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PELIGROSA ESCALADA DE DIFERIMIENTOS CREDITICIOS

Agustín Saavedra Weise*

Luis Alberto Arce Catacora, Presidente de Bolivia

El gobierno izquierdista de Luis Arce se está pegando un tiro en el pie al poner en apuros a la banca boliviana, obligándola a diferir créditos y dejar de cobrar intereses.

Como recalqué en otras ocasiones, el futurólogo y politólogo norteamericano Herman Khan (1922-1983) se hizo famoso por varios temas de su especialidad; en particular, resalto ahora su teoría de la escalada, la que fue reconocida y puesta en vigencia en estudios estadounidenses sobre teoría del conflicto. La escalada normalmente comienza entre las partes con rumores, tensiones o diferencias verbales; luego prosigue su ritmo como una tétrica escalera (de ahí el nombre) y se alcanzan nuevos niveles de tensión hasta que se produce lo inevitable: el enfrentamiento directo. La teoría de la escalada tiene pues varias etapas; en la práctica real es posible parar la escalada mediante mutuas concesiones y por tanto, es posible disminuir —y hasta anular— la chance de un conflicto abierto, siempre que exista voluntad de ambas partes para lograr detener el movimiento hacia arriba de las tensiones acumuladas de la escalada que alimentan el potencial choque.

Pasando de la teoría a la práctica, estamos en Bolivia “ad-portas” del inicio de una peligrosa escalada, sobre la cual ya advertí en anteriores notas sobre este mismo tema. Obviamente, me refiero al diferimiento de créditos, un asunto llamado por definición a crear problemas, peor aún si se lo parcializa y se lo maneja autoritariamente, dejando de lado (e ignorando) el crucial rol del sistema financiero como factor básico de la estabilidad macroeconómica nacional. Ante el anárquico libre albedrío que impone con sus acciones la administración actual, todas las otras partes que se sienten afectadas ingresan al circuito y están alimentando a la escalada, que podría llegar a niveles impensables. En nuestro caso no habrá obviamente guerra nuclear (como la que planteaba Khan en su hipótesis de enfrentamiento de las superpotencias EEUU-URSS) pero sí puede haber una catástrofe socio-económica si la aún flamante gestión de Luis Arce no cambia el rumbo hacia una visión estratégica y pragmática, pensando en el interés nacional, sin ideologías ni sectarismos.

Todavía puede haber salvación si Arce rectifica y logra consensos. Los que son grandes de verdad hacen eso… Es posible elaborar un programa de diferimientos acordado con la banca y trabajado en conjunto con el Estado, con la asistencia de un “colchón” que pondría el Gobierno, ya sea usando los fondos swap del FMI (que los tiene y no los usa) o parte de las reservas o, en fin, algo imaginativo… Caso contrario se viene el caos. Para empezar, deberían sentar a la misma mesa a los banqueros, empresarios, sindicatos y Gobierno (vía BCB y Ministerio de Economía) para así empezar una negociación donde se busque salvar la economía en su conjunto y no solamente a un grupo. El libro de las acciones posibles ha sido escrito hace rato, simplemente se lo tiene que adecuar. El Banco Central Europeo (BCE), el Bundesbank alemán y otros muy serios organismos internacionales ya han mostrado claramente el camino. Y ese no es otro que el trabajo conjunto entre gobiernos, sociedad civil y sistema financiero. Cualquier falta de uno de esos pilares básicos invita al desastre. Por eso los europeos —que saben de crisis tremendas— están procediendo de esa manera. Aquí hasta el presente no hay ni plan integral ni acciones imaginativas. Ahora en Bolivia tienen que implementarlas de inmediato o más tarde será, valga la redundancia, demasiado tarde. Es mi modesta opinión.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, https://eldeber.com.bo/opinion/peligrosa-escalada-de-diferimientos-crediticios_216121

 

“COVID 19” EN EL MUNDO ÁRABE: RESPUESTAS TEOCRÁTICAS A LAS PREGUNTAS POLÍTICAS

Salam Al Rabadi*

Las transformaciones creadas por la llamada Primavera Árabe y actualmente por la pandemia Covid 19, no han sido capaces de provocar cambios fundamentales en las percepciones sociales de la política, el Estado, el yo y el otro, donde el pensamiento árabe (hasta cierto punto) todavía se adhiere al principio de vincular la filosofía de la autoridad a la cuestión de la fe religiosa. Por lo tanto, si todo lo que se ve en las políticas gubernamentales es corrupción y usurpación del poder, lo que no ve es que todas estas políticas reflejan la realidad de nuestra sociedad metafísica.

Donde la evaluación del poder y su ejercicio no se puede buscar en el mundo del ocultismo. Aquí podemos decir que todas las interpretaciones (ya sean teóricas o metafísicas) no han logrado llegar a una conclusión lógica con respecto al tema de la búsqueda de fuentes de autoridad o respuesta a los desafíos cruciales.

En consecuencia, la búsqueda racional de la fuente y el ejercicio del poder no requiere ningún tipo de tendencia hacia lo metafísico, para enfatizar la identidad de nuestras sociedades que no confían en sí mismas política y psicológicamente. Y esta realidad ha agotado las capacidades de la nación anteriormente en problemáticas intelectuales sobre lo que es, y la relación con el otro diferente (Occidente), para llegar ahora a ese nivel de colisión con nuestra propia identidad.

En consecuencia, tenemos que hacer frente a ese pensamiento paradójico, basado en dicotomías en colisión.

Aquí, se deben plantear algunas preguntas sobre las opciones intelectuales y políticas disponibles, aparte de la colisión bilateral con el otro o con el ego mismo. Por lo tanto, es lógico que esta realidad dialéctica requiera la búsqueda de una lectura crítica del pensamiento teocrático, para orientar hacia una nueva visión intelectual, que se base en el hecho de que las respuestas teocráticas a las cuestiones políticas ya no son suficientes para dar forma a las características del futuro, o incluso contribuir a encontrar una vacuna, para la emergente pandemia covid 19.

Por el contrario, estas respuestas se han convertido en un título del camino cerrado que han alcanzado nuestras sociedades árabes. En consecuencia, la dirección lógica de los desarrollos en el mundo árabe después de la crisis de la pandemia global solo puede ser hacia el pensamiento crítico, y este pensamiento podrá sostenerse por sí solo después de estar largo tiempo de cabeza. Esto es así si es correcto definir la ideología como una conciencia invertida que se pone de cabeza.

 

* Doctor en Filosofía en Ciencia Política y en Relaciones Internacionales. Actualmente preparando una segunda tesis doctoral: The Future of Europe and the Challenges of Demography and Migration, Universidad de Santiago de Compostela, España.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG. Prohibida su reproducción. 

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«COVID 19» Y EL PROBLEMA DE LA RELACIÓN ENTRE LA CIENCIA Y LA POLÍTICA EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES

Salam Al Rabadi*

Imagen de felixioncool en Pixabay 

Es lógico destacar la relatividad de la ciencia, ya que la posición sobre la teleología (y la finalidad) de la ciencia y el conocimiento se caracteriza por la sospecha y el relativismo, especialmente a la luz de este nuevo patrón global a nivel de corrupción política y económica. Esta realidad abre la puerta a la controversia sobre los problemas relacionados con la objetividad de muchos enfoques académicos, la fiabilidad de los números y las controversias científicas asociadas con la pandemia “Covid 19”.

En consecuencia, a pesar de las complejidades a las que se enfrenta el desarrollo de la ciencia, la teoría del escepticismo seguirá estando sujeta a rotación y, sobre la base de ello, a nivel de las relaciones internacionales hay una cuestión muy importante sobre el determinismo científico:

¿Se permite que la ciencia se desarrolle tanto como pueda, independientemente de las posibles consecuencias que tendrá en las sociedades y el destino de la humanidad?

Es evidente que ya no existe una confianza absoluta en la ciencia moderna a la luz del principio fundamental sobre el que se encuentra el posmodernismo, que es el principio de duda en el conocimiento científico. La paradoja aquí es que cuestionar la ciencia y sus resultados ya no es una cuestión filosófica, sino más bien práctica. Donde parece clara e inequívoca que la realidad del conocimiento, el poder y la libertad académica a la luz de la pandemia “Covid 19”, es un reflejo preciso de las tensiones teóricas y prácticas asociadas con la problemática de la relación entre la ciencia y la política en las relaciones internacionales.

Esta realidad plantea muchas controversias sobre la posibilidad y eficacia de establecer controles éticos a nivel de la ciencia, ya que parece que el desarrollo de la producción científica y sus implicaciones y sus complejidades entrelazadas vienen mucho más rápido que el desarrollo de controles éticos.

 

Partiendo de esto, y en medio de la provocativa incertidumbre, y con la presencia de muchas tendencias radicales asociadas con la dualidad de la relación entre la ciencia y la política, hay una necesidad de encontrar algo fijo en algún lugar. Tal como la etapa en la que los estados estaban tratando de abordar los problemas científicos mediante el establecimiento de comités técnicos tradicionales que reúnen a académicos y especialistas, resultó ser ineficaz.

Por lo tanto, ha llegado el momento de iniciar una era que se ocupe de establecer leyes y tratados claros e inequívocos sobre los problemas del desarrollo científico, especialmente a nivel del derecho penal internacional. Donde, al rastrear el desarrollo del derecho penal internacional en un nivel teórico y práctico, queda claro que no se mantiene al día con los nuevos patrones globales y sus implicaciones para la seguridad humana global. Esto requiere ciertamente modificar el Estatuto de Roma y ampliar los poderes de la Corte Penal Internacional para incluir los crímenes relacionados con la revolución biotécnica, la ingeniería climática, la inteligencia artificial, la modificación de virus y la guerra biológica, etc.

Al final, hay que subrayar que la ciencia es sólo una forma de pensamiento desarrollada por el hombre y no es necesariamente la mejor forma, y que sólo es superior a los ojos de los creyentes en el mito del determinismo de la ideología científica. Por ejemplo, la creencia era que la confianza en los modelos matemáticos eliminaría el sesgo humano, pero en la práctica esos algoritmos (modelos) comenzaron a ejercer sus propios sesgos con respecto a cómo funcionan, hasta el punto de que el concepto de Justicia Algorítmica comenzó a circular y a exigir la Destrucción de las Armas de las Matemáticas. Y esto confirma que la era científica asociada con la tecnología no está garantizada para producir resultados positivos cuando la humanidad está pasando por momentos difíciles.

Este determinismo científico plantea muchas preguntas… ¿Está la ciencia jugando actualmente el papel de la religión en la sociedad moderna? En consecuencia, ¿hay necesidad de un proceso de separación entre la ciencia y el Estado (es decir, la política), como fue el proceso de separar la religión y el Estado o la política?

La respuesta lógica a estas preguntas puede estar en la pregunta del inicio sobre si existe la posibilidad de trazar límites máximos del progreso científico antes de pensar en separarlo de la política.

 

En resumen, si el siglo XXI ha reconsiderado las certezas en todo lo relacionado con el hombre y la política, y si es el laicismo trató de ser una alternativa a la ética de las religiones, ¿será el desarrollo de la ciencia (que no se puede detener) factor decisivo e inesperado, que colocará a las relaciones internacionales en el siglo XXI frente a nuevos patrones, a los que no será fácil encontrar un enfoque teórico y práctico?

 

* Doctor en Filosofía en Ciencia Política y en Relaciones Internacionales. Actualmente preparando una segunda tesis doctoral: The Future of Europe and the Challenges of Demography and Migration, Universidad de Santiago de Compostela, España.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG. Prohibida su reproducción.

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