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GEOPOLITICA DEL TRÁFICO DE COCAÍNA EN SUDAMÉRICA

Jorge Eduardo Lenard Vives*

Imagen: El Orden Mundial.
Geopolítica y crimen organizado

Según una de sus definiciones tradicionales, la geopolítica es la disciplina que estudia los efectos de la geografía física y humana sobre la política y las relaciones internacionales con la finalidad de entender, explicar y predecir el comportamiento político internacional a través de las variables geográficas. Si bien originalmente el análisis tuvo como protagonistas a los estados- nación, adscribe en la actualidad a un concepto ampliado en el que la materia incursiona en un ámbito donde, si bien persiste el Estado como “protagonista descollante del sistema internacional”, también existen “otros actores de naturaleza no estatal que incrementan día a día su importancia”[1].

Estos actores no estatales con influencia transnacional son de distinto tipo. Entre ellos se encuentran los “actores no gubernamentales violentos”, que incluyen las bandas de crimen organizado. Fue así que a fines del siglo XX y principios del XXI, se gestó en algunos ambientes académicos el término “geopolítica del crimen” para referirse a la aplicación de las principios geopolíticos al estudio de la influencia de las organizaciones delictivas supraestatales[2].

En Sudamérica la presencia del crimen transnacional organizado relacionado con el narcotráfico es un factor de peso en las relaciones entre los países de la región y condiciona no sólo su política interna sino incluso su política exterior. El examen del caso particular del comercio ilegal de cocaína, al tratarse de una substancia derivada de una planta que por sus características sólo crece en esta parte del mundo, permite aplicar las premisas de la geopolítica en el marco del concepto de “micro-geopolítica”[3]. Es decir, considerar un objeto de análisis muy acotado y específico a efectos de estudiar en profundidad sus implicancias, sin dejar de reconocer que, a caballo de esta modalidad delictiva, se montan muchas otras criminalidades que aprovechan la “infraestructura” establecida.

Tres factores del estudio geopolítico

La geopolítica tradicional considera en sus investigaciones, entre muchos otros, tres factores del ambiente geográfico de particular importancia: los recursos naturales de un país (que pueden ser objeto de la codicia de otro estado; y, por lo tanto, obliga a defenderlos), las características de las fronteras que separan los países (restringiendo o facilitando el avance de un estado sobre otro) y las líneas de comunicaciones (es decir, las vías por las cuales se canaliza el comercio, pero también, en caso de conflicto, las tropas invasoras).

Ahora bien, asimilando esos tres factores de análisis al caso del crimen transnacional organizado vinculado con el narcotráfico, puede inferirse la siguiente relación: el primer concepto, los sectores donde se ubican los “recursos naturales” de un país, se corresponde con las “zonas de producción” de los estupefacientes; en tanto las “líneas de comunicación” se asemejan a las “rutas del narcotráfico”. Por otro lado, el concepto de fronteras mantiene su contenido; pero lo que en la geopolítica tradicional significa una línea de vigilancia que facilita el control del comercio y del movimiento migratorio, para las organizaciones delictivas implica una barrera a vulnerar. En cierto sentido, parecería que esta extrapolación de conceptos entre ambas visiones de la disciplina se hace cambiando el signo de su consideración y aquello que para la geopolítica tradicional es un aspecto positivo se transforma en negativo cuando se consideran las actividades de los nuevos actores transnacionales.

Aplicar estos términos a la realidad del tráfico de cocaína en Sudamérica permitirá elaborar algunas conclusiones que resaltan la función predictiva de la geopolítica y, por ende, su importante tarea como auxiliar en la adopción de decisiones políticas tendientes a solucionar la actual situación anómala.

Zonas de producción

Según UNODC (la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Crimen) en el Reporte Mundial de Drogas del año 2022[4], las únicas zonas productoras de cocaína del mundo se localizan en Sudamérica y son las siguientes:

En Colombia, el sector norte (departamentos de Choco norte, Córdoba, Antioquía, Bolívar y Norte de Santander) y el sector sur (departamentos de Choco sur, Valle, Cauca Nariño, Caquetá, Meta, Guaviare) y Putumayo). Cabe señalar, aun cuando no sea objeto de esta nota, que en este país existen importantes zonas productoras de marihuana, en especial en su variante “creepy”.

En el Perú, el sector norte (departamentos de Putumayo y Bajo Amazonas); el sector centro (departamentos y sectores de Alto Huallaga, Alto Chicana, Marañón, Aguaytia, Contama, Calleria y Pichis-Palcazu – Pachitea); y el sector sur (el VRAEM —Valle de los Río Apurimac, Ene y Mantaro— y departamentos y sectores de La Convención – Lares, Kosñipata, San Gaban e Inambari Tambopata).

En Bolivia existen dos sectores principales, el ubicado en los Yungas de La Paz (departamento de La Paz) y el ubicado en el Chapare o zona de los Trópicos de Cochabamba (departamento de Cochabamba y parte del departamento de Santa Cruz).

El informe de la UNODC dice a modo de resumen que para el año 2020 las áreas de cultivo mantuvieron una superficie similar a la del año anterior (234.200 hectáreas), dado que si bien decreció la superficie cultivada en Colombia, se incrementaron los cultivos ubicados en Bolivia y Perú. Sin embargo, pese a esa estabilidad en los cultivos, aumentó de un año para otro la producción estimada de cocaína (1.982 toneladas, 11 % más que el año 2021), lo que puede atribuirse a diversos factores como la aplicación de mejores tecnologías agrícolas y fabriles.

Fronteras permeables

En general, salvo algunas excepciones, los países sudamericanos presentan límites extensos. Estas grandes distancias perjudican la vigilancia permanente de las fronteras, lo que ha llevado a varios países a emplear fuerzas militares en su custodia (Brasil, Bolivia; incluso la Argentina con dispositivos como el del “Escudo Norte”).

En el subcontinente existen dos fronteras apoyadas en obstáculos naturales que dificultan su vulneración. Una de ellas es la frontera entre Argentina y Chile, con la presencia de la cordillera de los Andes, y la otra la frontera de Brasil con sus vecinos del oeste, cubierta por el Amazonas. Esa densa selva que complica el establecimiento de líneas de comunicación terrestre de una costa a la otra del subcontinente, contribuye a aislar las zonas productoras de droga, ubicadas en los contrafuertes andinos cercanos al Pacífico, del litoral Atlántico donde se localizan los puertos de salida.

Pero además de la permeabilidad ocasionada por la significativa extensión, una de las principales debilidades de las fronteras sudamericanas es la gran cantidad de trifinios o puntos tripartitos que muestra. Estos lugares, al presentar una jurisdicción política dividida, facilitan la pérdida de control de los movimientos de personas y mercancías. No todos estos puntos tienen igual significancia geopolítica para el crimen, por supuesto. Si bien a lo largo de las distintas fronteras se reconocen trece trifinios, se destaca por su complejidad la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay. Aun así, no debe descartarse el resto de estos puntos como sectores a los que se debe prestar especial atención al vigilar los límites fronterizos.

Cabe aclarar que las fronteras consecutivas en sentido norte – sur de los países ubicados en la franja oeste de Sudamérica, desde Venezuela hasta la Argentina, si bien presentan algunos accidentes topo e hidrográficos que otorgan ciertas posibilidades de aislamiento entre las distintas jurisdicciones; en general revelan una uniformidad de ambientes naturales que facilita el tránsito de uno a otro.

Rutas de la droga

La salida de cocaína en forma directa desde las zonas productoras hacia los principales mercados mundiales se hace por mar desde los puertos comerciales, generalmente por medio de cargas ocultas en contenedores (más del 90 % del tráfico de cocaína sudamericana es por este medio[5]); o desde la costa no vigilada, recurriendo a lanchas rápidas e incluso sumergibles rudimentarios. También se emplea el medio aéreo; ya sea mediante aviones privados que pueden partir de pistas clandestinas, como de vuelos comerciales que despegan desde aeropuertos internacionales. Sin embargo, este tráfico canalizado desde los países donde se localizan las zonas de cultivo y producción, en muchos casos es riesgoso para la organización delictiva porque el espacio en cuestión está muy controlado por las diferentes autoridades que tienen injerencia sobre el tema. Por ello, las organizaciones buscan alternativas menos controladas.

Asimismo, debe tenerse en cuenta que las zonas productoras están recostadas mayormente sobre el océano Pacífico, con puertos próximos ubicados sobre esa zona marítima o, a lo sumo, con puertos localizados sobre la costa del Caribe, puntos más aptos para comunicarse con la América Central y la América del Norte (aun cuando algunas de esas instalaciones también son usadas para canalizar el tráfico hacia Europa). Pero los puertos ubicados sobre la misma costa del océano Atlántico, que facilitan la navegación directa hacia los mercados europeos, están alejados de las zonas productoras y, en gran parte del continente, como se vio, parcialmente aislados de esas zonas por la selva amazónica.

Es por ello que, aprovechando las fronteras porosas, el narcotráfico busca llegar a países que cuenten una geografía abierta, libre de obstáculos naturales, una importante infraestructura vial, portuaria y aeroportuaria, un extenso litoral marítimo sobre el Atlántico y una significativa actividad industrial y de comercio exterior. De tal manera, terminan en la Argentina y en la zona sur del Brasil. Por ello son dos países elegidos para sacar fuera de la región una parte importante de la producción de cocaína, debiendo señalarse que, según UNODC[6i], los puertos de Brasil son los principalmente empleados para esta actividad.

De tal manera, con el tiempo se plasmó una suerte de autopista panamericana de las drogas, que, siguiendo la dirección norte – sur por el oeste del continente, une Colombia con la Patagonia. Y, desde cada puerto que toca, vincula esta ruta con el mundo. Tiene diversas bifurcaciones que van llevando a los distintos lugares de salida. Paralela a la ruta terrestre, que es complementada también con algunos tramos cubiertos por medios aéreos, en la parte sur del subcontinente la trocha se monta sobre otra facilidad de transporte que es fluvial: la Hidrovía.

Crimen organizado desorganizado

Paradójicamente, la condición inicial que dio lugar al estudio geopolítico de las actividades delictivas, es decir, la existencia de organizaciones criminales con capacidad para dirigir y ejecutar sus actividades en distintos países bajo un mando único, tiene sus particularidades en Sudamérica. Como señala Pablo Uribe Ruan “…la palabra crimen organizado no representa la realidad empírica de la mayoría de las organizaciones criminales en América Latina. En esta región, por el contrario, el crimen está constituido por grupos, casi siempre, desorganizados, fragmentados e inestables, que constituyen difusas redes que van desde México hasta Argentina”[7].

En la primera etapa del proceso, el cultivo de la coca, intervendrían campesinos independientes o a lo sumo nucleados en clanes familiares, que venden la materia prima a las organizaciones productoras de cocaína. Las bandas “fabricantes”, además de elaborar el estupefaciente, tendrían responsabilidad en iniciar la cadena del narcotráfico al ofrecerla a bandas de narcomenudeo locales o al contrabandear su producto hacia países vecinos. Allí sería recibido para su distribución por otra banda local de similar nivel, quien a su vez la vendería a otros narco-minoristas para su distribución local. Esto no implica una unidad de comando en toda la cadena comercial sino que probablemente se formalice en base a una serie de acuerdos entre organizaciones menores mediante los contactos de sus integrantes. Por supuesto, cabe la posibilidad de que la banda de un país desplace integrantes a otro país para que organice o controle una determinada operación ilegal. A veces, este desplazamiento sería asistemático; como podría ser el caso que describe Norberto Emmerich sobre el surgimiento de bandas de narcotráfico en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina[8], y en otros casos podría deberse a un plan concebido para que la banda tome un carácter supraestatal.

Sin embargo, para sacar la droga del subcontinente por medio marítimo (o aéreo), es probable que intervengan bandas trasnacionales de distinta importancia que, luego de adquirir el estupefaciente a las bandas productoras, se hagan cargo de llevarlo hacia los puertos de salida, su acondicionamiento para el transporte, el transporte marítimo y su recepción en los puertos de destino (o una similar secuencia en el modo aéreo).

Otras organizaciones implicadas en el comercio ilegal de drogas son las que dan seguridad a las zonas productoras y a las “instalaciones fabriles”, con mayor o menor participación en el posterior tráfico del estupefaciente. Las más importantes de estas organizaciones provienen de los elementos remanentes de las guerrillas que operaban, u operan, en las zonas productoras.

La información periodística respecto a todas estas organizaciones es difusa y debe ser analizada con detalle. Existe en general una tentación a transformar en mega-bandas organizaciones que a lo mejor sólo tienen el papel de narco-minoristas; o de encontrar relaciones orgánicas permanentes en situaciones que son sólo contactos esporádicos o puntuales. Por ello, apenas a modo informativo, se mencionarán las distintas bandas que han tenido más difusión periodística.

En Colombia se cita al “Cartel del Golfo” como principal actor local; el que incluso ha sido mencionado con cierta presencia en países vecinos. Se refiere además la existencia de elementos remanentes de las FARC y el ELN relacionados con la producción y el tráfico del estupefaciente. En Perú no se destaca una organización específica, ya que en general la producción y comercialización primaria sería realizada por “clanes familiares”. También se menciona en este país la presencia de elementos remanentes de Sendero Luminoso. En Bolivia tampoco se mencionan bandas locales de importancia pero se refiere la presencia de representantes de algunas organizaciones transnacionales que intervienen en el mercado local.

Al considerar aquellos países en los que no hay zonas productoras pero sí rutas de tránsito, se detecta la presencia de bandas delictivas locales, como podría ser el “Tren de Aragua” en Venezuela, a la que se le adjudica cierta influencia internacional, y bandas menores al estilo de “Los choneros” o “Los lagartos” en Ecuador. Tampoco se refiere la presencia de bandas locales importantes en Argentina y Uruguay; en tanto en Brasil se señala la presencia del Primer Comando de la Capital y del Comando “Vermelho”, a los que se le otorga posibilidades de cierto alcance internacional. Por otro lado, en Paraguay, si bien no se identifican bandas locales de significación, es conveniente señalar la existencia de zonas de cultivo de marihuana en los departamentos de Amambay y Concepción (la principal zona de cultivo en Sudamérica). Aunque tal estupefaciente no es objeto de este trabajo, las asociaciones criminales relacionadas con su comercio ilegal pueden intervenir en el tráfico de cocaína, empleando las mismas rutas.

Con respecto a organizaciones de verdadera significación transnacional y sustantivos recursos, existen indicios de que la Ndrangheta y otras organizaciones mafiosas del viejo continente, podrían estar a cargo del tráfico hacia Europa. Asimismo, se habla de la presencia de organizaciones mexicanas en la región; y es lógico arriesgar que los carteles mexicanos más importantes (Cartel de Sinaloa y Cartel del Noreste) controlen las rutas de tráfico hacia América Central y del Norte, lo que no haría impensable la presencia de representantes de tales organizaciones en los países que tienen los puntos de salida hacia esos destinos extra-continentales. También grupos con experiencia en el comercio ilícito de estupefacientes provenientes de Colombia, Perú y Bolivia podrían encontrarse en otros países de la región; relacionadas con operaciones mayormente dedicadas a la exportación fuera del subcontinente o a la distribución interna.

Otras organizaciones que tendrían presencia en al menos tres países (Brasil, Paraguay y Bolivia) controlando las rutas del narcotráfico serían los “comandos” brasileños. Sin embargo, como vuelve a decir Uribe Ruan, “Hay grandes nombres como el Cártel de Sinaloa en México o el Comando Vermelho en Brasil, pero no son tan claras las conexiones entre estos grupos con los distintos nodos en la cadena de producción, transporte, comercialización y venta de estupefacientes u otros bienes ilícitos”[9] De todas maneras, como ya se manifestó anteriormente, puede considerarse habitual la presencia de referentes del narcotráfico de un país para organizar una operación en otro; sin que ello implique en todos los casos un asentamiento permanente de la organización a la que pertenece.

Parecería que el esquema adoptado por el narcotráfico se aproxima más al de organizaciones tipo “unión transitoria de empresas” entre las distintas bandas afectadas a los diferentes momentos específicos del narcotráfico. Esta característica, más que una debilidad de las organizaciones criminales, es una fortaleza, ya que les permite una flexibilidad y una segmentación que dificulta el seguimiento de la red completa. A su vez, demuestra una importante vulnerabilidad por parte de las autoridades locales, ya que implicaría que la permeabilidad de las fronteras es tal que permite a bandas locales, de un peso relativo, superarlas en forma clandestina con relativa facilidad.

Imagen: El Orden Mundial.

Resumiendo

Las características geográficas de América del Sur son las únicas del mundo que permiten el cultivo de la planta de coca, base de la producción de cocaína. Favoreciendo el comercio ilegal del estupefaciente, a esa circunstancia se unen las rigurosas condiciones físicas, orográficas, hidrográficas y de vegetación que dificultan el acceso a las zonas de producción y su consecuente control.

Por su posición geográfica, por las características de su territorio, por su infraestructura de transporte y por su extenso litoral atlántico, la Argentina es para las bandas transnacionales de crimen organizado un punto conveniente de salida de la droga hacia los mercados internacionales. Este tema plantea un serio dilema para la política de seguridad interior de la República.

La relación entre zonas productoras y los puntos de salida extra-continentales obliga a consolidar una firme relación de los estados afectados, a fin de promover una acción conjunta para atacar el problema. Por eso es importante una visión geopolítica del problema y no perderse en la maraña de organizaciones que circunstancialmente operan los distintos momentos del proceso. Mientras subsista el cultivo y la necesidad de exportarla fuera del subcontinente, seguirá planteado el problema. Los protagonistas sólo cambiarán de nombre y, como la legendaria hidra, cortada una cabeza en su lugar crecerán dos.

Por supuesto, resulta fundamental la persecución de las organizaciones de narcotráfico, ya que es el principal medio en la actualidad para enfrenar este terrible flagelo. Pero también se debería apuntar a los dos extremos de la cadena. Por un lado, a reducir el consumo. UNODC aprecia que la cantidad de consumidores en el mundo es de 21.000.000 de personas. Según esta oficina, esa cifra representa el 0,4 % de la población mundial entre 15 / 64 años; pero ese guarismo sería inferior si se compara con la población global, estimada en 7.837.000.000 de habitantes: 0,26 %. Por otro lado, a restringir la producción y aislarla físicamente de los lugares de tránsito y salida. Encarar el problema como un tema geopolítico de alcance internacional y no considerarlo sólo como un problema doméstico de cada país, permitiría imaginar soluciones más eficaces.

Imagen: El Orden Mundial.

* Licenciado en estrategia y organización. Autor de varios artículos sobre geopolítica y estrategia.

 

Referencias

[1] Bartolomé, Mariano. La seguridad internacional post 11-S. Buenos Aires: Instituto de Publicaciones Navales, 2006, p. 61.

[2] Ejemplo de ello son los libros de Gayraud, Jean-François, El G9 de las mafias en el mundo – Geopolítica del crimen organizado (Barcelona: Tendencias Editores, 2007); Glenny, Misha, Mc Mafia – El crimen sin fronteras (Buenos Aires: Ediciones Destino, B 2008); Emmerich Norberto, Geopolítica del narcotráfico en América Latina (Toluca: Instituto de Administración Pública del Estado de México, 2015).

[3] Carbajal Glass, Fausto. “Spaces of Influence, Power and Violence: The Micro-Geopolitics of Organised Crime”. Strategic Hub for Organised Crime Research (SHOC), Royal United Services Institute (RUSI), https://shoc.rusi.org/blog/spaces-of-influence-power-and-violence-the-micro-geopolitics-of-organised-crime/.

[4] UNODC, World DrugReport 2022 (United Nations publication, 2022).

[5] Ídem.

[6] Ídem.

[7] Uribe Ruan, Pablo. “El crimen en América Latina: desorden, fragmentación y transnacionalidad”. Real Instituto Elcano, https://www.realinstitutoelcano.org/analisis/el-crimen-en-america-latina-desorden-fragmentacion-y-transnacionalidad/.

[8] Emmerich, Norberto. Op. cit., p 94.

[9] Uribe Ruan, Pablo. Op. cit.

©2022-saeeg®

LA VENTANITA: BRASIL

Iris Speroni*

Realidad que hace 20 años que no existe. Los funcionarios viven, verdaderamente, en otro mundo.

 

En “Una ventana al mundo” (http://restaurarg.blogspot.com/2022/10/una-ventana-al-mundo.html) afirmé:

Entender el comercio argentino internacional es lo que nos va a dar la pauta para pensar el país futuro. También para desenmascarar mentiras de nuestros gobernantes. Lloran impotencia, “no se puede”, “el mundo nos juega en contra”, “faltan dólares”, para justificar su inoperancia o corrupción.

Argentina es un país rico. Argentina es un país poderoso. Argentina es un país lleno de posibilidades, próspero y fecundo. No hay razones objetivas para estar endeudados ni que haya pobres.

Según datos del INDEC, el superávit comercial de la Argentina desde el 2000 al 2021 fue de US$ 183.482.000.000.

Fuente: INDEC. Elaboración propia.

Tener superávit comercial es la norma y no la excepción. Las exportaciones no pararon de crecer, en parte por la pérdida de poder adquisitivo de la población, en mayor medida porque ha cambiado el entorno mundial. La lógica de posguerra que tanto nos perjudicó hace 20 años que no existe más.

Sin embargo funcionarios, políticos y economistas continúan aún hoy su lloriqueo de “restricción externa”, “la falta de dólares no nos deja crecer”, etc. Realidad que hace 20 años que no existe. Los funcionarios viven, verdaderamente, en otro mundo.

En lo que va del gobierno de Alberto Fernández, el superávit comercial superó los US$ 31.684 millones. ¿De qué restricción externa hablan los funcionarios? ¿Por qué lloran “falta de dólares”? Argentina no hace más que exportar, no hace más que producir divisas, no hace otra cosa que traer divisas al país, las cuales mágicamente desaparecen luego de ser entregadas a las autoridades nacionales.

En lo que va del gobierno de Alberto Fernández, el superávit comercial superó los US$ 31.684 millones. ¿De qué restricción externa hablan los funcionarios?

¿Qué pasó con esos US$ 31.684 millones? La respuesta es fácil: las autoridades federales las malvenden a mitad de precio. ¿A cualquiera? Nooooo. Sólo a los amigos. Si uno vende un bien a mitad de precio, liquida las existencias. Por eso no hay reservas en el BCRA, porque —a los amigos— las venden a precio vil. Esos US$ 31.684 millones es dinero robado por el gobierno federal a las provincias, origen del 99,6% de las exportaciones. La más perjudicada de ellas es la provincia de Buenos Aires, responsable del 35% del total.

Mientras, los senadores, responsables constitucionales de velar por el tipo de cambio, la prosperidad de las provincias y supervisar la actuación del BCRA, miran para otro lado. 

Brasil: la ventanita

En la nota anterior “UNA VENTANA AL MUNDO”, sostuve y lo sostengo ahora, que Argentina vive un momento propicio único. No por nuestra habilidad, porque los gobernantes argentinos patean en contra, sino porque cambiaron las circunstancias internacionales, las cuales desde hace 20 años nos favorecen.

Cuando Argentina ingresó al Mercosur, durante las presidencias de Alfonsín y Sarney, la propaganda política fue que nos abriríamos al mundo vía Brasil, usándolo de locomotora y como piloto del TC, iríamos chupados, para aumentar nuestro comercio internacional.

Nada de lo prometido sucedió. El Mercosur no abrió ni un solo mercado, todo lo que exportamos bien o mal, es por las nuestras. Por el contrario, Brasil es el principal exportador de carne bovina, con la marca “carne sudamericana”. Brasil recibió la industria que se desarraigó de la Argentina para instalarse allá. Para que eso sucediera, nuestro “socio” dio exenciones impositivas, leyes laborables más laxas y créditos blandos. A su vez instaló toda suerte de barreras paraarancelarias contra nuestros productos. Al no haber aranceles desde Brasil a la Argentina, gran parte de las empresas multinacionales se instalaron allá y desde ahí atienden el mercado argentino. Hoy, 35 años después, el mercado interno nuestro es pequeño.

No era esa la situación durante los gobiernos de Alfonsín y Menem. El sueldo argentino era 3 veces superior al brasileño. Éramos menos habitantes pero con mayor poder adquisitivo, con lo cual fue nuestro mercado doméstico el que financió la instalación de las industrias multinacionales en Brasil. Eso hasta que mejoró la calidad de vida de sus trabajadores. Financiado —en parte— por nosotros.

Esta transformación fue ampliamente facilitada por los funcionarios argentinos, los grandes gestores de la desindustrialización de nuestro país. ¿Qué explicación razonable existe para que Unilever mueva shampoo, pasta dentífrica y jabón de tocador 3.000 km por camión? Las medidas que tomaron los funcionarios argentinos —complementarias a las brasileñas— fueron:

    • altos impuestos locales,
    • altos sobrecostos laborales (los costos por encima de los salarios percibidos),
    • inestabilidad macroeconómica en la forma de inflación, tasa de interés alta,
    • pero la medida crucial fue un tipo de cambio artificialmente bajo.

Nuestros gobernantes ni siquiera tuvieron la entereza de dejar algunas actividades a resguardo. Acceder a que Brasil nos superara en agricultura, ganadería e industria mientras se conservaban algunos cotos. Ejemplo: maquinaria agrícola y lácteos. Nosotros le compraríamos cualquier cosa a Brasil a costa de nuestras industrias, como automotrices y artículos de tocador pero los brasileños desarrollarían su campo con maquinaria agrícola argentina (nuestro industria es más que centenaria y contemporánea de la norteamericana).

Nada de eso sucedió.

Se llevaron nuestros ingenieros e hicieron sus propias máquinas. Pasado tanto tiempo creo que la creación del Mercosur tuvo como objetivo consolidar a Brasil como líder/controlador del subcontinente y darle un golpe mortal al movimiento obrero argentino, verdadero objetivo de todo esto. 

La importancia del tipo de cambio

Cuando no hay aranceles, el tipo de cambio es la única barrera. Si el tipo de cambio está artificiosamente bajo, como sucede ininterrumpidamente en los últimos 11 años, se compran dólares (o reales o euros) a mitad de precio y eso permite adquirir productos importados también a mitad de precio. Si, además, no tengo aranceles, como sucede con Brasil, todo lo brasileño cuesta la mitad de su precio (¡gracias a las políticas nacionales de BCRA!). Lo que faculta a colocarlo en el mercado local a precio internacional calculado a dólar libre y duplicar así las ganancias. 

La ventana que es una trampera

Veamos los números del INDEC.

El saldo comercial Argentina-Brasil de enero de 2000 a octubre de 2022 fue deficitario en US$ 54.438.634.143.230 (pérdida de cincuenta y cuatro mil cuatrocientos treinta y ocho millones seiscientos treinta y cuatro mil doscientos treinta dólares).

Excepto durante los gobiernos de De la Rúa y Duhalde y por el último año de gobierno de Macri (2019) —por la caída del poder adquisitivo—, todos los santos años le pasamos dinero a Brasil.

Nosotros nos esforzábamos a vender al mundo (al punto de tener superávit comercial) para financiar a Brasil. De hecho, al resto del mundo sin contar Brasil le vendimos US$ 235.075 millones (2000-2021) para poder darle el 23% de lo obtenido a nuestros socios brasileños.

Hoy Brasil no nos necesita más. Tienen reservas, una macroeconomía estable, exportan al punto de poder prescindir de nuestro mercado, sus obreros ganan más que los nuestros.

Distinto era el cantar cuando Kirchner le compraba aviones a Embraer, fabricados por ingenieros formados en Córdoba y con aluminio de Aluar. Cuando Kirchner prohibía la exportación de carne argentina para que Brasil se quedara con nuestros mercados. Cuando los gobernantes argentinos firmaban protocolos especiales para la industria automotriz para que los argentinos compraran 600.000 automóviles al año, la mayoría de ellos brasileños.

El amor del kirchnerismo a Lula nos costó US$ 36.396 millones de déficit comercial (doce años: 2004-2015) [1].

Cuando vean los cordones industriales de Rosario o el Gran Buenos Aires, llenos de fábricas abandonadas y de gente que vive de changas: acá tienen la explicación. 

Solución

Subir el tipo de cambio. El arancel es irrelevante cuando uno tiene naciones sin arancel o cuando no se controla el contrabando. El tipo de cambio alto es el mejor incentivo a la industria porque protege de las multinacionales instaladas en Brasil y del contrabando por igual.

Hubo cierre de actividades ex profeso, sin esperar que las medidas macroeconómicas tomadas corrieran su curso, como fue desmantelar FFMM y los astilleros, cerrar el laboratorio de investigaciones de YPF y tantas otras. Hay que revertirlo.

Con el gobierno de Alberto Fernández, Argentina pidió ingresar a los BRICS, lo que es una medida acertada. Eso permitirá tener una relación adulta y más equilibrada con nuestro vecino.

Nada servirá mientras el dólar siga artificialmente bajo. El tipo de cambio bajo y la caída del PBI per cápita van de la mano.

Nada servirá mientras continúen los mismos funcionarios a cargo de la administración del Estado.

 

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Nota

[1] Déficit año a año con Brasil durante los 12 años de gobierno kirchnerista.

 

Notas relacionadas

Una ventana al mundo. http://restaurarg.blogspot.com/2022/10/una-ventana-al-mundo.html

Más de lo mismo. http://restaurarg.blogspot.com/2020/08/mas-de-lo-mismo.html

 

Artículo publicado el 26/11/2022 por Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2022/11/la-ventanita-brasil.html

FUMANDO EN EL POLVORÍN

Heriberto Justo Auel*

Imagen de ThePixelman en Pixabay 

“No todo término merece el nombre de fin, sino tan sólo el que es óptimo”.

Aristóteles -384/332 a. C.

 

  1. La opción nuclear en el Norte Europeo.
  2. La opción revolucionaria castro-chavista en el Sur Americano.
1. La opción nuclear en el Norte

Recientemente —el 04/07/2022— el IEEBA publicó “La Guerra en Ucrania, la Disuasión Ausente y la Inseguridad Argentina” (1). Decíamos en él:

“Ucrania es un país clave para la Seguridad de la UE y de una gran importancia para la maniobra geopolítica china en curso, en la búsqueda de la hegemonía mundial. Oficialmente la OTAN nunca se animó a invitar a Ucrania para formar parte de la Alianza. Había conciencia de la hipersensibilidad histórica de Rusia por su seguridad, en particular en la frontera Oeste.

Sin embargo la inclusión de Ucrania en la UE/OTAN fue impulsada por —vía indirecta privada— a lo largo de décadas, por las fuerzas del “globalismo occidental”. En 1997 se le otorgó a Kiev una “relación privilegiada” con la Carta Atlántica. En 2008 se dio lugar a su “Revisión” y en 2009 se creó la “Comisión Ucrania-OTAN”. En 2016 —dos años después de la ocupación rusa de Crimea— la OTAN aprobó en Varsovia el “Programa de Amplia Asistencia a Ucrania”, orientado a capacitar a sus FF.AA. en guerra híbrida y ciber-guerra y a partir de la invasión rusa —24/02/2022— la OTAN coordinó toda la asistencia occidental a Ucrania en la “3ra. guerra civil europea” —que la UE/OTAN “culturalmente contractivas”— no quisieron ni supieron evitar y esta —como ocurrió con las anteriores— podría evolucionar a “guerra mundial”, en un ambiente internacional nuclear carente de “disuasión”.

Días después —21/07/2022— el IEEBA publicó “Y… ¿si Putin apretara el botón rojo?” (2). En él se agregaba, recordando la sentencia de Einstein, “Dios no juega a los dados”:

“A partir del lanzamiento nuclear sobre Japón —en 1945— la presencia de los arsenales de Armas de Destrucción Masiva —ADM— expande el espectro del conflicto. Surge en uno de sus extremos la probabilidad de la hecatombeel invierno nuclear— y, en el otro, la probable regresión a las formas más primitivas de la violencia: el terrorismo. La ciencia y el arte de la Estrategia inicia en esa fecha una nueva etapa —compleja, innovadora y cambiante—. La hemos llamado “Estrategia Contemporánea” —EC—.

Aparecen actores “no estatales” y “Estados Fallidos” irresponsables. El 24/02/2022 Putin invadió a Ucrania —a través de una “Operación Especial”— iniciando la “3ra Guerra Civil Europea” —híbrida, asimétrica, limitada y eventualmente nuclear— incardinada en la guerra mundial en curso —la contraterrorista globalCTG— que dada la envergadura de su evolución podría cambiar su inicial patronímico por uno más apropiado. El paso por dar —para mundializarse— es muy corto.

Esta eventual nueva Guerra Mundial —natural evolución dentro de la CTG—, sin disuasión, podría escalar a nivel de guerra mundial nuclear: la hecatombe/invierno nuclear. Hemos señalado esta probabilidad —tangencialmente— en nuestros últimos ensayos. Hoy vamos a desarrollar un elemental ejercicio teórico/estratégico, de posibilidades probables”: Planteábamos las siguientes —en el caso de que Moscú lanzara un primer golpe nuclear, aunque fuere táctico—:

“OPCIÓN 1:

EE.UU./OTAN condenan retóricamente la detonación nuclear rusa y no reaccionan militarmente.

OPCIÓN 2:

EE.UU./OTAN reaccionan con sus armas nucleares.

OPCIÓN 3:

EE.UU./OTAN ingresan a la guerra —directamente— con movilización convencional terrestre y aérea, en gran escala”.

El tiempo cronológico nos indicará —en su devenir— a cuál de ellas nos estamos acercando. Nuestras apreciaciones se valen normalmente de las publicaciones de la prensa especializada, pero hoy ya contamos con la del actual Jefe del Comando Estratégico de EE.UU. —el Almirante Charles Richard— (3), que valora como “posible” —sería peligroso si lo calificara como “probable”— al conflicto, ´con una potencia nuclear´, dice el Almirante:

“Rusia y China pueden escalar a cualquier nivel de violencia que elijan, en cualquier dominio y con cualquier instrumento de poder, en todo el mundo. Washington no se ha enfrentado con competidores y oponentes como estos, desde hace tiempo. No sabemos adónde la amenaza va a terminar si por parte de Rusia ella sigue aumentando, junto con otros desafíos a los que nos enfrentamos”.

Esta apreciación —desde los EE.UU.— coincide con la de un alto funcionario moscovita, Dimitri Medvédev (4), expresidente y hoy vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, que declaró: “Imaginemos que Rusia se ve obligada a utilizar el arma más temible contra el régimen ucraniano, que ha cometido un acto de agresión a gran escala, peligroso para la existencia misma de nuestro Estado. Creo que la OTAN no interferirá directamente en el conflicto, incluso en este escenario” y agregó: “Los demagogos al otro lado del Océano y en Europa, no van a morir en un apocalipsis nuclear. Tengo que recordárselo de nuevo, para aquellos oídos sordos que solo se escuchan a sí mismos: Rusia tiene derecho a utilizar armas nucleares si es necesario”.

La declaración de Medvédev fue respuesta a la “advertencia” del asesor de seguridad de la Casa Blanca, Jake Sullivan (4), quien afirmó: “hay que tomarse muy en serio el posible uso de armas nucleares, por primera vez desde la IIGM”.

Esta situación nos recuerda una anécdota del Grl San Martín —en El Plumerillo— cuando se presentó ante la puerta de un polvorín, para ingresar vistiendo espuelas. El centinela cumplió con su consigna y se lo impidió. Ello le valió al soldado una felicitación pública de su Jefe. Los diferentes actores de la guerra en desarrollo “fuman en el polvorín” y pareciera que no hay centinela alguno que los detenga. Pareciera que no quieren “sacarse las espuelas”.

El 21/07/2022 (2) decíamos:Putin ha logrado el apoyo asiático con China y la India a la cabeza, con lo que ha diluido a las sanciones económicas y financieras de Occidente. Queda el recurso de convencer a los asiáticos para que condicionen su apoyo a Putin, siempre que se abstenga del empleo nuclear. ¿Tiene Occidente “prendas de negociación” para lograr esa actitud de los gigantes del Oriente? No. A la vista, no existen”.

Nos preguntamos si Biden o Úrsula von der Leyen ¿no están fumando en el polvorín? El Estagirita —padre de la Lógica Occidental— planteó hace más de dos mil años que “No todo término merece el nombre de fin, sino tan sólo el que es óptimo”. Hoy —en términos estratégicos— lo diríamos así: “Los objetivos de los fumadores ¿son los óptimos para el hemisferio?”. La oportunidad —para negociar— podría estar presente, pero ¿se la quiere ver?

El portavoz de la Cancillería china —Wang Wenbin— acaba de expresar: “Hacemos un llamado a las partes relevantes para que realicen un alto el fuego a través del dialogo y la consulta y encuentren una solución que se adapte a las preocupaciones legítimas de seguridad de todas las partes, lo antes posible”. Simultáneamente, Scott Pelley le preguntó a Biden: “¿Qué le diría a Putin ante la posibilidad de empleo de armas nucleares o químicas?”. El presidente le respondió: “No lo hagas, no lo hagas, no lo hagas. Cambiaría el rostro de la guerra, como algo distinto a lo que hemos visto desde la IIGM”.

Pero hasta hoy no conocemos la iniciativa de EE.UU./UE para reunirse con China/India y encontrar el camino de la Paz.

¿Existe algún otro camino para encontrar una alternativa al “invierno nuclear”? No lo creemos. Lo hemos planteado en (1): son urgenteslos buenos oficios y la mediación” de los EE.UU/UE y China/India”. Los “progresistas occidentales” están controlados por las fuerzas del “globalismo” o “mundialismo” que destruye al Occidente Cristiano desde su núcleo fundador (5).

Los dos Papas que conviven en Santa Marta son la representación viviente —en su cimiento— de la fractura cultural de nuestro Hemisferio.

Thomas Friedman (6) —desde su reconocida experiencia belígera— se pregunta: “¿Cómo termina esta guerra con un resultado estable?”, y responde:

    1. Intento de victoria ucraniana total: traería como consecuencia el empleo nuclear por parte de Putin.
    2. Acuerdo sucio con Putin: asegura un alto el fuego, pero divide a Occidente y enfurece al sector nacionalista de los ucranianos.
    3. Acuerdo menos sucio con Putin: ambos contendientes podrían aceptarlo, pero Putin sería eyectado en Moscú —por el fracaso de la guerra— y esto también conlleva el empleo nuclear.

La conclusión de Friedman —luego de un detallado análisis— es que“que ninguna solución es fácil”. De ello no nos quedan dudas y pensamos que la Canciller en retiro —Ángela Merkel— tiene plena razón cuando dijo recientemente: es necesario incorporar a Rusia en la arquitectura de seguridad europea, para tomar las riendas de su destino y abandonar la dependencia de Washington”.

Olaf Schulz —su sucesor en la Cancillería— le ha prestado oídos. No cree en EE.UU., pues Biden ha incumplido con sus promesas para reemplazar el gas faltante —para el invierno alemán que ya llega— y apuesta por mantener los contratos de gas con Moscú, que ante el ofrecimiento no ha demorado en proponer la rápida reparación del gasoducto Nord Stream I, recientemente saboteado, sin dejar de inculpar a los “atlantistas” por el hecho delictivo de trascendencia internacional.

Esta es una fisura en el bloque Occidental que coincide con la movilización rusa y la promesa de Moscú de “iniciar ahora a la guerra”, abandonando a la “Operación Especial” y a la “chatarra” de sus arsenales. Olaf le ha dado la espalda a las sanciones económicas establecidas por la OTAN y en particular a Polonia, Ucrania y EE.UU.

Mientras esto sucede y los frentes en Ucrania se reacomodan —ante el Grl Invierno— el viejo “Plan Primakov” toma encaminamiento y se produjeron —a fines de septiembre de 2022— los primeros ejercicios militares combinados —terrestres y aéreos— en territorio ruso, con la participación de China, la India y los países centroasiáticos.

Felipe Shajagún (7) ha predicho:Rusia se convertiría en un importante actor internacional independiente, aunque no en una superpotencia como las otras dos, que busca mantener un equilibrio, sin equidistancia, en el contexto de la rivalidad chino-estadounidense”.

Mientras los ideologizados líderes “atlantistas” fuman en el polvorín, China siente el efecto de la “3ra Guerra Civil Europea” y actúa con total realismo político para preservar su gigantesca maniobra geopolítica mundial, encaminando su “soft-power” por la “Franja de la Seda”, que tiene su límite occidental en la Cordillera de los Andes (7). La sola observación del mapa al pie da una idea de su envergadura, custodiada por su elaborada política exterior y sus resilientes pasos estratégicos en el Asia-Pacífico.

La influencia del gigante asiático en el mundo

François Hartog Albertville, Alpes franceses, 1946 profesor emérito de la prestigiosa Escuela Superior de Ciencias Sociales de París, está especializado en analizar el tiempo histórico. Afirma que “este tiempo vuelve a acelerarse en manos de Vladímir Putin o Xi Jinping, con permiso de la pandemia” en su última obra —“Chronos”, Editorial Gallimard— que recibió el “Gran Premio Gobert” de la Academia Francesa. Su pensamiento puede resumirse en una sola frase, que es título de una exposición que se encuentra disponible en Internet: “Putin piensa a largo plazo y Occidente está atrapado en el presentismo”. La dirigencia iberoamericana culturalmente parte de Occidente es un claro ejemplo de la asertiva expresión de Hartog. Es lo que veremos en el próximo punto 2.

2. La opción revolucionaria castro-chavista en el Sur Americano.

Nuestras dirigencias —de las más diversas ramas— están totalmente “atrapadas en el presentismo” —mirándose el ombligo— sin mañana, sin visión estratégica y a los “codazos para ganar algún mejor lugar”, mientras “fuman en el polvorín”. Si en unos días más Lula triunfara en la 2da. vuelta, con Petro en Colombia, AMLO en México, Castillo en Perú, Arce en Bolivia, Ortega en Nicaragua y Boric en Chile, hay que avisarles —a los argentinos que fuman— que los kk tienen asegurada la elección presidencial en el 2023.

A pesar de la evidente presencia activa —en los últimos 63 años— de la “revolución castro-chavista” en Iberoamérica y en particular en nuestra querida Argentina, nuestros académicos, intelectuales, políticos y periodistas jamás citan a la “revolución”. ¿Ignorancia, temor o compromiso? (8). Es muy extraño que “miren y no vean”. Como lo expresa Clausewitz en “De la Guerra”, la guerra —revolucionaria— es “como el camaleón”: cambia de formas y de color a través del tiempo. Como la serpiente, pierde la piel, pero sigue siendo serpiente. Ahora y aquí, es “híbrida/irrestricta” (9).

La “revolución castro-comunista” —hoy “castro-chavista”— después de la etapa que Heinz Dieterich llamara “Socialismo siglo XXI”, transita en nuestro país —1959/2022— la Séptima Campaña (10) —pues nunca se fue— cambió de ropaje, de dirección y de estrategias, pero siempre retuvo el objetivo: alcanzar el poder. Lo hizo reiteradamente y hoy está en el poder, bajo el simulacro mimetizado de “peronismo”, al que vació de doctrina y liderazgos. Es lo que nuestros “fumadores ciegos” llaman “populismo”.

Lula, que es apoyado como candidato al Planalto por gran parte de estos mismos “fumadores ciegos”, es cofundador —con Fidel— del elemento director —desde 1990— del proceso continental revolucionario comunista: el “Foro de San Pablo”. Lara Farias ha afirmado: a pesar de las sentencias absolutorias, Lula y los suyos están condenados por la historia como las cabezas del mecanismo de corrupción más perverso que se pudo haber ideado, para garantizarle al Foro de Sao Paulo su expansión. Y para garantizar que hasta el fin de los tiempos el socialismo iberoamericano sea sinónimo de corrupción e impunidad. (11).

Lara Farías se refiere a la creación de nuestra conocida Odebrecht”, y agrega: Por ‘manu militari´, con la justificación siempre presente del “interés de Estado”, se tenía a la empresa como la constructora oficial de la obra pública, de cualquier dimensión y en todo el territorio nacional”. A los argentinos ¿esto no les recuerda a “Austral Construcciones”? Pero no es el único arbitrio que aquí se intenta imitar. Así como Lula recuperó su libertad y —llamativamente— la posibilidad de volver a participar en elecciones a través de un fallo de la Corte —que él mismo había nombrado—, en Buenos Aires este arbitrio, que se intenta a través del aumento del número de Jueces de la Corte, —por ahora— no tiene viabilidad.

Es por ello por lo que —simultáneamente— están en plena gimnasia preparatoria las eventuales insurgencias que acompañarían a la sentencia por la causa Vialidad. Mientras la dirigencia “opositora” fuma en el polvorín argentino, bajo comando externo unificado del FSP se activaron los araucanos —RU/FARC— en Río Negro, el EPP en el Norte, los movimientos sociales, los sindicatos kk, los Colegios Secundarios en la CABA y el atentado contra “la jefa revolucionaria”, que huele mal, muy mal. Hay muchas anécdotas en los medios, pero “de aquello no se habla”. La “revolución” no se nombra.

La opción revolucionaria en el Sur Americano” queda hoy muy bien descripta por una “asociación de no fumadores” que hace años entendieron y se ocupan del grave conflicto que destruye a la Argentina. En una carta de lectores la “Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia”, expresa con absoluta claridad: 

La patria indefensa.

“En una excelente nota publicada el sábado pasado, Héctor Guyot concluye que ‘sin autoridad, sin ley, el país se desliza hacia un virtual estado de anarquía’. Asistimos a un penoso espectáculo de violencia, colegios secundarios tomados, acampes en la vía pública, empresas bloqueadas al borde del cierre. En el sur, el terrorismo secesionista disfrazado de ‘mapuche’, con apoyo y presencia de jerarcas montoneros, ataca a las fuerzas de seguridad, que tienen orden de no responder. Detrás de todos esos fenómenos se encuentra la izquierda revolucionaria, a quienes se les entregó en 2004 el diseño y manejo de una política de derechos humanos que mantiene desde entonces a la Justicia Federal abocada al juzgamiento de las más bajas jerarquías de las Fuerzas Armadas y de seguridad por hechos ocurridos hace 50 años, mientras sufre la sociedad el flagelo de la corrupción y el narcotráfico. El descalabro económico, la pobreza, la indigencia, la demolición de la familia, la gigantesca corrupción y la inacción tanto de la Justicia como de las fuerzas federales son fruto de esa alianza que le ofreció el kirchnerismo, y que los encuentra unidos en busca del caos, funcional al plan de impunidad de Cristina Kirchner.

Desde esta asociación hemos venido denunciando desde hace más de una década que la distorsión de los principios del derecho con el fin de reabrir los juicios de los 70 llevaría a la claudicación y sometimiento de la Justicia Federal, como parte del plan de saqueo del Estado y demolición de los principios republicanos. Estamos padeciendo sus efectos, un Estado fallido y una patria indefensa. Urge acabar con el populismo y restablecer la Justicia para alcanzar la concordia política”.

Alberto Solanet

Presidente

Carlos Bosch

Secretario

 

“No todo término merece el nombre de fin, sino tan sólo el que es óptimo”.

 

* Oficial de Estado Mayor del Ejército Argentino y del Ejército Uruguayo. Ha cursado las licenciaturas de Ciencias Políticas, de Administración, la licenciatura y el doctorado en Relaciones Internacionales. Se ha desempeñado como Observador Militar de la ONU en la Línea del Cese de Fuego del Canal de Suez. Comandó tropas de llanura, montaña, aerotransportadas y mecanizadas.

Citas y aclaraciones

(1). H. J. Auel. “La Guerra en Ucrania, la Disuasión Ausente y la Inseguridad Argentina”. IEEBA, 04/07/2022, www.ieeba.org.

(2). H. J. Auel. “Y… ¿si Putin apretara el botón rojo?”. IEEBA, 21/07/2022, www.ieeba.org.

(3). C. Richard. “Nuclear war is posible”. HomeWorld News. 22/09/2022.

(4). D. Medvédev. “No es broma”. Infobae, 27/09/2022.

(5). A. León. “Cuando los matones se tragan la soberbia”. Cubanet.org.

(6). T. Friedman. “Como podría terminar la guerra de Putin en Ucrania”. Reuters, 22/09/2022. Es un periodista y escritor estadounidense, ganador del Premio Pulitzer en tres oportunidades. Es columnista de The New York Times, en el que comenzó a trabajar como reportero en 1981, tras haber estudiado en El Cairo, Oxford, Boston y Beirut.

(7). H. J. Auel. “La Geopolítica del ´virus chino´”. IEEBA, mayo de 2020, www.ieeba.org.

(8). H. J. Auel. “Los Setenta nunca se fueron”. https://www.youtube.com/watch?v=YwZdfctGAK4&t=5338s.

(9). Q. Liang/W. Xiangsui. “Guerra sin restricciones”. Buenos Aires: Ed. Círculo Militar, agosto de 2021.

(10). H. J. Auel. “Guerra Contrarrevolucionaria en la Argentina”. IEEBA, julio de 2021, www.ieeba.org.

(11). D. Lara Farías. “‘Lava Jato’, Lula y la corrupción iberoamericana. Así funcionó el perverso mecanismo de corrupción”. La Gaceta, 30/09/2022, https://gaceta.es.

Artículo publicado por el 07/10/2022 por el Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires, (IEEBA).