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“TODOS AQUELLOS QUE TENGAN MIEDO O QUE NO SE ANIMEN HAY OTRAS OCUPACIONES ADEMÁS DE SER MINISTRO”

Que en 2021 estén solo los que se animen a construir una Argentina mejor

 César Augusto Lerena*

La vicepresidente de la Nación Cristina Fernández de Kirchner se expresó así en un acto en el que participó en La Plata, junto al presidente Alberto Fernández.

Días pasados la Sra. vicepresidente de la Nación Cristina Fernández de Kirchner invitó a retirarse del gobierno a quienes tienen miedo o les falta coraje para ejercer la defensa del interés nacional. No seré yo quien interprete el alcance de esta intimación, porque, es muy probable, que el nivel de temor de los destinatarios, según la vara con el que se los juzgue, pueda tratarse desde una estratégica prudencia a panic attack, o, simplemente, un mal crónico que aqueja a los funcionarios: incapacidad o esfuerzos aplicados a intereses ajenos al Estado (a libre interpretación del lector).

Sería imprudente que cada uno de los ciudadanos de a pie, se pusiese a mencionar con nombre y apellido a quienes deban abandonar sus cargos; en principio, porque no está destinado a nosotros ese mensaje, sino a cada uno de los funcionarios que tienen miedo o no se animan a dar cumplimiento al juramento dado “a Dios (en su caso) y a la Patria, prometiendo observar y defender la Constitución, las leyes de la República y los deberes del cargo para el que han sido nombrados”; también, porque el que nombra y remueve a los funcionarios es el Presidente de la Nación y, finalmente, porque irse en este momento, sería reconocer una debilidad e incompetencia y el incumplimiento consecuente de sus obligaciones. Sería aceptar con dignidad “que Él (por Dios) y la Patria os lo demanden”, atributo que no suele estar presente cuando a alguien se lo impele a renunciar.

Entonces, como “al chancho rengo se lo conoce al andar”, lo mejor es referirse a las obras y no a los hombres que debieran ejecutarlas, en la acción de gobierno y, también, tratar de discernir entre las obligaciones burocráticas y aquellas que son centrales en la doctrina justicialista: justicia social, independencia económica y soberanía política, aunque aceptadas por las distintas corrientes políticas.

Con este mandato vicepresidencial y habiéndose cumplido un año de la asunción del gobierno, me referiré entonces a lo ocurrido en el Atlántico Sur, MALVINAS, Georgias del Sur, Sándwich del Sur (en adelante Malvinas) y la PESCA; una actividad —esta última— desde la cual se puede contribuir a dar cumplimiento a la citada doctrina.

La Pesca, es una actividad generadora de importantes recursos económicos y de mano de obra intensiva; de radicación poblacional e industrial pesquera y naval en áreas estratégicas de la Nación; de ocupación del amplio territorio marítimo argentino; pero, sobre todo, es una herramienta insustituible para recuperar Malvinas. Al respecto, he venido diciendo hace décadas, que “Sin pesca no habrá soberanía en el Atlántico Sur ni en Malvinas” y agrego: “la pesca será el más importante instrumento para recuperar la soberanía de Malvinas”, y ello no habrá de llegar, con solo rogar al Reino Unido a que se acoja a lo prescripto en la Res. 2065/65 de las Naciones Unidas.

Me referiré, entonces, solo a lo que ha pasado (o no ha pasado) en materia de MALVINAS Y PESCA y “A quien le quepa el sayo, que se lo ponga”.

La propaganda de la Secretaría de Malvinas nos dice “Cumplimos un año de gestión. La Causa Malvinas volvió a ser política de Estado. Nos propusimos tres leyes para colocar la soberanía en el centro de las políticas de Estado. Una dispuso la creación del Consejo Nacional de Asuntos Relativos a Malvinas que promueve políticas de Estado a mediano y largo plazo; la segunda norma, estableció sanciones y multas más elevadas para la pesca ilegal en aguas argentinas incluyendo las que circundan a Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur; la tercera, demarcó el límite exterior de la Plataforma Continental. (Amén de ello), reafirmaron su apoyo a la posición argentina sobre Malvinas la ONU, la OEA, la CELAC, el MERCOSUR, el SICA, el G77+China, entre otros múltiples organismos multilaterales; avanzamos en la identificación de los soldados caídos; celebramos los 200 años del izamiento de la bandera argentina en Malvinas; seguiremos trabajando para que la celeste y blanca vuelva a flamear en todo nuestro territorio” (sic). Faltó agregar que esa Secretaría considera que la Res. 2065/65 de las Naciones Unidas es “la llave para resolver el conflicto” (sic) y “la única forma de recuperar las islas es el diálogo” (sic) (Daniel Filmus, “El Ciudadano”, Rosario, 13/12/2020).

Bueno, empezaré de mayor a menor, respecto a lo que se define como una política de Estado en esta materia: sí la clave, para recuperar Malvinas, es la Res. ONU 2065/65, los archipiélagos jamás volverán a estar en poder de Argentina. Esta herramienta, si bien en 1965 fue esencial, después de 55 años ha demostrado ser accesoria e ineficaz y absolutamente nula, para recuperar el diálogo con el Reino Unido la “única forma”, que el secretario considera —a mi juicio erróneamente— para recuperar las islas.

Por lo dicho, la Secretaría no ha innovado en la cuestión Malvinas y sigue con una estrategia insuficiente y vetusta, además, de avanzar sobre facultades que, como veremos, el Congreso de la Nación, ha puesto en manos del Consejo Nacional de Malvinas. En cualquier caso, la “Política de Estado” para resolver la cuestión Malvinas no pasa por dialogar sobre la soberanía de las islas, porque en la hipotética, pero improbable situación, en que el Reino Unido se avenga a dialogar, no será para reconocerle a los argentinos la soberanía de Malvinas. Para ello, hay que llevar adelante una estratégica inédita (jamás aplicada por la diplomacia argentina) que, en todo caso, concluirá en un diálogo consensuado. Y me adelantaré, con un ejemplo, lo que diré después, con mayor detalle: la flota China en aguas de Australia no solo está destinada a capturar sus peces, sino a aplicarle a “Australia la porra diplomática y, transformarlo en el chivo expiatorio de Beijing” (Jamie Seidel, News.com.au, 19/12/2020).

La Secretaría de Malvinas el 6/11 recordó el izamiento de la bandera en Malvinas; el 20/11 la soberanía nacional, el 16/12 los 55 años de la Res. 2065; pues bien, estas conmemoraciones son necesarias para fortalecer el sentimiento nacional o recordar nuestro interés perpetuo por Malvinas, pero son cuestiones que debería llevar un pasante de la Cancillería que sepa leer las efemérides. Otro tanto ocurre con los sucesivos apoyos de los países y los organismos internacionales a la posición argentina respecto de Malvinas, para ello son necesarios los embajadores destacados en los ámbitos adecuados. De hecho, eso ocurrió en 1965, cuando el que pronunció los alegatos por Argentina ante el Subcomité III de las Naciones Unidas, que culminó con el dictado de la Res. 2065, fue el entonces Consejero Legal del Ministerio de Relaciones Exteriores, el embajador José María Ruda.

Ahora, ¿qué hace la Secretaría de Malvinas para que las declamaciones se transformen en hechos? ¿Por qué pese a estos apoyos obtenidos, Uruguay sigue prestando sus puertos a las embarcaciones que pescan en Malvinas y a quienes depredan nuestros recursos migratorios en alta mar; Brasil es el destinatario de los vuelos desde Malvinas y Chile sigue siendo un aliado estratégico del Reino Unido? De esto debiera ocuparse la Secretaría de Estado que tiene por objeto recuperar la soberanía en Malvinas.

Respecto a las tres leyes que la Secretaría de Malvinas indica que, colocan la soberanía (de Malvinas) “en el centro de las políticas de Estado”, afirmo que en la forma en que están redactadas y como se han ejecutado (o no) durante este año, de ninguna manera, pueden ser el eje central de una política de Estado y, si analizamos su contenido, son instrumentos de escasa significación y, no es de esperar que, a partir de ellas —y menos si no se aplican, en el caso de incremento de sanciones— se modificará la situación de ocupación británica y de explotación de nuestros recursos en Malvinas.

Respecto a la Ley 27.557 del 4 de agosto de 2020 “sobre los límites de la Plataforma Continental”, empiezo por decir, que por Decreto 14.708/46, el gobierno argentino ya reivindicó la soberanía nacional sobre el mar epicontinental y el zócalo continental y, en 1966, por Ley 17.094 reafirmó la soberanía sobre el lecho y el subsuelo de las zonas submarinas adyacentes a su territorio hasta una profundidad de 200 metros o más allá de ese límite hasta la profundidad que las aguas suprayacentes permitieran la explotación de los recursos naturales. La Argentina por Ley 24.815 del 26 de mayo de 1997 creó la Comisión de Límites (COPLA) para dar cumplimiento a la Ley 24.543 que ratificó en 1995 la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR). La Ley 27.557 que demarcó el límite exterior de la Plataforma Continental, no se ajustan a los recomendados por la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC), conforme el art. 76º inciso 8º de la CONVEMAR: “Los límites de la plataforma que determine un Estado ribereño tomando como base tales recomendaciones serán definitivos y obligatorios”, ya que esa Comisión solo “recomendó” 351.633 Km2 de los 1.782.000 Km2 presentados por nuestro país el 29 de abril de 2009, entendiendo que 1.430.367 Km2 se encuentran en disputa con idéntica presentación presentada por el Reino Unido el 11 de mayo de 2009. Es decir, que el proyecto de ley que la Secretaría de Malvinas presentó ante el Congreso de la Nación y exhibió al transformarse en ley como un éxito del gobierno argentino no se ajusta estrictamente a los hechos y los planos que esta Secretaría envió a imprimir con destino a escuelas, instituciones, etc. tienen un amplio espacio en disputa, que no está debidamente aclarado en la cartografía, generando confusión y un triunfalismo que no se ajusta a la realidad. Este supuesto no tiene efecto alguno sobre Malvinas y en todo caso agregó una nueva controversia con Chile. La Constitución garantiza el principio de publicidad de los actos de Gobierno y el derecho de que la información pública debe ser adecuada y veraz.

En cuanto a la Ley 27.564 del 16 de septiembre de 2020 “por la que se elevaron las sanciones y multas a la pesca ilegal en aguas argentinas, incluyendo las que circundan a Malvinas” (sic), lo que es redundante, porque las aguas correspondientes de los territorios insulares son argentinas, pero que, como veremos, las autoridades nunca aplicaron multa alguna. La Argentina no capturó ningún buque pesquero con posterioridad a la sanción de la ley y durante el año 2020 solo apresó tres (sin decomisarlos). Es decir, sin apartarse del bajo promedio de dos buques por año en los últimos 40 años, sobre una población de entre 350 y 500 buques que pescan nuestros recursos migratorios en la ZEE Argentina o fuera de ella. Por otra parte y, muy importante, el gobierno argentino no ha multado a ninguno de los 105 buques españoles o en sociedad con empresas británicas pescan en las islas; 73 taiwaneses; 30 coreanos del sur y otros 4 que pescan desde 1982 un promedio de 250 mil toneladas dentro del área de Malvinas (FICZ y FOCZ para los británicos) por un valor superior a los 650 millones de dólares y que consolidan año a año la ocupación británica en las islas y, aún más grave (si se puede asignarle más gravedad aún) sin apresar ni multar a ninguno de los buques que durante la pesca del calamar illex, loligo, hoki, merluza negra y otras especies capturaron por fuera de los límites impuestos por los propios británicos para la zona de Conservación y gestión provisional de las Malvinas (FICZ) y la Zona exterior de conservación de Malvinas (FOCZ). Por cierto, nada han hecho la Secretaría de Malvinas o la Subsecretaría de Pesca Nacional para reclamar el resarcimiento económico al Reino Unido y a las empresas que han pescado ilegalmente en Malvinas desde 1976 a la fecha unos 10,8 millones de toneladas por un valor estimado en los 28,2 mil millones de dólares que, más derechos, intereses y la pérdida de chance en el comercio final, podrían haber significado un valor aproximado del orden de los 197 mil millones de dólares.

Un caso particular es el de España que ha reconocido que Malvinas es territorio argentino y que, pese a nuestros tradicionales lazos de amistad, sus buques subsidiados por la Unión Europea se asocian a empresas británicas de Malvinas para pescar en estas aguas. Sinceramente es deplorable la falta de acción de la Secretaría de Malvinas y la Subsecretaría de Pesca para terminar con esta pesca ilegal, que no solo se lleva nuestros recursos (las especies más valiosas, del orden de los U$S 24.000 la tonelada) sin licencia argentina y, fortaleciendo la posición británica en las islas. Hay que intimar a España a que acuerde con la Argentina y deje de pescar en forma ilegal, en contra de las normas de la U.E., la CONVEMAR y la legislación nacional.

El caso Pescapuerta-Estrella Patagónica podría ser un caso testigo (habría otros), de cómo los españoles se aprovechan desvergonzadamente de nuestra “incapacidad de control”. Esta cuestión, de pescar con habilitación en el continente e ilegalmente en Malvinas violaría la legislación argentina (24.922 y 26.386) y la disposición primera de la Constitución Nacional. Ya hemos dicho que es urgente la intervención de la Secretaría de Malvinas y de Pesca y los funcionarios deben hacer cumplir las leyes y los reglamentos que en su consecuencia se dictan; proteger y conservar la propiedad del Estado y emplear sus bienes (los peces lo son) con los fines autorizados. De no hacerlo podrían quedar incursos en un delito penal y de traición a la Patria, por contribuir al sostén británico en Malvinas.

Los funcionarios de la Subsecretaría de Pesca y de la Secretaría del Malvinas, por su incumplimiento estarían violando el art. 41º, 124º y la Disposición Transitoria Primera de la Constitución; las leyes 24.922 y 26.386; la Constitución de la Provincia de Tierra del Fuego y la Ley de Pesca 244º de esta Provincia, impidiendo el desarrollo de todo el litoral patagónico y de la citada Provincia.

Por otra parte, por la Ley 27.558 del 4 de agosto de 2020 se creó el “Consejo Nacional de Asuntos relativos a Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes; que promueve políticas de Estado a mediano y largo plazo» (sic), como refiere la propaganda oficial.

La creación de este Consejo era necesaria, ya que en atención a lo prescripto en la Disposición Transitoria Primera de la Constitución debe diseñarse una estrategia nacional, con la participación política plural y con los más importantes expertos en materia del Atlántico Sur; sus archipiélagos; la Antártida; los estrechos que vinculan al Atlántico con el Pacífico y, las provincias del litoral marítimo, sus recursos naturales, económicos y laborales; las cuestiones de defensa; de puertos; transportes; industrias; poblaciones, etc. que trasciendan los cambios políticos de los gobiernos.

Entendida la necesidad de este Consejo, éste no habrá de cumplir con el objeto de su creación, sino se perfecciona el alcance de sus objetivos y atribuciones, se amplía la composición de sus miembros y se precisa su continuidad, ya que improbable diseñar políticas de Estado, en las condiciones en las que se ha creado este cuerpo.

Respecto al alcance de los objetivos percibo un error, ya que no se ha incluido el tratamiento de las cuestiones de la Antártida, que están directamente vinculadas a las Malvinas y la proyección de éstas sobre el territorio antártico. Esto lo confirma el propio secretario de Malvinas cuando refiere “claramente no hay ninguna intención, por parte del Reino Unido, que no sea tener una puerta de entrada a la Antártida…”. Del mismo modo, omitir las cuestiones de defensa, lo que también el mismo secretario ratifica: “…al mismo tiempo contar con la posibilidad de instalar una base militar de un país de la OTAN en un lugar estratégico” (Daniel Scarímbolo, Telam, 22/11/2020). Entiendo que es una omisión muy importante o, resulta una consecuencia de mantener vigente los Acuerdos de Madrid I y II. Por otra parte, siendo el objetivo recuperar en forma pacífica Malvinas y los territorios marítimos, aparte de contar con especialistas en temas geográficos, ambientales, históricos, jurídicos y políticos (Art. 2º, Ley 27.558) es muy importante disponer de expertos en las cuestiones productivas, económicas, comerciales, sociales, comunicacionales y las relativas a los recursos naturales; los puertos; los transportes; astilleros; buques, etc. y, de radicación poblacional, industrial, laboral y de fortaleciendo las provincias del litoral marítimo. Es decir, si bien el objetivo es recuperar la soberanía en Malvinas y los territorios marítimos, la estrategia que se aborde, tendrá que ver con las innumerables cuestiones que confluyan a ello. No se puede buscar el objetivo en forma directa. Por ejemplo, ir a través de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Opinión Consultiva a la Corte Internacional de Justicia de la Haya para plantear nuestro caso, en este escenario, podría tener los mismos efectos nefastos que invadir Malvinas y ciertamente irreversibles.

En este estado, habría que recordarle a la secretaría del Malvinas que, con la creación del Consejo, las declaraciones deben pasar por el filtro de este Cuerpo, ya que a la hora de generarse consensos (Art. 2º inc. a) la figura del secretario perderá poder, el que se ha transferido al Consejo creado, salvo que éste se trate de un mero “mascarón de proa” y no se determinen dentro de él las políticas de Estado con la participación de todo el espectro político. Ello se regla perfectamente cuando indica (Art. 8º) “El Consejo Nacional (…) contará con una Coordinación Ejecutiva, que estará a cargo de la Secretaría de Malvinas y (…) tendrá los deberes y atribuciones que se le asignen (los consejeros) en el Reglamento Interno”.

Respecto a la composición del Consejo, llama la atención que, debiendo adoptar “sus recomendaciones, con carácter no vinculante, por consenso” (Art. 4º) integre este Cuerpo el propio Presidente de la Nación (el P.E.N.), ya que sus integrantes son solo asesores. Fuera de ello, los miembros son más (5) de los previsto en la ley, lo que, además de irregular, podría dar lugar en el futuro, a que la Secretaría de Malvinas (Art. 3º), promueva la designación de más miembros transgrediendo la Ley y su Decreto Reg. 822/20 (Art. 3º inc. g, h e i), pudiendo, en consecuencia, manipular la estrategia del Consejo. Además, no se fundamentaron las capacidades o habilidades de cada uno de los designados y, tampoco, se cumple con lo prescripto en el art. 3º respecto a la igualdad de género exigida por la ley, con la particularidad, de que tanto los senadores como los diputados seleccionados, todos los titulares son hombres. Por otra parte, entiendo como un contrasentido, que semejante responsabilidad y dedicación que se debe imprimir a esta tarea, se realice “ad honorem” (art. 6º) y, no parece estar dándose la dinámica que la importancia del tema amerita, cuando el Consejo solo se reunió tres veces desde su puesta en funciones y en todos los casos en forma virtual que, si bien el sistema puede ser confiable, parece poco adecuado —por los elementos empleados— para guardar la confidencialidad de “Secretos de Estado”.

Si bien describiré con mayor detalle en un próximo escrito las particularidades de este Consejo y los antecedentes de los consejeros elegidos, adelanto mi sorpresa ante la selección de la embajadora Susana Ruiz Cerutti, quien desde su posición de Ministra y Secretaria de Relaciones Exteriores; Directora General de Consejería Legal del Ministerio y, Miembro del Consejo Consultivo en temas vinculados al Atlántico Sur fue una de las diplomáticas que junto a Lucio García del Solar, José María Otegui; Horacio Besabe y Jorge Vázquez (Clarín, 14/10/1989; La Nación, Gobierno, p. 4, 16/10/1989) más trabajó para la elaboración y firma de los Acuerdos de Madrid; también, intervino en la resolución del Conflicto del Beagle, que significó para la Argentina la pérdida de las islas Picton, Nueva y Lennox, dando lugar al ingreso de Chile por primera vez al Atlántico Sur, rompiendo el “principio oceánico” (Argentina en el Atlántico, Chile en el Pacífico) que nuestro país había sostenido, en contrario a la opinión de Chile. Fue también Agente argentino ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya en el caso de la pastera Bosnia, en el que la Corte entendió, que Uruguay no violó sus obligaciones para evitar la contaminación.

La referida Ruiz Cerutti participó en la etapa de “desmalvinización” (“la política de Caputo ha sido un retroceso estratégico imperdonable y la desmalvinización es algo más que retórica”, Ámb. Financiero, p. 37, 13/7/1989). Intervino, para satisfacer las exigencias británicas de aprobación de las Líneas de Base al Canciller Cavallo, que estableció el mar territorial de 12 millas y facilitó al Reino Unido hacer lo propio en Malvinas, acogiéndose luego a la CONVEMAR y, demoler el bastión soberano de la Ley 17.094 (Versión taquigráfica, fs. 24, Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Adolfo Gass). Suscribió el dictamen 67  que entre otras cosas eximía del pago de impuestos a los buques extranjeros más allá de las 12 millas (Nota 636/89 del 11/4/89 al Subsecretario de Pesca con el que se intentó dar sostén jurídico al programa de Pesca Experimental y Demostrativa PEXDA, popularmente llamado “el negocio floreciente de la investigación pesquera”) por el que fue denunciada por el Senador Nacional Pedro Molinas por “traición a la Patria” (La Capital de Mar del Plata, tapa, 18/8/1989), por ser el referido dictamen no solo contrario al interés económico de Argentina, sino que sus argumentaciones podrían haber servido a los intereses británicos en Malvinas.

Durante el año 2020 ninguna de las cuestiones importantes fueron resueltas por la Secretaría de Malvinas: la denuncia de los Acuerdos de Madrid I y II; la derogación de la Ley 25.290 del 13/7/2000 que aprobó (aunque no ratificó) el Acuerdo de Nueva York que podría dar lugar a las OPRAS; el pacto Foradori-Duncan; el Convenio de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT); la denuncia del Convenio suscripto en Londres el 11/12/ 1990 con el Reino Unido, para “La promoción y la protección de inversiones en la Argentina”, sancionado el 04/11/1992 por Ley 24.184. La resolución de estos temas nos mostraría, qué tan dispuestos están los funcionarios designados; qué atribuciones tiene el Consejo; si es solo un cuerpo asesor no vinculante (Art. 4º de la ley) o si promueven (como dice la publicidad oficial) una Política de Estado para recuperar “los territorios marítimos e insulares argentinos y obtener en ellos el ejercicio pleno de la soberanía nacional”. El tiempo nos dirá si, por el contrario, como hasta ahora —a fuerza de considerar central la Res. 2065/65— la Argentina se limita a rogarle al Reino Unido que se siente a negociar soberanía.

Se dice, que no es necesario derogar alguno de los acuerdos y basta con no llevarlos a la práctica, sin embargo, su continuidad “debilita la posición jurídica y política de Argentina y el Reino Unido lo utilizará en detrimento de nuestro país” (Prof. Dr. Armando Abruza), más allá del estado de ejecución. No podemos dejar de lado que el referido Abruza, es miembro del citado Consejo Nacional de Malvinas.

Por otra parte la Secretaría de Malvinas, la Subsecretaría de Pesca y el Consejo Federal Pesquero, cada uno en lo suyo y en forma coordinada, no pueden ignorar el rol que tiene la Pesca para fortalecer el litoral marítimo argentino y la ocupación argentina de los espacios marítimos (1,6 millones de km2 invadidos por el Reino Unido); una tarea esencial para recuperar la soberanía argentina en los espacios ocupados; pero también, para promover el desarrollo económico, poblacional, industrial, laboral, social y cultural del área patagónica y de Tierra del Fuego, centro neurálgico y contracara de la ocupación marítima extranjera.

En un país con el 44% de pobreza y 11% de indigencia, resulta detestable que ninguna de las dependencias oficiales citadas precedentemente lleve adelante acuerdos cristalinos y acciones operativas, económicas y legales para frenar la pesca ilegal sobre los recursos migratorios en la alta mar, originarios de la Z.E.E. Argentina que, contravienen el art. 2º de la Ley 24.543, la CONVEMAR y la Ley 24.922 que son capturados por buques españoles, chinos, coreanos, taiwaneses y otros que operan subsidiados a distancia, produciendo una gravísima depredación de las especies y una contaminación del medio marino; además, de una pérdida de miles de millones de dólares anuales, de importantísimas fuentes de trabajo y alimentos. De haberse llevado un programa destinado a resolver parcialmente el problema, la Argentina podría estar exportando mil millones de dólares más por año (1/3 más de lo actual) y ocupado unos veinte mil trabajadores más. Aunque, la gravedad es mucho mayor todavía cuando se verifica la internacionalización del Atlántico Sur, que favorece la presencia británica en Malvinas, transformándose la Zona de Cooperación y Paz en el Atlántico Sur (Res. ONU 41/11 del 27/10/1986), en tierra de nadie, donde cualquiera —con capacidad militar— toma lo que puede y se le deja. China es un ejemplo de ello en los mares del Atlántico, Pacífico e Indico y el Reino Unido lo hace de igual forma en el 52% del territorio marítimo nacional que ocupa en forma prepotente. No explotará China (el Partido Comunista detrás) las aguas ocupadas por el Reino Unido, sino que lo hará sobre los territorios marítimos y recursos migratorios argentinos que la Argentina ha sido incapaz de explotar y proteger; aunque, no habría que descartar que, como piensa el gobierno de Australia, “la pesca china tiene importantes consecuencias estratégicas para la región(Jamie Seidel, News.com.au, 19/12/2020).

La inacción de la Secretaría de Malvinas, de la Subsecretaría de Pesca y del Consejo Federal de Pesca, nos llevará, de ser un Estado Marítimo a ser un país bolivianizado.

¡Señores esto es serio! Estamos frente a la flota pesquera más grande del mundo (16.000 buques) y a la tercera armada naval internacional, con vocación histórica hegemónica en los territorios marítimos e insulares. Tal vez, efectivamente, alguno de los funcionarios tenga miedo de ejercer su ministerio o esté jugando a parecer que ejercen la función que se les ha encomendado.

Amén de ello, no podemos dejar de reiterar que, si solo evaluamos los descartes de 300 mil toneladas/año en la ZEE Argentina, su aprovechamiento permitiría alimentar con la mejor proteína a tres millones de niños y adolescentes por día durante todo el año. Una lamentable pérdida de soberanía alimentaria por la incapacidad de la Subsecretaría de Pesca y el Consejo Federal Pesquero.

Finalmente, hay temas que parecen inocuos y que se tratan solo de cuestiones productivas, pero generan dependencia y un desprecio a las cuestiones marítimas, que incluyen a Malvinas. Si no cambiamos el modelo extractivo por uno industrial y de agregado de valor seguiremos regalando el trabajo argentino a los países desarrollados y, si no aumentamos el consumo de 6 kg per cápita anual de pescados (España consume 23 kg y el promedio mundial es 19 Kg) no valoraremos las riquezas que se llevan de Malvinas y el Atlántico Sur. Es también una forma de “desmalvinizar”.

Nos dijo John Barton: “sin la pesca no hubiéramos sobrevivido” (Director Ilegal de Pesca en Malvinas, Penguin News, 2012). Del mismo modo, que entiendo, que sin pesca no habrá soberanía en el Atlántico Sur ni en Malvinas y, también creo, que los funcionarios deben aportar inteligencia y pasión en esta causa imprescriptible nacional.

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar Social (Provincia de Corrientes). Ex Profesor Universidad UNNE y FASTA. Asesor en el Senado de la Nación. Doctor en Ciencias. Consultor, Escritor, autor de 24 libros (entre ellos “Malvinas. Biografía de Entrega”) y articulista de la especialidad.

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LOS MITOS, EL LOGOS Y LA CORRECCIÓN POLÍTICA

Marcos Kowalski*

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Una de las cosas más dolorosas de nuestro tiempo es que esos que tienen una certeza absoluta son estúpidos y en cambio los que tienen imaginación y capacidad de comprender están llenos de duda e indecisión.

Bertrand Russell

 

Un mito (del griego μῦθος, mythos, “relato”, “cuento”) es un relato que se refiere a unos acontecimientos prodigiosos, protagonizados por seres sobrenaturales o extraordinarios, tales como dioses, semidioses, héroes, monstruos o personajes fantásticos, que buscan dar una explicación a un hecho o un fenómeno. El mito es una historia fabulosa de tradición oral que, mediante los personajes sus acciones o sucesos, explican cosas y aspectos irreales de la vida.

Los mitos son relatos fabulosos que pretenden dar modelos de actuación. Se tratan de imponer como relatos llenos de autoridad pero sin justificación. Apelan emotivamente a las cosas como si siempre hubieran sido así; son relatos que explican o dan respuesta a interrogantes o cuestiones importantes para los humanos y, al mismo tiempo, las actuaciones extraordinarias de los personajes míticos son un ejemplo o pauta a seguir.

Como sabemos, y venimos repitiendo en diferentes notas y artículos nuestros, ya los griegos disponían de un gran número de mitos. Los mitos constituyen el principio del proceso intelectual del hombre. En el mito el saber es infundado, pero es el primer paso hacia un tipo de pensamiento que se dio desde los comienzos de la historia y que tuvo lugar en la Grecia antigua. Mientras que el mito intenta explicar la realidad mediante cuentos o historias, aparece en los pensadores griegos el logos (en griego λόγος, “palabra”, “dicho”) que trata de explicar lo real mediante bases en el razonamiento humano.

El pensar y el amor al conocimiento, en definitiva la “Filosofía”, surgió, según indican todos los manuales al uso, a partir del momento en que salimos de la primitiva oscuridad en la que los seres humanos acudíamos a los mitos para explicar los sucesos del universo y comenzamos a hacer uso de la Razón para dar respuesta tanto a esas antiguas preguntas como a otras de nuevo cuño. Se trata del denominado, en filosofía, “paso del mito al logos”

El termino logos, procedente también del griego, como ya fue mencionado, fue utilizado con múltiples significados, siendo los fundamentales los de “cálculo” y “discurso”, y que en filosofía se suele traducir, en la mayoría de las ocasiones, por “razón” o “pensamiento”. En Platón el “Logos” es el discurso articulado que permite dar razón de una cosa. En Aristóteles, al entender que la lógica se ocupa del discurso declarativo (del discurso que afirma o niega) éste pasa a constituirse en el objeto de la lógica como “logos apophantikós” (“discurso declarativo”).

En la primera mitad del siglo VI antes de la era cristiana comenzó a desarrollarse por parte de los pensadores de Mileto, llamados presocráticos, entre ellos, Tales, explicaciones racionales de lo que acontecía en la realidad, diferenciándolas de las mitológicas que son de tipo mágicas. Estas dos explicaciones, las basadas en el logos o razón, y en el mito, coexistieron durante mucho tiempo.

Heráclito considera al “logos” como el ser unificador, identificado con la inteligencia, que a la manera de una ley, ordena el continuo fluir evolutivo existencial. El “logos” es aquello que es común, eterno. Es la inteligencia que, a pesar de ser común a todos, cada uno la vivencia como algo personal y que se expresa a través de la palabra. En el Cristianismo, específicamente en el Evangelio de San Juan, el “logos” se halla identificado con Dios.

Como curiosidad, pero también con relación al tema, recordemos que, en Matemática, el escocés John Napier (1550-1617) unió la palabra “logos” con “arithmós” (“número”), ambas de origen griego, para acuñar el término “logaritmo” que designa el exponente al que elevarse un número para obtener el que se necesita.

Como hemos dicho, desde el logos nace la filosofía alrededor del siglo VI a. de C. en el momento en que es planteado el que se considera el primer problema filosófico expresado en la pregunta por el “arché de la physis”, que significaba el cuestionarse por el comienzo del universo o el primer elemento de todas las cosas.

Una pregunta que implicaría asimismo una nueva estrategia de respuesta basada en principios racionales que explicarían la “naturaleza” última de lo real (el agua para, por ejemplo, Tales de Mileto, considerado el primer filósofo). La identificación de tal principio supondría la existencia de un orden racional en el universo que el ser humano es capaz de conocer a través de su propia racionalidad y del análisis crítico.

El universo deja así de ser un “caos” y pasa a convertirse en un “cosmos” ordenado según las leyes de la Naturaleza. La humanidad, gracias a la Filosofía, dejaba atrás el oscurantismo mitológico para descubrir la Razón y, consecuentemente, la Filosofía y la Ciencia. Todo desarrollo posterior del pensamiento racional partiría de ese descubrimiento griego.

En nuestros tiempos y en las comunidades nacionales donde la razón desplaza a los mitos, como consecuencia del proceso de análisis y reflexión a los que se somete la articulación de la realidad ciudadana, las distintas ideas que genera la convivencia no se arraigan en mitos, sino en instituciones que receptan la pluralidad, asegurando a través de procedimientos previamente acordados, encauzar en armonía las iniciativas personales y colectivas.

En una sociedad como la actual, que se caracteriza por la heterogeneidad, son las instituciones y no los mitos las que hacen posible articular las diferencias que surgen entre los diferentes sectores en favor de una convivencia pacífica como Nación. Pero hay sociedades en las que la vigencia de los mitos penetra toda la realidad, consagrando prescripciones prodigiosas para reducir la complejidad social a un patrón homogéneo, con la limitación a la libertad colectiva y personal que ello supone. Nosotros hoy, también, disponemos de mitos que cumplen tanto la función explicativa como la función ejemplificadora.

Y el mito de los mitos, el más actual, el más vigente y que pretende no serlo es, sin dudas el de “la corrección política”, y es un mito de mitos porque pretende surgir de la razón; en general, se puede decir que ser políticamente correcto es usar expresiones y llevar a cabo acciones cuyo fin sea evitar las agresiones, el conflicto u ofender a grupos de personas particulares, lo cual es aparentemente razonable.

Su uso comenzó en la segunda década del siglo XX y lo utilizaba gente cercana a las ideologías marxistas y leninistas para referirse a quienes seguían al pie de la letra las directrices de sus partidos en tono de burla. Pero rápidamente “entró” en las socialdemocracias europeas y en las décadas de 1980 y 1990 pasó a un escenario distinto. Se encendió un debate en universidades y medios de comunicación sobre los alcances de la corrección política, que ya venía usándose como forma de protección de minorías. Y es que en la discusión afloraron posiciones de todo tipo, desde aquellos que la defendían para proteger a sus comunidades de agresiones e insultos, hasta quienes argumentaban que sus ideas democráticas de igualdad eran “en realidad autoritarias, ortodoxas y de influencia comunista, cuando se oponen al derecho de las personas a ser racistas, sexistas y homofóbicas”, como lo detalló Herbert Kohl.

Entonces aparece una característica, “lo políticamente correcto” (PC) no es más de derecha, izquierda o de centro, es “progresista” y todos los países que se jactan de su socialdemocracia la adoptan como regla; está donde se encuentre algún tipo de poder “progresista”. Se impulsa el mito a través de la excusa de defender las minorías de una censura disparatada.

No hay alguien que defina exactamente qué cosas son políticamente correctas. Dependen de un contexto y un momento particular. No está escrito y les resulta importante a los impulsores de la “corrección política” que permanezca así, porque hace creer que se actúa libremente, inclusive, diría que lo “políticamente correcto” no es decir lo que pienso, sino lo que considero conveniente sobre tal tema. Es la vía para ser aceptados socialmente, una manera correcta de encajar.

La mítica aberración de esta “corrección política” llega ya a extremos inverosímiles. Cuartos de baños neutrales para no ofender a la minoría “transgénero”. En este sentido podemos mencionar el denominado “lenguaje inclusivo”.

Palabras vetadas, como “maternidad” o “paternidad”, rechazadas porque “marcan género”. Obras de teatro donde Hamlet, un príncipe danés de la Edad Media, es encarnado de manera inverosímil por un actor de raza negra en nombre de la correcta integración. Y una larga relación de “abusos” contra los que hay que luchar de manera activa, como “los privilegios de los blancos”, la opresión patriarcal, la islamofobia, los derechos de género y un largo etc.

La meta es blindar la peculiaridad del gran yo. Los críticos más duros del fenómeno llegan a hablar de “un McCarthysmo cultural de izquierdas”. El nuevo credo cuenta con potentes aliados. Los gigantes tecnológicos de Silicón Valley, Hollywood, o medios tan influyentes como The New York Times o la revista The Atlantic en Estados Unidos o la casi totalidad de los medios con el grupo Clarín a la cabeza en Argentina son paladines de la contra cultura y mito de la corrección política.

Se estableció así, mediante el flujo de importantes fondos aportados por grupos económicos con un aparente papel filantrópico y desde poderosas organizaciones no gubernamentales, una nueva forma de censura. Una censura perversa para la que no estábamos preparados, pues no la ejerce el Estado, el gobierno, el partido o la Iglesia, sino fragmentos difusos de lo que llamamos partes minoritarias de la sociedad civil.

Se logra en muchos casos con la introducción del temor a caer en lo “incorrecto” y aun en contra del propio raciocinio de las personas a fomentar la autocensura, que puede ser la peor forma de coartar la creatividad y la libre expresión, porque pretende cercar el discurso libre, el debate abierto y el intercambio de ideas.

Este mito no se sostiene porque no existe una razón natural para que perdure. Tomemos por ejemplo el famoso lenguaje inclusivo, la idea de los sostenedores de lo PC creen que el lenguaje es directamente responsable de la discriminación, una idea muy extendida que, sin embargo, es esencialmente falsa. Que es el lenguaje el que crea el estereotipo o el sexismo. Imaginemos que, como piden, que se quitara del diccionario la palabra negro, porque puede usarse en tono racista. Tendríamos que buscar otra palabra para referirnos a todo lo que tiene ese color y al negro terminaríamos diciéndole “no blanco”.

Hace relativamente poco, el autor de este articulo escuchó en la calle a unos estudiantes referirse a otro como ese gay de m….., con lo cual no le decían “puto” pero lo de ser de m….. no se lo quitaban. Las intervenciones externas sobre el lenguaje rara vez son duraderas y solo en circunstancias muy especiales.

Como se verá, cuando alguna propuesta humana se despega de la realidad y promueve soluciones, para la generalidad o las minorías que no son racionalmente naturales, inexorablemente no pueden perdurar en el tiempo, son mitos y no provienen del logos, ese razonamiento que nos diferencia de los animales y que nos dimensiona y nos da la trascendencia que Dios nos ha destinado.

Por eso creemos firmemente que el mito de la “corrección política” no perdurará. No importa cuanto lo promocionen y propicien sus poderosos auspiciantes, los sexos seguirán siendo dos y complementarios, los padres lo seguirán siendo y el lenguaje volverá a proporcionar las diferencias que Dios y la naturaleza ha impuesto en este mundo.

 

* Jurista USAL con especialización en derecho internacional público y derecho penal. Politólogo y asesor. Docente universitario. Aviador, piloto de aviones y helicópteros. Estudioso de la estrategia global y conflictos.

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LOS PLATOS ROTOS

F. Javier Blasco*

Solemos identificar el final de los desastres en el hogar o las rupturas sentimentales con la rotura de la vajilla y, sobre todo, de los platos de la misma. No sé qué tendrá dicho utensilio tan necesario para comer a la manera occidental, pero suele ser lo primero que buscamos y nos echamos a las manos para romperlos si el enfado entre la pareja es mayúsculo o cuando la situación de relación en el hogar ha llegado a un punto de no retorno y para quererlo significar ruidosamente, aplacamos o demostramos nuestras iras con la estrepitosa y forzada rotura de aquellos.

Los añicos que quedan tras la debacle, suelen ser muchos, molestos y difíciles de hacerlos desaparecer de una sola pasada, porque siempre suelen quedar pequeños trozos por todos los rincones, lo que, de nuevo, nos retrotrae al momento de la crisis y además, nos recuerdan y magnifican el hecho de que aquella vajilla, fue la que un día comparamos o elegimos con mucho mimo, cariño y con la esperanza de que nos sirviera y acompañe toda la vida; vajilla que nunca jamás se volverá a recuperar porque suele ser difícil encontrar una copia en el mercado, salvo que esta sea de baratillo o un simple conjunto para salir del paso y cubrir una pasajera e intrascendente necesidad.

Pues bien, nuestro ínclito presidente, aquel de la sui generis  moción de  censura basada en hechos falsos y espurios; el de la tesis doctoral escrita por un negro, aprobada por amigos, llena de errores, plagios y mala a rabiar; el mismo que prometió a bombo y platillo y no una vez sino innumerables más, no pactar con Bildu, mantenerse alejado de su pesadilla Iglesias, respetar la Constitución y la Jefatura del Estado y no engañar a los españoles jamás, una vez quitada la careta, se lanzó cuesta bajo a toda prisa para incumplir todo lo prometido públicamente en sus campañas y hasta en sede parlamentaria e institucional.

Ha roto casi toda la vajilla de su dote de boda política y ahora hasta empieza a rebuscar por los rincones porque sabe que aún queda olvidada alguna pieza más y que para su desaparición total debe hacerles sufrir el mismo destino que sus compañeras de lote, con toda su ira y verdadera maldad. Cierto es que aunque él sea el presidente —aunque a veces a Iglesias se olvide o no lo crea de verdad— y por ello el máximo responsable de todo para bien y para mal, en este desaguisado y carnicería está muy bien acompañado y a veces, hasta parece ser guiado por dicho amigo del alma; aquel que desde el ruin y empalagoso “abrazo del oso” ya no le quita el sueño y puede dormir plácidamente en su colchón de Moncloa o en cualquier otro lugar, a pierna suelta y sin ningún tranquilizante que tomar; lugares, a los que, por cierto, viaja por la cara, bien acompañado por su clan, sin reparar en gastos y con mucha asiduidad. 

Ese amigo que era muy dado a los insultos a los demás, que hacía feos y sucios escraches a los políticos, se reía de todo y gozaba al ver a los policías y guardias con sus cabezas abiertas por las barras de hierro o ladrillos lanzados por sus colegas de ideas cuando estos salían a la calle a protestar contra el gobierno del momento; pero que ahora sin embargo, hace que rodeen su casa decenas de guardias civiles, denuncia a todo el que se mueve cerca de la misma o hablen mal de él y hasta provoca que suspendan de empleo y sueldo, durante dos meses, a un policía sindicalista porque le llama “el moños” y, a pesar de que lo lleva aunque sea mal llevado, dicha palabra le ofende de verdad. Un mal vestido (parece que no tiene ropa de su talla o la poca que tiene la compagina fatal) y peor aliñado auxiliar de profesor universitario en la facultad de políticas, cuyo nivel intelectual debe dejar mucho que desear porque, al parecer, es incapaz de sacar una plaza fija con lo fácil que eso allí deberá estar.

Sánchez en su permanente campaña de publicidad ha removido Roma con Santiago, no ha dejado títere con cabeza y hasta ha sacado de su tumba los restos de Franco porque, según él, su vicepresidenta primera y la entonces Ministra de Justicia y hoy Fiscal General, era un clamor popular y una urgente y perentoria exigencia nacional. Tras mucho trasiego político con implicación del Vaticano incluso, demasiado bombo en los medios y una excesiva cobertura por la televisión amiga en vivo y en directo, finalmente aquel circo mediático, sólo le rentó unas pocas horas de popularidad ya que el hecho quedó apagado por sí mismo a los pocos minutos de culminar. Si pensaba sacar mucho rédito a tanta hipocresía y a un considerable gasto, solo le ha servido para pasar a la historia, como el presidente que hizo revivir los muchos legados de Franco, al igual que le sucedió al Cid Campeador, aunque en este caso, tras cuarenta y cinco años de su muerte de viejo, en su cama y por causa natural. Tras tanto remover la memoria histórica, ahora resulta que por ello, algunas estatuas y calles dedicadas a socialistas y comunistas se verán obligadas a desaparecer o cambiar. Es lo que suele ocurrir cuando uno se pasa de frenada al legislar tanto y tan duramente, que se olvida que en su bando hay muchas, muchísimas cosas que callar y por ocultar, otras tantas más.

Su ira y afán de revancha han ido in crescendo tanto, que ya en su cabeza y modo de actuar cualquier cosa es posible que ocurra; todo absolutamente todo, tiene cabida en su mente perversa y poco armada; vive en un permanente odio impostado o inculcado, impropio de un joven pijo y mal criado que lo tuvo todo en la vida sin dar muchos palos al agua, al igual que su compañera conyugal, quien aunque procede de una familia con determinados negocios poco recomendables, está bien adinerada y, quien ahora además, goza de todos los posibles e imposibles privilegios personales, trabajos varios y soberbias pagas aunque no tenga un solo mérito en su curriculum con los que ninguno avalar o justificar ni siquiera alguno de aquellos.

Como fiel alumno, y hasta más bien el más aventajado, sigue los pasos o completa la faena del poco acertado Zapatero, aquel aprendiz de brujo que “estudió economía en dos tardes” y por ello nos llevó a la quiebra total, el inventor de la nación de naciones y de que el concepto de nación es discutido y discutible. Quien en lugar de estar contando nubes, como nos prometió al ser expulsado, sigue haciendo el ridículo dentro y fuera de casa, vendiendo humo y tratando de engañar al mundo entero, mientras oculta unos espurios intereses que aún están por descubrir, porque sinceramente, habría que padecer de idiocia, si hace lo que hace por nada a cambio, solo por figurar o por amor al arte; cosa que nadie, salvo alguien muy despistado, se lo puede tragar. 

Nuestro presidente como hombre “con suerte”, para allanar más fácilmente el camino en su inmensa perversidad, ha tenido la oportunidad de que llegara la Pandemia del Covid 19; gracias a dicha situación, y como consecuencia de haber mantenido los oídos sordos y la mirada fija en otros lados, aquella llegó a España y se estableció en ella con toda su crudeza, cosa que se agudizó por su mala o nula gestión. Así, nos convertimos en el peor país del mundo en gestión y el tercero en número de muertos en proporción a la población, lo que justificó un durísimo y penoso Estado de Alarma de tres meses en plazos prorrogados cada quince días y un confinamiento de mes y medio lo que le sirvió para, amparado por en una vieja Ley, hacer lo que viniera en gana durante tanto tiempo y sin tener nada que justificar.

Para ello, inicialmente, cómo casi todos le creyeron y confiaron en su palabra de presidente en momentos de grave crisis, contó con el apoyo de todo el espectro parlamentario, que dicho sea de paso, cayó en sus garras por ineptos, falta de claridad de ideas, poca experiencia y en algunos casos por su poca o nula dignidad. Más tarde, paulatinamente y cuando las cosas ya eran bien malas y patentes y debido a diversos factores como los muchos abusos legislativos, continuos desplantes, errores y determinados abusos, los apoyos iban disminuyendo hasta que se llegó al extremo en el que solo le apoyaban sus compañeros de investidura (lo peorcito de España) y un partido residual, Ciudadanos (Cs) que caminaba y camina contra corriente desde que les abandonó su líder natural y ahora está en manos de una señora, especialista en olvidarse de sus engañados votantes, hacer lo que le viene en gana y en criticar a los que luego les ruega ir juntos en las listas, aunque solo en aquellos sitios donde sabe que por sus méritos nunca lograrían una plaza.

Ahora —tras un verano desastroso para todos menos para él, su gobierno y una larga lista de amigos que, al parecer siempre le acompañan a todo trapo a lugares y en medios oficiales aunque todo ello, para mayor vergüenza y escarnio en lugar de dejarlo bien claro, en un esfuerzo vano de taparlo, lo ha  declarado como secreto oficial— la situación sanitaria debida a los fuertes rebrotes se ha vuelto a deteriorar y de nuevo, ni corto ni perezoso y apoyado por los mismos ineptos y/o rufianes, nos marca y deja bien sellado un largo calvario; aunque esta vez, aprendida la lección de la etapa anterior, con sutiles diferencias que hay que enumerar: ya no se prorrogan los plazos de Alarma cada quince días; la situación durará seis meses sin que nadie le pueda rechistar; el presidente ya no tiene que ir al hemiciclo a rendir cuentas ni a pedir apoyos para mantener la situación; es un trabajo duro y penoso y lo delega en el filósofo que ejerce de brujo como Ministro de Sanidad; él no está para tonterías, sino para otras cosas de mayor enjundia o calado aunque tenga al país sometido al Estado de Alarma más largo de la historia de la humanidad y sumergido en la segunda peor quiebra de la UE a la espera de unos fondos que Dios sabe, si alguna vez y cómo finalmente vendrán. La responsabilidad queda en manos de la Comunidades Autónomas a las que toda acción propuesta por ellas, el gobierno, según su personal —que no técnico— criterio y grado de animadversión personal (Madrid), debe aprobar y a lo sumo, si así lo estima oportuno, algunas de aquellas acciones y medidas las podrá coordinar.

Gracias a tanto Estado de Alarma ha podido remover, retorcer o aprobar leyes a su antojo y con carácter de urgencia, sin pasar los filtros preceptivos o los plazos recomendables y sin ningún consenso con los agentes sociales, los sectores afectados o la oposición privando a los españoles del legítimo derecho a que sean discutidas como corresponde en las Cámaras de las Cortes y el Senado. Un auténtico rodillo al más puro estilo absolutista y dictatorial; tanto, que la generalmente tímida y lenta UE, no ha podido mirar tanto para afuera y le ha tenido que llamar la atención en varias ocasiones porque sus pretensiones y humos olían muy mal.

En esta semana pasada, aprovechando que la propia UE ha levantado la mano y, al menos por dos años, mirará para otro lado en lo referente a la contención del gasto, al excesivo incremento del déficit y la deuda (el segundo gran golpe de suerte para él y la peor noticia para los españoles) ha aprobado un proyecto de presupuestos falsos e incumplibles por muchas vueltas y engaños que se le quieran dar o aplicar. También ha conseguido, por un solo voto más que la mayoría absoluta requerida, aprobar la peor, más sectaria y destructiva ley de educación que jamás los españoles pudimos pensar. Una Ley, que ataca y pone las bases para destruir la educación especial y la concertada, desprecia el esfuerzo y la verdadera capacidad; así como y esto sí que es grave, permite que según piensen y consideren las Comunidades, el español será o no lengua vehicular, aunque siga siendo oficial en todo el Estado.

Poco a poco han ido copando los puestos y funciones clave para el funcionamiento y el control de los estamentos y pilares del Estado y de los propios ciudadanos; hace ya años que se tomó al asalto, aunque oficialmente era de forma provisional, la dirección y administración de RTVE convirtiéndola en la más fétida herramienta de propaganda al servicio exclusivo del gobierno; luego se nombró Fiscal General del Estado a aquella persona que había sido, hasta pocos minutos antes, Ministra de Justicia —persona muy deslenguada y poco fiable por su inclinación a las reuniones y amistades peligrosas con gente juzgada por delitos o encarceladas y pendientes de juicos— por aquello de controlar las actuaciones y acusaciones judiciales de un órgano colegiado y orgánicamente estructurado; cosa esta que, sin ningún reparo, el presidente lo dejó bien claro y puso blanco sobre negro con aquella desafortunada frase lapidaria, sin cortapisa alguna, intencionada y en directo durante una entrevista pública “¿de quién depende la fiscalía? Pues eso”. Posteriormente, sin dilación ni pausa alguna, se fueron relevando a las figuras en los puestos fundamentales de las cúpulas del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia civil para aposentar en ellos a personas “menos conflictivas o incluso más del acomodo” del ministro del ramo a imagen y semejanza de lo previamente sucedido en la dirección y el mando de las fuerzas armadas, cosa que este caso, esta misma semana se ha seguido haciendo. No contentos con ello, se empezaron a contralar los contenidos y las publicaciones en los medios y las redes, primero negándolo públicamente y en sede parlamentaria y más tarde, legislando de tapadillo sobre ello, con excusas tan vanas como evitar los bulos, las llamadas fake news procedentes de cualquiera menos del propio gobierno que las produce a mogollón y atacando así, un principio fundamental como es la Libertad de Expresión, recogido y defendido en nuestra Constitución. 

Siguiendo su táctica de lanzar globos sonda para analizar las reacciones o acostumbrarnos poco a poco a los ciudadanos a lo que se nos viene encima, ya se han dado muchos pasos y se empiezan a conocer otros nuevos o muy posibles. Pasos destructivos en todas las direcciones, coordinados y casi todos al mismo tiempo, para evitar que los podamos detectar y estudiar plenamente para poder reaccionar. Esta enloquecida pléyade de cambios, reformas y cesiones pueda que sea el hecho que justifique que Sánchez se haya rodeado del gabinete más numeroso, costoso, incompetente para lo bueno, pero muy eficiente para lo malo y destructivo de la historia de la democracia. Necesita torpederos por todas las bandas en este buque a la deriva antes de que él lo hunda definitivamente.     

Entre las lindezas en proceso o prontas a llegar están los indultos a los presos protagonistas hace tres años de un golpe de Estado contra España y su Constitución; aunque, más tarde, algunos organismos bien coordinados y alentados por diversas influencias o manos negras, lo rebautizaron como una tontería o una simple ensoñación y por aquello de ponerle un apellido algo más serio, lo disfrazaron de sedición en el grado más bajo para su calificación. No contentos con tamaña felonía, ya está en marcha el proceso de cambios en el Código Penal para dejar en nada los delitos contra el Estado, por entender que son decimonónicos y fuera de la actualidad aunque, realmente, acaba de pasar y sus protagonistas aún en la cárcel, anuncian a todo trapo que están dispuestos a volverlos a protagonizar.

En España, incluso alentado o con implicación directa de algunos miembros del gobierno, se ultraja al Rey, se quema y pisotea la Bandera, se pide una o varias repúbliquetas bananeras por canales ilegales y se ofenden y denigran a las víctimas de terrorismo hasta con menosprecios oficiales e indignos acercamientos de presos sin ningún signo de arrepentimiento y sin que nadie diga o haga nada para solucionar estos graves hechos que, incluso, hasta han perdido dicha consideración. Se realizan indecentes acuerdos y pactos de Estado con los que quieren romper la Nación, con los herederos de los terroristas que nunca han condenado los sufrimiento provocados por los casi mil muertos asesinados y los miles de heridos y afectados que dejó tras de sí la banda terrorista ETA en sus violentas correrías criminales. Se están fraguando nuevos Estatutos que den todo tipo de desconexiones y cesiones varias entre los territorios de España, que durante siglos constituyeron la nación más longeva del mundo occidental. La caja única de la Seguridad Social es una cosa que está a punto de reventar y entonces veremos que sucede con las pensiones y ese precepto de solidaridad que mantiene a aquellas para todos por igual.

España tras los dos o tres próximos años que nos esperan de un improvisado y más que seguro exagerado dispendio, dadivas a troche y moche y apoyos infectos por interesados en busca de votos y adeptos —realizados de forma desenfrenada y sin control o veto interior o exterior— acabará en una auténtica e irreparable banca rota; los diezmados trabajadores, aquellos que para entonces no estén viviendo del paro, si es que todavía persiste algún fondo para pagarlo, no podrán sobrellevar tanto impuesto y el costo para pagar unos gastos desorbitados de un gobierno sin freno ni recato; cuando se acaben las ayudas externas, que se acabarán, no se podrá costear a tantas personas viviendo de los pocos que trabajen y mucho menos, se deberá pensar en reducir en algo una deuda más que exagerada y un déficit espectacular, que solo por los intereses de la que quede sin pagar, seguirá creciendo sin parar.

No es precisamente la España actual y su gobierno ningún dechado o ejemplo positivo en las relaciones exteriores; en el flanco sur tenemos a Marruecos, que si bien siempre ha sido un divieso para España en los momentos de mayor debilidad o dificultad política, en estos últimos años anda a la greña con nosotros reivindicando aguas y recursos en zonas propias, nos tiene en vilo con los cupos de pesca, invade nuestros mercados con frutas y verduras frescas más baratas y no debemos olvidarnos de que las empresas españolas son las primeras inversoras en su territorio con lo que toda dificultad o poco entendimiento pondría en peligro mucho capital español que ha echado raíces y crece allí. Mantiene la llave del grifo de la emigración propia y vecina; grifo, que abre y cierra a su placer para ponernos en dificultad siempre que lo estime oportuno; sus fuerzas armadas se está equipando de material moderno, mientras las nuestras se desviven por sacar a flote y mantener, con escasos recursos y menor presupuestos, un material en muchos casos, casi obsoleto con el que pretendemos equilibrar  fuerzas. El problema del Sahara sigue latente en la ONU y en las relaciones entre el Polisario y Marruecos, mientras todos nos miran como el país que tiene la llave para encontrar la solución final cuando nos hemos olvidado de aquello. Entre tanto, nuestro presidente, desoyendo todo consejo aún no se ha dignado —como siempre ha sido costumbre por cortesía y seriedad— en visitar al vecino en Rabat y el vicepresidente segundo, en una más de sus guerras particulares, fomenta el mal rollo y la autodeterminación de los restos del pueblo saharaui, indisponiendo con ello al Rey de Marruecos, persona que, en estas cosas de feos y por lo que económicamente les supone, no se suele dejar amedrentar.

Nuestra relación con la UE, aparte de haber intentado mentir y sido tantas veces trileros con ellos, es la propia del segundo mayor pedigüeño y el peor situado sanitario y económicamente de entre todos los miembros de la Unión; por lo que nuestra imagen y prestigio están bastante dañados. En la OTAN somos una especie de apestados porque gastamos menos que un ciego en novelas en contribuir a los gastos generales y particulares en defensa de la Alianza. Veremos en que cambia nuestra relación con EEUU, muy dañada por la ojeriza política y económica desarrollada de forma personal por la Administración Trump y por último, con Suramérica, gracias a unos años de abandono oficial tampoco atravesamos una posición preferente o de gloria precisamente; la proliferación de movimientos bolivarianos y antiespañoles en aquellas tierras al considerarnos nocivos colonizadores y, también, las muchas injerencias de personajes de mayor o menor calado y prestigio de la política española en el desarrollo de sus políticas y futuro, llevadas a cabo sin ser invitados por nadie junto o en defensa de los movimientos más sanguinarios y radicales zonales, crean un caldo de cultivo muy propicio a perder nuestra influencia entre ellos de forma definitiva.

Un panorama particular y global tremendamente difícil y muy complicado de enmienda para el que ostente el ministerio del ramo; aunque mucho me temo, que con los bueyes que tenemos para arar en el presente en tanto lodazal, en mucho tiempo, la cosa no se pueda arreglar y el deterioro masivo en la arena internacional, sin duda, irá a más.

El pasado mes de junio escribí y publiqué un trabajo al que titule “España ¿ha muerto?” [https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/espana-ha-muerto-1]; hoy con tan solo unos pocos meses de diferencia, me atrevo a decir afirmativamente “España ha muerto y está en camino de su extinción definitiva” somos un país sin futuro y a la mayoría de los españoles, tras años de sutil y directo adoctrinamiento, se les ha helado la sangre y han perdido las ganas de reaccionar. Vivimos inmersos en la esperanza en el subsidio y la subvención gratuita sin pensar mucho en el mañana, como si todas esas dadivas y prebendas fueran una especie de inagotable maná, que fuera a durar toda la eternidad.  

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España.  Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas.

Miembro de la SAEEG.

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Artículo publicado en https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/los-platos-rotos