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RUTAS MARÍTIMAS PETROLERAS

Giancarlo Elia Valori*

  1. Las formas de envío de petróleo

Hay tres tipos de clasificación de envío de petróleo. El primero es de acuerdo con la forma en que opera el barco, incluidas las rutas regulares y no programadas. Las rutas regulares (programadas) se utilizan principalmente para transportar mercancía general y se refieren a barcos específicos. Van a puertos específicos en fechas fijas y operan actividades de pasajeros y carga a tarifas de flete estándar. Las rutas no programadas se refieren a rutas seleccionadas temporalmente en función de las necesidades de transporte de mercancías. Los buques, los horarios de navegación y los puertos de escala no son fijos. Estas son rutas que operan principalmente actividades de transporte de carga a granel y de bajo costo.

El segundo tipo se basa en la clasificación por distancia, incluidas las rutas oceánicas y costeras. Las rutas oceánicas se refieren a rutas marítimas de larga distancia y barcos que cruzan los grandes mares desde el Lejano Oriente hasta Europa y las Américas y viceversa.

El tercer tipo se basa en clasificar según la navegación, incluidas las rutas del Atlántico, el Pacífico, el océano Índico y las rutas globales como tales.

  1. Rutas de hidrocarburos

Aquí están las principales rutas de envío de petróleo.

Asia Occidental (Estrecho de Ormuz) – Mar Arábigo – océano Índico – estrecho de Malaca / estrecho de Lombok (60 kilómetros de largo, 40 kilómetros de ancho y 250 metros de profundidad) – Países de Asia Oriental (República Popular China, Japón, Corea del Sur, etc.). Los mayores flujos marítimos provienen del petróleo crudo de Oriente Medio en el Golfo Pérsico. Esta ruta es la mejor manera para que los países de Asia Oriental importen petróleo crudo.

I. Asia Occidental (estrecho de Ormuz) – mar Arábigo – océano Índico – África Oriental – Estrecho de Mozambique – Cabo de Buena Esperanza – Océano Atlántico – Europa Occidental / Costas Orientales de las Américas. La profundidad del agua a lo largo de la ruta prácticamente no tiene restricciones en el tipo de barcos y tanto los superpetroleros (Very Large Crude Carriers) como los mega-petroleros (Ultra Large Crude Carriers) pueden navegar libremente.

II. Golfo Pérsico – estrecho de Ormuz – mar Arábigo – golfo de Adén – Bāb al-Mandab – mar Rojo – canal de Suez – mar Mediterráneo – estrecho de Gibraltar – océano Atlántico – norte de Europa – costa este de América del Norte. A diferencia de la segunda ruta mencionada anteriormente, esta tiene un tiempo de envío más corto, pero debido al poco calado del Canal de Suez, es difícil que pasen barcos grandes y la capacidad de carga es relativamente pequeña.

III. Mar Mediterráneo del norte de África – estrecho de Gibraltar – Países del norte de Europa (Amberes, Rotterdam, etc.). El petróleo crudo de Libia y otros países del norte de África se transporta principalmente a lo largo de esta ruta.

IV. Ruta atlántica a Europa Occidental y América del Norte.

V. África Occidental a través del cabo de Buena Esperanza a los países de Asia Oriental.

VI. África Occidental – estrecho de Malaca – estrecho de Taiwán – China continental. Esta ruta se utiliza para transportar petróleo crudo desde Angola, Nigeria y otros países de África Occidental a China.

VII. Ruta del Caribe: América Latina – canal de Panamá – costa americana del Atlántico Norte.

VIII. Ruta desde el Mar del Norte y América del Sur a China, a través del Cabo de Buena Esperanza.

IX. La costa este de las Américas cruza el océano Atlántico, rodea el cabo de Buena Esperanza y se dirige a los países de Asia Oriental; la costa oeste cruza el océano Pacífico y se dirige a Asia.

X. Ruta desde el sudeste asiático hasta el este de Asia. Esta ruta es principalmente para el transporte de corta distancia. Los buques utilizados son principalmente buques tanque Panamax (buques cuyo tamaño les permite pasar por las esclusas del Canal de Panamá).

  1. Los bastiones geopolíticos de estrechos, canales y canales

Las fortalezas petroleras estratégicas de transporte marítimo son una parte importante de la seguridad energética y geopolítica mundial. Echemos un vistazo más de cerca a ellos.

  1. El estrecho de Ormuz se encuentra entre Omán e Irán, conectando el golfo Pérsico, el golfo de Omán y el mar Arábigo (30 kilómetros de ancho, con una profundidad media de 80 metros). Es una de las rutas más importantes del mundo. En 2020, registró un volumen de comercio de petróleo de 18 millones de barriles por día, lo que representa casi el 50% del volumen total del comercio de petróleo por mar para ese año. Según los datos de BP Energy, Qatar exportó 3,7 billones de pies cúbicos de gas natural licuado (GNL) a través del estrecho en 2016, lo que representa más del 30% del comercio mundial de GNL.
  2. Situado entre Indonesia, Malasia y Singapur, el estrecho de Malaca es una importante ruta de transporte que conecta el Océano Índico, el Mar del Sur de China y el Océano Pacífico. El estrecho tiene aproximadamente 930 kilómetros de longitud, con una anchura mínima de 38 kilómetros y una profundidad media de 25 metros. El número de petroleros que ingresan al Mar del Sur de China (desde Singapur hasta el vecino Taiwán) a través del Estrecho de Malaca es tres veces mayor que el del canal de Suez y cinco veces mayor que el del canal de Panamá. Es el salvavidas marítimo de los países asiáticos. El estrecho de Malaca es la ruta más corta que conecta el Medio Oriente y los mercados asiáticos, incluidos China, Japón, Corea y todo el Pacífico. Los envíos de petróleo a través del estrecho aumentaron a 16 millones de barriles por día en 2016, frente a 14,5 en 2011, con el petróleo crudo representando entre el 85 y el 90 por ciento, lo que lo convierte en el segundo puesto de avanzada más ocupado del mundo..
  3. El estrecho de Singapur sigue el estrecho de Malaca al sureste: tiene 114 kilómetros de largo y 16 kilómetros de ancho, con una profundidad media de 22 metros. Forma un cuello de botella natural en el transporte marítimo, lo que aumenta las posibilidades de colisiones de buques o derrames de petróleo. También se ha convertido en una de las últimas zonas activas para los piratas. Si el estrecho de Malaca se cerrara, casi la mitad de los barcos del mundo deberían moverse por Indonesia. Esto afectaría a la capacidad mundial de transporte, aumentando así los costos de transporte y ejerciendo una presión al alza sobre los precios mundiales de la energía. El volumen de petróleo crudo transportado a través del Estrecho de Malaca representa aproximadamente el 15% del consumo mundial.
  4. El canal de Suez se encuentra en Egipto y conecta el Mar Rojo y el Mar Mediterráneo. Es una ruta estratégica para el petróleo y el gas natural desde el Golfo Pérsico hasta los mercados europeos y norteamericanos. Es la frontera entre Asia y África y el paso de agua más directo entre Asia y África y Europa. La longitud total del canal es de 193,3 kilómetros; el ancho de los canales paralelos es de 205-225 metros, y la profundidad promedio es de 22 metros. El tonelaje máximo que pasa por ella es de 210.000 toneladas. Según la compañía Kpler-Leading Commodity Data & Analytics Solutions, 1,74 millones de barriles por día (bpd) de los 39,2 millones de bpd de petróleo crudo importado por mar en 2020 pasaron por el Canal de Suez. Debido a los límites de profundidad, el Canal de Suez no puede ser cruzado por superpetroleros y megapetroleros. Cuando la Autoridad del Canal de Suez extendió la profundidad del canal a 66 pies en 2010, se crearon los barcos Suezmax, es decir, los barcos cuyo tamaño permite su paso por el canal de Suez. Celebró su 150º aniversario. La mayor parte de los flujos de petróleo que pasan por el canal de Suez se dirigen al norte a los mercados europeos y norteamericanos, y al sur a los mercados asiáticos. Las exportaciones de petróleo de los países del golfo Pérsico representan el 84% de los flujos hacia el norte. Las exportaciones de petróleo de Rusia representan el 17% de los flujos hacia el sur, seguidas por Turquía, Argelia y Libia, que en conjunto representan el 12% de los flujos hacia el sur. Los flujos totales a través del canal de Suez han estado creciendo constantemente desde 2009, con aumentos en 2015 y 2016 que reflejan el aumento de la producción y las exportaciones de la OPEP. El oleoducto de transporte Suez-Mediterráneo de 200 millas (Sumed), inaugurado en 1977 y construido por las empresas italianas Saipem y Snamprogetti (ENI Group) y por Montubi y Cimi de Finsider, transporta petróleo crudo desde el mar Rojo hasta el Mediterráneo. La capacidad total del oleoducto es de 2,34 millones de barriles por día. Cuando los barcos no pueden navegar por el Canal de Suez, el oleoducto Sumed es la única ruta alternativa que puede transportar petróleo desde el Mar Rojo hasta el Mediterráneo. Si el oleoducto Sumed se cerrara, los petroleros deberían desviarse al Cabo de Buena Esperanza en el extremo sur de África, agregando miles de millas a los envíos de Arabia Saudita a Europa y hasta los Estados Unidos de América Si el oleoducto Sumed se cerrara, los petroleros deberían desviarse al cabo de Buena Esperanza en el extremo sur de África, agregando miles de millas a los envíos de Arabia Saudí Europa y hasta los Estados Unidos de América.
  1. El estrecho llamado Bāb al-Mandab, que significa en árabe la “Puerta de la Lamentación” o la “Puerta de las Lágrimas”, es una fortaleza marítima entre el Cuerno de África y oriente Medio y un enlace estratégico entre el Mediterráneo y el océano Índico. Situado entre Yemen, Yibuti y Eritrea, el estrecho conecta el Mar Rojo, el Golfo de Adén y el Mar Arábigo. El estrecho tiene aproximadamente 26-32 kilómetros de ancho y tiene una profundidad máxima de 310 metros, con algunas islas volcánicas dispersas. La isla de Perim divide el estrecho en dos canales, el más pequeño de los cuales, en el lado asiático, conocido como estrecho de Alejandro, tiene unos 3,2 kilómetros de ancho y 30 metros de profundidad. El canal más grande, conocido como Dakt al-Mayun, está en el lado africano, con un ancho de unos 28,8 kilómetros y una profundidad de agua de 323 metros, y es difícil de navegar debido a los numerosos arrecifes y rápidos. Como se ha visto anteriormente, la mayoría de las exportaciones de petróleo del golfo Pérsico llegan a través del canal de Suez y el oleoducto Sumed a través del estrecho de Bāb al-Mandab. En 2018, unos 6,2 millones de barriles por día de petróleo crudo y productos refinados similares pasaron a través del estrecho de Bāb al-Mandab a Europa, Estados Unidos de América, frente a los 5,1 millones de barriles por día en 2014. En julio de 2018, dos superpetroleros saudíes fueron atacados por los rebeldes chiítas hutíes de Yemen (Ansar Allah), suspendiendo así los envíos de petróleo en el mar Rojo y planteando preocupaciones del mercado sobre la seguridad del transporte en el estrecho de Bāb al-Mandab. Este cruce de comunicación se ha convertido en una ruta importante para el tráfico marítimo general también entre los océanos Pacífico, Índico y Atlántico. Algunos lo llaman el corazón estratégico del mundo, ya que es una ruta marítima muy concurrida: la zona también es un refugio para los piratas somalíes. El cierre del estrecho permitiría a los petroleros del golfo Pérsico llegar al canal de Suez o al oleoducto Sumed y luego desviarse hacia el sur hacia el extremo sur de África. Esto aumentaría en gran medida el tiempo y los costos de transporte.
  1. Los estrechos turcos, que incluyen el Bósforo y los Dardanelos, separan Asia de Europa. El Bósforo (del griego: “estrecho del ganado” o “vado de buey”) es una vía fluvial de 31 kilómetros de largo, 700 metros de ancho y 121 metros de profundidad que conecta el mar Negro con el mar de Mármara. Los Dardanelos (el antiguo Helesponto, conocido en turco como estrecho de Çanakkale) es una vía fluvial de 61 kilómetros de largo, con una anchura mínima de 1,2 y una profundidad media de 60 metros. Conecta el mar de Mármara con el mar Egeo y el mar Mediterráneo. Ambas vías fluviales suministran petróleo de Europa occidental y meridional de Rusia y otros países euroasiáticos, incluidos Azerbaiyán y Kazajstán. Se estima que 2,4 millones de barriles por día de petróleo crudo y productos derivados del petróleo navegaron a través del estrecho turco en 2016, más del 80% de los cuales era petróleo crudo. Los envíos de petróleo a través del estrecho turco disminuyeron desde los 2,9 millones de barriles por día registrados en 2011. El tráfico a través de los dos estrechos ha disminuido constantemente en la última década. Es probable que los envíos de petróleo aumenten en el futuro a medida que aumente la producción de crudo de Kazajstán, ya que el país exporta más petróleo crudo a través del mar Negro. Los estrechos turcos se encuentran entre las vías fluviales más difíciles del mundo, con unos 48.000 barcos que pasan a través de ellos cada año, lo que convierte a la zona en uno de los bastiones marítimos más concurridos del mundo. De hecho, la congestión del tráfico está causando problemas a los petroleros.
  2. El canal de Panamá es una ruta vital que une el océano Pacífico, el mar Caribe y el océano Atlántico. El canal tiene 82 kilómetros de largo, 90/150-240/300 metros de ancho y 12 metros de profundidad como máximo. Los buques de carga Panamax antes mencionados generalmente pueden transportar de 65 a 80.000 toneladas pero, debido al límite de calado del canal, su capacidad máxima de carga está limitada a aproximadamente 52.500 toneladas y el resto de la carga se transborda. Más de 12.525 barcos pasaron por el Canal de Panamá en 2021, transportando 287.486.205 toneladas de carga. Las rutas marítimas alternativas al canal de Panamá incluyen el estrecho de Magallanes, el cabo de Hornos y el estrecho de Drake en el extremo sur de América del Sur, pero tales opciones aumentarían significativamente el tiempo y los costos de tránsito. Aunque el petróleo y los productos derivados del petróleo representaron el 30.1% de las principales mercancías que fluyen a través del canal de Panamá en 2021, no es una ruta importante para tales envíos. El petróleo y los productos refinados en dirección norte (del Pacífico al Atlántico) en esta ruta representan apenas el 6.9% de todos los envíos de carga; mientras que el 42,7% del petróleo refinado y sin refinar se envió al sur desde el Atlántico hasta el Pacífico el año pasado.
  1. El estrecho de Dinamarca es el canal que une el mar Báltico y el mar del Norte. Tiene 480 kilómetros de largo y 290 kilómetros de ancho en su punto más estrecho. Es una ruta importante para las exportaciones de petróleo ruso a Europa. En 2016, unos 3,2 millones de barriles de productos petrolíferos fluyeron a través del estrecho de Dinamarca todos los días. Después de abrir el puerto de Primorsk en 2005, Rusia trasladó la mayor parte de sus exportaciones de petróleo a los puertos bálticos. Las exportaciones de petróleo de Primorsk a través del estrecho de Dinamarca representaron casi la mitad de las exportaciones totales en 2011, pero cayeron al 32% en 2016. Pequeñas cantidades de petróleo de Noruega y del Reino Unido (menos de 50.000 barriles por día) también fluyen hacia el este a través del Estrecho a los mercados escandinavos.
  2. El cabo de Buena Esperanza se encuentra en el extremo sur de Sudáfrica y es un importante punto de tránsito para el tráfico mundial de petroleros. Los envíos de petróleo crudo alrededor del cabo de Buena Esperanza representan aproximadamente el 9% de todo el petróleo comercializado por mar. La Administración de Información de Energía de los Estados Unidos estimó que los flujos de petróleo que rodeaban el cabo de Buena Esperanza en 2016 fueron de aproximadamente 5,8 millones de barriles por día, lo que representa casi el 9% del comercio marítimo mundial. El cabo de Buena Esperanza es otra ruta alternativa para los barcos que navegan hacia el oeste para evitar el golfo de Adén, Bāb al-Mandab y el Canal de Suez, pero con un mayor costo y tiempo de tránsito.

Como se puede inferir del análisis anterior, bloquear una de estas fortalezas es suficiente para dañar a un país o un área geopolítica bien definida. En tal caso, la talasocracia tendría más posibilidades que una telurocracia que ignora las alianzas prospectivas en vista de probables crisis de escenarios.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción.

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EL OCÉANO GLOBAL: POLÍTICA INTERNACIONAL DE ESTADOS UNIDOS

Isabel Stanganelli*

El USS United States derrota al HMS Macedonian, octubre de 1812. Dominio público.

Hasta muy avanzado el siglo XIX, Estados Unidos otorgó una particular atención al desarrollo del poder naval. Ello se debió a situaciones internas como por ejemplo las guerras de independencia contra el Reino Unido que incluyeron batallas navales. Pero la poca población y la falta de experiencia del gobierno estadounidense priorizaron a la expansión continental sobre la marítima. Bajo el control británico persistía la economía mercantilista y Estados Unidos no controlaba las líneas marítimas para el transporte de abastecimientos. Ello se debió tanto a decisiones gubernamentales como a la debilidad financiera del momento. El contexto internacional se mantenía convulsionado por la Revolución Francesa y las posteriores coaliciones contra Napoleón.

Evolución

Con el arribo de la independencia, lo que quedaba de la Marina Continental del nuevo Estado fue desguazado o vendido. Bajo los artículos de la Confederación, el Gobierno Federal carecía de fondos para adquirir armas de combate. En 1789, la Constitución de los Estados Unidos creó un nuevo gobierno federal con mayores poderes, que incluyeron la posibilidad de crear y mantener una fuerza naval nacional, otorgándole la responsabilidad de mantener dicha marina a su presidente bajo el cargo de Comandante en Jefe del Ejército y Marina nacionales. De todos modos el país continuaba sin medios económicos para crear una Marina.

Desde que lograron la independencia, los buques mercantes estadounidenses —ya sin la protección de la marina británica—, eran atacados por corsarios en África del Norte, región controlada por jefes militares localizados en Marruecos, Argelia, Túnez y Trípoli que extraían tributo de las naciones acordando no asaltar sus buques. Al respecto Thomas Jefferson en 1786 señalaba a John Adams que si había que comprar la paz era preferible hacerlo sin dilaciones pero que prefería lograrla por medio de la guerra. Justificaba su opinión en razones de justicia y de honor, además de la necesidad de ganar el respeto de Europa —para Thomas Jefferson el pago por protección era un signo de debilidad que causaría más problemas con otras naciones— y proveer al gobierno federal del más seguro de los instrumentos de coerción contra sus propios miembros y alejarlos del uso de lo que pudiera resultar menos seguro….”[1]. Sostenía que el pago de tributo podía ser invertido en la construcción de una flota.

A pesar de sus alegatos, el Congreso no tomó decisiones sobre la creación de una marina hasta 1790-91, cuando la situación en el Mediterráneo escaló y se comenzó a evaluar el costo de crear una fuerza para enfrentar este problema. En ese tiempo el Congreso apoyó la construcción de buques para las flotas mercantes y pesqueras, que pudieran ser usados en caso de guerra y así ahorrar el dinero necesario para construir una fuerza naval. Sin embargo, la influencia federalista se impuso y logró aprobar la construcción de una gran flota, dotada con naves de guerra. Entre 1792 y 1801 Estados Unidos creó una fuerza naval y la burocracia para gobernarla.

Mediante el Acta Naval de 1794 se instituyó la Marina de Estados Unidos con fondos suficientes para la creación de una fuerza naval destinada específicamente a proteger el comercio de la depredación de los corsarios argelinos —es decir la marina como una institución temporaria—. Se decidió la construcción en roble de las fragatas Constitution, United States, Constellation, Congress, President y Chesapeake. Durante su construcción el Dey de Argelia firmó un tratado de paz con Estados Unidos en septiembre 1795. Desaparecido el peligro corsario —cláusula del Acta Naval de 1794— se debió suspender la construcción de los buques excepto los tres primeros debido a la creciente hostilidad en el mar que enfrentaban las naciones neutrales en las guerras napoleónicas, que se extendieron a la actividad comercial. Francia y el Reino Unido intentaron interrumpirse el comercio y los Estados neutrales resultaron afectados. La firma de un tratado Estados Unidos – Reino Unido en 1794 fue considerado por Francia como una violación a los que había firmado previamente con ella. En marzo de 1797 Francia estableció su derecho a abordar buques de Estados Unidos y controlar la lista oficial de su tripulación. La falta de esta lista —hecho frecuente— autorizaba la captura de la nave. Todos los buques fuera de sus puertos estaban en riesgo —bloqueo marítimo—. En mayo de 1798, el presidente Adams ordenó la recuperación de sus buques en poder de Francia y la captura de los de esa bandera involucrados en depredación o con la intención de hacerlo. Esta decisión implicó efectuar maniobras alejadas de las aguas americanas, en las que actuaron las flamantes fragatas.

Estas instrucciones instigaron formalmente el enfrentamiento entre Estados Unidos y Francia. La marina estadounidense creció logrando 54 buques de diversos tamaños. Se retomó la construcción de las fragatas interrumpidas por el Acta de 1794 y se inició la construcción de otras siete, además de numerosos buques menores y el alquiler de otras que fueron adaptadas como buques de guerra. En febrero de 1801 un tratado con Francia cesó las hostilidades, los gastos navales dejaron de verse como prioritarios y la flota resultó reducida de 33 embarcaciones a 13.

A su arribo a la presidencia, Jefferson solo permitió la existencia de una pequeña flota destinada al Mediterráneo y buques armados con hasta dos cañones para protección de sus propios puertos con fortificaciones donde la población sería parte de su defensa. Su política era estrictamente defensiva. Posiblemente Jefferson adoptó su posición de los franceses, más frugales en contraste con el Reino Unido. Hoy se considera que este aspecto de su gestión fue erróneo y la demostración sería la tensión Estados Unidos – Reino Unido durante su administración.

Los mayores problemas surgieron a partir de 1805. La mayor virulencia de las coaliciones contra Napoleón hizo que el Reino Unido necesitara de Estados Unidos En 1807, el Secretario de la Marina, Robert Smith, estimó que serían necesarios 257 patrulleros para proteger los puertos de Estados Unidos en el Atlántico y Nueva Orleans, de los cuales solo se construyeron 176 que demostraron ser de costoso mantenimiento y —debido a la madera verde utilizada— se destruyeron rápidamente.

Jefferson veía a la Guerra como una extensión de la política pública, como una herramienta. El flamante Estado solo se limitaría a responder a las hostilidades que se le dirigieran. De esta manera justificaba la resistencia armada para preservar los derechos, es decir defensiva y no agresiva. De todos modos si el objetivo es la preservación del Estado o la destrucción del enemigo, entonces el combate debe absorber a todos los miembros de la sociedad. La presentación de argumentos para los dos estilos de guerra vendría luego con Clausewitz, cuya doctrina superó la de Jefferson[2]. Estados Unidos no podía proyectar fuerza militar o política sobre otras naciones.

Por otra parte el objetivo del presidente era no generar deudas que pesaran sobre las generaciones futuras. Jefferson argumentaba que si el país no podía proteger las flotas comerciales, éstas debían resguardarse en los puertos en tiempo de guerra. Las naciones que necesitaran mercaderías estadounidenses serían las encargadas de ir a buscarlas y aceptar la responsabilidad de transportarlas en sus propios buques. Este uso estratégico del control comercial también fracasó. La estrategia marítima ofensiva de esa hora era la regulación de la fuerza comercial estadounidense, implementada en la forma de embargos temporarios a las exportaciones nacionales —el objetivo era proteger a los barcos, marinos y propiedades mercantiles— y de embargos totales a las exportaciones e importaciones británicas como arma ofensiva de persuasión económica[3]. En 1808 falló el embargo.

Con la asunción del presidente James Madison en marzo 1809, poco cambió respecto de la marina. La guerra económica con el Reino Unido se había iniciado con el incidente Chesapeake/Leopard en junio de 1807 y a pesar de que se aproximaba la guerra de 1812 el programa de ampliación comenzó a perder momentum. Hacia 1811 los únicos barcos en construcción habían sido ordenados antes; los existentes —de madera— estaban en su mayoría en descomposición y muchos en uso requerían reparaciones. En 1812 Estados Unidos tenía 17 embarcaciones capaces de aventurarse en el mar, nueve eran fragatas y el resto embarcaciones menores, en tanto la Marina Real contaba con 1048, 117 de ellos fragatas. De todos modos la guerra se planeó por tierra y contra Canadá, abastecedora del Reino Unido. La preparación de estos efectivos dio tiempo a la marina para preparar algunos barcos. El primer año de la guerra arrojó indiscutibles victorias estadounidenses en el mar, en parte debido a que la marina británica también debía controlar la defensa contra Napoleón o proteger su flota comercial. El segundo año el Reino Unido fortaleció el bloqueo de los puertos y el comercio de Estados Unidos, paralizando la economía. La confianza en una estrategia marítima defensiva resultó inadecuada para proteger los intereses estadounidenses.

Continuó luego, como parte del “Destino Manifiesto”, la predominancia de expansión territorial hacia el oeste.

En el siglo XX se consideró que la guerra era tan dañina para los intereses comerciales norteamericanos como una Europa bajo una potencia única que controlara el acceso al comercio continental en detrimento de los Estados Unidos. Ahí surgieron las dos tendencias que se mantienen actualmente:

    • la adquisición de bases ubicadas en lugares estratégicos o el derecho de permanencia o visitas a otros puertos por buques de guerra norteamericanos (y ahora también la permanencia de aviones y fuerzas terrestres);
    • rechazo de cualquier intento hegemónico desde el continente euroasiático, etapa que coincidió con las teorías de Sir Halford Mackinder.

La cuestión del continuo acceso a los mercados europeos ayudó a los Estados Unidos a enfrentar la Alemania imperial.

El capítulo Mahan en la Historia de Estados Unidos

Acorde con el momento histórico estadounidense —y en parte construyéndolo— la doctrina de Mahan indicaba que una nación debe tomar medidas en el mar para asegurar su dominio político y militar

Alfred Thayer Mahan, (1840-1914), autor de “La Influencia del Poder Marítimo en la Historia, 1660-1783”, escrito en 1890, destacó la importancia estratégica de una efectiva fuerza naval en las naciones victoriosas a lo largo de la Historia argumentando que el poder naval resulta de la posición geográfica, de los abundantes recursos, del carácter nacional y de un gobierno que lo sostenga. Poseedores de todas estas características, los Estados Unidos, “lo deseen o no (…) deben comenzar a mirar hacia afuera”.

Según Mahan dos razones pueden llevar a desear una fuerza naval:

    • para su uso pacífico, su primera función es proteger el comercio marítimo de la nación[4];
    • en el caso de una nación con tendencias agresivas constituye una rama del establecimiento militar y un arma de conquista.

Muchas naciones con este propósito también tienen flotas comerciales que desean ver protegidas. Los buques son la proyección táctica directa del poder naval. Son el elemento de la estrategia naval diseñado para proyectarse desde bases protegidas e infligir daños en sus oponentes. Son armas ofensivas en tanto hacen la guerra a gran distancia de su territorio y defensivas al proteger sus flotas comerciales, líneas de comunicación y puertos. Los puertos y fortificaciones, usualmente considerados con propósitos defensivos son por el contrario ofensivos. Sin ellos las marinas no pueden funcionar y las indispensables líneas de transporte y comunicación interior quedan interrumpidas, frustrando el objetivo ofensivo de mantener el comercio y comunicación. Es responsabilidad del gobierno asegurar que en caso de guerra, las provisiones, hombres y armamentos resulten suficientes para proteger la flota mercante.

Las ideas de Mahan tuvieron otras implicaciones. Su política expansiva requería presidentes poderosos. Convencido de que el mundo estaba dividido en poderes navales (Estados Unidos, Reino Unido, Japón) y poderes continentales (como Rusia), animaba a los primeros a unirse y desafiar a los segundos, especialmente en Asia. Su tesis de que una marina eficaz era el basamento de las mayores potencias del mundo fue recibida con gran interés y ejerció enorme ascendiente en funcionarios clave de Estados Unidos, especialmente en los presidentes William McKinley y Theodore Roosevelt, quienes siguieron sus diseños expansionistas: Hawai; construcción de un canal ístmico (Panamá) para que su flota pudiera rápidamente moverse de un océano a otro; la Guerra Hispano-Americana (marzo-agosto 1898), que permitió a Estados Unidos apoderarse de Puerto Rico y Guam e instalar la base norteamericana en el territorio cubano de la bahía de Guantánamo, así como el control total y directo de Cuba hasta 1902 y de Filipinas —hasta 1946— y la obtención de otros territorios en el Pacifico para bases necesarias destinadas a proteger el comercio.

También influyó Mahan en la construcción de una gran marina. En este caso formada por gigantescos buques de guerra que permitieran victorias decisivas. La marina que en 1882 tenía 90 pequeños buques (38 de ellos de madera), se transformó en la siguiente década en la Gran Flota Blanca que ganó la guerra de 1898 y participó en la Primera Guerra Mundial. Mahan fue una de las causas de la Primera Guerra Mundial: sus ideas justificaron la carrera armamentista naval del Reino Unido -Alemania (y también la de Japón), si bien estaba convencido que no ocurriría una gran guerra. Su trabajo colaboró en la modificación del tradicional sentimiento anti-naval en la mentalidad estadounidense.

Avances territoriales de Estados Unidos entre 1867 y 1947.
El Informe Stratton

Julius A. Stratton encabezó la Comisión sobre Ciencias, Ingeniería y Recursos del Mar y completó en 1969 —a pedido del presidente Ronald Reagan el informe “Nuestra Nación y el Mar”[5], que sirvió de base conceptual para la formulación de las estrategias oceánicas aplicadas desde entonces por los Estados Unidos Fue una fuente de inspiración para otros países y contribuyó al notable desarrollo del Derecho del Mar en las décadas siguientes (la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas comenzó a sesionar en 1973). Uno de sus resultados más destacados fue la creación de la Administración Nacional Oceánica y de la Atmósfera (NOAA), en 1970, y la adopción de nueva legislación sobre la zona costera, en 1972.

Es interesante destacar algunos conceptos vertidos en el capítulo 1 de este Informe: “debido a que las inestabilidades en la situación mundial no pueden resolverse rápidamente, el poder militar seguirá siendo un factor central en las cuestiones mundiales. Los avances actuales en la tecnología militar submarina otorgan a Estados Unidos un importante rol en las capacidades de defensa y prevención en el océano global. En la medida que los usos del mar se multiplican, la misión de defensa de la marina se complica por la presencia de estructuras, vehículos y  hombres. Los problemas resultantes solo pueden ser resueltos mediante una cooperación muy próxima entre los usos civiles y militares del mar”. La Comisión destacó que la participación de la Nación en el uso del mar requiere “una marina capaz de llevar a cabo sus misiones de defensa en cualquier lugar de los océanos, a cualquier profundidad y en cualquier momento”.

De la misma manera que el Informe Stratton encontró dificultades, la III Convención del Derecho del Mar —UNCLOS— también fue testigo de un arduo debate —que había hecho fracasar las dos convenciones previas— entre los países con importantes flotas —como Estados Unidos — que no deseaban la extensión del Mar Territorial a 200 millas. Con elementos para defender sus espacios marítimos, no veían interés en limitar su ingreso en los sectores de otros países que las sustentaban con argumentos económicos. Finalmente esta Conferencia estableció el Mar Territorial en 12 millas y también la Zona Económica Exclusiva (ZEE) con soberanía para los Estados costeros sobre los recursos hasta 200 millas. La Convención entró en vigor en septiembre 1994, sin la ratificación de Estados Unidos.

La última década

El Informe Watkins

Para actualizar el análisis de su relación con el mar, el Congreso de Estados Unidos y el presidente George H. W. Bush encomendaron en 2001 a expertos de alto nivel que conformaran una comisión para identificar mejores estrategias para conservar y utilizar los océanos y sus recursos, formándose la Comisión Estadounidense de Política Oceánica. Presidida por el almirante de marina retirado, James D. Watkins, la comisión inició sus tareas en septiembre de 2001[6]. Como parte de los objetivos, Watkins expresó que “los problemas que enfrentan nuestros océanos y costas son reales, pero también le brindan a esta nación nuevas e interesantes oportunidades para ser buenos gestores de los recursos naturales de este planeta. Debemos aprovechar este momento para hacer cambios significativos y fundamentales no sólo hoy, sino para generaciones futuras”. Las recomendaciones sobre una serie de cuestiones sobre los océanos, incluirán estrategias para una política nacional de los océanos que “mantenga el liderazgo de Estados Unidos en las actividades relacionadas con océanos y costas”.

La Comisión afirma que para influir en la gestión de los océanos en el ámbito mundial, Estados Unidos debe comenzar por promulgar y aplicar políticas ejemplares en el ámbito nacional sin descuidar la acción internacional coordinada. Para ello debe trabajar con otros países y organizaciones internacionales en la elaboración de políticas y mecanismos para mejorar todos los aspectos del manejo de los océanos de otros países.

En particular, se señala que es imperativo que Estados Unidos ratifique la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), marco jurídico preeminente para tratar las cuestiones internacionales de los océanos[7]. Mientras no lo haga, Estados Unidos no podrá participar directamente en los órganos establecidos al amparo de la Convención, que toman decisiones sobre cuestiones de importancia para todos los países costeros y marinos. Las conclusiones y recomendaciones de la comisión en el sector internacional abarcan mucho más que el Derecho del Mar.

Entre los principios rectores se encuentra que Estados Unidos “actúe en cooperación con otros países en elaborar y poner en práctica una política internacional de los océanos, que refleje las profundas conexiones entre los intereses de Estados Unidos y el océano mundial”.

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), que el presidente Reagan se negó a firmar fue rubricada por el presidente Bush para no dejar en manos de la ONU las riquezas del mar: la Autoridad Internacional del Fondo del Mar (ISA) puede regular 7/10 de la superficie del planeta, establecer impuestos internacionales —atributo de soberanía—[8], tiene el poder para regular la investigación y exploración oceánica así como imponer cuotas de producción de petróleo y minerales en el lecho y subsuelo oceánicos. La ISA tendrá poder para crear una corte internacional y emitir fallos con una jurisdicción mayor que la de la Corte Criminal Internacional —a la que Estados Unidos no pertenece— o la OMC —que le ha creado no pocos problemas—. A varios de los opositores les resulta irritante la cláusula de “un país, un voto”.

Por otra parte se considera peligrosa la firma de un tratado que obligue a compartir información y transferir costosa tecnología con otros Estados. El argumento contrario era ¿por qué es necesario firmar por esos beneficios en un territorio oceánico que ya poseemos y controlamos[9]?

Presencia actual en el “Océano Global”

Durante las últimas décadas Estados Unidos ha incrementado su presencia militar en el mundo, tanto en tiempos de paz como de guerra. En consecuencia, Washington ha debido realizar cambios y adaptaciones como en marzo 2004 la retirada de la base naval de Roosevelt Roads, en Puerto Rico, luego de una presencia de 60 años que sirvió para apoyar los ejercicios navales en las cercanías de la isla de Vieques o el soporte a las Repúblicas Bálticas para su incorporación en la OTAN. Estos son sólo algunos de los cambios en la Reorganización Global que lleva a cabo el Pentágono[10]. El cierre de bases en el país —consideradas innecesarias— guarda relación con nuevas estrategias de emplazamientos en el exterior y con permitir realizar mayores inversiones en armamento de avanzada[11].

El “Informe sobre las Bases” del Departamento de Defensa del año 2003 contiene una lista de 730 bases en más de 50 países que son propiedad del Pentágono o han sido arrendadas por éste y aproximadamente otras 6.000 instalaciones que se encuentran en territorio estadounidense o en sus posesiones.

En la actualidad, una Comisión de Bases de Ultramar trabaja para recomendar al Pentágono operaciones más eficientes en el exterior. El informe final servirá de complemento al trabajo realizado por el panel de Reubicación y Cierre de Bases (BRAC) que está sesionando para analizar las instalaciones militares y recomendar cierres, reubicaciones y permanencias.

La Marina de Estados Unidos en el mundo[12]
    • Comando Europeo: para misiones operacionales en el área en forma coordinada con otras fuerzas aliadas.
    • Flota del Pacífico: cubre más del 50% de la superficie planetaria, en los océanos Pacífico, Índico y Ártico. Debe sostener al Comando del Pacífico y proveer fuerzas navales interoperativas, entrenadas y alistadas a esta Flota y a los comandos unificados de Estados Unidos.
    • Flota de Guam: sostiene a la 7ª Flota y a los numerosos comandos marinos de Guam y Micronesia.
    • Estación Aeronaval Keflavik, Islandia: base del Comando de la OTAN en esta república. Proveer servicios a las actividades aeronáuticas y de la marina.
    • Base naval de soporte Nápoles, Italia: Para la región del Mediterráneo que incluye a la 6ª Flota. El Comando está en Capodichino y es asistido desde Nápoles con cuarteles en Bagnoli.
    • Base Naval Rota, España: entre Gibraltar y el límite con Portugal. Sostiene a la 6ª Flota en misiones de mantenimiento de paz, estabilidad y aprovisionamiento.
    • Flota Sasebo, Japón: Sostiene a los seis buques estacionados en el lugar, a la Flota del Pacífico. Se ocupa de mantenimiento y aprovisionamiento. El Comando también es sede el Grupo 1 de Anfibios y el Escuadrón 11 de Anfibios, el único permanente de la Marina.
    • 7a Flota: La mayor con 50-60 buques, 350 aviones y 60.000 efectivos. Establecida en 1943, opera en el Pacífico Occidental, Índico y golfo de Arabia.
    • Estación Naval Sigonella, Italia: Juega un rol vital en sostén de actividades navales en el Mediterráneo.

La nómina de portaviones completa la estructura del poder militar de Estados Unidos. Su función es proyectar poder.

Por último se mencionará que Estados Unidos es parte —importante— de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Con ella —a través de ella o por su intermedio— interactúa en numerosos espacios que ya han excedido el espacio oceánico original de la Organización y es parte de escenarios en el Cáucaso y Asia Central.

La existencia de bases de diferente índole distribuidas en todo el mundo, la posibilidad de despliegue rápido aportada por sus numerosos portaviones, el valor y peso de sus aliados, hacen del país una potencia arrolladora cuyo poderío hace difícil un diálogo en igualdad de condiciones.

 

* Profesora y Doctora en Geografía (UNLP). Magíster en Relaciones Internacionales (UNLP). Secretaria Académica del CEID y de la SAEEG. Es experta en cuestiones de Geopolítica, Política Internacional y en Fuentes de energía, cambio climático y su impacto en poblaciones carenciadas.

 

Referencias

[1] Thomas Jefferson to John Adams, 11 July 1786. Letters. 855.

[2] De hecho, el texto de Clausewitz es lectura obligatoria en instituciones como la United States Naval Academy, Annapolis. http://prodevweb.prodev.usna/SeaNav/ns310/ns310%20reading%20Assign.pdf [consulta: 04/07/2003].

[3] Spivak, Burton. Jefferson’s English Crisis: Commerce Embargo and the Republican Revolution. Charlottesville: University Press of Virginia, 1979, p. 105.

[4] Brodie, Bernard. A Layman’s Guide to Naval Strategy. Princeton: Princeton University Press, 1943, p. 16.

[5] Stratton, Julius A. Our Nation and The Sea. A Plan for National Action http://www.lib.noaa.gov/edocs/stratton/chapter1.html

[6] Watkins, James D. Anteproyecto oceánico para el siglo XXI. http://usinfo.state.gov/journals/itgic/0404/ijgs/gj04.htm. La dirección electrónica de la Comisión de Política Oceánica es: http://www.oceancommission.gov/welcome.html

[7] El 23 de marzo de 2004, la administración Bush anunció su apoyo a la ratificación de la UNCLOS. El Senado todavía debe someter a voto la ratificación.

[8] Existen páginas web que sostienen el rechazo a la ratificación. http://www.thelibertycommittee.org/lost.htm

[9] Grigg, William Norman. “Sink the Law of the Sea Treaty!” The New American. Marzo 7, 2005 http://www.getusout.org/un/articles/lost.htm [consulta: 29/05/2005]. Es abrumadora la información en Internet sobre la campaña “por el NO”.

[10] Smith, Daniel. “Contar con tropas en el lugar de operaciones. Despliegue militar estadounidense en el mundo”. Red Voltaire, www.reseauvoltaire.net, [consulta: 31/05/2005].

[11] Vieth, Warren. “Military Must Adapt to Terror Era. Bush Says”. Los Angeles Times, 28/05/2005, http://www.latimes.com/news/nationworld/nation/la-na-bush28may28/story

[12] “An Internet Guide to United States Military Bases Around the World”. http://www.libsci.sc.edu/bob/class/clis734/webguides/milbase.htm  [consulta: 31/05/2005].

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