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LOS PLATOS ROTOS

F. Javier Blasco*

Solemos identificar el final de los desastres en el hogar o las rupturas sentimentales con la rotura de la vajilla y, sobre todo, de los platos de la misma. No sé qué tendrá dicho utensilio tan necesario para comer a la manera occidental, pero suele ser lo primero que buscamos y nos echamos a las manos para romperlos si el enfado entre la pareja es mayúsculo o cuando la situación de relación en el hogar ha llegado a un punto de no retorno y para quererlo significar ruidosamente, aplacamos o demostramos nuestras iras con la estrepitosa y forzada rotura de aquellos.

Los añicos que quedan tras la debacle, suelen ser muchos, molestos y difíciles de hacerlos desaparecer de una sola pasada, porque siempre suelen quedar pequeños trozos por todos los rincones, lo que, de nuevo, nos retrotrae al momento de la crisis y además, nos recuerdan y magnifican el hecho de que aquella vajilla, fue la que un día comparamos o elegimos con mucho mimo, cariño y con la esperanza de que nos sirviera y acompañe toda la vida; vajilla que nunca jamás se volverá a recuperar porque suele ser difícil encontrar una copia en el mercado, salvo que esta sea de baratillo o un simple conjunto para salir del paso y cubrir una pasajera e intrascendente necesidad.

Pues bien, nuestro ínclito presidente, aquel de la sui generis  moción de  censura basada en hechos falsos y espurios; el de la tesis doctoral escrita por un negro, aprobada por amigos, llena de errores, plagios y mala a rabiar; el mismo que prometió a bombo y platillo y no una vez sino innumerables más, no pactar con Bildu, mantenerse alejado de su pesadilla Iglesias, respetar la Constitución y la Jefatura del Estado y no engañar a los españoles jamás, una vez quitada la careta, se lanzó cuesta bajo a toda prisa para incumplir todo lo prometido públicamente en sus campañas y hasta en sede parlamentaria e institucional.

Ha roto casi toda la vajilla de su dote de boda política y ahora hasta empieza a rebuscar por los rincones porque sabe que aún queda olvidada alguna pieza más y que para su desaparición total debe hacerles sufrir el mismo destino que sus compañeras de lote, con toda su ira y verdadera maldad. Cierto es que aunque él sea el presidente —aunque a veces a Iglesias se olvide o no lo crea de verdad— y por ello el máximo responsable de todo para bien y para mal, en este desaguisado y carnicería está muy bien acompañado y a veces, hasta parece ser guiado por dicho amigo del alma; aquel que desde el ruin y empalagoso “abrazo del oso” ya no le quita el sueño y puede dormir plácidamente en su colchón de Moncloa o en cualquier otro lugar, a pierna suelta y sin ningún tranquilizante que tomar; lugares, a los que, por cierto, viaja por la cara, bien acompañado por su clan, sin reparar en gastos y con mucha asiduidad. 

Ese amigo que era muy dado a los insultos a los demás, que hacía feos y sucios escraches a los políticos, se reía de todo y gozaba al ver a los policías y guardias con sus cabezas abiertas por las barras de hierro o ladrillos lanzados por sus colegas de ideas cuando estos salían a la calle a protestar contra el gobierno del momento; pero que ahora sin embargo, hace que rodeen su casa decenas de guardias civiles, denuncia a todo el que se mueve cerca de la misma o hablen mal de él y hasta provoca que suspendan de empleo y sueldo, durante dos meses, a un policía sindicalista porque le llama “el moños” y, a pesar de que lo lleva aunque sea mal llevado, dicha palabra le ofende de verdad. Un mal vestido (parece que no tiene ropa de su talla o la poca que tiene la compagina fatal) y peor aliñado auxiliar de profesor universitario en la facultad de políticas, cuyo nivel intelectual debe dejar mucho que desear porque, al parecer, es incapaz de sacar una plaza fija con lo fácil que eso allí deberá estar.

Sánchez en su permanente campaña de publicidad ha removido Roma con Santiago, no ha dejado títere con cabeza y hasta ha sacado de su tumba los restos de Franco porque, según él, su vicepresidenta primera y la entonces Ministra de Justicia y hoy Fiscal General, era un clamor popular y una urgente y perentoria exigencia nacional. Tras mucho trasiego político con implicación del Vaticano incluso, demasiado bombo en los medios y una excesiva cobertura por la televisión amiga en vivo y en directo, finalmente aquel circo mediático, sólo le rentó unas pocas horas de popularidad ya que el hecho quedó apagado por sí mismo a los pocos minutos de culminar. Si pensaba sacar mucho rédito a tanta hipocresía y a un considerable gasto, solo le ha servido para pasar a la historia, como el presidente que hizo revivir los muchos legados de Franco, al igual que le sucedió al Cid Campeador, aunque en este caso, tras cuarenta y cinco años de su muerte de viejo, en su cama y por causa natural. Tras tanto remover la memoria histórica, ahora resulta que por ello, algunas estatuas y calles dedicadas a socialistas y comunistas se verán obligadas a desaparecer o cambiar. Es lo que suele ocurrir cuando uno se pasa de frenada al legislar tanto y tan duramente, que se olvida que en su bando hay muchas, muchísimas cosas que callar y por ocultar, otras tantas más.

Su ira y afán de revancha han ido in crescendo tanto, que ya en su cabeza y modo de actuar cualquier cosa es posible que ocurra; todo absolutamente todo, tiene cabida en su mente perversa y poco armada; vive en un permanente odio impostado o inculcado, impropio de un joven pijo y mal criado que lo tuvo todo en la vida sin dar muchos palos al agua, al igual que su compañera conyugal, quien aunque procede de una familia con determinados negocios poco recomendables, está bien adinerada y, quien ahora además, goza de todos los posibles e imposibles privilegios personales, trabajos varios y soberbias pagas aunque no tenga un solo mérito en su curriculum con los que ninguno avalar o justificar ni siquiera alguno de aquellos.

Como fiel alumno, y hasta más bien el más aventajado, sigue los pasos o completa la faena del poco acertado Zapatero, aquel aprendiz de brujo que “estudió economía en dos tardes” y por ello nos llevó a la quiebra total, el inventor de la nación de naciones y de que el concepto de nación es discutido y discutible. Quien en lugar de estar contando nubes, como nos prometió al ser expulsado, sigue haciendo el ridículo dentro y fuera de casa, vendiendo humo y tratando de engañar al mundo entero, mientras oculta unos espurios intereses que aún están por descubrir, porque sinceramente, habría que padecer de idiocia, si hace lo que hace por nada a cambio, solo por figurar o por amor al arte; cosa que nadie, salvo alguien muy despistado, se lo puede tragar. 

Nuestro presidente como hombre “con suerte”, para allanar más fácilmente el camino en su inmensa perversidad, ha tenido la oportunidad de que llegara la Pandemia del Covid 19; gracias a dicha situación, y como consecuencia de haber mantenido los oídos sordos y la mirada fija en otros lados, aquella llegó a España y se estableció en ella con toda su crudeza, cosa que se agudizó por su mala o nula gestión. Así, nos convertimos en el peor país del mundo en gestión y el tercero en número de muertos en proporción a la población, lo que justificó un durísimo y penoso Estado de Alarma de tres meses en plazos prorrogados cada quince días y un confinamiento de mes y medio lo que le sirvió para, amparado por en una vieja Ley, hacer lo que viniera en gana durante tanto tiempo y sin tener nada que justificar.

Para ello, inicialmente, cómo casi todos le creyeron y confiaron en su palabra de presidente en momentos de grave crisis, contó con el apoyo de todo el espectro parlamentario, que dicho sea de paso, cayó en sus garras por ineptos, falta de claridad de ideas, poca experiencia y en algunos casos por su poca o nula dignidad. Más tarde, paulatinamente y cuando las cosas ya eran bien malas y patentes y debido a diversos factores como los muchos abusos legislativos, continuos desplantes, errores y determinados abusos, los apoyos iban disminuyendo hasta que se llegó al extremo en el que solo le apoyaban sus compañeros de investidura (lo peorcito de España) y un partido residual, Ciudadanos (Cs) que caminaba y camina contra corriente desde que les abandonó su líder natural y ahora está en manos de una señora, especialista en olvidarse de sus engañados votantes, hacer lo que le viene en gana y en criticar a los que luego les ruega ir juntos en las listas, aunque solo en aquellos sitios donde sabe que por sus méritos nunca lograrían una plaza.

Ahora —tras un verano desastroso para todos menos para él, su gobierno y una larga lista de amigos que, al parecer siempre le acompañan a todo trapo a lugares y en medios oficiales aunque todo ello, para mayor vergüenza y escarnio en lugar de dejarlo bien claro, en un esfuerzo vano de taparlo, lo ha  declarado como secreto oficial— la situación sanitaria debida a los fuertes rebrotes se ha vuelto a deteriorar y de nuevo, ni corto ni perezoso y apoyado por los mismos ineptos y/o rufianes, nos marca y deja bien sellado un largo calvario; aunque esta vez, aprendida la lección de la etapa anterior, con sutiles diferencias que hay que enumerar: ya no se prorrogan los plazos de Alarma cada quince días; la situación durará seis meses sin que nadie le pueda rechistar; el presidente ya no tiene que ir al hemiciclo a rendir cuentas ni a pedir apoyos para mantener la situación; es un trabajo duro y penoso y lo delega en el filósofo que ejerce de brujo como Ministro de Sanidad; él no está para tonterías, sino para otras cosas de mayor enjundia o calado aunque tenga al país sometido al Estado de Alarma más largo de la historia de la humanidad y sumergido en la segunda peor quiebra de la UE a la espera de unos fondos que Dios sabe, si alguna vez y cómo finalmente vendrán. La responsabilidad queda en manos de la Comunidades Autónomas a las que toda acción propuesta por ellas, el gobierno, según su personal —que no técnico— criterio y grado de animadversión personal (Madrid), debe aprobar y a lo sumo, si así lo estima oportuno, algunas de aquellas acciones y medidas las podrá coordinar.

Gracias a tanto Estado de Alarma ha podido remover, retorcer o aprobar leyes a su antojo y con carácter de urgencia, sin pasar los filtros preceptivos o los plazos recomendables y sin ningún consenso con los agentes sociales, los sectores afectados o la oposición privando a los españoles del legítimo derecho a que sean discutidas como corresponde en las Cámaras de las Cortes y el Senado. Un auténtico rodillo al más puro estilo absolutista y dictatorial; tanto, que la generalmente tímida y lenta UE, no ha podido mirar tanto para afuera y le ha tenido que llamar la atención en varias ocasiones porque sus pretensiones y humos olían muy mal.

En esta semana pasada, aprovechando que la propia UE ha levantado la mano y, al menos por dos años, mirará para otro lado en lo referente a la contención del gasto, al excesivo incremento del déficit y la deuda (el segundo gran golpe de suerte para él y la peor noticia para los españoles) ha aprobado un proyecto de presupuestos falsos e incumplibles por muchas vueltas y engaños que se le quieran dar o aplicar. También ha conseguido, por un solo voto más que la mayoría absoluta requerida, aprobar la peor, más sectaria y destructiva ley de educación que jamás los españoles pudimos pensar. Una Ley, que ataca y pone las bases para destruir la educación especial y la concertada, desprecia el esfuerzo y la verdadera capacidad; así como y esto sí que es grave, permite que según piensen y consideren las Comunidades, el español será o no lengua vehicular, aunque siga siendo oficial en todo el Estado.

Poco a poco han ido copando los puestos y funciones clave para el funcionamiento y el control de los estamentos y pilares del Estado y de los propios ciudadanos; hace ya años que se tomó al asalto, aunque oficialmente era de forma provisional, la dirección y administración de RTVE convirtiéndola en la más fétida herramienta de propaganda al servicio exclusivo del gobierno; luego se nombró Fiscal General del Estado a aquella persona que había sido, hasta pocos minutos antes, Ministra de Justicia —persona muy deslenguada y poco fiable por su inclinación a las reuniones y amistades peligrosas con gente juzgada por delitos o encarceladas y pendientes de juicos— por aquello de controlar las actuaciones y acusaciones judiciales de un órgano colegiado y orgánicamente estructurado; cosa esta que, sin ningún reparo, el presidente lo dejó bien claro y puso blanco sobre negro con aquella desafortunada frase lapidaria, sin cortapisa alguna, intencionada y en directo durante una entrevista pública “¿de quién depende la fiscalía? Pues eso”. Posteriormente, sin dilación ni pausa alguna, se fueron relevando a las figuras en los puestos fundamentales de las cúpulas del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia civil para aposentar en ellos a personas “menos conflictivas o incluso más del acomodo” del ministro del ramo a imagen y semejanza de lo previamente sucedido en la dirección y el mando de las fuerzas armadas, cosa que este caso, esta misma semana se ha seguido haciendo. No contentos con ello, se empezaron a contralar los contenidos y las publicaciones en los medios y las redes, primero negándolo públicamente y en sede parlamentaria y más tarde, legislando de tapadillo sobre ello, con excusas tan vanas como evitar los bulos, las llamadas fake news procedentes de cualquiera menos del propio gobierno que las produce a mogollón y atacando así, un principio fundamental como es la Libertad de Expresión, recogido y defendido en nuestra Constitución. 

Siguiendo su táctica de lanzar globos sonda para analizar las reacciones o acostumbrarnos poco a poco a los ciudadanos a lo que se nos viene encima, ya se han dado muchos pasos y se empiezan a conocer otros nuevos o muy posibles. Pasos destructivos en todas las direcciones, coordinados y casi todos al mismo tiempo, para evitar que los podamos detectar y estudiar plenamente para poder reaccionar. Esta enloquecida pléyade de cambios, reformas y cesiones pueda que sea el hecho que justifique que Sánchez se haya rodeado del gabinete más numeroso, costoso, incompetente para lo bueno, pero muy eficiente para lo malo y destructivo de la historia de la democracia. Necesita torpederos por todas las bandas en este buque a la deriva antes de que él lo hunda definitivamente.     

Entre las lindezas en proceso o prontas a llegar están los indultos a los presos protagonistas hace tres años de un golpe de Estado contra España y su Constitución; aunque, más tarde, algunos organismos bien coordinados y alentados por diversas influencias o manos negras, lo rebautizaron como una tontería o una simple ensoñación y por aquello de ponerle un apellido algo más serio, lo disfrazaron de sedición en el grado más bajo para su calificación. No contentos con tamaña felonía, ya está en marcha el proceso de cambios en el Código Penal para dejar en nada los delitos contra el Estado, por entender que son decimonónicos y fuera de la actualidad aunque, realmente, acaba de pasar y sus protagonistas aún en la cárcel, anuncian a todo trapo que están dispuestos a volverlos a protagonizar.

En España, incluso alentado o con implicación directa de algunos miembros del gobierno, se ultraja al Rey, se quema y pisotea la Bandera, se pide una o varias repúbliquetas bananeras por canales ilegales y se ofenden y denigran a las víctimas de terrorismo hasta con menosprecios oficiales e indignos acercamientos de presos sin ningún signo de arrepentimiento y sin que nadie diga o haga nada para solucionar estos graves hechos que, incluso, hasta han perdido dicha consideración. Se realizan indecentes acuerdos y pactos de Estado con los que quieren romper la Nación, con los herederos de los terroristas que nunca han condenado los sufrimiento provocados por los casi mil muertos asesinados y los miles de heridos y afectados que dejó tras de sí la banda terrorista ETA en sus violentas correrías criminales. Se están fraguando nuevos Estatutos que den todo tipo de desconexiones y cesiones varias entre los territorios de España, que durante siglos constituyeron la nación más longeva del mundo occidental. La caja única de la Seguridad Social es una cosa que está a punto de reventar y entonces veremos que sucede con las pensiones y ese precepto de solidaridad que mantiene a aquellas para todos por igual.

España tras los dos o tres próximos años que nos esperan de un improvisado y más que seguro exagerado dispendio, dadivas a troche y moche y apoyos infectos por interesados en busca de votos y adeptos —realizados de forma desenfrenada y sin control o veto interior o exterior— acabará en una auténtica e irreparable banca rota; los diezmados trabajadores, aquellos que para entonces no estén viviendo del paro, si es que todavía persiste algún fondo para pagarlo, no podrán sobrellevar tanto impuesto y el costo para pagar unos gastos desorbitados de un gobierno sin freno ni recato; cuando se acaben las ayudas externas, que se acabarán, no se podrá costear a tantas personas viviendo de los pocos que trabajen y mucho menos, se deberá pensar en reducir en algo una deuda más que exagerada y un déficit espectacular, que solo por los intereses de la que quede sin pagar, seguirá creciendo sin parar.

No es precisamente la España actual y su gobierno ningún dechado o ejemplo positivo en las relaciones exteriores; en el flanco sur tenemos a Marruecos, que si bien siempre ha sido un divieso para España en los momentos de mayor debilidad o dificultad política, en estos últimos años anda a la greña con nosotros reivindicando aguas y recursos en zonas propias, nos tiene en vilo con los cupos de pesca, invade nuestros mercados con frutas y verduras frescas más baratas y no debemos olvidarnos de que las empresas españolas son las primeras inversoras en su territorio con lo que toda dificultad o poco entendimiento pondría en peligro mucho capital español que ha echado raíces y crece allí. Mantiene la llave del grifo de la emigración propia y vecina; grifo, que abre y cierra a su placer para ponernos en dificultad siempre que lo estime oportuno; sus fuerzas armadas se está equipando de material moderno, mientras las nuestras se desviven por sacar a flote y mantener, con escasos recursos y menor presupuestos, un material en muchos casos, casi obsoleto con el que pretendemos equilibrar  fuerzas. El problema del Sahara sigue latente en la ONU y en las relaciones entre el Polisario y Marruecos, mientras todos nos miran como el país que tiene la llave para encontrar la solución final cuando nos hemos olvidado de aquello. Entre tanto, nuestro presidente, desoyendo todo consejo aún no se ha dignado —como siempre ha sido costumbre por cortesía y seriedad— en visitar al vecino en Rabat y el vicepresidente segundo, en una más de sus guerras particulares, fomenta el mal rollo y la autodeterminación de los restos del pueblo saharaui, indisponiendo con ello al Rey de Marruecos, persona que, en estas cosas de feos y por lo que económicamente les supone, no se suele dejar amedrentar.

Nuestra relación con la UE, aparte de haber intentado mentir y sido tantas veces trileros con ellos, es la propia del segundo mayor pedigüeño y el peor situado sanitario y económicamente de entre todos los miembros de la Unión; por lo que nuestra imagen y prestigio están bastante dañados. En la OTAN somos una especie de apestados porque gastamos menos que un ciego en novelas en contribuir a los gastos generales y particulares en defensa de la Alianza. Veremos en que cambia nuestra relación con EEUU, muy dañada por la ojeriza política y económica desarrollada de forma personal por la Administración Trump y por último, con Suramérica, gracias a unos años de abandono oficial tampoco atravesamos una posición preferente o de gloria precisamente; la proliferación de movimientos bolivarianos y antiespañoles en aquellas tierras al considerarnos nocivos colonizadores y, también, las muchas injerencias de personajes de mayor o menor calado y prestigio de la política española en el desarrollo de sus políticas y futuro, llevadas a cabo sin ser invitados por nadie junto o en defensa de los movimientos más sanguinarios y radicales zonales, crean un caldo de cultivo muy propicio a perder nuestra influencia entre ellos de forma definitiva.

Un panorama particular y global tremendamente difícil y muy complicado de enmienda para el que ostente el ministerio del ramo; aunque mucho me temo, que con los bueyes que tenemos para arar en el presente en tanto lodazal, en mucho tiempo, la cosa no se pueda arreglar y el deterioro masivo en la arena internacional, sin duda, irá a más.

El pasado mes de junio escribí y publiqué un trabajo al que titule “España ¿ha muerto?” [https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/espana-ha-muerto-1]; hoy con tan solo unos pocos meses de diferencia, me atrevo a decir afirmativamente “España ha muerto y está en camino de su extinción definitiva” somos un país sin futuro y a la mayoría de los españoles, tras años de sutil y directo adoctrinamiento, se les ha helado la sangre y han perdido las ganas de reaccionar. Vivimos inmersos en la esperanza en el subsidio y la subvención gratuita sin pensar mucho en el mañana, como si todas esas dadivas y prebendas fueran una especie de inagotable maná, que fuera a durar toda la eternidad.  

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España.  Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas.

Miembro de la SAEEG.

©2020-saeeg®

Artículo publicado en https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/los-platos-rotos

   

BOLIVIA, CRISIS CRÓNICA Y PÉRDIDA DE PODER

Waldemar Peralta (El Deber*)

Toda crisis es sinónimo de pérdida de poder. Son situaciones donde irrumpe un cambio negativo, complejo, difícil y por sobre todo inestable. Rompen el sistema político, la sociedad y generan desequilibrios, son procesos políticos desgastantes, de cierre incontrolable. 

Pueden ser crisis agudas, con hechos inesperados difíciles de ser anticipados, como un incendio o un terremoto; o pueden ser crisis crónicas, hechos en diferentes dimensiones que van agravándose como una bola de nieve. Pero en contraste, se abren oportunidades y por ende ganadores, cuando se la gestiona de manera exitosa, destacando los atributos del gobernante.

El profesor Mario Riorda señala que “una crisis y su consecuencia, siempre implica un reacomodo relativo de poder, siempre hay ganadores y perdedores en un proceso traumático”.

El país vive una crisis crónica multidimensional, que se agravó con llegada del Covid-19. Si había alguna certeza con la salida de Morales, fue eclipsada con la llegada de la pandemia, que encontró a Bolivia con enfermedades de base, económicas, sociales, políticas y ahora sanitarias, que adelantaban un desalentador pronóstico.

El desconocimiento de los resultados del referéndum por parte de Morales profundizó la crisis política, que ademas se volvió social, volcando a varios sectores a las calles. Evo deterioró su imagen por hechos de corrupción y su forma autoritaria de gobierno, dilapidando su credibilidad. El incendio de la Chiquitania fue la antesala de la elección, en la cual le robaron la segunda vuelta a Carlos Mesa, producto de un fraude incuestionable por parte del MAS, que derivó en una legítima revuelta popular, originando la salida de Morales.

La llegada de Jeanine Áñez al poder se inició gestionando con relativo éxito algunas variables de la crisis como la social, pacificando el país; la electoral, convocando a elecciones con nuevo TSE; la institucional, con una relación estable con los otros poderes del Estado. 

Esto aportó certezas al juego estratégico y, por ende, credibilidad que cimentó la variable política, con una importante alianza de partidos y de liderazgos locales. Este contexto entusiasmó al Gobierno, que presentó una alternativa de poder. Pero llegó el Covid-19 y la variable sanitaria cambió el juego. Hubo una frágil gestión de la pandemia, errores en el manejo de las “formas de poder” y una débil comunicación gubernamental, de crisis y de riesgo.

Ocurrió lo esperado, se impuso el contexto. La variable sanitaria pasó factura y la unificación del voto se impuso. La regla es la incertidumbre, en 11 meses se dieron estructurales renuncias, que reacomodan las relaciones de poder. 

La de Evo Morales al Gobierno y la de Jeanine Áñez a su candidatura presidencial. Pero no son las únicas, también renunciaron el vicepresidente, gobernadores, alcaldes, asambleístas nacionales, departamentales, concejales y el pasado lunes, tres ministros del actual Gobierno, entre ellos, Óscar Ortiz. Resumen, reacomodo del poder.

En tiempos de Covid-19, el elector tiene el peor humor y ánimo social de los últimos 30 años. Vivimos en incertidumbre por el temor a morir de hambre y de fiebre, en ese orden. Los ciudadanos no creen que las cosas están o estarán bien y, cuando el ánimo es negativo, califican negativamente todo. Un acierto en este contexto cuenta por uno y un error cuenta por diez, razón de las costosas facturas políticas.

La crisis crónica tiende a empeorar, por dos motivos; primero, las posiciones, intereses, influencia y disposición de negociar de los jugadores. Segundo, los escenarios posibles.

Primero, posiciones. En el tablero están el Gobierno actual, Evo, el MAS (que últimamente no son lo mismo), candidatos y partidos; pronto el Gobierno electo, movimientos sociales, liderazgos regionales, empresarios, militares, policía, cada uno de ellos con su propia posición e interés, la mayoria confrontados y con poca o ninguna disposición a negociar.

Segundo, los escenarios. Un contexto económico de dura depresión y contracción de la economía, periodo de ajustes y vacas flacas, producto de la pandemia. El sanitario, similar a EEUU o Europa, una segunda ola de Covid-19. El social, protestas permanentes por diversas demandas, escaramuzas que iniciarán el 18 de octubre si el MAS no se alza con el triunfo, como ya lo dijo el propio Luis Arce, ¿Cómo actuará el Gobierno? En medio, la campaña nacional, que define la variable electoral. Los temas son economía, salud, empleo, miedo al MAS y la agenda pendiente de inclusión, social y regional.

Las alternativas democráticas apuestan a la razón y la emoción, con grupos de electores de raíz, ideológicas, económicas, regionales, clasistas y hasta culturales. 

El principal teatro de operaciones de disputa electoral es Santa Cruz. Esto posiblemente abra tres escenarios electorales: primero, fuerte polarización, un gobierno de vocación democrática que gana en primera vuelta y con mayoría en el Congreso. Segundo, frágil polarización, con segunda vuelta, un gobierno democrático con minoría en el Congreso. Tercero, no existe polarización, alto ausentismo, débil control electoral en bastiones azules, triunfa el MAS en primera vuelta.

Con escenarios tan complejos y posiciones tan confrontadas, ¿cómo generar viabilidad política? El desafío en semejante contexto, pasa por tratar de recomponer el sistema (Estado), que gestione con éxito las variables críticas y la relación de sus actores, negociando por principios y superando posiciones; eso se hace cediendo y acercando intereses entre la razón y emoción, para reducir la complejidad. 

En lo político, debemos unificar el voto, concretar un gobierno democrático y apuntalarlo evitando que fracase, entendiendo que el ciclo del MAS no se clausura con su derrota, sino con un gobierno estable de 5 años, frente a la convulsión que planea Morales y que comenzará más temprano que tarde.

Se requiere mirar el país desde las regiones y sectores, mucha capacidad política para entender las nuevas causas, anticipar escenarios, gerenciar la crisis, construir alianzas, coaliciones, para generar certezas, gobernabilidad y gobernanza, pero por sobre todo, mucha madurez política acompañada de grandeza y humildad. El juego estratégico está abierto.

Publicado originalmente en El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/bolivia-crisis-cronica-y-perdida-de-poder_202558     

NEPOTISMO O LOS PELIGROS DE LA FAMILIA

Agustín Saavedra Weise*

 

Se cuenta que el legendario Julio César, mientras era apuñalado en las escaleras del Capitolio romano, observó que su hijo adoptivo estaba entre los asesinos y al morir exclamó: “¡Tú también, Brutus!”. Desde antes de esa época y hasta nuestros días, el ingreso de los familiares a la vida pública de los políticos siempre tuvo ribetes peligrosos.

El nepotismo ha sido y es parte integral de la administración pública en cualquier país del planeta; no hay quien se salve. Los poderosos de turno siempre nombran en cargos oficiales a algunos de sus parientes. La palabra “nepotismo” deriva del latín “nepote”, sobrino en castellano. El término se popularizó para referirse genéricamente al nombramiento de familiares en cargos estatales. El nepotismo sería menos malo si se nombrara parientes por su capacidad. Lo penoso es cuando el parentesco pasa a ser prioridad y de último va la eficiencia. Por otro lado, debe reconocerse que hay parientes “tranquilos” que —eficaces o no— transitan por cargos de prebenda sin mayores problemas y, por tanto, más allá de la irregularidad de sus designaciones, disfrutan de sus “pegas” sin ocasionarle desventuras al soberano de turno.

El inconveniente surge cuando el miembro de la familia en un cargo público se transforma en algo embarazoso para el mandatario, sea este dictador, monarca, presidente o cacique. La historia —antes y después de la tragedia del César— es pródiga en anécdotas de parientes conspiradores y/o creadores de problemas. Quién no recuerda las vicisitudes de Ricardo Corazón de León que, mientras luchaba en las Cruzadas, debía vérselas en Inglaterra con su pérfido hermano Juan. Una ancestral leyenda británica cuenta que el Rey Arturo cayó destruyendo a Camelot, a sí mismo y a su mítico reinado, por las intrigas de su hermana Morgana en combinación con su hijo Mordred. Son innumerables las historias —en la antigüedad y el presente— de líderes caídos en desgracia por causas familiares. También en la Iglesia católica, el Papado cometió muchos actos de nepotismo en el pasado.

Si escarbamos la memoria hacia atrás y hacia el presente, en el país y en el exterior, tanto usted estimado lector como el que escribe, podríamos citar muchos ejemplos más de políticos que se sometieron a los peligros de la familia y pagaron caro por ello.

El nombramiento de parientes es una especie de mecanismo de protección que se remonta a la primitiva formación de tribus y clanes. La designación en ciertas posiciones de familiares cercanos le aseguraba al jefe permanencia y la seguridad de no ser traicionado. No siempre las cosas han sucedido de esa manera, tal como hemos visto. En realidad, el nepotismo puede traer más inconvenientes que ventajas.

El nepotismo nació con la organización social humana y seguramente permanecerá. Existe hasta un país explícitamente nepotista. Tal el caso de Arabia Saudita, donde el nombre del Estado obedece a la familia reinante: los Saud. En otras naciones se intenta ser menos desvergonzados y los casos de nepotismo se los disimula o no son tan notorios, pero, repetimos, no hay quien se salve: la secular regla de gobernar con familiares sigue vigente.

Conviene tener “in mente” los ejemplos de la historia y dosificar el nepotismo. El príncipe que confía en sus parientes quizá hoy no tenga final trágico, pero aun así los peligros de la familia persisten. Un tendal de gobernantes perjudicados a lo largo del tiempo es prueba demoledora de que poner familiares en cargos públicos casi siempre acarrea lamentables consecuencias.

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://www.eldeber.com.bo/160511_nepotismo-o-los-peligros-de-la-familia