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FOTÓGRAFOS DE GUERRA

Revista Tiempo GNA*

El poderoso efecto que logran las fotos, quedó una vez más demostrado cuando Margaret Thatcher vio la foto donde un grupo de soldados ingleses con las manos en alto, que caminaban bajo las indicaciones de un buzo táctico de la Armada Argentina. No dudó y furiosa decidió que debía recuperar las islas Malvinas para lavar esa afrenta. 

Lo que viajan a los infiernos

Son muy pocos los fotógrafos capaces de trabajar en medio de un combate donde fluye la adrenalina y se huele a deflagración de pólvora. A veces camina por un lugar que parece tranquilo, de pronto escucha un silbido y no tiene ni tiempo de arrojarte al suelo porque el proyectil ya ha explotado; una nube de polvo se le metió en los ojos y le cae encima una lluvia de piedrecillas. Tuvo suerte, está sordo pero ileso, a pocos metros, hay cuerpos destrozados.

Ser fotógrafo de guerra es un estilo de vida, se debe tener coraje y mucha pasión. Existen hombres y también mujeres que realizan este trabajo peligroso, saben que deben estar psicológicamente preparados para enfrentarse a sus pasiones, sus miedos y documentar lo que nadie cuenta. El estrés es tan grande que hacen terapia previa y posterior a una guerra. Actualmente compiten con los miles de soldados que también llevan un teléfono celular y registran hechos de importancia. La única diferencia es que el militar debe ocupar sus manos llevando el fusil, combatir y pensar en sobrevivir; en cambio el fotógrafo de guerra es un profesional que sólo lleva una o dos cámaras. Sabe que debe acercarse a límites peligrosos para que la foto pueda valer muchos dólares (algunos murieron por eso) por lo que un teleobjetivo es muy necesario. A los fotógrafos de guerra les suelen disparar al tratar de tomar imágenes durante un combate, en especial por guerrilleros y en menor grado por soldados del otro bando. La Resolución 1738 del Consejo de Seguridad de la ONU exige a los Estados que garanticen la seguridad de los periodistas en situaciones de conflicto y reclama a los medios de comunicación su neutralidad. Por ello, los corresponsales de guerra jamás deben vestir el uniforme de ningún bando en conflicto. Si van a una zona de guerra debe conocer como desenvolverse con los militares y como proceder en un combate. Tendrá que hacerlo con un equipo básico de chaleco antibalas y casco, en el que se vea claramente que se trata de un fotógrafo civil. Exhibir todo el tiempo credenciales de periodista o fotógrafo puede significar que no lo maten ni lo secuestren. Durante la guerra los políticos afirman cosas mientras que los fotógrafos suelen mostrar una realidad totalmente diferente.

Los militares siempre tratarán de interferir con las informaciones que recogen los periodistas. Pero la censura nunca funcionó en ninguna de las guerras: tarde o temprano se sabe la verdad.

Hoy la tecnología miniaturizada ayuda a romper el aislamiento. En el conflicto Irak-Afganistán, los periodistas ocultaban los teléfonos satelitales en cualquier hueco para que no les sean confiscados. Hay una gran diferencia entre un fotógrafo “freelance” con otro que trabaja para una agencia periodística muy importante. Éstas equipan a sus fotógrafos con teléfonos con conexión a internet de alta velocidad, cuentan con dinero para el transporte, tienen contactos locales y traductores, incluso seguro médico y de vida.

Son pocos los fotógrafos independientes que pueden competir con ellos.

Mujeres fotógrafas de guerra

Las mujeres también se sumaron a esta profesión, como la francesa Catherine Leroy (21), quien cubrió gran parte de la guerra de Vietnam. Fue paracaidista y con la 173˚ División Aerotransportada tuvo saltos de combate obteniendo buenas fotos. Cuando fue capturada, los jefes militares de Vietnam del Norte se sorprendieron con esta joven rubia de 50 kilos, porque no coincidía con el perfil masculino de un corresponsal de guerra, la liberaron y le devolvieron sus cámaras.

Más adelante cubrió otros escenarios bélicos como Afganistán, Somalia, Irán, Líbano e Iraq y murió de muerte natural.

Dickey Chapelle fue una pionera mujer estadounidense fotógrafa de guerra. Su joven presencia en la IIGM causó sorpresa porque no era una profesión para mujeres, vestía uniforme militar y usaba grandes aretes con perlas para que no la confundan con un soldado.

Con gran temple documentó las sangrientas batallas de Iwo Jima y Okinawa. En 1965 desembarcó en Vietnam con una unidad de infantería de marina de los EE.UU. y murió cuando un proyectil le atravesó el cuello. Chapelle fue la primera periodista estadounidense que fue muerta mientras cubría una guerra.

Consejos para principiantes

Aquellos que han pasado muchos años de su vida registrando impactantes imágenes de conflictos armados en todo el mundo aconsejan que se debe tener temple de acero y algo de conocimientos militares.

Ud. debe saber que sólo la guerra en Siria se ha cobrado a la fecha, la vida de 25 periodistas. Si aún tiene decisión tomada, debe iniciar una carrera periodística enfocada a la fotografía. En todos los casos es preferible trabajar para un buen periódico o agencia que tenga el servicio de un satélite para enviar el material y tener muchos contactos útiles. Las cámaras deben poder tolerar el polvo, arena y humedad. Debe saber que una vez que se inicia un combate, no hay vuelta atrás y hasta puede ser peligroso alejarse. Nunca se debe intentar revisar las fotos obtenidas en medio de un tiroteo porque es muy peligroso. Se supone que un cronista debe enviar fotografías con una buena composición de alta calidad, pero en un combate donde los proyectiles silban cerca de la cabeza, no suele ser posible y una foto de acción algo tenue, tendrá igual o más valor que una artística. Las agencias solicitan que se les envíe cada 24 horas el contenido de la memoria de la cámara y es algo que se debe hacer, haya o no temas bélicos. Algunos fotógrafos con teleobjetivos superiores a los 400 mm los pintan de rosa para evitar que lo confundan con un lanza misiles. José Couso Permuy, era un periodista español que el 8 de abril del 2003 en Bagdad, estaba tomando fotos desde el piso elevado de un hotel, con un gran teleobjetivo. Presumiblemente su cámara fue confundida con un lanza misiles y desde un blindado norteamericano le dispararon, muriendo en el acto.

Debe conocer la cultura y el idioma de la zona. Nunca debe llevar armas, es necesario que tenga conocimientos de supervivencia y de primeros auxilios. Tendrá que saber conducir un vehículo y tener la habilidad de descubrir un campo minado le puede salvar la vida. No deberá correr riesgos innecesarios, un cronista muerto no le sirve a nadie. En los lugares de acción se camina mucho y tener buenas piernas es imperioso. Siempre debe vestir de civil, llevar credenciales y dinero. En un bolso-mochila deberá llevar un mini botiquín de primeros auxilios y nada comprometedor.

Si el reportero es veraz y ético, todos sus informes serán creíbles y estarán en los diarios; es la única forma para que los hechos no queden en el olvido. Si Ud. hace buen uso de su sentido común y tiene algo de suerte, los consejos leídos podrán hacerlo regresar salvo a casa.

La experiencia indica que éste es un trabajo donde la vida de la persona está en riesgo las 24 hs. y es muy traumatizante. Son testigos del horror, no es para personas sensibles y si uno tiene consideración por la vida humana, los recuerdos vividos lo perseguirán hasta el último de sus días.

Las fotos del incidente armado de Lago del Desierto, el 6 de noviembre de 1965 entre Chile y Argentina, fue documentado de manera muy profesional por un corresponsal de guerra de la revista argentina “Gente y la actualidad” que acompañó a los efectivos de la GNA. Fue una acertada decisión de la superioridad.

 

Más información sobre fotografía amateur en revista TIEMPO GNA Nº 06. 

* Artículo publicado en la Revista Tiempo GNA nº 69, abril de 2022.

ASESINO DE BLINDADOS

Comandante Espuela (Revista Tiempo GNA*)

Si bien el francotirador solitario siempre seguirá existiendo, la tendencia actual es que actúen en grupo de hasta 6 tiradores selectos. Con un lanzagranadas de apenas 7 Kg, hasta un novato sin experiencia es capaz de destruir un tanque de última generación. Por ese motivo, algunos ejércitos también le asignan a un grupo de snipers eliminar blindados. Según sea el terreno los métodos cambian.

 

Estos misiles son el dolor de cabeza de los rusos:

FGM-148 Javelin

Ucrania posee unos 300 misiles Javelin antitanque de última generación, capaces de destruir tanques rusos a 4000 metros y les están dando un buen uso. Estos dispositivos son recargables, pesan unos 16 kilos, cuentan con una unidad de lanzamiento y un proyectil de doble cabeza. La primera está pensada para detonar cargas reactivas del blindaje y la segunda para perforar la coraza. La ojiva del Javelin, puede perforar tanques modernos impactando desde arriba donde su blindaje es más delgado. Es ideal para emboscar tanques a distancias considerables. También es útil contra las fortificaciones.

FMG – 148 Javelin. Destructor de tanques modernos.
FIM-92 Stinger

Se trata de un misil perseguidor portátil tierra aire. Está equipado con buscadores infrarrojos y ultravioletas. Su alcance máximo es de 5000 metros y es ideal para derribar helicópteros o aviones que vuelen a baja altura. También puede ser usado para objetivos terrestres.

Antiaéreo FIM – 92 Stinger. Asesino de helicópteros.
Misiles antitanques de otras guerras: RPG-7

Por ser liviano se hizo famoso en las últimas guerras como destructor de blindados y de bunkers. Los afganos seleccionaban posiciones elevadas próximas a un camino y cavaban pequeñas trincheras en forma de triángulo apuntando al pasaje. Conformaban un equipo de dos tiradores de RPG-7 con abundante proyectiles y protegidos por tiradores selectos. Sin importar lo bien enmascarada que estuviera la posición, la tierra era humedecida para evitar que con el disparo se levantara una nube de polvo que delatara al tirador. Cuando se aproximaba una columna de tanques, con los lanzacohetes destruían el primer y último vehículo para restringir el movimiento. En el momento que la infantería desembarcaba para atacar, se encontraban con minas terrestres y entraban en acción las ametralladoras neutralizando a los soldados. Como los afganos estaban en un terreno elevado, a las tropas les era difícil avanzar, pero si la situación se volvía insostenible, se retiraban por sendas seleccionadas de antemano. Los afganos son muy adictos al RPG y al AK 47. Sembrar un par de minas antitanques y dejar tierra fresca sobre ellas, para que el conductor no observe nada anormal detendrá el blindado.

RPG-29

Se trata un lanzacohetes ruso con doble cabeza de combate superior al RPG-7, que destruye blindajes reactivos. El primero elimina la protección y el segundo puede perforar hasta 900 mm. En la guerra de Irak dañó seriamente tanques como el Challenger inglés y el Abrams A1 norteamericano. Los miembros de Hezbollah lo usaron contra los Merkava israelíes, que resultaron muy dañados muriendo sus tripulaciones. Analistas militares estiman que esta organización guerrillera habría destruido al menos una división de blindados de las siete con que cuenta el ejército israelí.

Tácticas para combatir blindados en localidades

Los tanques son mucho más vulnerables en las áreas urbanas que en campo abierto y más que en otra ocasión deben moverse con el apoyo coordinado de la infantería. Ello es debido a que los vehículos pueden ser emboscados fácilmente en cualquier esquina o lugar donde hay ruinas. Ningún tanque tiene una visión completa e incluso los modernos tienen muchos ángulos ciegos, lo que facilita un ataque por sorpresa. El equipo caza tanques normalmente está casi a ras del suelo donde puede verse la mayor parte de la calle, ocasionalmente también pueden estar en una terraza. De antemano deberán establecer las salidas de escape, para alejarse en caso que falle el tiro y el cañón del tanque los esté buscando, ídem de los soldados que deben proteger el blindado. El ocultamiento del tirador con su arma garantiza su supervivencia. Cuando el vehículo se acerca, se deberá calcular el peso, la velocidad y el tiempo que tardará en estar a tiro del lanzacohetes. El impacto del proyectil de carga hueca lo destruirá, pero de errar el tanque arrasará los edificios donde se sospeche partió el disparo. Por eso la importancia de tener salidas preestablecidas. A falta de lanzacohetes una variante es enterrar varios proyectiles de artillería y esperar a que el tanque pase por encima. Si los contactos eléctricos funcionan en el momento justo, quedará destruido como ha sucedido en Yugoslavia, Chechenia o Irak. El añejo cocktel Molotov rara vez puede ser efectivo con los tanques modernos, la manera más segura es lanzarlo desde un piso alto para que caiga sobre el compartimento del motor y el combustible incendiado lo inutilice.

Lo más probable que luego del ataque el blindado se retire a un lugar seguro. Si el blindado estuviera aislado, uno o dos hombres saldrán velozmente de sus escondites para adosar minas magnéticas en lugares vulnerables, incluso hasta podrían introducir un caño de hierro dentro del cañón. 

En la Guerra de Chechenia

n diciembre de 1994, el ejército ruso entró en las ciudades de la república separatista de Chechenia. Los defensores dejaban ingresar a las columnas de blindados en una calle y con RPG-7 ocultos a nivel del suelo o desde terrazas, apuntaban a las áreas menos protegidas como la parte de atrás y orugas. Atacaban en exclusividad al primer y al último tanque quitándole a la formación toda movilidad. Se empeñaban en destruir ambos vehículos y luego a los demás. Como a corta distancia los tanques tienen ángulos muertos para sus armas, en contados minutos estaban ardiendo. La labor de los caza-tanques, era protegida por snipers ocultos en edificios que eliminaban a la infantería. Los resultados fueron que, durante el primer mes los rusos perdieron 225 vehículos blindados (sin reparación posible). Los tanques rusos trataban de mantenerse a más de 300 metros de los tiradores de RPG 7, pero no siempre era posible. El equipo caza-tanque combinado con snipers ya sería doctrina.

Un truco viejo que ya se usaba en la IIGM era colocar una bandera enemiga desplegada en el suelo como si estuviera abandonada, pero abajo estaba enterrada una mina antitanque. Lo normal era que el conductor del tanque la aplastara con una oruga. El truco siempre funcionaba.

Una vez más se demostró que para atacar blindados era necesario un equipo coordinado de tiradores de RPG con snipers que eliminaran la infantería que protege al tanque.

 

* Revista independiente para el personal de la GNA, Tiempo GNA 67, marzo de 2022.

EL CONFLICTO DE UCRANIA, PRIMERAS LECCIONES APRENDIDAS (Parte 2)

F. Javier Blasco Robledo*

Hace pocos días publiqué un trabajo sobre este tema, en el que, al igual que muchos analistas, me refería a lo sucedido en Ucrania como un conflicto. Hoy intento seguir por aquella senda; pero, dada la continuidad en el tiempo, la cada vez mayor implicación de más elementos y artistas endógenos y exógenos en los combates en todo tipo de teatros, así como, el endurecimiento de los enfrentamientos, considero, que el término “conflicto” ha sido superado de sobra y en Ucrania —mientras las negociaciones no fructifiquen del todo— se ha alcanzado la categoría de ‘Guerra’; incluso, algunos autores, ya lo elevan al concepto, recientemente desempolvado, de “Guerra Total”.

Para empezar a entender el porqué de las cosas en Ucrania, debemos retrotraernos unos años atrás cuando el teniente coronel, espía de la KGB, Putin volvía a casa de la Alemania del Este, con el rabo entre las piernas, derrotado en todos sus aspectos y se encontraba con una URSS sumida en el caos, que se deshacía, por momentos, como un azucarillo en un vaso de leche caliente.

Atrás quedaban los años de la propaganda y el ficticio esplendor del poderío militar ruso; fama a la que, voluntariamente, Occidente contribuyó a magnificar porque a los norteamericanos les interesaba mantener encendida la llama de la amenaza en Europa para así seguir dominando y viviendo en el continente, aplicando sus influencias de todo tipo y porque para contrarrestar el miedo que este fenómeno producía se debía gastar mucho en defensa, a base de material americano, fundamentalmente.  

El ejército que restaba en Rusia era viejo, obsoleto, desmoralizado, mal instruido, propenso a las corruptelas y, sobre todo, muy mal armado. Calificativos, todos ciertos, que se pusieron de manifiesto cuando intentaron combatir tanto en la guerra de Afganistán (1978-1992) que lo invadieron pensando que aquello sería un paseo militar y, más tarde, en la primera de Chechenia (1994-1996).

Dos conflictos y fracasos, de los que todos, pero fundamentalmente los rusos con Putin a la cabeza, extrajeron numerosas lecciones aprendidas; siendo la primera y más importante que, para que algún día Rusia, pudiera optar a recuperar todo o parte de su esplendor, sus ejércitos deberían ser los más eficaces y temidos en el campo aeroterrestre, para ello, habría que dotarles de un potente y capaz armamento; carros de combate de mucha potencia, gran radio de acción y resistencia en el terreno; una apabullante fuerza artillera a base de cañones de largo alcance y misiles certeros y una aviación, capaz de mantener el dominio del aire en cualquier condición a base, de buenos y seguros aviones y helicópteros.   

Los que vieron aquellas necesidades, también añadieron que una vez obtenido el esperado y deseado armamento debería ser testado en acciones reales de guerra para comprobar su eficacia y dureza y así poder analizar los efectos que éste provocaba sobre el terreno y contra las resistencias del enemigo.

Al mismo tiempo, habría que aprovechar dichos ejercicios reales, para que sirvieran de entrenamiento de los generales, los estrategas y los mandos intermedios de las unidades de élite en el manejo de los nuevos medios y en cómo sacarle su mayor provecho.

Vista la necesidad, Putin dio una ojeada al mundo que le rodeaba y encontró a un viejo conocido y aliado, Bashar Al-Ásad, el sátrapa presidente de Siria, que se encontraba en graves apuros, cogido por una grave pinza entre los propios sirios hartos y levantiscos contra él y el famoso Estado Islámico (EI), que había echado muchas raíces y fructificado demasiado en sus tierras.

Bajo la excusa de combatir al EI y atender a una invitación de un aliado suyo para que le ayudara a mantener su país, acudió raudo y veloz en su apoyo con las bendiciones y el beneplácito o, al menos, el ruin silencio, de una Comunidad Internacional (CI) cada vez más acomodaticia y apática a verse salpicada por conflictos ‘ajenos’, más o menos alejados de sus fronteras.

Siria fue, por tanto, el mayor y el mejor campo de maniobras para los ejércitos rusos y de su armamento de nueva generación y máxima potencia. Pero, pronto entendió que por aquel lugar de enseñanza y combate real, forzosamente, debería rotar el máximo número de sus generales y estados mayores para instruirse en hacer frente a un enemigo convencional o no, que siempre ofrecía la máxima resistencia, a pesar de los intensos combates y los espantosos bombardeos previos a ellos e, incluso, algunos también, en ambiente NBQ.

Una vez testado y a punto su armamento, así como sus cuadros de mando para dirigir los combates y ganar la guerra. Todo estaba a punto; así que comenzó con certeros golpes, cuasi incruentos, para irse comiendo Ucrania poco a poco, empezando por tres importantes zonas pro rusas que le salieron prácticamente gratis y sin apenas reacción internacional.

A la vista de tal situación se sintió seguro pero, cautelosamente, decidió esperar a que en función del desarrollo de diversos y enrevesados acontecimientos mundiales en marcha, se alcanzase el cenit de la debilidad de la CI y sus organismos.

Tras muchos, demasiados mareos de perdiz y algún titubeo, apreció el momento de lanzar una ‘guerra relámpago’ contra un enemigo muchas veces inferior, con un presidente al que consideraba débil porque había sido un cómico hasta que se alzó con el poder y una población que, en gran parte, le aclamaba a él, hablaba ruso e incluso usaba su bandera y le pedían públicamente que viniera en su rescate.

Su primer gran error militar consistió en que estudió francamente mal algunos de los factores que influyen directamente en la decisión. Fundamentalmente, en los aspectos de la dificultad del terreno con esta climatología, la escasez de vías de comunicación férreas y terrestres, la todavía insuficiencia de sus posibilidades logísticas, máxime si aquello se alargaba, la capacidad de resistencia y alta moral de la población civil y que sus movimientos y acciones de decepción previos, no iban a ser capaces de engañar a una inteligencia, la norteamericana, que a pesar de que recientemente acumulaba ciertos errores de bulto, en esta ocasión, podía, y de hecho acertó.

Los movimientos previos cercanos a las fronteras, se prolongaron demasiado en el tiempo y llevaron a unas tropas bisoñas y poco instruidas, a una excesiva actividad y cansancio en pésimas condiciones, mientras se producía una determinada y camuflada acumulación de ayuda militar en Ucrania, por parte de EEUU, con la que poder frenar, al menos, el primer impulso ruso.

La pérdida de la sorpresa y con ella la de la rapidez y la libertad de acción, el no haber usado masivamente su aviación —al parecer debido a falta de adiestramiento de sus pilotos dada la escasez de combustible previa, la desconfianza en su artillería antiaérea y temor a las defensas aéreas ucranias, muy mejoradas con los envíos de material específico desde el exterior— rompió la capacidad de resistencia física y sobre todo la moral del, demasiado joven, soldado ruso, que traía en los petates su uniforme de gala, para desfilar sobre Kiev en pocos días.   

La débil y cuestionable capacidad logística rusa para mantener el combate durante largos periodos de tiempo y a gran distancia y la inusitada reacción de la población ucrania para mantener el control y acecho en sus comunicaciones gracias al material defensivo que les llegó, rápidamente obligó a cambiar los planes iniciales y buscar apoyos externos —se habla de que están en ello con China—, punto que pronto se verificará.

En cualquier caso, a la vista de lo anterior, dichos cambios de planes han convertido la ya inalcanzable guerra relámpago —llevan 22 días de combates— en una larga guerra de mucho desgaste, tipo Alepo, donde el defensor adquiere una gran capacidad de combate por la dificultad y la psicosis para el atacante de no poder moverse libremente entre los escombros, trampas y peligrosos acechos en que se han convertido las grandes ciudades como lo  demuestra las altas bajas en el lado ruso.  

A pesar de ello, como Putin no quiere dar su brazo a torcer, parece ser que se dispone a luchar en la mayoría de aquellos bastiones con todo tipo de recursos artilleros y bombardeos aéreos para destrozar las ciudades y luego entrar en fuerza con unidades terrestres, fundamentalmente sobre la base de tropas especiales chechenas, sirias y de otros países de Oriente Medio, traídas ex profeso y bragadas en este tipo de combates durante muchos años.

Putin y sus estrategas saben que para la defensa a ultranza de las poblaciones, cuanto menor sea el número de civiles no combatiente entre los escombros, mejor para el defensor; de ahí que, contrariamente a su doctrina recientemente publicada, está intentando, por todos los medios, no dejar salir a los no combatientes de las ciudades, negando o atacando los posibles pasillos seguros, con lo que al quedarse aquellos enjaulados, sin duda, dificultarán las operaciones militares de la defensa.  

Constituyen una carga demasiado pesada porque hay que mantenerles seguros, alimentarlos y proporcionarles atención médica, máxime en momentos, en que todos los recursos son necesarios para los que empuñan las armas. Amén de que constituyen un punto de preocupación a nivel personal sobre el combatiente porque no tiene asegurada la protección y salvaguarda de sus familiares directos

Con respecto a la ayuda exterior de material militar a Ucrania, se ha dado excesiva publicidad y muchas pistas para ubicar los puntos de entrada de los variopintos apoyos externos. Hecho que ayudan a conocer su entidad y calidad de antemano y facilitan las acciones encaminadas a destruirlos, antes de su distribución entre los combatientes.  

La tibia y casi esquizofrénica postura militar de la OTAN y de la UE con respecto a Ucrania, se ha limitado al envío de cierto tipo de armamento, no siempre puntero o realmente necesario; porque al parecer sigue sin existir una ‘shopping list’ oficial al respecto, situación que propicia que el apoyo se haga de forma unilateral o bilateral y frecuentemente, en base al propio surplus de las reservas de cada país contribuyente, lo que realmente proporciona a los ucranios una ayuda real algo limitada.

Entrar en un conflicto de larga duración constituye un grave problema para Rusia, porque es un hecho bien cierto que ‘no es lo mismo conquistar, que ocupar y mantener’ un vasto terreno, con muchos millones de pobladores a los que hay que vigilar, alimentar, cuidar y dar trabajo.

Por otro lado, para controlar al ciento por ciento un territorio y población de tales características, con civiles armados hasta los dientes, se precisa un contingente de ocupación muy grande —mayor que el que tiene actualmente— y bien preparado contra actos de sabotaje.

El uso y el abuso de las noticias falsas en esta guerra, por ambos bandos, es grande y patético; la información tergiversada, además de usarse para justificar la actuación propia ante la opinión nacional e internacional, sirve para elevar la moral de las fuerzas.   

El amplio uso de la guerra cibernética y electrónica para anular los sistemas de radares, los vuelos de drones y muchas de las comunicaciones de mando y control, pueden llegar a paralizar los combates durante horas o hasta hacerlos fracasar completamente.  

El empleo de armas prohibidas por acuerdos o convenciones internacionales como las municiones de racimo, bombas termobáricas o de vacío y el posible empleo de armas de destrucción masiva (ADM), no es un buen precedente para Putin y sus generales. Ya hay iniciativas para declarar estas acciones como crímenes de guerra o de lesa humanidad.

Con respecto a las ADM se está abusando demasiado de anuncios sobre la posibilidad de su empleo por parte de los ucranios en acciones que se conocen de ‘falsa bandera’ y que mi gran amigo y compañero Raúl Suevos las define como ‘aquellas que consisten en llevar a cabo una acción, generalmente en el campo propio, con fuerzas o elementos que parecen pertenecer al enemigo’.

En dicho contexto, hasta se han llevado denuncias ante el CSNU por parte de Rusia acusando a Ucrania de la posibilidad de ser usadas todo tipo de ADM e incluso bombas sucias, denuncias que no tienen ningún fundamento, salvo el que los rusos tienen datos ciertos de las armas químicas y biológicas, sin destruir o desbaratar, que quedaron en Ucrania tras la caída de la URSS.

Muchos han catalogado de gran error de Putin el haber amenazado a la OTAN y a la UE con el uso de sus armas nucleares, llegando incluso a poner en pre alerta dichas unidades. Contrariamente a esa teoría, creo que esta sutil amenaza ha sido un gran acierto por su parte.

Los rusos y Occidente no deberían están dispuestos a llegar a lo que se conoce como la ‘Destrucción Mutua Asegurada’, situación irrevocable que se lograría si tras el primer lanzamiento y explosión de este tipo por cualquiera de los bandos, ambos se pusieran a responder indiscriminadamente hasta acabar con un empleo masivo de tales armas; razón de mucho peso para pensar que no serán empleadas jamás, salvo que Putin finalmente viera la posibilidad de perder la guerra y/o el raciocinio, cómo muchos sátrapas en la historia.

Pero Putin también sabe que las ADM y más en concreto las nucleares, no sólo son armas ofensivas o defensivas; tienen un papel muy importante en la ‘disuasión’ y, en este caso, se puede asegurar que ha bastado la amenaza de su empleo para hacer desistir completamente a la OTAN y a EEUU de entrar o intervenir en un combate directo con ellos.  

Pero no solo se ha parado en eso, sino que ha creado tal pánico internacional, que hasta la OTAN, en una maniobra posiblemente acertada, pero que demuestra mucho descaro y total falta de vergüenza o confianza en una Alianza que debería ser seria y fiable con los amigos en apuros, ha obligado a hacer declarar a Zelenski que Ucrania no entrará nunca en ella, otorgando a Putin el primero de sus objetivos en la lista de la compra que presentó como exigencias para no entrar en guerra y que, al parecer, aún continúa manteniendo.

En una guerra de resistencia a toda costa y desesperada, el defensor debe usar todos los medios a su alcance y aquí es donde juegan un papel muy importante las conocidas como medidas de engaño o decepción con las que se simulan posiciones y fortalezas que no lo son en verdad, para confundir al enemigo y también el empleo de argucias o artimañas aprovechando los efectos y capacidades que proporciona el propio terreno o tras una modificación natural o forzada por la mano del hombre.   

En este caso, y no es la primera vez en la historia del lugar o en otros confines europeos, se ha aprovechado o forzado el fenómeno conocido en el mundo como la ‘guerra hidráulica’ y allí como ‘Rasputitsa’ que consiste en aprovechar la facilidad que tiene aquel terreno para hacerse intransitable, incluso para las cadenas, cuando es debidamente mojado naturalmente por la lluvia, el deshielo, o inundado por la mano del hombre. Se convierte en un lodo pegajoso y persistente que paraliza todos los movimientos de las columnas de carros, camiones y logísticas.         

China puede apoyar a Rusia en armamento, comunicaciones y hasta en inteligencia, pero de hacerlo sufrirá graves consecuencia de tipo económico porque su comercio con el resto del mundo es muchas veces superior al bilateral con Rusia. Su papel, de momento expectante y ambivalente, está todavía por descifrar.

Del éxito o fracaso de esta operación y de la actuación o postura final de la CI, depende no solo la subsistencia de Ucrania como país libre y con tendencia a la democracia plena; puede convertirse en el acicate o, por el contrario, el freno para que no cundan otros ejemplos que aparecen en el horizonte y que de vez en cuando truenan con cierta intensidad (Taiwán, India-Pakistán, Irán-Iraq, el Ártico, el Mar de China y otros conflictos menores en Oriente Medio).

Con actores como Putin, cabe recordar el hecho de que los déspotas y tiranos suelen acabar en situaciones esquizofrénicas o rayanas con la locura, por lo que es casi imposible que atiendan a ninguna recomendación de nadie y ni siquiera de su círculo más próximo.  

Los primeros y malos presagios que anunciaba cuando empecé a escribir sobre esta guerra, parece que se empiezan a cumplir.  El pasado 16, Zelenski, anticipándose a lo que puede venir, se mostraba al mundo —a través de su videoconferencia con el Parlamento norteamericano, tras su último y certero intento y discurso, aunque totalmente inútil a tenor de la respuesta de Biden— claramente frustrado, engañado y abandonado por la CI en general y por EEUU en particular.

Realmente enfadado con, y defraudado de unos países y organismos, que le han venido animando e incluso mandando armas por debajo de la mesa y que tras tanta fingida ‘solidaridad’ internacional y el gran heroísmo nacional mostrado por su pueblo, en la balanza de resultados reales se ha conseguido, por lo que respecta al platillo positivo, haber entrado en la lista de los países con opción a ingresar, sine die, en la UE.

Pero en el platillo contrario se amontonan los problemas al quedarse solo y aislado salvo la pasada protocolaria visita de tres presidentes de Europa del este, miles de muertos y heridos a sus espaldas, más de tres millones de ucranios dispersos por el mundo y lejos de sus rotas familias, un pueblo en armas, miles de mercenarios sin bandera combatiendo en favor de uno y otro bando, un país casi destrozado, la economía quebrada y ya veremos como acaba todo al terminar las negociaciones, si lo hacen algún día, de las que asumo que Putin, tras tanto desgaste y problemas creados para él y los suyos, tratará de forzar la máquina represiva al máximo, ya que no se contentará con caramelos o chucherías y, por tanto, querrá mucho más de lo obtenido hasta la fecha, con lo que muy probablemente, llenará su cesta de pedidos o exigencias e, incluso, pedirá algo más.  

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

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