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AÑO NUEVO CHINO

Julio Ferrari Freyre*

Imagen: PrompterMalaya en Pixabay.

 

El 10 de febrero celebraremos el Año Nuevo Chino que en realidad es el comienzo del año Lunar, calendario utilizado por muchas culturas incluyendo los incas, griegos de la antigüedad, hebreos e hindúes entre otros.

La misma festividad es celebrada en Corea (denominada Seollal), Mongolia (Tsagaan Sar), Tibet (Losar) y Vietnam (Tết). En Japón se celebró hasta 1873 cuando se adoptó el calendario Gregoriano.

Tal como en estos países el Songkran tailandés extiende los festejos durante varios días, comenzando el 13 de abril. También es celebrado en Birmania (Thingyan), en Camboya (Chaul Chnam), Laos (Pii Mai), y por algunas minorías en la provincia de Yunnan, en la República Popular China, región extensamente poblada por nacionalidades diversas, especialmente los dai.

Como vemos, el comienzo del año nuevo lunar no es necesariamente «chino», sino que es compartido por muchas culturas.

Siendo que la celebración del año nuevo en Asia se prolonga varios días, en el caso específico de China el feriado suele extenderse oficialmente una semana. En este año el primer día será el sábado 10 de febrero y continuará hasta el sábado 17. El Ministerio de Trabajo en Beijing ha recomendado que las empresas declaren asueto el viernes 9 de febrero, víspera del comienzo de año, a fin de mantener buenas relaciones con los trabajadores de la empresa. Es interesante notar que el domingo anterior y el posterior (el 4 y el 18), al feriado serán días de trabajo compensatorios. Muchos comercios, generalmente atendidos por sus dueños, suelen abrir durante los últimos días de los festejos, especialmente los dedicados a alimentos y artículos de primera necesidad.

En Taiwán las celebraciones tienen lugar entre el 8 y el 14 de febrero y en Hong Kong y en Macao entre el 10 y el 14.

Antes de comenzar el año nuevo, según la tradición, se debe realizar una profunda limpieza de la casa eliminando cosas que ya no son de utilidad o que estén dañadas. Esto se realiza para atraer la buena suerte y la fortuna.

Tanto en China como en otros países, se aprovecha el día del año nuevo para visitar los templos, especialmente en los países o regiones donde existe la libertad de cultos (Taiwán, Hong Kong, Macao, Singapur, etc.). No es extraño que los católicos, cristianos y musulmanes participen en las celebraciones del año nuevo siguiendo los usos y costumbres de antaño.

El viernes 9 de febrero los hijos visitarán a sus padres para la cena de la víspera, práctica que se comparte con muchos países de Occidente. No es común que este acontecimiento se celebre fuera de la casa del «patriarca» en restaurantes de la familia, aunque muchas familias en la actualidad aprovechan para viajar como grupo a otro país o región para pasar la semana de festejos.

Entre las actividades que se realizan en el día del nuevo año se incluye el ritual para rendir homenaje a los antepasados. Después se venera a los dioses y posteriormente los miembros más jóvenes de la familia presentan sus respetos a los más mayores. Una vez cumplidas estas ceremonias y reuniones familiares es el momento de reunirse con los amigos.

Rendir homenaje a los antepasados y mostrar especial consideración hacia los padres o mayores forma parte esencial del pensamiento confuciano y es respetado por la vasta mayoría de la población a pesar de las largas e intensas campañas del comunismo chino destinadas a reducir la influencia de este pensamiento social y ético en el país.

Dentro de sus antiguos símbolos o tradiciones de Año Nuevo encontramos el Baile del Dragón (Wu Long – ), o del León (Wu Shi – ), para ahuyentar a los malos espíritus de este mundo, o la extendida costumbre que consiste en pegar sobre la puerta de entrada el ideograma fú (felicidad) boca abajo ya que en mandarín (al revés dào – ) suena similar a arribar o llegar (dào – ), quieren significar que «la felicidad ha llegado».

Otra práctica popular es la de entregar sobres rojos (hóng bāo – 红包, en mandarín, o Lai See – 利是 en cantonés), conteniendo dinero. El sobre es dado a los menores por sus padres y otros familiares mayores. El sobre normalmente contiene una cantidad simbólica de dinero que quiere representar buena suerte.

También es habitual que los miembros de la familia permanezcan despiertos durante toda la noche para dar la bienvenida al nuevo año. Antiguamente creían que esta práctica prolongaría la vida.

El nuevo año es denominado según el animal del horóscopo chino. Así, el año 2024 será el Año del Dragón, el 2023 fue el Año del Conejo (o Gato) y se inició el 22 de enero, mientras que el año 2025 será el año de la Serpiente y comenzará el 29 de enero.

Para poder estar con los padres o abuelos, como es su costumbre, millones de personas viajarán a sus ciudades y pueblos de origen para cumplir con las obligaciones familiares. Esto también es aplicable a los millones de trabajadores del campo, principalmente del oeste y centro del país, que se emplean en las fábricas, en la construcción o en otros oficios en las grandes ciudades costeras.

Es normal que la cantidad de personas que viajen dentro de China supere los 400 millones. Esto se multiplica varias veces cuando consideramos el número de viajes o trayectos en distintos medios que se realizan utilizando los distintos medios de transporte. A modo de ejemplo en 2022 esta cifra llegó a tres mil millones de viajes en diversos medios, pero especialmente en tren y autobús. Para el año en curso se estima que el 48% de los viajes tendrán como lugar de partida a Beijing, Shanghai, Guangzhou y Shenzhen, las últimas dos ubicadas en la Provincia de Guangdong en el sur de China. También se estima que solamente el 25% de los traslados se efectuarán dentro de la misma provincia o a las provincias vecinas, el resto de los viajes tendrán destinos más alejados.

Es lamentable que por razones políticas ciertas comunidades chinas (taiwaneses, practicantes de Falung Gong, cristianos, etc.), como ocurre en la Argentina, tengan que realizar sus celebraciones en distintas fechas o en distintos lugares para evitar situaciones conflictivas siendo que el concepto, el sentimiento y el pueblo es el mismo.

Al finalizar y haciendo honor a los muchos años que residí en China, quiero extenderle a todos los ciudadanos chinos y argentinos de ascendencia china un muy feliz año del Dragón: que los acompañen la Fortuna, la Paz y la Felicidad!

 

¡Xīnnián kuàilè (新年快乐)! Y, ¡Gong Hei Fat Choy (恭喜發財)!

 

Bibliografía

Carta de Taiwán. Taiwán prepara la llegada del Año Nuevo Lunar. Madrid, enero de 2022, https://www.roc-taiwan.org/public/ES_es_carta/01268484271.pdf

China Briefing. Preparing for the Year of the Dragon: HR Strategies and Travel Trends During Chinese New Year 2024, 1° de febrero de 2024. https://www.china-briefing.com/news/chinese-new-year-2024-hr-strategies-travel-trends/

GRANET, Marcel. Chinese Civilization., Cleveland: World Publishing Company, 1964.

HÄRING-KUAN, Petra y KUAN. Yu-chien: Magnificent China. Hong Kong: Joint Publishing Company, 1987

HUTCHINGS, Graham. Modern China. Londres: Penguin Books, 2001.

 

* Julio Ferrari Freyre estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Sophia (Tokio, Japón), Relaciones Internacionales en la Universidad del Salvador y Economía en la Universidad de Deusto (Bilbao, España). Egresó del Instituto del Servicio Exterior de la Nación, ISEN, (1984) y como Diplomático ha cumplido funciones como Cónsul en Bilbao (1989-94), en la Embajada Argentina en la República Popular China (1997-2003) y como Cónsul General en Canton (2011-2016). En Cancillería fue Director de Documentación de Viaje dentro de la Dirección General de Asuntos Consulares y estuvo a cargo de la Representa especial para Asuntos de Terrorismo. Se retiró del Servicio Exterior de la Nación como Ministro Plenipotenciario de Primera Clase en 2018.

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GENGIS KHAN Y LOS PRIMEROS MISILES DE LA HISTORIA

Agustín Saavedra Weise*

Mongolia es un país de Asia Central, independiente desde 1921 del dominio chino. Este estado mediterráneo se encuentra estratégicamente ubicado entre la frontera sino-rusa; tiene 1.564.000 kilómetros cuadrados de superficie, con poco más de tres millones de habitantes. La Mongolia relativamente atrasada de hoy poco tiene que ver con la del lejano pasado, cuando sus jinetes —liderados al inicio de su epopeya por el legendario Gengis Khan (1162-1226)— llegaron a formar el mayor imperio terrestre de la historia, ocupando luego Rusia y Ucrania por trescientos años, además de dominar en China, Persia y otras regiones euroasiáticas. Los mongoles llegaron inclusive hasta las puertas de Europa occidental en sus feroces arremetidas.

Nómadas y con la infinita estepa por delante, los mongoles aprendieron a utilizar el caballo no solamente como medio de transporte sino como formidable elemento bélico. Perfeccionaron el estribo para poder sostenerse firmemente en el corcel y desde sus monturas apuntaban letalmente al enemigo con sus arcos y flechas. Para la época, era una combinación mortal; asimismo, un desarrollo tecnológico sorprendente e imparable.

El nombre auténtico de Gengis Khan era Temudjin (“el acero más fino”). Sus victorias lograron que le otorguen el título principesco de Gengis Khan, algo así como “el emperador de todos los hombres”. Con este apelativo pasó a la historia. Gengis Khan era extremadamente despiadado, aunque algunos historiadores afirman que luego de vencer a sus enemigos ocasionalmente tenía un poco de tolerancia hacia los sobrevivientes.

Según fuentes históricas confiables Gengis Khan inventó la base de lo que hoy son los modernos misiles, es decir, proyectiles autopropulsados y dirigidos hacia blancos determinados. Se cuenta que cuando el guerrero mongol inició la invasión del imperio chino (1211) debió tomar previamente varias ciudades amuralladas para proseguir su marcha. En una de esas localidades —que ya venía soportando por largo tiempo el asedio— Gengis prometió levantar el sitio si le entregaban 1.000 gatos y 10.000 golondrinas. Ante la posibilidad de lograr clemencia y salvar vidas, las autoridades le brindaron lo que pedía. Pues bien, una vez en poder de lo solicitado, el Khan ordenó que se aten antorchas encendidas en las colas de gatos y golondrinas, soltándolos luego de tan malvada acción. Los pobres animalitos, despavoridos, doloridos e incendiados, salieron disparados (literalmente) como cohetes y retornaron por instinto a su lugar de origen: los gatos corriendo, las golondrinas volando. Los desventurados animales llevaron fuego por tierra y aire al pueblo sitiado; lo destruyeron casi por completo. Luego entró el ejército de Gengis Khan para completar la tarea, matando a los escasos sobrevivientes. Con tal lección de terror y crueldad suprema, el camino hacia la conquista total de China quedó expedito.

El ejemplo de estos primeros misiles vivos no fue desaprovechado en la historia de los conflictos. Desde entonces hasta nuestros días se han ido perfeccionando mecanismos de bombardeo a distancia por tierra y por aire, culminando en nuestros días con sofisticados sistemas electrónicos de guía para ser usados por misiles de diversa naturaleza.

Gengis Khan es hasta ahora una de las figuras militares más importantes de la historia, pero el imperio que creó apenas le sobrevivió, unido, por unos cuantos años. Aunque ya divididos, los mongoles aún siguieron por un tiempo con sus conquistas. A partir del siglo XIV, al no haber sido capaces de crear una estructura política sólida, el dominio mongol colapsó progresivamente. Y así, durante varios siglos posteriores, los conquistadores de otrora pasaron a ser los conquistados.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Nota original publicada en El Debe, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/gengis-khan-y-los-primeros-misiles-de-la-historia_213566