EL COSTO DE LA MALA PRAXIS

Iris Speroni (gab: https://gab.com/Iris_Speroni)

Va a estar interesante el día que a los gobernadores, senadores, ministros de economía y de la producción de las provincias les caiga la ficha.

 

¿Cuánto nos cuesta la casta? 

¿Cuánto nos cuesta la mala praxis de estos sujetos?

Hagamos algunas cuentas en el aire.

  • Perdemos plata por la caída del PBI per cápita.
  • Perdemos dinero porque el fruto de las exportaciones termina en el gobierno central y no en las provincias.
  • Perdemos dinero porque el valor de nuestras propiedades cae.
  • Perdemos dinero porque para un trabajador es imposible acceder a la propiedad.

En términos económicos perdemos por flujo (PBI anual) y por stock (el valor de nuestro departamento o automóvil). En resumen, perdemos a diestra y siniestra.

Vamos a abrir un poco estos números.

Caída PBI per cápita

Hace diez años que la Argentina no crece. O al menos crece menos que la población. Toda caída de PBI es dinero que cada uno de nosotros, los cuarenta y cinco millones de argentinos, no tenemos en nuestros bolsillos. Algunos más, otros menos, colectivamente somos más pobres y es mensurable.

El PBI per cápita del 2011 fue de US$ 12.849 por persona. Para mantener la producción per cápita, la misma debería crecer al mismo ritmo que la población. Sin embargo el PBI per cápita del 2020 fue de US$D 8693. Si dejamos de lado el 2020, por la pandemia y tomamos el 2019 (sin pandemia), el valor es de US$ 10.006. Un 20% menos que una década antes. Si hubiéramos mantenido el ingreso por habitante del año 2011, en la década hubiéramos producido unos US$ 255 mil millones más. En diez años perdimos casi dos tercios de un PBI por caída de la producción. Esto es, US$ 5600 menos por habitante. Si no queremos meter el 2020 en la cuenta, 67 mil millones de dólares menos en una década.

Esta caída se debe únicamente a la mala praxis del gobierno (uno y otro). No hubo shocks externos, caída del mercado inmobiliario de los Tigres Asiáticos, derrumbe de Wall Street (2008) o maxidevaluación del real (Brasil). No. 100% nuestros gobernantes.

Transferencia de riqueza de las provincias a gobierno central

Escribí varias notas sobre el robo por parte del gobierno central a las provincias que ronda los US$ 26.000.000.000 anuales. Es riqueza que producen los habitantes y empresas de las provincias y que el gobierno lo roba usando al BCRA como agente de recaudación. Un cobrador de impuestos paraestatal.

Argentina exporta el 90% del té que produce. De ese dinero, el gobierno central se lo roba a los misioneros para dárselo a los amigos, a quienes les vende a $ 103 lo que vale $ 180. ¿Quieren hablar del arroz? El BCRA le roba a correntinos, entrerrianos, formoseños, santafesinos y chaqueños el 50% del valor del arroz que exportan.

Esta semana fue al programa de Canosa el gobernador reelecto de Corrientes. Se quejaba, con justa razón, que la pobreza de Corrientes expele correntinos. Sostuvo que viven 1.600.000 en la provincia y otro millón fuera de ella, mayormente en Buenos Aires. Sostuvo que sus coprovincianos se van no porque lo deseen sino porque en su hogar no hay trabajo. Al gobernador le falta dar el salto conceptual de por qué no hay trabajo. Es fácil. Porque el gobierno central les quita la mitad de lo que producen.

Corrientes exportó US$ 586 millones en 2020 (INDEC). El gobierno central le robó 293 millones con el BCRA. Son US$ 260 per cápita (el INDEC dice que hay 1.122.000 habitantes). Son 187.000 pesos por familia.

Va a estar interesante el día que a los gobernadores, senadores, ministros de economía y de la producción de las provincias les caiga la ficha.

Hay un punto peor que éste, que ya es grave de por sí. Voy a ver si lo puedo explicar bien.

Todos (pyme, agropecuario, software, trabajadores) determinamos el volumen de nuestro trabajo/producción según el precio a cobrar. Si ir a trabajar me reporta menos que lo que gasto en colectivo, no voy. Me quedo vendiendo garrapiñada en mi barrio. Lo mismo sucede con los volúmenes de producción. Si el Banco Central me quita la mitad de la facturación y con lo que queda no cubro los costos, entonces no siembro, no desarrollo software, no exporto vino/cuero/zapatos, no fabrico, no transporto, no vendo. Por lo tanto, el gobierno cuando le dice a TODO el país que va a pagarle la mitad de su valor por sus productos, todos hacen cuentas. Así se determina un nuevo volumen de producción. Algunos continuarán a pérdida para no abandonar mercados (ej. las bodegas mendocinas), otros decidirán no cosechar (ej. peras de Río Negro), otros elegirán no expandirse (ej. arroz en Chaco y Formosa) o irse (ej. pequeñas producciones de arroz en Entre Ríos o empresas de software que se mudan a Uruguay), otros no reinvertir en lo suyo o abandonarán proyectos de diversificación. La consecuencia es siempre menor producción.

Pero nuestros gobernantes en su infinita mala praxis lo ignoran.

Propiedades

Cada vez que hay alguna crisis política y/o económica o problemas de reservas en el central, los precios de las propiedades caen. Esto es así porque las propiedades valen según el ingreso de las personas.

Si los gobernantes arruinan barrios a propósito (como periódicamente hacen) destruyen el valor inmobiliario del lugar.

Destruyeron el Microcentro, primero con una interminable obra de repavimentación de las calles (sacaron el asfalto para poner bloques de cemento), luego lo llenaron de lúmpenes que vendían droga a cielo abierto, luego con el lockdown de un año y medio. Consecuencia: los locales cerrados, las oficinas vacías. La desolación. Eso tiene traducción en dinero. Propiedades que no se alquilan. Propiedades invendibles. Edificios bellísimos de la belle époque que se van a venir abajo por falta de mantenimiento gracias a las expensas impagas. ¿Cuántos galpones sin alquilar hay hoy en la Argentina? ¿Cuántas plantas industriales? Eso es pérdida de patrimonio para decenas de miles de propietarios argentinos. Particularmente doloroso para el pequeño inversor que vive de sus alquileres. Ni hablemos de los alquileres caídos por la nueva ley de alquileres, asociados a una caída del 20% ó más del valor de la propiedad, por sobreoferta. Si sumamos la pérdida de valor de las millones de propiedades en todo el país, tenemos pérdidas multimillonarias.

Acceso a la propiedad

Vamos a lo último. ¿Cómo es posible que nuestros abuelos y padres pudieran comprarse su vivienda y nosotros no podamos? No es que no se hacen viviendas en la Argentina. Sólo en la Ciudad de Buenos Aires se han hecho cientos de miles de viviendas en las villas 1-11-14, 31, 31 bis, 21, Rodrigo Bueno, y todas las que están linderas al FFCC. Todas estas edificaciones en el presente siglo. Viviendas donde los transas cobran suculentos alquileres. Pero hay un pequeño detalle: son propiedades sin escritura. No son propiedades vendibles en el mundo formal, porque no están en el Registro de la Propiedad. Por lo tanto, concluimos, sí se puede construir vivienda pero no en el mundo formal o no por los trabajadores formales.

Comprar una vivienda “legal” es otra cosa. Y hoy, el trabajador no puede acceder. Nuestros abuelos iban a vacacionar a Las Toninas por hotel sindical, tenían un Renault 4, y se hacían su casa en Wilde o Lanús Oeste. Hoy es imposible. Se trabaja en negro o como monotributista, el dinero que se gana se va en el colegio parroquial o la prepaga, no hay crédito hipotecario. Las automotrices no fabrican autos para los trabajadores (chau Renault 4, Fitito, Citröen 3cv).

Lo que se gana de sueldo, se deja la mitad en impuestos en el mostrador del almacén o supermercado. Comprar una vivienda implica 1,5% para la AFIP, sellos, más tasas en el Registro. Los sueldos son de US$ 300 ¿Cómo hace un trabajador para tener una propiedad, a pesar de que los terrenos estén baratos?

La única respuesta de estos heraldos de la mala praxis es “hacer viviendas sociales”, casas diminutas, horribles, sin persianas ni techos a dos aguas, mientras ellos viven en Puerto Madero o en countries. Gente horrible, que hace cosas horribles y desprecia a su pueblo.

Lo mismo sucede con las propiedades comerciales o industriales. Hoy un local inalquilable no vale nada. Depósitos, edificios para instalar fábricas están sobre ofertados. Cuando hay parálisis económica, el valor de la propiedad se resiente.

Ser propietario da libertad. Nada hace más libre a una persona que ser dueña de su techo, de su camioneta, de sus ahorros. Y acá está el peor efecto de la mala praxis de esta gente que pretende gobernarnos.

No hay que tenerles piedad.

 

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

Publicado originalmente en Restaurar.org http://restaurarg.blogspot.com/2021/09/el-costo-de-la-mala-praxis.html

 

“¿ES LA ARGENTINA UN PAÍS VIABLE EN EL SIGLO XXI?”

Heriberto Justo Auel*

Profundo y completo análisis realizado por el General Heriberto Justo Auel en marzo de 2020.

 

1. Causas y Efectos.

En las últimas décadas nos hemos preguntado, cíclicamente, si nuestra querida Patria Argentina tiene viabilidad como país independiente, en el siglo XXI. Razones no faltaron. Por cada paso hacia adelante, en estos años, hemos dado dos hacia atrás(1).

En el conjunto de los Estados que conviven en el mundo actual poseemos la séptima extensión geográfica, que se desenvuelve desde el Trópico de Capricornio hasta el Polo Sur. Consecuentemente tenemos todos los climas, extensas montañas, enormes llanuras, largas costas marítimas y la mayor plataforma submarina del continente. Debido a ello, no nos faltan insumos.

Lo que nos falta es una lúcida dirigencia y no tenemos conciencia de ello (2). Una gran mayoría de nuestros conciudadanos entiende que la causa de nuestra larga decadencia es económica-financiera y, no es así. Tenemos un gran país y una pequeña dirigencia.

Nuestros problemas socio-económicos-financieros son consecuencia de una grave y progresiva crisis dirigencial y esa sostenida situación ha llegado a la categoría de decadencia. Las causas de ésta son muy profundas y están fuera del alcance de los sentidos. Son abstractas, pero de toda evidencia para quienes tienen los sensores adecuados para percibir la naturaleza del complejo problema irresuelto (3).

2. El largo proceso de caída.

Luego de un siglo inicial —1810/1910— que fuera una verdadera epopeya heroica, plena de coraje y de éxitos que abarcaron las guerras de la Independencia y las guerras civiles, llegó la paz y con ella la rica “Primera Argentina Agropecuaria”(4). Luego, a partir del Primer Centenario, ingresamos a una continua degradación cultural, política y socioeconómica —como natural consecuencia de aquel explosivo éxito sorpresivo y admirable— en un lapso en el que Occidente, en su núcleo fundacional europeo, ingresaba a dos autodestructivas guerras civiles —1914/1918 y 1939/1945—, de cuyas graves consecuencias aún no ha salido.

La Argentina —espejo cultural de aquella Europa— no fue ajena al drama de Occidente en su núcleo duro y este drama, que aún vivimos intensamente, fue agravándose progresivamente desde 1982 —Guerra del Atlántico Sur—. Habíamos ingresado a una nueva etapa de la guerra social-revolucionaria, iniciada a principios del siglo XX.

Aquel rápido y explosivo éxito económico —que hemos citado en el párrafo anterior— llevó a la sólida y antigua dirigencia “patricia” a su zona de confort. El timón quedó en manos de “m´hïjo, el dotor”, primera generación nacional de inmigrantes, verdadera contrafigura del ejemplar pionero o bien, en algunos casos, del retoño de algunos revolucionarios-anarquistas expulsados de la Europa ensangrentada, que retenían graves resentimientos sociales y que ingresaron enmascarados con el aluvión migratorio. Así surgieron —en nuestra sociología naciente— las figuras del irresponsable Isidorito Cañones o del “ácrata violento”, antecedente directo del terrorista revolucionario de los ’70.

Si fuere necesaria una prueba de la afirmación que hemos hecho en el punto 1, en lo que hace a las causas de la caída, la encontraremos en la comparación de la forma idónea en que se resolvió la agresión revolucionaria a principios del siglo XX por parte del anarco-comunismo ácrata y la torpeza empleada por la “nueva dirigencia”, sesenta años después frente al castro-comunismo, tal como lo explicita —documentadamente— el Tcnl Dr Valiente, en “Los anarquistas y la violencia” (5).

A fines del siglo XIX y principios del siglo XX, bajo el lema “Paz y Administración”, nuestra dirigencia política elaboró una Gran Estrategia con la que solucionó la sangrienta agresión revolucionaria, sin que hubiere una sola denuncia contra las instituciones estatales. Décadas después, sin tener presente a esta olvidada experiencia ejemplar y frente a una agresión homóloga, no existió ni Gran ni Pequeña Estrategia. Hubo improvisación.

Por decreto se ordenó —tardíamente— el “aniquilamiento” del enemigo que actuaba en todo el país desde quince años antes -1959/60—. A la Ley de Residencia 4144 —Ley Cané— de 1902, le acompañaron un conjunto de leyes que abarcaron todo el espectro de las actividades socio-políticas. Y la revolución violenta fracasó.

Al inicuo decreto de “aniquilamiento” —de 1974— solo le acompañó la improvisación. Con esa retardada, improvisada y errónea apertura de operaciones militares por parte de los “recién llegados”. ¿Pudo esperarse algún resultado eficiente con semejante dislate? Absolutamente, NO.

Pero cuando llegó el momento de encontrar responsabilidades por las garrafales ausencias y yerros de procedimientos, quienes tiraron la pesada piedra, escondieron la mano. Buscaron al “cabeza de turco” y así lograron la destrucción de las Instituciones, dejando abierto el camino para que el castro-comunismo llegara por vía electoral.

Y allí estamos, en manos de ignorantes e irresponsables ideologizados y fenicios, que dicen ser “científicos”.

De aquella nacionalidad emergente de una cultura definida, de valores firmes, de objetivos claros y comunes que la hizo generosa, expansiva, audaz y exitosa, ingresamos —en breve tiempo— a la sociedad actual, de valores relativizados, egoísta, contractiva y decadente, que construye pobreza, embrutecimiento espiritual y corrupción organizada, objetivada hoy en las patotas de jóvenes “rugbiers”, en violadores que asesinan niños o en politicastros cuyos máximos proyectos apuntan a las más rebuscadas falacias para alcanzar su propia impunidad —aún a pesar de la causa de “los cuadernos”—.

¿Hay conciencia —en nuestras dirigencias— que son directas responsables del vaciamiento de la identidad de los argentinos y de un Estado fallido en ciernes?

Aquella “confundida” actitud de 1983 frente al agresor revolucionario, hoy continúa. Lo terminamos de sufrir con el entredicho Fernández-Cortíñas. Ante una zapateada de quien representa al terrorismo doméstico, cuarenta años después de los hechos, un presidente vaciado de poder político arrugó vergonzosamente, anulando su propio discurso de “Paz y Unidad”. ¿Qué autoridad le resta a este funcionario contratado?

Llevamos cuatro décadas soportando un infame relato construido para premiar con homenajes al cruel terrorista ideologizado y con miles de dólares a sus familiares. El ocultamiento de esta patraña internalizada por los niños, jóvenes y jóvenes-adultos de hoy, emplea la falacia del genocidio de las dictaduras de ayer, frente a la “progresista” democracia de hoy. Lo acaba de repetir —con todas las letras— el actual Cte J FFAA al despedir al contingente de tropas que marcha a Chipre.

Vivimos la etapa pos-heroica de una narrativa absurda (6).

Entendemos que esta situación nos da una idea de la abismal distancia que existe entre la dirigencia política del siglo XIX, de aquella Argentina en acelerado ascenso, con la que tomó la posta a partir de la segunda década del siglo XX. Estas últimas, “políticamente correctas”, cuya ignorancia, caradurez y cobardía nos avergüenza cada día más, surgieron de universidades muy alejadas del concepto de “universalidad”.

Cuando en el Primer Centenario nos visitaron los intelectuales más brillantes de Occidente, dijeron que la joven Universidad Nacional de La Plata era la “Salamanca de América”. Hoy es la que condecoró a Chávez o a Hebe Pastor, por ser líderes de la ¡libertad de prensa!… ¿Qué diría Joaquín V. González, aquél sabio Rector fundador, si viviera en los años 2000? ¿Tenemos hoy —en el país— un Rector de la estatura de un Joaquín V. González?

Aquella Argentina que el mundo reconocía como una futura potencia americana a fines del siglo XX era conducida por Hombres de Honor, que no dudaban en dirimir su dignidad en un duelo. Hoy, gran parte de nuestra dirigencia arrastra escándalos inimaginables, propios de una novela de Dumas, tal como el supuesto hecho de contratar un candidato a presidente para lograr la absolución en decenas de causas penales y la recuperación de los bienes mal habidos por una expresidente, dentro de un “plan sistemático” llevado adelante por una asociación ilícita dirigida por Ella, según lo afirman los fiscales de las escandalosas causas. Entiendo que hemos llegado a lo inédito, al zenit del escándalo imaginable.

La sociedad argentina, que hasta hoy ha mirado para el costado frente a los atropellos a la Constitución y a la Ley, aun cuando lo haya hecho el mismísimo máximo tribunal del Estado, ¿continuará en esa actitud? Si así fuere, no es arriesgado expresar que La Argentina no tiene futuro —como país independiente— en el siglo XXI.

El concierto internacional —hoy altamente interconectado— no aceptará en su seno a semejante nivel de hipocresía en el Estado, que convierte al país en el santuario del crimen organizado, es decir del narcoterrorismo y al Estado Nacional Argentino en un cascarón vacío, con sus Instituciones licuadas e inhabilitadas para actuar.

3. ¿Es la Argentina un país viable en el siglo XXI?

En 1959/60 la Argentina fue “invadida” por el Norte por la guerrilla revolucionaria castro-comunista, como lo expresa el Tata Yofre en “Fue Cuba”. Desde entonces —y siempre bajo la dirección de La Habana— han transcurrido cinco campañas revolucionarias, algunas con algún éxito, otras fracasadas, pero el objetivo —tomar el poder— nunca fue abandonado por nuestro enemigo. Lo lograron por unos días en los `70, con Cámpora.

Luego del mazazo histórico que significó la derrota en el Atlántico Sur —1982—, el “entrismo” ideológico en los partidos tradicionales se aceleró y permitió que el terrorismo abandonara las armas y accediera repetidamente al gobierno de modo encubierto, por vía electoral. En 2015, sorpresivamente perdieron las elecciones, dejando en el país un enorme campo minado. La débil coalición gobernante —desde 2015— fracasó y los revolucionarios, tras una cortina de humo, regresaron dispuestos a eliminar obstáculos e “ir por todo”. Y allí estamos (7).

La hábil y encubierta comunicación social revolucionaria durante los últimos cuarenta años desarrolló una intensa política psicosocial, acompañada de una narrativa épica —el relato— que acalló a toda respuesta. Un pensamiento único cercenó la libertad ciudadana y fragmentó a la sociedad. Así aparecieron las numerosas y profundas grietas que nos llevaron a una progresiva y enorme debilidad social. Un pueblo anómico, inerte, autista, indolente, que se escandaliza ante hechos bochornosos que olvida al día siguiente, pues ya hay otro aún más dramático.

El 29 de julio de 2019, desde Caracas, el Foro de San Pablo lanzó una nueva contraofensiva revolucionaria contra los gobiernos iberoamericanos que en breve lapso la revolución había perdido por vía eleccionaria (8). Fracasaron en Perú y Ecuador y, ante esos acontecimientos, pusieron su centro de gravedad en Chile —el modelo a aniquilar—, actualmente incendiado. En Colombia, mientras tanto, operan con una estrategia fabiana que reactiva a las viejas organizaciones revolucionarias, explotando al máximo la vecindad de la Venezuela chavista, que sobrevive con el respirador artificial ruso.

4. La revolución y la impunidad en tiempos del coronavirus —Covid-19—.

Cuando llegábamos a este último punto de nuestro trabajo y nos disponíamos a cerrarlo, nos sorprendieron dos hechos. Se plantó la vieja PC que me acompañó todos los días, en los últimos quince años. En consecuencia, estuve “fuera de juego” durante dos semanas.

Simultáneamente —con este hecho administrativo— ocurrió otro de naturaleza estratégica, tremendamente trascendente y de consecuencias globales, aun impredecibles. En China apareció un microorganismo bacteriológico caracterizado por su acelerada expansión y no faltaron las voces que recordaran a las armas de destrucción masiva, las QBN (9), nunca empleadas después de Hiroshima y Nagasaki por el peligro de la autodestrucción planetaria.

Si bien nuestra dirigencia política decidió —en los `80— no tener FFAA y anular por Ley —paradójicamente la Ley de Defensa Nacional votada por unanimidad— al planeamiento estratégico militar sobre las nuevas amenazas y riesgos estratégicos posguerra fría —ya presentes— como actividad central del EMCFFAA, sorpresivamente nos llegó la agresión de un microorganismo que nos obliga —como sociedad— a prever, es decir, a pensar en mañana.

La alta probabilidad de la muerte nos obliga hoy a ser racionales y solidarios, cuando hasta ayer se buscaba vivir solo el presente y profundizar las grietas —eran las precondiciones de la ignorada revolución en curso—.

El hecho de negarnos a pensar nuestro futuro como Nación ¿fue ocasionado por ignorancia, por confusión o como propósito “revolucionario”? Nuestro Instituto estudió este tema en los ’80. Llegamos a la conclusión que había pluricausalidades, pero sabíamos que desde el Estado hubo una clara intención “revolucionaria” que, políticamente —¿o ideológicamente?— impulsó acciones perversas. Oportunamente lo comprobamos, personalmente (10). No tuvimos ni tenemos dudas al respecto.

Esa perversidad dejó a las FFAA argentinas sin misión a cumplir —inútiles, por vaciamiento institucional y presupuestario—. Y “sobre llovido mojado” se empleó a la Justicia Federal para demolerlas moralmente, transformando a este sector judicial en una burocracia corrupta y prevaricadora. Actualmente —y como directa consecuencia— el Estado argentino carece de núcleo duro y, consiguientemente de soporte de su Política Exterior y de una mínima credibilidad interna y externa. Reparemos en este detalle: llevamos 40 años demoliendo a las instituciones centrales de nuestra Constitución Nacional.

Es así como en los medios de comunicación los opinólogos hoy hablan de guerra, de miedo, de coraje, de incertidumbre, etc., pero —hasta hoy— no se escucha nada referido a la carencia de un planeamiento estratégico del Estado argentino. No hay previsiones, porque no hubo ni hay Plan Estratégico Nacional alguno. No hay Inteligencia Estratégica porque no hay planeamiento estratégico. ¿Lo sabe nuestra dirigencia? Acaso ¿no ponderábamos a los improvisadores que sacaban un conejo de la galera? ¿Vamos a aprender a no aprender? O seguiremos —porfiadamente— tropezando con la misma piedra. Eso es lo que nos señaló —acertadamente— el Dr. Sanguinetti.

La voz que corre es “busquemos tiempo”. ¿Nos dará tiempo el virus? ¿Para qué es ese tiempo? Sin duda que es para salvar a los “imprevistos” provocados por la ausencia del planeamiento estratégico en el área de la salud. Esos imprevistos NO son una falla del plan, sino de la ausencia del plan.

¿Qué hubiese hecho San Martín en Chacabuco si no hubiese “previsto” una reserva? El Libertador salvó a la batalla, ¡¡¡¡Porque tuvo un Plan!!!!

Repetimos, esto es lo que nos dijo el Dr. Sanguinetti y es lo que aún no entendemos.

A estos imprevistos absolutos que padecemos, debemos agregarles los “imponderables” que siempre aparecen. Estos no son el error de un plan, sino que ocurren… Por ello el previsor —planificador— guarda un as en su manga, una reserva. Pero nosotros no tenemos ni lo uno ni lo otro ahora, cuando nos llegó como al resto del mundo, un imponderable llamado Covid-19.

Los análisis de superficie que escuchamos —varias veces en el día— nos explican que Corea del Norte ¡es una dictadura! y que por ello tienen menos contagios y muertes que Italia o España, que son democracias. Es la natural consecuencia de la “formación” que se les ha dado a nuestros jóvenes en las últimas décadas. El “democratismo”, como todo exceso, trae sus consecuencias.

Lo que diferencia a los orientales de los occidentales, es su CULTURA, no su sistema de gobierno. Aquellos han retenido su antiquísima cultura y nosotros —en Occidente— la hemos relativizado. Ya lo expresamos en 1. Es tiempo de ver en la profundidad para encontrar lo esencial, de lo contrario nos espera el virus. Tengamos en cuenta que nuestros ancestros eran en su mayoría analfabetos, pero eran MUY CULTOS, sus valores eran fuertes y por ello fueron exitosos. Exhibían en sus moharras una frase identificatoria: “Religión o Muerte”.

Toda religión sostiene a una cultura, a una identidad. Éramos hispanos-criollos-católicos y los seguimos siendo, pero hoy aculturizados, con las familias destrozadas, actitudes egoístas y socialmente confundidos, votando a los más corruptos por entender que son los más exitosos. Nuestros valores identitarios fueron relativizados, paso a paso.

Alguien debe gritar, ahora que el susto del virus obliga a prestar atención: “¡ES LA CULTURA, ESTÙPIDOS!” y señalar que nuestra altiva identidad ha sido arrasada por la guerra revolucionaria que comenzó en 1959/60. Es esa guerra que nuestra dirigencia mira, pero no ve. Es el “entrismo” que licuó a nuestros partidos tradicionales y los dejó sin doctrinas ni líderes.

Acaba de aterrizar nuevamente en Ezeiza la Cte. Local de la contraofensiva revolucionaria subcontinental, hoy interrumpida abruptamente por el virus. Regresa —nuevamente— desde La Habana, Cuartel General de la revolución Castro comunista de Iberoamérica en los últimos setenta años. Se nos hace muy difícil suponer que no trae las nuevas directivas para aprovechar la pandemia, en función de los objetivos revolucionarios —momentáneamente contenidos— para regresar cuanto antes a la exitosa maniobra principal: desestabilizar a Piñera y lograr una nueva Constitución chilena.

En la Argentina Ella recuperó el poder, pero tiene que consolidarlo. ¿Quién ignora que Él es Ella? A Tartufo (11) deben llevarlo a la categoría de piloto de tormentas, pues aún tiene que lograr la IMPUNIDAD de Ella, cuanto antes. Para eso ha sido contratado. Hebe ayuda, abriendo la senda: le ha solicitado públicamente a ÉL, la amnistía de los “presos políticos”.

¿Cómo explotarán la situación en curso y la emergente del drama en algunos meses más, cuando se logre controlar al virus? El aparato que retroalimenta al relato —suponemos- debe estar trabajando al máximo en el CELS del “perro”. La narrativa cede frente a los hechos y necesitan recuperar a la opinión pública que empieza a dudar. ¿Cómo lograrán que la verdad no aparezca, aún en la vecindad de la muerte?

¡El microorganismo ha logrado que la Cámpora pida que el Ejército salga a la calle un 24 de marzo! Quienes conocen el entramado de las guerras de 7ma. Generación —y el “perro” lo conoce— son conscientes del peligro que corre —en estos días—- el sostenimiento del relato falaz. Hay que estar atentos al lenguaje de la antropóloga o del rusito, que “tratan” —así lo dicen, ignorando que se auto inculpan— de hacer lo que la Ley manda y hablan de “orden” y de “autoridad”, con la inmediata aclaración de que “harán respetar los derechos humanos”. Además, si fuere verdad que el rusito a pedido, de orden de su jefa, quinientos médicos cubanos para el conurbano, nuestro supuesto cobraría otro valor.

5. Lo que obligadamente deberíamos suponer.

Ella ha regresado y acortará las riendas. Consecuentemente los idiotas útiles deberán hablar mucho más a menudo y con mayor intensidad de la dictadura militar, del genocidio, de los desaparecidos y relacionar esta palabrería simbólica de un lejano pasado, con el virus. El relato falaz debe continuar. La pandemia y su drama deberían servir —como cortina de humo— para lograr la reforma judicial, antes de que cese la cuarentena, si fuere posible. La impunidad y la revolución tienen así una oportunidad inesperada. Un presidente —victorioso frente al coronavirus— debería ser respetado cuando —generosamente— anule juicios “inventados y politizados” y devuelva a sus legítimos dueños bienes incautados por una “justicia venal”. Luego —y recién entonces— Tartufo podría enfermarse y renunciar (12).

La revolución continuaría victoriosa gracias a la pandemia y la impunidad se habría logrado, pues se llegaría a la justicia revolucionaria. La oportunidad de la pregonada reforma constitucional estaría proporcionada por el virus. La revolución estaría asegurada, como en Cuba o Venezuela.

Los voceros de Ella, Aliverti, Giardinelli o Zaffaroni lo anunciaron hace tiempo, aunque nadie haya tomado en serio la advertencia.

Ricardo Auer, una de las pocas mentalidades argentinas formada en criterios geopolíticos, acaba de escribir (13): “Por lo tanto el FMI (EE.UU. y Trump) no están interesados en las hiper ganancias de los ´hedge funs´, sino que su interés primordial es que la alineación nacional de Argentina, no se dispare, vía default, hacia el campo de Rusia, China, Cuba o Venezuela”. La situación económica actual ya nos ha colocado en posición de default. Las condiciones para el “disparo” hacia el otro “campo”, están servidas, gracias al virus. ¿Qué hará Él, que es Ella?

Si fuera necesario, la revolución prolongaría la cuarentena. Sería una fórmula adecuada para evitar la reacción del electorado independiente, pensante y responsable, que es —actualmente— la única alternativa que podría evitar la maniobra revolucionaria encubierta por la pandemia.

La revolución debería actuar solapadamente y con las calles vacías. Las fuerzas del Estado —sin saberlo— serían los agentes de la revolución para la contención social-domiciliaria, mientras se alcanzan los objetivos históricos del castro-comunismo, desde el poder.

¿No es esta la quinta esencia de una estrategia de aproximación indirecta? ¿Esas maniobras que la visión lineal de Occidente NO VE y que lo mantienen de pie, pero dormido?

Más de la mitad de la población, reunida simultáneamente frente a sus respectivas “casas de gobierno”, sería un Cabildo Abierto en capacidad de defenestrar definitivamente al “estado de guerra civil revolucionario” —enquistado en los tres poderes— que nos ha impedido avanzar en las últimas décadas, arrastrándonos a la autodestrucción.

Ella y su can faldero no dejarían de considerar esa probabilidad y para evitarla —en oportunidad— cuentan con millonarios depósitos “para la política”, como lo dijo López —el de los bolsos—. Estemos atentos al “bolu..”, que es el que lleva y trae… y conduce y reparte para los entusiastas idiotas.

Así como existen estúpidos que no entienden que deben respetar el aislamiento durante la cuarentena —como lo vemos a diario—, también existen mentes extraviadas de resentidos sociales —que no vemos en los medios, pero que existen— que explotarían al coronavirus y a la deuda para satisfacer sus fundamentalismos ideológicos y hacer que la Argentina salte el cerco y “dispare al otro campo”, tal como lo han intentado —por todos los medios— en los últimos setenta años.

La viabilidad o inviabilidad de nuestra Patria Argentina en el siglo XXI, está en las manos de aquellos ciudadanos que aún no han sido cooptados por el “progresismo” de cualquier signo y retienen el “buen vivir”, en estos tiempos del coronavirus y de la deuda.

 

* Oficial de Estado Mayor del Ejército Argentino y del Ejército Uruguayo. Ha cursado las licenciaturas de Ciencias Políticas, de Administración, la licenciatura y el doctorado en Relaciones Internacionales. Se ha desempeñado como Observador Militar de la ONU en la Línea del Cese de Fuego del Canal de Suez. Comandó tropas de llanura, montaña, aerotransportadas y mecanizadas.

 

Citas y fuentes utilizadas en este artículo

(1). H. J. Auel. “La larga guerra civil argentina y el actual estado de guerra civil revolucionario”. 09/07/2013. www.ieeba.org

(2). H. J. Auel. “La dirigencia argentina frente a los desafíos de la Seguridad Nacional en el siglo XXI”. Agosto de 2015. www.ieeba.org

(3). H. J. Auel. “La cultura y la civilización. La guerra: continuidad y cambio”. Diciembre de 2001. www.ieeba.org

(4). H. J. Auel. “Una Segunda Argentina es posible”. Mayo de 2015. www.ieeba.org

(5). A. N. Valiente. “Los anarquistas y la Violencia – Enseñanzas para el siglo XXI”. Abril de 2019. Ed. Círculo Militar. 1884.

(6). H. J. Auel. “El Estado Nacional regional frente a las amenazas estratégicas globalizadas”. Junio de 1998. www.ieeba.org

(7). H. J. Auel. “Alberto Ángel Tartufo Fernández, candidato del Foro de San Pablo”. 10/08/2019. www.ieeba.org

(8). H. J. Auel. “La contraofensiva revolucionaria iberoamericana en el 2019”. 26/11/2019. www.ieeba.org

(9). QBN: Química, Bacteriológica, Nuclear.

(10) H. J. Auel. “Las Claves de la Inseguridad Nacional”. Conferencia en el “Foro de la Ciudad”. Club del Progreso. 18/0//2018. www.ieeba.org

(11) H. J. Auel. “Alberto Ángel “Tartufo” Fernández Candidato del Foro de San Pablo”. 10/’08/2019. www.ieeba.org

(12) H. J. Auel. “La Contraofensiva Revolucionaria Iberoamericana en el 2019”. 26/11/2019. www.ieeba.org

(13) R. Auer. “Tiempo de Definiciones Estratégicas”. 04/03/2020. Infobae Digital.

 

Publicado el 08/04/2020 por el INISEG Instituto Internacional de Estudios en Seguridad Global, https://www.iniseg.es/blog/seguridad/el-pasado-y-presente-de-argentina-proyecciones-y-revolucion-del-coronavirus/

LA BATALLA ENTRE EL CEREBRO Y EL CORAZÓN

Agustín Saavedra Weise*

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay 

Algunos pensadores griegos de la antigüedad —entre ellos el creador de la teoría de los átomos Demócrito y el padre de la medicina Hipócrates— supusieron acertadamente que el cerebro era la sede del pensamiento, la inteligencia y la emoción. En cambio y en claro contraste, para el célebre estagirita Aristóteles el órgano central era el corazón. Y su concepción se convirtió en sabiduría aceptada, dado el elevado prestigio universal que tenía en su época ese gran filósofo.

Es paradójico que siendo Aristóteles la expresión del realismo, haya sido a su vez el promotor del falaz concepto del corazón como fuente de sentimientos. Bien sabemos hoy que el corazón es un órgano del tamaño aproximado de un puño, compuesto de tejido muscular y bombea sangre a todo el cuerpo. La sangre se transporta mediante vasos sanguíneos llamados arterias y venas.

El corazón es una válvula esencial para la vida, un órgano de extrema importancia, pero ciertamente muy por encima está el cerebro, elemento central que dirige el funcionamiento integral del ser humano y el de los animales más primitivos que poseen ese órgano vital. Como se ha comprobado con creces, el cerebro es el principal órgano que controla los movimientos de todo el cuerpo. En los humanos, la ciencia también ha comprobado que el cerebro es responsable del pensamiento, la memoria, las emociones, el habla y el lenguaje.

El punto de vista aristotélico del corazón alcanzó a imponerse hasta bien avanzado el siglo XVI. A partir de entonces el dominio incontrastable del cerebro como órgano número uno pasó a ser indiscutible a nivel científico. Pero está visto que las cosas no son como son, sino como la gente cree que son. A lo largo de siglos el corazón ha sido expresión simbólica máxima del amor, de los sentimientos y hasta de la intuición. Y sigue siéndolo.

“Escucha a tu corazón y no a tu fría mente” se dice inclusive en nuestros días. Y bien sabemos hoy que el corazón es solo una máquina de bombear pero como símbolo sigue imponiéndose; ha logrado su victoria final sobre el cerebro, órgano máximo pero que ha quedado relegado en la mente popular, en la literatura, en la vida en general, como algo frío y abstracto mientras el corazón aglutina amores y sentimientos múltiples. Sabemos que científicamente esto último no es cierto, pero así lo creen los pueblos de todas las latitudes y así se mantiene hasta hoy. En ese sentido, podemos decir que el corazón ganó la batalla de los órganos. El cerebro hace todo pero simulamos —o creemos saber— que el corazón manda en los sentimientos y en la inspiración. Así están las cosas, pese a estos tiempos cibernéticos de inteligencia artificial…

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Nota original publicada en El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/la-batalla-entre-el-cerebro-y-el-corazon_245960