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LA GEOPOLÍTICA-CERO DE ARGENTINA EN SU MOMENTO MÁS ALARMANTE

Alberto Hutschenreuter*

Que un país con gran extensión terrestre, aérea y marítima no desarrolle, ni en ideas ni en actos, ninguno de los tres poderes para salvaguardar esos territorios, es una anomalía. Pero que, en paralelo a esta condición, cree, estimule o facilite sus hipótesis de conflicto, lo convierte en un caso único.

En buena medida es lo que sucede con Argentina, un actor que reúne condiciones de país-continente, posee múltiples recursos estratégicos, está ubicado a distancia de placas de tensión geopolítica, no atraviesa discordias intervecinales mayores, pero, por causas hasta hoy inexplicables, se ha ido convirtiendo en un país de geopolítica-cero, algo así como un actor que no solo ignora la importancia del factor político-territorial como oportunidad para construir poder nacional, pero también como peligro para los intereses nacionales, sino que despliega prácticas anti-geopolíticas, es decir, trata o encara hechos geopolíticos desde un lugar en el que acaba siendo «su propio enemigo».

Consideremos, entre otras, tres situaciones actuales: una interna, otra externa y, finalmente, una (más sujeta a eventualidades) que combina lo interno y externo.

En relación con la situación interna, desde hace tiempo la agrupación (autodenominada) Resistencia Ancestral Mapuche ha venido aumentando, tanto en reclamos como en actos de violencia, su proyección territorial en el sur del país, en la Patagonia; es decir, se trata de un pernicioso actor que despliega una ofensiva geopolítica (porque su propósito es étnico-político-territorial) en la que no trepida en avasallar la misma soberanía nacional con la que ni siquiera se identifica pues, más allá de su deliberadamente difusa identificación étnica, los mapuches son, como bien sostiene Carlos Manfroni, araucanos, es decir, de Araucanía, Chile, país donde también cometen violentos atropellos.

Esto último resulta pertinente para remarcar lo que en un reciente artículo advierte y aclara el experto Marcelo Javier de los Reyes, Director Ejecutivo de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales: (…) «“Resistencia Ancestral Mapuche”, organización que reivindica la existencia de un estado racial araucano en una parte de la Patagonia, región geográfica a la que muchas veces, erróneamente, se agrega el adjetivo “argentina”. Hay una sola Patagonia y es la ubicada en la Argentina. La zona lindera ubicada en Chile, debe ser llamada “Araucanía”».

En pocos términos, se trata de una agrupación que utiliza el terror para alcanzar sus propósitos. No obstante esta situación, el gobierno argentino no sólo no los combate como se debe combatir a todo agrupamiento terrorista, sino que despliega un enfoque complaciente y hasta connivente ante (o más apropiadamente con) el mismo, llegando incluso a desproteger a la misma población nacional frente a un peligro que tiene lugar dentro del propio territorio nacional, el que podría llegar a sufrir una fractura por parte del accionar de los sediciosos.

En otros términos, se trata de una amenaza o hipótesis de conflicto que no es considerada como tal por el Estado argentino. Peor todavía, el enfoque y la inacción del gobierno llevan a la más peligrosa situación en la que se puede encontrar un país: la de un gobierno convertido en principal hipótesis de conflicto.

En relación con la situación externa, recientemente la diputada nacional Mariana Zuvic se refirió, en términos de advertencia, a un proyecto de ley que impulsa el gobierno argentino, el que podría terminar beneficiando y afirmando intereses británicos en el Atlántico Sur. Básicamente, se trata de la creación de una zona marítima ictícola protegida situada en un área en disputa con el Reino Unido. Dicho proyecto cuenta con el «respaldo» de una organización no gubernamental, la Wildlife Conservation Society (con sede en Nueva York).

El riesgo radica en que se trata de una iniciativa que proporciona a Londres un justificativo para llevar adelante similares proyectos que, más allá del loable propósito, coadyuvarán a fortalecer su presencia en el Atlántico Sur, un océano aparentemente «quieto», pero en el que suceden numerosas y crecientes dinámicas relativas con la concentración de presencias, ambiciones y proyecciones de estados.

Hay que decir que no se trata de nada nuevo. Los actores preeminentes suelen promover iniciativas justas en relación con la salvaguarda del medio ambiente. Muchas veces lo hacen acompañados por entidades no gubernamentales, hecho que le proporciona más compromiso genuino a dicha acción. Y el Reino Unido ha sido y es uno de los más activos en esta forma sutil de proyección y afirmación de poder a escala global. Nada es más seductor que llevar adelante causas cuyo fin apuntan a crear conciencia en relación con la salvaguarda de «bienes pertenecientes a la humanidad».

Londres lo viene haciendo desde hace muchos años bajo la pátina de lo que denomina «diplomacia de la defensa», un atractivo enfoque y práctica que parece consagrar esfuerzos y capacidades nacionales en pos de un «mundo mejor». Pero dicha diplomacia no es más que una manifestación de poder blando o sutil cuyo fin no es otro que promover y proteger lo regular e inalterable para los actores preeminentes: sus intereses y su proyección de influencia y poder.

Todo ello se ve «facilitado» por una de las principales características de los países de geopolítica cero o de visión territorial estrecha: su creencia en valores que trascienden a los intereses nacionales, siendo el medio ambiente uno de los temas más sensibles en relación con dicha creencia.

Por último, la tercera situación (más eventual) combina cuestiones internas y externas.

Básicamente, implica a países altamente viables, pero que por diferentes causas tienen problemas estructurales para lograr un nivel aceptable de gobernabilidad, llegando a comprometer seriamente la estabilidad local. Pero desde el enfoque de actores poderosos, estados y organizaciones, el problema no se circunscribe solamente a «lo local» sino que va más allá, comprometiendo lo regional y lo mundial. Y ello implica un escenario que debe ser impedido; por tanto, tales países díscolos son considerados como sujetos que requieren asistencia para evitar la disrupción interna y, consecuentemente, problemas externos.

Tampoco aquí estamos frente a un nuevo tema, pues ya hubo situaciones de «soberanías condicionadas» en diferentes segmentos, particularmente en cuestiones que guardan relación con la protección del medio ambiente. Acaso lo novedoso y amenazador radica en el estado de desorden internacional, el muy bajo nivel del multilateralismo, las rivalidades en ascenso y la creciente primacía de los intereses nacionales. Es decir, un contexto adverso para aquellos estados con menguado o frágil poder nacional. Lo otro relativamente novedoso es la pluralización de las cuestiones pasibles de llegar a condicionar soberanías.

Se trata de una situación que es una encrucijada, pues no nos estamos refiriendo a hechos relativos como consecuencias de la globalización, o realidades como las que acontecen en la Unión Europea donde nadie es completamente soberano, o en el territorio digital, que cada vez más supone compartir soberanías. No nos referimos tampoco a lo que se conoce como «delegación de gobernanza». Nos referimos a situaciones en las que algunos países, como consecuencia de carecer de propósitos y estrategias que aseguren la gobernabilidad, no dispondrán de opciones para manejar su propia situación. En pocos términos, podríamos estar ad portas de una situación sin ambages entre «amos» y «vasallos», siendo estos últimos actores altamente viables y hasta (potencialmente desarrollados), no actores laterales y pequeños que prácticamente no pueden mantenerse per se.

A ello se suma la incertidumbre sobre el curso geoeconómico mundial en los años venideros y, frente a las demandas del nuevo industrialismo, la posibilidad de un posible nuevo ciclo de imperialismo de recursos.

Existen otras realidades en las que la condición de «reluctancia geopolítica» acaba por frustrar emprendimientos asociados a la construcción de poder internacional. Dicha condición implica la primacía de la ideología sobre el pragmatismo, una situación que se puede apreciar en el Mercosur, bloque que, precisamente por ello, ha quedado al mismo borde de la desintegración o, en el «menos peor» de los casos, de la existencia formal.

Es decir, el anti-enfoque geopolítico termina por licuar un emprendimiento geoeconómico necesario para lograr «masa crítica» regional, algo que vamos a necesitar no solo para lograr una inserción internacional, sino para comenzar a levantar la región de la irrelevancia estratégica en la que ha caído tras el vendaval de la COVID 19.

El siglo XXI hace tiempo que no da señales o perspectivas favorables en relación con la construcción de un orden internacional. Pero en cualquier caso, en desorden o en orden, la condición y relación jerárquica entre estados será cada vez más marcada. Para países de alta viabilidad y desarrollo, pero con serios problemas para lograr gobernabilidad, como es el caso de Argentina, la situación podría colocarlo en un lugar muy comprometido, quizá el más comprometido en su historia.

Asimismo, ante determinadas situaciones internas y externas, si el país no modifica su enfoque geopolítico también podría encontrarse en situaciones altamente comprometedoras.

Tarde o temprano, la historia castiga la frivolidad estratégica, advierte Henry Kissinger. Sin duda, pero mucho más y más pronto la historia se encarga de castigar la estulticia geopolítica.

 

* Doctor en Relaciones Internacionales (USAL). Ha sido profesor en la UBA, en la Escuela Superior de Guerra Aérea y en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación. Miembro e investigador de la SAEEG. Su último libro, publicado por Almaluz en 2021, se titula “Ni guerra ni paz. Una ambigüedad inquietante”.

 

©2022-saeeg®

EL OBJETIVO FINAL

F. Javier Blasco*

Todo aquel que estudia, define, trabaja o aplica cualquier tipo de estrategia, sabe que en todas ellas siempre deben aparecer, claramente marcados y definidos, una serie de objetivos, esfuerzos, el punto decisivo también conocido como el centro de gravedad porque su dominio declina la balanza a su favor, derrumba las previsiones del adversario y da pie para, desde el mismo, se puedan lanzar los esfuerzos hacia el conocido como objetivo final con el que una vez tomado, con toda probabilidad, se pueda lograr la situación final deseada; objetivo este, que sin duda alguna marca, lo que se pretende lograr. Objetivo al que generalmente se llega ocupando y asegurando otros intermedios de menor trascendencia. Es de tal importancia que, aunque para el estratega esté bien claro desde el principio, puede presentarse a los demás bajo la apariencia de ser demasiado simple o contrariamente, demasiado complejo o recóndito. Inicialmente, muchas veces, no está bien definido como parte de una estratagema o porque, dado su interés, se trata de ocultar al adversario a base de añagazas, puras mentiras o disfrazando a otros objetivos, secundarios o menos importantes, como si fueran el perseguido, y así distraer y dispersar los esfuerzos del adversario por mantener su statu quo inicial o posición de ventaja.

La experiencia nos muestra muchas veces, que los buenos y mayormente, los intrépidos estrategas, consiguen tales objetivos mediante el devaneo y el ardid, negando clara y públicamente sus verdaderas intenciones para distraer o engañar al contrario y, al mismo tiempo, calmar las tensiones internas entre los integrantes de sus propias fuerzas que ven la maniobra como muy arriesgada o inalcanzable por ser muy costosa en esfuerzos o por estar fuera de lugar o de cualquier tipo de lógica.

Si echamos la vista atrás no hace muchos años, pudimos ver a un candidato Sánchez que negaba repetidas veces que nunca pactaría con Bildu, una persona que aseguraba no poder dormir por las noches si se aliaba con el líder de Podemos para formar gobierno, que prometía traer a España a los golpistas fugados y un endurecimiento de las penas por sedición para evitar todo tipo de golpismo en España.

Dichas cosas, francamente importantes y muy trascendentales como buen cebo, eran necesarias para ocultar sus verdaderas intenciones; sabía que no se podía presentar a la reelección enarbolando otro tipo de banderas, ninguna de ellas por mucho que tratara de justificar a priori; sería su perdición porque ya la simple sospecha de ello, previamente, le costó que se le expulsara de su partido político, cuando al PSOE, aún le quedaba un mínimo de dignidad y unas pocas cabezas allí encuadradas, que pensaban solo en España.

Mientras mentía a propios y extraños, ya estaba urdiendo sus rastreros y deleznables tejemanejes con todos aquellos personajillos para, juntos en un día no muy lejano, cuando calmara a sus huestes, engañara plenamente a la oposición y sus generales de campo cayeran en su trampa, poder llevar a efecto su asalto al objetivo final, que no era otro más que lograr el tremendo debilitamiento o la propia destrucción del Estado.

Sabía y conocía de sobra la perversidad de los pensamientos, ideas e intenciones de cada uno de dichos “socios”. No albergaba ni una sola duda de lo que serían capaces y de que sus grandes exigencias se las irían presentando poco a poco, a medida que fuera necesitando sus fétidos y podridos apoyos para seguir “gobernando” un barco al que él quiere llevar a la deriva en una mar enrabietada o a encallar en un macizo de rocas del que nunca se le pueda rescatar.

Solo había que urdir la forma para poder adormecer a una sociedad, la española, cada vez más alejada de sus sentimientos, de su propia forma de ser y de entender lo que ha sido, es y debe seguir siendo España, enarbolando una democracia incipiente basada en una decente Constitución a la que hay que defender a toda costa y salvarla de todo tipo de embates adversos que pretendan debilitarla, mancillarla y llevarla a la irrelevancia de un país bananero, sin principios, con las libertades básicas recortadas y donde ni siquiera la libertad de opinión y de prensa sea reconocidas y defendidas con energía y decisión cómo valores o principios fundamentales de nuestra convivencia.

Había que enturbiar la mente de un pueblo ávido de “soluciones simples y limpias” para lo que nada mejor que enfurecerle con el certero y no totalmente cierto engaño de la corrupción llevada a cabo recientemente por despóticos políticos que se habían enriquecido a costa de la confianza depositada en ellos por los escaldados españoles cuando estaban hartos de ver tanta corruptela, desvaríos y desgobierno en etapas previas.

La mejor manera para ello, era presentarse como el adalid de la limpieza o la pureza política y aquel que llevará a cabo todo tipo de medidas para atacar y desterrar lo sucio para siempre. Para ello, era preciso contar con manos libres y ofrecer al mismo tiempo plenas garantías de que todo aquello negro y despreciable que ya empezaba a barruntar sobre el horizonte, era pura mentira, elucubraciones y que nunca iba a suceder.

Los pasos iniciales deberían ser cautos y casi secretos para no alertar a nadie, mientras las podridas alianzas iban avanzando a paso firme, había que enfurecer y degradar a la oposición para presentarla como el ejemplo negacionista que nunca facilitaría la labor de limpieza que necesitaba España y por lo tanto, debido a la debilidad numérica en escaños del partido del gobierno, no tenía más remedio que tomar la “obligada” senda de una especie de pactos que se iniciaron con un ignominioso abrazo y que, a estas fechas, todos sabemos hasta donde han llegado, aunque mucho me temo, que no es el final de esta triste historia, sino, que estamos en un paso intermedio, ya que pronto conoceremos que habrá más.

La sed de aberrantes peticiones rocambolescas —a modo de objetivos intermedios— por parte de los partidos claramente declarados enemigos de España, para que Sánchez se mantenga en su desprestigiada poltrona, es inagotable. Los escándalos que su concesión provocan, son rápidamente aplacados por otros escándalos más grandes si cabe. Es muy difícil mantener un guion de protesta y denuncia porque son tantos los embrollos y aparecen tan rápidamente, que ni el ciudadano ni el político que se sienta en la bancada opuesta es capaz de asimilar, estudiar y desmenuzar adecuadamente.

Es tanta la rapidez en legislar de forma exprés e “inusual en condiciones normales”, que los errores de bulto que se están ocasionando ya empiezan a ser grandes, notorios y muy difíciles o imposibles de arreglar; pero la aparente debilidad de los oponentes, la separación de ideario e intereses entre ellos y el claro afán por sobrevivir de todos a solas, sin ser catalogados cómo lacayos o mamporreros del principal partido de la oposición, hace que los esfuerzos por denunciarlos a la opinión pública sean fútiles o banales y no lleguen a todo aquel español de buena cepa a los que deberían llegar. Los españoles están confundidos y despistados, no hay otra forma de explicar la situación que vivimos.

Entre otros muchos e importantes objetivos intermedios logrados se encuentran: el dominio de los principales medios de comunicación estatales o no; el favoritismo de la prensa con dadivas o subvenciones a base de contratos propagandísticos y otro tipo de apoyos o subvenciones; provocar la división entre los partidos de la oposición; el ataque y toma de los escalones o actores principales del Poder Judicial (Fiscalía General, Abogacía del Estado, Consejo de Estado, una ya larga serie de tribunales nacionales o regionales y el ostracismo al que se tiene sometido durante años tanto al Consejo del Poder General y al propio Tribunal Constitucional); expulsar a la Guardia Civil de Navarra sin pestañear y, por último, llenar —sin escatimar en nada— al pueblo español de todo tipo de regalías de pequeña monta, que no sirven de mucho, pero que les convence y alegra cómo si fueran niños a los que se les regalan caramelos a las puertas del colegio.

Con todo ello en pleno vigor y efervescencia, el éxito está más que asegurado; sobre todo, si la oposición ha estado jugando como “niñatos” tanto entre ellos, como también internamente con protagonismos fuera de lugar y sin una clara línea de acción.

Estamos, como ya dije antes, ante una situación insostenible, pero el papel, la propaganda intencionada y la mentira bien explicada o justificada con argumentos falaces lo aguantan todo. Cualquier cosa se presenta como un hecho consumado y que, además, es totalmente necesario por el bien general de España, mientras la oposición va a su bola, sin entrar a matar de forma eficaz en aquellos puntos o decisiones fundamentales para la seguridad del Estado.

Dada la escasa reacción del pueblo llano y de los partidos políticos —que de verdad deben pensar en España— a tanto desmán legislativo reciente o a punto de llegar como la Ley del “Si es si”, la abolición del delito de Sedición o que la Malversación sea una cosa a la carta dependiendo de quien la ponga en práctica y todo ello con una clara razón por mantener el trasero del presidente sentado en su sillón.

Ante esta apabullante y creciente situación de desvergüenza, me arriesgo a decir que los siguientes pasos a dar serán la desaparición del delito de Rebelión y que, de una forma u otra, se suprima o modifique el contenido y aplicación del Artículo 155 de nuestra Constitución, últimos bastiones en los que todavía se basa la defensa del Estado.

Cuando esto ocurra, si es que ocurre y no lo remediamos ANTES con nuestro voto unido y potente, se habrá alcanzado el enunciado objetivo final, tan buscado por Sánchez como por todos sus secuaces, asesores y colaboradores.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

SOBERANÍA

Iris Speroni*

El divorcio del pueblo y de la élite es total.

Por suerte.

 

El 20 de noviembre es el Día de la Soberanía Nacional, aniversario de la batalla de la Vuelta de Obligado.

Actualmente, la Argentina está intervenida (1). 

A partir de 1983 la capitulación fue total, como consecuencia de perder la Guerra del Atlántico Sur. A partir de entonces, todos los gobiernos, sin distinción de banderías, se prestaron a bajar la agenda diseñada en el exterior y a ser los interventores que la implementen. A cambio, recibieron y reciben grandes beneficios económicos personales.

Las cesiones son algunas sutiles y otras descaradas.

Ejemplos:

  • La flota que conecta Buenos Aires con Colonia es uruguaya.
  • El 98% de la flota fluvial mercante en el Río Paraná es paraguaya.
  • Las empresas que explotan oro y tierras raras en los Andes son del Commonwealth (2).
  • La destrucción del FFCC, sustituido por los camiones (3) para la carga y por los micros para los pasajeros (4).

Durante el gobierno de Menem las empresas de servicios públicos pasaron a ser gerenciadas por empresas de estados de países que pertenecen a la OTAN (italianas, españolas y francesas) o en su defecto, por chilenos. De forma tal que si hubieran querido dejarnos sin luz o teléfono, hubieran podido. Una vez que se les pasó el susto de un Malvinas II, se deshicieron de ellas. Diseñado y promovido por el Banco Mundial (Plan Brady).

La destrucción de las FFAA fue implementada en pasos pero sin pausa. No era un tema menor para el exterior: desde Malvinas la Argentina se había convertido en una wild card, en una incógnita indomable. Alfonsín se destacó por: reconocer la deuda contraída durante el gobierno militar, destruir moralmente y dejar sin presupuesto a las FFAA, cerrar el proyecto del misil Cóndor y entrar al Mercosur con Sarney (5).

Menem continuó su política de bajo presupuesto para las FFAA, descabezó a gran parte de la oficialidad y perseveró en la desmalvinización. Desguazó Fabricaciones Militares e YPF, dejándonos sin productos estratégicos como aleaciones raras, químicos, explosivos, fertilizantes, plaguicidas, los cuales o bien dejaron de fabricarse localmente o fueron entregados a extranjeros. Le cedió la Fábrica Militar de Aviones a los ingleses (alto simbolismo: entregarla luego de que la FAA hiciera desastres con la flota inglesa).

El kirchnerato puso a Nilda Garré al frente de las FFAA primero, de la Seguridad Interior, después. Continuó con la política de bajo presupuesto y que el equipamiento cayera en la obsolescencia (6). Durante su ministerio, las áreas que decidían los ascensos estaban en manos de agentes de Amnistía Internacional sede Argentina. Como si ese filtro fuera insuficiente, luego el senado giraba los pliegos al CELS, al que le otorgaba poder de veto. Garré, además, es quien autorizó a Lewis construir una pista de aterrizaje apta para Boeings. Luego, a cargo de Seguridad Interior abandonó las fronteras bajo la excusa de llevar Gendarmería a la provincia de Buenos Aires.

Peor aún es la gestión de Macri, responsable del fallecimiento de 44 compatriotas que yacen en el lecho del Mar Argentino.

En 1994 se modifica la Constitución Nacional la cual se auto-subordina automáticamente al orden internacional. Jaque mate.

Deshuesados

Es como si cada gobierno, año a año, rompiera un hueso. 1983: fémur izquierdo, 1984: tibia derecha; 1985: clavícula derecha; …1994: parietal izquierdo; …1997: metatarso izquierdo;…2000: falanges mano derecha; 2001: cinco costillas; …2005: mandíbula; 2006: omóplato derecho;…;2014: coxis;…2021: pelvis. Hasta que quedamos reducidos a una masa informe y sanguinolenta sin posibilidad de movernos.

Hoy, 40 años después de finalizada la Guerra, seguimos bajo embargo de compra de armamento. ¿Tanto miedo nos tienen? Parece que sí.

El camino de la Liberación

Los pasos operativos son relativamente sencillos y se resume en: volver a la senda que nunca debimos abandonar.

Se trata de poner orden:

  • pertrechar a las FFAA que deben ocuparse únicamente de las amenazas externas, tema no menor cuando la Argentina tiene un tercio de su superficie ocupada por una potencia extranjera;
  • enviar a la Gendarmería a la frontera;
  • reconstruir la Policía Federal como …bueno, fuerza policial de la Nación;
  • reorganizar la inteligencia tal que se ocupe de las amenazas (terrorismo, narcotráfico internacional, corrupción, lavado de dinero, potencias extranjeras como Inglaterra).
  • exigir que Migraciones se ocupe de … las migraciones, que las escuelas eduquen y no sean fuente de propaganda de la Agenda 2030;
  • cerrar cientos de dependencias que sirven a la intervención y no al país;
  • rediseñar el Servicio Exterior;
  • reinvertir en infraestructura nacional;
    • Reconstruir la flota y los astilleros,
    • Autoabastecernos en energía eléctrica y combustibles;
  • recuperar la pesca;
  • generar las condiciones para que todas las familias construyan sus casas y puedan criar muchos hijos cada una;
  • crecer a 100 millones de personas;
  • cobijar a todos los cristianos perseguidos del mundo.

Acabar con la inseguridad. No es complicado si hay decisión política. Básicamente que la policía y el poder judicial trabajen. Echar a los hippies.

Tener un tipo de cambio alto, que favorezca a las economías regionales y el establecimiento de población en las provincias. Bajar la carga impositiva al 25% del PBI, de forma tal que las familias puedan reconstruir sus patrimonios. Cortar la sangría de los intereses de la deuda pública (es más fácil de lo que se cree).

En fin, área por área, volver al carril tradicional y dejar esta carrera demente a la que nos someten los interventores.

Paso previo ineludible

Si algo ha quedado claro es que el pueblo no se abraza a las imbecilidades que proponen desde el poder. No adhiere a la agenda 2030, LGTB, INADI, calentamiento global y otros delirios. La cantidad de gente que concurre a las carreras de Turismo Carretera y los cánticos de las hinchadas de fútbol lo confirma. El divorcio del pueblo y de la élite es total. Por suerte.

Este punto ha quedado firme. Si en diez años, a pesar del bombardeo mediático permanente, no han convencido al pueblo, ya no lo lograrán.

Sobre esta premisa debemos organizar la reconstrucción y la reconquista popular de la Nación Argentina.

Confieso que estos últimos días he recibido dos grandes alegrías: la primera, la arenga del capitán Messi a la Selección durante la Copa América y la segunda, el cántico de hinchas argentinos sobre la selección francesa de fútbol.

Pueblo Argentino 1 – Élites 0.

El problema máximo actual no es el hambre del pueblo, la desocupación, el subsidio a las importaciones, el castigo a las exportaciones, la succión de la industria por Brasil, el dineroducto a la banca o el cáncer que significa la industria automotriz.

No.

El principal problema es que no tenemos ninguna fuerza política que represente el deseo de salir de esa situación.

Nadie que represente los intereses del pueblo (ya sea de un obrero, un peón rural, una enfermera, un policía o un gran empresario exportador de maní).

Por lo tanto lo que debemos hacer es buscar la forma de tomar el poder y echarlos a todos.

En primer lugar a todas las fundaciones, asociaciones ONG’s extranjeras, las cuales sólo son representantes de potencias enemigas de la Argentina, en particular las que dependen del Foreign Office, de MI6 y del Departamento de Estado.

Luego, inhibir políticamente a todos los representantes de gobiernos extranjeros que actualmente se desempeñen en el gobierno argentino en cualquiera de los tres poderes.

Por último, desactivar todos los organismos estatales creados para implementar la agenda extranjera en nuestro país.

A partir de ahí podremos empezar la reconquista; a reconstruir nuestra nación.

En política internacional: entrar en los BRICS, ampliar el comercio con EEUU, quintuplicar las exportaciones, expulsar a los británicos del territorio nacional a como dé lugar. Llevarse bien con todos y no ser amigo de nadie. Ocupar nuestro lugar como potencia y líder mundial. A largo plazo, reconstruir el Virreinato del Río de la Plata. Invertir fuertemente en softpower en todo el mundo. Tenemos con qué.

En fin, buscar la prosperidad del pueblo, para su felicidad y la grandeza de la Nación.

De algo estoy convencida: somos la mayoría.

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Notas

(1) Por lo menos desde 1983, si bien se pueden plantear fechas anteriores como pérdidas parciales de soberanía. Podemos tomar 1955 y 1976 como posibles, si bien no las únicas. 

(2) Nada de esto es cedido gratis por los interventores. Las empresas mineras reservan una parte del paquete accionario (6%) para los políticos locales. Los uruguayos que explotan el ferry son testaferros de políticos argentinos.

(3) En Chile, tener el 100% del movimiento de carga en camión fue una estrategia de la CIA para paralizar el país en 1973 durante el gobierno de Allende.

(4) Las empresas de transportes de pasajeros son de políticos con o sin testaferros en el medio.

(5) Lo que produjo la desindustrialización argentina

(6) Ella sola es responsable de la muerte de varios oficiales de la Fuerza Aérea. Vidas valiosas de por sí, además de que es carísimo formar a un piloto.

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Nuestra tragedia: cancelar en 1982 nuestro proyecto de nación

http://iris-speroni.blogspot.com/2019/06/nuestra-tragedia-cancelar-en-1982.html

 

Artículo publicado el 19/11/2022 por Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2022/11/soberania.html