónico con el director de la SAEEG, Doctor Marcelo Javier de los Reyes. Ambos hablaron sobre importantes momentos de la historia argentina y el Profesor Valori le informó que le haría llegar un documento que él deseaba que fuera publicado por su institución.

Se trata de una carta de 1971 que el general y tres veces presidente de la República Argentina, Juan Domingo Perón, le escribió desde su exilio en Madrid y en la que le formuló unas interesantes apreciaciones de lo que apreciaba acerca del futuro de la Argentina.

Acerca del destinatario

Giancarlo Elia Valori nació en la provincia de Venecia, pero es romano por adopción. Es Licenciado en Economía y Comercio y en Ciencias Políticas. Con posterioridad realizó cursos de gerenciamiento, pasantías especiales y maestrías económico-financieras en los Estados Unidos.

Fue asistente del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad de Denver, Colorado.

Llevó a cabo una intensa actividad didáctica en las cátedras de derecho tributario y derecho, respectivamente, en las Universidades de Nápoles y Bolonia, así como en otras importantes universidades de economía y relaciones internacionales, entre ellas: el “Schiller College” —una Universidad Americana en París—, la “Universidad del Salvador” de Buenos Aires y la “Sapienza” de Roma.

Valori con el presidente Francesco Cossiga y D’Alema

El Profesor Valori ha desempeñado una gran actividad en términos de consultoría durante el primer gobierno presidido por Aldo Moro (del 22 de julio de 1964 al 23 de febrero de 1966, en la coalición política DC – PSI – PSDI – PRI); posteriormente, a través de proyectos específicos de planificación económica, con los ministros de presupuesto (Luigi Pieraccini y Giovanni Preti), así como con “La Compagnie Finanziere Conseil” de Edmond Rothschild en París, con el Fondo Monetario Internacional en Washington para estudios específicos sobre el problema del tipo de cambio y sobre la reforma del sistema monetario internacional y con la Secretaría General de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).

El encuentro de Emilia y Giancarlo Elia Valori con Deng Xiaoping con motivo de las celebraciones del 30 aniversario de la República

Dada su multifacética actividad como directivo, docente y economista con proyección internacional, ha tenido participación en las privatizaciones de grandes empresas. Ha desarrollado una relevante labor en Grupo Autostrade y PYME-Società Meridionale Finanziaria, considerado la nave insignia del sector agroalimentario italiano.

En abril de 1993 rechazó el nombramiento como Ministro de Agricultura, cuyo cargo le había sido ofrecido por el entonces Primer Ministro, Carlo Azeglio Ciampi habida cuenta de su extensa trayectoria, que abarca tanto la industria agroalimentaria a nivel mundial como en el importante sector europeo de autopistas. A estos efectos es oportuno mencionar que ha desempeñado cargos ejecutivos en las siguientes empresas y entidades: Autostrade Group, Sirti International, Italstrade, SME (Southern Financial Company), GS-Società Generali Supermercati, Italstrade, IGI (Istituto Grandi Infrastructure), Blu (operador de telefonía móvil ), Unione Industriali di Roma, Confindustria Lazio, Torno Internazionale, Autovie Venete, Milano-Mare y Milano Tangenziale, Sviluppo Lazio, La Centrale Finanziaria Generale, AISCAT (Asociación Italiana de Empresas Concesionarias de Autopistas y Túneles), ASECAP (Association europènne des concessionaries d’autoroutes et d’ouvrages à pèage).

Giancarlo Elia Valori y Xi Jinping

Actualmente dirige las empresas: International World Group y La Centrale International, así como la Laboratory Foundation for Public Administration, la Delegación italiana de la Fundación Abertis y Huawei Technologies Italia (el gigante mundial de las telecomunicaciones).

También ocupa el cargo de vicepresidente del prestigioso Instituto Weizmann de París, así como miembro del Consejo Ayan-Holding y del Consejo Asesor School of Business Administration College of Management of Israel, consultor económico de HNA Group (el grupo chino, líder mundial en servicios integrados en turismo, transporte, logística, negocios y finanzas), Comité Asesor de la Revista histórico-técnica “Ciencias de la Conservación en el Patrimonio Cultural”.

Fue profesor de “Ciencias de la Comunicación en las Relaciones Internacionales” en la Facultad de Letras y Filosofía de la Universidad Libre María SS. Assunta en Roma, actualmente trabaja como “profesor extraordinario” de economía y política internacional en la Universidad de Beijing, una de las universidades más antiguas y prestigiosas de China, donde se forman los futuros directivos.

 

Giancarlo Elia Valori – Shimon Peres

Entre los numerosos premios, merece una mención especial el título de Honorable, que se le otorgó el 18 de febrero de 2002 “por su compromiso único e inestimable y por las acciones emprendidas en favor de la Académie des Sciences del Institut de France”. A lo que se sumó, posteriormente, el nombramiento como “Presidente de Honor” de la misma Fundación Internacional.

Es autor de numerosos libros, entre los que puede mencionarse El camino de China – Pasado, presente y futuro de un gigante de la historia (Rizzoli), El futuro ya está aquí: los escenarios que determinarán los eventos de nuestro planeta” (Rizzoli); Mediterráneo entre paz y terrorismo (Rizzoli) —con los prólogos de Shimon Peres, presidente del Estado de Israel, Guido De Marco, presidente emérito de la República de Malta y del editorialista Stefano Folli—; Petróleo, la nueva geopolítica del poder, Geopolítica de los alimentos, Geopolítica del agua, etc.

Su fuerte relación con la Argentina

Leo Valori, el hermano de Giancarlo, trabajó en la Argentina desde 1948, enviado por Enrico Mattei (1906-1962), impulsor de la creación del ENI (Ente Nazionale Idrocarburi), del que luego fuera presidente. Su labor le permitió acceder a referentes políticos importantes de nuestro país, como Juan Domingo Perón y Arturo Frondizi.

En 1963, cuando Perón se encontraba en el exilio, ya instalado en Madrid, Leo le envió un regalo a través de su hermano, quien asiduamente viajaba a la Argentina.

Frondizi era el padrino de los hijos de Leo Valori, quien falleció joven, y Giancarlo Valori llegó a tener una gran amistad con el ex presidente argentino.

El 13 de marzo de 1972 Arturo Frondizi y Giancarlo Elia Valori —quienes como se ha expresado, se conocían con anterioridad dada la relación familiar— visitaron a Perón en su quinta “17 de Octubre” de Madrid. Estaba en marcha el proceso de retorno de Perón a la Argentina y, como podrá apreciarse, la carta que se presenta debajo, es anterior a este encuentro de Madrid. Giancarlo Elia Valori fue el artífice de ese encuentro y sus gestiones para concretar el regreso del general lo llevó a realizar numerosos viajes entre Madrid, Roma y Buenos Aires.

El regreso del líder justicialista tenía por propósito la pacificación del país, el cual atravesaba una compleja situación política durante el gobierno militar del general Agustín Lanusse.

Perón retornó a la Argentina en un vuelo chárter de la empresa Alitalia y, obviamente, Giancarlo Elia Valori también intervino en esta gestión. El vuelo partió de Roma y el 17 de noviembre de 1972 Perón estaba de regreso en la Argentina tras 17 años de exilio. Valori acompañó a Perón en su viaje a Buenos Aires, de ahí la importancia de la carta que se reproduce debajo.

Carta de Juan Domingo Perón a Giancarlo Elia Valori, 20 de mayo de 1971.

 

MADRID, 20 de mayo de 1971

Señor Don Giancarlo Elía Valori

ROMA.

 

        Mi querido amigo:

        A mi regreso de una corta ausencia de Madrid me he encontrado con su carta del 10 de mayo próximo pasado en la que me adjunta su artículo “Electricidad y desarrollo” que considero excelente. En cuanto a la posibilidad de escribir yo un artículo para el número especial para la Revista “Affari Esteri”, veré la posibilidad de hacerlo, porque en las actuales circunstancias estoy loco de trabajo con todo lo que está pasando en la Argentina, las visitas, consultas, etc.. Precisamente, escapando a todo, es que he realizado un viaje por el interior de España, para darme tiempo y pensar un poco tranquilo. Nuestras cosas están de tal manera graves, que nada se puede improvisar y a todo hay que pensarlo dos veces.

Fragmento de la carta de Perón dirigida a Giancarlo Elia Valori 

        Frente a las insinuaciones —y a veces provocaciones— producidas en los últimos tiempos, he tratado de mantener un silencio prudente, ya que eran tantos los que opinaban sobre lo que yo debería hacer. La dictadura militar, no deja pasar oportunidad de decir por boca de Lanusse o Mor Roig, que yo puedo regresar al país sin inconvenientes, porque ellos pretenden utilizarme para sus fines. Ahora les hago falta, porque se han persuadido que sin mi intervención, no pueden hacer nada de lo que quieren. Pero, como suelen decir los españoles, “cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía”.

        En la situación que está viviendo el país, tres parecen ser los caminos de solución que se intentan:

1.- A largo plazo, por el desarrollo de una “guerra revolucionaria”.

2.- A mediano plazo, por una rebelión militar-popular.

3.- A mediano plazo, por la “Normalización Institucional” a través de elecciones libres, ofrecidas sin limitaciones ni exclusiones.

La primera, si bien puede tener la ventaja de ser definitiva, entraña en cambio una acción larga y penosa, en la que los sacrificios serán cruentos.

La segunda, aunque puede acortar el tiempo de duración, no ofrece al Pueblo Argentino la seguridad indispensable de una solución definitiva, si solo se trata de reemplazar a una dictadura militar por otra aunque nos sea afecta.

La tercera, es indudable que podría ser la mejor si no mediara la mala intención, ya insinuada en lo que va de tiempo de este nuevo “gobierno”: las promesas iniciales de hacerlo en el menor tiempo, que luego se transformaron en tres años; los procedimientos observados en los órganos político-gubernamentales, con sus casuísticas sospechosas y sus infantiles pretextos; los intentos de “reforma constitucional” fuera de las propias prescripciones constitucionales y sus declaraciones ambiguas, que eluden una respuesta franca y sincera sobre el proceso electoral, no pueden ser fuentes de garantía en las que se pueda confiar.

        Si a lo anterior agregamos la experiencia que venimos recibiendo desde hace dieciséis años y pensamos que podemos estar tratando con hombres que antes auspiciaron el fraude a la ciudadanía argentina, apoyando a una dictadura criminal y a “gobiernos de opción” que le sucedieron, tampoco podemos pensar “a priori” que puedan ofrecer garantías. Y si a todo ello sumamos los factores internos y externos que pueden gravitar en el futuro argentino, no es como para confiarse desaprensivamente en un destino que pudiera decidirse en tales manos y quizá en tales intenciones.

        Somos los primeros en anhelar la pacificación del país, pero no ha de ser a base de un nuevo engaño que termine por llevarnos a una guerra civil, ya que nada fundado en la mentira, puede ser definitivo ni permanente.

        Por todo ello y muchas otras circunstancias que todos conocemos, pienso que el Movimiento Nacional Justicialista no debe “bajar la guardia”; será preciso seguir actuando como hasta ahora a través de todos los medios de liberación. La dictadura militar amenazada gravemente como lo está, podría ensayar un intento de hacer cesar la lucha con fines propios e inconfesables, para lo cual ofrecería “el oro y el moro”. En ese caso, ¡pobre de nosotros si, encandilados con los “cantos de sirena” le ofreciéramos una paz que perentoriamente necesita! De ello se infiere que nuestra conducta, frente al “gobierno”, ha de estar regida por el proceder del mismo, en cuanto fehacientemente comprobemos la honestidad de sus propósitos e intenciones.

     Las grandes revoluciones de la Historia, cruentas o incruentas, han tenido casi siempre como objetivo la liberación de los pueblos contra el poder foráneo de los imperialismos o el de la oligarquía coaligada con ellos. De ahí que el fenómeno actual de la América Latina, no sea sino la repetición del mismo hecho histórico que, a lo largo de la evolución de la humanidad, nos ha venido mostrando una realidad insoslayable. En esas “grandes revoluciones” ha vencido siempre el Pueblo.

        Esa es la situación que se está viviendo en el Continente Latinoamericano y, para considerar nuestra revolución, no podemos olvidar esa premisa. Todo cuanto se hiciera fuera de ese molde, sería irremisiblemente frustrado por lo que habría de suceder en el futuro inmediato. Por eso también, cualquier trampa en la solución del actual problema argentino, para evitar los efectos determinantes de una “verdadera revolución”, no podría sino producir una lucha cruenta como consecuencia.

       Es por eso que debemos pensar primordialmente, si intentamos una solución de cualquier tipo, que hay un solo camino para hacerla, fuera del cual no habría más que herejía y eso es, precisamente, lo que me preocupa, pensando en el país, no en los hombres. No se trata de una solución cualquiera, sino que es preciso asegurar que esa solución satisfaga un mandato histórico, que se paga muy caro, cuando se olvida lo que el fatalismo histórico representa para la vida de los pueblos.

        Yo estoy decidido a regresar al país pero, si lo hago, no ha de ser para prestarme inocentemente a un “emparchado” que, a la larga, pueda resultar un remedio peor que la enfermedad. Demasiado grande es la responsabilidad que tenemos frente al Pueblo Argentino, como para que nos encandilemos con una paz que bien puede ser precursora y presagio de una futura guerra civil, si por una tranquilidad ocasional aleatoria o una efímera comodidad personal, sacrificamos una realidad que no ha de perdonarnos.

        Estos son mis pensamientos sobre el momento que nos toca vivir en la Argentina y creo que ellos también interpretan el pensamiento del Pueblo Argentino y su vocación política. Sería muy grave error, si por salir del paso, los que tenemos el “verdadero poder”, consintiéramos en soluciones que no fueran las que realmente anhela el Pueblo a quien servimos y yo no he llegado a esta altura de mi vida, para cometer semejante disparate.

     El estado actual del país —uno de los más ricos y evolucionados del Continente Latinoamericano— es realmente caótico, pero pienso que es preferible llegar hasta el fin en esta ocasión, que persistir en engañarnos una vez más, lo que repercutirá catastróficamente en nuestro destino. Nuestra enfermedad no es de las que se curan con aspirinas ni con tratamientos psicopáticos, es preciso operar y a fondo. Desgraciadamente me temo que, ninguno de los hombres a quienes la casualidad ha puesto en situación de decidir, tengan ni la capacidad ni la honestidad suficientes como para acertar el camino que debe seguirse y ese el “verdadero drama argentino”.

       Yo estoy a la espera: creo que soy el cirujano que un día han de necesitar. Tengo la experiencia suficiente y estoy sobre el bien y sobre el mal. No puedo tener otra ambición que prestar el último servicio que pueda a mi Patria. Por eso sin apuros espero el momento propicio.

     Bueno amigo Valori: creo que le he dado la lata. Según me anuncia, si para fines de mayo viaja a Madrid, tendré un gran gusto de charlar sobre estos y otros temas. Si considera cuanto le refiero sobre el momento que estoy viviendo, comprenderá mis ocupaciones y preocupaciones.

       Le ruego que, junto con mi saludo más afectuoso, acepte mis mejores deseos.

                                               Un gran abrazo. 

                                                       Juan Domingo Perón 

 

Fragmento de la carta con la firma de Perón 

 

La carta enviada por el Profesor Doctor Giancarlo Elía Valori al Doctor Marcelo Javier de los Reyes es publicada en exclusividad por la SAEEG.

©2020-saeeg®