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SOBERANÍA Y PODER AÉREO

Marcos Kowalski*

Con la humilde pretensión de contribuir a contextualizar la Importancia de la Superioridad Aérea para la República Argentina, insistiendo en la búsqueda de generar Inquietud e Interés, así como fomentar cambios de mentalidad en la sociedad y los tomadores de decisión políticos en relación con los nuevos escenarios que la era contemporánea obliga a alcanzar para el ejercicio de la Soberanía garantizando la seguridad y la defensa nacionales.

Podemos definir la Soberanía como la capacidad de ejercer el Estado de Derecho en un territorio a mano de instituciones organizadas en un gobierno efectivo y en un contexto determinado. Esto significa que se debe contar con la capacidad total, para ejercer en forma innegable e irrevocable la voluntad de un Estado, mediante el marco jurídico adecuado, que lo faculte a ejercer su poder en su territorio Nacional, y, sin la interferencia de actores externos, ya sean de carácter público o privado.

Pero para ejercer en forma efectiva la Soberanía los Estados deben contar con los medios y los recursos para hacer valer los derechos y la voluntad Nacional, expresados en su capacidad de Defensa (externa) y de observancia de la ley y fiscalización (interna). Sin esos medios y recursos, puede hablarse de una Soberanía legal o de jure (es decir, expresada por cuestiones normativas y legales abstractas) pero solo con los atributos mencionados puede hablarse del ejercicio de una Soberanía real (de facto), es decir que se cuentan con los medios reales para hacer valer el concepto de soberanía. Los Estados modernos deben contar con ambos atributos, el legal y el fáctico y de esta manera participar más eficientemente en una comunidad internacional que se encuentra en constante interacción e interconexión por la vía aérea.

Solo controlando la soberanía del espacio aéreo se tiene capacidad de influir en tierra y mar y, por tanto, el espacio aéreo es estratégico y vital para la supervivencia de los Estados contemporáneos. Es obvio que aquellos Estados que cuentan con más capacidades de defensa, protección y salvaguarda de su soberanía aérea tienen por definición mayor capacidad de prevenir intervenciones e influencias externas en su espacio aéreo y sus determinaciones y, por lo tanto, también en sus territorios terrestre y marítimo.

Para preservar y salvaguardar la soberanía nacional de carácter integral, es primordial, entonces, proteger y salvaguardar el espacio aéreo y esta es una de las labores principales de las Fuerzas Aéreas. El ejercicio de la soberanía implica el uso de los activos aéreos nacionales para ejercer y mantener el código normativo nacional e internacional en este entorno siendo las Fuerzas Aéreas las que poseen un papel preponderante para efectivizar la soberanía dentro del espacio aéreo nacional frente a actores domésticos o foráneos.

Este es el fundamento a partir del cual es prudente reflexionar sobre las capacidades de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) en materia de Seguridad Integral y Defensa Aérea, siendo la Republica Argentina un actor fundamental, como sujeto de Derecho soberano en el escenario internacional, lo anterior no sólo es prudente y procedente para preservar la integridad como Nación, si no que hace a las relaciones internacionales de nuestro país, para promover un mayor entorno de competitividad, de cooperación y de gestión conjunta en los ámbitos políticos, económicos, sociales y militares de carácter hemisférico, continental e internacional.

Contar con los medios y recursos, que habíamos mencionado, implica desarrollar, gestionar y administrar eficientemente los elementos necesarios para proteger la soberanía nacional en forma integral en un entorno complejo y dinámico. Es entonces oportuno señalar que la Soberanía se ejerce no sólo en nuestro territorio geográfico y marítimo, sino también en toda nave que navegue o aeronave que vuele con bandera argentina, además de los ciudadanos argentinos que puedan estar visitando otros países en todo el mundo, porque todo argentino, toda nave argentina y toda aeronave nacional en vuelo es parte del país y por tanto nos encontramos obligados a defenderlos, protegerlos y salvaguardarlos. Para ello existen diversos caminos y medios, pero nada sustituye la necesidad de contar con una Fuerza Aérea eficiente, fuerte y con proyección global.

Entonces debemos decir que es imperioso para cualquier Nación sobre todo para una nación como Argentina contar con PODER AÉREO. Pero ¿Qué es el poder aéreo? La definición más conocida dice que es la habilidad del uso de una o más aeronaves en el espacio aéreo con fines militares, llegando a cualquier punto sobre la tierra, en defensa de los intereses soberanos de una Nación, mientras que EURAC —el foro que agrupa a los jefes aéreos de 17 naciones europeas—, con una visión más actualizada, define el Poder Aéreo como “la capacidad de proyectar Fuerza militar en el aire o el espacio o desde una plataforma o misil que opere por encima de la tierra”.

Podemos ver que la protagonista del Poder Aéreo es la aviación, que ha tenido en el mundo un acelerado desarrollo a partir de inicios del siglo XX, así como su independencia de las fuerzas terrestres y navales. A través del tiempo se ha demostrado que la capacidad de la aviación es el punto de inflexión para ganar o perder una guerra. En efecto, desde la Primera Guerra Mundial (1914-1918), el empleo del avión comenzó a deslumbrar a estrategas, políticos y pensadores por su potencial para superar la lógica de la guerra de trincheras que consumía inmensos recursos humanos y materiales. Posteriormente, las batallas aéreas demostraron ser decisivas en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), y el ejemplo de los éxitos operacionales alcanzados por la fuerza aérea alemana, la británica o la estadounidense, motivó a las demás naciones a constituir sus propias fuerzas aéreas.

La Superioridad Aérea y Dominio del Aire, en el teatro de la guerra o en el de operaciones, se ha constituido en la primera necesidad en un conflicto por los efectos que produce sobre el adversario. Hoy en todo conflicto es imperioso lograr la Superioridad Aérea que es un estado, momentáneo y temporal de la consecución de la guerra aérea donde en la zona en la que se opera se pueden realizar misiones con posibilidad de éxito. Los aspectos de la Superioridad Aérea podrían resumirse en básicamente tres situaciones o estados, la de paridad aérea, la de superioridad aérea y la de supremacía aérea.

Cada uno de esos tres estados se pueden conseguir en tres áreas generales del espacio aéreo en la batalla; en el espacio aéreo propio, sobre el campo de batalla, o en el espacio aéreo del enemigo.

La paridad aérea significa que ambos bandos pueden efectuar misiones exitosas en el mismo espacio. Superioridad aérea significa que se pueden realizar misiones en cierto espacio aéreo con pocas chances de ser repelidos o evitados por el enemigo, es decir que si un bando gana la superioridad aérea sobre el campo de batalla, entonces puede realizar las misiones con poco peligro de ser evitadas o interceptadas por la aviación enemiga y ésta, por lo tanto, pierde la paridad aérea y no puede realizar misiones con alto grado de éxito.

La supremacía aérea significa que el bando controla TOTALMENTE el espacio de batalla. Si un bando tiene supremacía aérea sobre el campo de batalla significa que prácticamente no existen posibilidades que el enemigo realice las operaciones aéreas propias, siendo casi imposible que pueda desarrollar alguna sobre ese espacio aéreo.

Para que se posibilite la supremacía aérea, incluso una superioridad aérea, es necesario que un país cuente con los medios aéreos apropiados para ese fin y debemos recordar que la Republica Argentina es un país obligado por la Constitución a mantener su soberanía, orden constitucional e integridad territorial, para poder cumplir con ello la Superioridad Aérea debe ser el primer objetivo por alcanzar.

Debemos siempre tener presente que nuestro país tiene las Malvinas e islas del Atlántico Sur ocupadas por una potencia extranjera y que es mandato constitucional demandar su recuperación, entonces, deben volver a instruirse por parte de los políticos a cargo de la administración nacional de turno las hipótesis de conflicto abandonadas en 1983, porque en una eventual guerra no se puede esperar que la iniciativa la tenga el enemigo, para reaccionar posteriormente en defensa. La pregunta sería en ese momento ¿reaccionar con qué? O, en el peor de los casos, ¿ya para qué?, si el enemigo ha sido lo suficientemente capaz de neutralizar nuestro Poder Aéreo.

La Superioridad Aérea como parte del Poder Aéreo, como estamos viendo, juega un papel de primer orden en las guerras, batallas y campañas. Sin importar el modo de la guerra en que un país se involucre, es importante conocer las amenazas presentes y futuras que restringen la capacidad del Poder Militar y en especial las del Poder Aéreo, que es quien debe dar la pauta de libertad de acción a las operaciones conjuntas.

Hoy, el cielo tridimensional y la quinta generación en la tecnología se constituyen en los medios y formas para alcanzar el fin del mejor grado de Dominio del Aire. La tecnología de hoy permite evaluar el alcance de las capacidades de una Fuerza de Superioridad Aérea y, en consecuencia, su grado de ventaja sobre el enemigo. La quinta generación constituye el mayor potencial aéreo capaz de enfrentar amenazas y buscar la supervivencia a la hora de proteger una Nación, tener poder aéreo es costoso, mantenerlo aún más, pero no tenerlo es el peor de los costos; puede significar la perdida de la soberanía. Si se posee el suficiente y necesario poder aéreo para alcanzar la superioridad aérea prevista, los comandantes de tierra y mar pueden y deben sentirse más seguros y protegidos y con total libertad de ejecutar sus operaciones.

Pero que debe considerarse al elegir un avión de combate que pueda disputar el espacio aéreo a un eventual enemigo hoy, en el caso concreto de Argentina, con una Fuerza Aérea casi inexistente por desidia o desinterés político, con pilotos con muy bajos sueldos, con materiales vetustos y que se mantienen en vuelo por un esfuerzo impresionante de las tripulaciones, tanto de vuelo como de tierra, la Fuerza Aérea Argentina es una sobreviviente, que viene perdiendo capacidades desde hace décadas.

Un estado de crisis permanente, propiciada por una clase política, solo preocupada por disputas intestinas agonales, no ha podido en su despropósito construir hasta la fecha una base estructural que permita una arquitectura política superadora para retomar el camino perdido hace muchas décadas.

Los políticos no saben o no quieren hacer resurgir la Argentina que siempre fue, han llevado al Estado argentino y a las Fuerzas Armadas a un declive permanente y la Fuerza Aérea Argentina no ha podido recuperar ni mínimamente la capacidad de combate perdida, encontrándose además con serias restricciones en las pocas capacidades, incluyendo el transporte, que posee, reduciéndose hoy a una pequeña cantidad de aviones, muchos ya vetustos, milagrosamente en condiciones de operar.

Es indudable, que, con el estado de cosas actuales, la reconstrucción de un poder militar creíble y con cierta capacidad disuasiva requiere un consenso entre los actores políticos y una continuidad. En ese aspecto el proyecto de ley FONDEF (Fondo Nacional de la Defensa) que asigna el cero coma treinta y cinco por ciento (0,35%) del total de los Ingresos Corrientes previstos en el Presupuesto Anual Consolidado para el Sector Público Nacional para el año 2020, el cero coma cinco por ciento (0,5%) para el año 2021, cero coma sesenta y cinco por ciento (0,65%) para el año 2022, hasta alcanzar el cero como ocho por ciento (0,8%) para el año 2023, manteniéndose este último porcentaje para los sucesivos ejercicios presupuestarios, si bien es todavía insuficiente representa por lo menos un marco jurídico para el financiamiento en la recuperación de las capacidades bélicas de la Nación.

En lo que a la Fuerza Aérea Argentina se refiere, en un ambiente donde los países de la región tienden a adquirir aeronaves de combate de cuarta y quinta generación, que tienen un alcance, con sus armas, más lejos que el horizonte, superando el campo visual y con capacidad de combate como vectores para lanzar armas inteligentes.

Debemos concebir, la necesidad y con independencia del tipo de combate que se requiera, propender a disuadir mediante una superioridad aérea, con competencia de respuesta más allá del campo visual, además de una serie de capacidades que son, a nuestro juicio, esenciales e inalterables, tanto para el piloto como para el avión.

En el caso de los pilotos, son imprescindibles una alta capacidad de gestión, concentración y reacción inmediata para detectar las amenazas del combate. Parte de estas capacidades podemos decir que, en Argentina, se está logrando mediante el entrenamiento que proporcionan la Escuela de Aviación Militar y el Curso de Estandarización y Procedimientos para Aviadores de Combate (CEPAC) que cuenta con aviones de entrenamiento como los Beechcraft T-6 Texan II e IA-63 “Pampa” que son modernos y hacen que la capacitación resulte buena.

IA-63 Pampa III

La gran carencia es la falta de capacidad aérea de combate, aun cuando el esfuerzo operativo de la FAA, permite que permanezcan en servicio los viejos A-4AR. Está claro que el sistema no tiene mucho tiempo más de vida útil, siendo ya hoy insuficiente en número y capacidades para el control del espacio aéreo, que no puede ser completado por la última versión de un entrenador como es el “Pampa”. En definitiva, las capacidades de hoy de la FAA no alcanzan para proporcionar un control efectivo del espacio aéreo nacional.

La recuperación de cualquier capacidad operativa en la vida requiere, como es bien sabido, tiempo y persistencia en el esfuerzo. A toda la Argentina hay que reconquistarla en sus valores, pero la capacidad bélica, ante un panorama donde nuestros vecinos recurren a hipótesis de enfrentamientos en la zona y se preparan, tanto en planificación como armamento para tal contingencia, debe ser prioridad y fundamentalmente reconstruir nuestra capacidad de respuesta aérea.

A tal efecto debe adquirirse un tipo de aeronave, con sus respectivos componentes, que provean precisión, legibilidad, funcionalidad, fiabilidad y rendimiento que son y seguirán siendo esenciales para garantizar la superioridad en el enfrentamiento aéreo. Recordemos que, en la actualidad, el combate aéreo por lo general y debido al tipo de armamento con el que hoy deberían estar equipados los aviones es más allá del horizonte (BVR, Beyond Visual Range) con un tipo de armas semiactivas, de guía radar que el piloto lanza a mucha distancia.

Debemos, además, tener en cuenta que la lucha por la superioridad aérea está ahora en dar respuesta a las demandas lógicas del combate más frecuente, el BVR, y, en consecuencia, los avances a nivel ingeniería, construcción, e innovación tecnológica destinados a la mejora de la aerodinámica de un avión han llegado a un periodo de maduración. A la hora de adquirir material aéreo hoy la búsqueda se debe dirigir hacia esa tecnología.

Que un avión pueda acelerar más rápido y tenga más maniobrabilidad, siempre son ventajas sobre el enemigo, es indudable, pero en los combates actuales es mucho más importante que el radar de un avión sea mejor que el del enemigo para, entre otras cuestiones, ser capaz de distinguir aviones a más distancia y ver simultáneamente a todos los objetivos.

Respecto a la aviónica, las nuevas tecnologías integradas a bordo convierten a la aeronave en una plataforma óptima para una amplia variedad de misiones, desde vigilancia, reconocimiento y ataque a guerra electrónica e inteligencia de señales. En la carrera por la superioridad aérea de un avión, un área fundamental es la mejora de los aviones a nivel software y, sobre todo, cómo presentárselo al piloto. Es impensable obtener la victoria sin la superioridad electrónica.

El piloto tiene tanta información facilitada por el software de su avión, que su mayor dificultad es ser capaz de gestionarla por completo y saber qué es lo importante en cada momento, para que la saturación de datos no le suponga en ningún momento una sobrecarga cognitiva, porque cuanto más complicada sea la parte informática de un caza, peor será el combate que realice en vuelo. El avión que se debe seleccionar debe tener una presentación de la información mediante el procesamiento de algoritmos que priorice qué información mostrar, en qué orden y en qué momento para facilitar el análisis y la toma de decisiones por el piloto. De la misma manera, la legibilidad y ergonomía de la instrumentación es un requisito de la mayor importancia.

En cuanto a armamento, es fundamental que las innovaciones vayan muy parejas con los avances en radar pero todo avión, cualquiera fuere su misión, debe tener un sistema de misiles de corto alcance, que junto al cañón y el rendimiento aerodinámico son esenciales para un eventual combate visual. Para el combate más allá del alcance visual, se debe implementar, de ser posible, un misil guiado por radar activo con “alcance más allá del horizonte” (BVRAAM) En definitiva, es fundamental que vayan parejos las innovaciones y alcance en armamento con los del radar de la aeronave.

En un país inmerso en una crisis económica permanente, donde no parece que la administración política del Estado argentino resulte capaz para proveer el bienestar común que se preconiza en nuestra Constitución Nacional, con la desaprensión y el desinterés en materia de Estrategia de Defensa de la mayoría de los políticos, es casi improbable que se reconstruya el Poder Aéreo en estos tiempos, pero los que estamos interesados en el estudio de los conflictos a nivel mundial, preocupados por la indefensión de nuestra Patria, nos vemos en la obligación de advertir las carencias en esta materia y ofrecer alternativas y como decimos al principio contribuir a contextualizar la tremenda importancia que tiene la Defensa Nacional y en este caso el Poder Aéreo.

* Jurista USAL con especialización en derecho internacional público y derecho penal. Politólogo y asesor. Docente universitario.

Aviador, piloto de aviones y helicópteros. Estudioso de la estrategia global y conflictos.

 

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LANZAMIENTO DEL CUARTO LIBRO BLANCO DE DEFENSA NACIONAL DE VIETNAM. UN ANÁLISIS.

Ruvislei González Saez*

 

El 22 de diciembre de 2019 marcó el aniversario 75 de la fundación del glorioso Ejército Popular de Vietnam (EPV), justo en momentos de crecientes desafíos regionales y globales, pero también en circunstancias de ascendencia regional de la nación del Sudeste Asiático. En ese momento, en 1944 junto al EPV se fundaron otras ramas del propio Ejército como fueron las Unidades de Propaganda y la Departamento General Político, por citar dos ejemplos.

La defensa es un asunto de gran relevancia en Vietnam, un país que tiene una historia de lucha contra los agresores extranjeros y que ha demostrado ser un símbolo para las pequeñas naciones del mundo. Se enfrentó a grandes potencias en el siglo XX y logró expulsarlas con su moral en alto. El espíritu de lucha del pueblo vietnamita ha trascendido de generaciones en generaciones. Referencia de lucha por la independencia a lo largo de la historia han sido desde las dos hermanas, Trung Trac y Trung Nhi (años 40 al 43), el generalísimo Lý Thuòng Kiet (siglo XI), Le Loi, Nguyen Trai hasta el General Vo Nguyen Giap, el gran líder histórico Ho Chi Minh y los tantos héroes de la Patria en los tiempos actuales.

Justamente en el 2019, Vietnam lanzó la cuarta edición de su Libro Blanco de Defensa Nacional el 25 de noviembre. En comparación con la tercera edición lanzada diez años atrás en 2009, el nuevo libro blanco proporciona información detallada y más actualizada sobre la percepción de Vietnam del entorno de seguridad global y regional, la política de defensa nacional y sus fuerzas de defensa. Desde ese momento hasta la actualidad, muchos sucesos relevantes han ocurrido, a la vez que nuevos retos han surgido. Este tipo de documento también es publicado por otras naciones importantes de la región y busca promover un mejor entendimiento y confianza entre Vietnam y la comunidad internacional.

El Libro Blanco de Defensa Nacional de Vietnam 2019 se lanzó formalmente en una ceremonia a la que asistieron altos funcionarios de agencias de defensa, la Comisión Central de Información y Comunicaciones, la Comisión Central de Asuntos Exteriores, la Oficina del Presidente, la Oficina de la Asamblea Nacional, otros ministerios, así como diplomáticos y Agregados de Defensa extranjeros y representantes nacionales e internacionales de la prensa y los medios de comunicación. Posteriormente se han realizado actos de presentación del libro en el extranjero.

El lanzamiento oficial del Libro Blanco de Defensa 2019 fue abordado por el Mayor General Nguyen Van Than, subdirector del Instituto de Estrategia de Defensa, que informó a la audiencia sobre tres temas principales: paz, autodefensa y transparencia. El Viceministro de Defensa Nacional, Teniente General Nguyen Chi Vinh, explicó detalles importantes que no podían dejar de mencionarse. Señaló que ha habido cambios significativos en el entorno estratégico de Vietnam y nuevos desafíos desde que se emitió el último Libro Blanco de Defensa Nacional.

En las palabras expresadas por Vinh y que están reflejadas en el Libro Blanco es que según “señalamos francamente las diferencias entre nosotros y otros países para buscar enfoques apropiados para resolver el problema y proteger nuestros intereses nacionales. En resumen, lucharemos sin concesiones contra todo lo que dañe nuestra independencia nacional, soberanía, integridad territorial y sistema político”.

El Libro Blanco de Defensa de Vietnam 2019 consta de tres partes:

  1. Contexto Estratégico y Política de Defensa Nacional,
  2. Construcción de la Defensa Nacional de Todo el Pueblo.
  3. Ejército Popular de Vietnam, las Milicias y las Fuerzas de Autodefensa.

En su primera parte se encarga de explicar la actual situación internacional caracterizada por un mundo que se desarrolla muy rápidamente hacia una dirección multicéntrica y multipolar, aun cuando las posiciones de algunos países se caractericen por el aislacionismo. Además la política, economía y seguridad globales han sido caracterizadas por situaciones imprevisibles y complejas. Incidentes de violaciones de la soberanía nacional, disputas sobre territorios y recursos, conflictos étnicos y religiosos, interferencia subversiva, terrorismo, guerras locales, ciberataques, desafíos de la seguridad no tradicional son encontrados en muchas regiones con características emergentes[1].

Algunos de los desafíos internacionales, están afectando a Vietnam de manera directa e indirecta. Violaciones a la soberanía nacional, conflictos territoriales, interferencia subversiva, ciberataques entre otros, son algunas de las cuestiones a las que se enfrenta en la actualidad la nación asiática. Desde el anterior libro blanco, es decir desde el 2009, Vietnam enfrentó tres momentos tensos de conflictos en el mar del Sur de China los cuales fueron específicamente en los años 2011, 2014 y más recientemente en el 2019.

El documento refleja claramente que en estos momentos Asia Pacífico, incluyendo el Sudeste Asiático es el centro de la dinámica geoeconómica y geopolítica. Pero también es un campo de batalla entre las grandes potencias. Es en esta área donde están coexistiendo tres iniciativas de importantes actores, es decir, la “Estrategia del Indopacífico Libre y Abierto” de Estados Unidos, la “Iniciativa de la Franja y la Ruta” de China y la “Política hacia el Este” de la India. Entre los elementos desestabilizadores que amenazan la estabilidad regional, la paz y la prosperidad están las disputas en el Mar del Sur de China, referidas por Vietnam como Mar Oriental o Mar del Este.

El documento resalta los avances logrados por el país después de 30 años de Renovación. Vietnam se ha convertido en un país de ingreso medio con una economía vibrante, estabilidad macroeconómica y ha desarrollado sus instituciones económicas sobre la base de la economía de mercado orientada al socialismo. Esto permite a su vez trabajar en mejores condiciones para lograr mayores capacidades defensivas. Por otro lado, un elemento relevante del EPV es su fuerza en la movilización de las masas contribuyendo en el combate ante los efectos del cambio climático en el país, la recuperación ante desastres naturales, la participación en la eliminación del hambre y la reducción de la pobreza, el desarrollo socioeconómico y su contribución al mejoramiento del nivel de vida del pueblo.

Uno de los elementos que no se puede pasar por alto y resume la política de defensa de Vietnam, son los TRES NO incluidos en el Libro Blanco de Defensa Nacional:

  1. Vietnam no se unirá a ninguna alianza militar,
  2. Vietnam no se asociará con una de las partes para oponerse a otra,
  3. Vietnam no permitirá que ningún país extranjero establezca una base militar en el país.

Pero debe agregarse a estos tres no, un cuarto, el cual es, que Vietnam no usará la fuerza ni amenazará el uso de esta en las relaciones internacionales. No obstante, el país desarrolla sus capacidades de defensa nacional con fines pacíficos, en el que según informes internacionales como el del Instituto de Investigación de la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI en inglés), se ha ubicado a Vietnam entre los primeros 12 mayores importadores de armas a nivel mundial. Por lo que el país, se prepara para la guerra, pero no pretende amenazar a ninguna nación, aunque manifiesta que si se invade Vietnam, solo recurrirán al uso de la fuerza militar para la autodefensa, cuando el país es atacado y se viola la independencia nacional, la soberanía, la unidad, la integridad territorial y los intereses nacionales.

En enero de 2019 mucho antes de salir a la luz el libro blanco, ya varios analistas hacían referencias al tema de los tres no de Vietnam. Según Derek Grossman “es que nadie debería entusiasmarse demasiado con el equilibrio de Vietnam debido a los desafíos inherentes a su política de defensa ‘Tres No’, es decir, sin alianzas militares, sin alinearse con un país contra otro, y no hay bases militares extranjeras en suelo vietnamita. Los ‘Tres No’ aparecieron por primera vez en el Libro Blanco de Defensa de Vietnam de 1998 y luego reaparecieron en documentos posteriores emitidos en 2004 y el más reciente en 2009”[2]. Indudablemente hace referencia indirecta a las proyecciones que intentan hacer algunos Estados, especialmente Estados Unidos de acercarse más a Vietnam con el propósito de contener la influencia china y que es reflejado en la Estrategia de Seguridad Nacional del 2017 de la nación americana.

Esta política de los “Tres No”, es tan importante que, también está expresada en la nueva Ley de Defensa Nacional de Vietnam, que se aprobó en junio de 2018 y entró en vigor el 1º de enero de 2019. Los expertos en temas de defensa de Vietnam esperaban que volviera a salir el tema en el nuevo libro blanco. Esta posición, tiene una incidencia directa sobre los propósitos de la administración Trump de reforzar los lazos de Vietnam para contrarrestar la posición china en el Mar del Sur de China y el Indo-Pacífico libre y abierto.

El documento deja claro que no está bajo consideración ninguna futura base estadounidense en Vietnam. Washington, sin embargo, está claramente interesado en hacer escala en puertos marítimos de Vietnam y, en esta área, la señal clara de Hanoi es que estos no violan el tercer no. En ese sentido, Vietnam ha acogido con beneplácito en sus puertos a buques militares de China, Estados Unidos, India, Japón, Australia, Francia, Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda, Rusia, entre otros.

El lanzamiento del Libro Blanco de Defensa Nacional 2019, fue en un momento importante teniendo en cuenta que días después, Vietnam y Estados Unidos realizaron el Diálogo sobre Políticas de Defensa 2019, centrado en revisar los resultados de cooperación en este año y definir las orientaciones para 2020. El viceministro de Defensa de Vietnam, coronel general Nguyen Chi Vinh, y el subsecretario de Defensa de Estados Unidos para el Sur y Sudeste Asiático, Randall Shriver, copresidieron la cita en la que se refirieron a la cooperación, en estos momentos centrada en los esfuerzos realizados por ambas partes para acelerar el proyecto de desintoxicación del aeropuerto de Bien Hoa, en el sur de Vietnam, así como  la entrega del segundo buque clase Hamilton a Vietnam y el apoyo al país indochino en las actividades del mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas (ONU) y en el mejoramiento de la capacidad de ejecución de la ley para la guardia costera vietnamita.

Los crecientes lazos de defensa entre Estados Unidos y Vietnam en los últimos años, encabezados en marzo de 2018 por la primera visita de portaaviones de Estados Unidos a Vietnam desde el final de la Guerra de Vietnam, han tenido tropiezos, quizás por el desacuerdo vietnamita con la Ley de Contrarrestar a los Adversarios a través de Sanciones (CAATSA), pero también con el de la política de alinearse. Ante las cuestiones de no alianza, pero si un mayor relacionamiento con otras naciones, Hanoi ha utilizado una terminología que no es única solo del sector militar, sino de la cooperación en diversos sectores con los diferentes países. Sin afirmarlo o enmarcarlo como tal, incluye varios tipos de asociaciones:

  1. Estratégicas Integrales (Aunque el documento oficial no se refiere a estas, diversas fuentes vietnamitas citan las establecidas con China, Rusia e India).
  2. Estratégicas Especiales (Laos y Cambodia según el documento oficial)
  3. Estratégicas (Malasia, Indonesia, Japón, Singapur, etc. Las que en el documento oficial se refiere a 16 países).
  4. Integrales (Estados Unidos (2013), Nueva Zelanda, etc. El documento oficial se refiere a 11 países).

Según Carl Thayer “el viceministro de Defensa, Nguyen Chi Vinh reveló que el presupuesto de defensa de Vietnam había aumentado modestamente del dos por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2010 al 2,36% en 2018, equivalente a un monto de 5,8 mil millones de dólares”[3]. Lo que expresa un crecimiento del gasto de defensa para mejorar sus capacidades ante el incremento de los desafíos tanto tradicionales como no tradicionales, incluyendo los derivados de los ciberataques. Hoy el EPV se ubica entre los más potentes del Sudeste Asiático.

El documento de 2019, aunque evita llamar a cualquier nación por su nombre, es más explícito que la edición antecesora de 2009 al referirse a los desafíos que han empeorado en la última década. “Los nuevos desarrollos en el Mar del Sur de China, incluidas las acciones unilaterales, la coerción basada en el poder, la violación del derecho internacional, la militarización, el cambio en el status quo y la violación de la soberanía, los derechos soberanos y la jurisdicción de Vietnam, como lo establece el derecho internacional, han socavado los intereses de naciones preocupadas y amenazadas de paz, estabilidad, seguridad y libertad de navegación y sobrevuelo en la región”[4].

El libro blanco describe a Vietnam como una nación marítima y, por lo tanto, presta especial atención a la seguridad y protección de los mares, comprometiéndose a la libertad de navegación y sobrevuelo, libre comercio y actividades económicas pacíficas de acuerdo con el derecho internacional. Según Le Thu Huong, “una nueva parte importante del lenguaje del libro blanco dice: Vietnam no acepta la cooperación de defensa bajo presión o condiciones coercitivas”[5]. Esto rechaza explícitamente cualquier asociación desventajosa y afirma la autonomía nacional al decidir sus vínculos de defensa e intereses de seguridad, mientras se deja abierto a cooperación amistosa”

El libro blanco declara la voluntad de Vietnam de cooperar en la protección fronteriza, tanto terrestre como marítima, que incluye patrullas e intercambios conjuntos, un tema de particular importancia dadas las tensiones sobre las disputas marítimas y las amenazas a su soberanía. De una manera mucho más detallada que los libros blancos de defensa anteriores, la versión de 2019 se refiere a la naturaleza creciente de las amenazas en el Mar del Sur de China, así como a la posición de Hanoi hacia ellas.

El Libro Blanco solicita que no se tomen medidas que compliquen la situación o expandan las disputas, al mismo tiempo que evitan la militarización, la amenaza o el uso de la fuerza. Un párrafo especialmente notable expresa que: “Vietnam da la bienvenida a buques de armadas, guardacostas, guardias fronterizos y organizaciones internacionales para hacer visitas de cortesía o puertos ordinarios o detenerse en sus puertos para reparar, reponer logística y suministros técnicos”. Rechaza algunas de las propuestas que sugieren limitar las actividades conjuntas de los actores regionales con poderes externos. El documento de defensa vietnamita transmite la percepción de Hanoi de las amenazas críticas y declara el compromiso de cooperar con todas las naciones y la disposición para expandir las relaciones de defensa, independientemente de las diferencias políticas o la disparidad económica.

Por otro lado, el Libro Blanco de Defensa Nacional 2019 señala la línea roja de Vietnam, su soberanía, y reafirma el historial del país de resistir la invasión extranjera. Este es un mensaje claro para cualquier agresor y afirma resueltamente la determinación de la nación del Sudeste Asiático de proteger su soberanía nacional y sus derechos económicos marítimos. El Libro Blanco es una publicación necesaria que aporta más claridad y transparencia a la política de defensa nacional de Vietnam. A su vez, resalta el compromiso continuo con la política de no alineación, lo que elimina dudas de aquellos países que han sentido temores de posibles alineamientos de Vietnam, así como de falsas noticias de medios occidentales que expresan alianzas que no son reales, especialmente motivando confrontaciones en el marco de las relaciones triangulares de Vietnam con China y Estados Unidos.

En relación con el tema del conflicto del Mar del Sur de China el documento expresó que las divergencias entre China y Vietnam son de existencia histórica. Estas necesitan ser tratadas con precaución, evitar los impactos negativos sobre la paz general. Hay claridad manifiesta en el libro acerca de que la resolución de este conflicto es de un término de largo plazo, pero a su vez un proceso difícil y complejo. Lo más sabio y necesario es la continua negociación y consulta, para encontrar soluciones pacíficas sobre la base de las leyes internacionales. Mientras no se llegue a un resultado, ambas partes necesitan hacer todos los esfuerzos posibles por mantener la estabilidad en la zona.

Mientras el liderazgo del Partido Comunista de Vietnam (PCV) fue planteado en el Libro Blanco de Defensa del 2009 en la segunda parte, en el libro del 2019 se ubicó en la tercera parte: Ejército Popular de Vietnam, Milicias y fuerzas de autodefensa. Por otro lado, en la edición del 2009, en los anexos, mostró el intercambio de delegaciones militares de alto nivel y las mayores corporaciones generales de defensa, en tanto en la edición del 2019 no se mostraron. En cuanto a las Zonas Económicas de Defensa en el 2009 existía solo 22, mientras en el 2019 aumentaron a 28.   

Según Le Hong Hiep, “la adición del principio de no uso o amenaza de fuerza obviamente tenía el propósito de resaltar la naturaleza defensiva y pacífica de la política de defensa nacional de Vietnam, especialmente en el contexto de los continuos esfuerzos de Vietnam para mejorar sus capacidades militares. Sin embargo, desde otra perspectiva, este cambio es bastante redundante. Después de todo, el principio de no uso o amenaza de fuerza es ampliamente reconocido por la comunidad internacional como base de las relaciones internacionales y está consagrado en las cartas de las Naciones Unidas y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). El nuevo principio también puede generar confusión sobre la política de defensa de Vietnam, especialmente cuando su introducción no está acompañada de contextos y explicaciones adecuadas”[6]. Válida fue la aclaración del viceministro de Defensa en el lanzamiento del libro, que si Vietnam es invadido, “tenemos que portar armas pero nuestra lucha es por la paz”.

Conclusiones

El Libro Blanco de Defensa Nacional 2019 es un documento relevante que no solo caracteriza la actual situación internacional, sino también el entorno en el que Vietnam se desenvuelve y los desafíos a los que se debe enfrentar. Expone claramente ante la comunidad internacional el carácter pacífico de su política defensiva, así como su forma de relacionamiento y cooperación sin ningún tipo de alianza. Esto es sumamente necesario en momentos en que algunos tergiversan sobre falsas alianzas en el marco de las relaciones triangulares Vietnam-Estados Unidos-China.

El recientemente publicado Libro Blanco expresa un elemento trascendental que determina la principal fortaleza de la defensa nacional vietnamita, es decir, la unidad inquebrantable entre el Partido, el Ejército y el Pueblo.

El lanzamiento de esta edición del Libro Blanco de Defensa Nacional se da en un contexto relevante y muy necesario para Vietnam. A pocos días de comenzar la presidencia pro-tempore de la ASEAN, y como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es necesario que el mundo conozca el carácter pacífico de la política de Vietnam, así como el interés por cooperar con todas las naciones del mundo y resolver las contradicciones con cualquier otro Estado en el marco de las leyes internacionales existentes. En este sentido, es recomendable que este libro blanco se haga más conocido. La principal limitación en este momento es su  poca difusión global y baja impresión.

La ratificación del principio de no alianzas, es un claro mensaje para aquellos que han pretendido interpretar a su conveniencia la proyección de la política de defensa de Vietnam. Los valores y principios por los que se rige el EPV bajo el liderazgo del PCV están en plena consonancia con el pensamiento de Ho Chi Minh. En ese sentido se hace necesario conservar lo dicho por el Tío Ho, el 22 de diciembre de 1947: “el Ejército de defensa nacional y las milicias populares y guerrillas deben continuar manteniendo la disciplina de hierro, la moral de bronce, la decisión de vencer y las otras virtudes de las fuerzas de liberación, como la inteligencia, el coraje, la sagacidad y la fidelidad”.

 

* Centro de Investigaciones de Política Internacional, Cuba. Especialista en Vietnam. Jefe del Equipo de Asia y Oceanía del Centro de Investigaciones de Política Internacional de Cuba. Profesor e Investigador Auxiliar.

 

Referencias

[1] Ministerio de Defensa Nacional de Vietnam. IV Libro Blanco de Defensa. ISBN: 978-604-57-5163-3. Hanoi, Vietnam: National Political Publishing House, 2019.

[2] Grossman, Derek. Vietnam’s Defense Policy of ‘No’ Quietly Saves Room for ‘Yes’, 2019 <https://www.rand.org/blog/2019/01/vietnams-defense-policy-of-no-quietly-saves-room-for.html>. [consulta:2019].

[3] Thayer, Carl. Vietnam Releases Long-Awaited 2019 Defense White Paper. Canberra, Australia, 2019. <https://www.rfa.org/english/commentaries/defense-whitepaper-11272019150931.html>.

[4] Ministerio de Defensa Nacional de Vietnam. IV Libro Blanco de Defensa. ISBN: 978-604-57-5163-3. Hanoi, Vietnam: National Political Publishing House, 2019.

[5] Huong, Le Thu. Hanoi’s new defense white paper reflects fears of Chinese encroachment. <https://foreignpolicy.com/2019/12/06/vietnam-south-china-sea-united-states-draws-lines-in-the-sea/>.

[6] Le Hong Hiep. New White Paper Reveals Little Change to Vietnam’s Defence Policy. ISEAS, Singapur: 2019. <https://www.iseas.edu.sg/medias/commentaries/item/10977-new-white-paper-reveals-little-change-to-vietnams-defence-policy-by-le-hong-hiep>. [consulta: 2019].

Bibliografía

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Ho Chi Minh. En el aniversario de la fundación del Ejército de Liberación de Vietnam. Escritos Políticos de Ho Chi Minh. Ciudad México: Primera Edición Mexicana, 2010, p. 161.

Huong, Le Thu. Hanoi’s new defense white paper reflects fears of Chinese encroachment. <https://foreignpolicy.com/2019/12/06/vietnam-south-china-sea-united-states-draws-lines-in-the-sea/>

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Ministerio de Defensa Nacional de Vietnam. IV Libro Blanco de Defensa. ISBN: 978-604-57-5163-3. Hanoi, Vietnam: National Political Publishing House, 2019.

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