LA HIPOCRESÍA DE JUNTOS POR EL CAMBIO RESPECTO DEL PRESUPUESTO DE DEFENSA Y LA NECESIDAD DEL PLANEAMIENTO ESTRATÉGICO

Marcelo Javier de los Reyes*

El dramaturgo Bertolt Brecht expresó: «Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad».

La verdad es que cuando gobernó Cambiemos continuó con la misma política de Defensa y de desinversión que mantuvieron los gobiernos kirchneristas, tal como lo manifesté oportunamente.

El 5 de septiembre Juntos por el Cambio, que no están ni «juntos» ni promueven ningún «cambio» —que para mostrarse distintos de sí mismos cambiaron su nombre de «Cambiemos», así como sus socios en la incubación de las desventuras de la Nación pasaron de llamarse «Frente para la Victoria» a «Frente de Todos»—, emitieron un comunicado de prensa sobre la III Jornada de JxC de Análisis del Presupuesto de Defensa 2022. Según el mismo «El presupuesto de Defensa deja indefensa a la Argentina» y entre sus conclusiones expresa que «el presupuesto de Defensa es irrelevante e insuficiente para cumplir con la Defensa Nacional, poniendo en riesgo al país y a los efectivos de nuestras Fuerzas Armadas»… toda una gran revelación.

Agrega que «por décadas la desatención sobre el presupuesto de Defensa ha provocado el efecto equivalente a una decisión no escrita de “desarme unilateral”, lo cual ha conducido a una situación de virtual indefensión del país». Esta situación «expone a nuestros militares a un riesgo innecesario para sus vidas al operar con medios obsoletos y mal mantenidos». Y lo dicen sin sonrojarse a pesar de que entre diciembre de 2015 y diciembre de 2019 fueron gobierno gerenciando la miseria de las Fuerzas Armadas desde el Ministerio de Defensa.

El propio presidente Mauricio Macri habría expresado en una reunión con los altos mandos militares: «Suscribo a todo, hay que unificar y reducir gastos, acostúmbrense a que no hay plata»[1]. Cabe destacar que en 2014, el porcentaje destinado a Defensa respecto del PIB fue del 0,88%, en 2015 del 0,85%, en 2016 del 0,81%, en 2017 del 0,86%, en 2018 del 0,75%, en 2019 del 0,71% y en 2020 del 0,76%[2].

En abril de 2017 el gobierno de Cambiemos anunció un recorte del presupuesto de $ 4.600 millones para el Ministerio de Defensa, ocasionando la suspensión de proyectos —como el de desarrollo de UAV (unmanned aerial vehicle) o vehículo aéreo no tripulado (VANT)—, la racionalización en Líneas Aéreas del Estado (LADE), lo que incrementó la desarticulación territorial de la Argentina en un país en el que ya en la década de 1990 se desmanteló el sistema ferroviario nacional y las líneas fluviales y marítimas, con las consecuencias que ha tenido en el costo de los fletes, la destrucción de las rutas y el incremento de los accidentes viales debido al aumento del transporte automotor de mercaderías.

A lo mencionado cabe recordar que el presupuesto para los agentes civiles de Inteligencia Militar fue “0”. No es necesario mencionar nuevamente lo que detallé en 2017.

A partir de lo expuesto, las cúpulas de las Fuerzas Armadas tienen que asumir que con la actual dirigencia política, oficialismo y oposición, la situación no cambiará en términos presupuestarios. Las Fuerzas Armadas no pueden seguir formando pilotos para una Fuerza Aérea que no tiene aviones y lo mismo es válido para el Ejército y la Armada, porque las únicas que se favorecen son las empresas privadas: los pilotos militares, formados a un alto costo por el Estado Nacional, renuncian para pasar al sector privado. Se siguen formando submarinistas y la Armada no tiene submarinos. Lo hace con la esperanza de que en algún momento algún gobierno adquiera los submarinos, un arma estratégica sumamente necesaria para la Nación. En este punto, aún no se ha determinado quiénes fueron los responsables del «accidente» del «ARA San Juan», de lo que estimo que la responsabilidad debería caer sobre el gobierno y las autoridades navales que tuvieron a su cargo la reparación de media vida así como el gobierno y las autoridades navales que le dieron la orden de zarpada a un submarino que no estaba en condiciones de navegar. Para 2017 había un informe del Ministerio de Defensa sobre todas las falencias que tenía la nave pero, además, ya había un antecedente en el que los tripulantes estuvieron a punto de no poder emerger.

De tal manera que es necesario proceder a una planificación estratégica en términos de Defensa, independientemente del presupuesto. Es necesario ajustar en los recursos humanos pero hay que hacer algunas salvedades. El Ejército Argentino cuenta con casi 58.000 efectivos pero en el caso de una fuerza de tierra se requiere una mayor cantidad de hombres como apoyo logístico por cada combatiente. En este sentido, debe considerarse que la movilización de combatientes requiere el acompañamiento de mayor personal destinado con fines logísticos: personal de servicios, médicos, enfermeros, etc.

Por su parte, la Armada tiene aproximadamente 17.000 efectivos, carece de su arma de submarinos, buena parte de la Flota de Mar no navega y para el presupuesto de 2023 se ha contemplado navegar la ZEE ¡solo 65 días! Aquí se entiende por qué se produce la depredación de nuestras riquezas del Atlántico Sur, a lo que se suman las erróneas políticas diplomáticas y las decisiones que toman los gobiernos de turno. Entre ellas haber ordenado al personal de Inteligencia que «no había hipótesis de conflicto» cuando buena parte del territorio nacional y de su espacio marítimo está siendo usurpado por el Reino Unido, el cual mantiene esa colonia a los efectos de asegurar su proyección antártica y de controlar el estratégico paso bioceánico. Del mismo modo, la Argentina prácticamente hoy tampoco cuenta con una fuerza aeronaval.

La Fuerza Aérea Argentina tiene aproximadamente 14.000 efectivos para unos 24 aviones de combate, entre los que se encuentran los Pucará, los Pampa, los A4, y los destinados a otras misiones como los Hércules y los Lear Jet. Evidentemente aquí se aprecia una desproporción que roza el sinsentido.

De esto se deduce, entonces, que debería reducirse el personal administrativo y civil a los efectos de disminuir los gastos de personal innecesario, el cual sigue vigente para mantener unas Fuerzas Armadas que ya no existen en la misma dimensión. En términos económicos, el sistema de Defensa está sobredimensionado en función del presupuesto actual y futuro.

Así como existe una desproporción del personal de la Fuerza Aérea respecto de los aviones de combate operativos, también la desproporción está en función de los radares. Los radares de última generación no precisan de personal, ni siquiera de personal adicional para su custodia porque podrían ser emplazados en unidades militares —en lugar de localizarlos en lugares para los cuales debe disponerse de custodia— o en aeropuertos y aeródromos que ya cuentan con una guardia.

Con la finalidad de reducir los costos se debería unificar el Comando Antártico y trasladarlo a Tierra del Fuego en lugar de tener sede en la ciudad de Buenos Aires. Esta medida, a su vez, favorecería la Soberanía Nacional a partir de una mayor presencia militar en el sur del país.

Por otro lado, deben tenerse en cuenta las experiencias del conflicto entre Ucrania —léase la OTAN— y Rusia. En tal sentido, se podría contar con una Fuerza Aérea mínima con efectos disuasivos —obviamente más y mejor equipada que la actual— pero poniendo el énfasis en el desarrollo de drones kamikaze y de misiles. Cabe tener en cuenta que los actuales drones iraníes usados por Rusia tienen un costo de unos US$ 20.000 dólares por unidad y un alcance de aproximadamente 2.000 kilómetros. Si el costo de una aeronave ronda los US$ 60 millones o más, podrá estimarse la cantidad de drones que podrían adquirirse, o mejor aún construirse, con el dinero destinado a un avión. Si se construyen en la Argentina se avanza en el desarrollo tecnológico y se favorece a empresas nacionales.

Debe, asimismo, ponerse la mira el desarrollo de la guerra electrónica, ámbito en el que la Argentina se encuentra totalmente indefensa. Ello debe ser complementado con un amplio plan de radarización.

En términos más vinculados al fitness, las Fuerzas Armadas deben adelgazar y poner el acento en su desarrollo muscular en función del magro presupuesto que la oligarquía política le impone, más por ideología y dilapidación de recursos con vanos fines políticos que por la carencia real de recursos. Ante esta mezquindad de los políticos, las cúpulas de las diversas armas deben optimizar las mismas acorde al magro presupuesto.

Si se desean optimizar los medios debe ajustarse en el ámbito de los recursos humanos. Si el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada tienen efectivos a los que no pueden darle no solo un sueldo digno sino tampoco alimentación y mínimas prestaciones que debe recibir todo militar, entonces se hace necesario obrar con pragmatismo. Las Fuerzas Armadas pierden personal calificado no por una cuestión salarial sino más por frustración: no pueden volar, no pueden navegar, no pueden realizar prácticas de tiro, etc. En síntesis, por no poder desarrollar sus capacidades como militar profesional.

Si me preguntaran si es esto lo que desearía para nuestras Fuerzas Armadas, está claro que no, dado que la Argentina es el octavo país en extensión territorial, a lo que se le suman millones de kilómetros cuadrados del espacio marítimo.

Simplemente apelo a lo que estimo que es el buen criterio ante una situación que, está claro, esta dirigencia no tiene intenciones de modificar a pesar de que la Argentina está siendo sometida a una guerra híbrida de la que participan potencias extranjeras, terroristas en la Patagonia con apoyo externo, ONGs también con respaldo externo y dirigentes políticos que no aprecian esta situación, a los que no les importa o que responden también a intereses contrarios a los nacionales.

Argentina está frente a una guerra híbrida, a una guerra de inteligencia, sin Fuerzas Armadas y con un Sistema de Inteligencia Nacional destruido adrede durante estos años de supuesta democracia. Para hacer frente a esta realidad, los altos responsables militares deben obrar con pragmatismo y proceder a una planificación estratégica, a una reestructuración de las fuerzas, en función del presupuesto que los políticos les destinan.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Profesor de Inteligencia de la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata.

Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

Embajador Académico de la Fundación Internacionalista de Bolivia (FIB).

Investigador Senior del IGADI, Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, Pontevedra, España.

 

Referencias

[1] Edgardo Aguilera. “Torniquete al gasto castrense y remate de bienes por más fondos”. Ámbito financiero, 09/03/2017, <http://www.ambito.com/875245-torniquete-al-gasto-castrense-y-remate-de-bienes-por-mas-fondos>, [consulta: 09/03/2017].

[2] “Argentina – Gasto público Defensa”. Expansión / Datosmacro.com, https://datosmacro.expansion.com/estado/gasto/defensa/argentina

©2022-saeeg®

 

Otros artículos sobre Defensa Nacional publicados en el sitio de la SAEEG

Comandante Espuela (Revista GNA). «¿Existe la Defensa Nacional?». 30/09/2021.

https://saeeg.org/index.php/2021/09/30/existe-la-defensa-nacional/

Marcelo Javier de los Reyes. «Sobre el Ministerio de Defensa y otros ministerios… O la partidocracia». 10/08/2021.

https://saeeg.org/index.php/2021/08/10/sobre-el-ministerio-de-defensa-y-otros-ministerios-o-la-partidocracia/

Marcelo Javier de los Reyes. «La política de destrucción en materia de defensa sigue vigente. Propuesta». 28/03/2021.

https://saeeg.org/index.php/2021/03/28/la-politica-de-destruccion-en-materia-de-defensa-sigue-vigente-propuesta/

Marcelo Javier de los Reyes, «Argentina. La apremiante necesidad de recuperar la industria de la Defensa». 12/12/2020.

https://saeeg.org/index.php/2020/12/12/argentina-la-apremiante-necesidad-de-recuperar-la-industria-de-la-defensa/

Marcos Kowalski. «Táctica, estrategia, equipamiento y defensa». 29/09/2020.

https://saeeg.org/index.php/2020/09/29/tactica-estrategia-equipamieto-y-defensa/

Marcos Kowalski. «Defensa, negocios, desarme». 21/08/2020.

https://saeeg.org/index.php/2020/08/21/defensa-negocios-desarme/

César Augusto Lerena. «La Defensa Nacional del Atlántico Sur». 14/05/2020.

https://saeeg.org/index.php/2020/05/14/la-defensa-nacional-del-atlantico-sur/

Reinaldo Cesco. «Argentina. Defensa Nacional + Seguridad». 27/04/2020.

https://saeeg.org/index.php/2020/04/27/argentina-defensa-nacional-seguridad/

Marcelo Javier de los Reyes. «Fuerzas Armadas. Cambiemos continúa con la política kirchnerista de destrucción de la Defensa Nacional». 14/03/2017.

https://saeeg.org/index.php/2017/03/15/fuerzas-armadas-cambiemos-continua-con-la-politica-kirchnerista-de-destruccion-de-la-defensa-nacional/

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

75 − = 66