Editorial de El Deber
En este primer día de 2020, se debe reflexionar con sentido estratégico acerca de la situación actual y su inmediato devenir, como consecuencia de la reciente crisis con México y España que estalló el viernes 27 de diciembre.
De partida, es importante reiterar lo expresado por las autoridades nacionales que conducen las relaciones externas, en sentido de que no se trata de ninguna manera de ruptura de relaciones, sino de una declaración de “persona no grata” a tres funcionarios diplomáticos extranjeros: la embajadora de México, el cónsul de España en La Paz y la agregada política del país ibérico que fungía como jefe de misión en su calidad de encargada de negocios ad-interín por ausencia del embajador titular.
La enviada mexicana ―desde la partida voluntaria de Evo Morales al exterior y el posterior ingreso como asilados de altos funcionarios del MAS a su sede― estuvo creando problemas de diversa naturaleza, los que inclusive se propalaron a las cancillerías de la Paz y de Ciudad de México. Sea por falta de información, celo excesivo o malas interpretaciones que se fueron sumando, el ambiente bilateral con México no era de los mejores y parte de ese negativo contexto puede ser atribuible a la propia embajadora. Por tanto, la temperatura ya estaba en niveles elevados.
He aquí que surge la “visita de cortesía” de la encargada de negocios y del cónsul de España, acto singular e inusual por la presencia inexplicable de encapuchados en autos de la sede hispana con placa diplomática que, en lugar de quitarse las capuchas y mostrar sus credenciales (hubiera sido lo más lógico y razonable), persistieron en actitudes poco amistosas y hasta beligerantes; incluso atropellaron con su vehículo a un indefenso taxi estacionado en las cercanías. Las imágenes grabadas son elocuentes por sí mismas.
Aunque las autoridades de Madrid expresaron que no conocían la mentada visita de cortesía, tampoco dieron explicación alguna sobre la inusual conducta de enmascarados escudados en vehículos de la embajada. En todo caso, el Gobierno hispano ha prometido que hará una investigación “in situ”, proceso para el cual confiamos que el Gobierno de Bolivia le otorgue toda clase de facilidades.
Estos incidentes no son ciertamente comunes en los vínculos entre naciones, pero cada tanto ocurren y por diversos motivos, los que van desde aspectos similares al acontecido en nuestro país como también otros temas vinculados con secretos militares, espionaje industrial, malos tratos, abusos de privilegios, etc.
Es por eso que se utiliza la figura de “no grata” para aquella persona miembro de una sede diplomática que no ajustó su conducta a lo prescrito por convenciones internacionales y por la propia ley del Estado receptor. Superado el incidente cabe dar vuelta la página y proseguir el ritmo normal de las relaciones diplomáticas.
Con México quedará pendiente el tema de los asilados y la extensión de salvoconductos, los que serán otorgados solamente a quienes no tengan asuntos pendientes con la justicia nacional, de acuerdo con expresiones vertidas por la autoridad competente.
Con España, cabe dar vuelta la página y mirar hacia adelante, manteniendo y mejorando aún más las tradicionales relaciones de amistad y cooperación.
El flujo de las relaciones con ambos países proseguirá su curso y esperemos sea por el mejor camino, siempre en procura de entendimientos constructivos de mutuo beneficio. Al final, son los intereses permanentes los que prevalecen entre las naciones, no la ideología y menos aún, la coyuntura del momento.
Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, <https://www.eldeber.com.bo/161376_incidente-que-debe-aclararse-y-superarse?fbclid=IwAR3ES_aNJFzG8hamURx_9h_u_2w-u8J5le7LznEdBv9ZS6YPlKyRoZLTBqI>.