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ELIMINAR LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL

Iris Speroni*

Las provincias producen riquezas, el gobierno federal se las quita y luego deben mendigar. 

Es hora que las provincias no le den nada a nadie.

 

El peso del Estado debe volver al 25% del PBI por todo concepto [1].

Todos los parásitos (FdT, JxC y satélites) dirán que es imposible y se rasgarán las vestiduras.

Sin embargo, es totalmente posible.

Cuando el Estado costaba el 25% del PBI teníamos FFAA pertrechadas (no es barato), un sistema educativo que funcionaba, construimos El Chocón, Zárate Brazo Largo, Salto Grande, Yacyretá, Atucha, manteníamos el Balseiro, orquesta filarmónica, la Fábrica Militar de Aviones, desarrollamos el misil Cóndor, etc.. Se hicieron rutas, se mantuvo una flota mercante, se construyeron escuelas y hospitales, teníamos administración de justicia y perseguíamos a los delincuentes. En resumen, el país andaba, crecía e invertíamos. Todo con el 25% del PBI.

Hoy el Estado nos cuesta el doble y no tenemos nada (o casi nada) de todo eso.

Hay personas que se quejan del déficit fiscal y lo ven con la madre de todos los males. Difiero.

El déficit es un problema, ya que se cubre con emisión (de moneda o de deuda). Pero no es el origen de todos los males sino un medio.

El problema, a mi entender, es el tamaño del gasto público en relación con el PBI per se. El Estado no nos debería costar tan caro.

Porque, seamos realistas, dejemos de lado el déficit. Supongamos que lo puedo solventar con impuestos, entonces ¿está bien que el Estado nos cueste 45% ó 50%?

La respuesta es: no. Porque entonces tenemos una carga impositiva del 50% del PBI. Es todo dinero que los privados le damos al Estado.

El Estado debe volver a costar 25% y debe cubrir todas las obligaciones que enumera el preámbulo de la constitución: Defensa, Administración de Justicia, Paz Interior, Garantizar los Beneficios de la Libertad.

El negocio de estos interventores que tenemos por gobernantes es crear déficit. No importa cuánto recauden de impuestos, siempre inventan nuevas formas de gastar más que lo que recaudan. ¿Por qué? Porque, repito, el negocio es vivir con déficit. Obliga a endeudar a los fiscos, renegociar deuda, etc. Cada toma de deuda significa pingües comisiones (sobornos) para los funcionarios involucrados.

Sólo así se explican los gastos delirantes [2].

Nunca van a bajar los gastos. Nunca van a reducir el presupuesto. Por eso creo que la aproximación debe ser muy distinta: Bajar los impuestos. Con ese dinero decidir cuáles serán los gastos a solventar.

Recaudar el 25% del PBI (sumados los tres niveles de gobierno). El segundo paso, es decidir cómo se gasta ese dinero, con las siguientes prioridades:

    1. defensa,
    2. relaciones exteriores,
    3. softpower/cultura de exportación,
    4. rescatar deuda pública,
    5. administrar justicia,
    6. seguridad,
    7. salud,
    8. educación,
    9. infraestructura.

Tal vez me olvidé de alguna, pero así estamos.

¿Por qué es importante que el costo del estado sea 25%? Porque significa que el 75% restante quedará en manos de las familias y empresas.

Eso es lo que permitirá:

    • invertir (crear más riqueza),
    • mejorar el nivel de vida, 
    • hogares con un único miembro que trabaje si así lo desean,
    • comprarse una casa,
    • irse una semana de vacaciones,
    • poner un local comercial o taller, etc.

Así como estamos, todo lo que ganamos lo lleva el Estado y los privados subsistimos. Por lo que reitero: lo importante es que la recaudación impositiva no supere el 25% del PBI y que los gastos (incluido el rescate de la deuda pública) no supere el 25% del PBI. Es un objetivo contrario a los socialdemócratas al servicio de la banca.

Impuestos

Así que, hablemos de los impuestos a recaudar, quién los debería pagar, cuándo, cómo y a quién.

Como ya propuse en 168 HORAS [3], la salud y la educación deberían volver a la órbita nacional y así liberar a las provincias de su costo. A cambio se exigirá a las provincias que eliminen los impuestos de sellos e ingresos brutos [4].

Las provincias deberán, entonces, vivir de:

    • impuesto inmobiliario,
    • patentes a vehículos automotores,
    • impuesto a las ganancias (ya volveré sobre esto).

Los municipios deberán vivir de:

    • ABL.
    • Las tasas que cobren deben ser proporcionales al servicio brindado. De ninguna manera podrán cobrar un porcentaje de las ventas.

Los municipios y provincias deberán facturar y cobrar sus impuestos. Se prohibirá todo recargo sobre los servicios públicos.

De igual forma todos los impuestos (nacionales y provinciales) y las tasas municipales se cobrarán luego de realizado el hecho económico. Quedarán eliminados adelantos, percepciones y retenciones.

Impuestos nacionales

Existen decenas de impuestos con recaudaciones ínfimas. Ejemplo [5]: el impuesto a las transferencias inmobiliarias (1,5% del valor de la propiedad) recauda 0,1% del total. Le complican a una familia el acceso a la vivienda, no contribuye al fisco, equivale a dinero que los políticos derrochan en banalidades en un día.

Según Juan Bautista Alberdi, el Estado federal debía vivir de las rentas de la Aduana con el fin de solventar dos obligaciones delegadas por las provincias:

    • Relaciones Exteriores.
    • Defensa.

Llama la atención que en las últimas décadas los impuestos sobre las exportaciones tripliquen y/o cuadrupliquen los correspondientes a las importaciones. Eso debe revertirse.

¿Cómo establecer los nuevos impuestos federales?

Hay dos formas de eliminar la coparticipación provincial: la primera es cambiar la ley de coparticipación. La segunda, que es la que propongo, es reducir a cero el porcentaje coparticipable de los impuestos hoy coparticipados.

Propuesta impuestos federales

Eliminar casi todos los impuestos federales que existen hoy, a saber:

    • impuesto al cheque, 8,5% de la recaudación 2022, no coparticipado,
    • impuesto a los combustibles, 4% de la recaudación 2022, no coparticipado,
    • impuesto a los bienes personales, 3,2% de la recaudación 2022, coparticipado, permitirá recalibrar el impuesto inmobiliario provincial,
    • PAIS, impuesto solidario, 1,3% de la recaudación 2022, no coparticipado,
    • impuestos internos (al alcohol, transferencias, gaseosas, tabaco, mil y un impuestos que cada uno suma el 0,1%), 1,4% de la recaudación 2022, no coparticipado,
    • impuesto a las ganancias, 26,6% de la recaudación, coparticipado.

Por lo tanto, para el gobierno federal quedaría solamente el IVA (más las rentas de Aduana).

El IVA tendría una alícuota máxima de 10%, con las siguientes excepciones:

    • alimentos 0%,
    • forraje 0%,
    • combustible 0%,
    • servicios de luz, gas y aguas 0%.

Lo recaudado por IVA no se participa. Coeficiente de coparticipación: 0%.

Al gobierno federal le quedarían, a valores de 2022 y con el nivel actual de actividad unos 3 billones de pesos (millones de millones). Si le sumamos los aranceles por importación, por 0,5 billones de pesos, la recaudación federal (a valores 2022) alcanza 3,5 billones de pesos, la cual no se coparticiparía.

La apuesta fundamental es que la caída de los impuestos aumentará el poder de compra de los trabajadores y de tal forma estimulará la economía. Todo coadyuva a que el trabajador pueda mantener mejor a su familia. Invertir en ladrillos. Comprarse un autito. Ahorrar. La gigantesca apuesta es que, después de un año, se recaude más de IVA con un 10% de alícuota sobre algunos artículos, que hoy con 21% sobre todo.

En cuanto a la Aduana:

    • DEX, sólo una tasa única (tasa estadística) de un valor que en un principio puede ser 3%, para reducirlo a 2% y a 1% [6].
    • Aranceles sobre las importaciones. Una tasa plana (tasa estadística, 3%) más aranceles con el siguiente criterio: 0% minerales y alimentos a granel, 15% insumos químicos, metalmecánicos, plásticos, 30% productos terminados (tractores, maquinaria pesada, indumentaria, calzado, alimentos elaborados, aviones privados, automóviles de lujo, etc.). Simple. Sin trescientas mil calificaciones.

La verdadera barrera a las importaciones no deben ser los aranceles sino el tipo de cambio. Un tipo de cambio alto fomenta las exportaciones, industriales o no, y pone en un pie de igualdad a las importaciones con la producción local. Un tipo de cambio atrasado es un subsidio a las importaciones; una competencia desleal a la industria nacional; a la vez que un desestímulo a las exportaciones. El tipo de cambio funciona como barrera no sólo de las importaciones legales sino también del contrabando.

Los ingresos aduaneros deben tener dos únicos destinos:

    • Rescatar la deuda nominada en divisa (dólares, euros, etc.)
    • Pertrechar las FFAA (ya que gran parte del armamento deberá ser importado).

La recaudación por IVA deberá destinarse a las restantes funciones del gobierno federal. Mucha motosierra.

Provincias

Dejarán de solventar la salud y la educación.

Al sacarles este peso de encima, las necesidades de fondos serán mucho menores.

Le quedan dos responsabilidades que hoy son primordiales para el bienestar de la población: la seguridad interna, en particular la lucha contra el crimen común y la administración de justicia [6]. Hoy no satisfacen a la población. De hecho está todo el mundo muy enojado. Ambas, a partir del nuevo régimen, deberían ser la principal preocupación de los gobernadores y las legislaturas.

En segundo plano todas las autoridades deberán generar las condiciones para el crecimiento económico de las provincias (“garantizar los beneficios de la libertad»). No mediante subsidios o créditos blandos, los cuales deberían ser erradicados del vocabulario nacional. Sino contar con los medios necesarios: FFCC, flete fluvial, escuelas de capacitación, que nada esté trabado en la Aduana, energía eléctrica de calidad en potencia y tensión. Que todo fluya y se pueda invertir y dar trabajo.

Recordar que los objetivos nacionales del nuevo régimen serán: 1. pleno empleo, 2. 100% formal, 3. salario de 1.400 dólares mensuales, 4. exportaciones 500 mil millones de dólares anuales. Todo esto requiere inversión, trabajo y capacitación.

Las provincias serán financiadas por:

    • impuesto inmobiliario,
    • patentes,
    • impuesto a las ganancias, que pasará a ser 100% provincial.

Propongo que la alícuota del nuevo impuesto sea 10% para las personas físicas [7] y 15% para las empresas, 5% para los ingresos en el exterior de las personas físicas (consultoría, programación de sistemas, premios deportivos, publicidad, cachet de artistas). Notoria rebaja respecto al actual 35%.

Deberá haber una única ley para todo el territorio, para evitar competencias jurisdiccionales. Cada persona (física o jurídica) tributará según el lugar donde se genera la riqueza, excepto los servicios al exterior que lo tributa la persona en su lugar de residencia. Ejemplo: si un artista vive en Corrientes, está empadronado en Corrientes, y es contratado para actuar en Costa Rica, debe pagar 5% a Corrientes; ídem desarrolladores de sistemas, etc. Las empresas con establecimientos en distintas provincias deberán presentar balances fiscales en cada una de ellas.

Al no cobrar derechos de exportación (excepto la tasa aduanera), el Estado federal dejará en manos de personas y empresas gran cantidad de riquezas. Ese impuesto que se dejará de pagar significará más ingreso para empresas y personas. Ingreso que pagará impuestos a las ganancias.

En el año 2022 los productores de bienes de exportación pagaron U$D 11.762 millones de DEX. Eso pasará a ser ganancias. Si tributan 10%, las provincias recaudarán en conjunto U$D 1.176 millones adicionales.

Lo mismo con la reducción de otros impuestos [ ]: aumentará los márgenes de ganancias y el nivel de actividad, lo que a su vez redundará en mayor recaudación de impuesto a las ganancias por las provincias.

En cuanto a las personas físicas, tanto los trabajadores en relación de dependencia como los que trabajan por su cuenta, comenzarán a pagar ganancias sólo después de superar los ingresos del juez mejor pago de todo el país (igualdad ante la ley). Esto corre para un camionero, un maquinista agrícola, un profesional (odontólogo, contador, kinesiólogo) o para quien tenga una explotación familiar (comercial, industrial, agropecuaria). Si una persona alquila cinco departamentos, comenzará a pagar luego de que la suma de ingresos (pensión/jubilación más alquileres cobrados) supere el ingreso del juez mejor pago. Ese mínimo no imponible no correrá para personas físicas. Todo se pagará luego de cerrado el año fiscal. Nunca por adelantado.

Cláusulas transitorias

Todo presidente que asuma el 10 de diciembre deberá decretar que los trabajadores no deban pagar si ganan menos que un juez y se les deberá devolver todo lo abonado durante el año 2023.

Se eliminarán todos los adelantos de impuestos, al igual que toda percepción o retención.

Durante el 2024 las provincias no cobrarán impuesto a las ganancias (que empezarán a percibir en el 2025 sobre las ganancias realizadas en el 2024). Esto requerirá un auxilio transitorio durante el año 2024. Por otro lado, las provincias no pagarán sueldos ni en educación ni en salud a partir de diciembre 2023. 2024 será un año de acomodamientos.

Las provincias serán fiscalmente autosuficientes. Empezaremos a ser un país federal.

Todo sea en busca de la salud fiscal, la grandeza de la patria y la felicidad del Pueblo.

 

Nota de la autora:

La idea de que cada provincia argentina cobre su propio impuesto a las ganancias (como ordena la Constitución Nacional, la cual precepta que los impuestos directos deben ser recaudados por las provincias y no por el estado federal) no es mía. No soy tan inteligente.

La escuché por primera vez al Dr. Jorge Ávila en una conferencia donde presentó su libro «Propuesta de Federalismo Fiscal» (Consejo Empresario Argentino, 2000), el cual recomiendo enfáticamente. Les paso el pdf del primer borrador:

http://cdi.mecon.gov.ar/bases/docelec/cea/fede.pdf

Todo error es de mi autoría y en nada responsabilidad del Profesor Dr. Ávila. Dicho esto, debemos pelear por un país federal.

Lean el libro si lo consiguen. En su momento, la Sociedad Rural Argentina lo entregaba libremente.

El federalismo es un viaje de ida. Fantástico. No le tengan miedo.

 

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Notas

[1] Exposición en el INFIP (http://iris-speroni.blogspot.com/2021/10/enfermedades-y-cura-de-la-economia.html), año 2019.

[2] Ej: betún para rectos por parte del ministro de salud de la provincia de Buenos Aires.

[3] 168 horas, http://restaurarg.blogspot.com/2023/04/168-horas.html.

[4] Ambos son sumamente nocivos para el crecimiento económico porque se acumulan en cada paso del proceso productivo. Cuantos más pasos hay – imprescindible en un proceso industrial – más carga impositiva se acumula. Si alguien vende latas de arvejas: paga ingresos brutos sobre la lata, las etiquetas, las cajas, el flete que trae los insumos, sobre la electricidad, etc. Sus proveedores a su vez, también pagaron ingresos brutos. El proveedor de etiquetas lo pagó sobre el papel, la tinta, las impresoras, la electricidad, el flete, el alquiler. Es un impuesto que se acumula en cada paso del proceso de industrialización. Cuanto más se industrializa, más ingresos brutos paga. Más competitividad se pierde. Recuerden: los países no exportan impuestos. Los impuestos a los sellos y a los ingresos brutos son anti-industrialización. Los mismos que generan este esquema impositivo son los que se preguntan por qué la Argentina no exporta bienes industriales.

[5] Decime cuánto me querés, http://restaurarg.blogspot.com/2023/01/decime-cuanto-me-queres.html.

[6] El objetivo será exportar por 500 mil MM U$D. Cada 1% es 5 mil MM U$D.

La recaudación DEX de 2022 (máximo histórico de exportaciones) fue 11,8 mil MM U$D.

Se recupera terreno rápidamente.

[7] Se necesitan policías con integrantes bien pagos, bien seleccionados, bien entrenados, bien provistos (uniformes, municiones, chalecos, etc.) y bien dirigidos. Pero lo más importante es que se sientan apoyados y no, como ahora, donde el poder judicial, legislativo y ejecutivo juegan para los delincuentes, los cuales son apañados, de una y mil maneras, por el poder político.

De igual manera las legislaturas provinciales deben cubrir su principal responsabilidad: monitorear a la justicia. Si el juez trabaja o deja morir los expedientes, si el fiscal sigue los casos o cobra bajo la mesa para “perder” evidencia, si liberan gente que no deben liberar, si no meten presos a quien sí deberían hacerlo, si piden que busquen a los prófugos o no, etc. Para dar un ejemplo: en la provincia de Buenos Aires hay más de 100.000 prófugos que nadie busca. Es tarea de las legislaturas auditar la eficiente persecución de delitos y dar énfasis a algunos por sobre otros, como el abigeato o los piratas del asfalto, o la tranquilidad en los barrios donde vive la gente que trabaja. Muchachos, tienen bastante de qué ocuparse.

[8] La alícuota elegida busca ser competitiva respecto a Paraguay.

[9] Unas aclaraciones sobre la base imponible. Se descontará de las ventas como costo fiscal únicamente los insumos tangibles, salarios y cargas sociales e impuestos. Ejemplo: se descontarán las cajas para embalar productos, no así consultorías, auditorías, honorarios de profesionales, honorarios de directores, publicidad, servicios de seguridad, otros servicios, incluidos alquileres y fletes.

 

Artículo publicado el 06/05/2023 en Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2023/05/eliminar-la-coparticipacion-federal.html.

SUAVE SUAVE

Inés Speroni*

Lo intangible: Seguridad, Salud y Educación

 

Un país tiene que tener el equipo necesario (HARD POWER): economía, trabajo, moneda dura, maquinaria, caminos, FFCC, etc. HARDPOWER: LAS COSAS, EL TRABAJO Y LA POBLACIÓN.

A esto hay que sumarle que todo eso sirve sí y sólo si uno tiene FFAA. Bien pertrechadas, bien entrenadas, bien pagas.

Pero el bienestar general, que es a lo que debe apuntar todo aquél que quiera gobernar la Argentina, hay que sumar lo que hace a la vida de las personas.

Toda decisión que se tome debe tener dos controles (dos baremos) y preguntarse si pasa o no pasa ambos. 1. La grandeza de la Nación. 2. La felicidad del pueblo argentino.

Ejemplo: tener una moneda dura (sin inflación) ¿pasa o no pasa 1 y 2? Sí en 1, porque el país necesita una moneda constante (que puede ser la propia, patrón oro, convertibilidad con otra moneda o substitución por otra). Y también en 2, porque el impuesto inflacionario lo pagan los más humildes; que no haya inflación es quitar un impuesto.

Veamos otro ejemplo: si el Estado obliga al uso de una moneda electrónica, donde se hace seguimiento de todo lo que uno gasta y eventualmente puede restringirle el acceso de su dinero a una persona, ¿cumple con 1 y 2? Aún si se tratara de moneda dura ¿cumple? Una moneda electrónica puede ser monitoreada desde el exterior [1]. Por lo que si el país no es autónomo en defender sus datos (incluidos los saldos de las cuentas individuales), es un sistema vulnerable que no hace a la grandeza de la Nación (no pasa 1). Y si es un sistema donde una autoridad gubernamental puede inhibir a un individuo acceder a su dinero, no pasa 2 [2].

Dentro de las responsabilidades que tendrá el próximo gobierno se encuentran las “hard” o “duras”, como enderezar la moneda y el BCRA, generar las condiciones para que aumenten exportaciones, empleo y salario medio, mejorar la infraestructura de carga; proveer energía no sólo para el aparato productivo actual sino para las necesidades futuras [3] y lo más importante de todo, tener FFAA. 

No sólo lo que entendemos por tradicional (Marina, Ejército, FFAA). Ahora, también, necesitamos gente que sepa de informática y comunicaciones (que la hay). Nuestras FFAA necesitan presupuesto y apoyo del próximo presidente. Con un buen trabajo coordinado con la AFI, la cual no sé si tiene personal de esa calidad (tal vez sí). Menuda tarea tienen las próximas autoridades luego de cuatro décadas de desmantelamiento.

Pero también necesitamos ocuparnos de lo suave. De lo soft.

Durante los 40 años de administración socialdemócrata (radicales, kirchneristas, JxC, aún el menemismo del consenso de Washington) abandonaron o directamente boicotearon los servicios de seguridad, salud y educación. Los tres hacen a la felicidad del Pueblo. Y un pueblo fuerte, sano e instruido hace a la grandeza de la Nación.

No es cierto que los conservadores que gobernaron desde Sarmiento (1868) hasta que asumió Yrigoyen (1916), no se ocuparon de los servicios que debe brindar la autoridad. Sí se ocuparon. Lo hicieron y mucho. 

Sarmiento encargó un censo (1869) y relevó el nivel de instrucción de la población. Dio horrible. Pusieron manos a la obra y para el censo de 1914, los analfabetos no llegaban al 5% de la población (a pesar de la gran cantidad de inmigrantes iletrados). Curiosidad: el analfabetismo era menor en las damas que en los caballeros.

Lo mismo podemos decir de la salud. Quienes gobernaban entendieron que necesitaban una población sana —para ocupar el territorio, para ser una de las mayores naciones de la tierra, por lo que sea—. No sólo éramos una de las 10 primeras economías del mundo a principio de siglo XX, sino uno de los países con mayor instrucción elemental y con mejor servicio de salud, a nivel de los países europeos prósperos.  Hubo toda una corriente denominada sanitarista, que se ocupó primero de la prevención de enfermedades y luego de los servicios asistenciales. Ahí se hicieron esos magníficos hospitales con mármoles y jardines. Crearon el Instituto Malbrán (1916) para estudiar las enfermedades infectocontagiosas humanas; a nivel de lo mejor de lo mejor, a la par de Londres o París.

Tenemos una enorme cantidad de próceres médicos. Sólo nombraré al Dr. Ramos Mejía, en el entendimiento que fue toda una política pública conservadora y una corriente de pensamiento. Dentro de las recomendaciones de salud pública estaba tener parques, paseos y plazas a intervalos regulares para que toda la población urbana, aunque uno fuera muy muy pobre, tuviera cerca árboles y “salud”. Comparen esa forma de pensar con los “estatistas” actuales, que se llenan la boca de más Estado y más derechos. Esos tipos feos, malos, abusadores (los conservadores) querían que uno, aunque fuera un jornalero que dormía en una pieza de inquilinato, tuviera cerca una plaza [4]. Por último, y termino con el tema urbanismo, que me apasiona, está el período de Fresco, gobernador de la Provincia de Buenos Aires, que es responsable de armar ciudades en todo el interior de la provincia, con su plaza, iglesia, municipalidad, teatro, escuela, comisaría, hospital y banco provincial. Al servicio de la población, civilizando el desierto.

Salud, seguridad, educación

El nuevo gobierno debe ocuparse de estas tres cosas. Lo hará como crea que debe hacerlo. Y le pondrá la motosierra a lo que crea. Para eso se lo vota, para que haga lo que tenga que hacer.

Pero son tres dimensiones gubernamentales de las cuales habrá que ocuparse. La seguridad es un mandato que figura en el preámbulo de la constitución. Es una obligación del gobernante. La educación elemental también lo es. La salud se inscribe dentro del “bienestar general”.

La educación no se arregla repartiendo bonos a las familias. Si el plan obligatorio educativo incluye la ESI y miles de barrabasadas más, todo eso hay que desmontarlo. No lo soluciona la escuela parroquial, la cual debe cumplir con los demenciales contenidos vigentes actuales. Mi propuesta en educación es:

    • Educación Nacional (que las provincias lo devuelvan a la Nación [5]).
    • Educación primaria de calidad. Volver a los textos utilizados antes de las reformas de Alfonsín, sistema de calificación, disciplina de los docentes y de los alumnos vigente a diciembre de 1975 [6]. Los niños tienen que salir de 7mo grado con lectura de corrido, entender textos, álgebra y cálculo, geografía, historia, ciencias naturales. Regla de oro: ¿Entienden un contrato de alquiler o uno prendario para comprar una moto? Son las cosas que la gente necesita para el día a día.
    • Secundario. Examen de ingreso, asistencia de docencia, docentes calificados, exámenes, notas bimestrales, boletín, contenidos de 1975 + informática. Los socialdemócratas quisieron sacar todo y dejar sólo el bachiller, como buenos inútiles que son. Poner más escuelas agrarias, industriales, peritos mercantiles, y  normales para hacer maestros a la antigüita. El gremio que más empleados tiene en el país es el de comercio y ¡cerraron los colegios mercantiles!
    • Escuelas de oficios. 50% de los chicos no terminan el secundario porque el secundario es una estafa que sólo le sirve al gremio docente y a los gobernantes. Primaria más oficio hasta los 16. Herrero, albañil, pintor, construcción en seco, electricista, mecánico, carpintero, talabartero, sastre, zapatero, etc. Con la opción de hacer dos años más y terminar la educación media. Para una familia apretada de dinero, es una enorme solución. Agregaría que los muchachos que hagan oficios reciban una beca mensual hasta que se reciban (16) y puedan empezar a trabajar. Luego darles la opción de terminar la secundaria en horario nocturno.
    • Universidades. Hay que replantearlas. Deben tener examen de ingreso (muchas lo tienen), requisitos para mantener la regularidad y criterios de calidad para otorgar los títulos. Y debe de haber cupos. ¿cuántos sociólogos necesitamos? Determinados estudios —enfermería, ingeniería, exactas— deben recibir becas. ¿Debemos subsidiar las universidades privadas? Yo creo que no. Los presupuestos de algunas universidades públicas son simplemente delirantes mientras otras que están haciendo un buen trabajo no reciben lo suficiente.
Salud

Volver a un servicio nacional de salud. Consultorios externos seis días por semana y dos turnos en las zonas más pobladas. La gente que trabaja toda la semana y trabaja por la paga, no puede faltar para hacerse una revisión y eso hace que todo diagnóstico sea tardío. Debe de haber consultorios los sábados para esos casos. Las tardes dedicadas a gerontología. Esto último permitiría desafectar o modificar el PAMI.

Medicina preventiva de dos maneras: a) exámenes anuales obligatorios, para detección temprana de enfermedades; b) vida sana. 

Vida sana implica controlar la calidad de los alimentos y la práctica de deportes.

Invertir en hospitales por todo el país. No tener un único Garrahan sino hacer cuatro réplicas en el interior para que la gente viaje menos. Llevar la calidad [7]. 

Y no nos engañemos: el servicio de salud que nos da este Estado presente y con más derechos, no es bueno. Hay mucho que hacer para mejorar.

Entiendo el deporte desde dos puntos: softpower o propaganda del país, y salud. Todos los niños deberían hacer deportes [8]. 

Hoy el ministerio de salud está al servicio de la industria farmacéutica. Hacen lo que les dicen acríticamente. Los funcionarios tanto de Macri como de Alberto Fernández fueron puestos por la Fundación Huésped, que es la gran lobbista de la industria. Esta relación malsana y ajena a 1, la grandeza de la Patria y 2, la felicidad del pueblo, debe cortarse. Motosierra a la Fundación Huésped y su manía de colocar ministros de salud.

Argentina viene con tasa decreciente de nacimientos desde hace 20 años. Tenemos menos niños anualmente ahora que en el 2000. Es una tendencia que hay que revertir lo antes posible. Si la gente empieza a ganar más dinero y tener moneda segura y poder hacerse o comprar una casa, probablemente la tendencia se revierta sola. En ese caso vamos a necesitar más licenciados en obstetricia y más médicos obstetras. Que se dediquen a tener nenes y no a “no tener” nenes. Hay un trabajo fenomenal por delante. 

La salud privada ha demostrado ser un desastre en la Argentina, con más quejas, tal vez, que la pública. Actualmente vemos que gran parte del servicio de prepagas es derivado a los hospitales estatales. Privatizar la salud, por lo tanto, no es una solución.

Seguridad

La seguridad es un trabajo coordinado entre la policía y la justicia ordinaria. Es responsabilidad de las provincias. Si la salud y la educación vuelven a la nación, la responsabilidad de los gobernadores se limitará a rutas provinciales, justicia y policía. 

Por lo que se deben poner a trabajar en eso. 

Policías bien pagos, bien entrenados, bien pertrechados y descansados. Cantidad suficiente de efectivos. Gente sensata y con calle al frente de la fuerza. 

Hoy por hoy el punto más débil es la justicia. 

Y nadie, nadie los controla. 

Si llevan adelante los procesos, si acusan, si buscan a los prófugos. Prácticamente es la tarea más importante de las Legislaturas provinciales: controlar a fiscales y jueces y no lo hacen. 

Si se empieza a hacer un control de cerca, muchos fiscales y jueces volarán por la ventana. También se podría evaluar si los fiscales penales de crímenes ordinarios no deberían ser electos, como en EEUU. El papelón que cometieron contra el carnicero de Zárate, dos años procesado para ser sobreseído por un tribunal popular, nunca tuvo consecuencias ni para el fiscal ni para el juez de instrucción. Y por último, deberíamos ir a tribunales populares en todo el país —como ya está en provincia de Buenos Aires—  y tal vez en varios fueros. Hemos visto el juicio civil de Depp contra su ex esposa. ¿Hubiera sido ése el resultado con un tribunal de jueces? ¿Un tribunal popular le hubiera dado la tenencia de Lucio Dupuy a su madre y la concubina de ésta? El Preámbulo de la Constitución le dice a las autoridades cuáles son sus obligaciones —que son varias—. Dos de ellas son: administración de justicia y paz interior.

Es tiempo de decirle a los gobernadores: tenés dos trabajos. Hacélos. 

Queda pendiente Suave II (Relaciones Exteriores, publicidad, imagen de Argentina en el exterior, el verdadero softpower)

 

Notas

[1] Excepto que uno tenga una división de las FFAA (o de la AFI) hábil en defensa electrónica que impida un ataque semejante.

[2] Lo vimos en la cuarentena eterna donde prohibían viajar, usar la SUBE, había que sacar permiso para salir a la calle, etc. Si el dinero es electrónico, pueden inmovilizar una cuenta por una orden del gobierno. Ya sucedió en Canadá en el 2022.

[3] Si el proyecto es triplicar o quintuplicar las exportaciones, necesito energía eléctrica para la demanda proyectada. Lo mismo sucede con la infraestructura de transporte de carga o la necesidad de personal calificado.

[4] No sólo en Buenos Aires. Todas las ciudades del interior tienen la misma disposición. Frutilla del postre: las plazas las diseñaba Thays. Por lo que si uno era un albañil que volvía a Temperley, pasaba por la Plaza Constitución diseñada por Thays con bellísimos árboles de todo el país. Hoy —con los gobernantes socialdemócratas muy preocupados por la diversidad y la ampliación de derechos— le propinan a nuestro trabajador el siguiente paisaje: la plaza de Thays voló y en su lugar hay un galpón vidriado. Desde la parada del colectivo hasta la entrada hay un páramo. Si llueve, uno se empapa. Tiene que sortear heces humanas y fisuras que van a tratar de clavarle una faca y quitarle lo que tenga encima. Hago esta comparación para poder diferenciar entre los discursos de nuestros “benefactores” (1983-2023) y nuestra realidad. ¿Qué respeto tiene un gobernante a un trabajador si lo somete a estar dos horas en un transporte público, de frecuencia escasa, sucio y donde el trasbordo es una aventura? Amén que los paisajes urbanos son apocalípticos. Otro ejemplo de urbanismo al servicio de las personas es el diseño original de La Plata.

[5] Dar por muertas todas las reformas desde Alfonsín a hoy.

[6] Último período de estado de derecho previo a las reformas socialdemócratas.

[7] Traer médicos de otros países que quieran un cambio de vida. Paradójicamente, hoy se homologa automáticamente un título de médico de nuestroamericanos pero de un irlandés o un inglés o francés o italiano, no. ¡Vamos!

[8] Yo pondría un subsidio por niño hasta los 18 años, que se paga una suma fija desde el estado al club de su elección (si es un club caro pagará la diferencia la familia, pero si es standard, la suma debería cubrir la cuota, el tercer tiempo, las remeras, etc.). ¿Por qué? Porque es más barato esto que luego todo el circuito de delincuencia juvenil con sus comisarías, asistentes sociales, fueros juveniles (jueces y fiscales) y reformatorios.

 

* Artículo publicado originalmente el 15/03/2023 por Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2023/04/suave-suave.html

 

SIN PROYECTO NO HAY FUTURO

Juan Carlos Neves*

Parte I: la situación

Año tras año, gobierno tras gobierno, la Argentina acumula fracasos y frustraciones hasta el punto de llevarnos a dudar de nuestra capacidad de salir de una pendiente descendente que parece no tener fin. Quizás una de las evidencias más fuertes de esta situación es la sensación de pérdida del orgullo nacional que se manifiesta en el dolor de ver a nuestros hijos alejarse del terruño en busca de mejores horizontes, mientras nos embarga el sentimiento ambiguo de tristeza por su alejamiento y satisfacción porque suponemos que disfrutarán de un futuro mejor. Y eso debería llevarnos a una profunda rebelión interior que se manifieste en un esfuerzo físico, intelectual y espiritual por elaborar un proyecto capaz de devolvernos el orgullo de ser ARGENTINOS. Así, con mayúsculas.

La falta de un proyecto ha sido un rasgo distintivo de los gobiernos que nos condujeron en las últimas décadas. Retomamos la senda institucional en 1983 escuchando que teniendo democracia todo lo demás vendría por añadidura. Error. La democracia, como dolorosamente comprobamos año tras año, es condición necesaria pero no suficiente.

Para no remontarnos demasiado al pasado repasemos nuestras dos últimas experiencias gubernamentales, la de Cambiemos y la del Frente de Todos, actualmente en curso.

¿Cuál era el proyecto de la alianza Cambiemos? Su líder proclamaba que su partido, el PRO, no tenía ideología y que su sola presencia y su historia como empresario atraería una lluvia de capitales y abriría el crédito internacional. La lluvia de inversiones nunca llegó, quizás porque su historia empresarial no era demasiado convincente pero más probablemente porque los inversionistas no atienden tanto a la personalidad de los gobernantes como a los proyectos sustentables y creíbles que presentan. El crédito, en cambio, se abrió y fluyó generoso hasta que los prestamistas vieron que el deudor había llegado a su límite de pago y allí terminó la historia. Solo el FMI, prestamista de última instancia, abrió entonces su billetera aportando el mayor crédito de su historia que se malgastó para mantener el valor del dólar y permitir que se cambiara libremente hasta que se agotó la divisa, dejándonos una deuda absolutamente impagable. ¿Pensaba seriamente la dirigencia de Cambiemos que podía conducir el país con el endeudamiento internacional como única política de Estado y sin proyecto visible? Si fue así, se equivocó y lo hizo hasta tal punto que perdió las siguientes elecciones presidenciales dejando al país en manos de los Fernández, un caso único de una dupla gubernamental compuesta por un presidente designado por su vice a quien previamente había vituperado hasta el agravio.

El Frente de Todos llegó al gobierno sin proyecto, sin plan económico y sin coherencia ni unidad interna. La convivencia entre un partido de centro derecha nacionalista como el justicialismo y un sector con ideas de izquierda revolucionaria como la agrupación “La Cámpora” de Cristina Fernández se hace difícil y provoca choques día a día. Agréguese a esta mezcla, la agenda propia de la vicepresidente para escapar de sus múltiples procesamientos y la de Sergio Massa, presidente de la Cámara de diputados, con su propia búsqueda de poder, y queda configurado un esquema caótico e inviable.

Por designios ajenos a la voluntad de los hombres la pandemia le brindó al gobierno entrante la oportunidad de llevar adelante sus planes basados en emitir sin frenos, promover el consumo, subsidiar a personas y empresas y congelar precios y servicios. Para ello eligió mantener una cuarentena interminable que le brindó la ventaja adicional de un funcionamiento virtual y precario del Congreso y la Justicia.

El resultado fue brutal. Quiebre masivo de empresas, millones de nuevos desocupados, incremento de la pobreza y la mayor caída del PBI de la historia argentina y de la comunidad de naciones democráticas. Agreguemos unas perlitas para satisfacer a los sectores más radicalizados tales como liberar miles de delincuentes presos, intentar expropiaciones, promover ocupaciones de tierras y propiedades y tratar de avanzar contra la justicia, las que chocaron con la manifestaciones pacíficas pero muy ruidosas de millones de ciudadanos.

De este modo el gobierno “kirchnerista” y populista de los Fernández logró ubicar a la Argentina en el peor de los mundos. Un “mundo” con más de nueve millones de contagiados de coronavirus y más de 129.000 muertos por la enfermedad, combinado con una economía destruida y una deuda impagable. Si faltaba una demostración para probar que ignorar los principios económicos básicos conduce al desastre, el gobierno tuvo la más clara de las evidencias. Por ello hoy se enfrenta a la necesidad de hacer lo que se denomina “un ajuste ortodoxo clásico” lo cual echa por tierra todo lo que venía pregonando.

El precio de ese ajuste lo pagarán los jubilados, la clase media y también la clase alta. Los trabajadores formales y los informales. Todos seremos un poco más pobres y tendremos peor calidad de vida y no será enteramente por la pandemia sino fundamentalmente por la forma en que el gobierno la enfrentó, buscando obtener rédito político de una situación que exigía grandeza para asegurar la supervivencia y el bienestar social.

Para el gobierno, las consecuencias de la necesidad de ajustar se sentirán en votos perdidos y rechazo social. Pero luego de arrastrarse hasta el final de su mandato o hasta que el humor social lo permita, comenzará el mayor de los desafíos: cómo reconstruir un país tan golpeado en su economía, en su auto valoración y en su confianza. Y la única respuesta a este planteo es construir un proyecto que nos aglutine y nos motive porque, sin proyecto no hay futuro.

Parte II: un proyecto

Al menos la mitad de los argentinos podría coincidir en la descripción de la situación presentada con algunas diferencias menores. El problema comienza cuando se trata de plantear soluciones porque cada definición implica una elección y cada elección resta a una parte del todo. Esa es una de las razones por la que la mayoría de los políticos evitan plantear planes y proyectos, para que la ambigüedad y la indefinición les permitan tratar de captar a todos los públicos y a todos los sectores. Recién después de que el elector pagó por su candidato con su voto, sabrá lo que realmente ha comprado.

Asumiendo el riesgo, afirmamos que desde el partido Nueva Unión Ciudadana y el espacio político más amplio  de la Nueva Unión Patriótica Federal, que aspira a sumar partidos nacionalistas, patrióticos e identificados con la centro derecha nacional de todo el país, tenemos un proyecto que presentamos para el debate como una alternativa. Es perfectible, inaceptable para algunos y posible para muchos otros, pero, en todo caso, es una opción clara para el que quiere participar en política conociendo el terreno que pisa.

Trataremos de plantearlo en la síntesis que permite una carilla y media.

Comenzamos por nuestra visión antropológica del ser humano concebido como producto de la voluntad de Dios a través de una creación evolutiva que le otorga libre albedrío y trascendencia.

Continuamos con la agrupación de los seres humanos en comunidades que desarrollan a lo largo del tiempo historia, valores, tradiciones y cultura común hasta constituirse en naciones.

Es beneficioso que esas naciones tengan lugares de coordinación y debate como las Naciones Unidas para promover la paz mundial y discutir los grandes temas de un mundo intercomunicado pero de modo alguno concebimos una autoridad supranacional y global que destruya o inhabilite la identidad de las naciones.

Visualizamos a la Argentina como una nación celosa de su soberanía que se integre en la comunidad internacional con tratados regionales y con posturas independientes que atiendan al derecho internacional sin alinearse con ningún poder de la tierra y comerciando con todas las naciones del mundo en función del interés nacional. Nuestro proyecto para un país soberano entiende que no se debe ceder soberanía a organizaciones internacionales, no se deben constituir parlamentos supranacionales, no se deben permitir condicionamientos a nuestra política exterior ni firmar tratados que no se atengan a las normas de nuestra Constitución Nacional. Es esencial la construcción de Fuerzas Armadas bien equipadas y entrenadas y de una industria para la defensa tecnológicamente avanzada para garantizar la defensa de nuestras cuantiosas riquezas y el control de nuestras fronteras marítimas, aéreas y terrestres.

La Argentina del futuro debe estar bien integrada a nivel físico, virtual (redes de comunicaciones), económica y afectivamente en sus 24 jurisdicciones.

La educación es un pilar de nuestro modelo y no solo se trata de impartir conocimientos sino de formar ciudadanos responsables y jóvenes con mentalidad de emprendedores.

Nuestros planes prevén una mejor distribución de la población desarmando la red de “villas miserias” y asentamientos, con habitantes que son clientes políticos cautivos, mediante planes de construcción de viviendas en todo el país. Asimismo, en una nación con una densidad poblacional de apenas 16 habitantes por kilómetro cuadrado prevemos incentivar el crecimiento poblacional y perseguir el aborto con toda la fuerza de la ley.

Demás está decir que la Argentina del futuro debe recuperar la confianza de inversores genuinos con políticas serias y estables pero el primer paso es recuperar la confianza de los propios argentinos, que en defensa propia ocultan sus ahorros y eluden la presión fiscal, pues no ven traducidos sus aportes en servicios ni en obras esenciales.

El modo de producir riqueza será trabajar, trabajar y trabajar, llevando a quienes reciben planes sociales a efectuar cursos obligatorios que los transformen en personal capacitado para el trabajo fecundo.

Una de las bases del desarrollo es terminar con la antinomia campo versus industria. En nuestro proyecto, el gobierno debe facilitar la producción agropecuaria, que es la primera productora de divisas y promover la industrialización de la Argentina pues es de ese sector que surgirán los nuevos puestos de trabajo. La construcción de autopistas inteligentes, aeropuertos, obras energéticas claves como la represa del Paraná Medio que puede proveer tanta energía como toda la que actualmente se produce en el país, la finalización de las redes incompletas de agua y cloacas, son obras con mano de obra intensiva que pondrán a trabajar a millones de argentinos.

Es esencial que la Argentina vuelva a construir barcos, trenes y aeronaves, facilitar la creación de empresas mercantes marítimas y fluviales para transportar el producto del trabajo nacional.

También nuestro proyecto pone el énfasis en la economía del conocimiento que es mucho más que el desarrollo de las industrias del software pues refiere al desarrollo de patentes de todo tipo, particularmente en las áreas avanzadas en que la Argentina ha logrado un “know how” (saber cómo hacer) entre las que tenemos la energía nuclear y la industria aeroespacial.

Parafraseando a Guillermo Laura, un preclaro argentino que se adelantó a su tiempo, decimos que la escala de las propuestas debe ser proporcional a la magnitud de los problemas y por eso debemos pensar en trabajar y producir a lo grande, generando un desarrollo y un crecimiento de tal magnitud que las deudas se minimicen y el equilibrio fiscal se logre por una recaudación basada en el aumento de la actividad y no en el ajuste y el aumento de los impuestos.

La clave para la ejecución práctica del proyecto está en la utilización del poder sin temores ni inhibiciones. Dejarse atar las manos por los movimientos de izquierda y pseudo progresistas que utilizan la cuestión de los derechos humanos como herramienta para impedir la acción de la justicia, permitir el vandalismo y los piquetes y fomentar el divisionismo y el resentimiento social es dejarse inocular un veneno que destruye a la sociedad. Hace falta mano firme para defender la vida, perseguir el delito y ser implacable con la corrupción en todos los órdenes sociales empezando por el ámbito de la política.

El proyecto debe implementarse estableciendo metas de corto, mediano y largo plazo. El consenso y la continuidad se obtendrán cuando la población perciba las mejoras en el nivel de vida, particularmente en el índice de Desarrollo Humano. La construcción de escenarios estratégicos para fijar los objetivos futuros es una de las herramientas fundamentales de nuestra planificación.

Sería muy útil que las distintas fuerzas políticas presentaran proyectos que vayan más allá de la coyuntura financiera o de las torpes maniobras para mejorar la distribución del ingreso creando una creciente presión impositiva que solo sirve para frenar a las pocas áreas exitosas que aún nos impulsan.

Nosotros seguiremos proponiendo y trabajando incansablemente, con la fe puesta en Dios y en nuestro proyecto, por el bien de la Patria.

Buenos Aires, Argentina, noviembre de 2022.

 

* Contralmirante Retirado, Veterano de Guerra de Malvinas. Licenciado en Sistemas Navales. Master en Relaciones Internacionales. Master en Ciencias en Management. Presidente del Partido Nueva Unión Ciudadana.