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PROYECTO NACIONAL

Santiago González*

Desde mediados del siglo pasado la Argentina navega a la buena de Dios, incapaz de definir su lugar en un mundo cambiante.

 

Muchas veces se escucha hablar de proyecto nacional, más precisamente de la ausencia de un proyecto nacional. Pero, ¿qué cosa es un proyecto nacional? ¿Por qué deberíamos, o no, contar con uno? Y en todo caso, ¿quiénes lo diseñan? Si lo tuviéramos, ¿es algo que nos facilitaría la vida, o más bien nos obligaría a encarrilarla en rumbos decididos por otros? Quienes aspiran a conducir los destinos del país, ¿deberían venir con un proyecto nacional bajo el brazo? ¿Sería razonable interrogar a los candidatos sobre su proyecto nacional? ¿En qué se diferencia un proyecto nacional de un plan de gobierno?

Una manera de encontrar respuestas a estas preguntas es trasladar el asunto del plano social al plano individual. Cada vez que leemos en los diarios las historias de las personas exitosas en sus respectivos campos —en las artes o en el deporte, en los negocios o en la ciencia— encontramos que casi todas ellas han desarrollado a lo largo de sus vidas un proyecto personal, conscientemente perseguido. Algunos lo anticiparon desde pequeños, otros lo fueron descubriendo con el correr del tiempo, pero todos en algún momento entregaron sus esfuerzos a un propósito dominante que organizó sus esfuerzos y les confirió una dirección.

Eso que ocurre con las personas, ocurre también con las naciones. En ambos casos, siguiendo un proceso que se pone en marcha siguiendo una secuencia que yo llamo “de las tres V”: Vocación, Visión y Voluntad. La vocación le da respuesta a un llamado: ¿qué quiero ser?; la visión le da forma a esa respuesta: ¿cómo quiero serlo?; la voluntad conduce los esfuerzos orientados a convertir esas imágenes en realidades, más allá de los contratiempos y las dificultades. Quizás en este punto corresponda agregar una cuarta V, la de la Versatilidad, para ajustar en cada momento el proyecto según sean las circunstancias en que deba desarrollarse.

Ninguna de esas cuatro, conviene tenerlo en claro, garantiza la quinta V, la de la Victoria, pero protege contra la aparición de su hermana indeseable: la de darse por Vencido. Naturalmente, tanto las personas como las naciones tienen la opción de desarrollar sus vidas sin un proyecto, a la buena de Dios. En general es la opción en la que caen los escasamente dotados en términos de capacidades y energías, los indiferentes a quienes todo les da igual, y los sometidos a alguna especie de esclavitud o coloniaje. Sus vidas, nacionales o personales, son gaseosas o líquidas y se acomodan en los espacios o intersticios que dejan los que sí tienen un propósito.

Un proyecto nacional, o un proyecto personal, supone una manera de relacionarse con las demás naciones o las demás personas, con las que la convivencia es inevitable. Una persona puede tener vocación de ermitaño, que logrará cumplir siempre y cuando los demás lo dejen en paz; una nación rara vez disfruta de ese privilegio, y está continuamente bajo el escrutinio y la interpelación de las otras naciones. Los argentinos somos responsables de una nación cuyo territorio es el octavo en el mundo, y no podemos darnos el lujo de dejar a la buena de Dios nuestras relaciones con las demás naciones. Contar con un proyecto nacional no es para nosotros una opción, es una necesidad. Y una obligación.

Retomando la retórica de los libros de autoayuda, por la que pido disculpas a los lectores, digamos que la vocación nacional es previa a cualquier actividad política: la vocación de constituir la nación argentina determinó las conductas de los dirigentes y el pueblo de esta parte de América del sur, y esa vocación quedó plasmada tanto en las guerras de la independencia como en una serie de tratados, pactos y constituciones anteriores a la de 1853. Diferentes visiones compitieron políticamente hasta conducir a la organización nacional de 1880. La voluntad sostenida de todos los actores permitió colocar a la Argentina entre las primeras diez naciones del mundo. Victoria.

Pero faltó versatilidad. Un proyecto es una manera de relacionarse con los demás, y cuando los demás se mueven uno tiene que acomodarse, a riesgo de no salir en la foto o caerse del mapa. Cuando el proyecto de la generación del 80 mostró su agotamiento pasaron quince años antes de la aparición de un nuevo proyecto nacional, éste gestado por los militares del GOU y llevado a la arena política por el general Juan Perón. Alentados y organizados desde el exterior, los herederos del proyecto caduco le opusieron una resistencia feroz, basada en el rechazo ideológico y la obstrucción práctica. Pero nunca ofrecieron un programa alternativo para la inserción soberana y productiva de la Argentina en el mundo de posguerra.

Hace ya 75 años que el país, a partir de cualquiera de sus visiones políticas, no logra diseñar un proyecto nacional con la amplitud y la determinación que tuvieron los de la generación del 80 y la generación del 43. Lo más parecido fue el programa conducido por Juan Carlos Onganía en 1966, una especie de peronismo aggiornado, con amplio apoyo corporativo, eclesiástico y sindical. La llamada Revolución Argentina, tropezó sin embargo con el mismo rechazo y obstrucción que había recibido el proyecto original de Perón. Con clara vocación suicida, desde 1983 el país asistió al desmantelamiento minucioso y planificado, también con asesoramiento externo, de la herencia sobreviviente de sus dos proyectos históricos, un proceso conducido por los dos grandes liquidadores de la nación argentina: Raúl Alfonsín y Carlos Menem.

Paradójicamente, el largo debate político entre las dos facciones que se alternan en la representación política del país, compitiendo por la capacidad coercitiva del Estado para apoderarse de la renta nacional en beneficio propio y de sus amigos, gira en torno de la reivindicación retórica de los dos grandes proyectos nacionales del pasado: unos engalanan sus estrados proselitistas con la imagen de Julio Argentino Roca, los otros con la de Juan Domingo Perón. Retórica carente de contenido: el mundo ha cambiado radicalmente respecto de 1880 y de 1943, y la nación demanda con urgencia un nuevo proyecto capaz de insertarla con provecho en el contexto internacional del siglo XXI.

Vocación nacional se supone que tenemos, nos faltan visión, voluntad y versatilidad si es que queremos reencontrarnos con la victoria. Para no descargar toda la responsabilidad en la clase política, reparemos en que ninguno de los grandes proyectos nacionales del pasado, ni siquiera el ensayo más modesto de Onganía, surgieron estrictamente en el seno de los partidos políticos, sino que fueron amasados en el contexto más amplio de una élite generacional, civiles y militares preocupados y capaces, dispuestos a intercambiar ideas y resignar vanidades en la voluntad de articular propuestas y ordenarlas en un programa amplio y coherente. Sólo en una instancia posterior ese aparato conceptual fue sometido al debate político.

Tratando de captar la atención de una ciudadanía abrumada por la pobreza e inflación, los aspirantes del presente turno electoral alardean de contar con equipos abocados al diseño de un programa económico. Pero un programa económico desligado de un proyecto nacional es apenas un parche como los que ya se han aplicado en el pasado para enfrentar crisis que reaparecen porque el país navega desde hace décadas a la buena de Dios. Ni siquiera un plan de gobierno es un proyecto nacional, sino más bien el conjunto de políticas que permiten llevar a la práctica un proyecto nacional. Junto con la economía, un proyecto nacional debe ocuparse de la defensa, la educación, la justicia, la salud, la demografía y sobre todo de la política exterior, que es por definición la gran ordenadora de todo lo anterior.

 

* Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires y se inició en la actividad periodística en el diario La Prensa de la capital argentina. Fue redactor de la agencia noticiosa italiana ANSA y de la agencia internacional Reuters, para la que sirvió como corresponsal-editor en México y América central, y posteriormente como director de todos sus servicios en castellano. También dirigió la agencia de noticias argentina DyN, y la sección de información internacional del diario Perfil en su primera época. Contribuyó a la creación y fue secretario de redacción en Atlanta del sitio de noticias CNNenEspañol.com, editorialmente independiente de la señal de televisión del mismo nombre.

 

Artículo publicado el 14/05/2023 en Gaucho Malo, El sitio de Santiago González, https://gauchomalo.com.ar/proyecto-nacional/

EL APLAUSO DE LOS BORREGOS

F. Javier Blasco*

Si uno busca en la etimología de la palabra “borrego”, en su cuarta acepción aparece “Persona que obedece ciegamente la voluntad de otros”. Y es por ello que dicha palabra y acepción le viene como anillo al dedo al más que bochornoso espectáculo que una vez más hemos tenido que presenciar este 31 de mayo —cuando por última vez en esta legislatura— Sánchez ha reunido a su grupo parlamentario al completo (diputados y senadores socialistas), para predicarles otra vez su mensaje justificativo de su personal y grave derrota, libre de toda autocritica, combativo y exculpatorio al basarlo en mentiras y falacias sobre los resultados obtenidos por el PSOE en las pasadas elecciones regionales y locales.

No importa que el partido haya perdido la mayor parte de sus canonjías que aún retenía. No importa que dicha derrota sin precedentes, lleve al paro forzoso en la SEPE a miles de socialistas que viven de la política y que, además, haya sido motivada por el propio líder y su empeño de hacer de las pasadas elecciones un plebiscito personal al creerse, como todos los sociópatas ególatras, que la mayoría del pueblo le adora, cuando sabe que no puede salir a la calle en ninguna ciudad de España sin que la gente le abuchee y que para aparentar su “empatía” con la sociedad, haya tenido que recurrir a mendaces videos, montados a su imagen y semejanza con gente de su cuerda o duramente adoctrinados a base de lavados de cerebro, mamandurrias, regalos o prebendas.

No es de extrañar el espectáculo ofrecido hoy por el rebaño de borregos que le ha acompañado y vitoreado con sus aplausos y calor colectivo e individual. Y digo esto, porque, aunque es muy posible que esos infelices solo busquen un lugar en las nuevas listas, ese mismo rebaño es el que ha facilitado con su voto particular como diputado o senador todas y cada una de las más que cuestionables y hasta alguna ilegales por inconstitucionales leyes, apaños, decisiones, decretos y tejemanejes llevados a cabo por el endiosado Sánchez durante los últimos tres años y medio.

Ellos son tan culpables como él; no se despisten señoras y señores, a pesar de que en España la mayor parte de las actuaciones políticas no son perseguibles por la Ley cuando se efectúan en sede parlamentaria o por obediencia debida, estos borregos no sufrirán pena alguna de prisión por sus fechorías y felonías; pero si tuvieran tan solo un poco de dignidad no hubieran aparecido en el lugar o por lo menos no aplaudido tan sonora y ostensiblemente.

Se han tragado el lamentable discurso de su líder de “pe a pa”, sin pestañear, sin darse cuenta de que una vez más y a punto de cumplirse los cinco años de su falsa moción de censura, el trilero Sánchez les engañaba por más de un solemne motivo como pueden ser: que la culpa de la derrota la tiene fundamentalmente la deriva de la política, acuerdos, pactos y apaños sanchistas y la mala praxis personal del arrogante, nada creíble o mendaz mentiroso y ególatra presidente; que los pactos con los etarras, tras negarlo hasta veinte veces en público no son gratuitos; que los acuerdos y vergonzosas bajadas de pantalón con los golpistas catalanes retorciendo el código penal a su entera conveniencia, no solo es de cobardes sino de vulgares felones; que la ruina a la que ha llevado a España con sus gastos superfluos y despilfarros, costará lustros poderla mínimamente enmendar; que los ataques a los miles de víctimas de terrorismo, la Iglesia y las instituciones que son pilares del Estado son patéticas, fuera de tono y más que vergonzantes; que la pérdida de prestigio nacional con él al mando, ha llegado a cotas insospechables y que sus bruscos y copernicanos cambios de opinión a la hora de tomarse en serio o jugar con la Ley, la justicia, la enseñanza, el sexo, la salud y la política internacional, no solo dan vergüenza sino que destrozan la moral y dejan una potente huella para siempre.

Una persona que acaba de legislar prohibir las jornadas de trabajo cuando la temperatura ambiente es muy alta, nos pone unas elecciones en España a finales de julio y máxime, cuando todos sabemos que la mayoría de los colegios electorales se basan en colegios, institutos de enseñanza y otro tipo de centros socio culturales donde el aire acondicionado brilla por su ausencia y es una de las principales razones por lo que permanecen encerrados en época estival y, que además, son fechas en las que la mitad de los españoles, con mucha o poca capacidad económica trata de disfrutar de unos días de asueto tras un largo y tedioso año en el que ha visto subir sin parar cada uno de los precios de carestía de vida mientras su presidente se dedicaba a viajar a cuerpo de rey a gastar a manos llenas en dadivas y regalías y a mentirles como un bellaco sin dignidad, compasión ni mesura.

Al pensar en las penurias que pasaran en tales condiciones, las personas mayores, los aquejados de alguna enfermedad o los incapacitados que precisan de ayuda para sus desplazamientos, nos muestra la perversa intencionalidad de la elección de tal fecha, buscando fundamentalmente la abstención de la mayor parte de ellas y desistan de sus intenciones de echarle de la Moncloa; porque al intentar hacerlo, pueden poner en peligro su integridad, la misma vida o les obligue al complejo método del voto por correo; método, al que la mayor parte de aquellos nunca han recurrido y lo desconocen por completo. 

En otro orden de cosas, en una cadena de radio de máxima audiencia, ha saltado a la palestra una relevante noticia que extrañamente no ha recibido el adecuado seguimiento, análisis, critica y estudio que se merece por el resto de medios. Según parece, el susodicho individuo, a pesar de prestar su total menosprecio a aquello que, hasta hace cuatro días era súper importante para él y para España —como es la presidencia rotatoria de la UE— puede que antes de final de año sea llamado a ocupar la Secretaría General de la OTAN. Hecho del que él debe estar al tanto y con todo tipo de detalles y posibilidades.

Y yo me pregunto, si eso es verdad y sucede por desconocimiento real del personaje, fétidos e interesados enchufes o porque la calidad de los mandatarios y de los opositores a cargos de relevancia en la arena internacional están en cotas bajo cero ¿para qué ha montado este belén, fastidiando a todos si él, aunque saliera elegido de nuevo, se iba a ir a Bruselas en pocos meses? Creo que no es un tema menor y que los votantes lo deberían tener en consideración a la hora de darle algo de credibilidad a lo que habitual y falsamente dice, promete o pregona.

Sería de risa la segunda edición del paso de un español por dicho cargo; el primero, el señor Javier Solana, también socialista de pro, quien años antes encabezaba las manifestaciones bajo el lema de “OTAN NO, BASES FUERA” y ahora, sería el turno de la persona que reiterada y conscientemente, ha venido engañando a la OTAN con alcanzar lo acordado hace años en Gales sobre los gastos de defensa —en relación con el PIB de cada país— y que ha racaneado más que nadie los apoyos políticos y materiales a Ucrania, que a posteriori, ha tenido que sumarse, aunque con quincalla, a iniciativas de nuestros aliados, lo que le ha valido ser menospreciado por Zelenski en su última y reciente ronda entre mandatarios occidentales.

Mal negocio hará la OTAN si finalmente hace realidad este sueño o rumor creciente, porque se va a llevar una “perla” de mucho cuidado; alguien que, en función de sus antecedentes, malamente defenderá los intereses de la Alianza cuando él mismo, en solo cinco años, internamente ha destruido al PSOE, dividido en dos partes enfrentadas a un país democrático, dejado indefensa España frente a golpes levantiscos e independentistas y externamente no lo pudo hacer peor al bajarse los pantalones de forma patente y reiterada ante nuestro mayor enemigo natural, Marruecos y al mismo tiempo, ha creado otro donde no lo había, Argelia.

Un hombre que habla y presume de juego limpio y que acusa a sus contrincantes de embarrar la arena electoral, pero, no obstante, —con todo desparpajo y sin ningún recato— desde el minuto uno de esta nueva campaña electoral, de forma despótica y dictatorial, insulta gravemente a quien no le vota, se lanza a mentir y escupir procaz y sesgadamente sobre sus adversarios políticos o a ondear a toda vela, “trapos sucios” de estos, a pesar de que, como mínimo, acaecieran en circunstancias extrañas, momentos de mucha presión política y mediática —fomentada por ellos mismos— y haber ocurrido en tiempos más que pretéritos, pero él los presenta como hechos habituales, de clara y máxima culpabilidad y de toda actualidad.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

ROBOCOP EN LA PERFECTA IDIOTEZ DE ZURDOS Y PROGRES

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha*

Como salidos del Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano, un carnaval de progres y zurdos arremetió con argumentos redundantemente idiotas contra el policía que, en ejercicio del derecho a la legítima defensa, abatió a uno de los delincuentes que quiso robarlo a él y su novia noches atrás en Moreno. 
 
El hecho tuvo la relevancia periodística que muchas otras muertes violentas, de habitantes honrados y policías, no generan. Títulos que aludían al «motochorro asesinado» se leyeron en diarios de todo el país, y cantidad de opinólogos debatieron en programas de radio y televisión -con o sin conocimientos técnicos- los alcances de la legítima defensa. 
 
Era fascinante leer y escuchar el cinismo entusiasta con que zurdos y progres argumentaban, en definitiva, que los policías no son seres humanos. 
 
Y aquí otra vez lidiamos con el pasado no resuelto, donde desde la falsificación de la historia y prevaricato judicial mediante se impuso que los terroristas castristas fueron víctimas de los malvados militares, por lo que en nombre de los derechos humanos de aquellos «idealistas» se siguen negando hoy día los derechos humanos de los enjuiciados por la revancha terrorista. Y como a los militares que combatieron al terrorismo se les niega su humanidad, por carácter transitivo de pura ideología se niega también la humanidad a los policías en actividad. 
 
La cuestión no es menor, porque los partidos políticos progres y de izquierda, sus orgas de DD.HH. y buena parte del poder judicial demuestran a diario creer que los policías no son humanos y carecen entonces de elementales derechos como el de la legítima defensa. Sin contrarrestar esa predica de odio a los uniformados no habrá mejoras en la Seguridad Interior.
 
Mientras tanto a todo ese zurdaje / progresía, en teoría con tanta preocupación por los derechos humanos, les vendría bien atender lo declarado por la novia del delincuente abatido. Conforme ella explicó, el «motochorro» sufría de adicciones y la familia no lograba convencerlo para que se sometiera a un tratamiento. 
 
Entonces que la izquierda y los progres no le echen la culpa al policía, que se hagan cargo de haber impulsado la Ley 26,657 de Salud Mental, con marcado sesgo ideológico en la finalidad de «normalizar la locura», que impide intervenir a las familias de los adictos en resguardo de ellos. Esa ley ha matado mucha gente y seguirá matando mientras siga vigente
 
Esa ley merece incorporarse al Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano, es un despropósito mucho más dañino aunque menos evidente que la estúpida ley de alquileres del inservible Lipovetzky. Y el paralelo entre ambas leyes debe hacerse para entender que ese tipo de legislación no son errores aislados, son esfuerzos complementarios para hacer de la República Argentina un desquicio decadente. 
 
La izquierda toda milita el absurdo, y para cada absurdo que milita la izquierda hay un montón de progres con micrófono, cámara o página dispuestos a repetir el absurdo como si fuera una verdad revelada. La izquierda es el oráculo de los progres. No sea cosa que los puedan acusar de fachos…
 
Vamos por la vía del absurdo, y expongamos un argumento idiota:
 
El policía recibe entrenamiento, privilegio que el pobre delincuente no tiene, así que para que haya proporcionalidad ningún policía debe abrir fuego hasta que 2 delincuentes le disparen a la vez.
 
Estaremos de acuerdo en que es una total idiotez, sin embargo el CELS y la CORREPI son capaces de militar eso…
 
De hecho la «activista antirrepresiva»  María del Carmen Verdú dio su interpretación del hecho en estos términos:  
 
«El policía disparó por la espalda a alguien que se alejaba. Acá y en la China, eso se llama HOMICIDIO. Y de cobardes, a traición«.
 
De movida cabe responder que el policía asaltado no disparó contra «alguien que se alejaba», sino contra un delincuente que consumaba el robo de su moto a mano armada. 
 
En el contexto del hecho, con riesgo para su novia, de noche y ante dos delincuentes, no debería siquiera discutirse que el policía actuó bien.  
 
Sin embargo, los defensores de la delincuencia hasta se atreven a decir que el policía obró con cobardía y a traición, cuando lo único que hizo fue obrar racionalmente en defensa de su novia, de sí mismo y de su propiedad. Porque no tiene sentido pedirle a un policía que de la voz de alto cuando ello puede significar riesgos para terceros.
 
Luego están los que dicen que hay que dejarse robar porque un bien cualquiera, en este caso una moto, no vale una vida. Claro que eso es fácil decirlo cuando refiere a la propiedad de otro, y además es una observación espejo, de ver el asunto completamente al revés. No es el propietario de ningún bien quien cree que su propiedad vale una vida, es el delincuente que intenta arrebatar esa propiedad quien cree que su vida vale menos que ese bien. 
 
Es preciso amparar la legítima defensa y el cumplimiento del deber estableciendo desde la doctrina, la legislación y la jurisprudencia que quien inicia una acción delictiva es responsable por todas las consecuencias derivadas de su acto, incluyendo su propia muerte.
 
Si eso no se entiende será muy difícil -imposible diría- mejorar la Seguridad Interior. 
 
Es una constante que quienes pretenden que la sociedad sienta culpa por haber aniquilado terroristas castristas pretenden también que la sociedad sienta culpa por defenderse de la delincuencia. Ya sabés: no seas facho, dejalos arriar tu Bandera y llevarse tu billetera…
 
Los periodistas que militan izquierda, como Rolando Barbano, siguen queriendo explicar la realidad con anteojos de 1983. Desconocen, además de la historia, que hoy, por ejemplo, las Fuerzas Armadas son las instituciones con el menor nivel de desconfianza social, de acuerdo a un estudio elaborado por CIGP.
 
Y algunos siempre vuelven a su redil, como Jorge Lanata, que fundó Página/12 con dineros mal habidos del ERP para acción psicológica a los fines perseguidos por Gorriarán Merlo en el MTP.
 
Según Lanata, si te asaltan y andás calzado solamente podés disparar al delincuente si lo retás a duelo como en el viejo oeste según Hollywood…
 
Es esa una idea hipócrita de quien deliberadamente elige desconocer la realidad. Se pretende que quien se ve sorprendido por un delincuente tenga la habilidad de ser perito instantáneo y discernir en pocos segundos si quien lo agrede tiene un arma en condiciones de disparar, si está drogado, si tiene afecciones psiquiátricas y además -pero al mismo tiempo- realizar un profundo estudio ambiental para comprender las necesidades (esas que crean derechos) de la pobre víctima de la sociedad que por tanta opresión capitalista intenta despojarte de tu propiedad o tu vida. O sea, un ciudadano común, para poder defenderse, debe ser perito en balística, toxicología, psiquiatría, psicología, sociología y trabajo social, y si ese ciudadano es policía debe sumarle ser ni más ni menos que Robocop.
 

Pero para que un policía pueda emular la cuasi perfección de Robocop, se requiere un contexto y entrenamiento de primer mundo. Argentina claramente -por ahora y siendo muy optimista- es un país tercermundista, por lo que el grueso de sus efectivos policiales no tiene, por ejemplo entre otras muchas falencias, las horas de entrenamiento en tiro dinámico que acreditan policías de otros países. 
 
En la película «El pistolero invencible», el personaje interpretado por Glenn Ford, a quien nadie creía «pistolero» dice lo siguiente sobre los requisitos para ser un experto en armas: 
 
«¿Hay alguien aquí que sepa como se debe usar un revólver? Mira como lo llevas Harvey, demasiado alto, no debe usarse así, se lleva abajo, atado a la pierna, para que al extender tu mano caiga justo sobre él. ¿Entiendes? Al desenfundar con rapidez la funda no te estorba. En la forma en que tu lo tienes jamás podrás sacarlo rápidamente de la funda. Y tú Carl, siempre con esas suertes que haces con él, llegarás a hacer buenos trucos con el revólver, divertidos. Pero eso no significa que sepas disparar. Mc Govern, tú también debes saber algo, no se dispara a la garganta de un hombre sino al pecho o al estómago, a la parte más amplia del cuerpo. Hablo de… tú eres bueno tirando herraduras, es lo que crees, ¿no Allyn? ¿Cuántas horas practicas al día? Dímelo, ¿cuántas horas? ¿Tal vez una? Una, Harvey. ¿Sabes cuántas horas al día hay que practicar para saber disparar? Te lo diré Harvey: seis horas al día. Sin omitir ninguno, por años
 
Un pistolero, un especialista, seis horas al día, por años… 
 
Por supuesto es Hollywood, con sus fantasías y exageraciones, pero: ¿Cuántas horas de entrenamiento en tiro práctico tienen al mes nuestros policías? ¿Cree usted que llegan a seis? Le aseguro que no.
 
No veo a ninguno de la legión de indignados porque un policía mató a un delincuente en plena flagrancia del delito, que es la misma legión de indiferentes por los disparos y víctimas de la delincuencia, reclamar municiones y prácticas de tiro para los policías. ¿Por qué será? Tal vez sea un olvido, como el de olvidarse que un policía, a más del cumplimiento del deber, puede obrar en defensa propia como cualquier ciudadano.
 
Sólo un sistema judicial pervertido por zaffaronismo podría reprochar la conducta del policía, quien sorprendió en la noche obró en resguardo de su novia, de su propiedad y de terceros al abatir a un delincuente en plena flagrancia.
 
Defendemos al policía o nos entregamos a los delincuentes.
 
Vaya este artículo en memoria del francotirador condecorado del GEOF Sargento Darío «Onírico» Ávalos, caído en cumplimiento del deber. 
 
 
* Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía. 
 
Artículo publicado originalmente el 28/05/2023 en La Pluma de Derecha, https://plumaderecha.blogspot.com/2023/05/robocop-en-la-perfecta-idiotez-de.html