EL TERRORISTA REVOLUCIONARIO: ¿HÉROE, CRIMINAL O ENEMIGO?

Heriberto Justo Auel*

“El enemigo no es simplemente cualquier competidor o simplemente cualquier socio de un conflicto en general. Tampoco es el adversario privado a quien uno odia. Un enemigo existe sólo cuando, al menos potencialmente, una colectividad de personas en lucha se enfrenta a una colectividad similar. El enemigo es únicamente el enemigo público, porque todo lo que tiene relación con tal colectividad de hombres, particularmente con toda una nación, se vuelve público en virtud de tal relación”.

Carl Schmitt. 1888/1985

 

La creación de la “grieta madre”.

Mucho se ha dicho acerca del “relato” (1) o “narrativa” (2) o “falacia” (3) creadora de nuestra “grieta social / grieta madre” (4), en las últimas cuatro décadas. Los tres primeros conceptos se han difundido a través de la información pública y la educación —con alta eficacia— conducidos por psicólogos sociales, que les dieron origen. Nosotros nos inclinamos por llamar “falacia” —a este avieso accionar de la política menuda— pues se trata de una manipulación cerebral de la sociedad que busca su engaño, intencionadamente.

Con referencia a la “grieta social / grieta madre”, colegimos que es consecuencia directa de dichas “falacias” que, al sorprender al “hombre de a pie” logra un efecto importante, inicialmente. La realidad situacional —progresivamente, en el tiempo— destruyó al engaño y ello exigió la creación de nuevas  “falacias” de reemplazo y así surgieron otras “grietas sectoriales o subsidiarias”.

La ciudadanía reaccionó —lentamente— ante este largo proceso hipócrita y perdió credibilidad la usina de mentiras intencionadas. Pero, siempre hubo y hay un porcentaje de quienes explotan la falsa situación creada: “el espejismo”. Quienes viven de él y dicen creerlo. Además, existen otros extraviados —“los incondicionales/fundamentalistas”— que ingenuamente sacralizan el engaño. Son los aplaudidores de “paladar negro”.

Al “trastocarse” la derrota táctica del terrorismo revolucionario, en victoria política – estratégica —en 1983/84— (5) a través del Decreto 158/83 del gobierno alfonsinista e iniciarse una correlativa acción de pinzas —a través de un proceso psicopolítico de comunicación social desde el Estado— dirigida por el CELS (6), los argentinos quedaron divididos por una “grieta madre” —sigilosa y encubierta— bajo diversas etiquetas que aún imperan, tales como “populistas” y “democráticos”, “peronistas” y “antiperonistas”, “kirchneristas” y “antikirchneristas”, “progresistas” y “conservadores” o —para unos pocos— la etiqueta más precisa: “castro-chavistas” y “macristas”.

Como lo señaláramos en el párrafo anterior, “este proceso psicopolítico” lleva más de cuatro décadas de duración con un significativo desgaste de “credibilidad  y confianza” del “proceso” mismo y de sus principales figuras, que han perdido —vertiginosamente en los últimos dos años— el apoyo de la opinión pública.

Las proporciones porcentuales del electorado a ambos lados de la grieta ha trasegado en los últimos meses debido a las torpezas de Tartufo y a la acelerada caída de la economía. El castrochavismo —encubierto como kk— que en las elecciones legislativas —14/11/2021— obtuvo un magro apoyo de 30/70%, siete meses después continúa cayendo al 25/75%.

Tartufo no cumplió con el objeto para el que fue contratado —la absolución de Ella— y la apertura de los juicios orales y públicos han comenzado con la enjundiosa “Causa Vialidad”, coincidiendo con una agudización de la situación socioeconómica. Ello ha motivado el pase de Massa al Gabinete Nacional —para llegar al 2023—. Lo hace con el evidente apoyo de Washington. La situación estratégica iberoamericana —contraofensiva revolucionaria mediante (7)— no admite la temprana pérdida de la Argentina y así lo ve el Comando Sur de los EE. UU. —Pentágono— y el Embajador M. Stanley —Secretaría de Estado—.

En la semana en la que ocurrieron estos acontecimientos, recibimos —por vías alternativas— nuestra declaración “consolidada” —como “testigo de concepto” ante el TOF Nro. 1— en la “Causa Plan Cóndor” —hace unos diez años— y —simultáneamente— un trabajo desarrollado por un investigador del CONICET —el Dr. Gerardo Tripolone— titulado El camino de ida hacia el Soldado-Policía. Carl Schmitt, la defensa nacional y la seguridad interior”.

El joven investigador ingresa en él a un tema central y actual de la Polemología, pero lo hace —exclusivamente— desde la perspectiva del Derecho Internacional Público. La revisión de ambas publicaciones —y Nancy Pelosi jugando a la ruleta rusa en Taiwán— nos llevaron a las presentes reflexiones, que volcamos bajo el título del presente ensayo.

Concluye el Dr. Tripolone que: “Aunque el jurista alemán bregó contra la confusión guerra y acción policial, no es posible hallar en su obra alternativas para detener el proceso de indistinción”. La confusión —que aún existe entre nosotros— se encuentra —en nuestra perversa legislación— en la indistinción entre “agresión estratégica” y “delito común”. Nuestros legisladores/estrategas se evadieron -creativamente- por la Geografía.

Hasta 1947 la primera era responsabilidad de la Defensa y el segundo de la Seguridad Pública. Hoy se han incardinado y las guerras asimétricas internas son “híbridas”. Los chinos les llaman “irrestrictas”. Exigen transformaciones legales y orgánicas de la Seguridad Nacional de los Estados para habilitarlos en la construcción de una “Gran Estrategia” y así disuadir o aplastar al complejo agresor. Nuestra propuesta -al respecto-  la enunciaremos en el punto 4.

Los espejismos (8) emergentes de las “falacias políticas”.

Las falacias humanas “constituyen ´mitos´ que adopta una cultura para asegurar su supervivencia. No son errores intelectuales, sino conductas funcionales que afirman ´creencias´ o ´necesidades de engaño´” (9). Por lo menos dos generaciones de argentinos fueron formadas en el ámbito falaz de una “memoria tuerta”, que reemplazó a los más elementales conocimientos históricos de nuestra Patria.

Lo comprobamos como profesores en las facultades de Ciencias Sociales de universidades nacionales y privadas. Las víctimas de los “espejismos emergentes” eran —y aún lo son— nuestros alumnos, carentes de los conocimientos más elementales relacionados con su formación como ciudadanos argentinos Fueron intoxicados por  ideologías que fracasan día tras día y que provocan actualmente una reacción juvenil positiva, en busca de la verdad.  

Pero hubo y aún hay otras consecuencias —mucho más graves por su trascendencia política— que nos llevó a la actual vergonzosa “grieta” y a la situación decadente que nos envuelve. Los derrotados en el terreno de la acción —a partir del 10/12/1983— se victimizaron. La falacia fue cuidadosamente administrada para que la sociedad asumiera que el “terrorismo de Estado” —en manos de “represores y genocidas uniformados”— había “desaparecido a una juventud idealista”, avasallando sus “derechos humanos” para imponer una “sangrienta dictadura”.

Crearon así la “grieta madre” y con ello “otro país”, “otra Patria”, otros “héroes”, con un “espejismo falaz” que aún divide a los argentinos.

Andrea Palomas Alarcón -una incansable luchadora contrarrevolucionaria- en “Somos dos Patrias Enfrentadas” (10) dice —con absoluta verdad—:

Decididamente no soy compatriota de Hebe de Bonafini, ni de Estela de Carlotto. Es algo que he descubierto, que pertenecemos a distintos países. No sólo pensamos distinto, somos de países extranjeros. Tampoco soy compatriota de Garré ni de Verbitsky. No canto el mismo himno que Lubertino, ni mi bandera es el trapo colorado que pusieron en el mástil de la ESMA, cuando las tropas de ocupación de los Kirchner convirtieron esa casa de estudios en una quermese de la media memoria. Toda esta gente no pertenece a mi Patria. Los padres de mi Patria no son Rodolfo Walsh ni Mario Santucho. Mis próceres no son el Che Guevara ni Azucena Villaflor. No me importa cuántas calles, estaciones de trenes o plazas llamen con sus nombres. El padre de mi Patria es José de San Martín, al que le quitaron la guardia de honor de Granaderos que custodiaba la casa donde nació”.

Ya no queda tela para retener a la infame “falacia política” y a su consecuente grieta, que es cada vez más profunda. En estos días hemos sido espectadores de la apertura del TOCF Nro 2 por la causa “Vialidad”. Allí observamos de un lado de la grieta al rostro limpio y a la voz franca de los Fiscales que representan a la Argentina genuina y decente y del otro, la mueca torva, dibujada por la sonrisa de Ella —que intenta ocultar el oscuro rostro del “enemigo” y de un profundo resentimiento atribulado—.

La impunidad de décadas está en tiempo de descuento.

Simultáneamente —con este histórico hecho judicial— Fernando Vaca Narvaja —el consuegro de Ella, antiguo y linajudo terrorista cordobés— hizo una demostración extemporánea de lo que es un “enemigo”, un irrecuperable enemigo” de los argentinos: un “fundamentalista terrorista revolucionario”.

Además de regocijarse de sus capacidades criminales frente a la estulticia jocunda de un joven “periodista” —formado con el catecismo de la política de los derechos humanos— demostró lo que hemos repetido en casi todos los TTOOFF en los que están siendo juzgados quienes nos defendieron de la agresión terrorista revolucionaria: “la actitud hostil del agresor revolucionario no ha cesadoy por ello retenemos “el estado de guerra civil-contrarrevolucionario”, sostenido por la perversa política de derechos humanos de una pseudodemocracia.

Vaca Narvaja, uno de los principales responsables de la violenta agresión revolucionaria —que ensangrentó al país desde 1959 hasta 1989— se auto percibe “héroe” cuando se compara con su consuegra, sentada hoy en el banquillo de los reos por corrupción: delito de lesa Patria. El terrorista amnistiado, está en libertad, mientras los soldados de la República —que lo vencieron en combate— mueren en cautiverio como “represores”.

Un sinnúmero de inútiles funcionarios políticos deben sus cargos al hecho de que son familiares de estos “héroes” subvencionados generosamente por el Estado, el mismo Estado que ordenó en 1974 su “aniquilamiento” sin dictar las bases ético/jurídicas que les hubieren permitido a las tropas contar con reguladas “reglas de empeñamiento”.

 ¿Quis Judicabit —Quién Juzga— a quién?

Finalizadas las operaciones militares y derrotados los agresores revolucionarios, es el mismo Estado —desde 1983 en manos del “entrismo ideológico”— quien “trastoca” la victoria argentina y judicializa a la guerra —que niega que haya existido y le llama “genocidio”—, saca a los inculpados de delitos de lesa humanidad —categoría que redefine— de sus jueces naturales y los juzga con jueces legos, leyes “ex post facto” —el Código Penal Ordinario— que considera a la muerte en combate como un crimen y no como una “obligación del soldado” en la guerra. Y todo ello ocurre en el “Estado de Derecho” desde 1983 —con breves intervalos de cordura—, hasta el día de hoy.

Los derrotados en combate juzgan a sus vencedores. Luego de ocupar al Gobierno del Estado trastocaron la derrota en victoria y emplearon a la Justicia Penal Federal para extrañar a las FF.AA., llevando al país a la situación de “Estado Fallido” por carencia de su “núcleo duro”. La sibilina operación fue creada por el enemigo inglés, en colusión con el castro comunismo, actuando como pivote el “perro” Verbitstky.

Tras quince años de duración de esta guerra contrarevolucionaria y victoriosa, en la Argentina no hay veteranos de sus campañas. ¿No es esto extraño? En las calles, plazas públicas o estaciones de subterráneos no hay un solo nombre de los numerosos héroes que defendieron a la Argentina en esa guerra. ¿No es esto extraño? Pues, SÍ lo es.

Es un fenómeno sociológico digno de un profundo estudio multidisciplinario. Funcionó mientras se mantuvieron vivas las sucesivas falacias y sus correspondientes espejismos, hasta que un día ya no se sostuvieron. La abrumadora realidad desnudó al simulacro.

Colapsó el gobierno contratado e implosionó a la pseudo-revolución por corrupción e incapacidad de sus dirigentes. No hubo golpe ni zancadillas. El relevo de Batakis fue en realidad un cambio de gobierno —sostenido desde el Norte— que contuvo una estampida social y que nos otorga un año —o menos— para sincerar las “coaliciones electorales” y construir “coaliciones de gobierno”.

Ello exigirá grandeza y coraje en los lideres —virtudes escasas en los últimos tiempos—.

Una elemental lectura política de las medidas anunciadas por el nuevo Primer Ministro nos indica que “Ella” sigue al mando. “Ventajita” tiene un probado doctorado en “gatopardismo” —por y para lo cual fue cuidadosamente elegido— pero “Ella” no le dará el más mínimo lugar a sus conocidas aspiraciones: viene de la UCD. Esta es una duda que persiste, que  recorre el espinel y que podría acortar a los tiempos electorales.

El conflicto con “el campo” sigue estando omnipresente en el manejo de la crisis mayor y en la presente semana la “Mesa de Enlace” tendrá su primer encuentro con el flamante Primer Ministro. Sería de importancia central que la “pampa gringa”, la “Región Centro” —conformada por Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos- trabajen —a nivel de sus gobiernos— de consuno con la “Mesa de Enlace”.

Se conformaría así una masa crítica importante para el decidido ingreso —¿por vía Pichetto-Bullrich?— a una coalición que deberá sincerarse, alijando a sus quintacolumnistas, muy próximos a “Ventajita”, al Foro de San Pablo y al Grupo de Puebla. Son los “progres pacifistas moderados”, partidarios del “partido único”, peligrosos infiltrados gramscianos —palomitas— que impiden los imprescindibles cambios estructurales que exige nuestra crítica situación terminal.

Las “quintas columnas” impiden la PACIFICACIÓN NACIONAL y sin Paz Social, no habrá  gobernabilidad ni desarrollo. Ya lo han comprobado —recientemente— quienes no tuvieron consensos internos para los cambios que prometieron. La “Paz y Administración” funcionaron, con otros hombres y en otros tiempos. Hoy estamos en “doble estado de guerra”, sin indicios de resolución.

Los partidos tradicionales, licuados por el “entrismo revolucionario de izquierda” tienen abierta la oportunidad que la misma crisis les otorga para recuperar sus identidades doctrinarias, sus liderazgos generacionales y para aligerar a la rémora.

Las oportunidades no se ven, se perciben. He allí el problema de los “confundidos”.

 El terrorista revolucionario: ¿héroe, criminal o enemigo?

Confundir a un “terrorista” con un “héroe”, en el momento actual, sería incurrir en una grave anormalidad. Pero, en el ápice o cenit de la falacia política —en los ´80— la confusión era normal para cierto sector social: eran los herederos y simpatizantes de los terroristas que se organizaron en ONG, “abuelas”, “madres” e “hijos” ¿de héroes?.

No olvidemos a aquel funcionario que, detenido por una falta de tránsito, reprendió a la agente municipal diciéndole: “¿cómo se atreve a señalarme una falta? ¡¡No sabe que soy hijo de desaparecido!! Este joven se auto percibía “hijo de un héroe” y tenía derechos que el Estado le reconocía a través del espejismo en que se vivía, construido desde el propio Estado.

Quien dijera “madre de terrorista” ofendía a las Sras. de pañuelo blanco —aunque fueren reconocidamente corruptas—. Recibían la mayor consideración en toda ceremonia oficial. El tiempo ha quitado los velos y la realidad emergió. Hoy un terrorista es un criminal/enemigo. El Estado —agredido por el terrorismo— tardó demasiado tiempo en definirlo y aún no legisló en consecuencia. La actual legislación de Seguridad Nacional fue impuesta por los simpatizantes de los revolucionaros terroristas.

En los ´70 se habían movilizado las Fuerzas del Estado y se las había enviado al aniquilamiento de un agresor “interno” que aceptaba un mando estratégico externo y el cambio de bandera. ¿Sería considerado “delincuente” o “prisionero” cuando se lo capturara? Esta era una responsabilidad política que no se resolvió en 1974, en la inaudita apertura de la guerra. Aún estamos pagando sus consecuencias (12).

La guerra civil contrarrevolucionaria fue la inspiradora de las futuras guerras híbridas. No la conocíamos y carecíamos de una adecuada respuesta. Los iberoamericanos fuimos el laboratorio posnuclear de las nuevas guerras y nuestras graves carencias polemológicas —explotadas por nuestros enemigos— han detenido en el tiempo a la Argentina.

Los resentimientos y odios sociales —propios de las guerras civiles— trajeron las venganzas de los vencidos y nuestras antiguas crisis políticas la oportunidad de trastocarlas —en el nivel político/estratégico— explotando indiscutibles carencias culturales. Tenemos un gran país y una dirigencia mediocre. Nuestro desafío actual es lograr la PAZ.

Si los iberoamericanos tuvimos y tenemos frente a nosotros a un enemigo revolucionario/internacionalizado —terrorista / criminal / mafioso— la respuesta debe ser estratégica e internacional.

La cooperación regional ha demostrado ser insuficiente. La cíclica asociación, ineficaz. Debemos lograr una alianza duradera de naturaleza política y estratégica a través de un “Acuerdo de Seguridad Colectiva y Defensa Común” con Brasil. A partir del año 2023 las Cancillerías de ambos países, a través de sus respectivos Congresos Nacionales deberían sancionar la “Organización del Tratado del Atlántico Sur” —OTAS— y con él contar con una Gran Estrategia para las naciones iberoamericanas que se adhieran al Tratado.

Daríamos fin a más de medio siglo de una agresión revolucionaria castro-comunista y narcoterrorista irresuelta, que desangra a nuestros pueblos.

La PAX IBEROAMERICANA abriría el camino de la concordia social y del progreso regional.

El enemigo no es simplemente cualquier competidor o simplemente cualquier socio de un conflicto en general. Tampoco es el adversario privado a quien uno odia. Un enemigo existe sólo cuando, al menos potencialmente, una colectividad de personas en lucha se enfrenta a una colectividad similar. El enemigo es únicamente el enemigo público, porque todo lo que tiene relación con tal colectividad de hombres, particularmente con toda una nación, se vuelve público en virtud de tal relación”.

 

Citas y aclaraciones

(1). Relato: El término proviene del vocablo latino relātus, con el cual también se ha designado a los cuentos, haciendo énfasis en una extensión mucho más corta que le ha permitido destacarse como uno de los subgéneros narrativos literario más importantes.

(2). Narrativa: Desde los primeros mitos fundacionales y mitologías hasta las producciones literarias, cinematográficas e historietísticas recientes, la narrativa ha acompañado a la humanidad y ha servido de escenario para representar y conservar su pensamiento, sus valores y sus modos de ver el universo.

(3). Falacia: En lógica una falacia —del latín fallacia ‘engaño’ es un argumento que parece válido, pero no lo es. Algunas falacias se cometen intencionadamente para persuadir o manipular a los demás, mientras que otras se cometen sin intención, debido a descuidos o ignorancia. En ocasiones las falacias pueden ser muy sutiles y persuasivas, por lo que se debe poner mucha atención para detectarlas. 

(4). Grieta: en Argentina es una expresión usual, para denominar una división binaria y maniquea de la sociedad entre kirchnerista y antikirchneristas —surgida en la primera década del siglo XXI— causada por el enfrentamiento político y cultural de revolucionarios/contrarrevolucionarios y caracterizada por una alta dosis de irracionalidad, odio, prejuicio, intolerancia y fanatismo. Para quienes se comportan validando «la grieta» el bando propio es el único que tiene legitimidad, mientras que el otro bando debe ser descalificado de manera completa. Si bien esta concepción de la política ya ha permeado la sociedad argentina casi por completo, su difusión se explica en gran parte por el uso reiterativo que se le dio en los medios de comunicación masiva.

(5). IEEBA / Verdad y Equidad para ser Nación. “Guerra contrarrevolucionaria en la Argentina. Estrategia del terrorismo revolucionario para la toma del poder”. Julio de 2021. www.ieeba.org

(6). CELS: El Centro de Estudios Legales y Sociales es un organismo de conducción de la política de derechos humanos, creado en 1979, promueve la creación de las falacias creadoras de la grieta social principal de los argentinos, entre quienes apoyan consciente o inconscientemente al terrorismo revolucionario y al resto de los ciudadanos que defienden a la República y a su cultura. Se encuentra bajo control del triple agente de inteligencia Horacio Verbitsky (a) “el perro”, terrorista que fuera 2do jefe de la inteligencia de montoneros.

(7). H. J. Auel. China, Rusia y la Contraofensiva revolucionaria en Iberoamérica”. Mar 22. www.ieeba.org

(8). Espejismo: es ver algo donde no lo hay, es una ilusión óptica que se observa en días muy calurosos y en lugares como los desiertos.

 (9). P. Belohlavek. “El origen de las Falacias Humanas”. 2005. 1ra. Ed. – Blue Eagle.

(10). A. Palomas Alarcón. “Somos dos Patrias Enfrentadas”. Ago 22. www.alfinal.com

(11). Gatopardismo: es la filosofía de quienes piensan que es preciso que algo cambie para que todo siga igual.

(12). J. Corrado. “Cuál contraofensiva…la del 2023? 06 Ago 22.  www.ieeba.org

 

* Oficial de Estado Mayor del Ejército Argentino y del Ejército Uruguayo. Ha cursado las licenciaturas de Ciencias Políticas, de Administración, la licenciatura y el doctorado en Relaciones Internacionales. Se ha desempeñado como Observador Militar de la ONU en la Línea del Cese de Fuego del Canal de Suez. Comandó tropas de llanura, montaña, aerotransportadas y mecanizadas.

 

EL DESORDEN INTERNACIONAL CONFRONTATIVO

Alberto Hutschenreuter*

El actual estado de las relaciones internacionales es sumamente inquietante, pues no sólo no existe una configuración que proporcione una relativa estabilidad, sino que el grado de discordia entre los centros preeminentes nos deja ante escenarios que no excluyen un deterior mayor, frente al que prácticamente nada podrá hacer el multilateralismo, que atraviesa su más profunda irrelevancia desde la década de los noventa, o si se quiere, para no irnos tan lejos, abril de 2009, cuando, tras la crisis financiera de 2008, los líderes de los poderes económicos preeminentes adoptaron en la cumbre del G-20 en Londres medidas para evitar una depresión mayor (según el ex diplomático indio Shivshankar Menon, fue “la última respuesta coherente del sistema internacional a un desafío transnacional”).

Hoy existe un estado de “no guerra” entre Occidente y Rusia, es decir, hay una confrontación abierta entre Rusia y Ucrania, pero también existe, en el nivel superior o estratégico de esa guerra, una confrontación indirecta entre Rusia y la OTAN. Y quizá estamos siendo cautelosos en decir indirecta, pues cuando se lee la reciente concepción estratégica de la Alianza aprobada en Madrid y la más reciente concepción naval rusa, ambas muestran a esos actores en situación de «gladiadores» a punto de enfrentarse (como concebía Thomas Hobbes a la predisposición natural de los estados entre sí).

Guerra, estados y discordia componen los principales elementos de la ecuación de las relaciones internacionales. Y es pertinente recordarlo, porque hasta antes de la pandemia predominaban, a pesar del ya enrarecido clima internacional que existía como consecuencia de la guerra interna e internacional en Siria desde 2011 y de los acontecimientos de Ucrania-Crimea en 2013-2014, enfoques que marcaban la disminución de la violencia humana e incluso la depreciación de la guerra entre centros preeminentes.

Algunos reputados informes son categóricos en relación con la impugnación de estos enfoques. Por un lado, el gasto militar: según datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), en 2021 el gasto militar mundial superó por primera vez los dos billones de dólares, alcanzando la impresionante suma de 2.113.000 millones de dólares, un 0,7 por ciento superior al de 2020 y un 12 por ciento superior al de hace una década.

Por otro lado, de acuerdo al Índice Global de la Paz 2022, un informe preparado anualmente publicado por el Instituto para la Economía y la Paz, el escenario internacional e intranacional es sombrío e inquietante debido a los múltiples conflictos abiertos: el mundo hoy es mucho más inestable y violento que hace tres lustros. El IPG utiliza 23 indicadores y tres ejes para medir el nivel de paz de los estados: el nivel de seguridad de la sociedad, el alcance de los conflictos nacionales e internacionales en curso y la militarización de los estados. De acuerdo con este estudio, en 2021 los mayores deterioros se produjeron en las relaciones entre países vecinos, la intensidad de los conflictos internos, la cantidad de población desplazada, la escala de terror político y la inestabilidad política

Asimismo, durante las últimas décadas se fue extendiendo la visión que «relativizaba» la anarquía como principal rasgo de las relaciones interestatales. Desde lugares que afirmaban el curso casi invariable del mundo hacia una gobernanza centrada en la galaxia de movimientos sociales y el despertar de una nueva conciencia global impulsada por temáticas que desbarataban la acción individual y afianzaban el esfuerzo mancomunado, la anarquía no sólo era algo perimido, sino que reflejaba un situación “patológica”  (y por tanto “eternizante” del sentido “trágico” que ello supone para la reflexión teórica y el desempeño de la política internacional) recalcar la ausencia de una autoridad central entre los estados.

Pues bien, los casos de Ucrania y Taiwán-China (más los muchos otros que han tenido lugar durante 2020 y 2021, los “años pandémicos”) nos dicen que la anarquía, la guerra (su más riesgosa consecuencia y la rivalidad se mantienen vigentes, y que, además, no se aprecian razones para sostener que la situación, más allá de la relevancia que suponen temáticas como el medio ambiente o las tecnologías avanzadas, vaya a sufrir un cambio de escala. A ello debemos agregar que la pandemia, que no implicó ninguna amenaza de una nación a otra, no impulsó, más allá de las declamaciones, ningún nuevo sistema de valores de cooperación o nueva gobernanza basados en «la humanidad primero».

Prevalece, por tanto, un desorden internacional, una situación que, aunque resulta desfavorable para la seguridad y la estabilidad entre los estados, no deja de ser una “regularidad” en las relaciones internacionales. Pero lo inquietante es el nivel de confrontación y rivalidad entre los actores. Hace mucho tiempo que no se daba tal situación, pues tras la “larga paz” que supuso el régimen de Guerra Fría (1945-1991), luego el “régimen de la globalización” (1992-1998) y más tarde la hegemonía estadounidense (2001-2008), las relaciones internacionales, particularmente tras los sucesos de Ucrania-Crimea (2013-2014), fueron cayendo en un estado cada vez más hostil, sin que ninguno de sus poderes preeminentes se esforzara por plantear esquemas o técnicas que proporcionaran nuevos bienes públicos para el funcionamiento menos inseguro de dichas relaciones.

El punto es que la hostilidad y discordia no suponen ningún equilibrio o moderación incluso en el desorden. Aquí, volvemos al citado Shivshankar Menon, quien acaba de advertir que todos los actores preeminentes, incluso aquellos ubicados en las capas medias y también aquellos institucionalistas (como Alemania), exhiben lo que podría denominarse un “comportamiento revisionista”; es decir, cada uno persigue sus propios fines en detrimento del “orden” internacional e intentan cambiar la situación. En sus propias palabras: “Muchos países no están contentos con el mundo tal como lo ven y buscan cambiarlo para su propio beneficio. Esta tendencia podría conducir a una geopolítica más mezquina y polémica y a unas perspectivas económicas mundiales más pobres. Hacer frente a un mundo de poderes revisionistas podría ser el desafío definitivo de los próximos años”.

Además, ya la falta de un orden supone la falta de lo que se denominan “amortiguadores de conflictos”, es decir, lógicas de influencia por parte de los poderes que pueden llegar a impedir que se disparen confrontaciones entre poderes menores; una situación de desorden confrontativo no solo implica esa falta estratégica, sino que podría disparar peligrosos conflictos inactivos o latentes que existen en varias partes del mundo, más allá de los que existen en las sensibles “placas geopolíticas”.

En breve, las relaciones internacionales se han ido deteriorando durante los últimos casi 10 años. La pandemia no creó ninguna forma de cooperación mayor entre los estados (por el contrario, fungió como un hecho que elevó desconfianzas). China ingresó con Xi en un ciclo de mayor autoafirmación nacional, al tiempo que fijó propósitos para ser un poder completo entre 2035 y 2050. Estados Unidos se muestra dispuesto a jugar un papel basado en una nueva primacía o patrón exterior ofensivo. Rusia fue a la guerra para evitar que Occidente, a través de la OTAN, consumara ante ella una victoria final o “paz cartaginesa”. La Unión Europea posiblemente haya caído en la cuenta de que ser una potencia institucional no es suficiente (Alemania ha modificado la línea clásica de su política de defensa orientada hacia el exterior). En la zona del Índico-Pacífico parece tomar forma una nueva dinámica de bloques geoestratégicos y geoeconómicos. Japón ha incrementado sensiblemente sus gastos militares, al tiempo que ha retomado los arrestos de reafirmación nacional impulsados en su momento por el recientemente asesinado Shinzó Abe.

Por si ello no fuera preocupante, los actores con armas nucleares no realizan esfuerzos relativos con avanzar hacia acuerdos que regulen ese segmento; por el contrario, casi no quedan ámbitos que extiendan (o, mejor dicho, restituyan) el equilibrio, al tiempo que prácticamente todos se hallan mejorando capacidades.

En este marco, será muy difícil que, salvo casos muy específicos, la lógica multilateral tenga oportunidades. Por tanto, si antes los dos poderes mayores, China y Estados Unidos, no llegan a una confrontación o querella mayor como consecuencia de un incidente o por una provocación estadounidense (potencia que se decida por una orientación exterior basada en “la tentación de la primacía”, como la denomina y promueve Robert Kagan), quizá el curso del mundo hacia un bipolarismo chino-estadounidense pueda dar forma a un esbozo de orden internacional, precario, pero orden al fin. Un “G-2” competitivo y confrontativo, sin duda, pero también con mínimos de cooperación. La experiencia dice que los sistemas bipolares tienden a ser más estables que los multipolares.

Una aceleración de la desglobalización económica y la deslocalización tecnológica-industrial también podría tentar, particularmente a Estados Unidos, a la provocación. Pero tampoco la interdependencia económica garantiza la inhibición del conflicto.

Por ello, ese eventual régimen con base en dos es una posibilidad solo como conjetura, nada más. Lo inquietante es que más allá de esta conjetura no se vislumbra otra cosa, al menos por ahora.

 

* Doctor en Relaciones Internacionales (USAL). Ha sido profesor en la UBA, en la Escuela Superior de Guerra Aérea y en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación. Miembro e investigador de la SAEEG. Su último libro, publicado por Almaluz en 2021, se titula “Ni guerra ni paz. Una ambigüedad inquietante”.

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TRIBUTO A QUIENES OFRENDARON SU VIDA A LA PATRIA*

Marcelo Javier de los Reyes**

Homenaje ante los Monumentos del Libertador General San Martín en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en Mar del Plata. Agradecemos a Victoria Villamayor y a José D`Angelo, autor de los libros «Mentirás tus muertos» y “La estafa con los desaparecidos. Mentiras y millones”, por su acompañamiento en este acto y su participación activa. Asimismo agradecemos a los VGM que coordinaron el homenaje en la ciudad de Mar del Plata y a todos los que nos acompañaron en ambas ciudades.

No cabe duda que para quienes decidimos voluntariamente reunirnos aquí en esta plaza, en esta noche de agosto, es un enorme sacrificio para hombres citadinos y acostumbrados a las comodidades del siglo XXI. Pero si estamos aquí y en este suelo al que llamamos República Argentina es gracias a los inconmensurables sacrificios que hicieron nuestros Padres Fundadores de la Patria.

Dos, son para mí, los que merecen el honor de ser llamados así. Uno, un intelectual, hijo de un comerciante genovés radicado en Buenos Aires, obligado por las circunstancias a asumir las misiones militares que se le impusieron en su época y que, a la llegada del otro a Buenos Aires, en 1812, ya había combatido para expulsar a los invasores británicos que ocuparon esta ciudad y en ese momento se encontraba luchando por la emancipación del país, obteniendo victorias en las batallas de Tucumán y de Salta. Como he sido Patricio —en realidad me sigo sintiendo Patricio— y este Padre de la Patria fue sargento mayor y luego jefe del Regimiento de Infantería I «Patricios», mi aprecio por él se multiplica.

El otro, un militar profesional nacido en Corrientes, de sangre española, que vino a coronar el proceso emancipador. Me refiero a Manuel Belgrano y a José de San Martín.

Ambos estuvieron en España, uno estudiando, obteniendo el primero el título de bachiller (1789) y luego de abogado (1792) y el otro, un militar de gran formación intelectual que luchó al servicio de la corona española en África, en Orán (1791) y en Melilla, con tan solo 13 años. ¡Y hoy nos hablan de los «chicos de la guerra»!

Participó también en las guerras del Rosellón (1793) contra la Francia revolucionaria y la guerra de las Naranjas (1801), que enfrentó a Portugal contra Francia y España, pero su mayor reconocimiento lo obtuvo en la Guerra de Independencia española (1808-1814), durante la invasión de las tropas francesas de Napoleón, y cuyo mayor protagonismo lo obtuvo en la batalla de Bailén, en 1808, la que lo llevó a ser ascendido a teniente coronel de Caballería.

La invasión de Napoleón a España también influyó en la vida de Belgrano, ya que este hecho llevó a la Revolución de Mayo.

Ambos, Belgrano y San Martín, son modelos de honestidad y de renunciamiento, ejemplos que lamentablemente no encontramos en nuestra actual dirigencia.

Ambos, descansan en predios que pertenecen a la Iglesia: Belgrano en la iglesia de Santo Domingo, a escasos metros de la que fue su casa, y San Martín en la Catedral Metropolitana.

Como los argentinos tenemos esa «propensión» por la muerte, conmemoramos las fechas de los fallecimientos de nuestros próceres en lugar del día en que sus madres dieron a luz. Y lo del «dar a luz» proviene del vocablo latino parĕre, cuyo significado es precisamente ese, pero también tiene otra gran importancia en la vida de esta República que, si por ellos hubiera sido, sería un «Reino». Ese otro significado, esa relevancia para nosotros está en que ellos dieron a luz nuestra Patria, iluminaron no solo el camino que debía tomar sino también que iluminaron con sus ideas y su ejemplo a quienes los rodearon y los siguieron.

¡Cuánta de esa luz necesita hoy nuestra Bendita Argentina!

Sí, la Argentina precisa una dirigencia que sea como nuestra Santa Madre: bendita y sin máculas.

Estamos aquí hoy rindiendo homenaje  al General José de San Martín, Libertador de Argentina, Chile y Perú, al que proclamó libre el 28 de julio de 1821.

Su monumento fue establecido en esta plaza que lleva su nombre pero en la que también, a pocos metros, se asienta el monumento que recuerda los sacrificios de 649 argentinos que, al igual que Belgrano, tuvieron que enfrentar al invasor británico.

Estamos aquí también rindiendo homenaje a nuestros caídos en el Conflicto del Atlántico Sur y a nuestros Veteranos de Guerra, quienes son los que verdaderamente mantienen encendida la Llama de la Argentinidad, en momentos en que enfrentamos una vergonzosa campaña de «desmalvinización» llevada a cabo por numerosos Traidores a la Patria, en la que el Jefe del Ejército Argentino, cumpliendo con las imposiciones de los políticos que siguen la “Agenda 2030” con sus cuestiones de género, expresa en un discurso “soldados y soldadas”.

¡HONOR Y GLORIA PARA NUESTROS VETERANOS DE LA GUERRA DE MALVINAS!

Como en la época de nuestros Padres Fundadores, la Patria se encuentra en un proceso de gran incertidumbre y de anarquía, en buena medida por las ambiciones desmedidas de «aprendices de caudillos», incapaces jamás de erigirse como «líderes», porque el liderazgo es la capacidad que tiene una persona de influir, motivar, organizar y llevar a cabo acciones para lograr fines y objetivos pero eso requiere que tenga valores, algo de lo que esta dirigencia carece.

Por el contrario, son los responsables de haber sumido al pueblo y a la Patria, rica en recursos naturales y en ciudadanos capaces y creativos, en una inmerecida pobreza.

Tenemos que torcer este rumbo. Cabe aquí recordar al general Manuel Savio —a quien le debemos la creación de la Escuela Superior Técnica, hoy Facultad de Ingeniería del Ejército, y fundador de la industria siderúrgica nacional—, con una frase que debería llevarnos a la reflexión:

Tengamos todos presente que los grandes hechos, así como la grandeza de los pueblos, no fueron nunca consecuencia de milagros; fueron siempre, obras de perseverancia, de moral, de seriedad, de estudio, de trabajo, también de sacrificio.

Las circunstancias a que nos han llevado nos han postrado como sociedad; el desasosiego nos invade y nos paraliza pero debemos romper con esta parálisis y recordar al gran Ortega y Gasset cuando vino a nuestro país y nos dijo: «¡Argentinos a las cosas, a las cosas!».

Una buena parte de la ciudadanía desconoce o no asume los graves peligros que acechan a nuestra Nación. Y como dijo el general Savio, no hay milagros, sino perseverar en la moral, obrar con seriedad, estudiar y trabajar; «trabajar», un verbo que también implica «dignidad». Pero Savio también aludió al sacrificio. Los argentinos tenemos que dejar de lado las diferencias y comenzar a trabajar sobre las coincidencias, tenemos que emprender el peregrinaje, emprender el camino hacia la Tierra Prometida, que no es otra que la Patria misma. Peregrinar es alejarse —tomar distancia del punto en el que estamos—, es caminar, ponerse en marcha, en silencio —es decir, dejando de lado la confrontación sin sentido para pasar al intercambio de ideas— y de esa peregrinación participan hombres y mujeres de diferentes estratos sociales, de diferentes culturas, de diferentes confesiones pero que tienen un objetivo en común: llegar a la Patria que tanto amamos.

Este encuentro es una convocatoria para iniciar este peregrinar hacia la Patria, iluminados por nuestros Padres Fundadores y por nuestros Veteranos de Guerra.

Para finalizar este homenaje al General José de San Martín, recordemos su célebre frase:

Cuando la Patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla.

¡VIVA LA PATRIA!!!

 

* Palabras pronunciadas en el Homenaje al Libertador General José de San Martín en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en la noche del 16 de agosto de 2022, organizado por Encuentro de Patriotas.

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Profesor de Inteligencia de la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata.

Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

Embajador Académico de la Fundación Internacionalista de Bolivia (FIB).

Investigador Senior del IGADI, Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, Pontevedra, España.

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