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INTELIGENCIA Y GEOPOLÍTICA POST-AFGANISTÁN

Giancarlos Elia Valori*

La retirada de las tropas ha dejado a Afganistán en el caos y las diversas agencias de inteligencia (incluidas las israelíes y las británicas) evalúan que se están operando juegos geopolíticos; Estados Unidos y Europa están preocupados de que la República Popular China y Rusia “controlen” Afganistán.

Desde que los talibanes conquistaron Kabul, la opinión pública occidental comenzó a afirmar que las relaciones públicas chinas y rusas se beneficiarían del desastroso fracaso de los Estados Unidos.

Ya el día 19, el Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad, Joseph Borelli, amenazó: “No podemos permitir que China y Rusia controlen la situación en Afganistán”.

Así como había retirado sus tropas y responsabilidades de Siria, Estados Unidos no se hizo cargo de los intereses europeos en ambas ocasiones, y el problema de los refugiados siempre ha caído en nuestro continente, ya que el país con barras y estrellas se dedica a la construcción de muros mexicanos.

Izvestia de Rusia citó a Andrei Kortunov, director del Consejo Ruso de Asuntos Internacionales, diciendo que si el llamado “control” de Rusia y China trae estabilidad a Afganistán y evita la aparición de refugiados, Europa debería beneficiarse.

Joseph Borelli emitió esa “advertencia” en un discurso ante los eurodiputados. Dijo que los países occidentales retiraron urgentemente a sus diplomáticos después de que los talibanes tomaron el poder, mientras que Rusia y China fortalecerán su presencia en Afganistán en un futuro próximo. No cerrarán las embajadas allí, sino que ampliarán su presencia. Esto cambiará el equilibrio geopolítico. “Debemos trabajar con nuestros aliados, Estados Unidos y el Reino Unido, para intensificar los esfuerzos diplomáticos”.

Tal voz también se puede escuchar en los Estados Unidos. Fox News informó que el congresista republicano Charles Chabert dijo que la retirada de Biden le dará a la RP China un punto de apoyo más fuerte en la región y obstaculizará los intereses de Estados Unidos en el extranjero. “China se beneficiará. Ya lo han hecho. Esto es una tragedia y la pagaremos durante varios años, décadas”.

El semanario alemán “Focus” informó que Estados Unidos y la UE no están dispuestos a renunciar a su influencia geopolítica en la región. Después de consultar con los ministros de Relaciones Exteriores de los Estados miembros, Joseph Borelli dijo que la UE está dispuesta a dialogar con los talibanes. Estados Unidos no solo está preocupado por los juegos políticos, sino también por las “pérdidas” reales.

Según Reuters, la administración Biden está considerando destruir los depósitos de guerra de Estados Unidos con ataques aéreos por temor a que sus armas dejadas en Afganistán sean utilizadas por los talibanes o grupos militantes para atacar a los propios Estados Unidos, o sean entregadas a “adversarios” como la RP China y Rusia.

“La declaración de Borell es sorprendente”, dijo Novosti. Informó que el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Aleksandr Grushko, dijo que aunque el ejército estadounidense se ha retirado de Afganistán, Occidente todavía considera a este país como un objetivo político. Y en el juego de suma cero, los propios afganos son considerados los últimos en el ranking. Leonid Slutsky, presidente del Comité de Asuntos Internacionales de la Duma Estatal rusa, refutó que cualquier afirmación de que “China y Rusia dividen a Afganistán” es un intento de desviar la atención del fracaso de la política occidental en Afganistán. “Lo que la UE nunca debería hacer es continuar perdonando el comportamiento arriesgado y egoísta de los Estados Unidos”.

El South China Morning Post de Hong Kong informó que el Consejero de Estado y Ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, advirtió en una conversación telefónica con el Primer Secretario de Estado y Secretario de Estado de Relaciones Exteriores, Dominic Raab, que Afganistán no debería usarse como una arena geopolítica.

Los rusos también comentaron “que en los últimos veinte años Estados Unidos y Europa han gastado miles de millones de dólares en Afganistán. Este dinero podría haber convertido completamente a este país en un jardín, pero en cambio se ha convertido en un infierno. Es hora de que los países occidentales acepten la realidad de que la situación en Afganistán se ha convertido en un símbolo del colapso de la ideología occidental de exportar la democracia por la fuerza de las bombas”.

Estados Unidos y la UE están preocupados por China: pero ¿qué piensan los talibanes?

Reuters informó que el portavoz talibán Sohail Shahin dijo en una entrevista que la RP China ha desempeñado un papel constructivo en la promoción de la paz y la reconciliación en Afganistán, y Afganistán da la bienvenida a la contribución de la RP China a la reconstrucción de Afganistán.

¿Y los aliados? Boris Johnson esperó 36 horas antes de hablar con Biden. Según un asesor principal en asuntos europeos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres, es dudoso que Biden tenga el coraje de responder a la prueba de los rusos o los chinos, porque ahora la credibilidad de los Estados Unidos está en cero.

Esta desconfianza es particularmente grave entre Estados Unidos y sus aliados europeos. Varios funcionarios y diplomáticos europeos dijeron a CNN que estaban conmocionados por los comentarios de Biden. Biden dijo que el único interés de la Casa Blanca en Afganistán era eliminar a los terroristas que atacaron a Estados Unidos y evitar nuevas amenazas al territorio estadounidense. Pero ahora Europa está preocupada por las consecuencias humanitarias y políticas de la afluencia masiva de refugiados. Como dijo un funcionario de la UE: “Cuando Estados Unidos cambió su posición sobre Siria, desencadenó una crisis en Europa, no en su propio país”. Y así fue con Afganistán. Estados Unidos se ha roto, y Europa se lleva los pedazos, como de costumbre.

El Daily Telegraph británico escribió que en un momento crítico, Biden ignoró las llamadas telefónicas del primer ministro británico durante 36 horas, causando un alboroto en la opinión pública.

El informe afirma que a las 10 p.m. del día siguiente Kabul fue conquistada por los talibanes, el primer ministro británico intentó ponerse en contacto con Biden por teléfono, pero no habló hasta 36 horas después. Después de responder a la llamada, Johnson instó a Biden a no renunciar a la intervención en Afganistán, obviamente en respuesta a la afirmación de Biden de que la misión de Estados Unidos en Afganistán no estaba construyendo una nación.

La cadena de noticias políticas de Estados Unidos dijo que un ex primer ministro conservador del Reino Unido describió esta situación como “inimaginable” en administraciones anteriores, incluida la de Trump. Un diplomático británico cree que Biden no es tan indiferente al Reino Unido; es mejor decir que Biden está tratando de minimizar todo y evitar llamar a líderes extranjeros. Aparte de Johnson, el único líder extranjero con el que Biden ha hablado desde el domingo pasado es la canciller alemana, Angela Merkel.

La revista estadounidense “Foreign Affairs” comentó que la crisis afgana no solo reveló el grave malentendido de Washington sobre la situación en Afganistán, sino que, lo que es más inquietante, llevó a los funcionarios europeos actuales y anteriores y al público a preguntarse si los gobiernos europeos y otros aliados estadounidenses pueden confiar en cualquier gobierno estadounidense, ya sea la administración Biden o el futuro gobierno republicano.

Miles de personas esperaban ansiosas frente a la puerta del Aeropuerto Internacional de Kabul, mientras que afganos con documentos de viaje acampaban fuera de los puestos de control talibanes y alambre de púas.

The New York Times” describió irónicamente la escena de que el comandante militar estadounidense está negociando todos los días con el personal talibán para garantizar que las personas desplazadas puedan llegar al aeropuerto. Un funcionario afgano dijo a The Associated Press que según el negociador jefe de los ganadores, Serajuddin Haqqani, los talibanes han llegado a un acuerdo con Estados Unidos y no tienen la intención de tomar ninguna decisión sobre el nuevo gobierno antes de la retirada total de las tropas estadounidenses.

La administración Biden ha sido cuestionada no solo por la caótica retirada. El “Wall Street Journal” reveló que más de 20 diplomáticos estadounidenses en Afganistán habían enviado un telegrama interno al secretario de Estado Tony Blinken el mes pasado, advirtiendo que Kabul se arriesgaba a caer entre los talibanes poco después de la fecha límite para la retirada de las tropas estadounidenses. Este telegrama clasificado proporciona la evidencia más clara hasta la fecha, indicando que la administración Biden recibió una advertencia por adelantado de que el ejército afgano podría no ser capaz de detener la ofensiva talibán.

CNN comentó que la Casa Blanca enfrentaba su mayor crisis desde que Biden asumió el cargo. Una asistente de la presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo que había pedido a la Casa Blanca que celebrara varias sesiones informativas sobre Afganistán, incluida una sesión informativa pública en video para todos los miembros de la Cámara de Representantes y al día siguiente una cara a cara a puerta cerrada. Esto se debe a que Estados Unidos no había comenzado a evacuar a los afganos que ayudaron a Estados Unidos durante el período en cuestión, lo que se convirtió en el tema de extrema preocupación para los miembros del Congreso.

El británico “The Economist” publicó un editorial en el que afirmaba que la desastrosa derrota en Afganistán fue un golpe al status de los Estados Unidos. Por lo tanto, no es de extrañar que Washington no haya logrado convertir a Afganistán en una democracia, cuando no ayudó ni siquiera a los pequeños afganos que habían estado a la altura de la “misión” de Estados Unidos. Construir un Estado a imagen y semejanza es difícil y casi nadie imaginó desde el principio que Afganistán se convertiría en Suiza, por las razones que he informado en algunos de mis discursos anteriores.

Pero Biden, que recientemente se quedó dormido mientras el primer ministro israelí Naftali Bennett hablaba con él cara a cara, debería haberse retirado de ese país de manera responsable y ordenada, además de que ni siquiera mostró ninguna preocupación por los intereses tanto del pueblo afgano como de aquellos ciudadanos que creían en el Gran País.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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QUO VADIS MUNDI

F. Javier Blasco*

Hoy en día, todo lo que requiera cierto reposo cómo dar una opinión, tomar decisiones y cambiar de parecer o de actitud se realiza con mayor frecuencia y rapidez. La frenética evolución de los acontecimientos, la falta de cimentados criterios sociales y morales y la fugaz pérdida de interés sobre los sucesos aunque sean de importancia —a pesar del bombardeo informativo— hacen que realmente las cosas se afronten y estudien con escaso tiempo para proceder a un análisis exhaustivo y certero.

Pasamos de un tema a otro con mucha facilidad, enterramos la mayoría de los asuntos al poco tiempo de producirse y sin haberlos digerido totalmente. Los grandes lobbies y casi todo gobierno, dirigidos por extrañas y ocultas fuerzas políticas, económicas, mafiosas o religiosas, mantienen bajo control y dictan la editorial a la mayor parte de los medios y redes con lo que la información es filtrada y traducida a opinión, que rápidamente se convierte en pública. La sociedad civil, falta de verdaderas asideras y raíces culturales o morales, es ahora un pelele fácilmente dirigido y manipulable.

Aunque a diario vemos y oímos titulares sobre catástrofes naturales o problemas medioambientales, nuevas o viejas interminables guerras, atentados, amenazas o actos terroristas, masivos movimientos de refugiados, desfalcos de dinero público y hasta que en Estados Unidos, que han sido “ejemplo” de respeto democrático, todo se puso patas arriba tras denuncias de Trump sobre pucherazos electorales y oscuras implicaciones en motines populares al asalto de su sacrosanta casa, el Senado; a la hora de la verdad, individual como colectivamente, todo nos importa un bledo; tan solo las noticias que aporten réditos económicos o políticos persisten durante meses o años. Cada uno va a lo suyo y solo se conmueve por lo que a él le quita el sueño; asuntos, que cuando se conocen, dan pena o risa por su nimiedad.

Los políticos, aparte de demasiados sátrapas y dictadores que dominan y atemorizan a gran parte del mundo, no son una casta que nace en árboles especiales; proceden de la sociedad y suelen arrastrar lo mamado en ella como los demás. Aunque se les pide y suponen determinadas cualidades de liderazgo —perfectibles con el tiempo—, sus preocupaciones suelen orbitar en torno a su sillón, mejorar su situación, aumentar la permanencia en el cargo y figurar o aparentar que hacen mucho más de lo que son capaces de aportar.

Son una casta en decadencia y degradación que se mueve, salvo honrosas excepciones, en el egocentrismo, el chovinismo, la incompetencia y en cubrir sus espaldas con cientos de asesores; por lo que esperar de ellos buenas, rápidas y poco costosas soluciones a los graves problemas nacionales o internacionales, es imposible.

Los imperios y los liderazgos, nacen, crecen y se desarrollan; paulatinamente y ayudados por causas exógenas o endógenas, van decayendo y perdiendo fuelle hasta que son superados o absorbidos por otros similares que han venido forjando su espacio para tomar el testigo en un relevo cada vez más exiguo y sin interrupción. Es el caso de Estados Unidos, país que desde la caída del muro de Berlín ha sido la primera potencia económica y militar del mundo, pero para ello ha tenido que moverse mucho, gastar ingentes cantidades de dinero y perder miles de vidas en muchos escenarios; liderazgo, que ciertamente no se han ganado por la calidad y el empuje moral de, al menos sus últimos presidentes, sino por la inmensa maquinaria y el entusiasmo que sus ciudadanos —renunciando a otros privilegios que otros disfrutamos— han sido capaces de poner en marcha y engrasar. Todo apunta a que al vetusto y cansado Biden está viviendo momentos muy amargos y podría ser quien cierre la puerta del efímero liderazgo mundial.

En los liderazgos al igual que en las monarquías, a rey muerto, rey puesto. Desde hace tiempo, nadie es ajeno a que Rusia y China optan a ser los nuevos aspirantes a dicho puesto. China, tiene más papeletas a su favor por capacidad económica, importante desarrollo sostenido en el tiempo, bien controlada su extensa población y por la férrea disciplina y espíritu de trabajo que su máximo dirigente, Xi Jimping —convertido en eterno como Putin o Kim— impone a su pueblo.

Existen otros cortesanos que tratan de ampliar sus condados con vistas a un futuro próximo y por si, algún día tienen que remar en la misma dirección. Me refiero aunque con diferente medida, a la India, Pakistán, Turquía, Arabia Saudí e Irán entre algunos más.

La Comunidad Internacional (CI) y varios de sus organismos, como la ONU y la OTAN, tras la crisis de Afganistán convertidos en meros observadores, han demostrado que sus mandatos, fundamentos, misiones, capacidad de decisión y mastodónticas estructuras constituyen una maquinaria demasiado costosa y pesada, que ya no resuelve nada y a la que nadie obedece; por lo tanto, deberán cambiar mucho, por el riesgo a desaparecer o quedar en irrelevancia.

La UE lleva bastantes años de mínima supervivencia a base de invertir muchos millones —que no tiene—, ha protagonizado temas graves como su desastroso y aún no digerido Brexit, el papel no jugado con los refugiados —salvo pagar para que los cuiden otros— en las crisis de Oriente Medio y el Norte de África y la grave inoperancia en esta crisis en Afganistán.

Queda claro que las aspiraciones europeas son realmente un sueño o quimera; realmente, jamás pasó de ser una asociación comercial, social y económica con determinados alcances y limitaciones. Su escasez de liderazgo, las constantes peleas internas, la poca preparación de muchos de sus responsables, lo incierto de las próximas elecciones en Alemania y Francia y que cuando no saben qué hacer vuelven a recuperar ideas poco viables cómo la fuerza militar europea, son patentes y patéticas. Nunca ha acertado en elegir a alguien lo suficientemente competente para desarrollar y aplicar con éxito su cambiante política exterior.

Las guerras, sus consecuencias y secuelas siempre son graves. El mundo, desde el paraíso terrenal, es un espacio hostil donde no sabemos estar sin guerrear. Las amenazas son constantes y en él, los ejércitos son auténticas marionetas en manos de osados e inexpertos políticos que los manejan a su antojo y ensalzan o repudian según sea la conveniencia del momento.  

A pesar de la gran evolución de las fuerzas armadas en todos los ámbitos, de ser auténticos profesionales y haber mejorado mucho sus tácticas, técnicas, procedimientos y el armamento, las experiencias recientes llevan a pensar que sus consejos, análisis y predicciones raramente se toman en consideración por los políticos, tal y como ha sucedido en la evacuación de Afganistán. Vergonzoso y precipitado desastre —precedido por otros similares de menor entidad— debido a falta de organización y previsión (reacción de última hora por el efecto CNN) que, aunque algunos traten de darle la vuelta y mostrarlo como un éxito, pasará a los anales de la historia militar como los de Dunkerque o Filipinas.

Estos repliegues no suelen ser espontáneos; obedecen a grandes pérdidas de interés, motivos políticos o a que nuevas necesidades surgidas en el horizonte requieran fondos y medios empleados actualmente. En consecuencia, es probable que pronto veamos a las tres grandes potencias (Estados Unidos, China y Rusia, en menor medida) —todos juntos o emparejados de dos en dos— enzarzadas en: el domino del espacio, prometedoras zonas hasta ahora abandonadas por su extrema climatología como el Ártico o grandes espacios marítimos, como el Mar de China que da acceso al inmenso mercado oriental y asiático.

En los últimos años la sociedad civil occidental ha ido perdiendo su interés por los valores humanos, sociales y cristianos que durante siglos la han mantenido en pie a través de la educación, la política, el espíritu nacional, la moral y el ámbito familiar. La desidia por mantenerlos vivos y haberse alejado de su valor e importancia son la piedra angular sobre la que se basen a futuro los errores que impedirán el desarrollo político, económico y social en un cordial ambiente de paz y seguridad.

La experiencia acumulada en los últimos años viene demostrando que tratar de imponer la democracia contra los totalitarismos y el comunismo por la fuerza de las armas o graves presiones es un acto difícil y muy costoso, que requiere mucho tiempo y grandes esfuerzos materiales y personales; aunque, a pesar de todo ello, sus resultados suelen quedar alejados del fin pretendido, tesitura que, sin duda, influirá en el futuro sobre los necesarios cambios de objetivos o de las vías para conseguirlos.

La crueldad presente en las guerras del Islam demuestra que son guerras por la imposición de su propia versión de la misma religión o para combatir al apostata y que las diversas vertientes del yihadismo se enfrentan por motivos de sucesión, egoísmos, hegemonía, expansión territorial, prevalencia o mandato y grado de visibilidad o expansión en la comunidad musulmana. No obstante, las ramas mantienen una serie de factores comunes como el seguimiento e imposición de la Sharia o Ley islámica, la expansión de la Yihad o Guerra Santa contra los enemigos del islam, la recuperación de territorios perdidos y, sobre todo, sus inagotables deseos de matar a quien se opone a su camino. Situaciones que se agravan por la imparable expansión del movimiento religioso-cultural en la mayor parte de los continentes.

Es muy probable que Afganistán se convierta en el foco y refugio de la mayor parte de los movimientos yihadistas por no quedar allí un gobierno que les combata abiertamente o tenga capacidad suficiente. Los potenciales encontronazos entre los talibanes y Al-Qaeda juntos contra las diferentes franquicias del Estado Islámico pueden ayudar a clarificar el ambiente de futuro desde el punto de vista religioso y terrorista. Por otro lado, la previsible masiva diáspora de afganos por temor a represalias talibanes puede ser, de nuevo, otra fuente de problemas para ser admitidos en bastantes países y portadora, a su vez, de terroristas disfrazados entre ellos.

Afganistán y sus vecinos cercanos, Irán, Pakistán, China y los tres “tanes” pro rusos constituyen un punto caliente para el futuro de la paz en la zona. Aparte de lo ya mencionado, los grandes intereses creados (drogas, ruta de la seda y las tierras raras) en cuya explotación Rusia y sobre todo China quieren participar, las diferencias ideológicas religiosas contra los chiíes (Irán) y haber sido considerado de siempre el territorio donde establecer la retaguardia paquistaní en un eventual enfrentamiento con la India, hacen que haya muchos gallos atentos y pretendiendo mandar en el complejo gallinero.

El arma nuclear como elemento de amenaza, defensa y disuasión sigue estando ahí y todo apunta a que países como Corea del Norte, Irán y posiblemente Arabia Saudí, si es que el apoyo norteamericano desaparece de Oriente Medio, tratarán de conseguirlas o aumentar sus actuales capacidades a corto plazo.

Tras muchos titubeos sobre la realidad del cambio climático, ha aparecido una gran euforia mundial a apuntarse a la alocada implantación de fuertes medidas sobre los usos del consumo energético para evitar su progresividad. Cosa que se ha hecho de forma muy precipitada y sin analizar el costo que supone para el bolsillo del ciudadano, máximo tras cortar el carbón o declararse antinucleares muchos países. Costo, que unido a las posibles perturbaciones en el Norte de África, Rusia y Ucrania donde se produce o pasa el gas que llega a Europa por sus extremos, pondrán en peligro la continuidad de muchos gobiernos próximamente.  

Capítulo aparte merece la pandemia del Coronavirus y sus consecuencias que han demostrado que el mundo no está preparado para este tipo de crisis de gran envergadura; aún se desconocen las verdaderas causas del origen del mismo (ninguna descartable totalmente); se siguen muriendo miles de personas al día; se ha tardado mucho en encontrar una vacuna efectiva, que ahora ponemos en duda ante las variantes que aparecen; todavía se desconoce si debe ser anual como con la gripe y por no tomarla en consideración, se ha tambaleado la gobernabilidad de muchos países y hasta ha costado la silla a dirigentes que la tenían asegurada como Trump.

Ha venido a demostrar una gran insolidaridad internacional, los países pobres han quedado abandonados sin apenas vacunas, mientras los ricos ya plantean aplicar su tercera dosis; durante meses ha constituido una desorbitada guerra de precios y especulación con los mercados orientales y ha dejado patente que el mundo no es seguro sanitariamente a pesar de los organismos internacionales encargados de la salud.

Como hastío o rechazo a las, a veces, excesivas medidas adoptadas, se ha generado un generalizado ambiente de insatisfacción, negacionismo y protesta en diversos países de todos los continentes que, bien dirigidos por grupos antisistema, son aprovechados para otros fines como atentados o insurrección civil contra la autoridad. 

En resumen, las crisis de Afganistán y sanitaria han puesto de manifiesto que pueden acarrear todo tipo de consecuencias imprevisibles; que muchos de los países más potentes del mundo, la cacareada CI y sus organismos, y no sólo Estados Unidos, han quedado vergonzosamente de rodillas por su incapacidad ante los deseos y caprichos de los terroristas yihadistas; tras veinte costosos y penosos años, precipitadamente y sin planes previos, se han abandonado a miles de personas usadas previamente y a un país dejándolos a su suerte, lo que puede derivar en graves masacres, el principal nido del yihadismo mundial o desembocar en una cruenta guerra civil o zonal para dominarlo; que los métodos usados para implantar la democracia deben ser redefinidos, cambiados totalmente o anulados; que el mundo está muy desunido en lo que se refiere a la ayuda internacional y que, ante los errores de Estados Unidos, ya hay más de un candidato para relevarle en el papel de líder mundial.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

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AFGANISTÁN, DERIVAS Y SECUELAS. PARTE III.

F. Javier Blasco*

En la mayoría de los conflictos en los que su protagonista principal es rebelde con la comunidad internacional, se suele proceder al cierre o cancelación de sus fuentes de financiación exterior, le niegan o retienen los créditos internacionales, suprimen los intercambios comerciales, congelan las cuentas del país o de sus mandatarios incluso en los llamados paraísos fiscales y se intenta que ese acogotamiento económico comience a dar frutos lo más pronto posible, baje su cerrazón y se acerque a las exigencias y estándares internacionales ya que ningún país es capaz de sobrevivir de forma prolongada únicamente con sus propios recursos.

Teoría interesante y bastante buena pero de difícil o hasta imposible aplicación cuando el país en cuestión —como es el caso de Afganistán— cuenta con apoyos abiertos o encubiertos de potencias poco ortodoxas o seguidoras a rajatabla de los acuerdos internacionales (China, Rusia, Irán, Arabia Saudí, Catar y Paquistán entre otros); cuando genera productos muy codiciados y demandados en el exterior (drogas y tierras raras o litio); en función de su situación geoestratégica y porque la memoria internacional suele ser bastante laxa y, una vez adoptada dicha decisión, paralelamente ya se está estudiando la salida al atolladero. No creo que el anunciado acogotamiento económico a Afganistán, dure mucho ni llegue a ser efectivo de verdad.

Mis experiencias profesionales como Jefe de la Sección de Cooperación Cívico Militar (CIMIC) en el Mando Regional Sur de la OTAN, me enseñaron la necesidad y el excelente resultado de realizar, antes y durante cualquier conflicto, los llamados Estudios de Área. Estudios, que proporcionan muchos datos sobre el país, su cultura, historia, religión, clima, tendencias políticas, lazos exteriores, fuerzas armadas, población y un largo etcétera. Datos, que por su valor incalculable, incluso son muy apreciados por la comunidad de inteligencia y sobre todo, a la hora de la toma de decisiones ante cualquier tipo de planeamiento operativo o acciones de mayor calado.

Estoy seguro, de que tras veinte años en el terreno, ejecutando todo tipo de operaciones y con despliegues tan grandes y amplios, los hombres de inteligencia y los CIMIC norteamericanos y de la coalición habrán hecho bien su trabajo. Pero sin embargo, todo ha fallado como un castillo de naipes mal apoyado en su base; lo que indica que posiblemente sus informes no se tomaron en consideración, el Mando erróneamente los obvió o lo que me resulta mucho más peligroso y probable, fueron las autoridades civiles las que se empecinaron en hacer de su capa un sayo, sin tener en cuenta el valor y las consideraciones que se desprenden de dichos análisis militares.

Otro grave error, del que nunca se suele aprender, porque en pocos años he podido comprobar que se repite con demasiada frecuencia; cuestan miles de vidas, cientos o miles de millones a la sociedad, disminuyen el prestigio de las Organizaciones o Alianzas internacionales y engañan a un pueblo al que se usa y masacra cuantas veces sea preciso.

Deberíamos considerar la obligatoriedad de hacer responder judicialmente a los dirigentes políticos ante tribunales internacionales cuando adoptan decisiones mal tomadas, de graves consecuencias o por hacerlo contra el criterio bien fundado de los verdaderamente preparados.

Si no hubiera ocurrido así, la definición, el seguimiento y la salida de la misión hubieran variado mucho. Estoy completamente convencido que en aquellos documentos habrían definido verdaderos planes de extracción y evacuación para evitar tener que recurrir al desastre de esta evacuación a marchas forzadas, sin plan alguno por la mayoría de los contingentes, que abandonaron el teatro a su aire sin considerarlos en absoluto. Para colmo de la vergüenza internacional está lo que presenciamos ayer cuando todo un G-7, con la potencia y capacidad económica, militar y de disuasión que tiene, no fue capaz de doblegar la voluntad de unos terroristas yihadistas de mantener el 31 de agosto como fecha límite de extracción y presencia extranjera.

La respuesta de los talibanes era bien conocida y esperada, nadie se puede o debe sorprender, por lo que era fundamental tener unas listas completas y actualizadas y haber adelantado la extracción con orden, seguridad y concierto antes de que el caos se adueñara de Kabul y se enloqueciera la ciudad y sus gentes. Máxime cuando la mayor parte de los afganos a extraer no residen en Kabul.

Este conflicto pone de manifiesto, una vez más, que el eterno conflicto de prevalencia y posibilidades finales en la lucha entre las democracias contra las graves dictaduras y regímenes comunistas fuertemente arraigados no es sencillo y no se suele obtener fáciles y permanentes resultados.

Imponer la democracia a base de cañonazos y soldados, a pesar de muchos años de insistir en un mismo territorio, no es muy factible y da paso a que los países en los que no convence plenamente, se sientan cada vez más capaces y seguros, porque saben que sus pensamientos, deseos y planteamientos no serán extirpados. Máxime cuando el CSNU está bloqueado por dos de ellos (China y Rusia).

A la vista de todo desprestigio anterior y de los problemas que surgirán con la repartición de los refugiados, se puede afirmar que el mundo ha caído y que sus estructuras se resquebrajan o derrumban; ya nadie es capaz de nada, hemos quedado al albur de los caprichos de los terroristas y de sus zarpazos por doquier, a nada que se lo propongan.

China, país dictatorial y comunista, es el más claro ejemplo de dicha realidad; ha crecido mucho como país y potencia económica y militar y cada vez se orienta y acerca más a llegar a constituirse, en breve, en el relevo natural de EEUU en el liderazgo mundial.

Potencias como Rusia, Turquía, Irán, Pakistán y Arabia Saudí entre otras muchas más, vienen comprando y siguiendo su idea y tratan de recobrar esplendores pasados, por lo que cada vez se encuentran más lejos de adoptar regímenes democráticos o están más cerca de abandonarlos definitivamente, si es que algún día los hubieran adoptado.

No es que la idea del repliegue militar estadounidense sea un reciente invento del presidente Biden; ya con Obama hemos ido escuchando y viendo diversos planes de abandono de misiones, territorios, aliados y población civil en varias zonas y países en conflicto a pesar de haber formado parte de sus alianzas bilaterales o haberlos usado como fuerza de choque o carne de cañón en combates contra fuerzas superiores o muy crueles a la hora de luchar.

Está claro que EEUU y sus gentes están hartos de ser siempre los que ponen la mayor parte de los esfuerzos económicos, militares y el número de bajas en todos los conflictos en los que intervienen (propios o adquiridos).

Pero no es menos cierto que, ese es el canon que un país debe pagar por mantener su liderazgo mundial; como también lo es, el hecho de que hoy en día la importancia geoestratégica de las diferentes partes del mundo, sus recursos energéticos o la necesidad de mantener alineados a determinados países varía a mayor velocidad que antaño. Todo cambia rápidamente y entre estos cambios se encuentran las nuevas prioridades de EEUU a la hora de prestar una mayor atención o dedicarles importantes recursos. 

Tras los últimos abandonos yanquis en los últimos años, incluido Afganistán, cabría hacerse la siguiente pregunta ¿hacia dónde va u orienta sus esfuerzos EEUU? Las respuestas vienen siendo varias y todas ellas exigen muchos recursos para ser cubiertas con garantías de éxito.

Se habla de que el cambio climático propiciará en breve que el Ártico sea prácticamente navegable todo el año lo que acortará en mucho las vías de comunicación entre continentes y que se puedan extraer sus muchos recursos bajo las aguas o los hielos de hoy en día; situación en la que también están muy interesados China y Rusia.

Otra gran aspiración es la dotación de recursos económicos y humanos a las recientemente creadas fuerzas aeroespaciales, en liza con otras fuerzas similares rusas, chinas y hasta de la India. Todos los países se esfuerzan en llegar a ser los primeros en dominar el espectro espacial por entender que quien lo consiga, dominará el mundo.

Nadie es ajeno a pensar en la necesidad de controlar el amplio territorio Asia-Pacífico donde China lleva años invirtiendo mucho para la creación de islas artificiales y aumentar exponencialmente su capacidad aeronaval con posibilidad de basarse en ellas para controlar las aguas del Mar de China Meridional, situación que pone en peligro a varios aliados de EEUU en la zona como Corea del Sur y Japón; así como las relaciones con la India, que también está por la labor de aumentar su capacidad militar grandemente.

Por último, pero no menos importante, EEUU ve que su patio trasero, Centro y Sudamérica se está convirtiendo en un gallinero alborotado, con gobiernos populistas de corte comunista bolivariano que van creciendo y se sustentan en países estratégicos por los carburantes, la droga, la masiva emigración y en servir de negocio y cobijo a enemigos tradicionales como China, Rusia e Irán. Por lo que es de esperar que pronto tenga que dedicar una mayor atención y esfuerzos a la zona que hasta la fecha.

Posiblemente, Biden se sentía el hombre más feliz del mundo hasta hace muy pocos días; los ecos vocingleros de Trump aunque insistentes se iban apagando poco a poco; la vacunación de sus ciudadanos progresaba a pasos agigantados; el índice de mortandad por el virus descendía; la economía en proceso de mantenimiento o recuperación y en breve iba a celebrar como un gran triunfo el 20º aniversario del 11-S cómo una misión cumplida, el repliegue de Afganistán completado y todos a salvo en casa.

La falta de previsión a los más altos niveles, la precipitación por la proximidad de dicha fecha, el exceso de confianza en sus falsos o interesados informes de inteligencia y la rigidez negociadora de los talibanes para no facilitar la extracción de colaboradores, han hecho que la imagen de EEUU tanto a nivel mundial como internamente haya caído por los suelos. Rusia y China están celebrando este fracaso y esperan mayores acontecimientos y el momento para echárselo en cara.

EEUU es un país algo más serio y diferente al resto, por lo que los errores de sus presidentes y otros altos dirigentes civiles y militares se estudian con luz y taquígrafos en el Senado y en los tribunales de Justicia; por ello, pronto veremos movimientos en dicha dirección. La Vicepresidenta Kamala Harris, que vivía apaciblemente a la sombra del anciano Joe a la espera de su oportunidad para sucederle pacíficamente, empieza a poner sus barbas a remojar porque puede saltar a la arena mucho antes de lo esperado. En pocas palabras, Afganistán puede fácilmente haberse convertido en la tumba de EEUU en general y de Biden en particular.

La situación en la que dejamos el país tras la desastrosa espantada es de auténtico caos aún a pesar de los esfuerzos propagandísticos talibanes por esconder la realidad y reprimirse mientras aún queden algunos medios, cámaras y móviles que puedan grabar sus abusos y atrocidades. Doy por seguro que cuando desaparezcan los medios libres y las comunicaciones vía internet y telefonía móvil queden bajo el absoluto control de los talibanes, la situación cambiará mucho y se podrá asegurar que la guerra civil en Afganistán puede llegar a ser inevitable; en la que gracias al armamento que se les ha “transferido” a los talibanes, el resto de afganos, llevará la peor parte.

Con esto doy por terminado, de momento, un documento que ha pretendido analizar, de modo previo y sin muchos datos todavía, las posibles derivas y secuelas de la crisis en Afganistán. Sé que pasado un tiempo volveré a escribir sobre el tema porque habrá más secuelas; aunque mucho me temo, que la sociedad lo habrá casi olvidado y ya no interesará grandemente a pesar de las muchas bajas y masacres que se han producido y producirán allí sobre los no evacuados, simplemente por ser familiar de alguien que trabajó como personal auxiliar de los “diablos extranjeros” que hace veinte años osaron invadir su tierra o por no aceptar sus preceptos religiosos.

Pero, no quisiera cerrarlo sin honrar a los militares y al personal auxiliar que han dejado generosamente sus vidas allí o por el camino (algunos han estado bajo mis órdenes directas). Personas, que fueron enviados a su muerte por forzadas o extrañas razones de inexpertos gobernantes; y también reprochar a los políticos que aún siguen actuando ciegamente o que aprovechan la amargura de las situaciones para hacerse fotos de portada y darse auto propaganda con mendaces declaraciones, tales y como ésta que se me ha quedado grabada “En España estamos a las duras y a las maduras”.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

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