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DAÑOS COLATERALES DEL COVID-19, DEUDA EXTERNA E INJUSTAS HAMBRUNAS

Agustín Saavedra Weise*

 

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  1. Por la emergencia del Covid-19, bajo ningún concepto se deberían descuidar otras enfermedades. Sin embargo, es justamente lo que está pasando en Bolivia y en el mundo. Al respecto, la agencia de noticias BBC de Londres, informó que sólo en Gran Bretaña morirán cerca de 60.000 personas por descuido en su trato médico ante la exagerada preeminencia otorgada al Coronavirus. Me consta que en Bolivia sucede lo mismo. He sido testigo del triste peregrinaje de pacientes que no pueden ser atendidos ni siquiera en las propias instituciones donde están asegurados debido a la obsesión de autoridades oficiales, médicos y centros hospitalarios con el Covid-19, olvidando estos que hay males endémicos que deben tratarse diariamente, tales como dengue e influenza, diabetes, malaria, cólera, difteria, sida, cáncer, problemas cardiovasculares, desnutrición, accidentes de diversa naturaleza, etc. En nuestro país y en el resto del planeta es hora de que se tome conciencia de la necesidad de tener un programa integral de salud más allá de la atención que hoy merece la pandemia. Los daños colaterales debido al exceso de celo en torno al coronavirus harán que en el orbe se pierdan cientos de miles de vidas, generando lamentables situaciones irreversibles. Antes que ocurra esa tragedia tiene que brindarse un nivel uniforme de salud para todos; cada enfermo tiene su prioridad, no necesariamente solo los afectados por el Covid-19.
  2. En su mensaje a la OMS del pasado mes de mayo, el presidente chino Xi Jinping —en el marco de otras propuestas presentadas— dijo que planteará próximamente en el G-20 una drástica disminución de la deuda externa de países agobiados por acreedores externos y que, encima de ello, vienen siendo castigados por la pandemia. Esta es una noticia positiva para Argentina y otros estados fuertemente endeudados que en paralelo están luchando ahora contra la propagación del Coronavirus. Bolivia también podría beneficiarse de la medida en caso de concretarse. Últimamente hemos recibido créditos del Fondo Monetario Internacional y bien sabemos que este organismo tiene mano de hierro y cuando pasa factura exige duras medidas que provocan zozobra social: devaluaciones, ajuste de tarifas reducción de subsidios, etc. Hay que estar atentos por si surgen inusitadas demandas del FMI y al unísono alertas ante la posible concreción de la propuesta de Beijing.
  3. Varios expertos del Banco Mundial y de la FAO se han referido a la horrenda posibilidad de una inminente hambruna que podría afectar a más de 100 millones de personas como consecuencia de la falta de alimentos; he aquí otro efecto perverso de la crisis que actualmente azota al orbe. La triste paradoja es que mientras se divulgan estos lúgubres pronósticos en otras partes se desecha la comida. Sin ir muy lejos, solo en EEUU se están sacrificando miles de porcinos que no están enfermos, simplemente se los elimina por exceso de oferta. Para que los precios de la carne de cerdo no se derrumben más, los granjeros han optado por matarlos en masa ¿No podría haberse coordinado el enviar la carne de esos animales sacrificados intencionalmente hacia zonas de hambrunas? La pregunta queda flotando, es una más de las asignaturas pendientes de la burocracia internacional, que gana grandes sueldos y habla mucho, pero hace poco o nada.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/182653_danos-colaterales-del-covid-19-deuda-externa-e-injustas-hambrunas

 

 

XI JINPING: SOLIDARIDAD, COOPERACIÓN Y COMUNIDAD GLOBAL DE SALUD

Agustín Saavedra Weise*

Por su importancia glosaremos el discurso de Xi Jinping, presidente de la República Popular China (RPC), emitido el pasado 18 de mayo durante la inauguración de la Asamblea de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sus palabras representan un hito insoslayable en la actual coyuntura.

El mandatario expresó su condolencia ante esta peste del coronavirus, que ya cuenta mundialmente con más de 300.000 muertos; este virus no sabe de fronteras ni razas. Luego explicó que —tras arduos esfuerzos— la RPC pudo revertir internamente la situación. Agregó que Beijing compartió informaciones con la OMS y otros países, siempre tratando de ayudar. 

Xi Jinping presentó propuestas concretas. En primer lugar, maximizar esfuerzos para el control y tratamiento del Covid-19 como prioridad, movilizando trabajadores médicos e insumos para tomar efectivas medidas de protección, cuarentena, detección, tratamiento y rastreo, con el fin de frenar la propagación. Se debe potenciar el intercambio de experiencias y seguir apoyando la investigación para aclarar por completo el origen y las vías de transmisión del virus. 

En segundo lugar, el mandatario considera que debe reconocerse el liderazgo de la OMS en la lucha contra la pandemia. En esta fase de esfuerzo conjunto, pidió que se aumente el apoyo político y financiero a la OMS para ganar esta guerra contra la enfermedad. 

Lo tercero consiste en proseguir colaborando con los países africanos. 46 equipos médicos de la RPC están ahora en ese continente.

En cuarto lugar, expresó que debe reforzarse la gobernanza global de la salud pública. Ante las insuficiencias expuestas por el problema del Covid-19, dicha gobernanza deberá mejorarse a nivel planetario. China es partidaria de un minucioso examen sobre la respuesta global al virus; una vez el mal esté bajo control, cabrá resumir experiencias y subsanar debilidades.

La quinta propuesta consiste en reestimular el desarrollo socioeconómico. Los países podrán retornar progresivamente a sus actividades normales, pero sin aflojar controles. Además, deberá reforzarse la coordinación en materia de políticas macroeconómicas en aras de la plena recuperación de la economía mundial.

Por último y en sexto lugar, es necesario fortalecer la cooperación internacional puesto que la humanidad tiene un futuro compartido. China se adhiere a esa visión y asume la responsabilidad no sólo de proteger vida, seguridad y salud de sus habitantes; también apoyará la causa de la salud universal. En ese contexto, China ofrecerá durante dos años una asistencia de dos mil millones de dólares para apoyar a países emergentes en el combate contra el virus y en la recuperación socio-económica; China también cooperará con la ONU para construir un centro de respuesta humanitaria que garantice el abastecimiento de insumos anti epidémicos básicos. Las vacunas chinas —una vez probada su eficacia— serán bienes públicos mundiales. La RPC propiciará además —junto con miembros del G20— la suspensión del servicio de la deuda en favor de los estados más pobres y apoyará a quienes sufren impactos financieros para que superen sus dificultades.

Concluyó Xi Jinping reiterando que la Tierra es el hogar de la humanidad y por eso debe construirse una comunidad global de salud. En la próxima se-mana comentaré todas las expresiones y propuestas del primer mandatario chino.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/181600_xi-jinping-solidaridad-cooperacion-y-comunidad-global-de-salud

ANTES Y DESPUÉS DEL COVID-19 AL ESTILO DE ERIC HOBSBAWM

Agustín Saavedra Weise*

El historiador inglés Eric Hobsbawm (1917-2012) fue un notable pensador. En 1995 publiqué un comentario sobre su difundida obra La era de los extremos: el breve siglo XX, 1914-1991 y al poco tiempo de su muerte otro artículo alusivo.

Hobsbawm gozó de alta reputación académica y siguió hasta el final de su larga vida publicando ensayos. Él consideró que los siglos debían ser contabilizados en función de acontecimientos singulares que alteraron el rumbo de la humanidad y no necesariamente sobre la base del uno al cien. Un siglo podía tener más o menos de 100 años, en términos políticos, sociológicos y de sentido histórico. Siempre surgen acontecimientos clave que marcan una era.

La caída del Imperio Romano terminó con la Edad Antigua dando paso a la Edad Media. Con la controversia que hasta hoy subsiste, ya sea la toma de Constantinopla por los turcos (1453) o el descubrimiento de América por Colón en 1492, concluyen el medioevo e inician el Renacimiento. En 1789 la Revolución Francesa inaugura otra etapa, anticipándose en once años al inicio cronológico del siglo XIX, del que la toma de la Bastilla para Hobsbawm fue parte fundamental.

Según la interpretación del escritor británico, el siglo XIX terminó recién en 1914 al comenzar la Primera Guerra Mundial. Aquí observamos un siglo socio-político bastante largo: desde 1789 hasta 1914. 25 años extras se suman a los 100 formales del siglo XIX, en lo que se considera fue una etapa signada por doctrinas e ideologías, conflictos, colonialismos, revolución industrial, etc.

Al marcar Hobsbawm el inicio del “verdadero” siglo XX en 1914, consideró que éste concluyó con el colapso en 1991 de la Unión Soviética (1991), un hecho geopolítico impresionante precedido por los no menos espectaculares derrumbe del Muro de Berlín (1989) y la reunificación de Alemania en 1990.

Quedó así un siglo XX políticamente breve: apenas 77 años. Siguiendo la lógica de Hobsbawm este siglo XXI sui generis que lleva desde 1991 hasta 2020 apenas 29 años, tiene ahora otro punto de quiebra dado por el fenómeno de la pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en torno al Coronavirus o Covid-19, que tiene a la población planetaria prácticamente recluida desde hace más de un mes. ¿Cómo mediremos las épocas? ¿Será un Antes Coronavirus y un Después Coronavirus como expresó recientemente el columnista Thomas Friedman en el New York Times? ¿O tendremos que concluir —siguiendo la lógica de separar siglos por hechos relevantes— que el siglo XXI fue aún más corto que el pasado siglo XX y ya se agotó?

El siglo más breve de la historia, el pasado siglo XX, nos dejó ese legado y ahora transitamos un siglo XXI que no sabemos si ha terminado abruptamente o sigue aún su curso a la espera de otros inéditos acontecimientos que lo terminen de definir. Lamentablemente Hobsbawn ya no está entre nosotros para dar su propio veredicto en función de su teoría de los siglos sobre la base de grandes hechos y no de años. Sin su genialidad es aventurado definir lo que comienza y lo que termina, pero al menos podemos aseverar que una era sí ha concluido. No sería extraño que Hobsbawm —si viviera hoy— considere que ya ingresamos abruptamente al siglo XXII con el Covid-19 y que el siglo XXI superó en brevedad al siglo XX. El tema queda en suspenso, con un interrogante a futuro…

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/178505_antes-y-despues-del-covid-19-al-estilo-de-eric-hobsbawm