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“LA SEGURIDAD ESTRATÉGICA DE LA REGIÓN EN EL NUEVO ESCENARIO INTERNACIONAL” (CONFERENCIA EN FEDEPAC, ENERO DE 2002)

Grl Heriberto Justo Auel*

Señor Presidente de FEDEPAC, Señoras, Señores:

Nuestro agradecimiento a FEDEPAC por la invitación que nos ha cursado al IEEBA para exponer acerca de un tema central en los días que vivimos. Dividiremos nuestra conferencia en dos partes. En la primera, conceptualizaremos la evolución estratégica internacional posguerra fría y en la segunda lo haremos apuntando —brevemente— a la región iberoamericana y a la de nuestra Patria.

El 11 de septiembre del año 2001 terminó —inesperadamente— la posguerra fría. Esta posguerra fue un interregno de diez años —entre dos guerras mundiales—, caracterizado por la confusión de los dirigentes, la perplejidad de los intelectuales y la desorientación de los políticos ideologizados.

Ese lapso transicional —que aun percibimos— separó a las dos primeras guerras mundiales —en la historia universal— que se desarrollan en ambiente QBN: la “guerra fría” y la que acaba de iniciarse, la “guerra antiterrorista global”.

Ello las hace “diferentes”. Tan diferentes que algunos de nuestros dirigentes aun no las han descubierto. Por ello las niegan como hechos políticos, las reemplazan con “doctrinas” y “planes” y las hacen judiciables, si bien las pruebas nunca aparecen en el momento de su presentación. Indudablemente, desde el 11S01 hay un nuevo escenario internacional, un sorpresivo escenario que nos llega cuando somatizamos —como comunidad— la larga crisis estructural del Estado y la larga decadencia de la Nación Argentina.

Intentaremos interrelacionar a esta nueva situación internacional marco, con la grave situación estratégica regional actual, indudablemente afectada por los acontecimientos internacionales, cosa que seguirá ocurriendo en los próximos años. Para ello es necesario —a priori— establecer que en nuestro entender la etiología, el origen, el germen de nuestra crisis estructural histórica y de arrastre, es cultural y política.

Si nos dejamos llevar por el metraje de la prensa o por las horas televisivas dedicadas a ella, el tratamiento que observamos es, además de superficial, exclusivamente económico, financiero y fiscal. Y, nos equivocamos. Nuestra decadencia tiene su origen en causas mucho más profundas. Si atendemos a los efectos y no a sus causas, no vamos a erradicar nuestra calamitosa situación.

Hace muy pocos días —en un matutino porteño— el profesor Giovanni Sartori publicó un artículo titulado: “Una guerra inédita, pero que debe ser llamada por su nombre”. Me pareció importantísimo para los argentinos este título, porque nosotros nos hemos negado entender lo que es la guerra. Es más, somos un país en triple posguerra que no ha asimilado, digerido ni reaccionado ante ninguna de ellas. Como ya lo señalamos, las hemos negado obstinadamente y su consecuencia está a la vista: éste nuevo cuadro situacional externo nos sorprende en pleno estado de debilidad e indefensión estratégica, real y perceptual.

Probablemente la profundidad del colapso a que nos llevaron los simpatizantes del terrorismo ideológico vernáculo, triunfantes en las posguerras a través de la explotación política de su victoria estratégica, permita que la voz de la cordura vuelva a escucharse, por sobre la gritería anárquica del democratismo revolucionario.

Decía el profesor Sartori: “¿Estamos en guerra, está sucediendo una guerra? Muchos piensan que la palabra no tiene importancia y, por lo tanto, que cada uno puede llamar al evento que estamos viviendo como quiera, sin embargo la elección de la palabra tiene importancia, las palabras son nuestras lentes y hasta cierto punto nuestros ojos. Equivocar la palabra es equivocar la visión de la cosa”. Y.… así es.

Pero vayamos más allá. Las palabras son expresiones de ideas y cuando transmitimos mal una idea porque “equivocamos” la palabra, estamos confundiendo a los ciudadanos. Ello es grave si se lo hace desde una posición dirigencial. Si la comunicación social confunde, si el intelectual esta perplejo, se produce un efecto demoledor en la sociedad.

“La defensa de la ciudad no está en las piedras de las murallas, sino en los hombres que viven dentro de las murallas”.

Una dirigencia que niega la realidad que la circunda, que niega la existencia de los conflictos aun en el nivel de hipótesis, que no tiene conceptos claros, que conduce sin rumbo, extraviada por intereses personales y crematísticos, que ha olvidado la ética heredada; nos lleva inexorablemente a la disolución.

Así, por esta vía, hemos alcanzado la imagen que se ha difundido en los días que corren: sentada sobre las enormes riquezas de su heredad, la Joven Nación Argentina se ve obligada a pedir limosna …”

El último párrafo del artículo de Sartori dice: “La guerra que viene, que ya está presente, se gana o se pierde en casa. Se ganará si sabemos reaccionar a la chatura intelectual y moral en la que navegamos actualmente”…“y que hoy lleva a que un italiano sobre cuatro justifique a Ben Laden. Y se perderá si dudamos de nuestros valores y de la civilización que nos encarna”.

Sartori pide a los italianos “reaccionar” ante la “chatura intelectual y moral” que los ha llevado a que uno de cada cuatro italianos justifique a Ben Laden. Sepamos los argentinos que, de acuerdo con una reciente encuesta Gallup “tres de cada cuatro argentinos se han alineado a Ben Laden”. ¿Qué reacción debiéramos de tener ante esta escandalosa comprobación, si deseáramos guardar equivalencia con la de Sartori?

Como mínimo estos hechos deben de ser motivo de nuestra profunda reflexión… de una introspección que nos lleve a reencontrar nuestras raíces.  Nuestra cultura original, nuestra cultura fundacional. La cultura sanmartiniana expresaba que “debíamos ser lo que somos, o bien no seríamos nada”. ¿Y qué éramos? …, ¿qué somos?: somos hispanos-criollos-católicos, TODOS. Yo, nieto de alemanes e italianos, soy hispano-criollo-católico.

Tenemos una cultura/ética heredada que nos identifica. Allí reside la soberanía de la Nación. Es lo que hemos recibido de nuestros padres, de nuestros abuelos, de nuestra Patria… Una ética, un conjunto de valores, principios y creencias que es lo que señala Sartori con todo acierto. Es nuestra identidad. Es una personalidad nacional que, frente al “otro” o “los otros”, en el medio internacional interdependiente y globalizado, nos diferencia…, nos permite saber quiénes somos y qué somos y, a partir de allí qué queremos, adonde vamos, cuál es nuestro destino, cuál es el escenario común del conjunto social de pertenencia que transforma a la sociedad en comunidad de ideales y de intereses. He allí la unidad nacional, hoy ausente.

Aquella cultura original, sanmartiniana, era expansiva, generosa, fuerte. Pedía DEBERES, no derechos. Salía a dar, no a pedir. Y no a dar dinero. A dar libertad, a dar independencia, a dar la posibilidad de ser libres e independientes aun al costo de nuestra sangre, cuando aún no teníamos ni Estado ni riquezas. Teníamos por cierto la seguridad de los que éramos y… lo teníamos a San Martín.

Con el tiempo hemos trasegado a una cultura contractiva, egoísta, débil. De una actitud centrifuga ingresamos progresivamente a una centrípeta: a pedir y no a dar. Figuras menores pretenden cambiar nuestra identidad, nuestra ética; lo que no podemos ni debemos cambiar: la cultura y, cobardemente rechazan nuestro decidido ingreso a la civilización del conocimiento que nos obliga a cambiar lo instrumental, para ingresar al mundo con competitividad; a ser, en nuestro tiempo.

¿Y.…qué es lo que hemos escuchado desde esta débil actitud cultural en estos dramáticos días, ante la caída de las Torres Gemelas?: “!Yo…, argentino!”. “Yo no tengo nada que ver”, “¿Por qué comprometernos nosotros?, Es un problema de ellos, no es nuestro”. “¡Seguramente se lo buscaron!!”. Y.… en verdad, el problema que tenemos por delante es de todos, es del planeta. Estamos en presencia de una guerra mundial. Que no nos queden dudas: esta guerra nos abarca. Hay un frente de combate en Afganistán en este momento, en ese espacio estratégico llave, al norte del Índico. Luego habrá otros, incluso en Iberoamérica.

La retaguardia de esos combates es el resto del planeta. No olvidemos que la retaguardia es el espacio débil del teatro de la guerra. Lo ha expresado de un modo tangencial el canciller saudita —que vive muy de cerca del conflicto—: “Ben Laden no atacó a Estados Unidos, atacó al mundo” y podríamos agregar que despertó una nueva e inédita etapa en la vida de la comunidad internacional.

En los últimos cinco siglos ha habido diez guerras mundiales Estamos entrando a la décimo primera. Acabamos de terminar la última, en 1991. Todavía hay quienes —entre nosotros— creen que la última guerra mundial fue la Segunda Guerra Mundial —que terminó en el ’45— a pesar de que vivimos muy intensamente a esa última guerra mundial, la llamada guerra fría. Allí está la génesis del drama que nos envuelve al comenzar el Siglo XXI.  Ya señalamos que fue “diferente” y que por ello hay quienes —aun hoy— no la ven. Como dice Sartori, “la niegan con eufemismos”.

En el Hemisferio Norte esa guerra fue fría, pero en el Hemisferio Sur, no fue fría. Digamos que fue tibia y sorpresiva. Peleamos una guerra fuera de la Convención de Ginebra —por ello no convencional— que agredía a los débiles “Estados Sur” no consolidados, con sus instituciones malversadas. Entre nosotros las Fuerzas Armadas fueron empleadas para gobernar, la institución judicial para hacer negocios, la institución legislativa para distribuir canonjías y, en resumen, el Estado para distribuir prebendas…. Se le llamó el “Estado Prebendario”. ¿Quién lo ignora?

Esa guerra fue el catalizador de nuestra crisis cultural —estructural-histórica— y llegamos adonde hoy estamos. Cuando una cultura es contractiva y débil busca permanentemente la evasión. La evasión frente a la realidad que no se asume ni enfrenta. La evasión construye falsedades en reemplazo de la realidad y esa falsedad es la falacia política —el “relato” o “narrativa”—. No hay responsabilidad en el “progre relativizado”: la culpa siempre es del otro.

Para operar sobre las falacias, deben crearse necesariamente los mitos. Allí surgen esas palabras que encubren la realidad y así alcanzamos una sociedad mitómana, donde las cosas no son llamadas por su nombre…, hemos encontrado palabras para evadir la verdad con la utopía y el mito, como lo plantea Sartori.

La Política es un arte que opera sobre realidades. La Estrategia sirve a la Política. La acompaña: es la teoría de la acción política y no se hace Estrategia si no se opera sobre la realidad que nos circunda… Si fabrico a la realidad, no opero con la verdad, opero sobre la irrealidad y los mitos chocan con esa verdad, llevando al espíritu débil a crear otra falacia y otro mito, para volver a evadir la real situación que está presente y que se proyecta hacia el futuro como tabú, como una dualidad difícil de penetrar pero que deberemos enfrentar, tarde o temprano, dominando a la circunstancia o, tardíamente, dominados por las circunstancias.

La Escuela Unicista, es argentina. Ha encontrado la estructura del concepto y con ello una tecnología para entrar en las tinieblas del futuro, donde opera el arte político y el arte estratégico. Ello ayuda al natural coraje necesario para enfrentar a esa oscuridad, al tabú. Sin embargo, no la estamos utilizando.

San Martín no sabía adónde estaba el grueso del enemigo, al otro lado de los Andes. Pero tenía la sagacidad, el coraje y la audacia que exige el desafío estratégico y logró superar en la confrontación de voluntades inteligentes al enemigo, con un plan continental. No huyó por la tangente. Dominó a su circunstancia.

Hemos renunciado —después de tremendas y dramáticas experiencias nacionales— a la seguridad estratégica como responsabilidad exclusiva y excluyente del Estado Nación. El Estado argentino tiene prohibida por Ley la posibilidad del desarrollo del planeamiento estratégico —atendiendo al riesgo y a la amenaza ya presentes—. Paradójicamente, por la Ley de Defensa Nacional. Las Leyes de Seguridad Nacional vigentes prohíben taxativamente a las FF.AA. entender —lo que la Constitución les impone— sobre la compleja situación estratégica existente desde hace años en el Continente.

Un Secretario de Estado —responsable legal de esa área— pidió públicamente la disolución de las FF.AA. en medio del caos social y, días después, el Cte. J. “Provisorio” de las FF.AA. manifestó que “no sabe para qué existen” (La Nación – 13 Ene 02).

Las Fuerzas Armadas argentinas pueden ser policía militar en el interior de cualquier país del mundo, pero cuando explotó el edificio de la calle Pasteur, constituyendo un indudable hecho terrorista de carácter estratégico, hubo un General israelí con tropas y bandera israelíes, en ese lugar. No estaba legalmente autorizado ningún General argentino para operar en ese lugar público. Se lo impedía la Ley de Defensa Nacional. Pero eso no es lo más grave. Esa es una anécdota demostrativa de lo que afirmamos. Lo más grave es que, al carecer de planeamiento estratégico, nuestro país no tiene previsiones de ningún tipo frente a la acelerada y difícil situación en desarrollo.

POR ESO LA ARGENTINA NO ES CONFIABLE. Ello va mucho más allá de lo que significa un plan económico “sustentable”, que tampoco tenemos. La Defensa Nacional es un Bien Público, un concepto que hay que abarcar y entender: es la posibilidad de evitar la guerra o de ganarla, si nos es impuesta. Ello nos está vedado por ley.

La violencia es connatural en el hombre. Si hay vida hay conflicto. La paz, la paz perfecta, está en los cementerios. Si los hombres son inteligentes, si desarrollan sus instituciones, si tienen mecanismos creíbles y firmes, si son sanos y expansivos, es indudable que van a lograr un estadio de paz y progreso. Habrán ganado el estadio de la paz posible.

Luego de cada una de las guerras mundiales ha habido y hay una etapa singular, a ser entendida: la etapa de posguerra. En ella, quien ganó la última guerra mundial moderará la PAX. Recordemos a las que ya fueron: la Pax Británica, la Pax Española, la Pax Americano-Soviética y llegamos a la presente, la “Pax Global”. En esas “posguerras” quien ganó la última guerra mundial asume, quiéralo o no, el rol de moderador de un nuevo statu-quo: un proceso de transculturación en el que los valores del victorioso en la guerra son transferidos a quienes han participado y no han participado en la guerra.

La última guerra mundial —la guerra fría 1947/1989-91— terminó con dos pasos sucesivos: en el ’89 la caída del muro y en el ’91 la implosión soviética. La ganó Occidente: la libertad, la economía de mercado y los derechos humanos. Se iniciaron así diez años de “Pax Global” y de una enorme confusión… Había sido tan sencilla la lógica bipolar de la guerra fría que, cuando finalizó, apareció una verdadera perplejidad entre los intelectuales y la citada confusión en la opinión pública.

Fueron numerosos los analistas que plantearon sus tesis sobre el inmediato futuro: los Fukuyama, los Toffler, los Huntington, los Kaplan, los Hoffmann y todos aquellos que desde su óptica específica empezaron a predecir qué era lo que sobrevenía; cómo iba a ser el mundo, el “nuevo orden”, el reacomodamiento, el realineamiento. Había implosionado un imperio —sin sangre— a través de una maniobra estratégica de aproximación indirecta iniciada con el solo anuncio del establecimiento —fuera de la atmósfera— de un escudo contra misiles, desarrollado a nivel de prefactibilidad: la “Iniciativa de Defensa Estratégica”, en reemplazo de la “Mutua Destrucción Asegurada”.

Era el pasaje de una actitud estratégica ofensiva a una actitud estratégica defensiva, que ponía fin al período de “Pax Nuclear” o “Pax del Terror Nuclear” al anular al arsenal nuclear enemigo, en sus posiciones de lanzamiento.

Aquella situación disuasiva-nuclear era percibida en nuestros viajes por Europa en los ‘70. Europa suponía que era el espacio probable de la guerra nuclear en ciernes. Pero la disuasión nuclear funcionó, era creíble en el Este y en el Oeste.… Los arsenales nucleares crecieron hasta alcanzar unas treinta mil ojivas de cada lado y se perfeccionaron intensamente los sistemas de lanzamiento, ya sea desde el fondo de los océanos, desde los bombarderos en vuelo o desde los silos, en zonas desérticas. Todo ello fue anulado por las bases laséricas espaciales de la “Iniciativa de Defensa Estratégica”.

Sin embargo la disuasión estratégica nuclear siguió vigente durante los diez años de posguerra fría, entre los poseedores de los arsenales nucleares. Mientras tanto, entre los “no poseedores” se cernían las Guerras de la Tercera Especie, una reiteración de las ya vividas, pero desde situaciones nacionales extremadamente críticas.

A partir del 11S01 la paz sustentada en el sistema de disuasión nuclear ha dejado de funcionar en el Hemisferio Norte. En la presente guerra mundial “contraterrorista global”, la novedad es que la disuasión, convencional o nuclear, no funciona y que las “guerras de la Tercera Especie” o de “Tercera Generación” se han catalizado.

Ahora el Norte desarrollado va a entender mejor porqué el Sur no tuvo paz de ningún tipo, durante la guerra fría. Ahora el mundo entenderá al terrorismo —a pesar de las dudas de Sampson en La Nación del 24/02/2002—, al actual macro terrorismo o al de la guerrilla revolucionaria-terrorista que administraba la violencia con gotero sobre sociedades sin un Estado Institucional consolidado, sin planeamiento estratégico y que, consecuentemente, no presentó batalla.

La batalla no se ve con los ojos del cuerpo, se conceptualiza. Es el encuentro de las maniobras estratégicas. Es una estratagema. Es la que dirige a los combates. Sin ella, la victoria en el combate táctico no se transfiere a la explotación estratégica del éxito, en el plano político; es decir, en el plano de la guerra.

Los conceptos se desarrollan y perciben si hay un alto nivel de abstracción. Las batallas son los encuentros de las maniobras. Nuestro enemigo terrorista-revolucionario, que maniobró frente a nosotros, tenía dirección estratégica externa. Se inspiraba en Sun Tsu. No en Clausewitz.

Clausewitz representa el pensamiento lineal de los occidentales. Sun Tsu, el estratega chino que vivió cinco siglos antes de Cristo, orientó las doctrinas revolucionarias durante la guerra fría —a través de la interpretación de Mao— e indudablemente orienta hoy las estrategias del macro terrorismo global del acto.

La afiatada operación del 11S01 tiene el sello del estratega chino. Muestra una acción planificada detalladamente, de altísimo contenido psicológico y de una refinada perfección en el uso de los medios, en el manejo de los tiempos y en lo simbólico en la elección de los blancos.

El mensaje al mundo fue contundente: “a partir de hoy —11 de septiembre— la libertad quedó aplastada por un nivel de permanente inseguridad”. El aviso dice con claridad: “YA NO HABRÁ DISUASIÓN”. El empleo químico, biológico o nuclear (QBN) es hoy posible y probable. Y como la libertad y la seguridad son funciones de una misma ecuación, hagámonos cargo que estamos afectados por esas funciones y, además, dentro de esa ecuación.

Hay un conjunto de razones por las que esta agresión de un enemigo “privado” —dilecto hijo del capitalismo y de la globalización— contra los Estados Seculares, eligió como blanco a EE.UU., cabeza del Imperio Global y paradigma cultural-político —en la posguerra fría— de la civilización del conocimiento, frente a las fuerzas “antisistema” que resisten a ambas.

Se ha plantado la falacia justificativa en la situación del Gran Medio Oriente. Este conflicto —israelí/palestino— lleva más de medio siglo. Puede ser el termómetro de la nueva guerra. El termómetro, pero no la causa. Nada tienen que ver las religiones. Sí tienen que ver los fanáticos-fundamentalistas y sectarios que ocupan ciertos espacios en las religiones y que se han asociado con el Crimen Organizado Internacional. Hay religiones que no han podido separar la jurisdicción teológica de la política. Los cristianos lo hemos hecho: “a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”.

Que lo hayamos resuelto no quiere decir que no tengamos algún sectario fundamentalista entre los cristianos. Cuando estos fundamentalistas van en contra de la secularización del Estado, pasan a ser una quinta columna en su propio Estado. No pueden compartir un mundo que se estrecha, no pueden relacionarse ni negociar nada porque el dogma es innegociable, inflexible. Por ello tienen en la violencia la única alternativa. Nos plantean: “o nosotros o ellos”.

Nuestra cultura y su correspondiente ética política tienen un sostén, que es la religión. Nuestra religión ha resuelto el problema de las relaciones sociales y políticas. Al hombre que va al templo se le dice: “cuando salgas del templo, compórtate en función de estos valores y de estos principios” y ello otorga un buen margen de convivencia de la diversidad, en libertad. Por supuesto que también hay muchos confundidos, que creen que los valores y principios son las modas y, consecuentemente, los cambian o relativizan como si fuesen sombreros. Estos equívocos se pagan muy caros.

Si en una cultura y en su respectiva ética está la identidad, un cambio en los valores significa una pérdida de soberanía. En las últimas décadas la relativización de nuestros valores,  principios, tradiciones y arraigo, en la confusión intelectual provocada por cierta modernidad o moda, trajo el malentendido entre “la continuidad y el cambio”, que están postergando nuestra capacidad de recuperación. Lo que debe continuar es la cultura y lo que debe cambiar es la dinámica civilización.

Vivimos una etapa de altísima dinámica de mutación civilizatoria y debemos impulsar a nuestra gente para que ingrese a ese cambio, para ingresar cuanto antes a la etapa “de la civilización del conocimiento”. No hemos podido desarrollar integralmente “la etapa de la civilización industrial”. Hoy, cuando el mundo desarrollado transita la etapa posindustrial, debemos recuperar el tiempo de las décadas perdidas. Pero, para ello hay una condición inexorable: recuperar nuestra identidad cultural.

Delineada y conceptualizada genéricamente la evolución situacional del marco estratégico externo, vayamos ahora a la segunda parte: la situación regional y la propia.

Iberoamérica tiene una situación estratégica muy compleja y de difícil resolución.

Tan difícil es que, por primera vez en la historia panamericana, en los últimos años se han producido tres reuniones de los Ministros de Defensa del continente. Tres, y las tres fracasaron. Fueron diálogos de sordos. No hubo una comprensión abarcadora de la grave e inédita situación que está delante de nuestros ojos. Cada actor tuvo su cosmogonía. Existen visiones parcializadas, limitadas, que no dimensionan los cambios cualitativos. No fue posible un entendimiento común, frente a un problema que nos es común.

El “narcoterrorismo” tiene su origen en América y afecta —de diversos modos— a todos los actores del continente. Es el nombre del crimen organizado internacional en las Américas. Ahora, iniciada la “Guerra Mundial Contraterrorista Global” el Continente la enfrentará sin los necesarios Acuerdos de Seguridad Colectiva y Defensa Común. Sin Políticas de Defensa Combinadas.

El macro-terrorismo ha declarado a Occidente —el 11S01— una “guerra asimétrica” conducida por un enemigo no estatal, complejo, conformado por el “crimen organizado internacional” —que tiene siglos de existencia sigilosa y que ahora ha salido a superficie— desafiando abiertamente a los Estados Seculares a punto tal que estos —espontáneamente— están votando en el Consejo de Seguridad por unanimidad, para castigar al flagelo. No hay un solo Estado que haya querido quedar afuera. Los que van a quedar afuera —como lo dice Sartori— son los actores que no tienen la cultura suficiente para entender el fenómeno y que serán barridos por ambos contendores.

Al “crimen organizado” —normalmente centenario— se han sumado los fundamentalismos religiosos y las organizaciones revolucionarias neo-marxistas —mayoritariamente iberoamericanas—, a la cabeza las FARC y el ELN colombianos que se mantienen activos.

Las operaciones estratégicas en curso en Asia llegarán pronto a nuestras costas. La “Alianza Desarrollada Norte” ya ha desplegado su infraestructura electrónica, el dispositivo de las Bases de Apoyo, el marco legal, la inteligencia y tiene determinados a sus blancos. El narcoterrorismo también ha reaccionado y eleva el ritmo de sus acciones en el continente. Por primera vez el Foro de San Pablo se ha reunido, hace unos días, en su núcleo: en La Habana. Los “encuentros” bianuales, ahora son anuales.

Estamos en las preliminares de una prolongada batalla continental, en el marco de la nueva guerra mundial. Al finalizar su gestión —recientemente— el Grl Barry Mc. Caffrey —Director del Departamento de Políticas para el Control de Drogas de los EE.UU.— expresó en una conferencia en la Escuela Superior de Guerra de Colombia:

“…Washington ve con preocupación que cada vez que se golpea a los carteles colombianos, peruanos y bolivianos, el narcotráfico tiende a extenderse hacia Venezuela, Brasil y Argentina….El gobierno colombiano ha perdido el control del 40% de su territorio a manos de los narcotraficantes… Colombia no solo sangra por las drogas, sino también por los 15.000 narcoguerrilleros que ya no reciben ayuda de Rusia, China o Cuba. Este dinero viene de los delitos que cometen contra el pueblo colombiano: secuestros, robos de bancos, extorsión y drogas… La Argentina es un país rico y sólido, pero otros países más pequeños podrían convertirse literalmente en Estados Bandidos, si no existe una sociedad hemisférica. El narcotráfico amenaza a la libertad y yo sostengo que los carteles son una amenaza aun mayor que la del nazismo…”.

Pocos meses después ya no se podría repetir lo mismo. En enero del 2002 la Argentina está en condiciones de alcanzar la condición de “estado bandido” o “estado fallido”, inmersa en una profunda crisis generalizada, en total incertidumbre…y.…formalmente, la “sociedad hemisférica” no se ha constituido.

Desde una extrema debilidad estructural e institucional enfrentamos una difícil, compleja e inédita situación estratégica mundial y regional, sin defensas organizadas en oportunidad y la Argentina la enfrentará en un total estado de indefensión nacional. No es difícil establecer el porqué.

Para finalizar, citaremos a continuación una homología —que hemos tomado de la filosofía china— que hace referencia a la insoslayable comprensión de nuestra coyuntura:

“la diferencia entre una piedra y un junco”.

La piedra está sobre la tierra, no tiene raíz dentro del suelo. No toma la savia de él, para dar flor y frutos. La piedra no asume las variables de su circunstancia, la amplitud térmica diaria la fisura, el agua que penetra en sus ranuras la quiebra, termina siendo arena y nunca estará en un lugar elegido por ella. Los vientos la llevarán de un lugar a otro.

Mientras tanto el junco está allí, en su espacio, con una profunda raíz en el suelo y su elegante figura se adapta al medio: cuando hace calor abre sus poros, cuando hace frío los cierra, cuando hay viento se recuesta sobre el suelo y al día siguiente está inhiesto. Cuando lo quieren romper, tiene en la fibra que alimenta su savia, sus defensas.

Creo que está entendida cuál es la diferencia entre una piedra y un junco. Este tiene las raíces en su suelo, se alimenta e identifica con él y tiene la capacidad de adaptarse a las circunstancias que lo rodean, que están cambiando permanentemente, mientras que la piedra sin raíces y sin sensibilidad ha desaparecido transformada en arena y arrastrada por los vientos.

Recuperemos pues, nuestro arraigo cultural y adaptémonos a nuestro tiempo civilizatorio: seamos juncos.

Sepamos retener nuestra pertenencia identificatoria, nuestra cultura, nuestra ética. Allí está la energía de la fibra que resistirá a la agresión del medio ambiente y tengamos la flexibilidad de alinear las velas con los vientos que soplan…al comenzar un nuevo siglo, una nueva etapa de la civilización y una enorme oportunidad para iniciar el camino de una Segunda Argentina. Allí está la posibilidad del postergado progreso de nuestra joven Nación.

Las crisis son oportunidades. La corrupción pública y privada nos hace parias en la aldea global.

 

* Oficial de Estado Mayor del Ejército Argentino y del Ejército Uruguayo. Ha cursado las licenciaturas de Ciencias Políticas, de Administración, la licenciatura y el doctorado en Relaciones Internacionales. Se ha desempeñado como Observador Militar de la ONU en la Línea del Cese de Fuego del Canal de Suez.

Se ha desempeñado como Profesor Titular de Polemología, Estrategia Contemporánea y Geopolítica, en Institutos Militares Superiores y en Universidades Públicas y Privadas. Ha sido conferencista invitado en el país y en el exterior. Ha publicado numerosos artículos sobre su especialidad y cinco libros acerca de la evolución de la situación internacional en la posguerra fría. Actualmente se desempeña como: Presidente del “Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires” (IEEBA), Presidente de la “Academia Argentina de Asuntos Internacionales” (AAAI) y Director del “Instituto de Polemología y Estrategia Contemporánea” (IPEC), de la Universidad Católica de la Plata (UCALP). Es miembro activo de la Asociación Argentina de Derecho Internacional y miembro Honorario del Instituto de Teoría del Estado.

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JUGAR AL LÍMITE

Iris Speroni (gab: https://gab.com/Iris_Speroni)

Cada argentino abonó de IVA $ 43.368 en el 2020; $ 173.472 toda familia de cuatro miembros.

Según el ordenamiento de nuestra Constitución los gobernantes deben brindar una serie de servicios a los habitantes de la Nación.

CONSTITUCIÓN DE LA NACIÓN ARGENTINA – PREÁMBULO

Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino: invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución, para la Nación Argentina.

A saber:

    • constituir la unión nacional
    • afianzar la justicia
    • consolidar la paz interior
    • proveer a la defensa común
    • asegurar los beneficios de la libertad

Esta obligación es común a todos los estados modernos. Qué sí y qué no en nuestro caso lo instruye el Preámbulo. En otros países, los usos y costumbres.

La relación entre un Estado abstracto y los ciudadanos, con obligaciones por ambas partes se exacerba desde la Revolución Francesa, cuando varias naciones adoptan la república como forma de gobierno (Francia, EEUU, nosotros).

Sin embargo, pensar que actualmente el Estado tiene más obligaciones para con los ciudadanos que un monarca, aún uno absoluto, para con sus súbditos puede llevar a engaño.

La obligación del gobernante cambia con el tiempo, ya sea una monarquía, una república o un estado soviético. Pero en todos los casos hay cosas que sí deben hacer, caso contrario el régimen cae. Y los ejemplos de caídas abundan.

Las supuestas obligaciones de los gobernantes argentinos las lista la CN. Sin embargo la casta política vive fuera de la constitución. Al punto que hemos perdido la cuenta de sus transgresiones.

Las obligaciones del Estado se financian con impuestos. La constitución permite el endeudamiento, que no es otra cosa que impuestos futuros. Así que tenemos sólo impuestos, ahora o más tarde.

El Estado argentino en todos sus niveles cuesta, según el año, entre el 46% y el 50% de la economía (más el costo cuasifiscal que provoca el BCRA). Es uno de los más caros del planeta, con excepción de las economías comunistas donde todo es del estado (Cuba, Corea del Norte).

El estado político, esto es la casta política argentina, es levemente menos caro que en Francia, el más costoso de todos ellos; muy por encima de Gran Bretaña, EEUU, Alemania, Holanda e incluso Italia. Más caro que cualquier país de Sudamérica.

En las últimas décadas cada tres meses o ponen un impuesto nuevo o incrementan las alícuotas o la base imponible de alguno existente. Sin solución de continuidad. A lo que sumamos un impuesto inflacionario, no votado por el Congreso de la Nación.

Asimilé el estado a la casta política (“El estado político, esto es la casta política argentina”), porque ellos se consideran así. Utilizan al tesoro como caja propia. Dinero que ingresa al erario, los políticos lo gastan a su capricho.

El aumento sostenido y consistente de impuestos ocurre porque se lo permitimos.

Francia es un Estado caro. Millones de franceses mes tras mes, luego de una larga jornada laboral, comprueban que sólo cambian el dinero, meros soldados de El Club de la Pelea. Cuando Macron agregó un impuesto más, en este caso a la nafta, sufrió semanas y semanas de protestas sociales.

Acá nos aumentan los impuestos y nadie mueve un pelo. La inflación golpea a todos. El impuesto a las ganancias cuarta categoría alcanza a millones de personas.

Los representantes de los trabajadores formales, jamás se pusieron firmes sobre ambos abusos; no con convicción al menos.

En cuanto al aumento a los derechos de exportación implementado por Macri, como era “bueno” con el campo, los representantes del sector lo dejaron pasar. Como dejan pasar la diferencia de tipo de cambio.

Con la nueva ley de alquileres, encarecieron la vida de millones de familias, al agregar un impuesto del 1,5% sobre el contrato.

Recaudación de la AFIP, aquí. (https://www.afip.gob.ar/institucional/estudios/). 

Al pie de página están los ingresos del 2020 tal como aparecen en la página de la AFIP. A continuación están los ingresos tributarios y aduaneros sin la recaudación de la seguridad social. Agregué una columna a la derecha que calcula qué porcentaje del total representan. Verán que algunos gravámenes constituyen el 0,05% del total. Aun así, los diputados no los quitan. En el total no representan nada; sin embargo son un quiosco de unos cuantos y ahí queda.

Ingresos tributarios y aduaneros (sin recaudación de la seguridad social).
Los derechos de exportación constituyeron el 7,45% del total. Mientras que las familias pagaron por IVA el 37,63% del total.

Ésta es sólo una parte. El Estado Nacional recauda vía el BCRA el impuesto inflacionario y la diferencia de tipo de cambio (pagan $ 95 lo que vale $ 179).

Por un lado aumentan los impuestos en un aluvión incesante que nos ahoga. ¿El último? Esta semana, uno nuevo sobre la prima de seguro automotor.

Por el otro, dejan de prestar los servicios indelegables. Hace décadas que el régimen actual al cual la Nomenklatura denomina “democracia”, da de baja obligaciones una a una. Resolvió destruir las FFAA. La educación la despedazó, en un trabajo que lleva décadas. Hay provincias que no tienen clases, como Santa Cruz o Chubut; situación precovideana. La seguridad en algunos barrios es una risa, incluida la capital federal.

En uno y otro caso la respuesta de los damnificados, el Pueblo de la Nación Argentina, es adaptarse y no confrontar.

¿Aumentan los impuestos? Se ve la forma de eludir, evadir o, en su defecto, bajar el nivel de actividad para no pagar impuestos. ¿Nuevo impuesto a los alquileres? No se alquila, aunque eso conlleve una pérdida de ingresos. Sub/sobrefacturaciones, contrabando, trabajo en negro, todos subterfugios para huir de un estado tiránico sin agarrar un cuchillo.

Contorsiones necesarias para evitar impuestos.

Lo mismo sucede con la ausencia del Estado en el cumplimiento de sus obligaciones. ¿No hay servicio de salud o es de baja calidad? Contrato medicina prepaga o hago cuatro horas de espera en el hospital.

Esta falta de resistencia, tanto al aumento de impuestos como a la carencia de servicios, es lo que les avala a los políticos, con un alto grado de razonabilidad, a continuar como vienen.

Lo lógico sería que el poder judicial pusiera algún límite. O una palmadita en el reverso de la mano, como por ejemplo, obligarles a que en el ticket del almacén figure cuánto dinero de IVA e Ingresos Brutos se abone. Pequeñas cosas.

En otros países, en este caso EEUU, el ticket muestra al contribuyente cuánto corresponde a los productos y cuánto a los impuestos (tax).

No. 

El Pueblo Argentino pagó $ 1.951.560.793.000 de IVA sólo durante el 2020. Es un impuesto que pagan sólo las familias. Las empresas son agentes de retención (financieros). Cada argentino abonó de IVA $ 43.368 el año pasado. $ 173.472 por familia de cuatro miembros.

Pareciera una provocación. Exploran cuál será nuestro punto de ebullición. Por ahora pueden descansar tranquilos. Ni siquiera acudimos a nuestra pobre excusa de jueces para proteger nuestros ingresos de esta manga de langostas.

Se nos ríen en la cara. Todos los impuestos son votados por oficialismo y oposición. Merecen terminar con sus cabezas en lo alto de picas, no por los impuestos que nos aplican o los servicios que nos mezquinan, sino por cómo nos gozan descaradamente.

Diputadas nacionales a días del hundimiento del ARA San Juan.

Ingresos AFIP 2020 tributarios, aduaneros y de la seguridad social.

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

Publicado originalmente por Restaurar.org http://restaurarg.blogspot.com/2021/07/jugar-al-limite.html

TURQUÍA: ERDOGAN PISOTEA LOS DERECHOS DE LAS MUJERES Y LOS NIÑOS

Marco Crabu*

Es el momento más bajo del gobierno del sultán y su índice de aprobación popular ahora se reduce al mínimo.

Turquía está pisoteando los derechos de las mujeres y de los niños. El pueblo turco está atravesando el momento verdaderamente más oscuro y controvertido en sus mil años de historia, si incluso permite que su líder, cada vez más impopular, Recep Tayyip Erdogan, también se burle de los derechos de las mujeres y los niños.

El jueves 1º de julio, Turquía salió formalmente del Convenio de Estambul que regula la lucha contra la violencia contra las mujeres y los grupos vulnerables.

Y también el mismo jueves Turquía fue incluida por Estados Unidos en la lista de países implicados en el reclutamiento y uso ilegal de niños con fines bélicos.

Esta es la primera vez que esto sucede y especialmente por parte de un miembro de la OTAN.

Fonte: Turkishminute.com

Miles de personas salieron a las calles en toda Turquía (Estambul, Ankara, Esmirna, Hopa, Antalya, Şanlıurfa, etc.) para protestar contra la retirada oficial de Ankara del Convenio de Estambul, un tratado firmado desde 2011 por 45 países y la Unión Europea. Este acuerdo tenía como objetivo principal, y al que todos los firmantes debían adherirse, el compromiso de prevenir y perseguir la violencia doméstica y, al mismo tiempo, promover la igualdad entre los sexos.

El Convenio de Estambul se puso en marcha tras el asesinato de la mujer turca Nahide Opuz, que solicitó repetidamente protección a las autoridades locales antes de ser asesinada por su marido abusivo en 2002. La madre de Opuz ha apelado ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que dictaminó que Turquía había incumplido su deber de proteger a los ciudadanos en los casos de violencia doméstica.

El máximo tribunal administrativo de Turquía rechazó el martes un intento de anular la retirada, diciendo que Erdogan tenía “la autoridad” para tomar esa decisión. Los disturbios populares se multiplicaron en poco tiempo en el país y fueron controlados con éxito por la policía turca que cargó a los manifestantes con porras y gases lacrimógenos, tras un consentimiento inicial para manifestarse.

El 19 de marzo, Erdogan anunció, por decreto, la no ratificación del Convenio de Estambul, apoyado por ultraconservadores del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), donde se afirma que el Tratado socava el establecimiento de la familia tradicional y que algunos lo consideran una promoción de la homosexualidad a través de su principio de no discriminación por motivos de orientación sexual.

Grupos de derechos de las mujeres acusan a Erdogan de anular los efectos de la convención para apoyar a los conservadores en un momento en que el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) está registrando sus mínimos históricos de consenso.

La retirada de la Convención socava gravemente la seguridad de las mujeres, dado que los casos de feminicidio están ahora en el orden del día en Turquía. El año pasado, 300 mujeres fueron asesinadas en el país y otras 189 han sido asesinadas en lo que va del año. De estas últimas, al menos 18 mujeres fueron asesinadas el mes pasado, según la plataforma We Will Stop Femicides, mientras que otras 20 murieron en circunstancias sospechosas. Y según los rumores filtrados por el blog de noticias Artı Gerçek, detrás de algunas de las desapariciones de mujeres jóvenes hay algunos miembros del partido de Erdogan, incluidos Şirin Ünal, Zaynal Abarakov, Musa Orhan y Tolga Ağar. La secretaria general de Amnistía Internacional, Agnes Callamard, también dijo que “… La retirada de Turquía del Tratado envía un mensaje imprudente y peligroso a los culpables que abusan, mutilan y matan, de que pueden seguir haciéndolo con impunidad…”

La retirada de Ankara del Tratado había recibido la condena tanto de Estados Unidos como de la Unión Europea.

De hecho, ya el pasado mes de abril, la presidente de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, planteó la cuestión. Todo el mundo conoce ahora la reunión que tuvo lugar en Estambul y rebautizada como el “sofagate”, es decir, cuando Charlie Michel, presidente del Consejo Europeo, ocupó uno de los dos únicos asientos programados para las conversaciones, mientras que el otro asiento fue ocupado por el líder turco, dejando que Ursula von der Leyen se sentó en un sofá a cuatro metros de los dos. En esta coyuntura, la actitud de Turquía hacia von der Leyen como mujer ha sido claramente puesta en el punto de mira.

Pero esta no es la única espada de Damocles que pende sobre la cabeza del sultán de Ankara. El Departamento de Estado estadounidense ha pedido a Turquía que coopere, porque debe dejar de apoyar operativa y financieramente a los grupos armados de oposición que emplean a soldados menores de edad —niños— en Siria y Libia.

Fonte: geopolitiki.com

El Departamento de Estado ha publicado un informe en el que ha incluido a Turquía entre los gobiernos que recurren a esta bárbara iniciativa, países (hasta 14) entre los que se encuentran Siria, Yemen, Irán e Irak.

Este informe, que generalmente trata de la trata de personas, es llevado a cabo anualmente por los Estados Unidos, en cumplimiento de la Ley de Prevención del Reclutamiento infantil de los Estados Unidos adoptada en 2008, y donde el Departamento de Estado de los Estados Unidos está obligado a revelar qué gobiernos utilizan “… menores de 18 años que participen activamente, como miembros de las fuerzas armadas nacionales, en las hostilidades…”.

Como sabemos, Turquía ha luchado (y está luchando) contra el grupo étnico kurdo en Siria con el apoyo de facciones rebeldes moderadas e intransigentes —también apoyadas por Siria— y que a menudo son acusadas de graves violaciones de los derechos humanos, incluidos asesinatos bárbaros, torturas y secuestros en territorios fronterizos con Turquía y Siria. Ankara proporciona apoyo tangible a estos grupos y, en particular, a los rebeldes “moderados” de la brigada del Ejército Sirio Libre “Sultán Murad” que reclutaron a niños sirios para luchar en nombre del gobierno de acuerdo nacional en Libia.

Fonte: stj-sy.org

Pero todo esto se ha sabido desde mayo de 2020, es decir, desde que Sirios por la verdad y la justicia, un grupo de voluntarios e investigadores que documentan las violaciones de derechos humanos perpetradas contra sirios y en Siria, ha publicado un informe de 40 páginas que atestigua que el gobierno turco ha reclutado a rebeldes y civiles sirios, incluidos los niños, y los envió a Libia para luchar junto a las fuerzas del GNA, bajo el liderazgo de Al-Sarraj, contra el LNA, liderado por Haftar. Los chicos más jóvenes, con algunos años de escuela y sin perspectivas de trabajo, son arrebatados a sus familias de origen y reclutados con la promesa de un salario de 3.000 dólares durante tres meses de trabajo y beneficios entre cigarrillos, comida gratis y vivienda. Los niños también podían ponerse en contacto con sus familias desde Libia y regresar a casa después de tres meses de empleo en la batalla. A los niños soldados se les expidieron nuevos documentos con la fecha de nacimiento falsificada con la que figuraban en las listas del ejército nacional sirio. Otras veces han usado el nombre de sus hermanos mayores.

Muchos de estos menores estaban empleados en la División Mutasim, donde fueron entrenados en grupos de 25. Otros fueron empleados por la Brigada del Ejército Sirio Libre “Sultán Murad”.

El Protocolo de las Naciones Unidas en relación con la Convención sobre los Derechos del Niño y su participación en conflictos armados, exigen a las fuerzas armadas de los gobiernos nacionales que no recluten ni utilicen a no recluten ni utilicen a menores de 18 años en operaciones de guerra. Agrega que “… Las partes deben tomar todas las medidas posibles para prevenir dicho reclutamiento y uso, incluida la adopción de las medidas legales necesarias para prohibir y criminalizar tales prácticas …”.

Dado que Libia, Turquía y Siria son signatarios de este protocolo, y si se demostrara su uso de niños soldados, sería más que obvio que serán acusados de repetidas violaciones del acuerdo y de los derechos humanos.

 

* Licenciado en Ciencias Sociológicas, Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Bolonia. Especialista en Seguridad, Geopolítica y Defensa.

 

Artículo publicado originalmente el 04/07/2021 en OFCS.Report – Osservatorio – Focus per la Cultura della Sicurezza, Roma, Italia, https://www.ofcs.it/internazionale/turchia-erdogan-calpesta-i-diritti-di-donne-e-bambini/#gsc.tab=0

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor.