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MADURO, HIZBULÁ, IRÁN E ISRAEL

Roberto Mansilla Blanco*

El conflicto entre Israel, Hizbulá e Irán es un escenario que puede definir algunas claves a la hora de observar el futuro político del cada vez más cuestionado y aislado mandatario venezolano

 

El asesinato en Beirut del líder de Hizbulá Hassan Nasralá este 27 de septiembre en el marco de la ofensiva israelí contra la milicia islamista al sur del Líbano, la consecuente invasión militar terrestre israelí a este país árabe y la posterior respuesta iraní atacando territorio israelí son aspectos que apuntan a otro actor geográficamente lejano de la zona de conflicto en Oriente Próximo pero geopolíticamente mucho más cercano: el cuestionado presidente venezolano Nicolás Maduro, considerado el principal aliado de Nasralá y del Hizbulá en el hemisferio occidental.

La virulenta reacción de Maduro tras la muerte de Nasralá acusando a Israel del asesinato demuestra el calibre de las relaciones geopolíticas fraguadas entre el «chavismo» y el Hizbulá, igualmente extensivas a otros actores del mundo árabe e islámico como Siria e Irán. Sin Nasralá al mando y con un Hizbulá que se prepara para una nueva guerra frontal con Israel, Maduro debe ahora medir con mayor asertividad este nuevo contexto tomando en cuenta los apoyos que ha venido tejiendo con Hizbulá, sus frecuentes críticas contra Israel y la presión internacional sobre el presunto fraude electoral en Venezuela en los comicios presidenciales del pasado 28 de julio.

El triángulo Caracas-Beirut-Teherán

La relación Maduro-Hizbulá comenzó a fraguarse con mayor nitidez a partir de 2007, siendo entonces Maduro ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Hugo Chávez. Entonces, la milicia islamista libanesa estaba librando prácticamente una guerra abierta contra Israel en el sur del Líbano, casi en paralelo a los combates israelíes contra el movimiento islamista palestino Hamás en Gaza. Una coyuntura muy similar a la que observamos actualmente.

En los orígenes del movimiento «bolivariano» dentro de la Fuerza Armada venezolana a comienzos de la década de 1980 se verificó una embrionaria relación con algunos países árabes, en especial aquellos inspirados en el socialismo y nacionalismo panarábe nasserista como han sido los casos de la Libia de Muammar al Gadafi, el Irak de Saddam Hussein y la Siria de Hafez el Assad, padre del actual gobernante Bashar al Asad.

Posteriormente, a mediados de la década de 1990, la súbita aparición en estos círculos «bolivarianos» del sociólogo revisionista argentino Norberto Ceresole como una especie de mentor geopolítico del «chavismo» determinó la apertura de conexiones con Irán y algunos grupos radicales del islamismo político árabe, en este caso Hizbulá, dentro de la perspectiva ceresoliana de fragmentación de bloques de poder contra la «posición hegemónica de EEUU e Israel».

Tres actores entraron así en escena: el movimiento islamista libanés Hizbulá, con presuntas conexiones previas en América del Sur (Triple Frontera Argentina, Brasil y Paraguay); la Guardia Revolucionaria Islámica (GRI) iraní, particularmente visible a partir de 2007 con la visita a Caracas del entonces presidente Mahmud Ahmadíneyad y la adopción de una relación estratégica con el gobierno de Chávez; y los movimientos palestinos, destacando el apoyo de Chávez y Maduro a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), el Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP) y al islamista Hamás.

La presencia de una numerosa comunidad de origen libanés, siria y palestina en Venezuela, así como la implicación política de varios de sus miembros a favor del «chavismo» a través de altos cargos como el caído en desgracia «ex zar del Petróleo» Tareck El Aissami y el actual fiscal general Tarek William Saab, entre otros, permitió vertebrar una sintonía especial con gobiernos como la Siria de Bashar al Asad, el régimen iraní, el Hizbulá e incluso Turquía.

Algunas fuentes identifican a la caribeña isla de Margarita y el Oriente venezolano como las regiones de mayor operatividad de supuestas células del Hizbulá y de grupos palestinos. Otros consideran que la GRI supuestamente provee a los organismos de seguridad venezolanos de expertos en represión e incluso mantiene vínculos de conexión con la FANB en materia de asistencia militar para la resistencia «antiimperialista».

Por otro lado también se señala que la presencia del Hizbulá e Irán en Venezuela tiene vínculos económicos y empresariales, algunas de ellas incluso con actividades ilícitas de lavado de dinero y mecanismos alternativos para desviar las sanciones occidentales contra Caracas a través de una compleja red financiera de clanes familiares y políticos. Con apoyo iraní, Hizbulá ha logrado tejer una red financiera que ha alcanzado la Venezuela de Chávez y Maduro, un país con una boyante comunidad árabe y especialmente siria y libanesa con incidencia social, cultural y económica pero también política, en este último caso más perfilada a favor del «chavismo».

Con Chávez pero especialmente con Maduro en el poder, Caracas le ha otorgado al Hizbulá un factor preponderante a la hora de mantener una sintonía de intereses geopolíticos contrarios a la alianza EEUU-Israel, siguiendo así los parámetros geopolíticos ceresolianos. Pero esos intereses también han alcanzado el aspecto económico y financiero, muy importante tomando en cuenta las sanciones que EEUU y la Unión Europea han realizado contra el régimen de Maduro sin menoscabar que Washington y Bruselas catalogan a la milicia libanesa de «organización terrorista».

Las razones de Israel que Maduro debe atender

Esta coyuntura de guerra abierta entre Israel y Hizbulá, que recrea para Tel Aviv una especie de segundo frente ampliado al que mantiene en Gaza contra Hamás, tiene en mente igualmente otro escenario: las elecciones presidenciales estadounidenses del próximo 5 de noviembre.

Tras bombardear posiciones del Hizbulá, descabezar su liderazgo con el asesinato de Nasralá y otros altos cargos y preparar la eventual invasión terrestre, el Alto Mando israelí no ha dudado en advertir que esta operación de invasión al Líbano «durará el tiempo que tenga que durar, diez años si es posible». Este 1° de octubre las fuerzas israelíes iniciaron una invasión táctica del territorio libanés. El mensaje estaba claramente dirigido hacia las dos candidaturas que pujan por llegar a la Casa Blanca, la del republicano Donald Trump (un aliado irrestricto del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu) y la abanderada del Partido Demócrata, Kamala Harris, más propensa al multilateralismo y a criticar, como ya lo hizo, la desproporcionada respuesta militar israelí contra Hamás en Gaza, denunciando el drama humanitario causado.

Consciente de la impunidad que le otorga tener el apoyo de la aún perceptible hegemonía estadounidense, con la ofensiva al sur del Líbano contra Hizbulá, Netanyahu busca claramente fijar sus posiciones hacia quién será finalmente el ganador de las presidenciales estadounidenses. Pero las dos guerras, la de Gaza y el Líbano, define igualmente otra perspectiva muy presente en el ala dura de la política y las fuerzas militares israelíes: el de asegurar definitivamente las «fronteras históricas del Gran Israel», un proyecto que viene acelerándose desde hace más de una década. Como émulo de lo que significa el Donbás para Rusia, Israel parece estar diseñando un muro de contención geopolítico defensivo entre el sur del Líbano y Gaza.

Pero existen otros factores que podrían explicar por qué Israel reactiva ahora una especie de proxy war contra Hizbulá y que desde Caracas, Maduro debe igualmente calcular. Antes del ataque israelí al sur del Líbano, el nuevo presidente iraní Masud Pezeshkian lanzó un mensaje a Washington tendiente a reactivar las negociaciones sobre el programa nuclear de Teherán. La posibilidad de apertura de una etapa de distensión entre Irán y Occidente le resultaría inaceptable a la «línea dura» que hoy gobierna con Netanyahu; de allí su premura por atacar posiciones contra Hizbulá, el principal aliado iraní en Oriente Próximo junto al presidente sirio Bashar al Asad, así como en posiciones de los aliados hutíes en Yemen.

Con el descabezamiento del Hizbulá, Netanyahu busca involucrar más directamente a Irán en este conflicto. Y en este sentido ha alcanzado su propósito: horas después de la invasión israelí del Líbano, Irán lanzó ataques con casi 200 misiles balísticos hacia territorio israelí, causando decenas de muertos. Anteriormente se presentó un atentado en una estación ferroviaria de Tel Aviv. Más allá de su tradicional retórica retaliativa, Teherán ha pasado de apostar por la prudencia estratégica a tomar cartas en el asunto como hiciera en abril pasado atacando territorio israelí. Con ello manifiesta su intención de no dejar caer una pieza estratégica para sus intereses como Hizbulá, toda vez que responde a los ataques israelíes a posiciones hutíes en Yemen, una esfera de influencia que aproxima esa proxy war entre Israel e Irán.

Por otro lado, la ofensiva israelí en el Líbano puede suponer una maniobra de distracción con la finalidad de degradar la atención internacional ante el conflicto entre Rusia y Ucrania, que cada vez más se define en una confrontación directa entre Moscú y la OTAN. Aparecen algunas señales de posibilidad de una negociación en el frente ucraniano vía alto al fuego, sin perder igualmente de vista las elecciones estadounidenses, Netanyahu busca retrotraer la atención hacia sus intereses en Oriente Próximo amparando una escalada bélica en dos frentes.

Para ello, y cuando estamos a escasas semanas del primer aniversario de la cruenta guerra de Gaza, Israel parece abrir otro frente contra Hizbulá en el sur del Líbano con la finalidad de fijar una especie de cordón sanitario de seguridad que, al mismo tiempo, recree las expectativas de Netanyahu y la línea dura en Tel Aviv de concretar las «fronteras históricas definitivas del Gran Israel».

Esta visión supremacista israelí, que no calza con ninguna perspectiva de lucha por su supervivencia y vitalidad en un ambiente hostil como es Oriente Próximo, también supone un mensaje indirecto enviado hacia más lejanos de Hizbulá, Hamás, Irán, Siria y Rusia como es obviamente la Venezuela de Maduro. Para muestra un botón: en medio de esta coyuntura, el presidente argentino Javier Milei, probablemente el principal aliado israelí en América Latina, lanzó una orden judicial para arrestar a Maduro y otros altos dirigentes de su gobierno por «crímenes de lesa humanidad» justo cuando la Corte Penal Internacional está por presentar un nuevo informe decisivo sobre las investigaciones que lleva a cabo contra Maduro y otros altos cargos venezolanos.

Edmundo, María Corina y el exilio venezolano

Sin perder la atención en la crisis de Oriente Próximo vale la pena destacar qué es lo que está sucediendo en Venezuela tras las elecciones del 28J. El asilo político otorgado a mediados de septiembre por el gobierno español de Pedro Sánchez al candidato opositor Edmundo González Urrutia y la aprobación de una iniciativa parlamentaria no de ley ni de carácter vinculante impulsada por el PP, VOX, PNV, CC y UPN en la que el Congreso de los Diputados reconoce la legitimidad presidencial de Urrutia e insta al gobierno a hacer lo mismo evidencian en que medida Venezuela es materia frecuente de la política española, una variable igualmente determinada por la presencia de una numerosa diáspora venezolana presente en España.

De este modo, Madrid se convierte en la capital del exilio venezolano. Además de Urrutia están otros líderes opositores como Antonio Ledezma, Leopoldo López, Julio Borges y cientos de activistas políticos. Pero no solo hablamos de la oposición sino también de ex funcionarios de los gobiernos de Chávez y Maduro.

Toda vez Madrid, en boca de su ministro de Exteriores Albares, niega cualquier acuerdo político con Caracas para sacar del país a Urrutia, tanto el Fiscal General venezolano Tarek William Saab y la vicepresidenta y ministra del Petróleo Delcy Rodríguez aseguran el contrario. Urrutia salió de la capital venezolana en un avión de la Fuerza Aérea española.

Un día después del reconocimiento del Congreso español de la legitimidad presidencial de Urrutia, el presidente de la Asamblea Nacional venezolana Jorge Rodríguez (hermano de Delcy) pidió a Maduro romper relaciones diplomáticas, consulares y económicas con España. No país caribeño y venezolano existe una notable diáspora hispana calculada en aproximadamente 50.000 personas.

En ambos lados del Atlántico hay un nombre que cobra relevancia dentro de esta crisis: José Luís Rodríguez Zapatero. En 2016 fue el artífice de acuerdos de negociación entre Maduro y la oposición que llevaron a levantamientos parciales de las sanciones de la UE contra Venezuela y liberación de presos políticos.

Pero el contexto actual resulta mucho más delicado: existe una especie de consenso internacional sobre un «pucherazo» cometido el 28J, en el que el organismo electoral venezolano reconoció la victoria de Maduro por un 54% de los votos. Desde entonces la incertidumbre impera en Venezuela. Más de 3.000 detenciones por protestas incrementan los indicios de represión y violaciones de derechos humanos por parte del régimen de Maduro, en el poder desde 2013.

En breve, la Corte Penal Internacional (CPI) deberá dictaminar una nueva fase de investigación sobre acusaciones contra Maduro y altos cargos de su gobierno por crímenes de lesa humanidad acaecidos en el país desde 2017 con las protestas estudiantiles. El veredicto del CPI puede incrementar el clima de tensión ya existente.

Mientras en Caracas y las principales ciudades venezolanas las protestas parecen mermar, otro nombre cobra importancia: María Corina Machado, la incansable líder de la oposición. Muchos observan el asilo de Urrutia como una derrota para Machado mientras la atención nacional e internacional está puesta en cuál será su estrategia, si «calentar» la calle con protestas o abrir espacios de negociación dentro de una mediación internacional impulsada desde lo 28J por Brasil, Colombia y México y que hoy se ve claramente opacada.

Esto vuelve a llevarnos a Zapatero, elogiado por el PSOE durante la votación en el Congreso de los Diputados como un adalid de la negociación. Se ve a las claras que el gobierno de Sánchez busca imponer a Zapatero como el nuevo líder de la mediación en Venezuela por encima de Lula da Silva, con recientes encontronazos dialécticos e incluso diplomáticos con Maduro.

Tras el otorgamiento del asilo, el encuentro Urrutia-Sánchez en La Moncloa determina la intención del gobierno español de ralentizar y neutralizar la votación parlamentaria de reconocimiento oficial a Urrutia, instando a retomar la mediación ahora con Zapatero como artífice pero pidiendo a Maduro que presente las actas. La oposición tanto en Venezuela como en España rechaza esta posibilidad argumentando los presuntos negocios de Zapatero con régimen de Maduro, apuntando especialmente su sintonía personal con Delcy Rodríguez.

En perspectiva, Maduro saldría políticamente ganando alejando a la oposición del centro de poder en Caracas, buscando neutralizarla desde el exterior con la intención de llevarla a la irrelevancia política y dilatando las críticas y los tiempos políticos. Sánchez gana peso dentro de la UE ofreciendo asilo a Urrutia mientras «vende» las bondades de la mediación de Zapatero, vista por cierto con buenos ojos por parte de Maduro.

A pesar de su carácter no vinculante, el PP logra una victoria parlamentaria en un momento complejo para Sánchez (aprobación de los Presupuestos del Estado; caso Begoña; nuevo gobierno catalán) toda vez que el propio Sánchez, el día en que Urrutia falta de Caracas y durante el Congreso del PSOE, instaba al Parlamento español a ser «más constructivo» y «menos restrictivo».

Pero en Caracas el futuro de Machado, beneficiada este 30 de septiembre por el Consejo de Europa con el premio Vaclav Havel de Derechos Humanos, es ahora una incógnita. Incluso el propio Maduro ha lanzado la posibilidad de una salida del país de la líder opositora, cuyo silencio incrementa igualmente el clima de incertidumbre.

La escalada de conflictos que actualmente se observan en el escenario internacional, especialmente en Oriente Próximo, dejan a Maduro en una situación igualmente compleja, cada vez más aislado y con un margen de maniobra notoriamente estrecho. Pero este contexto no le evita ciertos canales colaterales que igualmente le pueden servir para mantenerse en el poder. La toma de posesión de la nueva presidente mexicana Claudia Sheinbaum y el conflicto diplomático previo con España por su negativa a invitar al Rey Felipe VI ante el silencio de la Corona española para pedir perdón por la colonización (un tema que provocó que el gobierno de Pedro Sánchez no enviara una delegación oficial a su investidura) le permite a Maduro ganar tiempo y aliados a la hora de tejer ciertas redes de apoyos que le permitan desviar la atención exterior sobre la crisis venezolana.

 

* Analista de geopolítica y relaciones internacionales. Licenciado en Estudios Internacionales (Universidad Central de Venezuela, UCV), Magister en Ciencia Política (Universidad Simón Bolívar, USB) Colaborador en think tanks y medios digitales en España, EE UU y América Latina. Analista Senior de la SAEEG.

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LOS «VALORES» DE WOKOCCIDENTE

Enric Ravello Barber*

La repetición de ciertos tópicos sin un contenido claro se ha convertido en la defectuosa carga dialéctica contra la «islamización de Europa». Vemos que frecuentemente se repite el mantra de «la defensa de los valores de Occidente» pero nunca hemos visto definir ni delimitar a qué valores occidentales se refieren los que abogan insistentemente por su defensa. Nos tememos que esa indefinición no es por falta de voluntad sino por carencia argumental.

Faye ―y en general la llamada ND francesa― definió a Occidente como «el hijo pródigo y bastardo de Europa, hoy dominado por el modelo americano, que tiene como objetivo universalizar el primado absoluto de la sociedad de consumo y del individualismo». Compartimos en gran medida esta definición, aunque no «culpando» ―como solía hacer la ND― de todo mal a los Estados Unidos pues ese mismo Occidente se desarrolló igualmente en todos los países de Europa occidental, empezando por Reino Unido, Francia y los Países Bajos.

Ese Occidente bastardo tiene una raíz ideológica liberal individualista que, en los últimos años, dentro de una lógica evolución atendiendo a sus parámetros fundadores, ha gestado la ideología woke: anti-blanca, LGTBI, enemiga de toda identidad y colectividad de origen europeo, inmigracionista, integracionista… Esos son hoy los valores de las democracias occidentales y de sus clases dirigentes políticas y mediáticas. Occidente es hoy Wokoccidente.

De ahí que los que dicen defender Occidente contra la islamización lo hagan ―en cierta lógica― afirmándose en los valores propios de éste, es decir, en la ideología wokoccidental. Por eso estamos llegando a ver que, supuestos nacionalistas, se oponen a la «islamización» porque ataca a los derechos LGTBI y repugnancias como el «desfile del orgullo».

Siguiendo esta lógica, la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París, una de las capitales del bastardo Occidente, fue una exhibición de esos valores wokoccidenteles: ofensas a la tradición religiosa, pansexualismo denigrante, exhibición LGTBI; recordemos que la ceremonia fue ideada por un judío-progre y la degenerada que denigró a la figura de Cristo, también lo era. ¡Cómo no, ellos son los zelotes intocables de la cumbre ideológica de Wokoccidente!

Quizás por todo esto ni Marine Le Pen ni Bardella se hayan atrevido a decir una palabra (Marion Merechal sí lo ha hecho y en la mejor línea) contra esa aberrante ceremonia de apertura ¿no se atreven a criticar a los valores de Wokoccidente? Es necesario señalar que el único gobierno que ha protestado oficialmente contra la ofensa a Jesucristo, llamando al embajador francés ha consultas ha sido el gobierno de Irán.

Es necesaria una profunda reflexión de los partidos y militantes nacionalista e identitarios de toda Europa: no defendemos Wokocciente.

Defendemos la recuperación de nuestra mejor tradición y de los valores permanentes que han estado presentes en la historia de la civilización europea. Ese rearme moral e ideológico necesario es la primera premisa para enfrentarnos al proceso de disolución que encarna hoy el mundialismo woke-liberal internacionalista. Si no, seguiremos siendo meras comparsas de Wokoccidente y su proyecto de alienación globalista.

 

* Presidente de la Asociación de Amistad Euro Sudamericana (AAESA), https://aaesa.org/.

Artículo publicado por la Asociación De Amistad Euro-Sudamericana (AAESA), https://aaesa.org/los-valores-de-wokoccidente/.

EL IMPACTO DE LAS ELECCIONES REGIONALES EN TURINGIA Y SAJONIA

Enric Ravello Barber*

Los resultados de las elecciones en los länder alemanes de Turingia y Sajonia trascienden la esfera regional y señalan un nuevo paradigma político para Alemania y para el nacionalismo europeo.

«Por primera vez desde 1945 una fuerza nacionalista gana unos comicios en Alemania», el titular ocupa las cabeceras de la prensa europea, algunos lo anuncian con alegría, otros con inquietud. Nadie es ajeno a la importancia de este hecho.

El sistema político alemán usó todos sus recursos: policía, prensa, policía del pensamiento, iglesias católicas y protestantes, aparato del Estado, bancos ―que cierran aleatoriamente cuentas de dirigentes de AfD― «anti-fascistas»… pero no pudieron impedir que la voluntad popular se expresase y que el candidato de Alternative für Deutschland Björn Höcke al que la «justicia» alemana había condenado en junio por usar el tema «Todo por Alemania» que «recordaba al nazismo»[1], fuese el vencedor en las urnas de Turingia con un 32,8% de los votos. En Sajonia ―30.6%― la formación nacionalista quedó en segundo lugar a poco más de un punto de lograr también la victoria.

Entre las causas que explican este resultado, existen causas profundas y causas actuales. La caída del muro y la integración de los antiguos territorios de la RDA en la Alemania unificada tuvieron su impacto económico y su política. Turingia, es un territorio donde el impacto de la desindustrialización y el empobrecimiento de la economía rural ha generado un descontento hacia los partidos convencionales[2]. Otra causa profunda es la distancia sociológica, política y cultural entre los länder occidentales y los orientales. Es necesario recordar un dato que los analistas de estas elecciones suelen pasar por alto; en 2005, un partido que mantenía posiciones mucho más radicales y que en su propaganda las referencias positivas al periodo nacionalsocialista eran un elemento característico, logró un 9% de votos en Sajonia y un 6% de votos en Mecklemburgo-Pomerania, ambos länder orientales. El Natonaldemokratische Partei Deutschlands (NPD) fue el que recogió el voto nacionalista alemán en el este un territorio mucho más desacomplejado que sus compatriotas occidentales. Es cierto que el NPD logró sólo un 3,7% en Turingia, pero sus resultados en las elecciones regiones del este, reflejaban la existencia de este voto, en contraste con los länder del oeste, donde la presencia del NPD era prácticamente anecdótica.

Dos décadas después con un mensaje mucho más actual, cercano y centrado en problemas actuales evitando referencias históricas a momentos anteriores, AfD ha logrado movilizar un voto nacionalista mucho mayor. El NPD cambió su nombre por en Die Heimat[3] en su último congreso de 2023 y ―si bien se presentó a los comicios europeas de 2024― no ha presentado candidaturas en estas elecciones regionales. De hecho, varias de sus secciones anunciaron hace meses el inicio de una colaboración política con AfD[4].

Sin duda, un resultado electoral de la magnitud que ha logrado AfD en Turingia y Sajonia sólo es explicable si las propuestas políticas presentadas son percibidas como soluciones positivas a los problemas concretos que afectan a los electores. Tres son los motivos claves por los que AfD ha logrado este nivel de votos

Inmigración e inseguridad. Es cierto que precisamente Turingia y Sajonia son dos de los länder donde el impacto de la inmigración es menor, pero también es cierto de que la percepción general de una situación insostenible respecto a la avalancha migratoria en toda Alemania provoca respuestas más contundentes en las urnas en los territorios donde la ideología multicultural y el famoso «complejo de culpa alemán» es menor, y en estas dos regiones se cumplen ambas condiciones.

Un efecto colateral, con grave impacto en la opinión pública, es el aumento de la criminalidad relacionada con la inmigración masiva y los así llamados «refugiados». Pocos días antes de las elecciones, asistimos al enésimo incidente protagonizado por un «refugiado» con el resultado de tres alemanes muertos, no creemos que este acontecimiento puntual haya influido especialmente en los resultados electorales de la semana pasada, pero sí refleja la gravedad del problema[5]. El actual gobierno de Berlín ―al que los alemanes culpan con razón de esta situación― aprobó demagógicamente una serie de medidas entre las que se incluían el inicio de la deportación de inmigrantes, pero de nada sirvió ante la opinión pública, como fue «poco, tarde y mal»[6].

Rechazo a la Unión Europea. AfD mantiene una postura muy crítica con la UE, y, sin llenar a articular una propuesta concreta, recurre frecuentemente en su propaganda al Deutschexit ―es decir a la salida de Alemania de la UE― este mensaje es especialmente bien recibido en los länder del este, en los que la enorme y determinante contribución del Estado alemán a la UE, se percibe como una salida de capital nacional que sería imprescindible para impulsa al Este del país y acercarlo más a los parámetros económicos del oeste.

Las sanciones a Rusia y el apoyo a Ucrania. «Sajonia. Turingia: Triunfo de los partidos opuestos a la guerra», hemos leído en algunos analistas[7]. AfD ha sabido recoger el descontento alemán ante la posición de su gobierno en el conflicto ruso-ucraniano. Descontento que se manifiesta fundamentalmente en dos puntos:

La ayuda a Ucrania, un país que ha estado directamente involucrado en el ataque a la economía y a la soberanía alemana que supuso la voladura del gaseoducto Nord Stream 2 organizada desde Kiev[8] es difícilmente asumible. «¿Cómo seguir ayudando militar y económicamente a un país que nos ataca directamente?», preguntaban los dirigentes de AfD en los actos preelectorales.

El desastroso impacto económico de las sanciones a Rusia en la economía alemana, tan dependiente del gas y otros recursos naturales rusos[9]. Una economía alemana que está en plena recesión y que amenaza con entrar en una grave crisis por la falta de competitividad que afecta principalmente al sector automovilístico[10].

Además de las repetidas declaraciones de militares alemanes sobre el peligro que para la seguridad nacional tiene involucrase en la estrategia de la OTAN de enfrentamiento con Moscú[11].

En sentido contrario el ex canciller Gerhard Schörder culpa del fracaso electoral de su partido, el SPD ―gran derrotado en estos comicios junto a los otros dos miembros de la colación gubernamental: Verdes y Liberales― precisamente a su política contra Rusia[12].

 

Encrucijadas políticas en Alemania y en Europa

La evolución de AfD desde sus inicios a la actualidad podría ser objeto de un artículo entero, pero para contextualizar diremos que el partido nació en 2013 como un partido nacional-liberal en la parte occidental del país. Posterior AfD fue haciéndose fuerte en el este, proceso acompañado de una evolución hacia posturas nacional-conservadoras y social-nacionales, siendo actualmente esta tendencia la mayoritaria. El partido guarda un equilibro interno mediante una presidencia colegiada entre: Alice Weidel (de la parte «occidental», más moderada) y Tino Chrupalla (de la parte «oriental», más firme). Los resultados electorales de Sajonia y Turingia son un nuevo paso en el fortalecimiento de la línea más firme del partido, que ahora además cuenta con la mayor presencia mediática uno de sus miembros más significados del sector más nacionalista, Björn Höcke, el ganador de las elecciones en Turingia.

A finales de septiembre se celebrarán elecciones regionales en Brandemburgo, donde AfD aparece primero en las encuestas, el prácticamente asegurado triunfo en un tercer länder oriental reforzará aún más al sector nacional-conservador del partido.

Los resultados también van a tener un gran impacto en el panorama político general alemán. Si los grandes perdedores ya hemos dicho que son Social-demócratas, Verdes y Liberales, el que entra en una encrucijada política tremendamente delicada es el principal partido de la oposición la demo-cristiana CDU. Los dirigentes de la CDU han repetido por activa y por pasiva que bajo ningún concepto formarán ningún gobierno regional con AfD. El grave problema que se les plantea es que, descartada AfD, la opción pasa necesariamente por los neo-comunistas de la Bündis Sahra Wagenknecht (BSW). ¿Entenderá el electorado democristiano el boicot de sus líderes hacia la nacionalista AfD para pactar con neo-comunistas? Pocos días después de las elecciones, el debate interno ha provocado ya fuertes tensiones en la CDU[13]. Un error de cálculo podría tener un impacto grave; la CDU aspira a ganar las elecciones nacionales de 2025, pero un pacto con neo-comunistas podría restarle una enorme cantidad de votos, especialmente en el oeste del país.

Esta contradicción interna también sacude a la propia BSW, cuya presidente, Sahra Wagenknecht se declara abiertamente nostálgica de la RDA. En YouTube se puede ver un vídeo donde afirma «prefiero mil veces vivir en la RDA que en la Alemania en la que debo vivir ahora».  La BSW se puede considerar el «segundo» triunfador de las elecciones regionales de Turingia y Sajonia donde logró un 15,8% y un 11,8%, por debajo de lo anunciado en las encuestas. Los votantes de BSW, a la que se podría calificar de «izquierda conservadora», salen principalmente de die Die Linke, el partido neo-comunista de «izquierda progresista» que pierde gran parte de su electorado y se convierte en una fuerza de segundo orden en el este del país. Uno de los puntos que separan a ambas formaciones neo-comunistas es su postura sobre la inmigración: crítica en BSW, favorable en Die Linke. Es precisamente esta dialéctica entre la anti-inmigración y el neo-comunismo la que crea la contradicción interna referida en BSW. Por un lado, nos encontramos con declaraciones de su presidenta diciendo que estaría dispuesta a apoyar propuestas parlamentarias anti-inmigración de AfD hasta las declaraciones de otros de sus dirigentes Robert Crumbach, pidiendo la ilegalización de AfD[14]. En sus primeras manifestaciones sobre coaliciones gubernamentales BSW ha lanzado la propuesta de un gobierno rojo-rojo-rojo (SPD+Die Linke+BSW) en Turingia, algo que matemáticamente no es posible sin que CDU lo tolerase mediante una abstención en la investidura. De momento el panorama sigue abierto y las contradicciones crecientes.

Un tercer nivel donde esas elecciones van a tener un impacto y que parece haber pasado desapercibido por los analistas, es en el equilibro de fuerzas entre los partidos nacionalistas en el Parlamento europeo.

En el parlamento de Bruselas, AfD pertenecía al grupo llamado Identidad y Democracia (ID) en la pasada legislatura. Grupo que compartía, entre otros con la LEGA (Italia), Vlaams Belang (Flandes) PVV (Países Bajos), y Rassemblement National (el partido de Marine Le Pen). Marine Le Pen, que ya venía marcando distancias con AfD por sus propuestas de «remigración» contrarias a la suya de «integración progresiva» respecto a la migración, atacó unas declaraciones del eurodiputado de AfD Maximilian Krah en las que ―en una larga entrevista― se limitó a decir que «no todos los que vistieron el uniforme de las SS fueron criminales de guerra». Le Pen exigió la expulsión de ID, que esas declaraciones ―que han hecho muchos políticos alemanes de distinto signo― eran sólo una excusa para romper la alianza europea con AfD lo demuestra el simple hecho que el Front National ―partido del que RN es heredero orgánico― fue fundado por su padre Jean Marie Len Pen y Pierre Bousquet, un antiguo miembro de la división francesa SS-Carlomagno. Marine no sólo pidió la expulsión de AfD, sino que afirmó que en la siguiente legislatura no compartiría grupo con AfD bajo ningún concepto.

Así ha sucedió, las elecciones europeas de junio de 2024 dieron al RN un resultado espectacular, llegando el 31,37% de votos. La nueva composición de grupos significó la disolución de ID, pasando la gran parte de partidos que lo componía a crear un nuevo grupo llamado Patriots for Europe, junto al FIDESZ húngaro del presidente Viktor Orban ―que durante la legislatura anterior formaba parte de los No Inscritos, tras su expulsión del Partido Popular Europeo (PPE) por sus posturas sobre la inmigración.

Por su parte, AfD ―que logró también un importante 15.90% de votos y 15 eurodiputados― no quedó aislada, como algunos pretendían, sino que logró organizar su propio grupo parlamentario Europa de las Naciones Soberanas (ENS), en el que la mayoría de sus componentes son partidos de la Europa centro-oriental excomunista: Confederación (Polonia), Reconquista (Bulgaria), República (Eslovenia), Libertad y Democracia Directa (República Checa),  (Hungría), Unión del Pueblo y Justicia (Lituania), partidos caracterizados por tener una fuerte carga nacionalista y a la vez anti-liberal, la propia AfD, fuerte especialmente en los territorios de la antigua RDA comparte muchas de las características de estos partidos. Al grupo parlamentario se suma sólo un diputado de la Europa occidental del partido Reconquista (Francia). Añadir que también son miembros de ENS: FvD (Países Bajos)[15], que cuenta con tres diputados en la cámara nacional neerlandesa y estuvo cerca de lograr un eurodiputado y AfS (Suecia) que estuvo a más distancia de poder conseguirlo.

Las elecciones legislativas en Francia, en las que el RN no logró la victoria como muchos preveía y los espectaculares resultados de AfD del 3 de septiembre señalan una realidad: AfD es hoy un partido con más posibilidades de lograr poder local concreto que el RN y además es un partido en ascenso, mientras que el RN está atrapado en una complicada situación política en Francia, donde el maquiavélico Macron les ha colocado en un posición difícil para poder aspirar ganar las presidenciales de 2027.

En este juego político continental, hay otro factor importante a tener en cuenta. El próximo 29 de septiembre se celebran elecciones en Austria.  Todas las encuestas señalan una victoria electoral de los social-patriotas del FPÖ, es muy posible ―porque ya se ha dado en ocasiones anteriores― que el FPÖ participe en un gobierno de coalición en el país alpino. El FPÖ comparte grupo europeo con RN en Patriots for Europe, pero se opuso a la expulsión de AfD impulsada por Marine, algo que AfD agradeció públicamente. (Imagen que adjunta en este artículo).

Por razones históricas y culturales sabidas por todos, la relación entre AfD y el FPÖ (que he llegado a definirse como partido austro-alemán) son de una amistad profunda. La victoria del FPÖ en las elecciones de Austria y el avance de AfD en las elecciones legislativas alemanas de 2025 pueden traducirse en el reforzamiento del eje austro-alemán en detrimento de la importancia de Francia, como uno de los ejes referenciales del nacionalismo en el Europa occidental.

 

* Licenciado en Geografía e Historia (UV). Doctorando en Historia. Oposición del Ministerio de Economía Español en tributación aduanera y comercio internacional. Realizados cursos de Geopolítica y Análisis internacional en LISA Institute y GEDEGYS. Especialista universitario en Historia y Filosofía de las Religiones (UNED).

Ha participado en diversas iniciativas culturales, y metapolíticas del ámbito nacionalista. Director de las revistas Tierra y Pueblo e Identidad. Artículos publicados en diversas revista y webs europeas. Ha sido secretario del think tank EurHope con sede en el Parlamento europeo.

Conferencias en múltiples ciudades europeas junto a Guillaume Faye, Pierre Vial, Jean Haudry. Organizador de un encuentro sobre América del Sur en el Parlamento europeo.

Presidente de la Asociación de Amistad Euro Sudamericana (AAESA), https://aaesa.org/.

 

 

Referencias

[1] https://www.rtve.es/noticias/20240701/lider-ultraderechista-alternativa-para-alemania-condenado-por-uso-lema-nazi/16170404.shtml.

[2] https://elpais.com/internacional/2024-09-04/la-gente-esta-descontenta-y-quiere-protestar-en-el-pueblo-del-este-de-alemania-donde-arrasaron-los-ultras.html.

[3] https://die-heimat.de/.

[4] https://die-heimat.de/veraenderung-in-sicht-afd-und-heimat-gruenden-erste-gemeinsame-fraktionen/.

[5] https://www.france24.com/es/europa/20240829-alemania-encara-dos-elecciones-regionales-con-el-ataque-de-solingen-en-la-retina.

[6] https://elpais.com/internacional/2024-08-30/alemania-reanuda-las-deportaciones-a-afganistan-dos-dias-antes-de-unas-elecciones-marcadas-por-el-debate-migratorio.html.

[7] https://electomagazine.it/in-turingia-e-sassonia-trionfano-i-nemici-della-guerra-e-i-maggiordomi-italiani-sbarellano/.

[8] https://es.euronews.com/my-europe/2024/08/15/ucrania-esta-detras-del-sabotaje-del-gasoducto-nord-stream-segun-una-investigacion.

[9] https://euro-sinergias.blogspot.com/2022/10/la-crisis-de-ucrania-no-tiene-que-ver.html.

[10] https://www.elmundo.es/economia/empresas/2024/09/02/66d60038e4d4d8bf568b457e.html

[11] https://euro-sinergias.blogspot.com/2024/06/coronel-gerold-otten-alemania-le.html.

[12] https://euro-sinergias.blogspot.com/2024/09/el-ex-canciller-gerhard-schroder.html.

[13] https://elpais.com/internacional/2024-09-05/la-cdu-alemana-se-enfrenta-al-dilema-de-gobernar-con-los-populistas-de-izquierdas-para-mantener-el-veto-a-la-ultraderecha.html.

[14] http://lionelbaland.hautetfort.com/apps/m/archive/2024/09/04/le-dirigeant-du-bsw-du-brandebourg-est-favorable-a-une-proce-6513256.html.

[15] http://lionelbaland.hautetfort.com/apps/m/archive/2024/09/05/le-forum-voor-democratie-rejoint-le-parti-europeen-esn-6513450.html.

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