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RIEN NE VA PLUS

F. Javier Blasco Robledo*

Expresión francesa que cuya acepción se emplea en diversos sentidos y de entre los que destacan dos; la famosa frase del no «va más» que el crupier dice en voz alta en la mesa de la ruleta en los casinos, para indicarles a los jugadores entorno a la misma que no se admiten más apuestas porque la bola, ya en juego, está a punto de caer sobre el número de la suerte de dicha jugada y, la segunda, se usa cuando se quiere expresar que todo va mal y «nada funciona», como en el siguiente ejemplo. Je ne veux pas voir ces réalités… puis c’est fini, rien ne va plus. «No quiero ver esas realidades…» después se acabó, nada funciona.

Pienso que ambas definiciones o usos vienen ni que pintados para explicar la inimaginable e increíble situación que vivimos en España debido a las excentricidades, salidas de tono, extravagancias o actitudes fuera de todo uso y costumbre democrática que se marca nuestro ínclito presidente del gobierno, Pedro Sánchez.

Es muy frecuente que cuando el crupier lanza su aviso de prohibición de apostar más a los jugadores, uno o varios de ellos, guiados por un impuso de última hora o para ocultar al resto donde quieren hacerlo realmente, pretendan conseguirlo a toda prisa a uno o varios números para así, satisfacer una fugaz y postrera corazonada u oculta intención. Cosa que desconcierta al propio crupier, que ya tenía todas las apuestas calculadas y al público cercano porque descoloca la situación y hasta suele ocultar e incluso mover ligeramente sus propias apuestas. Es una irresistible tentación de actuar cuando ya nadie se lo espera o de pillar con el paso cambiado al resto.

La segunda versión es muy certera en aquellos momentos en los que se debe tirar la toalla porque la situación conocida o cercana a llegar, pueda hacerse irrespirable para aquel que ha vivido sobre el alambre mucho tiempo; para quien a modo de trilero, cada día saca la bolita de un cubilete diferente y para la persona a la que las promesas incumplidas o las muchas y sucias cesiones otorgadas por un puñado de apoyos siempre oscuros y muy condicionados, sobrepasan la capacidad de aguante humano por muy resistente o resiliente que uno sea.

A lo largo del tiempo y de la historia no hay ejemplos ni situaciones iguales o similares en países democráticos de nuestro entorno y sistema democrático de derechas o izquierdas. Cuando uno se ve sobrepasado y muy agobiado por las graves cargas y cargos que le llegan contra su persona y equipo cercano, por muchas y varias corruptelas en su partido, nepotismo, amiguismo, favoritismo o por una irrefrenable necesidad de acaparar poder, aún a costa de meter las narices y mangonear a tope, donde debería ser legal y estéticamente imposible hacerlo, solo tiene tres posibles caminos a adoptar; renunciar, coger sus bártulos e irse sin más contemplaciones, tras convocar nuevas elecciones mediante un solemne discurso en el parlamento o con una rueda de prensa oficial con ruegos y preguntas suficientes; designar a un sucesor de su máxima confianza o solicitar por sí mismo, una Cuestión de Confianza.

Ningún dirigente, nadie que se sepa en un mundo normal o normalizado, se toma un periodo sabático de cinco días en casa, para decidir su futuro político y el de la nación que gobierna, mientras deja paralizado el país durante tal periodo; máxime en un momento en el que ni la situación interna ni la externa están para ningún tipo de bromas, para un periodo vacacional extraordinario ni para echar cohetes y otros fuegos de artificio alegremente. 

Por mucho que él pretenda ser original en todo, debería haber tenido presente que nadie en el mundo de la política de medios o altos vuelos cambia, en cuestión de horas o minutos, desde una más que impostada y fingida euforia ―tras conocer y defender los resultados electorales de los últimos comicios regionales y atribuirse personalmente los éxitos de todos, incluso los de sus oponentes― a una situación depresiva, acusadora, llorona, empalagosa y bobalicona ni mucho menos, muestra su decisión de tomarse un tiempo de reflexión, empleando para ello, una carta publicada en una red no oficial. Sobre todo, habiendo estado horas antes ocupando su escaño en momentos en los que ―a tenor de la realidad y de la entonces incomprensible pregunta parlamentaria del diputado Rufián― la noticia de la toma de posición del juzgado de Madrid contra su esposa, Begoña Gómez, era ya conocida o pública, aunque no excesivamente publicada y mucho menos, manoseada ni lanzada a  su cara ―tal y como él y su equipo suelen hacer con sus adversarios, sobre todo del PP―  por ninguno de los partidos políticos de la oposición, a los que, en la susodicha carta, sin venir a cuento y reiteradas veces, no duda en atacar por supuestas presiones y comentaros sobre él, su política y partido.

No contento con hacerlo con sus adversarios políticos, decide al más puro estilo caudillista caribeño, atacar a la prensa y otros medios de comunicación que no le bailan el agua, sin tener en cuenta que él, por sistema, línea editorial o debido a las más que cuantiosas y atractivas subvenciones, tiene alineados con su causa a muchos más de la mitad de ellos.

Igualmente, y para cubrir los tres objetivos de un caudillo autócrata, la toma contra los jueces, a los que ataca inmisericordemente, sin volver a tener en consideración los vergonzosos resultados que, desde hace meses o años,  estamos viendo y viviendo en numerosos casos y ocasiones, dado que él, previamente, ha extendido su mano en sucias maniobras sobre gran parte de las más importantes instancias de la judicatura como lo son el Tribunal Constitucional, la Fiscalía General del Estado, el Tribunal de Cuentas, los juristas del Congreso y el Consejo de Estado sin contar con importantes asociaciones de juristas y letrados que siguen sin rechistar los pasos marcados por un Fiscal General, por cierto, varias veces repudiado por diversas instancias de enjundia, sin que se le mueva un pelo ni se cierre esa sonrisa bobalicona que muestra permanentemente.

Sánchez es un hombre que siempre maniobra por libre, que pretende tener la razón en todo lo que toca o manosea y se mantiene en sus trece a pesar de los escasos o nulos resultados que recoge en la arena internacional cada vez que se mueve para maniobrar, como la última ocasión con su maratoniano tour europeo por Palestina y su reconocimiento como Estado.

Alguien que ya es casi un mindundi en dicha arena y que con sus maniobras caudillistas y nada democráticas se va cerrando, poco a poco, las posibles salidas de emergencia para poder coronar su futuro de forma oficial con un puesto internacional dotado de duraderos y pingues salarios o beneficios, cuando, por fin, deje en paz a los españoles.

Un personaje que solo ha conseguido merecer la atención de la prensa internacional con esta impresentable carta en la que anuncia su incomprensible e inusual tiempo de reflexión debido a las graves acusaciones sobre su esposa. Carta por la que, ahora, el mundo ha sabido que su mujer, a la que dice amar como cualquier españolito de a pie, podría estar involucrada en asuntos turbios; por cierto, nada bien vistos ni defendidos en ninguna sociedad moderna y democrática de nuestro entorno y mediante la cual no solo los pone a la luz, sino que pregona que sus métodos caudillistas están siendo atacados, precisamente por los que (prensa, oposición y tribunales) en cualquier país democrático, tienen la obligación de hacerlo con las herramientas correspondientes, con la verdad, la prudencia y sin amenazas ni otro tipo de coacciones.

Todo apunta a que, con esta aparatosa y desconcertante maniobra, solo pretende aparentar prudencia personal y no va a ocurrir gran cosa cuando, precisamente, él hace todo lo contrario. Por lo que está situación no será más que una más de las suyas protagonizadas fuera de tiempo y como un juego a los que nos tiene acostumbrados para cogernos a todos fuera de juego, incluso a los de su propio partido y embobados seguidores, quienes ayer mismo, quizás por ello, no atendieron a la llamada de socorro a manifestarse dándole calor a su caudillo en la sede del PSOE. La realidad es que, a pesar del gran esfuerzo en las redes, al parecer, solo aparecieron unas cincuenta personas, de las cuales, la mitad, eran consejeros o diputados de su partido.

Una carta, que provoca la risa desternillante en algunos de sus párrafos escritos alegremente, para niños o personas fuera de la realidad y sin capacidad de juicio, en la que afirma situaciones falaces e increíbles, como el «no tener apego a su cargo», cuando todo el mundo sabe, conoce y sufre la vergüenza inicial y sufrirá las consecuencias posteriores de las concesiones de todo tipo y los cambios legislativos que ha tenido que sortear o imponer de manera poco democrática y casi alegal, para conseguir los votos necesarios para mantenerse en ese maldito sillón de la Moncloa. Sillón que, de momento, solo le da capacidad de maniobrar en dichas abyectas lides, pero no de gobernar como es preciso y menester tras cien días de desgobierno ―aún sin presupuestos a la vista― a pesar de estar la situación política y sobre todo la económica como están y como se van a poner cuando Europa despierte de su dadivoso letargo pandémico y nos pongan los deberes necesarios para corregir una demasiado larga situación que, a pesar de sus enormes cuantías, regalías y tiempo en efecto, no ha logrado los objetivos previstos en su totalidad y, realmente, se debió cambiar e imponer, al menos, un par años atrás.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

 

SIN VERGÜENZA NI DECENCIA

F. Javier Blasco Robledo*

En medio del inicio de una tormenta perfecta, derivada de la explosión sin control de una trama sistémica de corrupción en el gobierno de Sánchez, conocida como el caso Koldo, con ―de nuevo y tal como ya ocurrió en― el hasta ahora peor escándalo de corrupción en España con los EREs en Andalucía, aunque con mayores y más profundas ramificaciones e implicaciones ―de momento salpica a la tercera máxima autoridad del Estado, varios ministerios, ministros, expresidentes de comunidades autónomas y a un variopinto plantel de personajes socialistas dedicados a la política y al mamoneo, si no al chalaneo, como único modus vivendi― solo se le ocurre al ínclito presidente ceder en todas y cada una de las exigencias del prófugo Puigdemont, a pesar de tener que volver a mentir a los españoles por enésima vez con el viejo y putrefacto mantra de que no iba a recular ni un milímetro en su decisión previa y que la amnistía plena no tenía cabida en la Constitución española.

Y todo ello por un manojo de votos; en concreto seis, en manos de independentistas, golpistas y enemigos francamente declarados de España, para mantenerse ignominiosamente en el sillón de la Moncloa contra todo viento y marea, cueste lo cueste y aunque tenga que: llevarse por delante o derribar lo que fuera menester, dejar España a la altura del betún, laminarse el poco prestigio personal que pudiera mantener y engañar absolutamente a todos con juegos de malabares y frases grandilocuentes que no tienen ninguna credibilidad ni base o fundamente jurídico ni social que puedan avalar mínimamente tamañas patrañas.

Se han pronunciado incontables juicios de valor de personas insignes y bien preparadas en estos temas, invertido ingentes chorros de tinta, cubierto miles de horas de tertulias radiofónicas o televisivas y mostrado encuestas de opinión que repudian mayoritariamente este paso a dar; pero a este individuo y a la calaña de personas que conjuntan su gabinete y el grupo parlamentario que los sustentan, parecen no influir ni hacer las más mínima mella en su comportamiento ni les produce vergüenza personal y colectiva al tener que «cambiar de opinión» con más prisa que lo que supone un simple cambio de chaqueta.

Finalmente, y tras negar por activa y por pasiva la mayor y la menor, hoy presentan para aprobación una amnistía política que será «total» para los delitos de terrorismo de «baja intensidad», siempre que no se hayan producido muertes o torturas como consecuencia de las acciones violentas perpetradas en el marco de la estrategia de terror.

En consecuencia y según parece, el camino elegido por el PSOE para el borrado penal del procés, trata de incluir en la amnistía cualquier protesta, altercado, ataque o algarada que, según su criterio, sea conforme al Derecho Internacional y al Comunitario, en función de una interpretación «a medida» de la Directiva Europea 2017/541 relativa a la lucha contra el terrorismo.

Un planteamiento que ―«además de seguir siendo inconstitucional», según advierten ya varios juristas― «desborda el Código Penal» vigente y se separa de la inequívoca jurisprudencia del Supremo sobre el terrorismo recogida en los artículos 573 y 573 bis de la propia norma criminal.

En definitiva, y dentro del carácter selectivo de aplicar en la confección de la nueva norma a imponer aquello que más le beneficia, el gobierno asume plenamente el relato separatista sobre la violencia del Tsunami para restringir la consideración de lo que es terrorismo para lo que lo reduce a los supuestos en los que se hayan causado «vulneraciones graves y efectivas» de los artículos 2 y 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos. Cosa similar ocurre para la analizar y definir el delito de traición, que actualmente persigue a Puigdemont, que se sólo quedaría fuera de la amnistía, como una derivada del «uso de la fuerza», de acuerdo con los estándares vigentes en Naciones Unidas para enjuiciar los casos de injerencias internacionales de unos Estados sobre otros. 

Da igual que abierta y encubiertamente se le llame felón, o traidor para que todos lo entiendan; que se le acuse de no mantener su palabra y de hacer siempre lo contrario de lo que predica en sus campañas electorales; él, sus mariachis y el coro de medios de comunicación de opinión conjunta y sincronizada mantienen el mismo tono, el ritmo y el timbre de apoyo y comprensión, como si no hubiera otro amanecer.

Su desvergüenza es tan descarada y supina que lleva desde mayo del año pasado sin someterse al control parlamentario del Senado, que es, casualmente, donde la oposición tiene mayoría; aprovecha o se inventa cualquier viaje tan innecesario como inútil, para no estar presente en la Cámara en los momentos claves para la presentación o votación de sus fetos y actúa con toda desvergüenza por medio del Real Decreto para saltarse los plazos más largos y la vergüenza de tener que recibir o escuchar los informes preceptivos o no de instituciones serias del Estado sobre los documentos infumables y casi abortivos que presenta y en sus intentos para desmontar el Estado de Derecho o partir a cachos la integridad de la nación.

Seguidamente, veremos el papelón que van a jugar tanto el Tribunal Constitucional como la Fiscalía General del Estado, construidos ambos a imagen y semejanza de la voz de su amo en un pleno alarde de mofa de carácter dictatorial y autócrata, quienes no pondrán ni una sola pega a este nuevo e infumable bodrio con el que pretende engañar otra vez más a los españoles vendiéndolo como lleno bondades cuando él y todos sabemos, porque ellos mismos lo manifiestan, no aplacará ni un solo de los objetivos y actuaciones previstas de los separatistas y supondrá dejar al Estado cada vez más indefenso, corrompido hasta las trancas, empobrecido como nunca y en manos o al abur de los peores enemigos de España tanto dentro como fuera de ella, tan solo por aferrarse a un cargo al que no debió llegar nunca en su vida.

Una vez más, habrá que recurrir a instancias superiores a nivel europeo, pero ya todos conocemos lo lentas y volubles que son y cómo se dejan influir en sus tomas de decisión cuando se aproximan procesos electorales, tal y como es el caso. Elementos estos, que no solo no han pasado desapercibidos al felón, sino que se han tenido en mucha consideración para actuar, tal y como este lo viene haciendo.

Una situación de difícil solución, máxime cuando en España podemos tener, gracias a este tipo de cesiones, que sin duda alguna continuarán, una larga legislatura por delante y la derecha española se encuentra desunida y a martillazos entre ellos cada vez que deben ponerse mínimamente de acuerdo; imaginemos lo que supondría si se debiera pasar por pactos de enjundia para definir y aplicar una legislatura total y completa a nivel nacional.

Todo juega a su favor. No tenemos remedio.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

Artículo escrito el 7 de marzo de 2024.

 

LOS MUROS

Francisco J. Blasco*

A lo largo y ancho de la historia, por diversos motivos aunque fundamentalmente defensivos, la humanidad se ha visto forzada a erigir muros o murallas tras los que defenderse con la creencia de que protegerse con ellos era el único modo de lograr la supervivencia o el modo y lugar donde poder desarrollar en paz y libremente sus ideas y necesidades, ajenos a los posibles contagios o invasiones de otros pueblos, quienes siendo vecinos cercanos o no, trataban de entrar en ellos por meras razones de conquista o al albergar mayores posibilidades de supervivencia, acomodo y progreso.

Así nacieron ciudades fuertemente amuralladas que defendían las pertenencias y sus ciudadanos durante un largo período de tiempo; tanto que algunas veces se debía recurrir a argucias y artimañas de combate basadas en el engaño para, tras años de asedio, poder hacer caer sus defensas y tomar tales plazas fuertes, como fue el caso de la conocida guerra de Troya que, según parece, de haber existido, pudo librarse entre 1194 y 1184 a.C.

Amurallar las ciudades se ha venido arrastrando durante muchos siglos y hoy en día es raro encontrar una importante ciudad europea que no cuente con suficientes restos de antiguas murallas; algunas de ellas de diversas épocas y construidas con variopintos materiales, finalidades y hasta sobrepuestas. 

Pero también han existido grandes murallas que no se erigían entorno a ciudades concretas, sino que se extendían a lo largo de bastos territorios para defenderlos de las invasiones de pueblos llamados bárbaros por pertenecer a otras razas, culturas y religiones. Entre los ejemplos de estos muros o murallas se encuentra la más famosa de ellas conocida como la muralla China, construida y reconstruida entre el siglo V a. C. y el siglo XVI para proteger la frontera norte del Imperio chino ―durante las sucesivas dinastías imperiales― de los ataques de los nómadas Xiongnu de Mongolia y Manchuria. Se calcula que llegó a tener en su máximo esplendor unos 21.200 km de longitud y se extiende desde la frontera con Corea hasta el desierto de Gobi. Aunque hoy solo se conserva un 30% de ella.

Otro ejemplo de este tipo de construcciones lo constituye la muralla que alzaron los romanos a partir del año 122, durante el reinado del emperador Adriano, para defenderse de la invasión de los pueblos bárbaros británicos y, a su vez, para lanzar desde ella sus propias incursiones sobre el territorio de estos. Hoy en día, sus restos constituyen el mayor conjunto arqueológico romano de Gran Bretaña, muy famoso y frecuentado por miles de turistas; recorre un total de 117,5 kilómetros en el norte de Inglaterra.

Más recientemente nos encontramos con la conocida como línea Maginot que fue una muralla fortificada y de defensa construida por Francia a lo largo de su frontera con Alemania e Italia, después del fin de la Primera Guerra Mundial y que por su gran costo e inutilidad militar constituyó el mayor ejemplo del fracaso de la estrategia francesa frente a la invasión alemana en la Segunda Guerra Mundial.

Todavía aún más recientes, existen o existieron otras murallas más; tristemente famosas por las espurias, vergonzosas y perversas intenciones con las que se idearon y erigieron. La primera de estas, cronológicamente hablando, es la muralla que separa las dos Coreas desde la firma del armisticio entre ambos países en 1953 y que hoy en día permanece en plena vigencia y dureza. Una frontera entre dos estados hermanos, que ha separado incluso a familias, de unos 237 kilómetros de longitud y se encuentra en medio de la zona conocida como desmilitarizada de Corea, con una franja intermedia de cuatro kilómetros de ancho ampliamente vigilada y con miles de vigilantes, armas y misiles de todo tipo y calibre apuntando permanentemente a la misma. Todo este sistema hace que la separación entre ambos siga siendo la frontera más militarizada e impenetrable del mundo.

Algo más tarde, apareció la muralla conocida como el Muro de Berlín, que fue un muro de seguridad que formó parte de la frontera interalemana desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989 cuando cayó por la presión civil e internacional dando origen a la caída de la URSS. Es el símbolo más conocido de la Guerra Fría y de la división de Alemania. El muro era denominado Muro de Protección Antifascista por la parte Este (RDA), mientras que los medios de comunicación y parte de la opinión pública occidental se referían a él como Muro de la Vergüenza.

Y como último ejemplo de ignominioso muro real, se debe citar el aún existente en la frontera sur de Estados Unidos con México, cuya construcción se inició en 1994, bajo el mandato de Bill Clinton dentro de su programa para la lucha contra la inmigración ilegal y que tristemente tomó aún más entidad e importancia cuando Donald Trump lo hizo suyo en su campaña electoral de 2017. Está formado por una barrera física de unos 900 km de extensión en la zona fronteriza de Tijuana (Baja California) – San Diego (California). Debido a la existencia de este muro los inmigrantes ilegales (procedentes principalmente de México) que intentan cruzar a Estados Unidos deben hacerlo por zonas más peligrosas, como por ejemplo el desierto de Sonora, lo cual ha propiciado más de 10.000 muertes e innumerables casos de prostitución, drogas y todo tipo de sobornos, variopinta e intensa corrupción y malversación de caudales desde el inicio de su puesta en práctica.

No sería justo no citar al menos de pasada, los muros medianamente físicos o no en los que se han convertido numerosas fronteras entre países de América Central y del Sur o del Caribe donde se persigue, dificulta o materialmente se impide totalmente el libre tránsito de personas, bienes o capitales.

Un somero análisis crítico de todas los anteriores nos lleva a varias conclusiones mayoritarias o comunes, como que siempre hayan sido elementos materiales de separación física y real entre los hombres, hermanos, razas y gentes de bien; que la mayoría han sido construidos por poderosos temerosos por sus vidas o haciendas personales, sin importarles los sufrimientos que estos hayan podido acarrear; que dichos sufrimientos derivados de su edificación y de la propia existencia no son nimios en absoluto y que la mayoría, salvo alguna excepción y quizá por mostrar su poca utilidad real, han tenido una vida efímera y han desaparecido pronto o se han convertido en elementos pintorescos que, solo sirven para atraer turismo en épocas actuales o venideras.

Y en medio de toda esta sucia y extraña vorágine, con muy poca efectividad a la vista y totalmente fuera de lugar, sin previo aviso, ni venir incluido en ningún programa, ―tal y como dicho sea de paso, viene siendo habitual en el personaje― tras las pasadas elecciones generales en España, sin constituir el resultado de una fuerte razón de peso, amenaza o perentoria necesidad real, el presidente Sánchez anunció la creación de un muro entre los españoles para separar aquellos que le siguen y adulan de los que no lo hacen ni le creen en absoluto.

Hecho este que, increíblemente, sin motivo aparente o por haber sido tomado como algo indigno, poco creíble o despreciable, no ha sido objeto de la consideración que se merece tanto en España como en el seno de la UE. Ha pasado oficialmente casi desapercibido excepto para algún medio de comunicación; hecho grave, porque sin darnos cuenta, la mera materialización física o ideológica de dicho muro, supone un atentado contra la democracia y el respeto a la libertad de expresión y creencias.

Menos mal que el susodicho muro, a tenor de los resultados de las recientes elecciones regionales en Galicia, quizá por su irresponsable proyecto o por estar todavía muy poco asentado o maduro, no ha servido de nada de lo buscado por su inventor o para todo lo contrario de lo que se pensaba.

Es patente y notorio que han sido unas elecciones, en las que el Partido Socialista, ya totalmente convertido en Sanchista, ha sufrido su mayor y más vergonzoso batacazo electoral y obtenido el mínimo apoyo a su proyecto, por mucho que ahora, Sánchez y sus mariachis miren para otro lado y desprecien unas elecciones en las que todos ellos, sin excepción ―acompañados por el ínclito y poco o mal chistoso e inoportuno Zapatero― pusieron en juego su prestigio y muchos huevos en un cesto, que finalmente ha resultado estar sin fondo, totalmente podrido o en pésimas condiciones.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.